sábado, abril 07, 2007

263 TIEMPO DE ACCION



Cuando Manuel se dio cuenta de que todos callaban, regresó. Ya sabía que Mandinga les había dejado la pelota picando como un desafío frente al arco. Patear y hacer el gol no era difícil, difícil era saber lo que había detrás del arco de la mente de Mandinga si no era que decía la verdad.
-Bueno, yo voy a hacer la prueba. Apaguen todas la luces y esperen.
Salió a grandes pasos hacia la primera bola y se metió en ella justo cuando se hacía la completa oscuridad. Se sentó en el lugar de la mayor resonancia y esperó a serenar el pulso y la respiración que empezaba a hacerse fácil y profunda.
Después, como cuando estaba sólo en la cama, dejó que frente a sus ojos llegaran esas luces de colores que juegan a hacer dibujos, las contempló sin quererlas dominar, las dejó deshacer los cuadros más hermosos con ese telón de otro color que de vez en cuando se les antoja correr. Jugó con ellas flotando entre los colores y de a poco, fue subiendo la atención, que no lo ojos, hacia ese lugar que habita la luz, a veces destellante, a veces de claridad serena que otras se transforma en el ojo quememira. Allí, en su único lugar, sin decir palabra ni emitir gesto, ella espera desde siempre que volvamos y reconozcamos íntimamente haber estado frente a ella solo esta primera vez. Y volvemos. Una y otra vez, después de mil peripecias y zozobras que pretenden por momentos terminar con nuestra existencia o con nuestra felicidad para siempre. O nuestra congoja. Porque aunque no lo admitamos y no pensemos nunca ni un instante en que alguna vez vimos esa luz, sabemos que ella está allí esperando, más que esperando...es sólo que nosotros nos tardamos pero...cuando llegamos vemos que esos no han sido tiempos más que de la fantasía y de la diversión entre dos únicos instantes que nunca se podrán separar, tal ha sido su igualdad...
Y la contempló. Como siempre con mucha emoción y hasta un pequeño temor de... ser tragado o aniquilado por aquella claridad perfecta que no dejaba traslucir ningún pensamiento. Porque estaba. Allí frente a su mente desnuda, más ancha y luminosa que nunca, quieta y sin embargo viva, vibrante y sin embargo serena. La luz
Los de abajo empezaron a ver una ligera claridad y que en ella flotaba la bola a medio metro del suelo sin emitir ningún sonido ni quebrantar ninguna ley. La luminosidad iba en aumento y después decrecía como en ondas, como en muy lentas pulsaciones que se sucedían de manera regular. Pero de pronto la bola se elevó varios metros, casi todos los que la altura de la caverna permitía y se vino a detener frente a la reunión apenas un instante antes de empezar a hablar. Porque la bola empezó a emitir palabras que sonaban como los truenos retumbando en los cercanos montes y sacudiendo las columnas de la tierra y encrespando las delicadas superficies de las aguas que parecen quererhuir de la tormenta. No era voz sino que eran voces las que retumbaban. Como voces de ejercidos que restallaran las suelas a un tiempo sobre la dura tierra para que las voces fueran encima, cabalgando sobre el estruendo y superándolo.
Cayeron todos al piso, menos Mandinga que sin embargo apenas pudo disimular su sorpresa con la ausencia de testigos. No se tiraron, ni hubo causa aparente más que el sacudimiento interior producido por el despertarsorpresivo de los recuerdos atávicos. Desde el suelo oyeron -sólo oyeron- aquel corto discurso que salía de la bola:

"Humanos, ha llegado el tiempo de la acción."
Restallaban las botas y chirriaban las trompetas desafinadas.
"Vamos a rescatar nuestro planeta de las garras del tirano"
La multitud no hacía saludos árabes porque ya tenían las manos contra el suelo
"Ja ja ja ja...¡Tenés razón Dengue, esto es lo más!"

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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