viernes, agosto 29, 2008

591. El Domo

Sólo salió Manuel de sus cavilaciones cuando sintió la caricia que Magda le había venido a hacer.

-¿Qué te pasa flaquito...? ¿Algo te preocupa?

Ya no le preocupaba nada, ni nada le ocupaba la mente a no ser el contacto de la mano de Magda sobre su pecho. Estaba ella allí, junto a él, como siempre, calor y vida y ese brillo en la mirada que...

Más atrás se veían las múltiples órbitas de los alambres, circulares o elípticas, con las gruesas cuerdas de las resonancias, puestas y aceptablemente tensas cada una en su lugar. Los nipones miraban todos en dirección a ellos, con los baldes de engrudo, los fajos de diarios... como pidiendo permiso para comenzar a reparar, construir casi, toda la forma del enorme huevo.

-Te dejamos la décima cuerda para vos.

Allá fueron. Magdalena a dar instrucciones sobre la forma de en que la carcasa se debía afirmar sobre los alambres externos y Manuel, a subirse sobre los hombros de Mandinga, llevando el extremo de la cuerda hacia el ángulo superior, donde otras dos ya estaban colocadas.
Y otra vez aquello que parecía milagro se produjo. La décima cuerda, la de la trayectoria imposible, entrecruzada a la de sus compañera, saltó literalmente de entre sus manos y se enganchó a las otras dos, para ponerse a vibrar rumorosamente sin que ningún rozamiento se lo impidiera.

Todos gritaron de alegría, salvo Akiíto que hacía rato rastreaba con su equipo portátil las banda policial y otras que usaban las organizaciones de cazadores de recompensas.

-Nos queda poco tiempo. Vienen rastreando cerca en busca de los autos.

A partir de esa advertencia la actividad se multiplicó. Magda al frente, los trozos de papel pasaban literalmente debajo de los pinceles y volaban llevados para múltiples manos hasta el lugar que le correspondía ser sostenido por un momento, y después abandonado a la tensión que entre todos iban ejerciendo al secarse. Cáscara de huevo traslúcido que crecía hacia el domo desde todos lados a la vez, y que parecía cerrarse sobre las cabezas con esa perfección de lo perfectamente vital. Esa ilusión que alienta todas las grandes obras. Las que pasan a la historia como grandes maravillas, y aquellas otras, innumerables, que todos los días mantiene viva la esperanza de millones de seres inocentes, ellos la tenían y la sentían, ahora, vibrando en los pechos, muy probablemente en la justa frecuencia de resonancia.

El domo se cerró completamente sobre las miradas.

Akiíto dijo que estaban a docientos metros.

Magdalena comenzó a indicar los mejores lugares para sentarse.

Mandinga y Manuel ocuparon lugares de pilotos.

Cerraron la puerta corrediza y... supieron que estaban elevándose del suelo.

Al instante pasaban sobre las hordas de los rescatistas, quienes deste un amplio abanico de caminos vecinales y campos traviesos, montados en variados vehículos todoterreno, revoleando armas de todos los calibres y redes y garrotes y lanzas y boleadoras..., confluían en asesino entusiasmo, sobre la casa solariega que acababan de abandonar.

Mandinga lo anunció.

-Próxima parada, Tierra Uno.

jueves, agosto 28, 2008

590. Querido Lector

Una traición o engaño a sí mismo, si es que eso fuera una cosa posible. Engañarse para... ¿Para qué engañarse? Si por último siempre se iba a terminar conociendo la verdad, aunque, claro... por eso de lo bailado, tal vez... Nunca se logra la misma naturalidad cuando se sabe que las cámaras nos están enfocando, las de la historia, o las de algún sujeto que quiere registrar los sucesos, por ejemplo uno mismo, colocado en el doble papel o triple de actor principal, de apuntador, de autor de la historia, y hasta capaz de público o testigo presencial. Qué joder!
Porque como posible, todo lo era, si posible era que le estuviesen filmando hasta los detalles más íntimos de la vida sin que nunca apareciera una cámara o cualquier otro aparato que registrara las tomas. Lo imposible, en su vida se había transformado en lo más posible, en lo obvio casi, lo que ya a nadie le podía llamar la atención.
Por eso. Por eso mismo, si alguien creíble le dijera que el autor de toda la historia de Manuel Aquelarre, (ahora Manuel Mandinga), no era ni había sido jamás otra persona que el propio sujeto de la historia... Tendría que creerlo. Aunque por dentro siguiera protestando de no haber pretendido nunca hacer una cosa así. Vaya locura, transformar una vida feliz y sin complicaciones, en una sarta de aventuras disparatadas! Pero tendría que creerlo. Creer que uno puede ser varias personas al mismo tiempo, que no se conocen entre sí y que si se conocieran quizá hasta ni se simpatizaran... Creer que en este mismo momento y sin necesidad de que él entrara en letargo, otro sujeto, habitante de la misma persona se esté dedicando a escribir, de algún modo, los detalles de lo que ahora está sucediendo. (De esto mismo que estaba pensando en este mismo momento). Simultáneamente, y tal vez con otros que estuviesen haciendo otras cosas escondidos en quién sabe qué tipos de rincones oscuros.
Por no hablar siquiera, de la que ya había desechado por hoy de sus pensamientos, que alguno de esos pudiera ser el autor...
(Era un pacto!)(Por hoy al menos)(De que no se acepta el destino escrito)(Ni hablado)(Porque sería lo menos creíble de todo)(Que alguien pudiera escribir un personaje tan pelotudo que no se supiera sacar de encima toda esa historia de ángeles que le persiguen y... No. Lo del anarquismo estaba bien.)
Por otra parte... Si fuera que todo esto sigue siendo escrito por alguien... Lo ha de escribir para que otro alguien lo lea y si lo leen, se supone que ahora mismo lo pueden estar leyendo o aunque no fuera ahora, por eso de la relatividad del tiempo, daría lo mismo, y fuera posible entonces que él hablara directamente con los lectores sin necesidad de intermediarios. Porque los lectores, esos que estarían por allá y allá, tras todos esos horizontes de grises edificios a lo lejos...

-Perdón, ¿me puedo dirigir personalmente a alguno de ustedes? Al que tenga más ganas de conversar...? Podríamos por ejemplo, encontrar alguna forma de que ustedes se comuniquen conmigo? Bueno... no tengo dirección de correo electrónico pero... Podríamos empezar por que yo les enseñara a construir un juego de guijarros, de esos sencillos de cinco piedras, que para mensajes cortos andan lo más bien. Después... No, ya lo sé. Que si me pusiera en contacto con la gente de la Cadena de Las Bolas de Manuel, podría contar con algunos medios de comunicación... Pero es que... No tengo mucha confianza en esa gente. Desconfío que quieren aprovechar mi historia como negocio, por decir lo menos y no dejarme llevar por la imaginación.


martes, agosto 26, 2008

589. El Destino

En media hora todos estaban colaborando con la tarea. Ya Akiíto había vuelto de San Miguel trayendo varios fardos de papel de diario, un rollo de alambre de acero, veinte quilos de harina para hacer el engrudo. y varias cosas más por si fueran necesarias.
Por suerte las cuerdas estaban en buen estado, puestas a lo largo del frente de la casa, en aquella terraza que se usaba como estacionamiento. Los muchachos habían vuelto a extender la maya de la media sombra y ya Manuel y la Magda sostenían el primer círculo de alambre liberado de pegotes, en la posición central. Allí debían colocar las tres cuerdas que formaban el equilátero de abajo, el que ellos suponían encargado de contrarrestar la gravedad, porque... bueno simplemente porque la gravedad viene de abajo, se supone, qué tontería, o tal vez no.
Manuel trajo la primera cuerda y le alcanzó uno de los extremos a la flaca. No se preocupó todavía por la tensión, porque faltaban las otras dos, que, si todo iba a resultar bien, deberían ya desde al comienzo sostenerse entre ellas y, de vez en cuando murmurar un zumbido casi inaudible.
Zumbaron. Inaudiblemente zumbaron en tres frecuencias muy cercanas y bajas como es lo normal y hasta necesario, para que oscilen y busquen entre ellas la consonancia. Esto no sólo tranquilizó a Manuel y la flaca, sino que impuso respeto entre los demás, que ayudaban sin pronunciar palabra mientras contenían el aliento, para que no se les fuera a pasar ningún detalle de lo que ocurría, lo que estaba por ocurrir y que ellos, daban desde ya por descontado...
Manuel se sentó por un momento en el saledizo de una ventana queriendo tomar conciencia de estar otra vez construyendo la balsa que le rescatara del naufragio. Extraño destino que al parecer le marcaba con trazos gruesos ese permanente estado de liberador liberado y vuelto a caer prisionero. En vez de estar no más, con la flaca allá en la casita, tal vez con un crió gateando por el pasto. ¿Existiría el destino...? O el antidestino, es decir... Aquello que por mucho que deseemos nunca vamos a vivir...?

Con lo que volvía a zonas peligrosamente cercanas al concepto de destino como un guión escrito por algo o alguien para que cada quién cumpla con su papel y no joda el plan general. El desquiciado plan general que hace siempre que las cosas funcionen mal más tiempo que bien, que se rompan, que la gente se pelee por tenerlas y sólo cuando las tiene, tras un momento de perplejidad, parecida a la alegría, comprende que en realidad no las quería. La sociedad toda... No, no parecería probable que existiera el destino. ¿Pero entonces por qué las cosas siempre se empeñaban en rodearle de circunstancias y condiciones que le sacaban del camino que él quería recorrer...? ¿Sería por torpe que le pasaban esas cosas, o simplemente por boludo?

Allá estaba el negro grandote, su padre, alcanzando ahora el círculo de alambre que iba a contener las otras tres cuerdas, las de arriba. Magda, flaca de fierro, se limpiaba las manos sobre las piernas del jean antes de enganchar el extremo de la primera cuerda en el punto que su natural sentido le indicaba. Mandinga! Que hombre o diablo más incapaz para el trabajo. Torpe y sin gracia cuando todo lo otro lo hace encima de pasos de baile! Su padre. Claro. Cómo iba él a salir un sujeto decente con semejantes padres. Una hippie delirante y rebelde y un principe de la música tropical. Un Dios de una religión que no puede existir. Un boludo.

Era el destino.

Que él, aparte de boludo como su padre viniera a resultar una especie de cuarto dios o tal vez un octavo. Un... duende, o... un diablito de esos que dicen al oído cosas tentadoras, ja. Que tontería. Porque resultaba que los dioses no eran mejores ni mas inteligentes que los hombres! Ni más buenos ni más malos. Aunque más poderosos... Otra vez.

Alguna vez se iba a poner a pensar más en serio qué era eso del poder, porque... uno si se pusiera a pensar en un tema, en serio, es muy posible que llegara a conclusiones parecidas a las que llegan esos sabios y filósofos, o no? Alguna vez lo había hecho, por algunos minutos, pensar en un tema, en serio, como si uno pudiera, solo, descubrir la verdad con el pensamiento. Pero no importaba. Aunque no se pudiera del todo, se podía llegar a ver más o menos por donde anda la verdad, esa cosa con más caras que una galería de espejos.

Y pensar aquella idea que una vez se le había ocurrido, de que fuera él mismo quien escribiera el guión de su vida, como si fuera una historieta, que él siempre había soñado dibujar...

588. Dinero en los bolsillos

Hasta Akiíto había quedado impresionado. Fue el primero en preguntar qué cosas, qué materiales eran necesarios para poner a punto aquello que colgaba de las ramas del duraznero y sacarles a todos de las dudas.

-¿Han hecho una evaluación de los daños?

Palabras que sonaron extrañas en un contexto tan improvisado y repentinista como podían ser las mentes de Manuel y de Mandinga, sus maneras tradicionales de razonar, sus pocas ganas de hacer cuentas.

-Con papel de diario y engrudo se resuelve todo.
-¿Pero... revisaron el motor? ¿Está en condiciones de funcionar...?

Mandinga le dejó rodar un "no tiene motor" y conciliadoramente invitó a todos a dirigirse a los restos de lo que había sido la bola número 5, una de las mejores que salieran de la gran caverna de El Bosque 1. Aquel lugar donde había conocido de cerca a Manuel y comenzado a simpatizar con él como si fuera su hijo.
Akiíto, por supuesto, tomó aquello como broma y ya llegando al fondo comenzó sin que le invitaran, a levantar cuidadosamente los trozos de cartapesta en busca de la parte sólida del aparato, el motor, o como quiera que estos chistosos le llamaran.
Toshiro en cambio se dio de narices con una flácida cuerda que colgaba desde la rama más fuerte del árbol, al meter un pié dentro de la guitarra de Mandinga escondida bajo un papel impreso a cuatro columnas.
Mandinga gritó junto con el extraño acorde discorde conque el instrumento se despedía de la vida. No lloró, porque no es de hombres, ni de mandingas llorar, cuando pierden el instrumento en un mundo dominado por el dinero, aquello que justamente jamás había llevado en los bolsillos ni imaginado cómo conseguir. Los Mandingas no trabajan. Hacen cosas, por supuesto, cuando están de acuerdo con ellas, pero nunca por dinero.
Jarumí sólo miraba. Su vista reconstruía la probable estampa de aquello, cuando entero y aerodinámico se deslizara por los aires, en el pasado que ahora creía veraz, y en el futuro que de pronto parecía abrirse en un horizonte luminoso. Ella alguna vez había soñado algo así, sobre los multitudinarios ejercitos sin armas que, como una marea de luz se extenderían sobre la faz de la Tierra.
Magda advirtió que estaba viendo algunos alambres cortados, levantó un libro intacto de entre los restos. La Balada del Álamo Carolina. Haroldo Conti, dijo.

-¿Leés libros humanos...?

Mandinga no advirtió que se le dirigiera pregunta alguna. Cinchaba en ese momento desde el extremo de la cuerda enganchada, con riezgo cierto de quebrar el tronco del pobre árbol, como le decía Manuel.
Akido lamentaba no haber traído su cámara, para registrar todas las etapas completas de la reconstrucción del primer aparato transdimensional que hubiera visto.

Todos estuvieron de acuerdo en colaborar para el traslado del material recuperable. Inmediatamente se comensaría a trabajar.

domingo, agosto 24, 2008

587. Pequeñas diferencias

Manuel le hizo comprender la situación en pocas palabras.

-Ellos son demasiado inteligentes para convencerse con algunas pruebitas. Están aburridos de magos y de efectos visuales.

En cambio tendrían otra vez que ponerse a trabajar para que la bola volviese a levantar vuelo. Si tal cosa fuera posible. No, reconstruirla, era sí, posible, pero tal vez no quisiera volar, por esas cosas de las diferencias pequeñas que aparecían entre un mundo y el siguiente paralelo. Ya le había pasado en Tierra 2, donde había hecho un papelón frente al abuelo y sus mejores amigos.

-Ya me enteré.

-Claro que fueron varias las diferencias entre el modelo original, el de Germán, y eso que yo hice allí, sólo y sin acordarme mucho.

-Me dijeron que estaba dentro del aquel galponcito que se incendió.
-No, ese era el de la Última Tierra, esto en Tierra Uno, en la que mi abuelo estaba vivo y me consiguió los materiales para hacer una bola.
-Ah, sí, ya me acuerdo.
-También era mucho más chica. Dentro del galpón no había más lugar...

Entonces Mandinga convencióse de que la pequeñez habría sido la causa del fracaso, no por encontrarlo razonable, más bien todo lo contrario, sino porque alguna explicación tenía que tener que un aparato tan bien diseñado pudiera así de repente antojarse de no volar.

-Las cuerdas no daban la nota...
-...
-...quedaban flojas... y todos los alambres se caían...
-...
-...no pude nunca poner la décima cuerda en su lugar, es decir... la coloque medio a la fuerza, pero ella no colaboraba y más bien parecía no querer hacer ese jueguito que hacía allá en Tierra Uno, cuando ella sóla se terminaba acoplando en el lugar adecuado.... y quedaba vibrando sin rozar a las otras.

Mandinga escuchaba boquiabierto.

-¿Pero que cagada hiciste, muchacho?
-No sé, todo era bastante parecido, aunque más chico...
-¡Que raro...!

A los nipones toda aquella dialéctica familiar los tenía sorprendidos. No podían creer que fuera el producto de algo ensayado, y por otra parte... Parecían tan reales todos los gestos y los ademanes simultáneos a las palabras que, aparte de parecer verosímiles, producían el placer de leer en aquellas caras las emociones y sentimientos que se iban sucediendo en cada uno de los personajes, ignorantes del límite de agresividad y amor que podían expresar sin hacer daño al otro.
Los iban a ayudar. Fuera por lo que fuera, o fueran. Locos geniales capaces de inventar una patraña increíble y hacértela creer. O gente que no más ha tenido experiencias fuera de lo que se considera normal y que... Daban ese aire de cosa cotidiana a lo que otros llenan de una parafernalia de efectos y luces sicodélicas. Vaya con los otros orientales!


viernes, agosto 22, 2008

586. No Estamos Para Shows

La conferencia se interrumpió con la vuelta de los dos autos que venían cargados de provisiones, frazadas y algunas otras cosas como libros y un televisor. Akiíto quedó de una pieza cuando se encontró con Mandinga y su extravagante look jamaiquino-lumpen-proletario. Quiso tener alguna explicación distinta a la pavada de que le dijeran que había caído del cielo como el color, que en este caso era negro. (ja ja) No creyó para nada la historia de la pandorga, aunque sabía que en oriente se habían llegado a remontar personas con esos cachivaches, cometas como le dicen en algunos lados, o barriletes en otros. Remontar personas hubiera sido una cosa pero, hacerlo con tamaña bestia, parecía exceder cualquier credibilidad, por más que se alegase que esta funcionaba mediante otros principios. Ja. Que mucho no parecía haber funcionado, por lo visto. Era un testigo peligroso. Eso a no dudarlo, aunque por lo pronto no fuera a ser dicho en voz alta. Callando también las noticias del próximo traslado a Uruguay y los contactos frenéticos que se había estado realizando con las organizaciones anarquistas del país hermano, especialmente con una llamada "Los Maquis", de un balneario cercano a Montevideo.

-Hay comida para tres días... Calculada sobre la base de seis personas... -Comentó pensativamente Akiíto luego de concluir que sería mejor que el nuevo personaje se mantuviera dentro del grupo aunque no se le creyese nada.
-Si falta después les traeremos más.
Tomó por el hombro a Toshiro y con un gesto le hizo entender que quería hablar privadamente con él. Se fueron a la habitación del al lado.

De modo que se reinició la charla sobre los novedosos sistemas propulsores y las últimas concepciones del espacio y la distancia, ahora con cuatro participantes nuevos. Los muchachos que acompañaban a Akiíto.
Ellos al principio creyeron estar en uno de los acostumbrados intercambios de opiniones y experiencias entre aficionados a los juegos de red. Hasta llegaron a preguntar cual era el juego del que hablaban los otros, extrañamente lleno de teorías y vacío de armamento.

-No es un juego, -les quiso explicar Jarumi.
-¿Una película?
-Tampoco.

Para nadie hubiese sido fácil inventar una nueva explicación ante oídos vírgenes, por eso Manuel recordó aquella película en que Cristo volvía de la muerte y para ser reconocido mostraba las llagas producida por los clavos. Pero ellos no tenían llagas y él, por lo menos, parecía haber perdido los pocos "superpoderes" que antes, y a veces, le asistían. No era capaz de leer un mísero pensamiento, por mucho que ya se lo había propuesto. No había sido capaz de fabricar una simple bola en Tierra 2 y ahora... El pelotudo de Mandinga, su padre, (para qué negarlo si cada vez se le hacía más evidente), acababa de destrozar una bola en perfecto funcionamiento.... Aunque... Ahora se le ocurría pensar que tal vez aquello no hubiese sido una simple distracción... Tal vez las bolas no pudieran volar bien en este mundo...

Mandinga decidió volver a presentar su número estrella y recién después explicar el resto de las teorías. Se separó de todos en el centro de la pieza justo cuando volvían Toshiro y Akiíto, serios, muy serios, con expresiones que no daban para shows.

-Vean esto y después no van a pensar que se trata de jueguitos, -dijo, y se volvió a hacer flit para adentro transformado en un puntito negro, que aun por unos instantes bailoteó en el aire de la pieza.

Cuando volvió le tuvieron por mago, de esos que levantan un piano de cola frente a las cámaras y lo introducen en una caja de fósforos.
Distinto es viajar entre los mundos paralelos gastando el sólo combustible del pensamiento.
O haber encontrado la verdadera y definitiva explicación de todas las complicadas cosas del universo.

Fácil es decir que Dios ha muerto. Difícil es que te crean aquellos que nunca han creído en El.




miércoles, agosto 20, 2008

585. Viaje por el MULTIUNIVERSO

Al cabo de unos segundos, cuando todavía los ojos miraban el lugar de la desaparición, desde la puerta del fondo, una grosera carcajada resonó, llamando la atención sobre la enorme mano que se se asomaba y saludaba desde la abertura. Otra de sus bromas. Porque enseguida tuvo que reconocerlo, al ponerse a explicar que no era el medio que les acababa de mostrar el que usara para viajar entre los mundos del multiuniverso. Sino que lo hacía siempre en bola. En esa, que por un descuido, acababa de destrozar sobre la copa de un pobre duraznero; diseñada por Germán Oesterheld y el abuelo de Manuel, y fabricada por Los Maquis de Lagomar, grupo del que formaban parte los ahí presentes.

-Magdalena Rojo y Manuel Mandinga, mi hijo.

Los muchachos argentinos poco se interesaron por las relaciones de parentesco y mucho, en cambio, por la imposibilidad material de que aquel ruinoso conjunto de alambres y tiras de papel pudiera alguna vez, antes del accidente, haber formado parte de una nave, ni tan siquiera intergaláctica. ¡ Nada menos que inter-universal !

Preguntaron cual sería la tercera broma y entonces rieron todos juntos.

-La broma más cómica es que les he dicho la verdad, -concluyó Mandinga, antes de ponerse a dar explicaciones.
Dijo que al espacio y al tiempo no había que tomárselos tan en serio, no siendo más que algunas de las tantas dimensiones que determinan el conjunto de la realidad.

-Es posible viajar por el espacio conocido o por el desconocido si logramos manejar las resonancias aditivas y sustractivas, adecuadamente. Ejem. Ejem.

No se lo tomaron en serio. Alegaron que con aquel montón de basura no era posible formar más que una especie de globo de papel, grande por cierto, pero incapaz de soportar el menor rigor de la intemperie, por no hablar de vacío interplanetario.. Querían una verdadera explicación, que justificara la paciencia que le estaban teniendo.

-¿O acaso esto no es más que una historia fantástica?

-Ja, ja. ¡Fantástica es la realidad!
-¿Acaso no es verdadera?
-Claro que es verdadera. Es lo que hay, valor. Pero es bastante más fantástica que lo que ustedes suponen.
-¿Se puede respirar en el vacío?
-No. Ja já.
-¿Se viaja a otros mundos sin salir de la atmósfera?

Ahora Mandinga se puso serio y con las manotas agarradas a la espalda comenzó a ir y venir por el centro de la habitación mientras hilvanaba las siguientes palabras entre lagunas y sonidos guturales.

"UNA BOLA... NO ES PROPIAMENTE UNA NAVE...EEE....ES...VIENE A SER EN SI MISMA UN UNIVERSO PARALELO...QUE SE RELACIONA CON ESTE,... POR EJEMPLO... A VOLUNTAD Y CON LA INTENSIDAD QUE SE QUIERA... EEE.... DE MODO...EEE... QUE SI SE QUIERE SE RELACIONA, ES DECIR QUE RESUENA... DE LA MANERA ADECUADA... CON UN LUGAR CUALQUIERA DEL UNIVERSO QUE.... ESTÁ VISITANDO... TODO ES CUESTIÓN DE... SINTONÍA"

(Hemos remarcado el texto porque pasa inmediatamente a formar parte del Archivo de Historia del Futuro, que acabamos de fundar. Nota de la Redacción de Las Bolas de Manuel.)

Jarumi y Toshiro de pronto se descubrieron en una mutua mirada de dudosa admiración. Por otra parte la expresión de Jarumi cedía manifiestamente el protagonismo a su hermano.

-¿Las partículas no existen, siendo apenas una fórmula ondulatoria restringida, a una zona espacial, pero potencialmente irrestricta?

Mandinga se sorprendió mucho.

-¡Yo no lo hubiese dicho mejor!

Toshiro y Jarumi eran aficionados a la física cuántica y, aunque poca cosa entendieran, sentían que de la cuántica brotaba una especie de magia poética que les transportaba al mundo de nunca jamás.

-¿Querés decir que la distancia también tiene su fórmula ondulatoria? ¿Que el espacio es también onda?
-Ondas. Millones de ondas que se interrelacionan mediante consonancias o disonancias. "El lenguaje Verdadero", como decían los profesores.
-¿Y la consonancia se puede dar a distancia?
-La distancia no existe en sí misma. Es el resultado del conjunto de algunas consonancias y ... eso...
-¿Y por qué lo persibimos de otra manera tan distinta?
-Tal vez por razones de economía o de estética...



sábado, agosto 16, 2008

584. ZAZ

De todas maneras lo que no quedaba claro era por qué Mandinga había de pronto adquirido convencimiento de ser el padre de Manuel. No lo decía. No lo decía y sin embargo estaba tratando al muchacho con un tono distinto, hasta gracioso por momentos, si alguien se pusiera a pensar que Mandinga suponía que fuese el modo correcto de tratar a un hijo, En la tierra. Más bien parecía tentado de convidarle a jugar a la pelota o a cualquier cosa que implicara correr y saltar, para sacar a flote el exceso de alegría que no sabía expresar de ningún modo. Mandinga estaba embobado. Por eso no terminaba de entender que ya hacía rato que Manuel y la flaca le estaban preguntando el por qué de tanta seguridad. Que pruebas o testimonios había conseguido?

Las conseguí- dijo a los gritos pegando un puño contra una mano así como en las historietas dibujan esas rayitas saliendo de la zona de colisión que se acompaña con un letretiro explosivo que dice "Zaz".

Entonces contó de cuando se había encontrado en el último mundo, en casa del Abelardo muerto de ahí, cuando ellos intentaban apagar el incendio y "ustedes habían sido ya chupados para acá". Habíase puesto a ayudar, desde ya, pero mientras echaban agua y arena sobre el cadáver quemado del invento,.. que resultaba bueno para hacer lo que Abelardo ni había supuesto: Abrir una ventana de fácil acceso desde cualquier dimensión cercana. Uno de los primeros que se asomaran en la ventana de enfrente parece haber sido el mismo que les había tirado por allí, el contrincante del viejo, que...¡Pero se había olvidado de contarles la última! SE MURIÓ EL VIEJO.

-Allá en el mundo nuestro, por el que dí varias vueltas, hay estado de pánico universal. Se ha muerto el viejo Dios y nadie sabe lo que puede pasar. El vacío de poder es imposible de realizar en el universo, con los caranchos que tienen las escuadras de bolas de guerra!
-Estás cambiando de tema, Mandinga. Las pruebas...
-Ah, sí. Las pruebas. Las pruebas son... la prueba, es que hablé con dos Margaritas distintas, la nuestra y la del último mundo y las dos me reconocieron por fin.

No quiso decir, por hombre, que la Margarita de Tierra Uno, al principio le había negado ningún recuerdo y toda posibilidad, hasta que apretada por las preguntas, incapaz de mentir,terminó confesando su temor de que esto llegara a oídos de Vittorio, su adorado compañero de ahora. Tampoco que Margarita, la del último, la sin hijos que tan contenta estaba de haber conocido a Manuel, por último se había derrumbado a sus piés cuando se dió cuenta de que aquel negro con el que conversaba, era el mismísimo tamborilero que una noche pudo haber tenido en su cama. Se agarró de sus hombros para no caer presa de temblores y espumarajos de verde placer saliendo por la boca. Bueno no tanto, pero que había mostrado el juego sin ningún pudor, eso fue. Conque se atrasó unos días en la busqueda, con una cosa y con otra de esa hermosa vida que tuvieron en común...

-¿Te reconocieron las dos como que... Pero muchacho, si la del Ultimo, nunca tuvo hijos...
-Pero tuvimos... Es decir que yo y mi paralelo de allí, los dos en la misma época trabamos conversación con las respectivas Margaritas. En mi mundo ella pasó la noche conmigo. En el último, ella rechazó el alojamiento ofrecido y volvió a cuidar a su padre en San José de Carrasco.

Toshiro sin titubear interrumpia pidiendo una aclaración sobre que se debería suponer que las cosas habrían de suceder en una misma fecha ,minuto y segundo, salvo que en dos mundos tan iguales cómo era posible la existencia de cosas tan diferentes como una misma persona que en uno de los mundos tiene un hijo y en el otro, no.

Mandinga, amigablemente le explicó que los mundos, por iguales que parezcan en unas cosas, pueden ser bastante diferentes en otras.

-Es una cuestión de probabilidades, terminó.
-¿Probabilidades...?
-No es facil de decirlo, mirá... Pero la existencia también depende de las probabilidades de que esa cosa exista entre medio de todas las cosas que le rodearían. Entonces, si las probabilidades de existencia caen por debajo de un guarismo determinado, entonces la cosa deja de existir en la mayoría de los universos paralelos...
-Claro.
-No entendiste nada... Bueno, mirá,, hasta por ahí llega mi conocimiento, nunca fui muy estudioso.

Jarumi se había venido acercando de a poquito y ahora a los pies de Mandinga, por cierto bastante alto, se iba sintiendo como una niñita diminuta a los pies de un menhir humano, con todas la características de un súper héroe El Hombre Araña Negra, que salta entre los edifícios y enreda a los aviones supersónicos en sus entramados de seda.
(Si no se sintiera tan diminuta, correría a buscar su bloc de dibujo y plasmar la imagen que se estaba formando en el espacio de su imaginación. )

-¿Como haces para viajar entre los mundos?

Mandinga solo dijo,"Ja" y desapareció metido dentro de su propio ombligo

viernes, agosto 15, 2008

583. Begonias Afrodisíacas

Ya adentro el protagonismo de Mandinga pudo mucho más que las serias intenciones de Toshiro. Se habló, es decir,Mandinga habló, de todas las vueltas que había tenido que dar por un puñado de mundos de los que se decía haber recibido extraños visitantes. Vueltas en las que había causado molestias a todos las versiones habidas y por haber de ellos mismos y de todos los que por una causa o por otra pudieran haber tenido contacto con ellos. Molestias decía, porque suele parecer molesto a los humanos, que le aparezca de pronto un sujeto desconocido a entresacarle información acerca de sus relaciones familiares o sociales, con el cuento de que andan por ahí perdidos, un par de parientes paralelos, de esa clase de paralelismo que nada tiene que ver con la geometría, o sí, aunque valga más no mencionarlo. Por fin había encontrado el último mundo donde habían estado y del cual se habían borrado instantes antes del gran desastre que casi devora en un incendio toda la casa del viejo Abelardo en esas dimensiones. Satanás seguía con su juego. Él ya se había dado cuenta. El, Mandinga. Se había dado cuenta de que el hijodeputa estaba divirtiéndose como el gato con el ratón rengo. Lanzándolos a ellos adelante y viendo cómo el desgraciado de Mandinga se ponía a olfatear el Poliverso en busca de pistas que siguiéndolas le pusiera al alcance del zarpazo del maldito chivo. Y no era por hacerse la víctima.  Porque lo volvería a hacer cuanta vez fuera necesario, por mucho riesgo que eso supusiera, porque, y recién ahora se daba cuenta, sencillamente no era capaz de renunciar a la búsqueda. Las ideas le habían bullido en el cerebro durante mucho tiempo. Las ideas, esas, que él antes hubiese jurado que nada le importaban, que no entraba dentro de su mente ninguna idea semejante a paternidad y todas las obligaciones que se supone van juntas. Pero las ideas no nos pertenecen del todo y a Mandinga se le habían revolucionado, poniéndose a dictarle cátedras de moral, en lenguaje muy crudo y directo. ¡A él! ¡Justo a él! Ja.
Y todo lo que decía, empero, era bastante verdad. Que en un principio se había olvidado casi por completo de aquella blanquita que una noche de candombe había compartido con él la diversión en todos los sentidos. El hecho de que él se hubiese hecho amigo de Abelardo, fíjense que casualidad, muchos años después, algo completamente casual y parecido a lo de hoy, Germán cayó con una de las primeras bolas, que había fabricado, en el jardín de begonias afrodisíacas de mi viejo.

-Ja, ja. Mi viejo lo quería matar!

Hasta Toshiro se había olvidado de sus dudas y, al igual que los otros, se había quedado a las espaldas de los uruguayos pero tratando de no perderse palabras de aquello que por enredado e increíble merecía ser  la pura verdad. Incluso hicieron alguna pregunta, para terminar de imaginarse la clase de realidad que pudieran tener esos mundos. Descartar las ideas de imágenes virtuales o mundos potenciales y concebir aceleradamente que la materia organizada no es más que la organización de millones de datos, o los que sean, que forman un paquete animado por una cantidad equis de una cosa que se llama energía y que está determinada por otro paquete de información. Eso sería lo que se guarda en un disco rígido. Después están los millones de otros discos rígidos, que, sin embargo, al menos muchos de ellos, habrían de ser sumamente compatibles con otros muchos, porque nada es único en un sentido absoluto. Lo que no entendieron del todo fue eso de que existan muchos niveles de dimensiones que no correspondan pon ninguna idea de dimensión, como el amor o el pensamiento, y que éstas también, aunque distribuidas de forma muy despareja, aparecieran con una versión propia para cada uno de los universos paralelos.

Mandinga dejó de contestar preguntas para volver a su historia.  Quería ir al punto del tiempo en que por primera vez se le había ocurrido que Manuel pudiera ser su hijo. Aquella noche que todos cenaban en la gran caverna de Ernesto y que Margarita, bajo el brazo de Giorgionne giró su cabeza y dibujó en su cara un pequeño tirón de un sólo musculito de su mejilla de un modo peculiar. De algún modo que él ya tenía registrado en  flashes de una cara de mujer, de alguna vez, en algún lugar, pero que, era posible que fuera común entre las mujeres blancas. Sólo después comenzó a ver cómo esa pequeña idea de un momento preciso, comenzaba a crecer y a fortalecerse razonando en base a los datos que de oídas recogía. Preguntarle a Abelardo arrojó pocos resultados aparte de tener que escucharle rezongar un buen rato con el tema de los amores alocados de su hija. Según él, Margarita había dedicado toda la vida a demostrar que él como padre era un viejo gruñón y anticuado. Para eso había encontrado un método infalible: Hacer cosas cada vez más disparatadas hasta que él, como padre, no tuviera más remedio que intervenir. Después encima, el ataque del probable suegro al probable sinvergüenza que probablemente había embarazado a su hija adolescente, abandonándola con un hijo en la panza. Me cago.


Lo del accidente, arriba del duraznero... Bueno, la verdad es que venía distraído, jajá!




miércoles, agosto 13, 2008

582. Gente rara

Toshiro se puso a explicar la diferencia que existía entre necesario y suficiente y les hubiese llenado la cabeza a todos de difíciles conceptos si no fuera que en ese preciso momento se sintió un estruendo apagado provendiente del costado y el fondo del parque.
Salieron, asomando una cabeza primero y después dudando, porque, a no ser Magda y Manuel que a esa altura ya se estarían haciendo la película de lo que iba a ocurrir en los momentos sucesivos, los otros cuatro, los de los ojos rasgados, los abrieron muy grandes, porque no podían entender ni con que criterio juzgar aquello que veían salir de entre un montón de alambres y pedazos de papel rajado. Parecía un ser humano, grande y torpe, con la cabeza revoleando rastas, enfundado en una camisola caribeña y con un cacho de cubierta de auto atada en cada pata. Salía de entre las tiras de papel, como un enjendro grotezco, aunque risueño. Avanzaba a zancadas como si estuviese bailando, mientros los otros razonaban a toda priza sobre la posibilidad de que el dirigible de papel le hubiese caido encima al pobre hombre. Correr a ayudarle, o esperar, a que la situación se aclare un poco más, vaya uno a saber...
Manuel quiso presentarlo:

-El es...
-Probablemente tu padre, -interrumpió Mandinga ya llegando al grupo.

Por supuesto todos hicieron silencio menos las tripas de Manuel que se pusieron a hacer toda clase de trasbasamiento de líquidos orgánicos y a retorcerse. No podía tomarse en serio lo que estaba diciendo el tipo, ese bocazas, y además a él que le importaba si fuera que fuera que fuera que fuera su padre. Que fuera! A el que le iba a importar? Pòrque nunca le había importado aunque a veces se haya puesto a imaginarlo, por nada, por pensar en algo, y se lo imaginara más o menos así, aunque no tan bruto. Que fuera. En realidad ya se lo imaginaba desde que su madre paralela de aquel mundo le dijo que el negro tamborilero famoso, de la historia de su madre, la verdadera, era un negro de la nación Mandinga. Por lo demás, bien como dice la flaca:"pero si fuera así, ¿cómo es que cuando se encontraron otra vez de frente, allá en la caverna, ni se mostraron alarmados, ni hicieron nada que llamara la atención." Aunque yo le conteste casi siempre que no fuéramos a hacer de aquello un teleteatro lleno de coincidencias e hijos desconocidos, estaba dudando.

El hijo del diablo, ja ja, venía siendo yo, o de Mandinga por lo menos, medio diablo. Con razón me perseguían tanto! y me querían reformar moralmente a cada rato... Después matar...
¿Qué le digo...? ¿Le diré algo? No sé que se acostumbra a decir en estos casos, ja, que tu padre aparece de entre los escombros de su nave interdimensional de papel pintado, a decirte, hijo, yo soy tu padre, vengo a reconocerte y a darte mi apellido. Que, claro tendría que cambiarlo, si algún día quiero, por el de este pedazo de antropoide negro que es mi padre. Manuel Mandinga Goiticoechea, un servidor. Podré poner en mi tarjeta de presentación, porque voy a ser importante desendiente de la dinastía Mandinga. Que negros hijos de puta! Ja ja.

-¿Te golpeaste mucho...?

Mandinga no contestó, miro a Manuel, ahora de una manera que nunca . Después sí.

-Mijo, te debo una explicación de todo esto, pero te juro que no sabría hacerla corta. Qusiera saber quien es esta gente que está con ustedes, hola Marga, disculpa, creo que quedé medio grogui con el golpe.

En primer lugar, ahora que ya pasaba la alarma, era tiempo de volver al interior de la casa, hablar tranquilamente, para ver si efectivamente este paracaidista fracasado, pretendía ser puesto como el heroe del otro mundo que cayó en nuestro jardín. (Qué gente rara) En segundo, tenían que tenerle paciencia a estos criollos medio mentirosos por pasión poética y no por maldad. En tercer lugar, reconsiderar la idea de ser trasladados juntos hacia el exterior. Una revolución no es un divague.

lunes, agosto 11, 2008

581. En el supuesto

Cuando Akiíto y los otros cuatro salieron en los vehículos en procura de alimentos y enseres necesarios, ellos seis siguieron alternando argumentos a favor y en contra de la credibilidad de los mensionados mundos paralelos. Que era algo vistoso dentro de una especulación científica de esas que los grandes teóricos lanzan para pegotear unos cuantos hechos rebeldes a toda explicación, decía Toshiro, pero agregando que, otra cosa sería tomárselo tan en serio como algo que uno se pueda encontrar a la vuelta de la esquina.

-Según he entendido, las otras dimensiones, de existir realmente, estarían confinadas a una escala de tamaños verdaderamente insignificantes

Toshiro no comprendía que no se trataba de una discusión teórica. Hablaba como si una vez demostrada la imposibilidad de la existencia de mundos paralelos, así como así, aquel mundo maravilloso donde habían nacido Manuel y Magdalena, dejaría de haber existido para siempre jamás y ellos, huérfanos de espacio-tiempo, deberían comenzar a reconocer su excesivo entusiasmo por la ciencia ficción. Manuel en cambio desconocía que el realismo a ultranza de Toshiro hundiera sus raíces en la basta experiencia de un pueblo que, desparramado por el mundo, venía sobreviviendo a la única masacre atómica de la historia humana. Cinco bombas atómicas sobre cinco grandes ciudades habían sellado las puertas del celeste imperio para siempre.
Pero Magda tampoco lo sabía. No sabía que en este mundo la guerra contra japón se había sido más larga y terminado de peor modo. Que ahora y aquí, el pueblo trashumante era el japonés, cuyo país se había terminado hundiendo en el océano como una ballena con cinco arpones clavados y humeantes. Que los japoneses tenían memoria. Y que a pesar de reconocer algunos errores propios...
Las razones de Toshiro eran espadas que dibujaban en el aire los antiguos ideogramas de las etapas de la elevación espiritual, que Magda desconocía. Las palabras de Manuel invitando a que le creyeran eran como el campo verde florecido. Pacientes, amigables.
Jarumi, la primera, le creyó. Pero con una condición, que le dejaran a ella la tarea de explicarles a sus compañeros, porque ella podía hablarles desde la base del pensamiento compartido. Que era partir de los principios, es decir, de la objetividad, la racionalidad y la honestidad.

-No nos pueden probar que esos mundos existan. Eso es un hecho. Otro hecho es que nosotros tampoco podemos probar lo contrario. Yo propongo que hagamos de cuenta de que todo es verdad, cosa que cuenta por ahora con un cincuenta por ciento de posibilidades. Ellos dicen que vienen de fundar una nación anarquista, un continente casi. Han de tener mucha experiencia si es cierto. Si no es cierto y todo no ha sido más que una mala ocurrencia o locura, enseguida, cuando entremos a cambiar ideas sobre como organizar una nación anarquista, va a quedar en evidencia el engaño.

Hubo acuerdo unánime.

Claro que tras el acuerdo unánime las ideas volvieron a chocar. ¿Como que si formamos un aparato de poder dejamos de ser anarquistas? ¿Acaso se ha visto alguna vez que el pueblo espontáneamente se organice sin que haya una organización. Claro que si se ha visto, muchas veces, aunque cuesta, tienen esa inercia de agachar la cabeza y evitarse problemas. Pero el pueblo siempre está organizado, aunque sea en contra de sus propios intereses, por una trama de relaciones y... casi siempre en contra. Claro que sin embargo hay en todos el deseo de la libertad. Más bien! O acaso nosotros somos marcianos.
Bueno pero que fuéramos a lo concreto, a comparar las ideas que tenían los Kamikazes con las de los Maquis, en cuanto a eso. ¿Como organizar una nación anarquista?

Manuel estaba en la confluencia de todas las miradas.

-No hay nada que organizar. Sólo hay que decir lo que uno quiere.
-Pero la gente quiere cualquier cosa. Si todos piden cosas distintas?
-Ellos mismos van a encontrar la solución. No hay delegados.
-Ni tampoco un partido?
-Cada comuna es autónoma.
-Y si una comuna deja de funcionar de forma anarquista.
-Nunca se presentó el caso, pero supongo que estaríamos de acuerdo en respetarla. Les puedo contar un caso extremo que se presentó en una comuna del departamento de Rivera que no tenía sistemas de comunicación boca a boca, todo iba a la asamblea y las asambleas demoraban horas y horas, la gente empezó a dejar de ir y los pocos que sí iban se encontraron de pronto resolviendo en minoría asuntos comunes a todos. Exigieron que la gente concurriera, votaron una resolución que volvía obligatoria la asistencia a las asambleas, sin darse cuenta que esa resolución también salía debilitada por los pocos votos que la habían aprobado. Fueron insultados de dictadores y ellos mismos dejaron de reunirse en asamblea. Quedaron un tiempo sin tomar ninguna nueva decisión, hasta que viajeros que venían de otra comuna les alcanzó la noticia de que se estaban utilisando otras formas de conectarse y tomar posición sobre los temas. Entre nosotros toda vez que hablamos es como que estuvieramos votando. No se necesitan taquígrafos ni gravadores cuando la gente es honesta, ni escribanos ni abogados


domingo, agosto 10, 2008

580. Los Locos Son Incoherentes

Pero en ese momento nada dijo a los otros sobre lo que pensaba. Le pareció que estando de paso por este mundo al que todavía no daban nombre... Y además,... teniendo todas las ideas flotando en la neblina de la indefinición, como tenía, era... o podía ser, algo pedante ponerse a opinar sobre lo que otros ven como un camino posible hacia la libertad. Dentro de su propio grupo se consideraba el más ignorante pero opinaba igual, porque todos lo aceptaban como un igual, y hasta a veces más, le parecía, a veces... Pero en este mundo tan distinto y con estos muchachos tan poco típicos del lugar, sin conocer cual era el pensamiento de la verdadera mayoría...

Jarumi se le había parado enfrente con su inteligente mirada.

-¿Tu duda es si nosotros somos revolucionarios? Preguntalo claro. Sí, somos revolucionarios. Nos estamos organizando para formar un gran movimiento revolucionario!
-¿Armado?
-Eso todavía no lo tenemos decidido... Pero es posible.
-¿Sienten que este puede ser el momento...?
-Sí, la juventud ya no resiste más. Está tan desengañada que si no nos organizamos, esa energía va a estallar de forma caótica. Tenemos sólo que lanzar cuatro o cinco palabras que nos identifiquen entre todos. Ideas, sueños, porvenir...
-¿Y los que no son jóvenes, no están así de desengañados...?
-Están mucho peor. Han perdido los ideales sobornados por el confort. Ellos lo saben aunque no lo reconozcan en público. Muchos jóvenes también.

A Manuel le pareció bien esa forma de plantearlo que tenía la guacha, y al volverlo a pensar, le pareció que el corazón le estaba latiendo con esa premonición que a veces le viene de que algo va a resultar verdadero. Esas cosas que uno ya de antes está sintiendo como que ya existen. Le pareció. Y entonces abrió lo ojos sobre Jarumi, que tenía enfrente, desafiando con su mirada cualquier objeción sobre la justeza del diagnóstico. Una muchacha valiente, se veía. Inteligente y ahora jugando un jueguito de seducción para ver si levanta los pelos a la flaca, cuya mirada se veía restallar como metralleta, sobre cualquier movimiento corporal o gesto.
-Hijadeputa- pensó cariñosamente Manuel, al darse cuenta de que todas las actitudes de Jarumi habían estado dirigidas a llamarle la atención. Tal vez sólo por darle celos a la flaca, o no. Por qué no iba la guacha, a gustar de él? Si a él le gustaba ella bastante...

Magda estaba hablando. Estaba diciendo que allá en la tierra (casi dice verdadera) Uno, ellos habían participado de una revolución anarquista hecha completamente, bah, casi completamente sin uso de armas.

Jarumi se mordió el labio antes de hablar.

-Pero, ¿ustedes hablan en serio de eso de los mundos paralelos...?

Recomenzaba toda la historia de las explicaciones, con nuevas referencias a cosas que se podrían preguntar a cualquiera de los dos.

-Porque ustedes pueden haberse memorizado una misma historia falsa.
-Una historia que son dos años, día a día, con todos sus detalles, pensás que se puede memorizar...? ¿Y para qué?

Toshiro hipotetizó:
-Hasta podría ser que lo creyeran verdadero.
-Pss! Los locos son incoherentes. En un rato de conversación se ve que son locos.
Natasha objetó que eso no era muy exacto. La locura del mundo era perfectamente coherente, sin dejar de ser locura.
Akido en cambio opinaba que los motivos por los que podemos hacer algo son innumerables, porque, aunque los tendencias nuestras fueran dos o tres, son tendencias que se manifiestan continuamente y se contraponen a cada segundo ante las situaciones variables y las respuestas que en nosotros genera la inercia del pasado. Varias columnas de fichas de dominó que van cayendo en simultáneo. Se multiplican las combinaciones de hechos por segundo con la cantidad de impulsos y... todo eso... termina siendo una cantidad infinita de posibilidades -dijo y quedó callado con una modesta sonrisa en los labios.
Akiíto se mostró impaciente con los términos de la conversación e incluso con su tema. Estaban compelidos a buscar refugio para estos cuatro elementos y los amigos uruguayos, fuera del país. Así lo aconsejaba la organización, por considerarse prematuro cualquier exposición publica de su existencia antes de que estuvieran perfectamente previstos cada uno de los pasos. Y la forma en que se pensaba presentar.
Después hablaron los otros muchachos, quienes explicaron que todavía no estaban suficientemente entrenados en el concepto de lucha real, fuere con armas o sin ellas. Que la lucha, ellos creían, era otra realidad, en la que debemos saber plantarnos, con la mente clara fijada en un objetivo, o no intentarlo.





sábado, agosto 09, 2008

579. Oriental del Oriental

Las palabras de Toshiro habían sonado tal vez demasiado serias aunque ese tono acordara tan bien con sus rasgos rectos y su cabello renegrido, o no, porque también podría estar pretendiendo que las reglas no fueran rígidas a fuerza de hacerlas complicadas, llenas de artículos e incisos que aclararan para cada caso, qué se había querido decir desde un principio. Así, de esa manera, los jueces profesionales serían siempre imprescindibles, los libros y los abogados que a la postre terminan haciendo las leyes de acuerdo a sus ya previstas trampas que venden a buen precio en sus estudios jurídicos. Eso no sería serio.

Serio, aunque mucho más divertido era lo que se había hecho en Tierra Uno, donde ojalá estuvieran llevando bien la cosa, como hasta hace unos días...
Porque si te decís anarquista, tenés que aceptar a cada uno como es, reconocerle tu mismo derecho, el de opinar sobre las reglas del juego tanto como del color de las fichas. Entre nosotros... no es necesario estar haciendo asambleas todo el tiempo. Cada conversación es una asamblea. Una pequeña asamblea que se hace a cada rato y en cualquier lugar al paso.
Si te decís anarquista no podés estar luchando por una ambición de poder. Si te meas por ser "delegado" de algo, no sos anarquista, sos mentiroso. Ahí, estaba! Acababa de encontrar, sin querer, un elemento imprescindible que debe poseer un anarquista. La honestidad. (Aunque parezca cosa de viejos)

Claro que por ahora ninguno de estos muchachos, había dicho nada sobre iniciar una revolución libertaria. Se habían llamado a ellos mismos de libertarios y tal vez, lo fueran entre ellos, y con eso les alcanzara. No todos los amantes de la libertad llegan a la etapa del odio al poder...

Manuel quiso tantear el terreno.

-Pero, cuando ustedes se llaman anarquistas ¿quieren decir que están dispuestos a luchar contra el poder?

Los de rostro oriental sonrieron como preguntando si por acaso los de nacionalidad "oriental", no se habían apiolado de que lo que estaban haciendo constituía un acto considerado de terrorismo.

-Podría ser porque se tratara de salvar a unos amigos... No sé...

Fue entonces que todos comprendieron que debían conversar honestamente.

¿Quienes eran los orientales para los orientales?
¿Cuantos prejuicios les impedían ver que eran iguales?
¿Cuantos y cuales chistes se cuentan en cada grupo, para demostrar que nosotros somos mejores que ellos, o ellos peores que nosotros?

Fue un rato entretenido, de esos en que el tiempo pasa volando y las risotadas revotan en las paredes. Estaban comprobando que en cuanto al sentido del humor andaban parejos por absurdos y bien intencionados. Se conmovían por los mismos elementos de una historia. Miraban desde un mismo punto de vista y por momentos, un destello de pasión, un fuego, esas cosas, esos enganches que después, te hacen entender las palabras y los gestos conque se dicen.

¿No te parece, flaca?

viernes, agosto 08, 2008

578. Mafia Vs. Ácratas

Cuando Magda volvió a entrar al ciber, en procura de la contestación de los amigos de Toshiro, los otros se entreveraron con los transeúntes y fueron varias veces hasta la estación para volver enseguida como que fueran gente recién llegada en el tren. Se sentían ahora menos temerosos de mostrarse, luego de haber observado cuantos rostros similares andaban circulando por las calles. No sólo de orientales, sino otros como los bolivianos, y criollos desentiendes de indios, que no se diferenciaban fácilmente. Nunca habían reparado en el detalle. Ni ahora, demasiado. Es común que a fuerza de creernos ser vistos como distintos, terminemos pareciendo no más distintos. Nadie se pasa todo el tiempo pensando en las razas, las sectas o la fisionomía, más que aquellos que creen en dichas cosas. El creyente en horóscopos siempre va a creer confirmar sus creencias cada vez que le pregunta a alguien su signo, como el jugador cree que suele ganar mucho más que lo que lleva perdido, o al menos trata de creer para no sentirse desgraciado. Pero ellos eran muchachos inteligentes que aprendían a una velocidad alucinante. Ya llevaban comprendido que la mayor parte de las creencias que les habían enseñado no eran más que estúpidos prejuicios. Apenas les faltaba comprender que no todo lo que dicen los viejos es estúpido, para encontrarse en condiciones de empezar a aprender algo. A partir de cero.

Magda salió enseguida del local. En unos minutos iban a pasar exactamente por allí un par de automóviles Toyota, uno rojo y otro negro, para llevarlos hasta un refugio provisorio. Traerían a su vez en el parabrisas pintado un hexagrama del I'Ching que significaba no sé qué cosa y...

Acaba de doblar en la esquina un automóvil Toyota rojo fuego y le sigue detrás otro negro, ambos con un pegote en el vidrio...

Se abren las puertas al mismo tiempo, y una vez ellos absorbidos, los autos parten veloces, aunque sin escándalo, apartándose de todas las zonas más densamente pobladas. Circulan por rutas hormigonadas en alguna lejana época, hormigón partido en innumerables trozos de hielos flotantes, mechones de pasto bravío que ha sentado hábitat entre las grietas y los desplazamientos tectónicos. Un viejo cartel reza "Avenida del Buen Aire", sugiriendo involuntariamente que por allí hubiesen pasado los Garayses camino a fundar la ciudad virreinal. A lo lejos, pero en casi todos los sentidos, se divisa la mancha constructiva de Buenos Aires...

Se desviaron por un camino de tierra y entrando a lo que parecía haber sido una residencia placentera, -los álamos del parque perdían todavía, sin apuro sus hojas,- se encontraron con cuatro otros muchachos perfectamente organizados para camuflar los vehículos debajo de esas telas de hacer sombra y enseguida conducirles al interior de la vivienda.

Reunión general.

El debate era necesario, imprescindible y hasta inevitable. Akiíto venía con la idea de poner un punto final a la colectiva rebelión generacional de la que en algún momento se había sentido promotor. Co-fundador. Propagandista y actor protagónico para la comunidad de los ponja-argentinos.

-Tenemos que unirnos con los viejos para poder defendernos de Alí Babá y los cuarenta mil ladrones. -Dijo.

Jarumi estuvo de acuerdo. Mucho era lo que había meditado durante las silenciosas noches de la plantación. La rebelión estaba buena. No debían arrepentirse de haberla llevado adelante, a veces con exagerado entusiasmo. Simplemente que ahora sabían que los enemigos no eran los viejos, sino las estúpidas ideas que les habían inculcado desde el poder.

-Ahora ellos se dan cuenta que estamos bajo el dominio de una mafia que quiere borrar el honor y la honestidad de nuestra escala de valores. Por lo menos en eso podemos estar de acuerdo.

Magda se unió al diálogo.

-¿Querés decir que todavía no se dan cuenta de que el poder siempre es mafioso?
-No, ellos creen que los antiguos eran honorables!

Otro acotó que tal vez los mafiosos fueran honorables entre ellos mientras eso no implicara demasiado peligro o renuncia.

Manuel quiso saber.

-¿Ustedes son anarquistas...?
-Ácratas. Nos llamamos ácratas en español. Somos enemigos de toda forma de sumisión, de imposición y de autoridad. La única autoridad que reconocemos es la de los acuerdos libres, limitados en el tiempo y en la cantidad.
-¿La cantidad...?
-Sí. Nadie se puede compremeter más allá de sus posibilidades reales y de su relativa comprensión de las consecuencias del trato.

Toshiro quiso ser más claro.

-Queremos darle cabida siempre a la inteligencia. No queremos que nadie se vea embretado por reglas demasiado rígidas. O destrosado por un castigo. Ante cualquier problema, en vez de priorisar la tradición, creemos que hay que darle lugar a la inteligencia para lograr la mejor solución.
-¿Jueces inteligentes?
-No. La misma gente. Pero buscando soluciones y no represalias

miércoles, agosto 06, 2008

577. Burocracia Cero

Mientras tanto se acodaron sobre un murito, separados de a tres para no llamar la atención, como que estuvieran fumando y cambiando palabras al paso.
Todavía pasaban laburadores apurados hacia el tren, haciendo viento. Gente que camina moviendo los labios, pronunciando números y con los ojos haciendo de mouse que recorre las pizarras de los cambios, de los bancos y, especialmente la de las nuevas tarifas de coimas editada en el diario oficial, ahora de la misma empresa que ganara la licitación de la casa de la moneda, Gostanián Inc-.
Qué les importaba eso a ellos? ¿Eh? Como que acaso con todo eso se habrían hecho más pobres o más ricos, eh?. Que si no agarramos el toro por las guampas, cada uno, no van a venir a salvarnos. Estamos en la misma lucha. Que en eso por lo menos está mejor, porque es lo mismo de antes pero de cara descubierta. Porque robar, siempre se robó, pero antes si te agarraban pobre seguro que ibas derecho preso. Si rico, bueno todo se podía conversar... Ahora las reglas vienen a ser más claras. Robar, robamos todos dentro del marco de la ley. Podés robar pero pagando la debida tarifa. Los ladrones pasan a formar parte de la cámara de industrias. (Muchos ya son socios vitalicios)

Tampoco es que podés pagar cualquier coima y con eso salvarte de todo, porque hay coimas y coimas, hay coimas que no te alcanza toda la guita que ganés en toda la vida, qué carajo. Claro antes no te dabas cuenta, porque uno confiaba en el señor juez, y en el maestro y en el cura... y nos cagaban, pero no te dabas cuenta, casi nunca... Hasta te daba vergüenza desconfiar.
Claro, un buen negocio, la respetabilidad. Por eso eran tan seremoniosos. Para ocultar, tras los telones de la fotografía familiar, de estudio, los trapos sucios y los chanchullos.
Ahora el robo es un descarado nudista que se pasea por el centro de la ciudad y se explica en los más intelectuales programas del cable. Cursos en universidades privadas. Libros tecnicos en todos los escaparates. La Cacología es el tema de moda. Los niños sueñan con ser grandes ladrones.
Lo que antes se llamaba asalto, ahora es la actividad regulada número 900-900, que incluye a todas las que se realizan preferentemente de a pie y con técnicas amedrentativas a cargo de armas de fuego de grueso calibre. Pagan exactamente el diez por ciento del monto robado más la taza fija de impuesto a la perturbación del orden público. El monto legal robado, MLR***, es el que determine True&Erut, una vez que examine el archivo que le deberá ser enviado dentro de las 24 horas. El Ladrón cuentapropista se tiene que hacer responsable personalmente del envío de dicha información junto con la declaración jurada del monto del atraco.
De lo que nunca nos salvaremos es de la burocracia, que se dice vuelve a crecer, tanto en el ámbito oficial como en el privado. ¿Como que en el ámbito oficial? ¿El último slogan no era: "Burocracia Cero"?

-Claro, pero no te olvides que ahora hay que controlar a una nueva clientela, que trata de cagarte todo el tiempo. Por eso subió la tarifa, por la evasión. Los que pagan tienen que pagar por los que no pagan. Lo dijo la Alsogaray, el otro día en el discurso, quejándose por la evasión, cuando dijo: "¿Ahora que podemos robar, resulta que los argentinos nos hemos vuelto honrados?



lunes, agosto 04, 2008

576. Memoria

Fue cuanto Toshiro desenvainó su larga espada samurai en nombre de la realidad. Con fuertes ademanes y expresiones concisas destruyó todo el sentido lúdico del momento. No estaban para jueguitos de ingenio. A esa hora ya debían andar circulando las fotos de todos ellos, por millones de pantallas y de enlaces electrónicos a miles o tal vez millones de "cazadores de recompensa", el nuevo programa que a través de los celulares, estaba idiotizando la república. ¡Debían encontrar un escondite ya! Conectarse con personas legales que les brindaran cobertura mientras sus parientes tardaran en encontrar una salida negociada, porque el precio de un desprocesamiento legal sobrepasaba el millón de pesos certificados personalmente por Gostanián

-Conozco un ciber de 24 horas en el centro de Merlo. Le puedo mandar un mail a mi viejo, que tiene muchos amigos por esta zona...

A Jarumi no le pareció buena idea dejarse ver con esos rasgos orientales, a pocas horas de la pueblada y con facha de venir de la guerra.
Magda se ofreció para hacerlo ella.
Aceptaron.
Pero no tenían plata.

seis de la mañana, la gente se ha de estar levantando para comer alguito antes de ir a tomar el tren, miran por pequeñas ventanas de casas prefabricadas, la niebla que aun no se empieza a levantar, pero que cuando llegara a la estación , ya con el sol por sobre los techos, se levantaría, como pasa siempre, aunque en las zonas más bajas pueda restar por alguna hora...

Comenzaría Manuel solo a pedir limosna en las llegadas a la estación. Nadie mira mucho a nadie en esas circunstancias, y menos si es un sucio. El primer contribuyente le obsequió cinco pesos, Manuel sacó la cuenta al modo del kiosquero de Flores, parecía que le daba 100 dólares. No podía ser tanto. Pero igual, sería suficiente para media hora de cíber. Volvió adonde los otros se escondían. Pasó el billete a la flaca. La despidió con un beso y la siguió con la mirada... ¡Vaya imagen!

Las instrucciones se las había dado Toshiro, después de hacerle memorizar ocho direcciones de correo, más la suya propia, con su correspondiente contraseña. para que pudiera esperar respuesta de alguno de estos ocho samurais, que, iban a ser capaces de cualquier cosa para ayudarles.

Magdalena solo se repetía: akiito arroba solnaciente arroba hiroito arroba... para empezar después la correspondiente secuencia de servidores, que gracias al orden en que las había acomodado Toshiro, daba dos grupos de cuatro. Por eso era importante recordar cual de la lista era el primero. Akiito, por cierto.

Una hora después seguía sentada frente al monitor, aunque sin mirarlo. Trataba ahora de memorizar las tres últimas respuestas recibidas tras varios intercambios. Las tres coincidían en un punto. Que el refugio que les iban a conseguir en cuestión de horas, debía ser por poco tiempo. Enormes serían los riesgos de que algún cazador de recompensas les llegara a ver. Estaban organizados en federaciones y en redes electrónicas que compartían la información a un costo verdaderamente ínfimo y con un sistema racional de reparto de las ganancias. Todo el esfuerzo debía ser centrado en montar un operativo que les pudiera sacar del país.
Volverían a conectarse en un par de horas









sábado, agosto 02, 2008

575. La cámara de Akido

Toshiro reclamó la necesidad de hablar en serio. Debían esconderse por un tiempo y comunicarse con las familias de algún modo disimulado. Internet, por ejemplo, conseguir dinero para subsistir y tal vez comprar documentos falsos.

Manuel seguía con lo anterior.

-Es que yo te estoy diciendo cosas verdaderas, en serio. No somos personajes de dibujitos de la tele. Podés preguntarnos cualquier cosa, a ver, de nuestra historia. Yo por un lado y la flaca por otro. Van a ver que no nos contradecimos.

Akido y Natasha aceptaron la invitación al nuevo juego de prestidigitación o nigromancia que proponían este par de cómicos ambulantes, sus amigos. Preguntarles qué, de su historia propia, que ellos no podrían imaginar, para preguntar. Preguntarles, claro, para ver si respondían lo mismo, ante una misma pregunta que, entonces, debía ser acordada previamente, sí, pero sobre que punto de esa supuesta historia que ellos sólos conocen? Al final se rieron. Les resultaban muy simpáticos estos muchachos estrafalarios, que acababan de inventar un juego complicadísimo, o una nueva manera de armar un espectáculo basado en los poderes extrasensoriales. T.V.

Akido tenia una cámara de video que le habían mandado de regalo desde Japón. Con ella filmaba todo, desde lo más grande a lo más pequeño para montar las imágenes con la computadora haciendo que cuenten una historia.
Lo hacía muy bien, porque no armaba la historia sólo en base a imágenes bonitas, explotaba todo, equilibrando las dósis, pero ahora... Se estaba encontrando con una forma de la creación artística en la que nunca había pensado. La autocreación y la creación simultáneas. Ellos, habitantes de un planeta paralelo, han surgido de la nada al mismo tiempo que, como su contrario, de la nada aparecía ese planeta paralelo que les daría respaldo. No había que negarles ingenio.

Ya tenía la primera pregunta. Se la dijo al oído a Natasha. Acordaron llevarlos a media cuadra de distancia acompañados por un testigo. Lo hicieron y ya prontos, regularon sus cronómetros por el método del brazo levantado, para sincronizar las iguales preguntas:

-¿Quién les tiró, desde el mundo paralelo, sobre La Argentina?

Cuando Akido entendió que Manuel contestaba Satanás protestó su defraudación. No tenía derecho, Manuel, a tomarse su propia creación en broma. Porque la historia es eso que ya fue contado, por eso es historia, que nunca jamás podrá ser modificada. Pero está bien. Aceptado. La historia ya tiene en sus entrañas a Satanás, aunque más no sea como una palabra que fue pronunciada, tal vez sin querer decir exactamente Satanás, sino algo parecido, o distinto, por ejemplo el nombre de una banda de Rock

574. TODO LO QUE SÉ

Corrió por el cielo un manojo de estrellas fugaces que hizo a todos levantar la cabeza y quedarse, no pidiendo deseos, sino de pronto arrobados por el misterio del universo, tan grande o eterno, contra ellos tan pequeños y tan enredados en cuestiones del momento. Como un aahh, pronunciado frescamente con el alma de todos. Porque todos ellos se sentían, por diversos motivos, emparentados con el universo. Consumidores de ciencia ficción algunos y otros... bueno...

Se sonrieron mutuamente al volver. Tal vez con un poco de rubor, si hubiera sido posible verlo, pero con un nuevo brillo en las pupilas que hablaba por cada uno, diciendo que el portador no era un sujeto que admitiera fronteras para la fantasía.

Jarumi dijo que podrían compartir esa emoción de cada quien, de cuando el racimo de abrió en el cielo como un fuego de artificio. Contaría ella primero lo que sintió, que había sido como una señal, ellos mismos en luminosa carrera escapando a las milicias, y por fin separándose a toda prisa para no ser encontrados, pero llevando consigo el fuego que crearon en común. Magda había interpretado todo de un modo distinto. como si aquello le hablase del grupo que ellos habían formado y que había sido dispersado por todo el universo. Pareció muy loco y divertido mereciendo apodos sacados de los videos, todos extraños, pero fácilmente pronunciados por los orientales.
Jarumi miró de frente a Magdalena con otro tipo de sonrisa, dudando de si la uruguaya habría entendido la propuesta, además de recuperar su lugar.
Contaba su impresión Akido, con su pequeña voz, que sin embargo salía de un cuello ancho sobre unos anchos hombros. Akido era medio poeta. Hablaba como si lo fuese, con una sonrisa oriental bajo sus negras pestañas curvas. Para él lo que estalló en el cielo, lo había hecho dentro de su pecho, que entonces se había ampliado hasta confundirse con el espacio sideral.

-Sentí que por muy chicos que fuéramos, eramos tan importantes como el universo.

Toshiro confesó haber pensado en el grupo de cuatro que ellos formaron casi en broma y que ahora habría de estallar de forma prematura.

Para Natasha un estallido de luz, nunca podría significar algo malo. Le había parecido un brindis.

Manuel bromeó con explicarles, si querían, que cosa era lo que habían presenciado. Un meteorito -dijo-, moviendo el indice por el aire con premeditada torpeza. A él le había impresionado como un recordatorio de que el tiempo pasaba y que ellos debían encontrar la manera de volver a su mundo. Porque ellos, muchachos, habían sido arrojados sobre esta Argentina, no desde el cercano Uruguay, sino desde otro mundo, al que deseaban volver.

Akido prorrumpió en aplausos y propuso sentarse en el cordón de una vereda para escuchar la historia. Manuel dijo que era una historia increíble pero verdadera. Toshiro estuvo de acuerdo en escucharla y enseguida decidir qué se iba a hacer. Magdalena solo se reía. Jarumi no quería dejar volar la imaginación. Natasha encontró un buen lugar.

Manuel se sentía, hora, suelto. Se mantudo parado frente a todos y sin dejar de revolear las piernas para un lado y otro fue diciendo las cosas que se le ocurrían. Que ellos, Magda y él, venían a ser un par de extraterrestres, aunque terráqueos. Cosa que hubiese sido fácil de demostrar si todos estuvieran no aquí, sino en el mundo de Manuel, allá en la otra Tierra, porque allá hasta les hubieran hecho demostraciones de telepatía, pero acá, acá no. Que la telepatía tenía esas cosas de no ser posible en todos lados ni en todo momento. Conque si uno fuera a vivir de eso, bueno... Que tal vez, para demostrar la condición de extraño podría fabricarles una nave que vuela como un plato volador, salvo que no podría saberse si la nave, en este mundo vuela, hasta que no estuviese terminada. Que ellos, allá en su tierra paralela, estaban metidos en una guerra universal entre la libertad y el poder. Que luchaban con escuadrillas de esas naves voladoras y que destruían a los adversarios con pensamientos. Ja, ja.
Se tuvo que interrumpir porque todo aquello ahora le provocaba mucha risa. Entre lágrimas continuó:

-La muerte no existe. Todo es cambios de dimensiones. Te pueden mandar al rincón más oscuro, pero no te pueden destruir. Te pueden hacer sentir confundido, o mal, pero a la larga siempre volvés a tu propia consciencia.

Jarumi balbuceó:

-¿Quién te puede mandar... al rincón más oscuro?

Manuel abrió los brazos como pidiendo perdón.

-Hasta ahí no llega mi sabiduría... En las altas esferas son todos medio tenebrosos, y más allá... No se sabe nada. Ja.

viernes, agosto 01, 2008

573. Habilidades

Pero desde ese relumbre disperso, enseguida se destacó un ojo luminoso de creciente potencia. Un tren. El primero desde el comienzo de la asonada. Todo volvía a la calma y ellos, conscientes de ser prófugos, debían buscar caminos propios, lejos de toda sospecha.
Salieron de la vía y comenzaron a caminar aquellas calles de suburbio, rectas y planas, silenciosas y expectantes de las luces del día. No llevaban un rumbo cierto, tomando a cada rato una dirección distinta, cuadrangulares calles y chatos destinos, por donde no se veía sobresalir ni siquiera la aguja de una iglesia, mirá lo que te digo. Unidimensional. O mejor bi... aunque la oscuridad no sea cosa con dimensiones.

También pasaron por barriales que apenas brillaban con las luces de adelante, y se embarraron hundiendo las patas por donde no se veían más que las puteadas de los que iban adelante, y el retorno poco a poco del buen humor.

-¿Pero, nosotros... para dónde vamos...?- Dijo Jarumi plantándose adelante de sus semejantes.
-Es que ni siquiera nosotros lo sabemos- contestó Magda- nosotros menos que nadie, que no somos de acá.

Los de rostro oriental rieron juntos, suponiendo que aquello habría sido una broma irónica sobre su condición de orientales. Rieron que eran más argentinos que la pizza con muzzarela, y al reírse afinaron más sus ojos gatunos que en lo oscuro brillaron enormes como aquellos dibujos de la televisión.
Podrían ser ese tipo de héroes. No muy grandes pero de espigadas formas longilíneas y esa capacidad expresiva, que puede ir desde la palidez del cadáver hasta el fulgor de una llamarada pasional.
Explicaron cómo era la historia de su estadía en la plantación. Una vez que Jarumi hubo sido remitida, en calidad de terrorista potencial, ellos, los dos muchachos y la chica, se habían hecho detener bajo los mismos cargos y por lo tanto, mandados -previo pago de una gruesa suma al comisario/juez- al mismo lugar a purgar sus idénticas condenas. Apostaban a que estando los cuatro juntos no iba a haber dificultad que no vencieran para lograr por fin la libertad de todos. De todos ellos, se entiende. Puesto que la idea de liberar a los demás, sólo se les había comenzado a formar, una vez que entendieron de qué se trataba, ese asunto de las plantaciones y de la justicia privatizada. Nunca se habían puesto a pensar. Y ahora... Ahora comenzaba a ser tarde. Debían encarar otro problema: Volver a sus casas era peligroso. Estaban siendo buscados...
Por otra parte entre Manuel y Magda, pergeniaron una síntesis de su último día libre, sin mencionar por cierto cómo era que habían viajado a Buenos Aires. Su falta de costumbre para andar entre multitudes que se mueven en el mismo sentido, contrario a lo que uno quiere. La estúpida acusación bajo la cual habían sido detenidos y el sopor en que se habían sumergido una vez que estuvieron en los barracones.

-Jarumi sabe una técnica para hacerse inmune al opio -explicó Toshiro. -A nosotros todavía no nos dio resultado, pero ella nos sacaba al aire libre por un hueco de desagüe donde nos metía de narices en un respiradero. Ja, a veces daba resultado porque la asfixia nos sacaba de quicio y vencíamos el sueño.

Manuel pensó que sería muy cauto formular la pregunta del siguiente modo:

-¿Siempre... desde que eras chica, siempre fuiste distinta, verdad...?
Ella tartamudeo:
-E, es, una técnica derivada del yoga... Uno la aprende paso a paso.
-Y vos... la practicás desde hace tiempo...?
-¡Claro! Desde hace... tiempo.
-¿En tu casa,... hay opio?
Jarumi dejó ver su cara que se iluminaba apenas con el rosado reflejo del alba.
-Bueno, cada uno tiene sus propias virtudes... Habilidades...