domingo, diciembre 25, 2011

864. ¿Quién cree en el destino?

Pero las cosas no quedaron en eso. 

Primero el aura del otro se desinfló apagando sus brillos naranjas y flameando hacia la tierra como los pétalos de una gran flor que se marchita, No le creía, Creía, más bien, estaba creyendo , que aquella respuesta supuestamente modesta, no era, en el fondo más que un pretexto para ocultar algo muy parecido a l egoísmo. Se negaba a dar más de lo que había estado dando.
Él (el otro) se conocía toda la saga, capítulo por capítulo, y había entendido claramente el mensaje que el personaje había estado siempre transmitiendo, lo entendieran concientemente los otros, o no. Tal vez fuera que le entendía mejor que los otros por ser su casi perfecto gemelo. Por eso no le podría engañar,
Decidió presionarle.

-Tu padre no opìna lo mismo...
-¿Mi padre,,,? ¿Conocés a mi padre?
-A tu padre lo conocen en todos los mundos. Es muy... sociable...
-¿Y qué te dijo?

Me dijo que según tu abuelo Abelardo, intelectualmente un poco más arriesgado que el mío, vos habías nacido en el momento preciso y en el lugar más perfecto para recibir el flujo que la melodía del universo desata al hacer sonar cada una de sus notas, allí justamente donde resuena.mejor. En este caso en vos. Porque vos estabas allí y aunque quieras escabullirte, ese destino te vendrá a buscar al lugar en que te encuentrres.

-Yo no creo en el destino.
-Era una menrera de decirlo...El destino es lo que llevamos adentro. Esa fuerza callada que nos inclina en un sentido, no en el otro. No podemos dejar de ser lo que somos.
-Yo era un muchacho jardinero que soñaba con ser dibujante de historietas...
( sonó casi como un reproche)
-...Que un día se cayó dentro de una esfera hueca que se acababa de abrir en el piso de su casa. Sí, ja ja. Te vinieron a buscar a vos pero a mi no. Yo tuve que estudiar el tema casi por mi cuenta. Con apenas la ayuda del viejo Miguel, el farmacéutico. Pero a vos te vinieron a buscar por algo que yo no tengo. Vos generás confianza a tu alrededor. ¿Cómo lo hacés...? Cuando digo la verdad la gente no me cree.
-...ah, eso?
¿Eso sería la ayuda que le estaba pidiendo? Que le explicara cómo hacer para generar confianza en los otros. (Un cursito de esos que te venden para tener éxito en los negocios.) Si es que fuera cierto que él generara eso alrededor, bueno...No tenía la más pálida idea de cómo era que lo hacía. ¿Sería cierto...?

((VISTA CLÁSICA))

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jueves, diciembre 15, 2011

863. El otro.


Enseguida fue que el Manuel foráneo abrió la maleta de su alma compungida. Dijo venir al encuentro de su hermano dimensional, así se expresaba, vapuleado por innúmeros fracasos, allá en su mundo, en una larga lucha de trabajo político. Era algo así como un militante de primera en la causa ácrata. Un entusiasta seguidor de las ideas que pretenden igualar a todos los humanos en derechos y obligaciones, así como en capacidades y méritos, despreciando cualquier evidencia contraria.
Dijo allí, sentado en aquel tronco verdoso de líquenes, descreer de toda naturaleza humana, a no ser que ella fuese el conjunto de tácticas y estrategias que los seres utilizan para sobrevivir y adaptarse a circunstancias  siempre distintas, de modo de perpetuar la especie y avanzar en el camino de la comprensión del todo.
No ser un místico sino un práctico e instintivo buscador del camino más corto hacia una humanidad igualitaria, que dejara de peregrinar tras las riquezas engañosas y enfrentara el enorme misterio de la existencia de la conciencia...

Hablaba mucho y gesticulaba los brazos dentro de aquellas mangas verdes, mientras de ojos saltones miraba a su tocayo  al que parecía decidido a convencer con la evidencia de la verdad.

-La humanidad de mi mundo se ha perdido tras todas las boludeces que el sistema económico le presenta como tentadores platos de un menú casi infinito.

Manuel, sin comprender todavía cual sería la ayuda que se le venía a pedir, asintió con movimientos de cabeza.

-Aquí pasa más o menos lo mismo.

Que no, afirmó el otro, que se trataba de grados distintos de estupidez. Que allá cada cosa tiene su precio, así sean vidas o países. En cambio acá, bueno...

-¿Y en qué te puedo ayudar...?

Entonces la sorpresa. El otro era un lector cotidiano de una historia que se contaba en un blog allá en su mundo, sobre las andanzas de un personaje llamado Manuel,  que se suponía estar basado en la real historia de alguien que en algún lugar de los infinitos mundos posibles, había conducido a las masas humanas, casi sin decir palabra, hacia lo que él y todos los anarquistas del mundo no lograban siquiera hacer entender.

-He podido comprobar que ese Manuel sos vos. Dijo, casi con el último aliento

Manuel se sintió atrapado. Algo en su interior le impulsaba a no dejarse comprometer con ninguna clase de lucha. No estaba llegado el momento.

-¿Cómo hiciste para apartarlos de tanta cosa mezquina?

-Nada... Yo no hice nada... Cuando le gente quiere hacer algo encuentra un líder.

(( VISTA CLÁSICA ))
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lunes, diciembre 05, 2011

862. Teléfono interno

Tenemos espías en todos lados y cuando no los tenemos recurrimos a variadas artimañas y hasta alimañas. Pues no sabemos si habrán sospechado que aquellos Tucu Tucus parlantes e inteligentes de alguno de los otros mundos. desde un principio estuvieron colaborando con nosotros. aunque no burdamente, colocando cámaras o micrófonos ocultos, como si esto fuese Misión Imposible o alguna otra chotada. Ellos... bueno, colaboraban  de alguna forma consciente, aunque sin saberlo.

Pero sigamos en la historia.

Manuel entró al bosque al costado de su bicicleta, porque se bajó para llevarla como si de su hermana menor se tratara y tuviese que acortar el paso para esperarla. O se viniese esperando a sí mismo, a medida que se adentraba en la parte más umbrosa  de la vegetación hasta aquel tronco caído que apareció en su vista en el momento justo que esperaba verlo. Se sentó en el tronco, dejando la bici a su lado sobre las pinochas y cuidando de que quedara espacio suficiente  a su costado como para que otro se sentara. Sintió el leve grujir de las capas de pinocha sobre la arena, apenas distinguiéndose del lejano susurro de los vecinos en su trajín. Levantó la mirada y se vio. Alto medianamente como él. De piel bronceada de nacimiento. Pelo ondulado y sin peinar. Vestido con un algo  de duende verde de los bosques,

-Hola.

La intuición no le había fallado. Por llamarle intuición a aquella sensación inexplicable que le había invadido hacía un par de horas impulsándole a venir a ese lugar preciso a encontrarse con otro sigo mismo que lo estaba llamando.

-Entonces te llegó el mensaje?
-Más que mensaje, llamado.
-Sí, llamado. Estás al tanto de quienes somos, no?
-Más o menos... Yo y vos somos la misma persona en dos versiones diferentes.
-Sí, vivimos en mundos paralelos... Pero yo he logrado llegar hasta aquí.
-¿Y por qué has venido?
-Necesito ayuda.


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martes, noviembre 29, 2011

861. Cuidado con el dulce.

              Después todo fue muy rápido. Bajaron en el patio de la casa y cuando estuvieron los cuatro  con los pies sobre la tierra Manuel extendió la derecha hacia Mandinga, quien un tanto confundido, esperaba tal vez un beso filial, se la tomó torpemente, casi a contramano. El hijo le estaba diciendo que ya era hora de retirarse, de dejarle en paz con su familia , con el rumor de la brisa entre las  copas de los pinos, con su trabajo honrado de jardinero, con sus pensamientos.
La bola invisible se elevó sin emitir sonido. Ausencia de una ausencia, como si nunca hubiese estado. Como se borran las fantasías ante el llamado de la cruda realidad, o los sueños, por muy perturbadores que fueran, al sonar del despertador de las siete.Así se borró del espacio y el tiempo... y de las conciencias de los que quedaron a continuar la historia.
Porque la realidad tiene eso de ser hojaldrada, mucho más que un pastel de aquellos que al morder nos quemábamos con el dulce de membrillo que saltaba de forma imprevista. La realidad es traicionera. Ingeniosamente traicionera.

Recién cuando ya entraban a la casa fue que Manuel pronunció su ya famosa puteada comenzada en me cago y terminada en la virgen María.
Pero tenían que dar de comer al niño, y jugar con él. Tenía Manuel que volver a atender sus jardines, que pasar a hacer las compras en lo de Luque...No. Mejor en el autoservicio del chino Wang, sin pasar frente al correo, ni a la farmacia del viejo Miguel, ni al comité de... No eso no era necesario. En realidad iba a ser conveniente tener alguna conversación sincera con el Cholo.

Un par de horas después, tras darle un buen beso a Magda y tres a Ulyces, salió en la bicicleta, callado  y distante, con la mirada perdida más allá de cualquier horizonte. Repechó la subida polvorienta casi parado en los pedales y se perdió por dentro del otro monte de pinos sin aparecer por ningún lado.
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lunes, noviembre 28, 2011

860. Bajo la pata del poder.

 Bien, cuando el Play falla buenas son las palabras escritas. Después de todo no fueron tantas las que Abelardo envió, Mandinga mediante. Algo así:

-"Manuelito, muchacho, no te olvides de tu misión." 

Bastó eso para que Manuel cambiara de talante pasando del relax anterior a una actitud casi beligerante. No estaba dispuesto, dijo, a seguir dejando que otros, aunque fuera su  mismísimo abuelo, pretendieran escribir el libreto de su propia vida. No lo estaba. Y además no creía en el destino. Ni en la predestinación, ni en la existencia de personas imprescindibles para cualquier cosa.

-Después de todo, concluyó, si la gente quiere vivir bajo la pata de los poderosos, que lo haga... ¿O acaso no creemos en la libertad?

Mandinga se contuvo. Magda también. Aunque cada uno por una razón distinta. Mandinga porque la nave había empezado a hacer bamboleos a izquierda y derecha sin que se le hubiese dado la orden. Magda porque temía aumentar la intensidad de las ondas discordantes que estaba recibiendo. Por eso abrazó a Ulyces y le recogió sobre su costado justo en el momento que éste comenzaba a llorar.

Manuel dijo la orden de volver a casa. No lo pensó para ser escuchado por la bola. Se lo dijo a Mandinga, respetando su condición de piloto pero usando un tono tajante.

-Volvemos a casa.

Ahora sí Mandinga  se animó a sugerir que antes del retorno, y ya que estaban sobrevolando la zona, bajaran unos minutos sobre la Cordillera de los Andes a comprobar la notable disminución  de los hielos en los picos.

-Estas gentes se están quedando sin las aguas del deshielo.

Lo de Manuel fue terminante, que rieguen con coca cola, dijo. Evidente sarcasmo nacido de su creciente mal humor. No soportaba tampoco que la reyerta de ideas de afuera se le estuviese metiendo en el corazón de su cerebro. Y eso estaba ocurriendo. El deber ser peleando con el querer ser. La idea de que si descubrimos en nosotros una condición necesaria para ser el líder de una revolución que liberaría a la gente, debemos reconocer que los otros nos necesitan, aun sin saberlo. Contra la idea de que cada tarado piensa que sus ideas son la mejores para los demás.
Sin dejar de poner en duda el mismo concepto de deber.

-Mi vida la escribo yo.





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sábado, noviembre 26, 2011

859. Eructos y sonrisas.


         Igual que el otro progreso. El de las ideas. Cada vez que alguien lo proclamaba, otro alguien declaraba que todo pensamiento disminuye la posibilidad de ser feliz y morir de vejez. Que mejor  es ser ignorante e indiferente.Sin contar los otros que dicen que siempre han habido pobres y que eso  permite a los ricos dar limosnas volviéndose buenos. Por descontado que los pobres lo serían, y no como opinan otros más, que son pobres por haraganes.... Pero por algo Dios los habría puesto en el mundo.


Ja ja. (Manuel conocía la clase de sujetos que solían ser los dioses.)

Sin embargo creía en el progreso moral aunque no fuera demostrable. Y desconfiaba del progreso material aun siendo evidente. 

Una necedad si se quiere.

Creer que el amor poco a poco le puede ganar al odio Que se puede progresar materialmente sin volverse estúpido.Que la felicidad no es más que el resultado de pequeñas interacciones que ocurren entre las personas.

¿Por qué creer en tales cosas...?

...cuando todo parece demostrar lo contrario...



(lo que Manuel imagina)

Una familia de gordos, padre madre  e hijo, bajan de su 4x4 sobre zapados deportivos antigravitatorios, Entran en el más grande centro comercial de su ciudad satélite privada, y munidos de grandes vasos hechos de aire sólido descartable llenos de una bebida refrescante hipercalórica y rejuveneciente,  ¡BOT!. Cada uno toma un carro levitante y comienza a cargarlo con todo lo más tentador que se exhibe en las góndolas.

Se ven felices cada vez que estiran la mano para tomar un envase levitante. Eructan y se ríen anticipándose al placer de la comida. Luego salen, seguidos de sus carros obedientes y del holor de sus pedos.

Pero Mandinga estaba cambiando de tema.

Ya no era el del nuevo modelo de bola que había perfeccionado Abelardo. Sus nuevas prestaciones y la exactitud de sus respuestas. De la bola de Abelardo se pasó a  Abelardo mismo, y de éste al mensaje que éste le había mandado a su nieto. O sea Manuel.

Un mensaje oral que iba a ser entregado de inmediato.

Play.
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martes, noviembre 22, 2011

858. Las Turbias Aguas del Río de la Plata.

A Magda le llamó al principio la atención que Manuel se aviniera tan fácilmente a la invitación de Mandinga, bien que fuera su padre, porque contrastaba con todo lo que meticulosamente habían estado planificando desde el principio del año. Le causó gracia y por fin le justificó. También ella merecía un relax pasajero después de tantos días de tensión obsesiva.
Paranoica.
Trató de sentirse cómoda sobre ese especie de diván alrededor de la bola redonda que parecía ser el corazón de la nave. Alrededor y por todos lados se veía lo de afuera como en un cine circular. La casa y los árboles que se iban cayendo silenciosamente mientras la nave  con ellos subía. Como otras veces y tantas, sintió el cosquilleo en los pezones y un cierto vacío en el estómago. Agarró con un brazo a Ulyces a su derecha. No. No tenía miedo de que pudiera ocurrir algún accidente Que se cayera la bola sobre los techos o algo así. Demasiado sabía que las bolas eran algo seguro, al menos tanto como la entereza mental de quien la piloteara. En este caso Mandinga, quien se podría tildar de divertido pero nunca de desequilibrado Simplemente divertido, claro...Era un especie de Dios Y teniendo por delante unos siglos más de vida...

Fijó su mirada en ellos. Mandinga y Manuel. Quietos ahora mirando la bola negra de comando y pensando seguramente en algún lugar al que querían dirigirse. Tan parecidos y a la vez tan diferentes. Mandinga mucho más grande y huesudo, con ese ropaje contradictorio en verdes y naranjas y esa risa. Manuel más delicado, el flaco, siempre en  vaqueros y remera roja., como el dibujito de un personaje. Pero ese algo en las facciones estaba igual en los dos. En el negro grandote y en su hijo, qué duda podría caber, mulato y bien parecido, aunque no se estuviera riendo todo el tiempo.

La luz había venido en aumento a medida que iban tomando altura. Ya iban sobre las nubes y fue necesario disminuir la transparencia de los vidrios para no enceguecerse.

No no querían hacer viajes interplanetarios ni cambiar las coordenadas dimensionales. Querían simplemente pasear.

Mandinga continuaba hablando maravillas del modelo de bola y tratando de hacer demostraciones  prácticas. Dejó librada la bola por un momento en caída libre. Pasaron en forma invisible a través de un edificio de oficinas, sin hacer volar una hoja de papel. Flotaron sobre las ondas del Río de la Plata y se sumergieron en sus aguas. turbias. Sobrevolaron Buenos Aires...

(Todo gracias a la invisibilidad y a otras triquiñuelas)
(Para ver sin ser vistos y pasear todos sus átomos sin que choquen con los átomos ajenos.)


Porque Mandinga admiraba a Abelardo, el abuelo de Manuel, mucho más que lo que Manuel le admiraba  a él.
Le admirada principalmente por su independencia de criterio y en segundo lugar por su inventiva al parecer infinita. Sin conocimientos previos sobre cualquier tema era siempre capaz de inventar algo que lo mejore, o que le domine, o que permita conocerlo hasta en su últimos detalles. Genio inventor por pedido y además, algo muy importante. El viejo era divertido también.

Pero Manuel, que parecía tan admirativamente concentrado en las palabras de Mandinga, o en sus demostraciones prácticas, en realidad estaba debatiéndose entre los eternos argumentos del hombre feliz que no tenía camisa y su recuperado placer de bolar en una bola. Disyuntiva equivalente a poner en duda el  valor del progreso material, o tecnológico y pensar que tal vez la felicidad deviene de la ignorancia. Si es que lo más importante fuera la felicidad y no el dinero, y además que se pueda ser feliz sin la barriga llena.

Manuel no lo sabía aun. No era un intelectual y a pesar de tantas vivencias relacionadas con el poder y sus consecuencias, nunca había pensado en un futuro que no fuera futurista, avanzado en todo, hasta en armas. No que justificara el mal uso de la ciencia ni simpatizar con los poderosos, ya lo sabemos. Pero un futuro sin progreso... Eterna repetición de pequeñas historias, intercambiables, imposibles de diferencias, al cabo de un tiempo
                                                                                                                                                       
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martes, noviembre 15, 2011

857.Aire Sólido

               Después de tranquilizarse mutuamente se quedaron mirando en silencio. La forma exacta de la cara que recordaban en sus mínimos detalles. La textura de la piel y también su perfume personal. Todo lo que conocían el uno del otro en cuanto a aspecto físico, con la increíble convicción de que ninguno de los dos era eso que estaban viendo. Habían tenido una vez la experiencia de sentirse acompañados mientras no estaban en ningún lugar, ni poseían cuerpos ni respiraban. Pero habían sido ellos. Ahora también lo eran ocupando un lugar en el espacio. Una sensación íntima lo confirmaba. No la apariencia que les llevaba la luz. La vivencia de la existencia propia y la del otro como una cosa previa a todo razonamiento.

Pero la magia duró poco. Ulyces se les escapaba corriendo hacia el frente. levantaba las manitos en el aire, como queriendo atrapar un pájaro... El perro del vecino comenzó a ladrar con indisimulada furia y hasta Manuel... creyó sentir una cosquilla fría en las orejas.

Sí, allí estaba otra vez Mandinga bajando por el tronco del primer pino, como si fuese un mono verde.  Porque verdes eran su ropas y casi todas las cosas que hacía, niño travieso. Maldito payaso.

Que había dejado la bola posada sobre las ramas mas altas en el modo invisible. No quería causar problemas pero tampoco volver a sus asuntos sin haberse despedido después de intercambiar apenas un par de párrafos. Se entiende.
No que la bola no se iba a caer de la copa del árbol ni aunque se levantara brisa.. Era suficientemente obediente y capaz de tomar decisiones por su cuenta. No aquellos modelos primitivos de la escuadra de la Federación Anarquista, ja ja.

-¿Se acuerdan del olor a engrudo que había adentro?

Media hora después que comenzara la serie de recuerdos graciosos fue que les quiso mostrar las maravillas del nuevo modelo de bola. La aterrizó en el patio trasero y la hizo visible.

Una elipse matemática desde cualquier punto de vista. Una superficie perfecta  hecha de aire solido cuyas moléculas no podían salirse de donde estaban, pero sí volverse transparentes, opacas o invisibles a voluntad. Un interior sencillo. Minimalista, Con poco más que un diván semicircular enfrentado a otro idéntico, ambos mirando a la pequeña esfera negra central. Por afuera todo el panorama en 360 grados.

Cuando todos estuvieron sentados la nave se elevó.




                                                                                                                                                                                                  

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lunes, noviembre 14, 2011

856. Ulyces no es Romeo

Sin embargo Magda no era de su opinión. Había cruzado la calle, frente a la farmacia, ayer, para saludarle, y Julieta la había recibido con una frialdad rayana en el desprecio, Situación muy difícil de sobrellevar aunque uno piense que en realidad no ha vuelto al mismísimo mundo que lo vio nacer sino a uno muy aproximado y parecido, Que las personas no son exactamente las personas que uno conoce sino otras con muy pocas diferencias, ya lo había entendido, pero... Los hechos, por ejemplo podrían haber sido a su vez bastante más diferentes que las apariencias del mundo o el carácter de las personas, y entonces, aquellos que se quieren en un mundo en otro paralelo pueden odiarse porque han ocurrido hechos entre ellos que los han separado definitivamente. ¿O no?

A Manuel le pareció posible, al igual que a nosotros... Pero escuchemos a Magda:

votar-Pues entonces que no me pareció adecuado dejar a Ulyces con Julieta, con esta Julieta de aquí. Sería forzarla a hacer un favor contra su voluntad. Y me parece que deberíamos averiguar que pasó entre nosotros y ella o entre los anteriores nosotros que estuvieron viviendo aquí... No te olvides que cuando entramos en la casa parecía no haber estado cerrada mucho tiempo...

También era razonable, como casi todo lo que la flaca pensaba o decía. Aunque manteniéndose en un segundo lugar aparente, ella siempre ha ejercido una influencia determinante sobre el clima reinante, especialmente dentro de la cabeza de Manuel.  Tal vez no hemos sido justos al concederle tan poco lugar en esta historia pero valga esta aclaración con el agregado de que al parecer  la flaca era bastante más racional que Manuel, aun sin carecer de intuición. Porque también era intuitiva y, en ese momento lo estaba demostrando. Ella suponía que algunos detalles de la relación entre ellos, Raúl y Julieta, habrían sido en este mundo bastante diferentes a las cosas que ellos recordaban haber vivido en el mundo originario. Y acertaba. A poco que uno pudiera tener acceso al registro paginado de unas cuantas historias paralelas y muy próximas a esta... (esto es absolutamente confidencial) ... justamente entre ellos, se habían dado historias muy diferentes y algunas nada agradables. Amor y odio, seducción y celos. Fiestas y peleas, ja ja!

-Está bien, pero debemos ver que hacemos con Ulyces en el caso de que nos vuelvan a apresar.
-Vamos a hablar con mi padre...
-¿Confirmaste que está vivo?
-Sí, te lo dije.


Multiverso

domingo, noviembre 13, 2011

855. A todo esto.

A todo esto en la celda, cuya puerta seguía siendo cuidada celosamente por el suboficial Mendieta, Magda exhaló un grito semiapagado levantando las manos a los lados de las orejas. Acababa de darse cuenta de algo demasiado importante como para callarlo en atención a las circunstancias. ¡Se habían venido a la comisaría sin acordarse de que Ulyces dormía en su camita del dormitorio!

-¡Ulyces!

Manuel demostró con su repentina palidez haber captado el espanto de su compañera. Nunca habían dejado solo a Ulyces en todo su largo año de vida. Había que hacer algo...


Asomó la cabeza por la puerta justo enfrente a donde el flaco Mendieta papaba moscas imaginarias.

-¿Qué hacés, flaco?
-Nada... y vos qué hacés por acá?
-Nada... el comisario se calentó conmigo por lo que le dije... Andá a llamarlo que le voy a pedir disculpas.

Mendieta se puso en marcha seguro de que al comisario le iba a gustar mucho  que le pidieran perdón. Ya le conocía. Y de paso ayudaba a que lo largaran al flaco Manuel, que era un tipo de la planta, según le había contado el Dengue, el otro día. Cuando dobló la esquina del pasillo Manuel abrió del todo la puerta para que Magda y el Cholo, ya que Liborio prefería conservar el empleo, le siguieran para el lado opuesto en busca de una puerta que diera hacia el patio. En el patio no había otra cosa que un montón de tachos vacíos de pintura y fue fácil trepar el tejido de alambre para saltar al baldío de al lado antes de que cundiera la alarma, o sea el momento en que el comisario cayera en la cuenta de haber sido burlado. Desde el baldío pasaron a un monte de pinos que se continuaba tortuosamente en varios solares según un dibujo complejo que Manuel se sabía sin necesidad de pensar...

Para algo sirven los árboles y la costumbre de cortar camino.

Más allá Cholo se separó de ellos para ir hasta el Comité de Base a conseguir algún apoyo político que les defendiera  de ese sujeto desequilibrado puesto en un cargo tan jodido.

Entonces llegaron al frente de la casita y vieron arrobados que Ulyces les esperaba sentado en una silla puesta por él en el porche, muy serio y revoleando sus cortas piernas desde el borde del asiento. ¡Criatura de Dios, a tres meses de haber aprendido a caminar!

Aparte de las lágrimas, las risas y los repetidos abrazos, lo más fuerte fue la certeza de haber aprendido la lección de lo que nunca se debe hacer. Abandonar a un niño. Siempre lo habían sabido. Pero otra cosa era vivirlo.

Comieron los tres en la cocina algunas cosas frías que había en la heladera, por no demorarse, y por seguir enganchados mentalmente en todas las cosas ocurridas durante la mañana. No iba a ser fácil recuperar el plácido estilo de vida que habían cultivado desde el regreso. Por lo pronto estarían siendo buscados por la policía, aunque fuese en base a cargos estúpidos, pero también por los viejos grises, por los miembros de la Hermandad, por los de la compañía de Correo Privada, y quién sabe qué otros tantos locos sueltos u organizados..

-Podríamos ir por lo del Rulo... en todo caso Julieta podría cuidarnos a Ulyces por unos días...





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sábado, noviembre 12, 2011

854. La Botella de Whisky

Bajo la presión de los gritos el oficial de segunda Liborio Arrascaeta tomó de un brazo a Manuel para conducirlo a una de las dos celdas del fondo que esperaban con la boca abiertavotar.Manuel se soltó como distraído y se aproximo a la comba panza del comisario con ganas de darle una patada. En cambio la flaca argumentó la completa inexistencia de un delito en quien apenas dice la verdad. Y Cholo dio fe de ello amparándose en el puro sentido común.
Fue peor. Ahora las diatribas histéricas cayeron sobre los tres muchachos y también en el segundo oficial, quien  se mostraba un tanto omiso en obedecerle.¡Él mismo iba a encalabozarlos a todos!

Liborio se encogió de hombros, total pasaba preso más días que en libertad.
El comisario le extrajo el arma de reglamento de la canana y con ella encañonó al conjunto mirándoles con expresión demente.

-Caminen!

Cholo reclamó poder hacer una llamada telefónica. Tenemos derecho.

El comisario exhaló un ruido raro que tal vez fueran un par de palabras desconocidas, al mismo tiempo que se iba poniendo verde, que temblaba y que tal vez estuviese traspirando sangre mezclada con bilis. Pero no se detuvo. Les llevó a punta de revolver hasta el celdario y allí, en la primera piezucha, les hizo entrar, cerrando la puerta con un golpe tan potente que casi la deshace. Enseguida se produjo un silencio hondo dentro del cual todos esperaban sentir el giro reiterado de la llave dentro de la cerradura. Pero no, el silencio seguía.
El tipò estaba parado del otro lado, puteándose mentalmente por no haber tenido la precaución de quitarle la llave a Liborio. Ahora no iba a entrar otra vez a la celda como un boludo a confesar un error. Podía ir a buscar la otra llave al escritorio pero si Liborio tenía la suya dentro de la celda... No iba a servir. Lo que iba a servir era traer el candado del baúl donde guardaba la botella de whisky. Lo podía enganchar en las planchuelas perforadas de la puerta y el marco. Sí, pero tenía que dejar esa puerta sin guardia ni llave hasta que estuviese de vuelta con el candado. Iba a llamar al suboficial Mendieta para que tomara el relevo de la puerta. Gritó:

-Mendieta!

Mendieta se presentó tan flaco como era y un poco más asustado. No le gustaba el tono de voz conque le llamaban.

-Señor?

-Quedate cuidando la puerta que yo voy a buscar un candado.

-Sí, señor.

Así fue que el comisario se sintió libre de ir hasta su escritorio, pasando por la sala de entrada donde Yaka Zulu esperaba pacientemente que volvieran a pedirle disculpas y decirle que ya todo se había aclarado.  Por eso no entendió que el comisario al volver a verle levantara el arma y le apuntara.

-¿Y Mendieta, que lo estaba cuidando...?
-Usted lo llamó...
-¿Yo?
-Sí.

Hizo de cuenta que nada se había hablado. Siguió de largo hacia su escritorio y allí se agachó frente a la ventana del patio, allí donde estaba el pequeño baulito en el que guardaba algunas cosas particulares y valiosas. El candado estaba puesto y cerrado. Y la llave dónde?
Abrió alternadamente todos los cajones del escritorio, volcó el agua del florero y levantó la punta de la alfombra de linóleo. Se rascó la cabeza. En su pequeño baño privado revisó hasta  las maquinitas de afeitar descartables después de volcar al suelo una caja completa de curitas y otra de cotonetes orejeros, Se volvió a revisar los bolsillos... Nada.
Se le agotó la paciencia.
Gritó de nuevo.

-¡Mendieta! Decile a Liborio que venga.

Liborio vino y el comisario le reclamó la llave.

-¿Cual de las dos?

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Multiverso

jueves, noviembre 10, 2011

853. Ejercicio Ilegal de la Medicina.






Una hora más tarde los tres, Magda Cholo y Manuel, iban saliendo de la comisaría cuando llegaba de regreso el patrullero -¡vaya sorpresa!- con un detenido sumamente parecido a Mandinga.
Era el verdadero Yaka Zulu.
Manuel lo advirtió a primera vista y se lo dijo a Cholo. Parecido no es igual, aunque el parecido fuese completo.
Sin embargo Yaka parecía más flaco y hasta con expresión demacrada protestando una arbitrariedad tan alevosa que ni respeta a un ciudadano enfermo que reposa en su propia casa, ni presenta orden de allanamiento judicial, ni nada. Prófugo de la ley, le habían dicho y que si acaso se quería burlar de la autoridad con esos trucos propios de un tablado de carnaval. Me cago en Dios.
Los milicos no hacían caso de las protestas y le empujaban encañonándole los riñones. ¡Que ni fueran a tropezar!
A Manuel le dio lástima. Miró a la flaca y la flaca volvió sobre sus pasos.
Después el Cholo, cada vez más confundido. Yaka Zulu no era el padre de Manuel. El padre era el otro negro. ese mago que gustaba de subirse a los techos. Yaka venía siendo inocente... Pero difícil de defender.

El alegato de Manuel fue contundente.

-Este hombre no es mi padre.

Al comisario le desagradó mucho la actitud, y a Yaka le llenó de sorpresa. Nunca se le había ocurrido que alguien pensara que aquel muchacho fuera su hijo. Recordaba, por supuesto a la madre, la flaca aquella, Margarita, hija del viejo Abelardo, el inventor. Muy linda, aunque más loca que gallina atada·e  la cola. Nunca se habían tratado más allá de algún saludo.

Tanto le desagradó la actitud al comisario que en sus venas comenzó un reverbero incontenible de recuerdos de los viejos métodos que se empleaban en su juventud, cuando el gobierno militar era el dueño de la verdad. ¡Ya les iban a venir con argumentos leguleyos!

-Se me calla o usted queda también detenido.

Qué carajo. El que pone en duda la ley y el orden está en contra de ellos, es un delincuente. A menos que tenga éxito y se transforme en una nueva ley a la que se defenderá, por supuesto como parte de su escalafón, metiendo presos a los jefes anteriores.

Un oficial tomaba con torpeza las dactilares de Yaka. Otro intentaba escribir los datos en una vieja Remington y el comisario, un poco más calmado, trataba de no darse cuenta de que este hombre, en serio no era aquel de las babuchas con lentejuelas y los bombachudos verdes. Este no era el Yaka Zulu de siempre, el famoso curandero o mano santa que se pasa recorriendo los montes en busca de hongos, cuando no escarbando las arenas de la playa para sacar almejas. No, no.

votar-Nombre?
-Yaka Ngué Zulu Mandinga.
-Fecha y lugar de nacimiento?
-25 de Diciembre de 1966 en Bahía, Brasil.
-Profesión?
-Médico.
-Qué?!
-Pero no receto drogas.

Ejercicio ilegal de la medicina.

-Este no es mi padre. -insistió Manuel. ¿Qué ha pasado con mi padre?

El comisario le advirtió de que ya se lo había advertido y que la próxima vez que abriera la boca iba a pasar directamente al calabozo bajo cargos de obstrucción del ejercicio de la autoridad por parte de la autoridad.

-A usted se le acusa de violación de propiedad privada del tipo casa habitación, de resistir al arresto y de burlarse de la autoridad policial. Puede pedir un abogado.

-No sea ridículo, Comisario, este hombre no hizo nada. Están metiendo la pata...





Multiverso

domingo, noviembre 06, 2011

852. El caño y la niebla.

Es que para  el sr. comisario era una cuestión de conciencia investigar toda posibilidad, y las habilidades manuales del reo, era decir del padre del ciudadano presente,  daban que pensar en una persona muy habilidosa, capaz de confundir a cualquiera, pero al mismo tiempo estaba claro que de no haber llegado ellos a distraer su propia atención , y tal vez la de algún oficial más, de ninguna manera hubiese, el reo, logrado escabullirse como una anguila.

-Mi padre no necesita de mi ayuda -respondió Manuel tratando de ganar tiempo para imaginar alguna explicación aceptable.
-Pero yo lo tenía por curandero no por escapista. ¿Es otro Uri Geller?
-No, es que es demasiado bromista. Todo lo hace como una diversión.
-¿Se trepa a los techos vecinos por chiste?
-Puede ser... Bien puede ser que se le halla ocurrido algo así. Tiene un sentido del humor muy personal

En ese momento estaban empatados pero sonó en el teléfono manos libres la voz del vecino autor de la denuncia contra el ciudadano Yaka Zulu, gritaba que el delincuente estaba trepando otra vez por el caño del desagüe del patio hacia la azotea, que acababa de romperlo y se caía en ese preciso momento de anchas espaldas contra el suelo, que viniera el patrullero otra vez a capturarlo, por favor.

Los dedos del comisario se movieron certeros sobre el teclado  triangulando la comunicación con el patrullero.
Entró la señal del patrullero entre chirridos y acoples:

Chirrrridoooosssyyyacoopleeess (y demás grafismos usados en las historietas).

Pero quedó en claro que los tipos ignoraban estar en contacto y se reían a mandibula batiente de la tanta pelotudez del comisario

-Atención coche z21, atención coche z21,  el aquí comisario Saldaña, repórtese de inmediato en casa del denunciante de la violación de domicilio. El invasor evadido a vuelto invadir su propiedad. Se encuentra caído en el patio. ¡Aprésenlo!

La vocesita que llegó del otro lado casi no se oyó, aunque cesaron la risas.

Enseguida otra vez el teléfono del vecino confirmando la llegada del patrullero que acababa de chocar enfrente de su casa al viejo auto que allí tenía estacionado desde hacía quince años.. La puta que los parió. Y ahora le estaban tocando timbre en vez de entrar por el patio a detener al delincuente quien ya se estaba reponiendo del golpe e intentaba enhebrar los trozos de caño  para volver a trepar, qué ocurrencia. Se acababa de caer otra vez  con los caños encima. Aparecen las cabezas de los policías por encima del murito del jardín. Le dan la voz de alto.

-¡Alto!

El se apresura más. Salta como un canguro y mete una pata en el hueco de la banderola del baño desde donde donde se le había estado espiando. Un policia pisa el cantero de los malvones, el vecino cierra brutalmente la banderola tratando de aprisionar la punta de aquella especie de babucha llena de lentejuelas,  el policía antes de caer enredado por las plantas, aprieta el gatillo, la bala pega en el borde metálico de la banderola abriéndola de golpe,  los dedos del vecino frenan el golpe a duras penas y algunas lágrimas. En fín. que Mandinga logra llegar al techo y sumergirse en una especie de nube de niebla que cubre toda la casa por arriba.
Abur.


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851. Excesos con Venia

El comisario se dio vuelta y al no verlo, la puta, quiso  mirar a sus subalternos con aires de enojo, mas al observar las desconcertadas expresiones del mencionado personal subalterno se detuvo, hay muchos policías que reaccionan así, no crean, a considerar que eran conmovedores. Una mezcla de idiotez extrema con degradación póstuma, inútiles pero buenos muchachos, en el fondo. Por eso se conmovió un poco cerca de quince segundos o más. Y después dispuso la inmediata recaptura del reo, o sea Mandinga, aunque Cholo siguiera creyendo que se trataba de Yaka Zulu. Ja ja.
No dijo "vivo o muerto" por supuesto, pero los subalternos que corrían tropezando hacia el patrullero, tal vez eso entendían, porque al correr iban tanteándose la canana donde llevaban sus Colt 38 , ¿O sería porque la canana les molestaba para correr? No se supo, pero que salieron patinando las ruedas sobre el balastro lo hicieron. Quién sabe con rumbo hacia dónde había huido Mandinga Ellos no lo sabían ni lo presumían. Ellos salieron levantando polvo, sin rumbo reconocible, haciendo el aspaviento de que estaban haciendo algo más que gastar nafta y llenar a los vecinos de tierra. Tampoco pararon a preguntarle a nadie si había visto a un negro muy grande correr como una liebre cobarde. Ni tal vez lo haya considerado en su propia mente ninguno, bien claro tenían cual era su deber en estos casos. Moverse rápidamente haciendo maniobras riesgosas aun a riesgo de chocar o llevarse un vecino sobre el capot. Patinar los neumáticos toda vez que se pueda y hablar con altivez a los testigos a no ser que sean personas poderosas.

Y sólo excederse con la venia del jefe.


¡Qué divertido!

Los muchachos, tras la vacilación del primer momento, comenzaban a retirarse cuando el comisario les ordenó detenerse.

-Cómo sabía él que la llegada de ellos no había sido una trampa para lograr que el prisionero se escape?

Lo dijo de una manera tan extraña que nadie supo si con ello les estaba diciendo que estaban bajo arresto o era nada más que un saludo de despedida advirtiendo que no era tonto. Tal vez ni él lo supiera porque sin lugar a dudas dudaba. Trance doloroso si los hay.. Entre el modelo clásico de policía prepotente o el más reciente de inútil servidor público.

-Les invito a que me saquen esa duda...

viernes, noviembre 04, 2011

850. Dedos Mágicos.


Había salido Mandinga hacía rato cuando sintieron que golpeaban las manos en el frente. Era Cholo que volvía con expresión preocupada y bastante apuro. Nada menos había sido testigo de la llegada de un patrullero policial a la casa del gordo Rogelio para llevarse detenido a  Yaka Zulu acusado de entrar a la casa por el patio y querer trepar por un caño del desagüe hasta el techo. Una locura aparte de que el gordo nunca haya simpatizado con él por las prácticas misteriosas que se le atribuían., aunque tal vez no pasara de ser otro curandero. En fin. Simplemente que venía a avisarles por cualquier cosa y siendo que Yaka acababa de venir a visitarles. Cosa extraña porque hacía mucho tiempo que nadie le veía y hasta se decía que habría muerto.


En ese punto hizo una pausa Cholo y se dispuso a ver la reacción de sus amigos, sin agregar mayores comentarios, no fuera cosa de meter la pata.

Manuel y Magda entraron en un complicado diálogo nervioso. Que había que ir a sacarlo. Que con cuál argumento. Que sin embargo tampoco se podía revelar su verdadera identidad., por supuesto.

Cuando Cholo preguntó empeoró el nerviosismo y oscureció la respuesta.  A Manuel se le ocurrió que lo mejor era ponerse en marcha hacia la comisaría y en el camino pensar un buen argumento. Claro a a la media cuadra Cholo volvió a hacer preguntas lógicas. No lograba entender ni por qué  ni cómo le pretendían hacer liberar. Manuel tuvo que lanzar algo fuerte.

-Es mi padre.

Cholo se sorprendió aun más.

-¿Sos hijo de Yaka Zulu? ¡Nunca dijiste nada!

Llegaron a la comisaría. Entraron y se encontraron con una extraña escena en el despacho del comisario. Estaban allí Mandinga, sentado en una butaca central, y a su alrededor cuatro o cinco absortos espectadores uniformados con las miradas enganchadas al movimiento constante de los largos dedos del negro, en el aire, pero tejiendo lazos multicolores de luz, que poco a poco se iban apagando, a medida que nuevos giros creaban otros lasos..

Un oficial se despabiló con la llegada de ellos y se les apersonó sin reprocharles que hubiesen entrado al despacho sin pedir permiso.

-¿Sí, qué buscaban? Yo soy el oficial de segunda Victor Eduardo Elordoy y ya les tomo los datos...

Detrás de Victor estallaron exclamaciones admirativas cuando Mandinga terminó su show con una imponente lluvia multicolor que cayó sobre los todavía atentos policías..

-¿Cual era el asunto?

-Veníamos a preguntar por... ese hombre que parece estar detenido... Yo soy su hijo.


-Ah por ese... Mire...

Se acercó otro oficial con galoncitos en el hombro.

-Buena onda el negro, pero... hay una denuncia de un vecino por violación de domicilio e intento de trepamiento de azotea.

Vino el comisario.

-Gerónimo Retamoza - dijo insinuando con rapidés una venia- comisario de la séptima sección, qué los trae por aquí vecinos?

Repitieron lo anterior sin importarles la falsa simpatía que el tipo quería demostrar.

-Es que mediando una denuncia firmada por un vecino... Sí, es cierto que no ha hecho resistencia a la autoridad ni ha intentado fugar, pero una denuncia por un cargo concreto e innegable... ¡Violación de domicilio! Fíjese vecino que ni nosotros podemos ingresar a una vivienda sin permiso del habitante o por orden de un juez Y si fuese de noche ni con una orden...

-Pero esto fue de día y se trata de una persona pacífica sin ninguna clase de antecedentes... Tal vez el vecino se asustó y depués no se pudieron entender. Mi padre no es ladrón.

-Pero vecino... ¿Que hacía entonces trepando al techo de una casa ajena? En eso lo encontramos.
-¿Qué declaró él?
-Que andaba buscando algo que se le había caído. Sí, eso dijo.
-No le creyeron y no le dejaron buscar...
-Se le acusa de entrar sin permiso a una vivienda particular. Le hemos encontrado in fraganti, ni él lo niega. Ahora pasará a manos del juez., es lo que manda la ley. Comprenda vecino que...

No pudo terminar la frase. Mandinga acababa de desaparecer de la vista de todos tras un último giro de sus manos. Abur.

jueves, noviembre 03, 2011

849. Milanesa con Papas Fritas.

Pero Mandinga insistía en haber salido a buscarlos sólo por cariño. Ni siquiera le importaba demasiado que se pudiera reciclar la Federación Ácrata  Latinoamericana. Que avanzaran los espíritus oscuros o que fueran los chivos de Satanás los que dominaran por esta zona del Multiverso.

-Allá ellos con la eterna lucha por el poder.

Dijo Manuel que la frase había sonado demasiado grandilocuente. Que no se pusiera payaso y volviera a hablar en serio. Para empezar, aclarando siempre a qué Tierra se refería, porque de un tiempo a esta parte a ellos, Magda y Manuel, los distintos planos paralelos se les estaban confundiendo en la memoria.

-Ja ja, a mi también, Siempre, ja. Desde chico, nunca pude entender en serio eso de los infinitos mundos. Lo acepto, pero me gustaría que fuera más fácil saber donde uno se encuentra.

-Y cómo supiste encontrarnos...?

-Ah, eso. Ja, bueno, Fue todo cuestión de olfato, como dirían ustedes. Aunque también me ayudó esta bola nueva que me armó tu abuelo, es muy fácil de navegar. Sintoniza mucho mejor lo que vos querés que entienda.

Magda quiso saber si Mandinga sabía algo sobre esa especie de veda o censura espacial bajo la que se encontraba esta Tierra. Si le había resultado fácil entrar a este juego de dimensiones, o si, tal vez algo, o alguien, había intentado impedirle el arribo.

Mandinga encontró divertida la pregunta.

-Dicen los viejos sabios de mi tribu que eso se debe al Kalham. Algo así como el azar. Las propiedades de cada mundo en particular van variando casi nada de uno en otro, pero a veces se produce un salto imprevisible y una o más propiedades varían una cantidad significativa. De ahí que hayan mundos dimensionales que parecen obedecer a otro plan o a otra concepción en algún aspecto, aunque en todo lo demás sigan siendo muy parecido a sus vecinos. Este planeta no está rodeado por barreras artificiales que le aíslen de Universo. Simplemente ocupa muy poco grosor en algunas dimensiones extra. Es demasiado superficial. Demasiado angosto, Y un navegante por lo general se lo pasa sin darse cuenta. Ja.

Entonces esa gente gris no trabajaba para fuerzas externas. No hay fuerzas externas ? Apenas una secta cavernaria de gente dominada por el pánico. Mejor así. Seguro que no son muy peligrosos.

Pero Mandinga tenía apetito activo, así que les invitaba a hacer un alto para ir hasta la bola, que había dejado invisible sobre la azotea de una casa vecina, y allí con la ayuda de un aparato transformar el deseo de comer en la comida exacta, caliente y perfumada. Puro pensamiento.

-Todos quisieron lo mismo. Milanesa con papas fritas.





martes, noviembre 01, 2011

848. Zapucay Zulú

Manuel, en vez de contestar, se levantó con brusquedad del taburete volteándolo. Desapareció por la puerta del dormitorio, que cerró completamente sin poder evitar con eso que las voces llegaran a la cocina.


Voz una -Despertate flaca y vestite, mientras yo visto a Ulyces.  Viene bajando una bola desconocida. Nos andan buscando!
Voz dos -¡La puta! ¿dónde nos escondemos?
Voz una -Podrían ser amigos...
Voz dos -No le dijimos a nadie a dónde íbamos...
Voz una -Se puede averiguar fácil... Está Cholo en la cocina, habría que lograr sacarlo...

Un corto silencio y enseguida se abrió la puerta del dormitorio como impulsada por una explosión, Apareció adelante Manuel con el niño dormido en brazos, y enseguida la Magda acomodándose todavía las ropas. Manuel, todo colorado, encaró hacia dónde Cholo.

-Tenemos que salir de urgencia. Perdoná...

Cholo no atinó a decir palabra hasta que sus ojos se desviaron de Manuel hacia algo que estaba viendo por la puerta de entrada.

-Viene entrando Shaka Zulu , qué raro!

Manuel se dio vuelta y no alcanzó a decir nada porque un grito tipo zapucay estaba copando todas las orejas.

Ayayayayyyyy!!!!

El negro gigantesco se abalanzaba sobre todos comenzando por Manuel. Les abrazaba golpeándoles las tremendas manos en la espalda y les decía cosas a los gritos demostrando todavía más alegría. Cosas que nadie entendía por la sorpresa y porque tal vez estuviese entreverando otro idioma con un poco de español y otro de portugués. Meu deus.
Pero Manuel, a instancias de la flaca, reaccionó. Hizo un gesto inconfundible de acompañar a Cholo hacia la puerta y una mirada significativa a su padre Mandinga, porque no era otro el recién llegado, para que se abstuviera de seguir diciendo cosas.,
Cholo acató la sugerencia sin molestarse, tal era su grado de confusión, ni poner atención en que los dueños de casa parecían decididos a  no ir a ningún lado, ya que ni bien le vieran pasar el umbral estaban cerrando la puerta a sus espaldas.

Adentro fue otra cosa. Hubo que acostar de nuevo a Ulyces, arreglar el mate, sentarse alrededor de la mesa y comenzar por el principio.

¿Por qué Mandinga andaba tras ellos?

lunes, octubre 31, 2011

847. Anarco Sentimental


 Fue muy impresionante escuchar todo aquel conjunto de conceptos arreglados en un orden tal que parecían querer lanzarse hacia consecuencias insospechadas. Fueran las ideas de Delavalle o las de Cholo, tal vez converso a una nueva fe de base medio científica. Manuel no tenía habilidades para el pensamiento teórico, pero sí para entender cuando una cosa es más de lo mismo y cuando una ola que avanza reventando los anteriores conceptos. Lo que decía Cholo casi reducía toda la realidad completa a un conjunto  de pensamientos numéricos: aunque los números no fueran el contenido de muchos.

-Eso cree Delavalle, o vos?

-Yo hace días que le estoy buscando el error.

Y le preocupaba no habérselo encontrado. Súper inteligente pero, acostumbrado a vérselas con una realidad de pocas dimensiones, estaba completamente sorprendido conque fuera posible juntar unos cuantos conceptos y de ellos extraer otra interpretación posible de todo lo que conocemos.

-Sería la primera interpretación idealista de la realidad, que parezca completamente lógica. Además, ja ja, me gusta porque estoy cansado de tantas interpretación materialista.

Claro, Cholo no era de ideología marxista, ni tampoco confundía confort con felicidad. Era anarco por una causa sentimental, casi romántica: amaba la vida, a la gente y a la poesía.

-Fijate vos que hasta se podría armar un argumento idealista para defender a los humildes y los explotados. No se como sería pero, seguro que abandonando la preocupación por lo material, podés demostrar mejor la igualdad entre los hombres y defenderla.

Pero algo distraía la atención de Manuel. Sus ojos se apartaban zigzagueando de la voz de Cholo a la ventana entreabierta un poco más atrás,  no terminando de creer que estaban viendo bajar una perfecta bola color turquesa sobre los techos de los vecinos del este, tres o cuatro terrenos más allá.
Tanto que de pronto Cholo giró la cabeza para ver que había detrás suyo sin poder ver nada y preguntar:

-¿Qué pasa?




viernes, octubre 28, 2011

846. Máquinas de Pensamiento.

Claro que Manuel tuvo que retirar por un momento, la mirada. Temía que mirándole así, a los ojos, su amigo pudiera ver lo que por su mente pasaba en aquel instante. Repetidas imágenes de  las grandes jornadas de la lucha libertaria, tanto las reuniones populares, como las escaramuzas aéreas y los festejos de los pobladores por los caminos.
Fue cuando el Cholo le estuvo diciendo que de un tiempo a esta parte, cada vez que se encontraban sentía que algo había entre ellos. Una misteriosa reserva de parte de Manuel, como si le quisiera ocultar algo, o evitar ciertos temas. En fin. Cosa que había estado sintiendo todo el tiempo ahora y prefería decirlo, porque tal vez no fuera más que una sensación absurda. O tal vez... una oportunidad para conocerse mejor después  de tantos años.

-Siento como que me quisieras evitar.

Con sonreír tontamente no se arreglaba nada. Más bien se empeoraba, porque el silencio concede a veces, mucho más que lo que se quiere ocultar.
¿Evitarle? No que iba a querer evitar a un amigazo como Cholo. Como decirle que... apenas le hacía sentir un poco inseguro la posibilidad de que le preguntara cosas sobre el lugar al que habían emigrado hacía unos años. Qué estupidez. Pero no le podía decir la verdad por no romper con el plan de ocultar toda referencia a los mundos paralelos. Se había comprometido a mentir. A mentirle hasta a los mejores amigos.

-No, Cholo, qué voy a querer evitarte! Es que ando medio raro con esto de ser padre. Siempre estoy pensando en cosas para proteger a mi hijo, o que pueda necesitar, o... Estoy medio pirado, ya lo se.

Cholo se rió pero volvió a la carga.

-Y recién cuando dije que el sistema escribía el guión de nuestras vidas pareciste espantado. No creo que sea una idea tan original...
-Yo nunca lo había escuchado.
-Mirá, hace poco me llegó una misteriosa carta que hablaba de eso, algo parecido...
-¿Una historia donde Dios es un estudiante que tiene que rendir examen sobre programación de un ser humano?
-Ah, a vos también te llegó? Entonces ya conocías la idea.
-Esa historia sí, pero no es lo mismo... bué, sí, puede ser lo mismo.
-No sería Dios, sino el sistema. El poder que domina el mundo.
-Al Universo.
-...al Universo, no. Al mundo.

Manuel no pude evitar el sonrojo y quiso cambiar de tema preguntando si sabía quién mandaba ese tipo de cartas. En plural porque al menos ellos habían recibido dos, sin firma ni remitente.

-Estuve averiguando, -contestó Cholo con animo de extenderse sobre el tema.

Después de mucho averiguar había llegado a la conclusión de que por lo menos se habían entregado siete cartas iguales, u ocho con la de Manuel. Que  tal vez los destinatarios pudieran tener algo en común, aunque hasta ahora no supiere qué. Y que el jefe del correo sabe bastante más sobre el tema que lo que admite.

-¿Delavalle?

-Sí, el nuevo jefe. Un tipo con muchas inquietudes intelectuales, un poco delirante. Dice creer en la posibilidad de sumar muchos pensamientos para generar una fuerza verdaderamente actuante sobre la materia.

-¿Doblar cucharas?

-No algo más sutil. Porque lo importante es que una vez probada dicha suma, quedaría probado que los pensamientos son algo que se puede sumar y restar a voluntad. Que se pueden contrarrestar o multiplicar, que son cuantificables como todas las otras cosas y entonces no una cosa aparte y distinta, sino una parte más del universo total. Cosa que llevaría a enormes consecuencias como imaginar que alguien pueda ponerse a organizar esos pensamientos sumados en estructuras lógicas que funcionen con el aporte de energías del trillón de pensamientos asociados. Verdaderas máquinas de guerra adecuadas al mundo del pensamiento y también al Universo real, Te lo imaginás porque es posible y tan posible como es lo que ha hecho el hombre con sus conocimientos para transformarlos en cosas capaces de destruir la naturaleza. Máquinas. Bombas. Pesticidas.

miércoles, octubre 26, 2011

845. Desobediencia Debida




Al principio Manuel casi le grita que eso ya lo habían logrado en otro mundo. Ellos dos, más unos cuantos amigos, al principio, porque con el tiempo fueron muchos y cada vez más. Toda Latinoamérica levantada en desobediencia  debida contra los sistemas establecidos por conveniencia de unos pocos.
Pero luego eso de verse en la tele como un personaje patrocinado por Co & Co. Correos, teléfonos y profilácticos... Qué asco!

-Tal vez algún día la gente reaccione...
-Es un círculo vicioso.
-Cuál?
-Si se les quisiera liberar sería esclavizarlos.
-Pero en la historia hubieron muchas revoluciones.
-Sí, todas traicionadas.
-Por los líderes, no por el pueblo.
-Pero en todos los casos el pueblo lo aceptó.

Estaba deprimido, casi lloraban aquellos ojos sanguinolentos que ahora se descubrían para mirarle a la cara. Era una mirada desesperada. La de una mente que se siente en caída libre y busca a toda costa aferrarse a algo sólido.

-No se qué decirte, pero me parece que a todo hay que buscarle la vuelta.
-¿Qué vuelta? Si la mayoría está conforme con esto...
-Pero la mayoría no va más al comité.
-Están ocupados en sus cosas. "Haciendo la suya".
-Sí, dejando funcionar a la democracia representativa.
-Eso. La puta representación que nunca representa nada.

Cholo sonrió con amargura al escuchar lo que estaba diciendo, y agregó;

-El sistema  escribe un guión para cada uno.

Manuel se sacudió nuevamente.

-¿Qué querés decir con eso? Creo haberlo escuchado antes...

Cholo le miró un tanto sorprendido.

-Nada. Es que de golpe me pareció que todos podríamos ser  personajes de una obra teatral gigantesca escrita por un gran humorista. Fijate la cantidad de gente que vive luchando por preservar los intereses de quienes le explotan. Que exige que se hable con respeto de ellos o de la autoridad que les oprime. Desobedecer, jamás.
-También estamos los otros...
-Los pobres pocos ridículos que luchan para sacudir la modorra de la gente... Y bueno, ese es el papel que nos toca en suerte. El que se puede haber escrito para nosotros.
-¿En serio, Cholo, vos pensás que eso puede ser así? ¿Que existe alguien que escribe...?
-No. Sólo en un sentido figurado.
-Ah...


















lunes, octubre 24, 2011

844. La Reina Isabel.

Golpeaban las manos otra vez. Manuel se asomó por la ventana. Era Cholo. Qué raro, Cholo golpeando las manos en el frente en vez de entrar hasta la puerta.
-Pasá, Cholo, -desde la ventana, mientras alargaba el brazo para agarrar el pantalón que se iba a poner.
Pero se detuvo un momento a considerar otra vez, que seguía sin enterarse de cuanto sabría este Cholo sobre la existencia de mundos paralelos. Prefería hablar de otros temas, como la pòlítica local, por ejemplo, ya que era lo que a su amigo más le importaba, antes que despertar sospechas, como siempre, sobre su sanidad mental. Sin embargo Cholo era muy inteligente...

Enseguida estuvieron en la cocina preparando un mate y haciendo los comentarios de siempre sobre lo poco que se estaban viendo en los últimos tiempos.

-Ya no vas más al comité?
-Poco... Bué, casi nunca.
-Sí, hasta yo estoy yendo bastante menos... No hay el entusiasmo de antes.
-Qué pasa...?

Cholo lo miró como a un marciano.

-Y... No ves? que desde el gobierno el Frente está haciendo todo lo mismo que siempre criticó.
-Ah, eso sí.  Y a la pobre reforma agraria la archivaron para siempre.
-Y bueno... Está bien que yo, por ser anarquista, no confíe en ninguna clase de gobierno representativo, pero... al menos esperaba algunos cambios

Era tal el desencanto que expresaban las palabras y la actitud de Cholo que Manuel se sintió conmovido. Le recordó en otros mundos, lleno de entusiasmo y siempre explicando las ideas políticas que afirmaban las bases de la Revolución Ácrata. Le vio volando en su bola roja y negra, sobre las nubes luminosas de Latinoamérica, con la vincha que usaba, de esos mismo colores, y su sonrisa más ancha. Este Cholo parecía vencido.

-Pero el poder de todos es posible.

Cholo pegó un respingo y le encaró de ojos grandes y expresión casi enojada. Le rezongó que esa había sido siempre su creencia, aunque nunca atinara a encontrar el camino que permitiera llegar a la meta. Primero había ensayado un pensamiento gradualista, que imaginaba a un pueblo adquiriendo consciencia de su poder a través de una educación progresiva. En un segundo momento se había dado cuenta que los medios masivos de comunicación podían anular cualquier idílico intento de ese tipo, promoviendo todos los valores contrarios, e idolatrando a los personajes más abyectos. La tercera etapa había sido totalitaria. Confiscando el poder absoluto en manos de una minoría esclarecida  y estableciendo una organización social igualitaria por decreto. Una dictadura que promoviera la verdadera libertad. En el momento cuatro recordó que el poder corrompe y que el poder absoluto corrompe absolutamente. Los liberadores se transformarían en dictadores permanentes...

-Y si sólo se dijera la verdad y se dejara que la gente actúe

Cholo se impacientaba.

-Pero la gente no actúa! Están todos mirando televisión! Son espectadores de la novela de sus propias vidas.

Esto último impactó en la mente de Manuel. La novela de su propia vida. Le estaban ofreciendo transformar su verdadera vida en una fantasía para ser compartida, total. Nada de lo que se ve en la pantalla es real. Y si es fantasía, tanto da. Lo bueno es que sea atrapante, que nos permita la ilusión de estar viviendo una aventura peligrosa sobre el diván de nuestro living, o comiendo una porción de pizza que hemos pedido con el control remoto antes que comience el capítulo final. Manuel, un héroe descartable más, que durará hasta que nos comuniquen por el interno la llegada del último hit: El video de la Reina Isabel violada por su perro!

-Sí, es complicado...

-Mientras el mundo va camino al precipicio todos mastican chicle,





domingo, octubre 23, 2011

843. Liberalismo Económico.

Así que...

...otros más que sabían su nombre completo y algo  más sobre su vida privada. Su prontuario criminal para algunos, y para otros... tal vez hazañas memorables. Pero en todos caso siempre inoportunas y desubicadas en este pacífico mundo que habían elegido...

-Magda...

¿Publicar su vida escrita como una novela? Vaya idea más extraña. Aparentemente no le querían reprimir ni meterle preso pero... en este mundo publicar la historia de sus aventuras en los mundos paralelos parecía una locura. A no ser que la idea fuera presentarlas como una simple fantasía literaria, en cuyo caso...

-Magda...

Pero debería saber que eran verdaderas porque por eso le querían contactar. No le querían capturar... Hacer negocios, sí... Claro, liberalismo económico. No les importa que el mundo se venga abajo mientras puedan lucrar. Esa es la libertad.

-Flaca, despertate...
-...
-La cosa se está complicando. Todo el mundo parece saber quienes somos y por dónde hemos andado... Ahora ofrecen publicar mi vida como una novela.
-¿Quién...?
-Los cosos esos del Correo Privado...
-¿Te lo dijo el cartero...?
-No. Me mandaron esta carta de mierda. El gerente no se de qué que se llama Rhom. Conque tal vez sea el mismo chorro aquel, ¿te acordás? que hizo el afane con las cuentas bancarias.
-¿A vos te estafaron?
-No flaca, te estás durmiendo otra vez, dale, despertate.

jueves, octubre 20, 2011

842. CoCo


  A las ocho de la mañana el sol se elevaba con total naturalidad sobre las copas de los pinos y la calle cuando frente a la casita, frente al mismo hueco sin portón que era la entrada, manos anónimas se golpeaban con intención de que alguien saliera a atender.

Magda taloneó hasta la ventana y dijo escuetamente: otro cartero.

Otro, porque no era el mismo aquel que les trajera cartas extrañas. Y porque tampoco vestía de la misma forma. Éste parecía haberse bajado del pequeño autito que allí se veía en el medio de la calle luciendo su impecable pintura rosa nacarado, y un logo en la puerta con aire de golondrina y un par de letras galantes.

Correo privado.

-¿Y qué quiere, -preguntó Manuel sin sacar la cara de entre las sábanas cuando ya la flaca reentraba a la cama.
-No se... Supongo que otra carta... la dejará en el porche.


Manuel se despabiló.

-¿Otra carta...?
-Es un cartero...
-¿Pero carta de quién...?
-Y yo qué se! Los carteros entregan cartas...

Ahora fueron de Manuel los talones que sonaron en fila india hasta abrir la puerta para que él sacara la cabeza afuera y mirara el piso del porche en busca de un sobre tirado.
No no había sobre. En cambio un poco más allá, parado más sobre una pierna que sobre otra había un individuo sonriente dentro de un uniforme pedestre. Extendía en ese momento el brazo en cuya mano yacía un sobre de papel. Una carta.


-Por favor... si me firma el recibo...

El sobre era más grande que lo normal y en un ángulo mostraba un par de letras en relieve, como las azules  en la puerta de aquel auto que estaba en frente. CoCo. Eso era. En realidad cuatro letras, aunque las oes fueran mucho más chicas.

Compañía Comercial
CoCo

Resultaba ser que esta gente del correo privado trabajaba para una compañía internacional  que se dedicaba a todo y en todos lados. Canales de televisión. Playas de estacionamiento, moteles en la ruta y de todo
.Siempre sonrientes y con buenos modales. Se los veía en un par de fotos frente a otros que demostraban su gratitud con sonrisas aun más grandes. Los beneficiados por la Compañía Comercial eran incontables alrededor del mundo. 

Sea usted también un beneficiado!


 -¡Salir en calzoncillos por esto! ¡Qué boludez!

Al arrojar el sobre con bronca a un lado fue que notó que adentro traía algo más que aquel folleto. Una hoja escrita a máquina, con membrete CoCo y una gran firma allá abajo.

Sr. Manuel Espartaco Aquelarre Goiticoechea.
Presente.


Quisieramos tener un encuentro con usted para hablar de las enormes ventajas económicas y de prestigio que le podemos ofrecer a cambio tan sólo de que nos autorice a publicar la historia de su vida bajo forma de novela. 
No se preocupe, la compañía puede solucionar cualquier inconveniente, de modo que a usted no le sea más gravoso que contarle a nuestro personal especializado los episodios relevantes de su vida.

Quedando a la espera de su respuesta, por Compañía Comercial, Rudolf Rhom, Gerente de Área Cultural y Asesor de la Junta Administrativa.

Firma.

-...
















miércoles, octubre 19, 2011

841. Caldera China



Una vez adentro Magda afirmaba que el hombre tenía ojos fosforescentes, pero... tal vez no los tuviera. Lo describía como una talla hecha en un sólo tronco de árbol. Inmóvil y silenciosa bajo el vendaval. La puta que lo parió. El susto que les había dado!

Pero de seguro se trataba de un habitante de otro mundo. Nunca un humano común, es decir nacido aquí, se iba detener bajo la tormenta, apenas para espiar una pareja amándose sobre el pasto sin importarse de nada.

Al revés- objetó Manuel-.

Porque si bien era éste un mundo muy tranquilo, adecuado para que ellos criaran el niño, también era, para qué negarlo, un lugar donde la mayoría de la gente permanece mal entretenida.

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Está todavía sin ropas, en la cocina, intentando calentar agua para hacer café. Encuentra la caja de fósforos, la quiere abrir, lo hace al revés y..., ¡la puta!, todos los fósforos caídos sobre el piso.

¡Qué boludo!


La risa de la flaca, llegó desde la espalda, junto con un par de manos que lo volvían a recorrer... y sobre el techo la lluvia reiniciaba.

Aproximadamente eran las cuatro.

Demasiado tarde para tomar un café y volver a la cama y demasiado temprano para decir que ya no se acostarían. O algo así.

Que fue lo que hicieron. Algo así como olvidarse del agua sobre el fuego y deslizarse, uno enredado en el otro, hasta el suelo, a seguir amándose y besándose, sin miras de ir a dormir.
Claro que la caldera china empezó a chiflar tan fuerte su vapor saliendo, que un poco antes de que se secara el agua y se fundiera el metal una mano cerró el pase de gas para que no jodiera.

Arreciaron los truenos y los relámpagos. Cayeron estalactitas radioactivas desde el cielo. Los guacamayos rojos parlotaron con los papagayos verdes. Se volvieron a abrir las ventanas con el viento. El sudor sustituyó al perfume. El trueno volvió a retronar y lanzó oleadas de lluvia al más y más.

¡Que noche!








viernes, octubre 14, 2011

840. Nadie pasaba por la calle.

Pocas noches como esa. Tras la comida y el sueño del niño, noche cerrada y tormentosa, relámpagos que lagartijean en el cielo  mientras el suelo tiembla sacudido por el trueno. El aire...ay. El aire... justo para que apenas se sienta la piel un poco más cálida al tocarla, deslizando las yemas a lo largo de las espaldas desnudas.
Más tarde el vendaval que abrió la ventana del dormitorio, sus cortinas y postigos, haciendo que se tuvieran que levantar a sujetar todo a oscuras y cagándose de risa, recibiendo parte del agua que diluviaba afuera sobre ellos, para que se tuviesen que secar, uno al otro, allí parados, sin dejar de estar desnudos y al oscuro.

Otra vez. Nadie tenía ganas de dormir. Sólo de eternizar el contacto. Pero la lluvia arresiaba sonando ensordecedora sobre las chapas del techo, a tal punto, que tuvieron la curiosidad de asomarse al porchecito para convencerse del tamaño del meteoro y enseguida saltar y correr a las risas sobre el césped y bajo la catarata de agua. Resbalando y cayendo, sin poder reir con la boca abierta porque se les llenaba de agua.
Total era de madrugada y nadie pasaba por la calle...

Aunque... Un momento! Alguien estaba detenido sobre el pasto de la vereda.. En el resplandor de un último relámpago vieron ese bulto inmóvil bajo la cúpula de un paraguas que brillaba por detrás como una aureola líquida,
Se quedaron quietos sobre el pasto.
El hombre les había estado mirando tal vez todo el tiempo.

-Oiga! Qué está haciendo ahí?
-Nada. Sólo pasaba y...

Mientras respondía eso, el bulto se iba retirando marcha atrás hasta que le dejaron de ver.









jueves, octubre 13, 2011

839. La Suiza del Universo.

En casa no había nadie. Puertas y ventanas abiertas decían que habían salido para volver enseguida. Un juguete de Ulyces en la bañera -concretamente un pescado de goma pintada- ,que antes de salir la flaca había bañado al niño. El olor reinante y remanente, que habían estado comiendo tortas fritas.
En la cocina, sobre el fogón se veía un colador de fideos repleto de ellas, doradas y aun bastante tibias. Por la ventana nubes grises tapaban el cielo del lado este. Por lo demás silencio.

Se sentó en el taburete verde habiendo llevado el colador a su derecha sobre la mesa. Extrajo una torta y la levantó ante sus ojos para volverla a ver tan igual a aquellas otras que siendo niño había levantado de la misma manera para volver a hacer girar entre los dedos, figura cambiante, sobre el color de la pared del fondo que seguía siendo el mismo. También él. El mismo que antes u ahora lo hiciera, sin importar la dimensión Tiempo. Cambiando un almanaque por otro vaya a saber usted, si en el sentido creciente de los años, o el decreciente. Lo mismo. Como si nunca hubiese salido de aquella habitación y todo hubiese sido imaginaciones y caprichos del pensamiento. Como si el pasado estuviese presente y viviente junto al futuro. ¿Cómo podría ser...?

Así estaba, poseso o poseído por el sortilegio de la torta giratoria, de boca abierta y como mirando desde abajo algo que se encuentra un poco más arriba, cuando llegó precipitadamente la Magda que arrastraba el bracito estirado de su hijo.

Se le cayó la torta entre las risas nerviosas y las babas de Ulyces sobre la cara.

-Estoy bien. Me raptaron pero no me hicieron nada.

Ella había estado casi esperando que sucediera algo así desde el día que había empezado a pasar el personaje aquel.

-¿De qué bando son...?

En realidad no sabía contestar esa pregunta.

-No sé... Pero quieren que las cosas del cosmos no aparezcan actuando por aquí. Como una Suiza del Universo, je.

-Pero por qué te raptaron y después te soltaron?

-No. Me escapé. Me han de andar buscando,,,

En realidad era urgente tomar algunas medidas de precaución.

-...todos estamos corriendo riesgos.

Hasta era posible que tuvieran que abandonar la casa.

-Vamos a cerrar las ventanas y la puerta.




miércoles, octubre 12, 2011

838. La familia.

La casa pareció no estar vigilada durante los tres días siguientes, por eso al cuarto, munido de sus herramientas en el carrito, Manuel volvió con mucha cautela a ocuparse de sus jardines. Camino a ellos se fue cruzando con muchos de los vecinos de siempre, las hermanas Bronté que volvían de la feria de frutas y verduras con la canasta llena de naranjas y zapallitos verdes, que le saludaron a coro, como niñas holandesas bordadas alguna vez en algún lugar que ya ni recordaba, El Toba, en su moto barullenta y el casco enganchado en el manillar, adentrándose en el desvío arenoso que siempre le hacía colear el vehículo, el viejo Pichi, al que nunca le había conocido el verdadero nombre, de alpargatas de yute bigotudas moviendo los labios como si fuera hablando solo -quién sabe qué historias se contaría - , y otros varios que no ha de ser del caso consignar.
Ya estaban los albañiles trabajando. En la primera casa a la que fue, que no otra que aquella de la famosa señora de las blancas tetas, que  se hubo enamorado de la juventud que perdiera en visitas de novios a la antigua usanza.
Pobre mujer. Pero ahora de otros dueños, -la casa-, una tal familia Peralta, relacionada con un reparto de Vinos "Veterano San Ramón" de Russi y Burastero.

La tierra estaba reseca así que comenzó mojándola con la lluvia más fina que salía de aquella punta de manguera, más antigua que la de los bomberos, pero que seguía funcionando. Mientras tanto algunos pájaros se arrimaron, curiosos por el nuevo movimiento y, especialmente, porque Manuel habíase olvidado de aquel paquetito de maníes tostados que terminaron dispersos sobre el primer cantero. Buen provecho...

Ahora no podía recordar si en el corazón de la derecha les había prometido petunias mientras que las de la izquierda eran gladiolos, o al revés. Bien que eso no fuera trascendente, el haberlo olvidado repetía una cosa que se le venía repitiendo. Es decir "otra vez" una cuantas veces.

A su memoria le estaba pasando algo.

No es que antes hubiese sido un memorioso pero ahora se olvidaba de todo. Le había pasado antes, claro que sí, pero durante el corto período en el que estaba tan enamorado de la flaca que ya no sabía ni como se llamaba, ja ja.
A veces se vuelve difícil mantener una cosa siempre en su máximo, y no es un pretexto, lo que se puede es en algún momento lograr un nuevo máximo más grande que el anterior...

Pero ahora la amnesia no era por esa causa.

Era, bien que lo sabía, causada por las preocupaciones.

Vaya vaya. El muchacho liberal lleno de preocupaciones Quién lo hubiera dicho!

¡El tenía una familia! No la familia por cierto, que cualquiera pudiera desear. Tal vez la suya fuese bastante atípica, pero... una familia, unida por poderosos lazos de afecto y no por la propiedad compartida...

Y su familia estaba en peligro.

Por eso se volvía egoísta. Retiraba su sensibilidad de todo lo hermoso que le rodeaba, como ese atardecer que iluminaba los pinares de cambiantes colores y a la laguna  le erizaba las aguas a contra viento como si fueran chuchos de frío sobre un líquido estaño.
No sentía nada. Ni el canto de los pájaros  escritos en negro sobre aquel cielo escarlata, ni la temperatura exacta del aire que otrora le hubiese despertado el deseo. Esa manera, que a veces las hojas se mueven, de los árboles, de  a una, para no hacer ningún ruido, y decir con eso que hay algo expectante en el mundo, a punto de declararse como un torbellino o tal vez alguna cosa muy distinta.

No la sentía.

Ahora el corazón se le hundía en un vacío profundo a cada paso que le acercaba a su casa.

No debería haber salido.