lunes, abril 30, 2007

284: SEGUNDA ETAPA

En la cueva se encontraron con las bolas verdes. Habían entrado por una boca de Tucu que detectaron a tiempo. Eran tres y de unos sesenta centímetros de diámetro pero los pilotos seguían sin bajarse por que no podían respirar nuestra atmósfera y se querían retirar antes de agotar las reservas. Preguntaban por cual maldita razón andaban las naves celestiales patrullando esta zona, para ellos de las más pacíficas que habían visto a vuelo de pájaro por la tierra. Tal vez demasiado. Y afirmaban que los humanos y los tucus de aquí deberían ser buena gente si los de arriba los vigilaban de esa forma no dejando llegar a ningún forastero que pudiera venir a ofrecer algún apoyo o ayuda y que por lo tanto les ofrecían un tratado de amistad y recíproca defensa desde ahora que les habían descubierto. Sellaron el tratado Xooxum- Tierra Tierra-Xooxum. Lo dejaron caer sobre la mesita de vidrio y siguieron sus verdes caminos a través de las paredes, sin que nadie pronunciara palabra o pensamiento.
-Ni siquiera les pedimos la dirección –bromeo Dengue.
Después de las bromas formaron la ronda y se miraron a Manuel. Ernesto tomó la palabra para opinar que e país no daba más. Era el momento para iniciar la segunda etapa. Vittorio seriamente hacía sí con la cabeza mientras le devolvía el mate dulce a Margarita. Rulo se había puesto muy nervioso.
-Nunca se dijo cómo iba a ser.
Julieta le reprendió por lo bajo.
-Eso es lo que tenemos que decidir.
Colorado y todo Rulo dio su opinión.
-Un tratado con el gobierno para que saque la policía de esta zona.
-Ya lo intentamos…
-Además, los ángeles no obedecen al gobierno.
-¿Y entonces…?
-Manuel se acomodó el pecho.
-Les proponemos un pacto mafioso.
-¿Cómo mafioso?
-Cada vez que nos molesten les paramos el país. Ellos o los ángeles. Cualquiera que se meta en muestro territorio liberado que va desde el Parque Roosevelt hasta El Pinar y hasta La altura del aeropuerto.
-Y cómo convencerían a los de arriba?
-Ellos saben negociar.
El Cholo no estuvo de acuerdo, le parecía muy poco.
-Estamos en posición de fuerza –dijo.
-Pero, te parece que busquemos una guerra directa con los ángeles? No sabemos cuantos miles de bolas doradas pueden traer ni si somos capaces de derribar una…o si queremos arriesgarnos a ser derribados…
-Estaríamos siempre en peligro.
-Siempre. Porque no creo que cumplan ningún pacto. Pero debemos ganar tiempo para que nuestra estrategia de su resultados.
-¿La gente?
-Claro, aflojamos la mano pero todos los días hacemos algunas piruetas. Y además todo se sabe. Van a preguntar que pasa en esta zona. Nos vamos a encargar de que pasen cosas…
Cholo exploto en un grito de su propia sorpresa.
-¡Podemos armar un foco de anarquía!

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domingo, abril 29, 2007

283: Entre Frankenstein y El Chavo del Ocho

Más tarde, en el camino, Manuel se quiso explicar diciendo que no podía negar que tuviera algunos poderes de vez en cuando, pero que no sabía qué hacer con eso. Para qué le podría servir. O qué significaba que los otros no sintieran lo mismo. El sabía para qué tenía piernas y cada uno de los otros órganos, pero a eso lo seguí sin entender a pesar de que estaba ocurriendo de forma más frecuente.
Por no decirle más a Cholo de lo que pudiera aguantar sin asustarse más, porque si le dijera por ejemplo que en ese momento estaba sintiendo el miedo que ya sentía, más se iba a asustar… O esa especie de admiración, al mismo tiempo que mezclada con el miedo daba un resultado como de respeto. Y que sabía que le estaba golpeando el pulso en las sienes de tanto pensar y repensar fotografías de Manuel. Desde la de Frankenstein a la del Chavo del ocho. Y eso que el Cholo no miraba televisión, ni miró de Chico. Bastante hacía con no asustarse más!
En cuanto a Manuel, para Cholo cada vez estaba más claro que se encontraba en presencia de un mutante que venía a cumplir la misión de revolucionar la tierra ayudado por sus superpoderes sin dejar de ser el gurí que era. Pero corrigiendo lo de que venía a cumplir una misión porque parecería que alguién le hubiera ordenado esa misión y se pregunte ¿quién es ese alguien? Aunque algo así tiene que ser porque todo empezó a ocurrir al mismo tiempo… alrededor de Manuel… sin que él haga nada por provocarlo…la aparición de los ángeles, el conocimiento con Ernesto y los Tucu tucus, los maquis de San José de Carrasco….
-¡No soy el E.T.!
-¿Y qué te pasa con la kriptonita?
Pusiéronse a hacerse bromas para lo que les era fácil entenderse y tentarse y hasta adelantarse al nuevo giro que el otro le iba a dar al chiste. El rechiste. Para aprovechar esas últimas cuadras de la caminata antes de llegar a la cueva y tener que decidir qué hacer con este país que estaba esperando una señal, con los labios temblorosos. Porque así se lo imaginaban tentados por el demonio de la vanidad pero al mismo tiempo molestos de estar en donde estaban. Que seguramente se lo merecían o al menos podría ser un reconocimiento, por ser aptos. O manipulados ¿Manipulados en esto? ¿Pero por quién? Por los muertos. Que viste que no están muertos.¿Y a ellos qué les importa? ¿Estar muertos? No, manipularnos a nosotros! Por divertirse. ¿Qué, no tienen otra cosa que hacer? Pero tienen más tiempo. Tienen dos. ¿El doble? NO. Tienen este tiempo y otro que aquí no hay. Me lo explicó el abuelo. Y tienen más espacio que cuando me raptaron yo no pude ver porque mis órganos están hechos para este mundo. ¿Más dimensiones? Sí, dos dimensiones más de espacio y una de tiempo fue lo que dijo Abelardo.
El Cholo se salió del Chat y prefirió seguir conversando.
-Cheee…. Y el coso este, el Mandinga, ¿es nativo de ese lugar?
-Ha de ser. Viste que el padre era un jefe veterano allá en el pueblito aquel.
-Mandingolandia Ja, ja
-Y si fuera cierto que se quiere reivindicar?

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sábado, abril 28, 2007

282: ESCENA BAJO LA PARRA

Mientras Cholo se pertrechaba de algunas ropas limpias, ponía la guitarra en su funda y otras minucias, salió Manuel al pequeño patio de ladrillos, debajo de la parra, donde todavía estaban algunas de aquellas sillas plegables de planchuelas abisagradas y tablas con restos de la misma pintura verde que una vez les había aplicado Honorio, el negro viejo. Recordó la escena con Celmira parada más al fondo secándose las manos en el delantal y sacudiendo la cabeza en esa sonrisa que era de ella. Lo quería al negro. Ella lo quiere, había pensado en aquel momento. Por que se le estaba mostrando con mucha claridad cuando la veía a la negra con aquella sonrisa, casi a las espaldas de su marido y compañero al que por cariño jodía, con esos chistes continuos y esos comentarios para los costados pretendiendo decir que ya estaba viejo. Las alpargatas en chancleta que sabía llevar con su sobria elegancia de cincuenta años viviendo y aquella extraña manera de revolear la bombilla del mate como si lo tuviera que batir para que su marido rezongue un rato y después poder pellizcarle la mejilla para que empiece a reír.
-¿De qué te reís?
-No, es que me estaba acordando de tus viejos…
-¿Vos también…?
Tal vez había sido porque estaban nomás los negros debajo de la parra y ellos eran niños que pasaban corriendo con sus arcos o sus pelotas. Tal vez. Porque dónde están si no? Los viejos, que en sus lugares queridos, siempre con las vueltas de sus vidas y sus rezongos, tomando mate. Ahora estarán, seguro, en esos cielos igual que Abelardo…Pero aquellos viejos que tomaban mate debajo de la parra han de seguir en eso y ellos jugando y jodiendo alrededor sin irse para el fondo como les decían aquellas dos voces tan distintas y simpáticas.
Ahora Cholo le miró con una expresión de temor, de pronto, que hizo ceder nerviosamente, con algunas morisquetas del costado de la boca antes de lograr apenas sonreír.
-Me estás hablando todo con el pensamiento!
-Es que vos lo estabas escuchando.
-No, sos vos Manuel, que hacés pasar cosas a tu alrededor! Además…qué bárbara esa manera que tenés de pensar!
-Lo que estaba pensando?
-Claro, tu pensamiento me iba haciendo ver cada cosa… hasta me hiciste ver que en la discusión de mis viejos estaba el cariño.
-¿Yoo…?
Cholo le observó muy serio por un momento.
-¿Pero es que vos no te das cuenta?
-¿Qué tiene de raro mi pensamiento?
-Que son en colores!
-…
-En colores, Manuel! Vi toda esa escena en colores como si la estuviese mirando ahí.
-Pero es que cuando uno piensa algo que sabe que es en colores…
-No…Todos pensamos sin ver los colores de lo que pensamos, salvo que hagamos una fuerza bárbara para poderlos imaginar.
Manuel por fin se aflojó en una risa.
-Sí, me parecía.

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281:Una pequeña batalla

Caminaron en silencio un trecho más y vieron aparecer al otro lado de los eucaliptos de lo Rodríguez una majada de ovejas que iban por el callejón. Detrás venía una especie de pastor con largos colgajos de los mismos cueros y un cayado coronado por un especie de bucle como si fuera ese signo con el que empieza la música. Otra vez mandinga –pensaron al unísono antes de desengañarse. Era Toribio el joven, el menor de los tíos del Dengue, con la facha estropeada por la demencia y el vino, las patas descalzas enllagadas del camino y la vista fija en algún punto distante mucho más lejano que el horizonte. Cantaba algo parecido a un canto que tembloroso y agudo salía de su garganta enervando los espíritus y mucho más la atmósfera a medida que se elevaba entra las ramas ahuyentando a los pájaros y atrayendo a los alguaciles que daban vueltas sobre su desgreñada cabeza.
- Ha naciiídoelredeentoor.
Las ovejas contestaban.
-Beeehehehehe
Supo Manuel que así intentaba pagar Toribio sus errores ahora que Dengue se sacaba el fardo que habían cargado sobre su espalda. Por eso no se rió ni se puso triste cuando pudo ver de cerca los surcos que en la tierra pegada a la cara iban dibujando las lágrimas al caer. A penas si volvió la vista a Cholo para decirle que siguieran su propio camino, cosa que hicieron sin volver la vista atrás ni amainar el paso hasta que un estruendo abrió los cielos y dio paso a un racimo de pequeñas naves verdes que se vinieron a ocultar entre los pinos tratando de escapar de otras grandes y doradas, que las perseguían de cerca y que enseguida se pudieron a arrojar suficiente desfoliante dow como para extinguir medio planeta. Ellos aprovecharon de estar cerca del rancho de Cholo para refugiarse entre las gruesas paredes de adobe y esperar oteando por la ventanita el desenlace que no se produjo. Aquella hectárea de tierra estéril sólo contenía ridículas espinas de madera, silencio y desolación. La batalla había terminado

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jueves, abril 26, 2007

280: LA REVOLUCION QUE QUERÍAS

Siguieron hasta la casa de Manuel. Todo allí era calma, salvo que se le había llenado el terreno de vacas sueltas que por suerte comían el pasto parejo aunque por desgracia después lo tapaban de bosta.
Se cruzaron con el Toba. Tanto tiempo. Anduvo gente buscándote, Manuel, pero no supe decirles dónde andabas. Qué gente. Y el Ferrari esa de allá abajo que tiene otro trabajo, me dijo, para encargarte. Andaba con la esposa muy preocupada por lo que ocurre en el país, esas luces iguales a las que anduvieron la otra vez por acá arriba, que yo te dije. Ellos dicen que son los de alcaeda y que todo se arregla con meterles plomo. El marido dice, no ella. Ella preguntó por dónde se te podría encontrar que no fuera en lo de tu primo Rulo. ¿Y vos qué les dijiste? Nada…qué les iba a decir si no se nada de por donde andás. Le dije que preguntara en lo de Luque que a veces vas… Y mirá vos las hermanas Bronté, tan recatas que parecían que con nadie hablaban, apenas si un saludo…. Fueron los ojos del Toba sobre la cara de Manuel a buscar contestación a la pregunta que no había hecho y que Manuel se había quedado esperando mientras rumiaba alguna salida graciosa. Sabés que ni me había dado cuenta de que estaba en pelotas, o algo así, pero Cholo le hacía señas con la cabeza para el costado de seguir la marcha. Hasta luego, Toba. Hasta luego.
Pasaron por el comité del frente que le hizo volver el cuello a Cholo para verlo otra vez como despidiéndose de tantas cosas vividas adentro. Discusiones a la madrugada y a veces vino cuando no era café negro. Manuel se percató de la añoranza de aquello días de generosa especulación sobre un mundo perfecto y pensó que nunca todos ellos habían tenido herramientas como ahora para llevar a la práctica las ideas, claro que… las cosas se habían vuelto bastante más complicadas.
-Ahora podemos hacer esa revolución que querías.
-¿Con las bolas…?
-Y sí…
-Tendríamos que tomar el poder.
-O disolverlo?
-Pero el poder no es el gobierno.
-Ya lo se.
-El poder debe venir del convencimiento de cada uno.
-¿Y no te haz fijado en cómo la gente nos sigue?
-…
-Nos falta explicar qué es lo que queremos.
-Y que la gente esté de acuerdo.
-Eso.



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martes, abril 24, 2007

279: CARRETILLAS Y RASTRILLOS

Al cabo de tres días el país estaba al borde del colapso y el gobierno, del ataque de nervios. Las plazas se habían ido llenando y las oficinas vaciando. Gente caminaba por los bulevares sin mirar el camino, cruzaba en cualquier lado y pasaba por dentro de las fuentes. Ya no dormían más que a la intemperie y mientras hubieron fruterias comían de lo que estaba en los cajones, agachándose pero sin dejar de mirar para arriba. Esperaban una nueva llegada de las bolas. Una señal. Tal vez una palabra.
Sobrevinieron los apagones y los canales de televisión dejaron de transmitir. Los cobradores de impuestos andaban con los otros por las plazas. Los jóvenes hacían el amor y los bancos cerraban sus puertas. Aparecieron muchos caballos en Montevideo, sueltos, comiendo los pastos de los parques que ya no se cuidaban. Y tras los caballos las vacas y las ovejas que fueron encontrando día a día porteras mal cerradas dejadas por los criollos que estaban arriba del techo de los galpones oteando el horizonte en busca de las bolas. Sin embargo llegaban aviones, uno tras otro con turistas que venían llamados por los titulares de toda la prensa extranjera que le llamaba a esto “Un extraño caso de esquizofrenia colectiva”. Se llenó de argentinos y de científicos sociales, laborales y de mercado. El problema fue encontrar alguna habitación de hotel preparada, porque aún los que se mantenían en sus puestos de trabajo salían a cada momento a las calles a verificar el estado del cielo…empezaba ya entrar a cualquier casa…nadie recordaba cerrar las puertas.
En ese tercer día ellos salieron de la caverna a ver de propios ojos lo que estaba sucediendo. Se asustaron. Por todos lados vehículos abandonados, carretillas de mano con rastrillos, celulares y pelotas de fútbol en el medio de la calle. En lo de Luque se había armado rueda afuera y sólo se hablaba de las bolas vistas en tal o cual lugar y la estúpida observación de alguien que dijo reconocer un recorte de diario pegado a la bola que fotografió con teleobjetivo. También de ese profeta que había salido vestido de bolsas a predicar el fin de los tiempos. Arrepentios! Arrepentíos! Que no es lo mismo que arrebataos porque al fin lo llevaron preso por robar alhajas y un arma oficial a un policía de los que le querían detener. El 214 llevaba varias horas sin pasar y la Copsa decían que estaba de paro. También decían que el gobierno había renunciado en pleno o que Mujica había dado un golpe de estado o que no, que no había pasado nada. Se esperaban noticias para mañana, 8, de abril. Algunas radios seguían transmitiendo pero en general música sacra o cumbias enganchadas sin publicidad ni informativos.


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lunes, abril 23, 2007

278: EL DULZOR QUE CAYO DEL CIELO

Hubo clima festivo en la cueva. A las risas todos se abrazaban sin fingir felicidad. Manuel bailo unos pasos de milonga con Margarita y la boca llena de empanadas, mientras el Dengue se movía en candombe sin salirse del compás. Recién después prendieron la tele para enterarse de los comentarios que no escuchaban por comentar arriba y hacerse chistes. Estaban eufóricos. Todo había salido a pedir de bocas y encima se estaban perfeccionando en el manejo hasta el punto que en este momento se animaban a hacer cualquier cosa con el método de amplificar el pensamiento entre las cuerdas. Ellos lo podían, porque entre ellos circulaba una energía que no daba lugar a pensar en el fracaso.
Así lo fueron comentando mientras caminaban rumbo a sus respectivas bolas que fueron cerrando sus puertitas y con ello el paso al sonido de afuera…De afuera de las bolas, pero adentro de la caverna.
Comenzaba otra serie de misiones! Fraile Muerto, Melo, Paraje del Cerro de las Cuentas, Santa Clara de Olimar… Después Castillos, Rocha, San Carlos, Maldonado, Gregorio Aznares…
Al otro día lo mismo desde las diez de la mañana a las nueve de la noche. Y al otro día retornaron los ángeles sobre Santa Lucía y frente a los ojos de todo el mundo las bolas celestes y rosadas del Arcángel San Gabriel se lanzaron en funesta picada arrojando proyectiles sacrosantos que reventaban en los claros que dejaba la gente. Ellos sabían que debían huir hacia el punto, pero antes se conectó Manuel mentalmente con el Cholo y la Flaca y estos con los otros para acordar un único proyectil a largarles entre todos. Una soberana torta de merengues de cinco metros de diámetro que se estampó en el frente la nave madrina haciéndola perder el rumbo y recibir uno de los rosarios que venían de más atrás. Pero no pudieron ver más porque debían meterse para adentro antes de que les llegaran los proyectiles. Fue mucho más tarde, cuando ya estuvieron de vuelta frente al televisor que se enteraron que los laboratorios de la facultad de química se habían habilitado para el estudio de aquella extraña sustancia que había llovido sobre los campos y las calles a lo largo de quilómetros mientras se retiraba la flotilla a media marcha y a baja altura como no pudiendo con sus almas.
Había sido el bautismo de fuego para ellos y la segunda vez que salían ilesos. Preguntaba el Dengue por qué los estúpidos ángeles no les seguían cuando ellos entraban y el Cholo se cansó de quererle explicar mientras él sólo miraba a Manuel como si fuera el dueño de todo el poder y toda la sabiduría. Manuel se encogió de hombros con los labios apretados como no sabiendo la respuesta, aunque en realidad lo que ni buscó ni encontró fue la manera de poner aquella sensación en palabras. El interior del punto era sin dudas un lugar seguro, pero por qué… ¡Qué chicas quedaban las palabras…! Como un colador de fideos roto perdían todo el contenido junto con el agua. Se rió para Dengue que todavía le interrogaba con los ojos y pensó que sólo a Dengue se le podía ocurrir que pudiera entrar más de uno adentro de un punto!


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domingo, abril 22, 2007

277: HIMNO Y PATAS ENREDADAS

Desde aquella altura luminosa que habían alcanzado partieron como un racimo de saetas en dirección noroeste. Eran las exactas diez de la mañana. Quince minutos después eran avistados por el primer habitante de Quebracho, una señora que en el fondo de su casa quitaba algunos yuyos del cantero de la quinta y que por esas cosas, levantó en ese momento la vista a aquellas nubes que parecían presagiar tormenta.
-¡La puta! –comentó la doña, enderezando la cintura pero sin mover la vista un grado de aquellas pelotas que venían bajando- ¡Voy a llamar a Julito!
Julito saltó el tejido y dando voces de “Ahí vienen” fue a buscar a su vecino que nunca encuentra el largavistas cuando se ven las luces. Pero el Berto ya salía con el aparato en las manos y se pusieron a tratar de graduarlo a medida que la bandada de bolas se les venía encima, más rápido que la graduación. Atrás salió la Jolie acomodándose la ropa con que ya le iba a avisar a su hermana que vive a dos cuadras y a todos los que fuera cruzando, pero no le dio el tiempo. Las bolas estaban encima de ellos y se habían puesto a hacer como una ronda que iba dando vueltas lentamente. Se quedaron con la cara para arriba mientras los de la parte alta bajaban embobados por las calles sin saludarse ni hablar. Hasta que se juntó medio pueblo o tres cuartos. Entonces las ocho bolas parecieron descender unos cuantos metros y se comenzaron a alejar lentamente hacia el campo abierto. … Atrás iba la gente. Abandonaban sus casas y sus críos por venir caminando hacia un fatídico destino o algo así, porque algo como hipnotismo los dominaba. Sería la forma redonda bastante prolija que lucían las bolas en el aire, algo ancestral implantado en nuestras mentes por experiencias de nuestros antepasados? Lea el próximo capítulo, pero por lo pronto el espectáculo duró media hora y fue terminado con un especie de saludo que hicieron las bolas antes de pederse vertiginosamente entre las nubes.
Sobre Paysandú fue distinto, la gente parecía andar muy ocupada, pero de todas formas pudieron arrastrar varios miles de personas hasta la Plaza Constitución donde algunos muy nerviosos se pusieron a cantar el himno. Al rato cayeron las cámaras de la TV y enredaron cables entre las patas de la gente. Todo improvisado! Y la policía que no viene… Alguien hizo sonar una alarma que hacía como no se cuantos años que no sonaba. El carro de los bomberos salió del garaje a toda velocidad sin saber para dónde. Los perros aullaron. Los pocos espiaron entre las tablitas de los visillos. Los muchos miraron aquello y dijeron aaahhhh.
Siguieron para Fray Bentos y Mercedes con tiempo para llegar antes de las dos de vuelta y a tiempo para comer algo que tal vez Margarita con Julieta y la ayuda de los otros les hubiera preparado.


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Manuel reflexionando




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sábado, abril 21, 2007

276: OVNIS SOBRE QUEBRACHO

Por qué, pensó Cholo, por qué no iba a haber libertad al haber un plan. Podría a ser un plan que estableciera las líneas generales y lo demás…Claro, sería una libertad limitada, pero…No, Cholo, interrumpió Manuel, tenés razón, ha de ser que estamos acostumbrados a pensar que la libertad es un desorden. Me parece que muchas veces quedamos encerrados por nuestros propios pensamientos. Tal vez no estemos capacitados para ser enteramente libres. La libertad nos da miedo…como el destino. Todo nos da miedo. ¿Y cómo se vence ese miedo? Es que no queremos vencerlo por miedo! ¿Pero y si quisiéramos? Si quisiéramos tal vez no lo sentiríamos.
Sonó el teléfono de Pepponne y tras él el de Vittorio. Manuel, el Cholo y Ernesto se miraron para entenderse en seguirla más tarde. A una mirada los que hablaban por teléfono cerraron sus aparatitos y se acercaron a la mesa junto con los otros, a observar los dibujos sobre la mesa y el garabato de plano que dibujaba Manuel.
-Al principio no nos tenemos que preocupar si nos confunden con Ovnis, debemos acaparar la atención por todos los medios. Hoy vamos a concentrarnos sobre Quebracho. Hace años que… Con una hora haciendo cosas todos… Ah, Cholo ¿Probamos de hacer un corte de luz?
En una hora estuvo hecho el plan de todo el día, con un descanso de dos a tres de la tarde. Subieron a sus blancuzcas naves y cerraron las portezuelas…

Tampoco este día vieron los Bosquimanos salir doradas burbujitas elevándose prestas a la alta atmósfera. O plateadas más bien, según el ángulo del choque entre la luz del sol matutino y el punto de los observadores reflejada por las páginas de diarios y revistas barnizadas pero no tanto. Los árboles les habían quitado la costumbre de levantar la mirada, pero aparte estaban por demás ocupados en no creer lo que veían a nivel del suelo. Por el medio de la calle iban pasando una pareja de carpinchos caminando en dos patas, con sombrillas y lentes de sol. Venían caminándose todo y la gente siguiéndoles a prudente distancia y por ahora atajando a quien viniese con un rifle, que no eran pocos. Parecían sonreír entre que se hamacaban bastante torpemente al modo de los lobos de mar y ronroneaban aquello que parecía ser una conversación.
Al llegar a la avenida Becú, a tres cuadras de Avenida Italia, se detuvieron y giraron con suficiente cautela para no ahuyentar a la casi multitud que los seguía. Una vez de frente, desenrollaron de los cabos de las sombrillas unas tiras de género donde rezaba en el más puro castizo:

No somos carpinchos ni aperiás -en el uno y- Somos Tucu Tucus inteligentes –en el otro.

Se produjo un silencio impresionante! Durante su infinita duración los jóvenes tucus tuvieron tiempo para aquilatar lo temeraria que había sido su propuesta. Los humanos tenían cerrrada la calle de lado a lado y en abigarrada masa les observaban sin mirarse entre ellos, como si fueran poseedores de alguna verdad prenegociada, indubitable, clarísima. ¡Los iban a matar! Corrieron tirando los carteles por encima de un cerco blanco al que saltaban para adentrarse en los baldíos, que conocían, de las rejuntas de macachines de las noches oscuras, mejor que nadie, y sus variadas formas de atravesarlos para llegar rápidamente a la primera boca de cueva.




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viernes, abril 20, 2007

275: Exploción de pensamiento.

Los que estaban desayunando -todos menos Mandinga- apenas si percibieron una sutil vacilación en el movimiento de la mano que llevaba la taza hacia los labios. Pero cuando la taza bajó destapando el rostro, Manuel tenía otra expresión. Se había puesto muy serio. Tragó ese bocado de café tal vez demasiado caliente, se adelantó dos pasos a dejar la taza sobre la mesa y barriendo a todos con una mirada preguntó por las novedades del día.
Ernesto informó sobre movimientos de bolas encima de Boiso Lanza.
Giorgionne y Pepponne acerca de las ambiguas declaraciones provenientes del gobierno, unas restando importancia a los fenómenos aéreos de los últimos días y otras, llegadas a la prensa a través de los corrillos y las puertas mal cerradas, que volvían a poner en el tapete el viejo tema del terrorismo.
Cholo había salido a volar en la madrugada para probar posibilidades defensivas que imaginó, aunque no se animó a actuar cuando el ataque de los ángeles.
Manuel puso su atención en el rostro del amigo.
-Cuales posibilidades defensivas?
-Arrojar pelotas de pensamientos, como hacen ellos.
-¿Pelotas…?
-Sï, se me ocurrió que eso son los rezos que ellos tiran. Pelotas de pensamientos que están en todas las cabezas y saltan con una brutal fuerza apenas apretás el gatillo.
Recién ahora Manuel insinuó una sonrisa.
-¿Te haz puesto a rezar…?
-No, hice la prueba con “fuera yanquis de Viet Nam”.
-¿Y…?
-No tenía mucha fuerza pero cuando la tiré sobre un bañado levantó una nube de mosquitos. Después probé otras…
-Mejores?
-Volaba bajo sobre un montecito nativo cuando largué un buena pelota con “hagan el amor y no la guerra”.
-¿Y…?
-Un millón de pajaritos se puso a cantar al mismo tiempo! Hasta adentro de la bola el ruido era ensordecedor.
Vittorio se vino con gran entusiasmo a preguntar más detalles. Era, según él, un descubrimiento científico de extraordinaria importancia. La fuerza del pensamiento. Esa esquiva cosa que nunca se había podido demostrar, claro! El simple pensamiento carecía de la energía necesaria ni siquiera para ser detectado con los más sutiles instrumentos. Pero en resonancia con las cuerdas…
Dengue no entendió el comentario de Vittorio pero quiso confirmar que aquel pensamiento había sido de John Lennon.
-Dicen que fue lo más grande que hay!


-El pensamiento! Dengue, el pensamiento –reconvino Ernesto cuando estaba queriendo cerrar el lazo del suyo alrededor de los datos que se estaban tirando. Las frases usadas, tenían en común el ser de dominio público, como había dicho Cholo, estaban en las cabezas de todos, bueno, de muchos. Como los rezos… Que de cabeza en cabeza va resonando al mismo tiempo que moldea cada una. La fuerza del pensamiento que emana desde un punto y se distribuye con creciente poder a medida que se multiplica hasta un límite máximo que… amenace…resentir el equilibrio…del sistema.
(O el plan preestablecido) –contestó Manuel.
¿Por qué debería haber un plan?
(Porque así está planeado.)
¿Está planeado que haya un plan…?
(Digo, tal vez…)
Sería no creer en la libertad.
Sería.


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jueves, abril 19, 2007

274: ¿Y vos, sos muy guapo?

Manuel no alcanzó a sentir el gusto de aquel café. Cuando ya sus labios se enteraban de la tibieza del borde de la taza y su nariz del fuerte aroma, fue que la pantalla de su conciencia se quedó más blanca que la de un televisor a la madrugada. Ni siquiera habían vibraciones, ni sonido, ni cualquier otra cosa que le pudiera indicar la continuidad de la existencia. Solo esa sensación blanca, neutra, vacía, tan vacía como aquel vacío del principio cuando se había arrojado tras la revista en aquello que terminó siendo una banda de papel chupada por la rotativa. Pero sabía que no era lo mismo porque esta vez se sentía inundado de vergüenza. Vergüenza por qué? Cual era su falta que mereciera este castigo… El egoísmo, se contestó. ¿Por qué diría eso? ¿Cuál egoísmo? Entonces supo que no estaba solo dentro de la nada. Estaba con otro Manuel. Uno muy oculto dentro de las profundidades de su conciencia. En los repliegues, aquí, y allá, pero en ningún lado y al mismo tiempo en todos. En él. Era ese Manuel quien le acusaba sin darle muchas explicaciones, porque… en realidad bien sabía él a que se refería. A la renuncia que iba a transmitir a todos los del grupo. Que iba, pero ya no y quizá nunca, porque… ¿Cómo saldría ahora de esta nueva trampa sin poder esperar ayuda de nadie que no fuera sí mismo…El otro. Sí, el otro Manuel era la única persona que lo podría ayudar, pero al mismo tiempo el que le había aplicado esta condena. ¿Hablar con él? Se podría hablar con un tipo así…? Un tipo que se esconde dentro de otro… O si no…
¿Cuánto tiempo habrá pasado? ¿Estaré desmayado? ¿Me habré caído y volcado la tasa de café? ¿Me estarán llevando a algún hospital.
-No me escondo, vos me tenés escondido.
-¡¿Yoo?!
-No me ves, claro, no tengo forma, aunque la podría tomar para tus ojos. Como te gustaría verme… ¿Cómo un león o como un conejo?
-Y… mejor parecido a mí, que creo que sos vos…
Flotando en la nada le apareció a Manuel otro Manuel aunque un poco más musculoso. Le sonreía.
-¿Sabés lo que sos vos? Un cagón. Eso es lo que sos.
-Y vos qué…? Sos muy guapo?
-No se. Pero yo me paro acá y de aquí nadie me mueve.
-Por mí quedate parado!
-El que se mueve sos vos…
-Que me mue… Y qué querés que me quede mirándote?
-Sabés a lo que me refiero.
-Ah, sí… Ya me doy cuenta de que sos muy duro.
-No tan duro, sé hacer bromas…
-Pero querés siempre tener razón.
-Sólo cuando la tengo.
-Y ahora, por ejemplo, qué querés de mi. Que me pase dando vueltas en bola en vez de disfrutar de la vida.
-¿Y a qué le llamás disfrutar de la vida?
-Sabés a lo que me refiero.
-La vida para vos parece ser la que hacen los demás.
-No! La mía, que yo aprendí a vivir desde abajo y a disfrutarla, qué mierda, que eso también es difícil!
-Pero tu vida…es TU vida, la que tenés que vivir!
-Ah, vos también querés escribirme?
-Manueel…Yo no escribo nada, leo lo que está escrito.
-¿Y quién lo escribió?
-Es nuestro destino! Te querés esconder y lo único que hacés es perder el tiempo.
-¿Y hacértelo perder a vos, eh?
-Yo soy vos.
-No se. Podrías ser otro invento.
-Ja. ¡Vaya invento! Que cuando quiere te deja desconectado…!
-Y qué vas a ganar con eso?
-Por lo menos conversar.
-Hasta cuando? Ya estaremos en el hospital…
-Hasta que te des cuenta de que tengo razón.
-Ah, ¡qué macanudo!
-Es lo que hay.

miércoles, abril 18, 2007

273: LA ALHAMBRA

Levantó la cara de las tetas y le dijo a la Flaca que sólo quería ser dibujante. Le susurró que sería feliz dibujando un personaje propio pero que la historia la tenía que inventar el propio personaje, después de nacido, inventado, cuando ya se le conoce la cara y algunas otras cosas, porque…no se puede andar inventándole vidas a los otros!

La flaca se rió sobre el beso que le estampó en la boca al increíble flaco de siempre que otra vez la encantaba, transportándola en una alfombra mágica sobre la Alhambra y el cielo azul profundo de una noche con enorme luna en la que era sostenida por el príncipe en sus brazos duros como el acero. Te creo todo…-contestó después con esa mirada que se le metía en el cerebro a Manuel y lo hinchaba permitiendo cambiar el aire y que entrara la luz. Me cree. Porque lo dice eso que hay atrás de sus ojos. Me cree pero por amor. Y uno no sabe cual es lo más lindo, si el engaño por amor o la confianza en vos. Aunque no soy yo quien la engaña ni me conformo con la confianza, si no tiene un poco de ese fuego que me viene de tus ojos, amor. Entonces sí, podemos bailar valses si eso te gusta, los dos cuerpos desnudos, como siempre estuvimos entre nosotros.

¿Cómo te podría negar el fuego si me estoy quemando?

No me lo niegues…

No te lo pienso negar, porque no puedo.

Hecho!

Al otro día la ventana del dormitorio volaba su cortina a un luminoso día sobre los pinos del derredor. El aire traía perfume de pan recién horneado. Algo tenue como la leve coloración azulosa que la luz venida del cielo le daba a la pared cada vez que la cortina se levantaba. Porque el sol iluminaba la cortina con rayos dorados que no llegaban a la pared y…(Se entiende?) Pero eso nadie lo iba a notar y hasta capaz que es falso. Un embutido. Pero es parte de la escena, sólo una parte, como quien dice la iluminación y el telón de fondo. En el primer plano restaban ellos, desnudos y dormidos sobre un enjambre de sábanas en posición de haber caído durante un extraño valet, aniquilados por la envidia de los dioses.

El desayuno golpeó la puerta. Era Julieta muy bromista que invitaba a las tostadas con manteca. Se fue sin otra respuesta que bostezos apagados y risas.

-Ya vamos –dijeron después, acompañando los pasos que se iban sobre el piso de madera, hasta la cocina donde estaban todos sosteniendo tazas de café como si fueran funcionarios de una gran empresa, con cascos puestos visitando la planta. No eran yanquis, sino pobladores del tercer mundo, según se dice…

La puerta, que era de vaivén, se abrió de golpe a las miradas risueñas que levantaron en upa las tazas apenas al nivel de las bocas. Apareció una cafetera y una jarra de leche, también dos tazas y un plato con mermelada sobre las tostadas de pan viejo remojado. La manteca con su cuchillito propio, faltaba más, aunque no hubiera mucho para poner encima…

lunes, abril 16, 2007

272: ABELARDO

Es mi manera de ser, media rara, media desprolija… Porque a mi no me sale nada como a los demás. Como el pato, un paso y una…y después otra y otra más…Hasta resulta cómico! A veces. Si no fuera tan seguido. Veo cosas que los otros no ven. Tropiezo con lo que se meta adelante y desparramo todo cuando me quiero levantar, como si fuera gordo y pesado, no…soy pelotudo nomás! Tiene razón el Rulo. ¿Será que la gente está todo el tiempo mirando si no tiene alguna cosa en el camino? Mientras habla o hace algo que mucho le embala…¿Cómo será vivir así? Y claro, después tienen todo ordenadito en la casa, cada cosa en su lugar….y te lo dicen de prima, tal cosa se guarda en tal lugar. Está claro que mi voz no es la más adecuada para eso pero… no, no, actor no me hubiera gustado ser, como si se naciera, aunque qué mierda se yo de eso si nunca me había puesto a pensar, las historietas son como una obra de teatro con actores chiquitos pero que de repente saltan de dentro del cuadro y parece que se te vienen encima…¿Me vería así el abuelo con ese aparato de…?¿Como un personaje de historieta…? ¿Me habría gustado a mi escribir y dibujar la vida de un personaje? Y ponerle obstáculos por delante y presentarle oportunidades para irlo llevando hacia lo que tenés escrito en el libreto?
¿Qué te hacés el vivo si ya sabés que lo sabemos! Que yo lo sé adelante tuyo. Claro que me hubiera gustado! Si cuantas veces me quedaba pensando entre cuadro y cuadro, con la revista en la panza y mirando la nada: “Ah, yo quiero inventar un personaje!” Y no me ponía a pensar si el personaje… Qué opinaba el personaje? Como cualquier otro. Aunque tuviese una vida de papel y tinta, el tipo…claro que tienen alma! Será de repente un pedacito del alma del escritor y un poquito del dibujante, porque el alma… ¿Tendrá un tamaño?
¿Qué por qué me río? Ya sé que te haz adelantado al pensamiento sobre que estamos en la misma situación, el personaje que yo he querido hacer y yo en manos de esos dos locos de arriba. Que se han de estar divirtiendo a mi costa mientras me miran con ese aparatito que no se por qué me imagino como aquella lata de galletitas con un vidrio redondo que tenía el abuelo. Los pelotudos, que en realidad me podrían ayudar a salir de todos esos líos en los que me han enredado. Empezando por Abelardo que hacía planes con mi vida antes de yo naciera. Y Oesterhel que… claro no me conoce más que por los cuentos que le haría el abuelo que se murió cuando mi gracia infantil lo tenía embobado. Me lo imagino. Mi nieto es super inteligente! ¡Mi nieto… Se habrá ido formando la idea de un personaje que ya venía extraño. Un pardo nieto de un viejo medio loco y científico que a los cincuenta compraba revistas viejas para completar aquella colección que el nieto terminó haciendo mierda. Pobre abuelo….Bueno que ni tan pobre! Que vivió toda su vida del modo que más le gustaba: Haciendo experimentos o leyendo historietas. ¿De qué viviría? ¡Nunca lo vi trabajando!
(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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domingo, abril 15, 2007

271: MALVADO DIBUJANTE

Volvió lentamente a la escena con sensación de niño orinado. Nadie le decía nada y él sólo quiso abrazarse con Magdalena a esperar la carcajada contra su pecho. ¡Gurí bobo! Haberse creído la historia que tramaban los viejos de arriba! Claro, ellos están muy tranquilos con sus dimensiones extras y el segundo tiempo ese para pasarse imaginando historias que no van a tener que vivir. Así es fácil. ..Viejos de mierda… No. Lo mío es el pasto y la poda de ligustros, hay que volver a la realidad. No tengo un peso en el bolsillo y estoy viviendo a costillas de este pobre hombre más bueno que Lassie. ¿No los estarán escribiendo a todos? A mamá, por ejmplo. ¡Nunca la vi tan tranquila! La flaca hippy, como le decía Luque. Qué raro que todavía no me apareció el padre perdido a reconocerme y darme su apellido justo a tiempo para cuando saliera en las tapas de los diarios. Manuel Schwatzceneger por ejemplo, el nuevo rey del mundo, con los dientes brillantes y un anillo descomunal en los dedos, todo sobre un fondo donde las nuevas bolas de acero inoxidable toman velocidad saliendo de la atmósfera terrestre. ¡Qué boludo! Tendría que haber estudiado dibujo, nomás y escribir mis propios guiones en vez de… Lo peor es que no les puedo agarrar bronca! Uno es mi abuelo y yo se que es buenazo y el otro… Si me habrá llenado el alma de imaginación! Tirado panza abajo en aquel diván floreado del abuelo lleno de revistas alrededor. Hora Cero. Hasta las letras de la tapa me parecían llenas de ese entusiasmo que hay…no no es entusiasmo es…son cosas que están en varios lados, en los dibujos en blanco y negro, hasta el puntito de la perforación de la bala en el cuerpo parecía que… o esas que escapaban de la boca de Kirk cuando hablaba fuerte o hacía algún ruido. Lo que tienen es que parecen ser la verdad de las cosas como ocurren, y no los detalles amontonados sobre la vista de uno para que vea que bien que dibuja el tipo. Yo lo hubiera dibujado así como Hugo Pratt, claro…después que él me enseñó a mirar las cosas como dibujos!
Enderezó la cabeza y miró hacia los otros. La galería se veía enorme achicándose en la perspectiva, con sombras y luces que iluminaban las caras de sus compañeros. De pronto lo vió todo como un dibujo y le dio mucha impresión ver los rostros. Ah malvado dibujante, pero genial que, pudiera armar aquellas caras todas distintas, con cuatro manchas de tinta negra y algunos trazos de pluma! ¡Mandinga estaba como hecho por Brescia! Y él era el único espectador avisado para contemplar la obra…. El Cholo con..sí nunca se había fijado que el Cholo tiene los ojos metidos debajo de las cejas y le brillan medio rectangulares a los lados porque… Y el Dengue tiene esa tremenda trucha! Sí que la tiene. Y Vittorio con su blancura casi sin detalles por estar muy cerca de la luz… ah…
La última imagen que tuvo antes de volver a enterrar la cara sobre el pecho de Magdalena fue multicolor porque pareció que todas las negras figuras dibujadas se volvían de golpe manojos de hilos de luz , de aquellos que había visto sobre la Magda y que eran la Magda misma. Era eso que se desencadenaba otra vez dentro de su mente y que… No eso nadie se lo había puesto! Se acordaba ahora que de chico, cuando miraba algunos dibujos que mucho le interesaban, los veía compuestos por hilos que se entrecruzaban. Había sido un juego con algunas cosas que no sabía por cual causa se prestaban para eso.
Así que…


(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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sábado, abril 14, 2007

270: ES LO QUE HAY

Dio Manuel unos pasos a un lado y se quedó contra la pared, mirando en realidad de reojo los movimientos de sus compañeros que no notaban su vergüenza ni mucho menos su orgullo. Dos sentimientos que no había esperado sentir dentro del pecho, pero que ahora llegaban a destrozarle el corazón con una opresión espantosa. Tenía ganas de llorar y al mismo tiempo sus entrañas se agrandaban infladas por un viento de vanidad que le levantaban los pies de sobre el piso. ¡Ah, mierda! Que ahora veía claro aquello de que la vida no es otra cosa que el momento que se vive. Sin posibilidades de probar antes y después actuar. Sin tiempo para reflexión ninguna que siempre llega tarde y no sirven para el momento que sigue. Porque cada momento es una cosa nueva llena de accidentes y de necesarias decisiones. Acababa de dar un paso. El paso que todos esperaban para transformarse en un lider.(¡Qué palabra horrible!) El, Manuel Aquelarre, el pardito de la Margarita daba ese salto para ponerse sobre las cabezas de sus amigos los que le ayudaban a enfrentar de una manera inesperada a los poderes del mundo. Y bien…
-En una semana tenemos que tener todo el país paralizado.
-¿Y después?- Cholo se atrevió a preguntar.
-Después ponemos condiciones.
(¡Qué cosa más espantosa! Si conociera a alguien como yo nunca sería mi amigo.) (Pero es lo que hay, valor)(O lo que me ponen por delante para que no me quede más salida) (¿Y por qué yo?) (Eso, por qué yo?) (Qué puedo tener yo que sea distinto?)
(HOLA, MANUEL)
Manuel saltó alejándose de la pared como si esta le hubiese dado una descarga eléctrica, se agarró la cabeza con las dos manos y empezó a correr entre los otros, dándose contra la mesita bajo y desparramando todo lo que había en ella.
-¡No abuelo, dejame en paz! –gritó mientras se levantaba y enfilaba para aquel recodo de la caverna dónde Ernesto tenía instalado el bañó.
La voz le dejó por un momento de sonar dentro de la cabeza y él se sentó sobre el inodoro pensando en que ya eran demasiadas cosas las que tenía adentro como para todavía sentir voces…
-(¿estás bien, Manuel?)
-(… )
-(Estaba)
-(A mi me pareciste muy preocupado. Disculpame…)
-(¿Y vos cómo me estabas mirando?)
-( Ah… vine a lo de Germán y él no estaba…No pude resistir la tentación de mirar por este aparato que inventó y que funciona como si fuera el agujero de la cerradura.)
-(¿Qué…?)
-(Noo…Es un gran invento, sin duda…Un intercambiador de faces axión-taquión. Pero tiene un receptáculo de escena vertical, muy angosto y…)
-(Abuelo!)
-(Sí, Manuel?)
-(¿Ustedes me han estado manejando?)
-(Por qué decís eso…no. ¿Cómo te ibamos a manejar?)
-(Yo nunca quise ser lider.)
-(Es lo que yo digo…Si no querés…)
-(Pero ustedes me han ido llevando a eso, no?)
-(Nooo…Por el hecho de hacerte conocer la existencia de este segundo tiempo y de algunas otras cositas…seguro que te perturbamos los planes. No nos dimos cuenta al principio…Pero vos sos libre de hacer con tu vida lo que quieras!)
-(¿Y desde cuando es que intentan manejar mi vida…? Abuelo, no te oigo respirar…¡Abuelo!)
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269: LAS LEYES DEL JUEGO

Pero la Magda se cansó de escuchar y quiso decirle a Don Pepe que por ahora no estaba cumpliendo lo que les había prometido. A saber, ya que no sabía de que le estaba hablando, de meter en cana al hombrecito gris y de que no jodiera más nadie alrededor de la casita de Manuel!
-Vamos por partes, mi niña –contestó enseguida Mujica antes de tomar profundo aliento que oxigenara su cerebro y contuviera el carácter.-Nadie puede hacer lo que no puede.
-¿Como que no puede? ¿Y quién está en el gobierno?
Mujica largó una carcajada….
-¡Y yo que se! Un montón de pelotudos seguramente!
Para agregar enseguida.
No te confundas niña que estar en el gobierno no es lo mismo que tener el poder.
-¿Y quién tiene el poder…?
-Bueno…te iba a decir El Pueblo, pero…nosotros estamos aquí porque la mayoría quiso que estuviéramos ejerciendo la administración dentro de las ya establecidas leyes del juego y… te diré que ahí está el verdadero poder. En las leyes del juego.
Magdalena entrecerró los ojos con una sonrisa que parece haber entrevisto el Pepe a la distancia cuando dejó correr la pausa seguro de darle tiempo suficiente al afloramiento de los sentimientos simpáticos.

-Bueno, pero a pesar de todo no voy a poder decirle más nada sobre nosotros…
-Les pido que no tarden. No nos queda mucho tiempo.

Terminada la llamada, que ya todos habían entendido, los ojos poco a poco fueron hacia Manuel.
¡La puta!- se dijo- pensando que ya le querían cargar el fardo de las decisiones que nadie se atrevía a tomar y que él últimamente sí, un poco por que no le dejaban salida y otro… porque era tan agradable sentirse valorado de esa forma!

Dio un paso al frente y dijo: Vamos a seguir en la misma atrayendo a la gente y haciendo salir a los ángeles.

Después un silencio pesado que retumbó en las paredes de piedra arenisca soltando una llovizna leve. Supieron todos al unísono que estaban cruzado el umbral y entrando a relacionarse de otra manera entre ellos no todos iguales. Por puro convencimiento en la capacidad extraordinaria de este muchacho que hace enseguida pensar en un ser sutilmente extraordinario. Un aura que lleva encima a donde quiera que vaya y aunque tropiece y caiga, porque su especialidad no es esta o aquella que se han mencionado sino que radica en… En algo que no tiene que ver con ninguna de las clásicas virtudes. Porque es inteligente pero torpe. Distraído pero perspicaz y varias contradicciones más… Y sin embargo




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jueves, abril 12, 2007

268: LAS BOLAS DEL PUEBLO

Bien. Pero la televisión escupía imágenes a borbotones casi sin intercalar avisos. Las bolas vistas en el Cerrito de la Victoria, las de La Bella Italia, las de Capurro. Que eran bastante parecidas, es decir iguales por ser las mismas, aunque nadie lo dijera. Cuando aparecía un comentarista –aparecieron varios- siempre era delante de las imágenes que quedaban como proyectadas en una pantalla de fondo. Gente entendida en Ovnis o en aviones o en palomas mensajeras, de todo, hasta un profeta vestido de bolsas que fue entrevistado mientras clamaba arriba de un casillero en la Plaza Cagancha, el fin de los tiempos y el comienzo del reino de Dios. Cholo se rió opinando que el tipo estaba más pirado que nosotros, porque nosotros al menos sabíamos que el reino de Dios era este. Entonces entrevistaron al ministro del interior y al jefe de policía, quienes no pensaban tomar medidas por ahora. Al intendente de Montevideo que dijo no tener nada que ver con las bolas luminosas y al vicepresidente de la república quién reiteró estar siempre abierto al diálogo. Pepponne se puso pálido cuando empezó a sonar la sinfonía 40 en el teléfono de Giorgionne. Seguro que estaban triangulando el país para darle la catura –había dejado su teléfono en Montevideo, sus amistades y su familia… Desesperado pidió por señas a su casi pariente que no contestara…pero Vittorio ya apretaba el botón.
Era la esposa de Vittorio, muy asustada preguntando cuando volvía y si se había enterado de la batalla sobre Montevideo.
-Ha de ser el comienzo de una invasión!.
-No mujer! Esas naves que atacaron desde arriba a las que bailaban, son las naves del imperio que siempre nos dominó.
-Si, parecía que las de abajo eran distintas…más rotosas…
-¿Lo notaste? Bueno, esas son las bolas del pueblo.
Sonó ahora La Marcha Turca en el de la Magda. Ufa era Mujica, es decir su secretario nuevo que ya le pasaba el aparato al ministro. –Che muchachita- dijo- tengo que encontrarme con ustedes! Eso que hicieron…eeehhh…-bajó un poco la voz y apretó el aparato contra la boca para que no se escapara nada- ¡Eso estuvo magnífico!- y lo dijo subiendo el volumen a cada sílaba, y cambiando la entonación de modo que lo que comenzó siendo un susurro terminó como el grito de un gran gol.-Pero tenemos que encontrarnos con mucha urgencia, ¿Estás ahí con los otros? En la misma casa no, ya lo se, pero decime dónde.¿Cómo que no me lo podés decir? Estamos en la misma. No sabés todo lo que he tenido que hacer para que no los aplastaran. Claro que ustedes se saben defender! Ya lo vi anoche. Pero hace días que les estoy ofreciendo alianza. No… Eso de la imagen de Manuel se puede conversar! Yo no quiero aliarme con un títere, por supuesto.


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miércoles, abril 11, 2007

267: Ni el de zapatos rotos.

De pronto todos quisieron volver, es decir volver a tener dimensiones de esas que en la nada no caven. Estirar las piernas que extrañaban, llenarse los pulmones de aire y todas esas cosas que te dan de regalo cuando llegás al mundo, junto con el cuerpo. Salieron a la altura de Shangrilá apenas pasando el parque. Como pelotas soltadas abajo del agua subieron al espacio y saltaron en él una tras otra, las nueve bolas, mansamente si se quiere, considerando el despropósito de semejante hecho. No hubieron estruendos ni músicas heroicas resonando en los parlantes del sonido envolvente y ni apenas algún testigo trasnochado que deambulara aquellas calles quizá un poco ebrio y con los zapatos descocidos en el dedo gordo que amenazaba salirse. Ni eso. Las gaviotas de la costa estaban durmiendo. Un par de boliches acaparaban los ebrios. Ninguna ventana había quedado a propósito abierta. Poco había para robar…y bastante pereza. Una lástima, porque cualquiera que hubiera mirado para arriba se habría llenado los ojos de luces redondas que pasaban a ritmo de marcha bailoteando por sobre los techos, sí, muy bajas.
En el boliche del Cacho hablaban a propósito de lo que había mostrado la tele, las luces esas…Cococho creía que era todo publicidad de alguna fábrica de globos, que tanto! No costaba nada mantener los globos a cierta altura y que con las brisas se fueran moviendo. Otros estaban impresionados porque miles de personas no se iban a salir porque sí. Como se veía en la tele que dejaban los autos abiertos y caminaban como embobados. Renato pronosticó un buen fin de semana para el boliche aunque no para él. Seguro que muchos iban a rajar de Montevideo y de esas cosas y vendrían a romper las bolas por aquí. El negro Araújo miró por la ventanita de los vidrios sucios y no vio nada, justo a un minuto de que las bolas pasaran y a cinco de que fuera demasiado tarde para volver y encontrar la puerta sin tranca. Una hora después casi todos dormían en sus respectivas camas, algunos acompañados…
Sobre Lagomar fueron apagando las luces, cosa tan fácil como volver a poner la atención en el contorno con todos sus detalles y la imagen del punto hacia el que iban. La gran caverna del Bosque. Llegaron, estacionaron las bolas y fueron por algún brebaje de té o café y mirar la tele junto a Verónica y Margarita…que. ¡Pero mamá no pudo estar al mismo tiempo en los dos lados! –Pensó muy fuerte Manuel mirando a la Flaca que también dijo con la mirada haber escuchado el pensamiento de Margarita allá cuando estaban adentro del punto. Margarita se mostraba de lo más contenta y tranquila mientras acercaba las tazas a las manos de una manera como para no sospechar que se hubiese colado en alguna de las bolas y ahora estuviera haciendo teatro.
-(De modo que…)
No era posible que telepatearan con una persona que no se encontrara dentro de una bola porque su pensamiento así no se hubiera trasmitido! A no ser que todas esas ideas no fueran más que un montón de mentiras y pudieran ocurrir las cosas sin causas y en contra de las causas que han de ser cosas que alguien pensó para que las cosas ocurran siempre de la misma manera pero a veces fallan o tal vez otros hacen otras reglas para llevarle la contra a ese y entonces las cosas ocurren según cual de los tipos anda cerca. Cada uno cuidando que se cumplan sus reglas, que se estudien y que los maestros le inculquen a los niños lo que hay que esperar, para que todos esperen lo mismo y así se logre que siga ocurriendo.

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martes, abril 10, 2007

266: SEGUNDO TIEMPO

-Lo que yo no entiendo, Germán, es cómo te las arreglás para que el muchacho se mantenga en la línea que vos te imaginaste. Porque…
-Ah! Vos te reías…
Los veteranos tomaban mate de un tarrito de lata enlosada porque eso tocaba esta vez. La próxima sería con un mate en serio como estaba pactado entre ellos en un especie de reglamento de la visita que venía funcionando bastante bien para evitar las discusiones anodinas sobre cuestiones de palabras y de gustos.
-Es que me daba bronca…como ahora que me da bronca que le sigas rompiendo las bolas a mi nieto!
-No te dejo mira-ar!
Lo decía burlonamente al llegar a la pantalla tridimensional que tenía entre de rollos desenrollados de alambre que caían desde la biblioteca, pero en realidad temía un verdadero enojo de su mejor amigo en el reino del segundo tiempo.
-Pss, como si se pudiera ver algo por esos cachivaches…-contestó Abelardo mientras dejaba el matecito sobre la mesa y se acercaba a aquello.
-Es raro!
-¿Qué es raro?
-Recién se estaban viendo…
-Ah, otra falla!
-Nooo….¡se han ido!
-Los perdiste de vista..ja ja!
Germán tuvo que explicarle a Abelardo cual era su sospecha. Sospechaba que los muchachos se habían ido para adentro al verse atacados por los ángeles. Abelardo no lo creyó posible, de ninguna manera él hubiera soportado que se le enceñaran al muchacho, más cosas que no pertenecen a su mundo. Y como Germán jurara que él no lo había hecho no quedaba otro culpable que Mandinga, tu enviado personal. ¿Mio? No, tuyo. Si vos fuiste que le hablaste. Solo para que lo cuidara… Y bueno, me venís con “tu emisario”! Y no decis que les enseño a irse para adentro, eso no es defen… Qué lo parió! ¡Se defendieron con eso! Ahora no le puedo decir nada a Mandinga. Ni a mi! Ja…vos sos bueno. No tanto pero no menos que vos que le regalaste al muchacho un transmisor trasdimensional inventado por Mandinga. Eso era para hablar con mi nieto. Y de paso abrirle la cabeza a conocimientos que no estaba capacitado para soportar. Que no los iba a soportar, no me vengas con sicopateos, la prueba es que a pesar de todo lo que vos rompiste, el muchacho anda vivito y coleando y se ha transformado en el lider del grupo. Ah, estás orgulloso! ¿Y no era que yo le estaba aruinando la vida? ¡Querés obligarlo a ser un héroe!


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lunes, abril 09, 2007

265: La Cruz y la Estrella

Pero cuando la emoción llegaba al nivel más alto fue que las miradas, sostenidas desde hacía rato en la imagen de las nueve bolas detenidas sobre la plaza, traspasaron ese nivel y sorprendidas vieron abrirse el cielo en el justo punto del cenit. En cuatro tajos que empezaron por las puntas y terminaron en el medio de esa cruz cuadrada que ahora se iba agrandando…No! Acercándose. Es decir que caía sobre ellos!
Y la multitud atónita , pero conciente, pudo contemplar cómo la cruz estaba formada por la suma de otras cuantas que ahora se lanzaban desde arriba sobre las anteriores con intenciones elocuentes y que de ellas partían proyectiles, también luminosos, que estaban, algunos de ellos a punto de hacer blanco en las naves inferiores y vieron… Cómo las nueve luces del principio se apagaban de repente dejando la vía libre al paso de los proyectiles que seguían su trayectoria acercándose a las cabezas de todos. ¡Estalló el pánico! Se olvidó la gente del porqué estar ahí, que muy claro tampoco lo tenían, y corrieron por sobre cualquier cosa a refugiarse bajo las pasivas de las veredas, como si las pasivas les fueran a salvar si acaso alguna pelota de oración les diera encima, como ocurrió cerca del centro de la plaza cuando ya casi había quedado vacía pero un hombre rezagado, la seguía llenando justo a un par de metros de donde se estrelló el Credo en Dios. Una desgracia! De su cerebro se borraron todas las ideas y con el alma vacía temblaba como una hoja en otoño…
Mientras tanto nuestros muchachos estaban…iban…(no se cómo decirlo)…del lado de adentro del punto. Suspendidas las imágenes y también los sonidos, sin embargo les quedaba un borroso sentido del tiempo y también del olfato, porque, en común sentían un perfume que era distinto en cada uno pero igual de primitivo. Sabían que no debían retornar al espacio en seguida. Que no debían hacer muchas pruebas mentales porque pudieran salir en la nebulosa de Andrómeda y no saber volver. Sabían que en todo caso podían volver a meterse….
(Flaca…)(Sí, Manuel?)(Estás bien?)(Sí, bárbaro…¿Viste que lo hicimos todos al mismo tiempo?)(Sí… pero ahora quiero estar con vos)(¿Y si nos volvemos?)(No se puede. Nos están esperando)(…O venir los dos en la misma bola…)(Ahora no estamos en las bolas)(Sí, que estamos. Yo la ciento a mi alrededor aunque no haya nada)(Tenés razón, se siente…)
(Manuel…)(Sos vos Ernesto…?)(Sí! Qué emocionante! Estamos haciendo telepatía!)(Claro, telepatía)
(Manuel…)(Qué pasa Cholo?)(¿Los ángeles también se comunican así?)(Y… seguro que sí, porque sus bolas han de funcionar de la misma manera…)
(Manuel y Ernesto…)(¿Mandinga?)(Les quería decir que los ángeles por lo general son clones con un programa mental muy reducido…Es poco lo que se tienen que decirse)
(Manuel…)(¿Qué pasa mamá?)(Estás bien mijo?)



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domingo, abril 08, 2007

264: COMIDA FRÍA


Bajó Manuel de la bola y dijo que ya estaba. Miró a Magda a los ojos y aún sabiendo el resultado, le posó la palma sobre la frente para sentir la pulsación de la luz interior. Le dijo: Elegí la tuya.
Fue Magda y apagaron las luces. Vino luego sobre ellos hamacando los costados y brillando con una rosada luminiscencia. Tres destellos bastaron como prueba.
Le siguió Cholo. Su frente quemaba como de fiebre y no precisaba explicaciones. Su saludo vino con el canto de gallo negro.
Dengue en cambio brillaba en la gama del rojo al verde.
Todos pasaban la prueba a las once de la noche. Las instrucciones estaban dadas, el ánimo templado. Era hora de salir.

Aquel día 7 de febrero del 2007, la oscuridad de los pinares escupió en silencio nueve carozos luminosos de aceituna. Se elevaron (los carozos) en la verticalidad de los humos de los valles sin viento y allá arriba, abrieron el pimpollo de la rosa, giraron lentamente y enfilaron vertiginosos. Como manada de espermatozoides enterados de la llegada del óvulo, hacia el mayor conglomerado humano de la zona. Montevideo.

Montevideo se vio sorprendida hace momentos -anunció la voz del conocido telenoticiero- ante la invasión de sus cielos por cientos de luces ovoides que realizaban extraños movimientos parecidos a un baile. La gente salía a la calle tratando de esquivar los postes y los cables con la mirada para ver. El tránsito se atascó. La comida, la más de las veces, se enfrió servida en los platos. Por algunas ventanas abiertas asomaron parejas aparentemente desnudas mientras otras en otras ventanas, no se enteraban.
Un muchacho señalaba con el brazo extendido cuando bajó el cordón de la vereda y el bocinazo le sacudió las orejas.
-¡Se fueron! -
Una señora abrió su paraguas cuando aparecieron sobre las cornisas de la iglesia del Cerrito. Iban alto sobre el fondo de estrellas y se tiraban en hilera como si fueran Stukas pero sin el ruido ni soltar ninguna bomba. Era sólo para abrirse en flor sobre los techos y volver a elevarse junto con cientos de miradas que abandonaban lo que estaban haciendo en los patios después de la cena o durante.
La televisión suspendía sus programas. Las cámaras miraban para arriba, los autos quedaban abandonados en sus puertas abiertas, también las casas.

Sobre la medianoche se pasó al movimiento final del arrastre humano hacia la Plaza Independencia. Ahora eran tres columnas las que confluían. Llegaron a las 2 A.M. La gente a pie y las bolas a cien metros. La plaza estaba acordonada. En el centro de ella un puñado de funcionarios conversaban cosas diversas, pero a cinco pasos, solo, junto a la entrada del mausoleo, esta el Pepe Mujica con el celular en la mano y un pucho desgraciado entre los labios.
-¿Me decís que la columna más corta tiene veinte cuadras? ¡Y bueno...! ¿Qué te digo yo...que te he estado diciendo? Es el pueblo... No podemos cerrarles el paso!
Las barreras fueron sacadas y la plaza apenas si contuvo un diez por ciento de la multitud cuyo resto lleno la 18 aunque en el parte no haya quedado constancia.

Fue entonces que las bolas formaron aquella estrella sobre las cabezas y empezaron a vibrar entonando un estribillo que lentamente iba siendo repetido por la multitud. Una corta melodía que se levantaba por contra las viejas paredes de los edificios, esquivando carteles y cables y lamiendo las cortinas de las ventanas hasta allá arriba en las redondeces del Palacio Salvo y que se iba contagiando calle arriba y retornaba como sordos ecos en la distancia. Montevideo cantaba!

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sábado, abril 07, 2007

263 TIEMPO DE ACCION



Cuando Manuel se dio cuenta de que todos callaban, regresó. Ya sabía que Mandinga les había dejado la pelota picando como un desafío frente al arco. Patear y hacer el gol no era difícil, difícil era saber lo que había detrás del arco de la mente de Mandinga si no era que decía la verdad.
-Bueno, yo voy a hacer la prueba. Apaguen todas la luces y esperen.
Salió a grandes pasos hacia la primera bola y se metió en ella justo cuando se hacía la completa oscuridad. Se sentó en el lugar de la mayor resonancia y esperó a serenar el pulso y la respiración que empezaba a hacerse fácil y profunda.
Después, como cuando estaba sólo en la cama, dejó que frente a sus ojos llegaran esas luces de colores que juegan a hacer dibujos, las contempló sin quererlas dominar, las dejó deshacer los cuadros más hermosos con ese telón de otro color que de vez en cuando se les antoja correr. Jugó con ellas flotando entre los colores y de a poco, fue subiendo la atención, que no lo ojos, hacia ese lugar que habita la luz, a veces destellante, a veces de claridad serena que otras se transforma en el ojo quememira. Allí, en su único lugar, sin decir palabra ni emitir gesto, ella espera desde siempre que volvamos y reconozcamos íntimamente haber estado frente a ella solo esta primera vez. Y volvemos. Una y otra vez, después de mil peripecias y zozobras que pretenden por momentos terminar con nuestra existencia o con nuestra felicidad para siempre. O nuestra congoja. Porque aunque no lo admitamos y no pensemos nunca ni un instante en que alguna vez vimos esa luz, sabemos que ella está allí esperando, más que esperando...es sólo que nosotros nos tardamos pero...cuando llegamos vemos que esos no han sido tiempos más que de la fantasía y de la diversión entre dos únicos instantes que nunca se podrán separar, tal ha sido su igualdad...
Y la contempló. Como siempre con mucha emoción y hasta un pequeño temor de... ser tragado o aniquilado por aquella claridad perfecta que no dejaba traslucir ningún pensamiento. Porque estaba. Allí frente a su mente desnuda, más ancha y luminosa que nunca, quieta y sin embargo viva, vibrante y sin embargo serena. La luz
Los de abajo empezaron a ver una ligera claridad y que en ella flotaba la bola a medio metro del suelo sin emitir ningún sonido ni quebrantar ninguna ley. La luminosidad iba en aumento y después decrecía como en ondas, como en muy lentas pulsaciones que se sucedían de manera regular. Pero de pronto la bola se elevó varios metros, casi todos los que la altura de la caverna permitía y se vino a detener frente a la reunión apenas un instante antes de empezar a hablar. Porque la bola empezó a emitir palabras que sonaban como los truenos retumbando en los cercanos montes y sacudiendo las columnas de la tierra y encrespando las delicadas superficies de las aguas que parecen quererhuir de la tormenta. No era voz sino que eran voces las que retumbaban. Como voces de ejercidos que restallaran las suelas a un tiempo sobre la dura tierra para que las voces fueran encima, cabalgando sobre el estruendo y superándolo.
Cayeron todos al piso, menos Mandinga que sin embargo apenas pudo disimular su sorpresa con la ausencia de testigos. No se tiraron, ni hubo causa aparente más que el sacudimiento interior producido por el despertarsorpresivo de los recuerdos atávicos. Desde el suelo oyeron -sólo oyeron- aquel corto discurso que salía de la bola:

"Humanos, ha llegado el tiempo de la acción."
Restallaban las botas y chirriaban las trompetas desafinadas.
"Vamos a rescatar nuestro planeta de las garras del tirano"
La multitud no hacía saludos árabes porque ya tenían las manos contra el suelo
"Ja ja ja ja...¡Tenés razón Dengue, esto es lo más!"

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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viernes, abril 06, 2007

262: LAS TRIPAS DE UN COMANDANTE

Manuel escuchaba, más bien que comenzó a escuchar aquel discurso cuando la expresión de Ernesto le llamó la atención. Ernesto miraba a Mandinga con expresión de arrobada religiosidad, transportado parecía a la presencia del mismísimo verdadero. Eso, a Manuel le hizo tener la sensación de retroceder en el tiempo hasta las más antiguas cavernas del hombre. Y contempló Manuel luego los dos rostros, los más negros de la reunión y al hacerlo pareció sentir la sensación de que quien viajaba era su propio ser hacia las regiones de la comprensión. No, él no había entendido nada. Todavía no, de esa tormenta de contradicciones que le parecía ser la vida y los hombres dentro de ella...También los diablos...al fin prisioneros tanto como los hombres. Todavía no entendía, viajando por las oscuras cavernas, no entendía, pero se daba cuenta de estar haciendo el gesto que empezaba a formar la expresión triunfal de quien por fin se ha dado cuenta. Eso como una gran burbuja de aire metida en una masa de aceite, que se mueve lentamente hacia la superficie donde se va a abrir de boca como diciendo un gran aaah! Allá a lo lejos lo veía a Mandinga y no le temía. Estaban en el mismo plano, el de la existencia simultánea. Los dos empujados por una cosa llamada destino y que ha de ser la voluntad de algún ser mucho más grande -ese que sólo habla en la oscuridad de la noche. Tal vez los dos quisieran escapar de esas redes que los mantenían como al títere, pendiendo de los hilos, pero por una cosa y también por otras, terminaban volviendo al mismo teatrito. Desempeñando el mismo papel...con algunas pequeñas modificaciones... Y ahora "la guerra", que tenía que comandar con la ayuda apenas de Cholo, teniendo que resultar efectivos pero sin causar dolor a los que no tienen nada que ver. Transformar sus tripas en las de un comandante en el frente de batalla, creyendo de golpe que lo más importante es derrotar al enemigo, ya no por razones ni por motivos... No iban a proponer costos de la guerra como nombre para los crímenes, pero... dicen que la guerra es la guerra... Ahora la cara que tenía enfrente era la de Cholo, allá en la boca de esta caverna, mirando... ¿Qué será lo que mira Cholo...? Parece levantar la cara para mirar los cielos...Cholo el menos soñador de todos! Ahora mira la luna y hasta capaz que se ponga a llorar, en vez de enseñar...¡Qué buen amigo!
(Algo me dice que tengo que seguir el juego.)
(Que si sigo el juego no se nota que voy atado)
(Pero si quiero salirme...)
(No.)
(¿La libertad?)
(Seguir el juego.)
(¿Representar?)
(Disfrutar del papel)
(¿Disfrutar?)
(Sí.)


jueves, abril 05, 2007

261: LA ENERGÍA, VAYA COSA!

A Manuel, un escozor le recorrió desde los talones a la punta de los pelos pasando por los vellos de los brazos. De alguna manera lo que Mandinga decía era para él cosa ya sabida. Sospechada al menos y mantenida en la trastienda de lo que no se admite para poder conservar un poco de cordura. No quería dejarse llevar por ese tipo de pensamientos que se multiplican unos a otros hasta llegar a ese torbellino infinito que tanto se parece a la nada. Necesitaba pensar en cosas manejables. Esto es distinto de aquello. Aquello es parecido, pero no igual, a esto. Estas dos cosas son iguales. Pero no todo podía ser igual, ni si cabeza daba para tanto.
Cholo le sacó de las cavilaciones.
-Pero si la bola te da tantos superpoderes, ¿cómo es que a vos te derribaron?
Mandinga apenas mostró su enorme palma que bajaba hacia un costado. Era inútil intentar algo con este Cholo, mandinga rebelde al que no lograba seducir
con ni con los métodos más modernos. Uno de los pocos que bien merecía su sostenida paciencia.
-Explicanos, por lo menos, de dónde sale la energía para todo lo que hacemos con las bolas...
Mandinga lo miró un poco desconfiado de que le estuviera tomando del pelo. Había registrado un instante antes la mirada, esa rara y rápida mirada que Cholo había dirigido a Manuel yesto como pidiendo permiso para hablar en nombre de todos.
-¡Oh, la energía! Los números, las transformaciones... esas cosas que tanto les preocupa y por las que se matan y se pisotean. Son pamplinas, muchacho. Ya les he dicho que la energía está disponible siempre, sólo es necesario saber usarla, llamarla... Mis antepasados les hacían creer que ellos eran los dueños de esas cosas que concederían sólo a los que les adoraran adecuadamente... mis antepasados eran un poco mentirosos pero, la mayoría de los humanos adoran las mentiras, ser tratados como niños a los que se le moja el chupete con miel para que no lloren. Nosotros... no somos perfectos, nos hemos estancado en antiguas ceremonias que en un principio fueron la payasada teatral que alguno inventó para impresionarlos mejor. La especie de ustedes es joven y muchos humanos se están rebelando y animándose a pensar sin prejuicios, a sentir libremente, a borrar los libros sagrados, a pisotear el Paraíso y comerse todas las frutas... Los dioses han envejecido.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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martes, abril 03, 2007

260: UNA CAUSA PERDIDA

Sin embargo Manuel ni siquiera amagó a darse vuelta para buscarla, estaba claro para él que el problema no existía, por alguna razón, o por ninguna. Lo razonable era por supuesto calentarse y salir puteando solo, para atrás todo el camino y después volverse en la moto, pero no. Eso lo tenía claro y tanto que nada le dijo a la flaca, ni al Dengue mientras terminaban de bajar el declive y empezaban a sentir el pistoneo de la Harley allá arriba, junto al aljibe donde retumbaba. Con la mirada recontó los presentes para darse cuenta de que no faltaba nadie, salvo Mandinga. El muy tramposo que los había seguido entonces, quién sabe escondiéndose como, con ese corpachón de caballo y esas rastas con aspecto de palmera.
-¡La moto! -reaccionó la flaca.
-Mandinga la trajo -le cuchicheó Manuel.

Los de la Galería abrieron paso para rodearles enseguida con miradas y silencios interrogativos. sólo Cholo se había mantenido en el lugar y ahora se disponía a hablarle.
-Yo propongo que nos hagamos fuertes.
No podía fallarle! Ese era Cholo, el negro más sabihondo que se había visto, pero valiente. Hacerse fuertes, le gustó. Como si uno no fuese fuerte y a fuerza de voluntad se hiciera. Es la voluntad, la cosa. Que a lo último nos pertenece como una punta de lanza que va abriendo el camino y acomodando las fichas en el tablero. Estaba a punto de pensar algo interesante con respecto a eso, cuando a la salida del declive tropezó Mandinga con sus propias sandalias y dio con sus huesos en el suelo levantando bastante polvo. El muy animal!
-Hagamos la del tero. Mucha bulla por ahí lejos para mantenerlos ocupados
-Y si mientras tanto nos copan la caverna?
-De la caverna no saben nada -dijo con orgullo Pepponne.
Manuel le miró con simpatía.
-Y los grises...?
-Tampoco. Estuve mirando algunos informes de ellos... Los hice decodificar por un amigo matemático.
-¿El Pepe lo sabe?
Pepponne se puso colorado. A ustedes les puedo parecer un traidor pero...mi corazón siempre va a estar con las causas perdidas!
-¿Cual causa perdida?
-¡Muchachos! Esta lucha nuestra, porque es nuestra, es mía, también... Hacerle la contra a los poderes de la tierra y los del cielo juntos! Un puñado de soñadores como somos...! Si no fuera porque me copa totalmente me tendría que dar mucha lástima.
-Pensás que vamos a fracasar?
- ¡No se! Si lo pienso no lo dudo pero... No puedo resistir a lo que me dice el corazón.
Varios sonrieron. Pepponne había dicho los que casi todos pensaban.
Manuel se aproximó al Cholo.
-Organicemos un montón de misiones partiendo de Montevideo para el norte y para el oeste, sin volver para acá, una tras de otra, volando en escuadrilla, sin chocarnos, claro, con la luz del día aunque... no podríamos llevar alguna luz adentro, que atraviese el papel y parezca...
-Que no sea un farol con fuego porque... No no creo que se pueda...
La carcajada de Mandinga les aturdió
-Perdón.
Manuel se dio vuelta.
-¿Qué...? Sabés la manera de hacerlo?
-Es que ustedes no terminan de entender que las bolas que han construido son aparatos que amplifican el pensamiento y lo vuelven poderoso... Miren, seguro que alguno de ustedes ha visto en la oscuridad lucesitas que dibujan figuras de colores y también una más fuerte adelante de la frente...Esas son luces de verdad, no son imaginación. Estando en el punto adecuado de la bola la pueden amplificar todo lo que quieran con sólo acordarse y concentrarse en ellas.

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259: EL JUEGO DE LA VERDAD

Y después, bajando el nivel le siguió hablando al Dengue, al tiempo de apagar de nuevo la luz para que la flaca se vistiera, cosas que le salían con bastante bronca por sentirse prepoteado.

-Ahora, Dengue, somos nosotros los que tenemos las bolas. Ellos nos quieren traicionar para entregarnos a los gringos que es lo mismo que entregarnos a los ángeles. Pero no los vamos a pelar! ¿No verdá Dengue?

-Claro que no!

Salieron los tres calle arriba, rastrillando con los pies gravilla y sin hablar entre ellos para no interrumpir monólogos en los que cada cual azuzaba su orgullo juvenil y echaba mano a las enormes reservas de entusiasmo. Pero a las dos cuadras, en aquella franja estrecha de pinos que queda entre las dos calles vieron algo que les detuvo en seco. Era una esfera luminosa que caminaba del otro lado, a marcha de patrullero porque seguro que andaba patrullando o buscándolos a ellos. Se metieron el el monte del otro lado y corrieron un trecho entre los árboles hasta ya no ver el relumbre.

-Parece que están medio desesperados! –comentó Manuel- Nos viene bien. Se van a tener que sacar la careta!

Y la mente de Manuel remontó vuelo en eso de la estrategia imaginando un duelo permanente donde cada cual a cada vuelta vaya aumentando el nivel de audacia y al mismo tiempo de riesgo. No iban a poder evitarlo! Aunque en algún momento se darían cuenta, con rabia, de haber sido llevados a jugar el juego más peligroso, el de la verdad.

Abrazó de nuevo a la flaca con sus hombros descubiertos siempre tibios y dejó que su mano cayera al otro lado. Estaba intentando conciliar el gusto que sentía por las cosas de la carne, con el entusiasmo heroico de un personaje de historieta.. Que eso venía a ser él. Ahora. Y no sólo por tal vez haber salido dibujado en una, sino porque su vida se había transformado y creía ahora poder distinguir un estilo de guión de historieta en las cosas que le habían estado sucediendo. La puta! Otra vez ese pensamiento le venía a enredar todos los otros!- ¿Por qué, porque digo la verdad?-Mire si se va a poder escribir el guión de una vida!-Pero claro que se puede…se puede escribir un libro y nosotros somos el libro que escriben otros…Porque si no…-Vamos al tema que importa. Cómo manejar el enfrentamient…-Sabés que? Vos sos un pensamiento muy cagón, que se caga por entender algo de allá abajo y raja para la aventura divertida. –Y vos un aburrido que no le encontrás gracia a nada. (Un poco de los dos)

Doblaron en la última esquina y vieron allá adelante la figura negra de la enorme casona, resaltada por las luces del otro lado que podrían ser demasiado blancas como para poder ser dibujadas en papeles ordinarios donde la tinta negra se destiñe medio marrón y las partes blancas son amarillas. El patético aspecto seguramente fue resaltado a propósito igual que el silencio que sugería la figura solitaria de la oscura casa, lejos de todas las palabras escritas.

Iban pasando uno a uno por el portón de los Dogones, rodeando la construcción por un costado, por el que llegan al patio, en cuyo centro está el aljibe que contiene una escalera que baja hasta el fondo seco al que abre una salida lateral que conduce al declive en 45.

Cuando llegaban abajo se acordaron de que la Harley había quedado en Lagomar.

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lunes, abril 02, 2007

258: LAS BOLAS NO SE ENTREGAN

Pasada la medianoche se quedaron dormidos sobre los colchones en el piso. Ahora la señora luna empujó las cortinas y entró silenciosa a alumbrar de blancura el par de cuerpos dorados. Esos senos perfectos, redondos y suaves al alcance todavía de la mano varonil que indolente descansaba acariciando el ombligo. El perfil del muchacho, broncínea moneda imposible de repetir. Las rodillas dobladas de ella. La otra mano en el pubis, la sonrisa satisfecha compartida hasta en sueños… Todo lo iluminó, lechosa luz de paso quedo, almohadonada en el cri cri de los grillos, para no acallarlos ni molestarlos y proseguir su recorrido, allá por sobre las copas de los pinos y más allá en las colinas y los campos, los árboles y las casas solitarias, invitando a la blandura.

Ellas en cambio, habían discutido y ofuscadas se acostaron en sus distantes y demasiado altas camas. Que odiaban, como odiaban las agujas de crochet y los huevos de madera que se habían usado para poner dentro de los calcetines al zurcirlos. También las cortinas floreadas con festones y las bolsas de agua caliente con fundas acolchadas. Todo eso que siempre les había rodeado y que sin querer reponían mucho antes de que se gastaran, como queriendo conservar todo en el estado primero que habían conocido, sin que pase el tiempo, para que aun sea temprano para empezar a caminar.
Habían discutido por el muchacho, esa era la verdad. Flori lo sabía tanto como Juve que no quería reconocerlo, en cambio Juve quería escribir la escena con tantos detalles anatómicos, que ella…a ella le daba un poco de vergüenza, pensando que eso se iba a publicar aunque fuese en España, y que el señor Tuque les hubiese escrito esa carta solicitando más sensualidad y nervio. (¡qué viejo pajero!)
Aunque bien considerado, ellas vivían de eso y como firmaban todo con ese seudónimo espantoso que les había enchufado el viejo, como si fuera creíble que una bailarina de un salón del lejano oeste, –Loreley-, se pusiera a escribir una novela ambientada en una mansión de Béverly Hills del siglo 21. Podría ser divertido después de todo, porque ella se sentía capaz de expresar muchas cosas con el más directo de los lenguajes, si se quiere, ese lenguaje prohibido por estar compuesto por todas las más deliciosas palabras que se hayan inventado, las palabras mágicas, que no solo son palabras sino que son las cosas que designan, que hace que quien las oye las huela, las guste sobre la lengua, las sienta… Mañana se iba a reconciliar con Juve.

Los despertó el Dengue con sacudones y voces a medio tono para decirles que había llegado Pepponne diciendo que la intervención era imparable si no entregaban al menos una bola diciendo que era la única e inventando alguna mentira creíble sobre el origen de los planos.
Manuel saltó del colchón por segunda vez en la noche, en busca de los vaqueros y la remera.
-¡Las bolas no se entregan!

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domingo, abril 01, 2007

257: LA SORPRESA DE IFIGENIA

Por fin se fueron retirando, Toba primero, convencido de que nunca iba a entender a la gente, y después las hermanas, que tras pedir terceros perdones por haber creído a los comentarios y corroborar que en efecto en la casa de los muchachos no se celebra ningún culto, les recordaron que ellas estaban a la disposición para cualquier cosa que necesitaran y se fueron.
Se fueron juntas, cloqueando impresiones por lo bajo y no viendo donde ponían los pies. Estaban de veras urgidas por llegar, en la casa les esperaba la vieja Rémington, la silla giratoria con el almohadón donde hoy le tocaba a Juve sentarse abajo, para que las manos de Flori llegaran a la altura del teclado de la máquina que habían tenido que apoyar en el estante del armario. En la mesa del comedor no, no era el ambiente adecuado. Tan… si se quiere victoriano para ellas que eran modernas. Tan modernas que ahora iban a escribir la escena más sensual que se pudiera haber escrito. ¡Ellas se atrevían, aunque se reconocieran temerosas eran a la postre unas audaces! Como lo habían sido siempre, las más temerarias del grupo de las muchachas del colegio. Una escena donde iban rellenar las partes que no vieron, pero escucharon, con lo que fácilmente ellas se podían imaginar. Lujuria de la mejor en aquellas penumbras a las que ellas con la palabra le iban a poner luz y maquillaje adecuado para que en vez de ser el vecino Manuel fuese el musculoso jardinero que noche a noche se trepa por la soga hecha de sábanas hasta el balcón del dormitorio de la joven Ifigenia que finge dormir y sorprenderse como todas las veces que Sorel la viene a poseer.
-Esperame Juve, no me lleves de arrastro. Me estoy quedando sin aire!
-Es tu imaginación Flori, la que no te deja respirar.

Mientras tanto Manuel y Magdalena recuperaban el tiempo perdido en pamplinas y le daban a los cueros repicando en todos los ritmos y bailando ese candombe eterno que nunca va a dejar de sonar en los oídos. Con tesón y entusiasmo. Con corazón. Con costillas y pezones y talones y miembros que se horquetan resbalando en el sudor. Con el aliento que se ensancha más y ese reflujo desde la garganta queriéndose tragar el aire que ya no está. Con la sangre circulando por debajo de la piel. Con ganas.

En su despacho Mujica explotaba de rabia por que ahora había desaparecido Pepponne, los del norte estaban más enterados que ellos en el gobierno y los loquitos de Lagomar se estaban haciendo los estrechos. Tres granos en el culo para un hombre que ya tiene muchos sarandices cortados. Agarró el maldito celular y a dedazo limpio lo sacudía tratando de marcar sobre esos botoncitos minúsculos una secuencia de números que acababa de averiguar. No pudo. Llamó al otro secretario. Cecilio Nomeacuerdocuanto. –Le gritó su nombre de pila y el otro contestó desde atrás de la puerta. Ya voy. Me marcás este numero en este teléfono? Y puede ser…¿Puede ser o no puede ser? Se lo marco como no, si usted me lo permite, de otra manera…Andá a cagar! Che hoy se levantaron todos graciosos? Esto en un cague de risa pero el boludo de Pepponne se ha desaparecido! ¿Llamamos a la policía?¿Para qué? Y bue… inteligencia está copada. Y estos no sirven para un carajo. Tendríamos que organizar algo propio. Ya lo hicimos… ¿Y…? Estamos en conflicto con ellos.

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