miércoles, octubre 05, 2016

994. La confusión del flaco Manuel

Y por esta vez por lo menos, no mentía. Tenemos información obtenida por otros canales, que la súper nave de Mandinga se había mantenido apenas unas milésimas de brana por detrás de la nave en que iban los muchahos, tanto en un sentido directo como retrógrado. Y que además había hecho varios recorridos por los alrededores dimensionales en supuesto intento de detectar posibles amenazas.

 Hasta aquí nuestro reporte, continuemos con la historia...


,La confusión del flaco Manuel, el nuevo, el que no es el mismo de cuya historia veníamos hablando aquí, (desde hace diez años terráqueos..).Es decir... Este muchachito Manuel que ha confesado haberle robado la bola a su abuelo mientras el anciano dormía y que luego le prestara ese mismo instrumento, o navío, a Analia, a la sazón residente en una clásica casa de pueblo en la bonita localidad de Aiguá. Habiendo la susodicha Analía salido a probarse como piloto del mencionado objeto ovoide, ocurriera u ocurriría que la muchacha se fue al carajo,,,

La confusión del flaco Manuel, decíamos, no fue tanto por encontrarse con su padre a tanta distancia, la suponía mucha, sino más bien por encontrarlo dentro de tales atuendos y en uso de aquellos extraños modales de showman-

De todas maneras salió a su encuentro y casi se chocaron. Mandinga comprendió enseguida quién era ese muchacho y cual podría ser su situación emocional. La apoyó una mano en el hombro y con escasa teatralidad le habló.

--Todavía estás shoqueado muchacho, me parece... y se por experiencia propia que es muy duro el primer encuentro con un doble tuyo...
--?Y vos quién sos...?
--Yo vengo a ser algo así como un tío tuyo, porque... yo vengo a ser como el hermano de tu padre, en otras dimensiones, no se si lo estoy explicando bien... si se entiende...

domingo, octubre 02, 2016

993. Parece mi padre...!

A todo esto la mirada del flaco se había levantado por sobre los durazneros del fondo.
 Todos miraron y vieron aparecer la enorme bola rayada de Mandinga que cual sandía madura se bamboleaba como si flotase indolente mientras se iba acercando. Era espléndida. Bastante más grande que la del flaco, pero también más hermosa. Con la misma altura en cambio era más larga y toda pintada a rayas ondulantes, verdes, negras y amarillas.
Se detuvo sobre sus cabezas y al cabo de un segundo desapareció por completo al tiempo que vieron aparecer a Mandinga allí a unos metros, sobre el pasto, todavía con ese gesto tipo Mandrake chasqueando los dedos para que la súper bola se hiciera  invisible Era él seguro,  el negro alto y sonriente. que ya se acercaba al grupo.
El flaco, absorto desde el principio, de labio caído, ahora pareció perturbado.

--Pero... Parece mi padre!

Nadie le contestó porque Mandinga con su radiante sonrisa venía llegando a ellos como si se hubiese bajado de un Rolls Roise rosado y deportivo a los sones de un Raegge. Sólo faltaba el Hallow Boys y algunos pasos de zapateo americano.¡ Incurable !

--Tranquilos muchachos, parece que no nos han seguido,. je je.