jueves, mayo 28, 2015

953. Miradas

...los verdaderos.
Porque aunque fueran tan parecidos... Hay algo que... Había algo que se sentía. No con ningún sentido de los conocidos, tal vez con otro... o directamente con el alma, si es que existe...
Porque unos ojos que te miran no son siempre unos ojos, o mejor... atrás de esos ojos...¿qué hay? Una persona única e irrepetible que tampoco depende de la apariencia. Es. Y ese ser te mira desde adentro, de una manera que es sólo suya. Nadie te puede mirar como esa persona, aunque sea idéntica en apariencia. Y a nadie va a mirar como te mira a vos. Porque toda mirada es un intercambio y está formada por los dos.

Levantó la mirada Manuel, hacia la noche que les rodeaba, las mortesinas luces de las ventana vecinas y más allá adivinados techos de las casas y los oscuros bultos del monte cercano. Levantó más y vio el cielo, ahora estrellado... No creía posible salir de eso para buscar su verdadero mundo, el de sus personas queridas verdaderas... aunque...


 

jueves, mayo 07, 2015

952. Aquellos...

Se lo ve vibrar en la misma frecuencia que la propia tormenta. A cada relámpago que que viborea entre las nubes altas su cuerpo sigue, se tensa vibrante y su mirada de éxtasis parece también salírsele de la cara. Pero no es una alegría común, una diversión apenas, no, el niño vibra todo, por fuera pero también por dentro. Algo gozoso.
Manuel y Magda le observan desde distintos puntos de vista (por supuesto). Magda reconfortada con la vida al ver a su hijito tan entusiasmado con las fuerzas de la naturaleza. Manuel creyendo ver en aquella muestra de valentía temeraria... (Un niño común le tiene miedo a las tormentas)... una señal posible de tratarse de un cachorro de humano transdimensional, por decirlo de alguna manera... Fue entonces  que de pronto se sintió perdido. Nunca más podría volver a encontrarse con sus verdaderos seres queridos!
Aquellos...


martes, mayo 05, 2015

951. Ulyces y la Tormenta


Y en eso unos relámpagos que iluminan los vidrios de la ventana mucho más que la pobre luz artificial. Ulyces levanta ahora los ojos de la comida y sonríe. Enseguida el estrépito del trueno sacudiendo las paredes. Ha caído un rayo cerca. Ulyces modera la sonrisa, mira al costado y un poco para atrás. Parece buscar el origen del zumbido del viento que se está levantando.

¿Querés ver la tormenta...? Vení vamos a verla-- le dice Magda al tiempo que le extiende la mano. El niño acepta.
Salen los tres por la puerta del frente y se detienen en la parte en que las copas de los árboles dejan libre un buen sector de cielo a la vista.
 Era toda una tormenta! con el brillo casi constante de los relámpagos se podían ver enormes nubes peleando con gigantes fuerzas en su interior. Imágenes apenas, de algo todavía más grande que no podemos percibir.
 Por eso, más vale dejarlo a la imaginación de cada uno y atender ahora a las reacciones de Ulyces frente a la tormenta.


domingo, mayo 03, 2015

950. Eses de vapor


 Así que nada! Porque fuera o no fuera este Ulyces su hijo propio en cambio para él el era su padre, sin lugar a dudas... Y además que... no podía mirarle sin quererle... como a un hijo. Lo estaba comprobando.

Se despidieron de Julieta con las debidas disculpas y entraron directamente a la cocina. (La metafísica cedía frente al estómago).

Panchos en cada plato arrimados a una montañita de puré de papas, para cada uno, por esta vez que el tiempo no ha alcanzado. Ulyces que insiste en mandarse puñados de puré con los dedos y La flaca que le muestra el tenedor y esconde la sonrisa. Las ramas de la Anacahuita que rozan los vidrios de la ventana movidas por el viento. La ollita de los panchos todavía sobre la garrafa, dejando subir unas leves eses de vapor y la luz... La amarillenta luz de la lamparilla revotando en las paredes y llenando, tal vez ella, todo el ambiente de un contenido espeso, como si fuese una vibración que los abarcara a los tres y a las paredes amarillentas y a la rama de la Anacahuita que vuelve a rozar los vidrios de la ventana

viernes, mayo 01, 2015

949. El Extranjero

Si se nos permite, trataremos de traducir a palabras humanas parte del flujo de imágenes y emociones que comenzaron a circular por la mente de Manuel.
  Verlo así de cerca a Ulyces le resultaba similar a verse espejado no sólo en lo visual sino en todo sentido. Individuo humano, individuo. Cosa misteriosa que administra millones de experiencias memorizadas después de vividas. Tierna cosa vulnerable y sensitiva... pero distinta. Cada uno, una persona distinta... y sin embargo parecida...!
Ulyces, distinto. Distinto origen y circunstancias posteriores. No era hijo de una hipie con un padre desconocido. En cambio de un par de flacos medio delirantes en cuyos ojos todavía tiembla el terror de algo que no se habla. Algo que habría ocurrido en el pasado de sus vidas...

Lo volvió a sacudir como para convencerse de tenerle entre las manos.

¿De cual Ulyces se trataba?

Se suponía que el recién llegado a este mundo era él y no los otros... que habrían permanecido... ignorantes de todas sus peripecias... y tal vez... habiendo vivido todos los últimos años en la monotonía de sus vidas pueblerinas. ¡Él, era el extranjero!
Asi que...