martes, abril 24, 2007

279: CARRETILLAS Y RASTRILLOS

Al cabo de tres días el país estaba al borde del colapso y el gobierno, del ataque de nervios. Las plazas se habían ido llenando y las oficinas vaciando. Gente caminaba por los bulevares sin mirar el camino, cruzaba en cualquier lado y pasaba por dentro de las fuentes. Ya no dormían más que a la intemperie y mientras hubieron fruterias comían de lo que estaba en los cajones, agachándose pero sin dejar de mirar para arriba. Esperaban una nueva llegada de las bolas. Una señal. Tal vez una palabra.
Sobrevinieron los apagones y los canales de televisión dejaron de transmitir. Los cobradores de impuestos andaban con los otros por las plazas. Los jóvenes hacían el amor y los bancos cerraban sus puertas. Aparecieron muchos caballos en Montevideo, sueltos, comiendo los pastos de los parques que ya no se cuidaban. Y tras los caballos las vacas y las ovejas que fueron encontrando día a día porteras mal cerradas dejadas por los criollos que estaban arriba del techo de los galpones oteando el horizonte en busca de las bolas. Sin embargo llegaban aviones, uno tras otro con turistas que venían llamados por los titulares de toda la prensa extranjera que le llamaba a esto “Un extraño caso de esquizofrenia colectiva”. Se llenó de argentinos y de científicos sociales, laborales y de mercado. El problema fue encontrar alguna habitación de hotel preparada, porque aún los que se mantenían en sus puestos de trabajo salían a cada momento a las calles a verificar el estado del cielo…empezaba ya entrar a cualquier casa…nadie recordaba cerrar las puertas.
En ese tercer día ellos salieron de la caverna a ver de propios ojos lo que estaba sucediendo. Se asustaron. Por todos lados vehículos abandonados, carretillas de mano con rastrillos, celulares y pelotas de fútbol en el medio de la calle. En lo de Luque se había armado rueda afuera y sólo se hablaba de las bolas vistas en tal o cual lugar y la estúpida observación de alguien que dijo reconocer un recorte de diario pegado a la bola que fotografió con teleobjetivo. También de ese profeta que había salido vestido de bolsas a predicar el fin de los tiempos. Arrepentios! Arrepentíos! Que no es lo mismo que arrebataos porque al fin lo llevaron preso por robar alhajas y un arma oficial a un policía de los que le querían detener. El 214 llevaba varias horas sin pasar y la Copsa decían que estaba de paro. También decían que el gobierno había renunciado en pleno o que Mujica había dado un golpe de estado o que no, que no había pasado nada. Se esperaban noticias para mañana, 8, de abril. Algunas radios seguían transmitiendo pero en general música sacra o cumbias enganchadas sin publicidad ni informativos.


(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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