miércoles, enero 31, 2007

199: Eligiendo tripulación.

Pero en eso de regresar hay muchos estilos diferentes. El de Cholo fue hacer bucles en el aire, sobre las casas de Lagomar y el Bosque. Tirarse en picada sobre el parador del Pichi hasta rozar las puntas de los pinos. Irse hasta la playa y detenerse sobre las cabezas de los pocos caminantes de la arena. Sobrevolar Gianastasio e ir bajando sobre el asfalto hasta el punto de detener el tránsito… Y todo sin mirar por ningún ventanuco.
Hasta que se decidió a terminar de regresar. La bola lo comprendió enseguida. Bastó con que el pensara en la caverna y visualizara la idea de penetrar la tierra y las rocas de abajo para dentro de su pecho la vibración se le acrecentara y le viniera un leve mareo que terminó justo cuando supo, sin lugar a dudas, que había llegado.
Al abrir la puerta lo recibió un cerrado aplauso y una decisión difícil de tomar. Qué decirle a Mandinga cuando pretendiera viajar en el primer vuelo al otro mundo. La bola daba para tres personas comunes y debía llevar a alguien que le ayudara a enfrentar las extrañas… ¡Claro, para Mandinga no serían extrañas…! Así que… Bueno, pero el otro tiene que ser liviano porque el que te dije pasa de los cien quilos! Magdalena …o Rulo, que no pesa mucho.
Estaban eufóricos. Le preguntaban todo al mismo tiempo sin dejarle contestar a nadie. Por eso sonreía como un Yuri Gagárin en la revista Unión Soviética del Carlos Chulman, pero con un encuadre más tipo Caras, ¡qué asco!
En realidad pretendía que se callaran para decirles que no había que perder tiempo -como él había hecho pero sólo un ratito. Les habría dicho si le hubieran permitido, que era hora de partir hacía las infinitas dimensiones del hiper-espacio a rescatar a un amigo injustamente atrapado por los esbirros de la dictadura cósmica que, en su obcecada ceguera de la inevitable marcha de la historia, insisten por todos los medios en poner escollos y entretenimiento en esa marcha que en realidad pasa por nuestras cabezas que van entendiendo cada día un poquito mejor, aunque envejeciendo en la misma cantidad que nacen nuevos cerebros con ideas en blanco y otros mueren llenos de pensamientos elaborados. Cosa que tal vez no les importara…
-¿Estás bien Cholo?
-(Claro que estoy bien ¡qué pregunta! ¡Por hacer el primer vuelo al otro mundo de la historia! ¿No voy a estar bien? Pero hay que salir ahora… no vaya a ser que ocurra algo, yo qué se.)
-Cholo!
-¿Y yo que se puede pasar cualquier cosa…un desperfecto….
-¿De que desperfecto estás hablando?
-Lo que sea. Tenemos que salir ahora. Yo digo que me acompañe Mandinga como vaqueano y Magdalena como compañera de Manuel.
Terminó de decirlo y ante el silencio que otorga, ladeó el cuerpo para descubrir la puerta a la mole no-humana y a la flaca que ya venían agachando la cabeza porque la puerta había quedado un poquito baja.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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martes, enero 30, 2007

198: ¡VAMOS!

Cuando cerró la puerta Cholo sintió miedo. Era imponente el blancor silencioso que le rodeaba. Aquella lenteja traslúcida vacía era grande como una habitación dentro de la cual no era lo mismo que se sentara en cualquier lugar. Ya lo sabía, y sabía que el lugar no podía quedar lejos del centro. Pero ahora debía descubrirlo, caminar lentamente así por esa zona esperando que algo adentro de su mente, o de su cuerpo le dijera parate! Lentamente. Lentamente así, caminar. Len-ta-men… ¡No pasaba nada! Empezar otra vez…así, formando una espiral empezando por afuera, por la parte más alejada del centro que pudiera ser e ir caminando a cada vuelta un poco más al centro…Como ahora que iba ya llegando al centro sin haber sentido ni en la mente ni en el cuerpo ninguna señal de stop. (Esto no funciona¡)
Bueno, como ya han de estar sospechando todo esto viene a cuento para que el autor pueda demostrar lo inevitable que era que Cholo se sintiera frustrado tras una serie de fracasos y por fin se fuera a tirar al suelo allá en el fondo de la habitación, justo el lugar donde se activaban todas las frecuencias y la bola empezaba a subir para las embobadas miradas de los de afuera que la vieron detenerse a dos metros de altura luminosa y perfecta, al menos por un instante. Adentro, en cambio nada parecía haber cambiado y Cholo se estaba acomodando mejor en el lugar cuando sintió que su pecho vibraba de una manera extraña, una manera que parecía hacerle fuerza apara que enderezara el tórax y elevara la cabeza y comenzara a dialogar con la bola, esa cosa viva que lo rodeaba y protegía de un afuera agresivo y perverso. Era como tener otro cuerpo por fuera del primero, más grande y más sensible…pero al mismo tiempo más fuerte.
Sintió que la entendía. Estaba esperando que él diera la orden.
(¡vamos!) .
No tuvo sensación de movimiento, pero supo, a través de aquello que sentía cambiando en rizadas aguas que llegan a la costa, que salía a la superficie de la tierra.
Ese fue el momento quizá en que los de afuera vieron que desde la bola se extendía un tubo que se metía en la pared y que succionaba al resto de la bola en un santiamén. Después no vieron otra cosa que el agujero que quedara en la pared, circular y perfecto, hasta que de pronto desapareciera.
Cholo fluía. Por supuesto nada veía de lo que pudiera haber debajo de la bola, pèro sentía que tenía un especie de tacto del paisaje, en ese cuerpo que por fuera le rodeaba. Sabía perfectamente donde quedaba su casa y sobre ella iba a detenerse así. Y bajar hasta casi tocar la cumbrera del rancho con la panza blanca –por fuera luminosa- de la bola que iba a ser la de Manuel si conseguían rescatarlo… Debía volver. Esto era enormemente placentero pero… Lo estaban esperando.
El mismo sentimiento responsable activó las cuerdas en las frecuencias adecuadas y dando parte a Cholo la bola emprendió el regreso con músicas altisonantes por un momento sentidas en el buen humor de Cholo que se empezaba a sentir contento de poder ser útil y más que contento un poco orgulloso de lograr por fin el rescate de su amigo. Porque lo iba a lograr y si le pasaba algo iba a ser mejor morir por la amistad que vivir con la vergüenza, como tal vez dijera alguien. Frase que a él siempre le emocionaba.

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lunes, enero 29, 2007

197: Una pequeña resonancia.

Tal vez por aquello que se dice de no tomar decisiones con el estómago vacío se suspendió la oratoria en el punto en que lo único que quedaba por resolver era cuál sería el primer piloto una vez que Mandinga cumpliera con su promesa de sacar la bola de la cueva. Era tiempo de comer algo y a eso se abocaron una vez hechas las compras y trajinados, aljibe mediante, los bocadillos y tentempiés desde la cocina a la Galería.
-Yo me ofrezco para probarla. –Dijo Cholo, parándose frente a su refuerzo de mortadela con salame. Cosa que pareció razonable a todos sin ninguna discusión. Que fuera el Cholo, el que más había entendido los planos de Abelardo el que intentara dominar aquel huevo de ganso con el sólo poder de su mente aplicado sobre los puntos adecuados. Rulo y la Magda reconocieron no tener una idea muy clara de dónde habían quedado aquellas cuerdas fabricadas por Dengue. Giorgionne y Pepponne confesaron simplemente que no entendían nada. Julieta y Ernesto habían considerado ofrecerse y Dengue pidió turno para el segundo viaje.
Miraron a Mandinga para decirle que era el momento de cumplir su promesa. Mandinga perdió el ritmo de su entusiasta masticación. Contestó la mirada y se recogió el cacho de mortadela que resbalaba de su boca.
-¿Y ahora, qué me miran?
-Tenemos que sacar la bola…
-¿Para qué?
-Para probarla. Cholo va a ser el primer piloto.
-No… Ya les dije que no se preocupen.
-No estamos preocupados. Queremos hacer la prueba ahora.
-¡Y háganla!
-Tenemos que sacar la bola…
-¿Para qué…? ¡Ja, ja¡
Se puso amoratado y medio se atoró con lo que tenía dentro de la boca. Aquello le causaba mucha gracia. Sigan, sigan –repetía- para probarla, tocaba. Ja,ja!
El Cholo le enfrentó.
-Te estás riendo de nosotros?
-No, muchacho. Me río de la gracia. Por un momento habíamos entrado en una resonancia cortita… Lo que les quería decir conque no se preocuparan era que no es necesario sacar la bola. Ya les dije que ella se sale del espacio cuando empieza a funcionar más fuerte. Se produce un hueco al que el que viene de afuera no puede llegar…las piedras de esta caverna por ejemplo. No le pueden hacer ni un rasguño mientras la bola las atraviese. Es como que la bola se hiciera tan pequeña que pasara entre átomo y átomo, dicho de una manera muy bruta.
Cholo cambió de cara.
-Así que me subo y le doy para adelante!
-Si vos querés llamarle adelante…Vos lo que tenés que hacer es comunicarte con la bola, sentir sus vibraciones, pero no con el oído, en el centro de tu pecho lo vas a sentir. Cuando logres eso ya vas a saber cómo seguir.

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domingo, enero 28, 2007

196: Interfiriendo las ondas.

Adentro no había mucho para ver a no ser las suaves curvas de la cartapesta todavía con olor a engrudo. La estructura misma había quedado disimulada, aunque libre, según explicó Julieta, para que pudiera vibrar a su antojo sólo influida por el peso en los lugares que ya Cholo había determinado siguiendo los planos de Abelardo. Sin embargo habían hecho algo no mencionado en ninguna instrucción. Tres ventanucos para ver hacia fuera que podían ser cerrados a voluntad con el mismo sistema de corredera que la puerta. No pudieron en eso vencer la más elemental idea de vuelo que tenían. Sin ver no habría manera de mantener un rumbo ni evitar estrellarse contra algo! Mandinga se rió desde el lugar del suelo en que se había sentado para probarlo.
-No son necesarios.
Todos lo miraron.
-Como no fue necesario poner refuerzos metálicos por debajo del piso. Se dan cuenta ustedes de que mis cien quilos de peso están siendo sostenidos por un laminado de papel de no más de tres milímetros de espesor?
Cholo se puso un poco pálido.
-¿Querés decir que esto es una cosa mágica…? Una ilusión…
-Ja, ustedes llaman mágico a todo lo que no comprenden. Sí, en ese sentido esto es mágico, el universo es mágico.
-¿Y por qué el papel aguanta tu peso?
-¿Querés comprenderlo para que deje de ser mágico? ¿Para que entre en tu cabecita? Bueno mirá… Abelardo no les dijo todo sobre este aparato. Esto no es una simple nave…es una discontinuidad del espacio tiempo lograda por un conjunto de resonancias negativas con las vibraciones principales del universo en el punto en que se encuentra la bola. Piensen en una cuerda tomada por distintas manos en sus dos extremos. Si una mano sacude la cuerda de arriba abajo, ese movimiento de sube y baja se trasmite a lo largo de la cuerda hasta sacudir el extremo sostenido por la otra mano. Pero si son las dos manos las que dan un sacudón a la cuerda, con el detalle de que una lo hace moviendo primero hacia abajo y después hacia arriba, mientras que la otra hace al revés, entonces en la mitad de la cuerda se van a juntar el sacudón para un lado que viene de una mano con el sacudón para el otro que viene de la otra…
-Si interferencia de ondas, -dijeron casi todos.
-Vieron que pueden entenderme?
-¿Qué…te entendimos?
-Que si en un punto del espacio podemos contrarrestar todas las vibraciones que nos vienen de ese espacio, entonces…estaremos fuera de él. Seremos un móvil al que el espacio no registra ni puede ejercer ninguna influencia sobre él.
-Y por qué el papel aguanta tu peso?
-Porque este aparato ya está funcionando a un nivel mínimo que es suficiente para restar peso a todo lo que se encuentre en su interior.
-¿Y de dónde sale la energía?
-¡Muchacho! Energía es lo que sobra. Todo es energía. Nosotros somos energía. Un granito de arena es energía. Lo que importa es saber manejar esa energía.
Todos callaron.

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sábado, enero 27, 2007

195: Cómo sacarla de la caverna?

En algún momento –todo ocurre en algún momento- el último de los despiertos se durmió. Estaban agotados, no sólo por el trabajo continuo, sino también por la tensión de no ver aquello terminado y - lo que era más importante- funcionando. Porque a pesar de haber visto cómo el aparato, por sí mismo se había separado al principio un centímetro del suelo, el sentido común, que niega esa posibilidad, se había encargado de llenar las almas de incredulidad y desazón con lo que durmieron unos en sillones y otros en el suelo, mal comidos y peor bebidos, agitados por sueños inarmónicos, molestados por tensiones musculares, por ronquidos ajenos y hasta por cualquiera de esas cosas que suelen preocuparnos y que sólo al despertar descubrimos que no eran más que producto de la fiebre.
Porque era una fiebre las que los había movido por todo el tiempo de la construcción de la bola y que ahora consumidas ya las energías, les abandonaba al mal descanso y las pesadillas de aparatos aéreos que se desploman, que chocan y derriban edificios, que pierden irremediablemente altura, que son despedazados por una racha de viento…
Pero así como se durmieron, también despertaron.. y la bola seguía allí! Se fueron levantando de sus improvisadas cuchas y caminando en silencio hacia el huevo gigante que allí a pocos metros, apoyado en un solo punto, parecía brillar con luz propia. Era un acto de adoración a la forma más perfecta. Julieta lo había logrado! Y fue Julieta, justamente la primera que encendió la alarma.
-¿Y cómo la vamos a sacar de la caverna?
Los labios de Cholo tartamudearon sonidos que no salían. Su mente se desplomó en el abismo de su evidente estupidez y la de todos. Miró a Ernesto y a Giorgionne casi como un fiscal ante la demostración de que estaba implicado en el mismo delito del que era acusador.
-¡Me cago…!
El silencio que sobrevino duro aproximadamente quince segundos, que fueron demasiados para todos salvo para Mandinga que recién entonces desenganchó una de la piernas que colgaban del posabrazos del sillón para dejar que el sandaliazo golpeara el suelo de arenisca rosa y elevara al aire, aunque nadie lo haya visto, millones de micropartículas que formaron una nube en hongo que duró hasta el otro golpe. Mandinga se estaba levantando. Su boca, cuando llegó a un metro con noventa sobre el suelo, sonreía. No importa que fuera feo, ni que sus crenchas renegridas parecieran pelos de erizo trasnochado y que sus ojos apenas pudieran sostener bolsas en ciernes que tiraban aunque poco los parpados inferiores dejando ver, como si fuera un perro San Bernardo, algo de la parte interna, blancuzca y con venitas. No importaban esas cosas, ni impedían ver que Mandinga estaba otra vez eufórico.
-No se preocupen por eso. Yo me encargo.
Todos giraron para verlo venir sobre sus patas como un Patorusek gigante pero negro y sonriente.
-¿Por qué no le abren la puerta y vamos pasando a ver el interior?


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viernes, enero 26, 2007

194: Andate al diablo, Mandinga.

-Bueno te voy a dejar en paz, pero después que me contestes una pregunta.
-(¿Qué pregunta?)
-¿Vos creés que tus personajes son imaginarios?
-(Ufa, no me vengas con trabalenguas lógicos. Están gastados)
- No no. Si no me contestás en serio no te dejaré en paz. Y creeme que no es fácil engañarme.
-(Hasta en eso te parecés al Diablo.)
-No hables de lo que no sabés. Ni saques prejuicios de esa bola de mierda que tenés por cabeza. Al grano!
-(Bueno, vos sos uno de mis personajes y parecés bastante real.)
-¡No te las des de sutil…!
-(¿Acaso no te introduje yo en esta historia?)
-Está bien. La tomo como parte de una contestación. Pero mi pregunta era general. ¿Creés que todos tus personajes tengan tanta existencia independiente de tu imaginación como la puedo tener yo?
-(Sí.)
-Está bien, me cagaste.
-(Bueno, ¿puedo ahora ponerme a escribir tranquilo?)
-¿Y Manuel dónde está?
-(Ya contesté tu pregunta. Eso es parte de la historia y no te lo voy a adelantar. Siendo Mandinga, tendrías que saberlo. ¿No es que los dioses todo lo saben?)
-¡Taimado! Me provocas porque ya te diste cuenta de que nadie puede penetrar a lo íntimo de un espíritu si no es con su consentimiento.
-(Después hablamos.)

En realidad la bola, más que una bola se empezó a parecer a un huevo de ganso…muy grande y blanco y no tan alargado pero, igual estaba adquiriendo esa calidad de las cosas que se desean tocar al tiempo que ver. Faltaba lo que vendría a ser el techo, lugar por donde asomaba la cabeza de Julieta con expresión concentrada en lograr el acople perfecto entre una camada de tiras y la otra. Dengue con seguridad estaba en el acabado interior porque no se le veía…aunque de pronto una hoja de trincheta apareció desde adentro cortando un especie de cuadrado con los ángulos redondos. Sólo tres lados y se detuvo. ¡Era la puerta, seguro! Le estaba haciendo una solapa con el mismo material.
Rulo se acercó a decirle a Julieta que descansara. Los otros ya habían dejado de cortar papel y de subir a hacer más engrudo y de traer jarras de agua y de decir qué linda que está quedando. Ahora estaban haciendo pizzas, para variar.
-En una hora terminamos.-contestó ella.
Era una manera de decir que todo lo principal estaba quedando hecho. Faltaron por supuesto, un montón de detalles que se fueron agregando al proyecto sobre la marcha siguiendo las indicaciones del Cholo y de Ernesto, quienes no había dejado de rodear la nave de tanto en tanto y hablar entre ellos señalando y gesticulando para después volver a cortar tiras.

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jueves, enero 25, 2007

193: LAS SANDALIAS DE MANDINGA

Cuando Trum, cabizbajo y en silencio se retiró de la galería, naturalmente sobrevino un silencio pesado. Cada uno trataba de imaginar el extraño conflicto que se estaba viviendo dentro de aquella gigantesca madriguera, porque imaginarlo podría ser el primer paso para encontrar alguna solución o paliativo pero…
Por último Julieta reaccionó. Había estado todo el tiempo con las tijeras en la mano, a punto de repartirlas. A punto de comenzar la parte final de la construcción de la bola con la que rescatarían a Manuel. Y a Mujica si es que no resultaba un peso excesivo para hacer un solo viaje. También reaccionó el estómago de varios que despertaron al apetito y a la sed. Así que hubo que sortear. Los dos palitos más cortos iban a la cocina a preparar primero el engrudo y después a cocinar algo de comer. Los otros a cortar tiras dejando a Julieta y a Dengue encargados de la parte constructiva. Mandinga no fue tomado en cuenta ni se le dio palito para el sorteo. Se había acomodado en el sillón grande, del cual le sobraban las patas colgadas y calzadas con unas enormes sandalias artesanales de cuero crudo y suela de auto. Las mismas que pudo reconocer Abelardo Goiticoechea, una vez muerto, como las que calzaba aquel extraño linyera, más bien samurai, que un día había aparecido cruzando Guichón por la avenida y que él había sido el único valiente que le había hablado, para preguntarle para qué era esa “tamaña” espada que medía como tres metros y que el tipo llevaba atravesada a la espalda y envuelta en trapos exactamente grises. Para eso era la espada, -se rió por dentro Mandinga, sabiendo que yo estaba escribiendo esto- para llamar la atención a los gurises curiosos e inteligentes y de entre ellos poder elegir alguno para enseñarle algún truco fácil que le llenara el alma de vanidad y le diera poder entre sus semejantes. Y no lo escribas ahí – siguió diciéndome- pero con los que no me había dado resultado hasta ahora el truco, era con los Tucu Tucus, ja! ¡Son unos aburridos!
¿Se dan cuenta de que Mandinga me está hablando a mi? No sólo está enterado de esto, sino que además pretende dirigirlo! A mi que en buena hora traté de zafar de toda esta historia a la que cada día le sentía más olor diabólico!
Pensé enseguida una contestación. La pensé con mucha fuerza.
-(No te metas conmigo)(Yo no acato a ningún dios)
-¿Tenés miedo? –sus palabras están sonando dentro de mi cráneo.
-(Estoy ocupado.) (No tengo tiempo para tus trucos.)
-Ah, vos sos de los que me confunden con el Diablo…
El equipo de Julieta empezó a funcionar bárbaro. Las tijeras y las trinchetas rasgaban tiras de papel de un ancho tan parejo y prolijo que…
-Lo entiendo, no vayas a creer. Vos te criaste dentro de una familia tradicional, de aquellas que los domingos tallarines y misa.
…ni que se hubieran cortado con esas máquinas que hacen tiras de cualquier cosa, para tirarlas por las ventanas de los edificios altos los días primero de Enero…
-Pero tenés, sin embargo un poco de cultura, eso no me lo vas a negar. Sabés que los dioses antiguos de los pueblos conquistados aparecen después descriptos como seres malignos.
…cuando las oficinas del estado destruyen aquellos papeles que sólo tenían validez dentro del año calendario, sin poder evitar, digo yo porque ha de ser imposible, que algún papel útil e insustituible se mezcle con los desechables y termine con la carrera administrativa de un pobre sujeto que llevaba treinta años sentado sobre la misma silla…
-Fijate mi caso. Mis abuelos vinieron de Malí, en el África Occidental. Allá eran Dioses reverenciados, como los de cualquier pueblo agradecido.Aquí sólo los pobres esclavos nos recordaban a ocultas mientras los representantes de los imperios triunfantes nos denigraban. ¡Nosotros no somos malignos! Somos divertidos y vamos a ayudar a que nuestros pueblos se liberen para que puedan vivir divertidamente a imagen y semejanza de sus auténticos dioses.
Pobre silla que sólo descansaba de tener un culo arriba dos días por semana y… pero estábamos en el tema de la cartapes…(¡No!) (¡Por favor Mandinga, dejame un poco en paz!)


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miércoles, enero 24, 2007

192: Estamos en problemas!

Con mucho esfuerzo Julieta logró por fin acallar el afán de especulaciones abstractas de los hombres y ponerles en las manos herramientas para trabajar en lo que seguía: cortar tiras- esta vez de papel. Para hacer la cartapesta. Ella mientras tanto iba a subir para cocinar unos diez quilos de engrudo.
Iba a subir una vez que todos estuvieran sabiendo el ancho de la tira más aconsejable, pero llegó Trum Urum casi corriendo hasta donde ellos dando muestras de querer gritar cosas que tuviera atracadas en la garganta. Por fin se aquietó un poco y tomando aire de forma profunda pudo irlo administrando para hablar como ya había entendido que hacían los humanos en vez de tamborilear los mofletes..
-¡Estamos en problemas!
Con esa entrada, hasta los que nunca habían visto un Tucu gigante supieron que tenían que esperar el desarrollo de la noticia.
-¡Entre nosotros ha estallado la disidencia!
Se explicó largamente luego sobre toda la crisis que había significado para ellos entrar en contacto cada vez con más humanos. Muchos habían opinado que el encuentro entre las dos especies era inevitable por el simple crecimiento poblacional y que la tarea era hacer ese encuentro sin correr demasiados riesgos de terminar siendo cuereados. Otros en cambio, renegaban de todo contacto con los humanos por considerarlos irrecuperables para todo trato en términos de igualdad. Puntos de vista opuestos o bastante distintos, de los que siempre tuvieron entre ellos, pero que lograban conciliar dentro del “río sonoro” y encontrar una nueva posición no necesariamente equidistante, sino simplemente distinta y que por lo general recogía lo mejor de las anteriores.
Pero ocurría que ahora el “río sonoro” se había dividido en dos que corrían incluso por galerías separadas, cada vez más separadas… y Trum tenía mucho miedo. ¡Iba a haber una guerra entre ellos! Se iba a terminar la igualdad y la tolerancia. Iban, por lo menos a aparecer los partidos políticos y tras ellos las diferencias de intereses y hasta las económicas.
Cholo trato de consolarlo.
-No, las cosas suceden al revés. Ustedes no tienen clases sociales. Las diferencias se van a solucionar.
Trum lo miró con los ojos llorosos.
-Ustedes tienen muy poco olfato…
Intervino Ernesto.
-¿Y si traemos aquí a los líderes del movimiento anti-contacto y nosotros les juramos mantener el secreto…Así por lo menos tendrían más tiempo para ponerse de acuerdo…
Trum bajó los ojos al suelo.
-He perdido la confianza de mi gente. No tendría que haber entablado amistad con Ernesto antes de que la discusión se hubiera terminado. Ahora me consideran un traidor.
Giorgionne se acercó a Trum y le dijo las siguientes palabras: Vos sabés que no quisiste traicionar a nadie. No aceptes como válido el juicio de los que razonan a la ligera inspirados por el temor y la ignorancia.
Trum levantó la mirada y pensativo le fue contestando: Es que no sé si no tienen razón. Yo quería hacer una apuesta muy riesgosa… ¿Cuántas especies llevan ustedes aniquiladas?

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martes, enero 23, 2007

191: MANDINGA EN ESCENA

Mandinga era un ladino pero entre broma y broma dio varios datos que resultaron fundamentales para poner a punto el aparato volador. El tipo la sabía lunga y aunque sus enormes manos no mostraran huellas de haber sido usadas para algo productivo, no se podía negar que comprendía a primera vista la utilidad de cada parte y los problemas que se podrían presentar allí.
Deambulaba alrededor de la futura bola, a grandes zancadas –como se acostumbra a decir- explicando esas y otras cosas que no es del caso mencionar, conciente de que estaba apabullando a las multitudes con su conversación y su don escénico. No de balde tiene el diablo fama de seductor y de truculento! Estaba en su papel. El de Mandinga. Enroscando una cola imaginada por algún dibujante de Disney, con el placer de sentirse admirado, no por ser el modelo de lo que se debe ser sino justamente, y ahí está el mérito y la originalidad de su seducción, por ser contrario a toda moral. Seducime por favor y compartí al menos la culpa que caerá sobre mi cuando haga eso que deseo que me obligues a hacer!
Ni el aspecto simiesco le sentaba mal. Le daba un toque sauvage que adobado con un buen perfume y un vaso de whisky podría llegar a hacer las delicias en la imaginación de las esposas de muchos gerentes de banco. Tal vez de todas. Las esposas. Aunque sus maridos no fueran gerentes de banco y ellas no se imaginaran ninguna maravilla. Faltaba más!
El Show era para que el mejor histrión se muriera de envidia. Usaba todo, el tipo. La voz sonora, honda, que resonaba en las vértebras cervicales y era a la vez metálica y de madera. El cuerpo en todas sus partes usadas con la gradación que solo puede llegar a dominar un estudioso profesional o un genio. El manejo de los espacios escénicos…etc. Pero lo esencial de sus bufonadas estaba en la complicidad que establecía con su público, en cuanto a que el verdadero deseo es el prohibido y que es ese, justo que acabas de saltearte en el recuento.
Por último le tuvieron que traer de vuelta al tema de las bolas. Que aconsejara cosas para el recubrimiento de cartapesta y especialmente que les enseñara a manejarla.
-Se maneja con el pensamiento, -dijo.
El Cholo le ladeo la cabeza.
-Pienso subí, y sube?
-Vos no pensás todo con letras. Hay una manera de pensar que es como un dibujo de las ideas, un gesto que hace tu mente sin que se formen palabras.
-Tengo que hacer en mi mente, ese gesto que quiere decir “subí”?
-Ese gesto es anterior a que conocieras la palabra “subí”. Sabías hacerlo antes de aprender a hablar.
-¿Y si lo hago y la bola agarra para otro lado, o no me da bola?
-Con un poco de práctica eso deja de ocurrir. En cuanto al recubrimiento, lo mejor es que le guste al usuario siempre que eso no signifique mucho peso.
-¿Y cuanto sería mucho peso?
-Para una bola de este tamaño, manejada por un piloto inexperto, cincuenta quilos sería mucho, no se olviden que el piloto también pesa…Y se rió al dejar de hablar para que pensaran en conseguir por lo menos un piloto experto para asegurar el éxito de la empresa. Qué mejor que él, luchador de tantas batallas aéreas, “el demonio negro” que llevaba el record de derribos de angelillos y angelotes que quedaron pataleando en el aire enterrados de cabeza bajo la superficie de tantos planetas inhabitados. Él estaba libre…y sin vehículo para volver al segundo tiempo que era dónde vivía cuando no le tocaba guardia en algún lugar… Además si no lo llevaban …¿cómo pensaban estos pelotudos encontrar el calabozo donde habían encerrado a Manuel?

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lunes, enero 22, 2007

190: E PUR SI MUOVE

Trabajaron casi sin descanso todo el día. Dengue trenzando tiras -nadie logró hacerlo como él- y los demás arriba de las camas como contrapeso. Ignoraron todo el tiempo que las manifestaciones se sucedían y que incluso ahora se sabía que el que había sido raptado junto a Mujica se llamaba Manuel. Su madre, Margarita Goiticoechea, se había venido desde Maldonado, donde vivía como artesana vendiendo biyuta en la calle, al reconocer su propia casa en la pantalla de la tele. Algunos hablaban de Manuel como de un amigo íntimo del Pepe. Otros decían que sería un nieto ilegítimo y otros por fin que se trataría nomás de un desconocido que estuvo en el lugar y el momento inapropiado.
Claro que estaban todos muertos de hambre. Desde arriba de las camas no pudieron ir a cocinar ni a comprar nada, así que cuando Dengue declaró en un suspiro, haber terminado la cuerda número diez, se produjo un remolino de movimientos y de nombres de comidas que subió por el declive de 45 a la cocina y volvió a la galería en menos de lo que canta un gallo. Ernesto le presentó a Dengue, en reconocimiento al esfuerzo, una bonita botella de vino añejo, de las que tenía guardadas en un rincón especial de la caverna y abrió para todos una lata gigante de sardinas Coqueiro que quedó vacía enseguida no habiendo más en la reserva.
Pero había que seguir con el trabajo. Ahora tocaba lo más delicado, el ensamblaje. Cholo tomó la directiva limpiándose la boca con la manga de la camisa y movilizando a todos para que le ayudaran a poner las partes en la posición que según él correspondía. Primero un gran triángulo isósceles con las cuerdas más largas, enseguida de fijadas estas correspondía poner vertical las tres más cortas y fijar después en ellas las cuatro restantes que hacían de puentes elevados y le daban al conjunto un aspecto endiabladamente extraño.
Giorgionne protestó en nombre de la lógica. Si abajo se tenía un triángulo y los parantes eran también tres, entonces le parecía que arriba sólo habría lugar para otras tres cuerdas, no cuatro.
-Y sin embargo fijate qué bien que han quedado las cuatro…-le mostró Cholo con una sonrisa.
-Sí, lo veo pero no lo creo. ¿Cómo puede ser?
En eso estaban cuando notaron que la estructura se empezaba a despegar del suelo.
-¡Vuela! –gritaron todos.
Eso fue todo. Porque la estructura se quedó quietecita allí, a menos de un centímetro en el aire. Parecía esperar a su amo con los motores ronroneando, sumisa y bien dispuesta.
-Ahora te toca a vos, Julieta. Hay que darle a esto un aspecto agradable. Manos a la obra!
Pero hubo una interrupción. La alarma de la compu se puso a sonar anunciando merodeadores en la casa de arriba. Ernesto fue a ver y cuando volvía se supo que venía acompañado porque resonaban risas y exclamaciones ya desde el aljibe. Mandinga estaba de vuelta! Cierto que nunca había dicho que iba a volver, pero cuando estuvo entre todos, en ves de explicarse, separó con una de sus enormes y negras manos a los que lo rodeaban, para poder ver bien lo que estaba viendo. Brotó de su pecho entonces una horrible carcajada que no pudo acallar ni por cortesía hasta que por si misma se agotó dejando a todos desolados y a sus ojos llenos de lágrimas.
-¡No me digan que eso pretende ser una bola!
No hubo respuesta. Sólo brazos caídos.
-¡Pero muchachos! Perdonen mi sentido del humor un tanto antipático, pero tengan cuidado que eso se les va a escapar en cualquier momento.
-¿Cómo escapar?
-Claro, lo han hecho demasiado bien. Demasiado exacto. ¡Vuela sólo, ¿no lo ven? Y cuando se suban arriba no va a haber quién lo mueva!
-¿Por qué?
-Porque así debe quedar cuando esté con el piloto arriba…cuando se deforme…

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domingo, enero 21, 2007

189: Tres en cada cama.

A las once tenían todas la tiras cortadas y decidieron descansar.
Inteligencia del Ministerio declaraba que el pretendido oscurecimiento simultáneo al rapto del Ministro Mujica, era una simple patraña inventada por algunos periodistas. Que no había ninguna sospecha pesando sobre ningún grupo del frente ni ningún partido de la oposición. Que se habría tratado de un operativo comando, perfectamente orquestado y que el caso presentaba muchas similitudes con otros raptos perpetrados últimamente en Ranchos de Sinecapa (Nicaragua) y Paitilla (Panamá). Que se seguía investigando y que por el momento los raptores no se habían puesto en contacto con ninguna autoridad, ni directa ni indirectamente.
La prensa de derecha especulaba fuerte. La de izquierda tiraba la pelota afuera. Las agencias noticiosas estaba preocupada por la situación en Irak y mucha gente por las incidencias de Gran Hermano. De Manuel no hablaba nadie
Entonces fue que empezaron a llegar las primeras noticias de la movilización en las calles. En Bella Unión la gente había salido a manifestar pidiendo que se dijera la verdad. En seguida fue en el barrio de Maroñas, en Montevideo y casi simultáneamente en Salto y Paysandú, donde un grupito pequeño se había subido al monumento a Artigas y le había adosado carteles que decían “ESTAMOS EN GUERRA-¿Quién es nuestro enemigo?” Los canales mostraban imágenes en flashes que se iban sucediendo cada pocos minutos. Las radios empezaban a comentar, a opinar, a llevar gente que decía cosas…Cosas que se dicen, cosas que se han visto. Pronto en todo el país las calles reclamaban verdad. Reclamaban por Mujica. Por Manuel, todavía no.
En la caverna los Maquis decidieron descansar unas horas y seguir con la bola. A las cuatro de la madrugada Dengue despertó a Ernesto –estaban todos tirados en colchonetas- preguntándole si no tenía alguna cama antigua, de las de hierro. Sí, tenía. Subieron a buscarla pero, al traerla apenas entraban los respaldares por la boca del aljibe…por la pequeña galería del declive en 45…ni pensarlo.
-Esperame aquí –dijo Ernesto al meterse solo por el declive.
Diez minutos después aparecía por la espalda de Dengue. Ya estaba resuelto. Habían abierto otra entrada a la caverna.
-Quienes?
-Los Tucus.
La cama era para atar los extremos de las tiras que Dengue enseguida comenzó a trenzar mientras los otros miraban. Era una trenza de 32 tiras que formaban un especie de tubo apretado.
-Cuantos metros tiene que tener la primera cuerda, Cholo?
-Cinco.
-Vamos a precisar otra cama y un rollo de alambre de acero para darle tensión.
-¿Tensión…? ¿Cómo le vas a dar tensión?
-Que a cada cama se suban dos o tres parta que al tirar no se corra.
Así se hizo y por varias horas estuvieron Ernesto, Giorgionne y Pepponne sobre una cama y Rulo, Julieta y el Cholo sobre la otra, tomando mate. Dengue no quiso tomar porque si agarraba el mate perdía el orden en que tenía que pasar cada una de las 32 tiras, una por arriba, otra por abajo. Una por arriba, otra…hasta el final.
Hubo que despertar a Julieta y a Pepponne, por lo demás todos se mostraban satisfechos y admirados por la belleza de aquella cuerda que Dengue ya se aprestaba a “curar” con la pistola de aire de Ernesto.
Cuando terminó soltó los extremos del alambre de ambas camas y la levantó verticalmente. ¡Era una maravilla! Llegaba casi hasta la parte alta de la galería y se mantenía rígida y vertical a no ser que se la sacudiera a los lados, en cuyo caso vibraba como un látigo y volvía a su posición.
-Dame la medida de la segunda, Cholo.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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sábado, enero 20, 2007

188: COMO CUERDAS DE GUITARRA

No costó tanto ponerse de acuerdo. Mientras Ernesto y el Cholo estudiaban las fotos en la computadora, Dengue y el Rulo fueron a buscar el carrito para ir a pedir botellas de plástico por el barrio y papel de diario para la cartapesta. Giorgionne y Pepponne se quedaron haciendo llamadas para averiguar que estaba haciendo entretanto el gobierno. En esa cosas y algunas pérdidas de tiempo se pasaron el resto del día que era uno de esos serenos y quietos, en los que sólo brilla la luz y el canto de los pájaros.
Atardecía cuando los del carro volvieron a cruzar el portal de Los Dogones, cargados de botellas, de diarios y revistas de toda clase menos las de papel lustroso. Los de la compu ya tenían un panorama bastante claro del significado de los dibujos. Los del teléfono habían averiguado poco. Sólo que el desconcierto en el gobierno era general con tendencia a agravarse. Julieta y Magda terminaban de freír las últimas tortas fritas y bajaron con una fuente llena.
Se reunieron otra vez.
Cholo explicó las características de la forma que había que lograr.
-Se trata de tres curvas matemáticas acopladas a un manojo de siete más que vibran en armonía dando una serie de acordes que se van sucediendo…
-¡De qué mierda estás hablando, hermano? –Protestó Dengue.
-De que los trozos que tenemos que hacer con tus botellas cortadas en tiritas, no sólo deben tener una forma justa sino ser capaces de vibrar como si fueran cuerdas de guitarra. No va a ser fácil… Pero tampoco imposible…
-¿Cómo las cuerdas de los arcos, que también hacen sonido…Vieron esos de la capoeira?
-Algo así. Pero todas las partes se unen en algunos puntos y la vibración de unas influyen en las otras de modo…
-¡Otra vez te vas al carajo! Por qué no nos decís las medidas y chau.
-Es que lo de las medidas sería lo de menos. Es la elasticidad de las partes lo que importa. No debe ser ni mucha ni poca. Y cada parte vibrar dando la nota que corresponda…
-Sí, ahora te sigo, -contestó Dengue más tranquilo- yo creo que se puede. Hay que cortar las tiras bien parejas y trenzarlas prolijo… después con calor le… ¡Tendríamos que tener algo que caliente parejo!
Ernesto dijo tener ese elemento y de una corrida trajo una pistola de aire caliente.
-Esto da hasta ochocientos grados.
-¿Tijeras chinas, tenés?
-Dos.
-Precisamos muchas más. Si no vamos a estar una semana cortando tiritas.
-¿No sirven trinchetas…?
-Y…como servir…
Ahora el Dengue dirigía la cuadrilla. Indicó el modo correcto de cortar una botella de plástico, haciéndolo él mismo con la primera. El método era cortar en espiral desde abajo hacia arriba, manteniendo siempre el mismo ancho de serpentina.
Giorgionne, mientras miraba cómo las botellas se iban transformando en interminables rizos elásticos, se rascaba la cabeza sin decir palabra. No era culpa suya ser tan racional. No iba a decir nada… ¡No, no iba a decir nada que pudiera desanimar a sus compañeros! Pero…

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viernes, enero 19, 2007

187: Cortemos botellas de plástico!

Abajo estaban todos boquiabiertos mirando para arriba. Era que arriba, pero antes del techo de la bóveda estaban los planos proyectados sobre aire empastado como el de la imagen de Kirk. Tres metros por dos, aproximadamente. Nadie entendía los dibujos llenos de letras griegas pero, tampoco nadie había visto cine desde la cama. Porque era cine, no un simple dibujo. Las líneas -punteadas las más de ellas- se iban dibujando mientras estaban de color rojo y cuando estaban prontas titilaban en todo su largo tres o cuatro veces para dejar de ser roja y pasar a amarilla como otras tantas mientras se comenzaba a dibujar la siguiente que no tenía por qué ser recta.. Algunas desde el principio eran azules y se quedaban quietas. Otras violetas que era difícil de ver, o verdes o rosadas. En fin.
Ernesto sacó todas las fotos que pudo de esas que son varios cuadros cada vez para verlo en movimiento. La filmadora de video estaba rota. El final también, porque tenía un final la película, que uno se daba cuenta, aunque después empezara de nuevo con esos aires de aquí empieza la película, por lo demás aquello no se detenía nunca, mostraba una secuencia de dibujos que a la larga se empezaban a repetir. Ya los iban a estudiar! Se ofrecía Giorgionne, que nunca había logrado hacer una línea recta ni multiplicar por 27. El Cholo que era radiotécnico. Ernesto Federico que es todólogo. Y la flaca Magda que recordaba las descripciones que del interior de las bolas Manuel le había hecho. Por último un avergonzado Rulo pidió y obtuvo posta. Sabía al menos manejar algunas herramientas.
Pepponne recordó que el seguía manteniendo contactos en el gobierno…se podría obtener apoyo…de algún tipo….
-Simón, esto ya lo hemos hablado,-interrumpió Vittorio- basta ya de gobierno!
-Pero qué? Te haz vuelto neo-liberal?
-No, más bien neo-ácrata.
-¿Estás nervioso?
-Todo lo nervioso que se me antoja ¿por qué?
-Porque me tenés las bolas llenas y andá a cagar!
El dibujo se estaba borrando y varios de los presentes ni lo notaron porque estaban discutiendo y algunos insultando. Así que se terminó de borrar y de impedir que la luz pasase en todos sentidos al mismo tiempo que todos de golpe advirtieron, recordando, que unos momentos antes habían dicho cosas francamente imperdonables. De todas maneras se pidieron mutuos perdones entre casi todos y se olvidaron del percance.
Llegaba el momento de ponerse a trabajar. Primero a organizar el trabajo, analizar las distintas etapas y dividirse las tareas en parejas o de a tres. ¿Cuántos eran…? –¿Los de la comisión?-…¿qué comisión?-…primera tarea analizar las fotos, estudiar los dibujos…- Claro sin entender los dibujos qué podríamos hacer?-Estudiar el asunto de ese material medio rígido pero un poco flexible, por ejemplo.
El Dengue dijo que el sabía trenzar unas tiras de botella de plástico de una manera y con calor que la hace así como dicen, una cosa dura y blanda a la vez.
-Capaz que con eso se puede hacer la parte central.
La Magda sonrió para Dengue.
-Yo sé hacer cartapesta.
Saltó Cholo a la rueda.
-Esperen un poco…¿Ustedes piensan que va a hacer una nave con botell…Y bueno…Es la única manera…

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jueves, enero 18, 2007

186: Un Gueto de 7-1

En la computadora había un mensaje. En la agenda, el mismo lugar en que habían aparecido los versos de los Maquis de San José de Carrasco. El mensaje decía:

“Magdalena, no me hagas caso por una vez. Hay un mensaje en la casilla.”

Magda automáticamente llevó la mano al celular que tenía fijado al cinturón. Se detuvo al pensar que el aparato no había sonado, que… ¿quién era el que le decía eso?
Ernesto captó el por qué de la duda.
-No se refiere al teléfono…
-Claro…-miró a los lados, con disimulo para calibrar cuantas y cuales personas los rodeaban.
Ernesto se levantó y fue hasta la pequeña biblioteca y desde detrás de unos libros extrajo una bolsa de gamuza.
-Tomá. En la cocina podrías estar tranquila para hablar.
Magda asintió con la cabeza, enfiló para la subida en 45, subió eso y también la escalera del aljibe. Llegó cansada a la cocina, pero sin detenerse volcó los guijarros sobre la mesa y se agarró la cabeza con las dos manos para ponerse a pensar. ¿Cómo era que se manejaban estas benditas piedras?
Se le representó la película de cuando Manuel las colocaba sobre el tablero. Lo hizo con total precisión y las piedras comenzaron a bailar ¡sin que ella tuviera un papel y un lápiz a mano! Pero tuvo un flash de memoria visual que le hizo mirar el estante, junto al microondas, estirar la mano y atrapar los elementos que necesitaba. Ya estaban cambiando. Apuntó de memoria lo que había visto y siguió sin preocuparse por saber lo que decían los bailes. Cinco minutos y fuera. Ahora sólo faltaba traducir…
El esfuerzo fue mayor pero al cabo de un rato tenía el mensaje escrito sobre una nueva hoja:

“Es imperioso que armen una bola según las instrucciones que les mandé por error. El rescate de Manuel depende de eso. Nosotros con Germán hemos quedado aislados en una especie de gueto de siete dimensiones menos una (otro día te lo explico) y la bola de Germán era la que derribaron con Mandinga adentro. Hagan todo lo que puedan! Yo les voy a mandar los planos que les faltan.”

Magda todavía estaba mirando el papel, pensativa y agotada, cuando cruzó Ernesto corriendo de largo para su estudio. Volvió enseguida con una cámara en la mano tropezando con todo y gritando.¡Tenemos los planos!
-¿Dónde estaban?-preguntó Magda.
Ya Ernesto trepaba el brocal del aljibe cuando grito:
-Están en el aire, como el sargento. Vení a verlo!

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miércoles, enero 17, 2007

185: PARA HACER BOLAS

Una bola es un objeto que vuela por su sola forma. No tiene alas ni hélices ni turbinas ni por supuesto motor. Porque la gravedad es una forma basta con enfrentarla a la forma que la anula…para que podamos volar! Solo se requiere algún tipo de generador de energía cinética para realizar maniobras bruscas o aceleraciones importantes. Por ahora basta. Pasemos a lo práctico. Como el mando lo va a tener la mente del piloto es importante que éste se ubique en el centro sinérgico de la bola que no es un lugar fijo sino que depende de la energía general que fluya y de algunas otras variable, pero…Por lo general anda oscilando entre phi y 1-phi del eje mayor. El piloto es esencial, debe conocer a su bola, tenerle confianza y tenerse confianza a sí mismo. Juntos y en armonía pueden realizar cualquier maniobra, separados, no.
Los materiales no son esenciales, puede ser cualquier cosa reciclada que se pueda unir de una forma más o menos rígida como para mantener la forma al menos por el tiempo que dura un viaje. Atención que cuando la forma es solamente aproximada a la contraforma de la gravedad en ese punto del espacio se van a producir vibraciones que pueden ser tanto más intensas cuanto mayor sea la discrepancias con los nodos de la onda. Cuando se esté dando los últimos ajustes a la forma de la bola, esta característica vibrátil del tensor de onda gravitatoria se puede usar como referencia para llegar al punto de vibración nula. Ahora bien: A lo largo del vuelo el tensor va cambiando, aunque leve y lentamente, por eso la estructura no debe ser totalmente rígida, sino más o menos, permitiendo pequeñas deformaciones que cuando empiezan a aparecer las primeras vibraciones, la mente del piloto inflinge a la bola para que se adapte a las necesidades locales.
Por último si se desea, todo el aparato puede estar cubierto por algún material liviano y resistente para proteger al piloto de la intemperie. Germán Oesterheld, quién ha sido el primero en volar una bola hecha artesanalmente, hizo los recubrimientos con cartapesta de apenas un milímetro de espesor a la que protegió con laca nitrocelulósica por si lo agarraba un chaparrón.
A continuación se pueden ver los planos con todas las medidas a escala 1/50.

Hasta ahí las instrucciones. Los mencionados planos no figuraban –naturalmente no se hubieran podido trasmitir dibujos con el sistema de los guijarros- ni constaba alguna aclaración sobre esa sensible falta.
En la caverna, luego del silencio vinieron los suspiros y por último el silencio nuevamente. Solo al cabo de un rato empezaron a aparecer de nuevo las voces. ¿Alguien habría entendido las instrucciones? ¿A partir de ese montón de palabras raras, sería posible construir algo?
-Si por lo menos tuviéramos los planos! –se lamentó el Cholo.
-O a Abelardo en persona para que nos explique, -siguió la Magda.
Ernesto en cambio se mostró optimista.
-Hace un rato estábamos peor. Tal vez podamos encontrar alguien que entienda sobre estas cosas… En Internet, por ejemplo…
Ernesto se levantó y caminó hacia la computadora. Todos fueron detrás.

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Las Bolas de Manuel puede ser votada en el premio 20Blogs de 20 Minutos

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martes, enero 16, 2007

184: Si yo te venero ¿tú qué me das?

Ernesto Federico se encargó de resumir todo lo que ellos habían podido averiguar sobre la guerra cósmica y dijo que había llegado el momento de hacer pública la información. Por supuesto que al gobierno no le iba a gustar y que iba a tratar de impedirlo no por el maldito terror al terror, sino, porque la existencia del tratado militar así se lo estaría exigiendo. Las potencias de la tierra hacía rato que manejaban lo que a ellos les parecía novedad. Y…¡habían tomado partido por Dios! La lucha antiterrorista era la moderna versión de la Guerra Santa, pero con un fuerte trasfondo de Geopolítica.
-¿Si yo te venero, tu qué me das?
El Dengue se paró, estaba podrido de políticos.
-¿Y qué vamos a hacer para salvar a Manuel?
Ernesto miró con cariño a Dengue pero le reconvino. El tema de Manuel era el que iba a empezar en ese preciso momento y empezaba ya diciendo que Manuel era una persona marcada, tal vez, por el destino para jugar un papel esencial en esta encrucijada donde nuevamente la humanidad se estaba viendo cara a cara con otros seres inteligentes y poderosos (poderosos sin duda).
-Manuel no es una persona común!
A la mayoría la frase le resbaló por el costado de la cara sin entrarle al oído, pero a Vittorio se le pararon los vellos de los brazos. ¿Qué pretendía su socio? …Consocio Eso. No se le daría por el misticismo ahora?
Pero Ernesto continuaba.
-Está claro que siempre ha estado en el ojo de la tormenta…no porque el quisiera sino porque la tormenta se le pone arriba.
-Uf.
-Manuel tiene algo que los dioses quieren quitarle o pedirle prestado o impedir que caiga en poder del enemigo…
Giorgionne saltó del taburete lleno de entusiasmo.
-¡Redondo! Haz dicho todo de una manera clarísima… Ahora…Me parece que no estamos contestando a la pregunta del Dengue.
-¡Eso! –afirmó Cholo.
Dengue se sentó. Cholo se quedó mirando a Ernesto y Ernesto a todos lados….
-¿No podremos fabricar una bola? –Preguntó casi inocentemente la Magda
Un coro de voces dijo no.
-Al final de las instrucciones sobre los guijarros encontré varias páginas que enseñaban cómo hacer una….
Zafarrancho general! Todos corrieron, todos hablaron ,todos chocaron a todos y todos volvieron a sus lugares, dispuestos a escuchar lo que decían aquellos papeles que cuando los habían escrito no los habían leído como bien había dicho Manuel.

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lunes, enero 15, 2007

183: SILICONAS Y TELGOPOR

En la Galería Máxima Ernesto había puesto un par de bancos largos y unos cuantos taburetes que, junto con los sillones y sillas que ya tenían en la caverna iban a ser suficientes asientos para lo que imaginaba una larga reunión informativa. No invitó a los Tucus porque era obvio que no iban a querer exponerse ante tantos desconocidos, pero, instaló varios micrófonos conectados a los parlantes que siempre estuvieron en algún lugar de las galerías donde él no había llegado.
Cuando Pepponne pudo superar su claustrofobia y atravesar el declive en 45 casi sin pisar los escalones, comprendió por qué su medio pariente se había hecho tan adicto a este lugar y a las reuniones que se hacían allí. Las altas cúpulas de arenisca rosada daban un marco adecuado a cualquier actividad que se pudiera realizar bajo ellas, pero mucho más cuando se trataba de verse enfrentados a un enemigo que viene de afuera. A misteriosos seres grises habitantes tal vez de un mundo sin sol y alimentados no con carne y ensaladas sino con siliconas y telgopor. (Cosa que no agregaba peligro al peligro, aunque sí desprecio al temor que les tenía)
Aceptó ser el primer expositor. Su tema era obvio. Qué información maneja el gobierno y cuales serán las medidas que piensa adoptar. Comenzó con la clásica aclaración: Todo lo que dijera en delante era información confidencial que en caso de ser divulgada sería sistemáticamente desmentida, desvalorizada y quizá…hasta reprimida.
El gobierno no entendía nada. Sabía sí, y en privado lo reconocía, que había existido un tratado militar secreto, un pacto bah, no firmado de la manera normal sino con unos garabatos significativos, solo reconocibles por el firmante y la otra parte. El pacto había sido impuesto por una potencia extranjera a un presidente degradado por el alcohol e implicaba, entre otras muchas prestaciones inconfesables, la cesión de una base aérea para aviones especiales que se iban a encargar de operaciones antiterroristas de muy sofisticada tecnología. El estado uruguayo se comprometía a mantener toda esa operatoria en estricto secreto y conceder a los efectivos, necesariamente extranjeros, la extra territorialidad jurídica de cualquier acto punible que pudieran cometer. De todas maneras, la otra parte iba a mandar –efectivamente así lo hizo inmediatamente- un pequeño grupo de técnicos que deberían ser aceptados, como funcionarios normales, en las plantillas de varios ministerios. Especialmente en Defensa e Interior.
Pepe Mujica se había opuesto terminantemente a seguir jugando ese juego. Proponía denunciar el tratado de inmediato y “prender fuego” al idiota que había aceptado firmarlo. Pero… consideraciones de conveniencia política…apelaciones al realismo pragmático…La insignificancia internacional del país… Habían llevado el tema a una carpeta dentro de una caja fuerte oculta en un lugar…
Los hechos se precipitaron. Tomaron estado público aunque deformados e incompletos. Había un grupo de personas que juraban haber visto un x666 operando sobre el incendio de El Bosque. Inteligencia de Defensa exigía tener participación en el tema. La Embajada deslizaba comentarios sobre el poco celo que se estaba demostrando en la lucha antiterrorista. Y al presidente le dolía la cabeza.
No parecía extraño en este contesto que hubieran raptado a Mujica….¿Pero, a Manuel, para qué? ¿Pura casualidad…?
Antes de terminar Pepponne invitó a tener en cuenta que –a él le constaba- Manuel había sido la principal fuente de información del Pepe y el que le había obligado a plantearse las hipótesis más audaces.

(Este blog compite en el premio 20Blogs de 20 Minutos- ficción y latinoamericano)

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domingo, enero 14, 2007

182: Preguntarle a Paul Davies

Para seguir con el tema Cholo decidió acompañar al licenciado hasta el tanque de OSE. Salieron a paso largo porque era posible que ya estuviera llegando y se podía pasar de largo si nadie le gritaba. Tanques de OSE hay a cada quilómetro, todos iguales.
-Pero me dijiste que a Manuel lo llevaron varias veces para allá. Así que se puede.
-Ellos pueden venirte a buscar, en esas bolas que son naves especiales que se mueven en base a otra tecnología, a otra concepción del universo que nosotros apenas si sospechamos.
-Pero los científicos de la tierra ¿No sabrán algo de eso? La otra vez leí en el diario que un tal Paul Davies, un científico, tenía ya los planos de una máquina del tiempo…
-Me parece que lo que se necesita es algo capaz de meterse en otras dimensiones.
-Bueno, ¿no es lo mismo? ¿No era que el tiempo es una dimensión?
-Y… Preguntáselo a ese Paul Davies…
-Ja. ¿Sabés el teléfono?
Llegaron al tanque y empezaron a observar cada auto que pasaba. Los que venían entreparando, porque podría ser Pepponne mirando a la gente que lo pudiera estar esperando. A los que seguían de largo, porque podría ser que Pepponne se imaginara una meta mucho más adelante. Y a todos en fin porque ni siquiera sabían en qué marca de auto, color ni tamaño se iba a aparecer el secretario privado del Ministro Mujica.
Al ratito de mirar el partido de tenis de los autos, el Cholo se volvió a impacientar.
-Pero no nos podemos quedar de brazos cruzados!
-Mientras no se nos ocurra alguna idea…
-¿Y el abuelo de Manuel? Me contó que una vez lo rescató de una pirámide donde lo tenían prisionero. ¿Cómo lo hizo?
-Con una bola que le prestó un amigo de allá. El abuelo de Manuel está muerto…
-Sí, ya sé. Lo conocía… era un viejo medio loco que cuando no estaba inventando bromas se ponía a hablar de cosas raras… de cosas como estas que estamos hablando ahora.
-Entonces el tiempo le dio la razón.
-Pero si lo salvó, entonces no estaba muerto…
-Muerto y vivo son palabras. Como Dios y Diablo. Hay fuertes restricciones para que un “muerto” se aparezca por acá, pero cuando lo trajo, esa vez…aunque sea por un momento estuvo en el mundo de los vivos.
Del ómnibus de Copsa que se había parado enfrente bajó Pepponne con un rostro brillante por las novedades que traía en el portafolio y el alma desolada por la continuación del rapto.
-Traigo material abundante.
-Esperá, cuando estemos todos juntos nos contás.
Los tres cruzaron Gianastasio más apurados que lo que habían venido los dos. Pepponne entre resuellos tempranos, contó graciosamente las vueltas que había dado para despistar a los periodistas. El auto quedó a tres cuadras de Tres Cruces, frente a un edificio en el que había vivido del que se podía salir por el fondo.
A pesar de todo se sentía en deuda con algunos periodistas amigos a los que les había prometido información confidencial, sin pensar en el momento qué era lo que podría decirles sin afectar su obligada reserva…

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(este blog concursa en "20 blogs" de 20 minutos)

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sábado, enero 13, 2007

181: Las reglas del juego.

Antes de que se acordaran de ir a esperar a Giorgionne, llegó el Cholo golpeando las manos en el portón primero, en el corredor de la casona, adentro de la sala vacía del frente y por último gritando dentro del aljibe con todas las fuerzas hasta que los de abajo, por casualidad lo oyeron. Venía con Julieta y el Rulo, desesperados y culposos por no haber prestado más atención a las cosas que venían pasando. Cholo le reclamó más información a Ernesto que lo que tenía ni siquiera Vittorio, que acababa de llegar de Montevideo.
-Ahora viene Pepponne con novedades.
-El rapto se hizo aquí!
-Pero el pescado se cocina allá.
A Cholo le paspaba ver a esos tipos hablando pavadas mientras Manuel seguía estando quién sabe dónde chupado por ese remolino negro.
-¿Pero alguno de ustedes pudo ver algo dentro de la oscuridad? ¿Ustedes saben algo más sobre los que lo llevaron? ¿No vamos a hacer nada para rescatarlo?
Giorgionne se adelantó para explicarle lo poco que se sabía sobre los del otro lado, que además no eran todos iguales.
-¿Y el avión secreto ese, cómo encaja con toda esa cantidad de dioses y demonios?
-En primer lugar vamos a desdramatizar los términos. Cuando decimos Dioses y decimos Demonios en realidad estamos hablando de una especie de seres vivos o al menos inteligentes que tienen su hábitat normalmente del “del otro lado”. La información que hay sobre ellos, con ser extremadamente fragmentada, nos ha formado una idea otro mundo muy similar a la de este. Donde pueden haber variaciones en las leyes físicas, incluyendo tal vez el mismo sentido del tiempo, pero que en lo esencial de la vida de los habitantes, es muy parecida a la de los hombres aquí en la tierra. Viven de guerra en guerra, tejiendo alianzas y rompiéndolas. Traicionando a los antiguos aliados y volviéndose a amistar todo en aras de subir un escaloncito más que los acerque al título de Dios con sus honores y su corona radiante de luz.
Cholo torció la boca.
-Yo soy ateo.
-No importa! Yo te estoy hablando de los habitantes del “otro lado”. Dejemos de usar palabras que sólo nos confunden!
-Bueno. Entonces quién se llevó a Manuel?
-Yo supongo que los del bando triunfador, aunque todavía no me doy cuenta del motivo. Fijate que al haberse llevado también a Mujica aumenta muchísima la cantidad de posibles respuestas a tu pregunta, especialmente si le agregaras, lo que seguramente iba a ser la próxima: ¿Y por qué?
-¿Quién sería más importante para ellos?
-Uh, no Cholo, esa pregunta es una de las últimas!
-Bueno…¿Pero vos tenés alguna idea de cómo se puede ir al “otro lado”?
-¿Si lo supiera ya te lo habría dicho, muchacho!
-¿Pero se pusieron alguna vez a pensar en eso?
-Dentro de un concepto general.
-No entiendo.
-Bueno, se supone que es imposible para nosotros. Sería una de las leyes de la compartimentacion del universo. Los de niveles superiores pueden pasar, en algunas condiciones, a los niveles más bajos. Pero a la inversa, no.
-Querés decir que nosotros estamos encerrados?
-Bueno, tal vez podamos bajar al nivel inferior.

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viernes, enero 12, 2007

180: ¿DONDE ESTA MUJICA?

Al otro día no habían noticias de los raptados, es decir de Mujica porque lo que es de Manuel ningún diario se ocupó. Pero abundaron los titulares y los comentarios. El País tituló: EL PAIS ESTA EN VILO - ¿Dónde está Mujica?-porque algunos habían andado diciendo que todo era consecuencia de la lucha interna del frente. Un locutor de Maldonado piensa que es una muestra de irresponsabilidad que a un gobierno le rapten un ministro. Magda provisoriamente se quiso ir a vivir a lo de Ernesto, junto con el Dengue, que no corría un especial peligro pero igual estaba pasando muy mal. La República seguía en sus trece de que todo era consecuencia del tratado secreto. Y reclamaba que fuera dado a conocimiento público y que se revelara quién lo había firmado. El Dengue lloró hasta que se ahogó con vino que le trajo Ernesto. En Montevideo se hicieron manifestaciones. Clarín apenas mencionaba el tema con letras chiquitas que llamaban a la página 4. El primer titular era para la vuelta de Gran Hermano. Una señora entrevistada en TV sólo dijo que en Lagomar siempre pasan cosas raras. Luque recién se enteró a la noche. La casa de donde lo llevaron está siendo celosamente vigilada. Las imágenes de nuestras cámaras son más que elocuentes. Jugadores de medias caídas corren por un campito detrás de una pelota. Ahora sí vamos a Lagomar. Perdón, esos son los piqueteros... va después, Ramón. ¡Eso! Como verán se ha destacado un guardia en el frente de la casa. Giorgionne cayó de improviso, no creía nada de lo que se decía en la tele. Tampoco había podido hablar con Pepponne. Se lo había visto entrar al Ministerio con la ministra.. Los celulares estaban intervenidos. El gobierno había contratado la versión Plus X del programa Herath, el mismo que se había mencionado para buscar plantas de marihuana cultivadas en macetas. Brecha hacía trabajar a su gente. A Pepponne lo nombraron coordinador del un nuevo esquema de inteligencia del ministerios de defensa nacional con el cometido de elaborar un informe en un plazo máximo de treinta días… Pero no sobre el caso del rapto. Pepponne renunció antes de asumir. Los de GEOS pasaban para un lado y otro en sus motos. Rulo también se enteró de noche, se había pasado todo el día trabajando solo en lo de Ferrari. Tabaré se rascó la cabeza. La compañera Berruti enfrentada a un micrófono, recomenzó la narración de los últimos instantes antes del apagón. Nadie lo había visto aparte de ellos. Ni siquiera los milicos que estaban charlando veinte metros más allá. –La Embajada nos ofrece un experto en estos temas- No, gracias- Lo pueden poner on-line, o mandarlo.-No, gracias.

El celular de Vittorio sonó. Era Pepponne que se había escapado del Ministerio con algunas perlitas. Salía ya para Lagomar –decime donde vas a estar.- ¿Qué le digo? -Quilómetro 22, lo esperamos en el tanque.-Sabes qué? Vamos a tener que recibir a los Tucus. Pidieron una reunión. -No es el momento- ¿Y el muchacho este?-Ah, ese es Dengue, vení que los presento.-Estamos hablando sin cuidado-¡Pero muchacho! Estamos metidos en el barro ¡dejémonos de secretos!
Todos bajaron a la Galería Máxima. Dengue mirando para arriba se puso a temblar de pies y manos, como hacía a veces cuando se ponía nervioso. Pero no era un ataque de epilepsia. Era que temía que todo aquello se le cayera encima. Una idea como cualquier otra.



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jueves, enero 11, 2007

179: EL RAPTO

¿Qué buscaban los Grises en la casa de Manuel? La compañera Berruti no quería decir lo que pensaba, por respeto.¿ Como decirle al muchacho algo que desnudara en público su intrascendencia? Que, en su opinión se trataba de un simple error de los que no están libres ni los más astutos agentes de la inteligencia extranjera. Que estos sujetos habían sido mandados a investigar algo cuyas pistas engañosas les habían confundido, llevándolos al carajo. Que no valía la pena seguir dándole vueltas al asunto y sí establecer alguna protección sobre la casa y sus moradores, al menos hasta que se pudiera capturar a los espías.
¿Qué buscaban los Grises en la casa de Manuel? El compañero Mujica no las tenía todas consigo. Ya había querido sacarse de encima al muchachito este que rodando como un dado cargado se le aparecía siempre mostrando el mismo número. ¡Parecía estar embrujado! Para peor, los informes que le llegaban por varias vías paralelas sindicaban a Manuel a la vez como un muchacho común y como alguien que tiene amistad con gente que le dobla-por lo menos- en edad y en nivel intelectual. Por momentos se le había sospechado conexión con los piqueteros de Gualeguaychú. En otro, le había pasado un informe sobre torturadores en una granja de Rincón del Cerro que parecía en vías de confirmarse. Después, o casualidad, fue de los pocos que presenciaron una maniobra del x666 sobre cielos uruguayos, destapando la olla podrida del pacto secreto… Y ahora los agentes extranjeros vienen justamente a revisar su casa…¿Qué buscaban…?
El compañero Cholo estaba tan desconcertado como cualquiera, pero tenía dos cosas muy en claro: Primero que Manuel no había dicho ninguna mentira y segundo, que las cosas extrañas aparecían siempre a su alrededor.
El Dengue prefería no opinar. Ahora estaba sobrio y en este estado tenía dificultad para coordinar las palabras.
Ernesto miró a Magda. Magda miró a Manuel. Manuel sabía qué buscaban.
-El otro día no me contestó si sabía que lo que produjo el incendio no era una avión. Tampoco ha querido decir que casi se cae en una burbuja allá en Fray Bentos.
-De lo que uno no sabe, mejor no hablar…
-Pero eso lo sabe!
-¡Muchachito! Tenés que darte cuenta de que lo que yo diga trae consecuencias. Uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras…
-¡Claro! Y que el loquito ese quede como un mentiroso!
Mujica le miró con la cara medio de costado y un ojo más abierto que el otro. Nadie llegó a saber si de sus labios iba a salir alguna clase de contestación porque de pronto se hizo la noche en pleno día y un viento arremolinado les envolvió en un confuso episodio que por mucho tiempo ha seguido sin aclarar. Cuando el día se reinició del lugar faltaban el Pepe Mujica y Manuel.
Esa tarde La República tituló:
MUJICA RAPTADO – El pacto existe!

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miércoles, enero 10, 2007

178: Ministros en la línea de fuego.

Mientras la última bala completaba su vuelo para estrellarse también contra la campana, el escenario comenzó a cambiar precipitadamente. Primero los autos empezaron a emitir sonidos pulsantes, como de teléfono ocupado. En seguida los grises torcieron las cabezas ángulos iguales y comenzaron a bajar las armas con expresión impávida. Y tercero, corrieron a los vehículos, abandonando la batalla y por lo visto también el campo.
Fue mala idea correr ala vista del perro, porque desataron su instinto cazador que le hizo correr a tal velocidad que a pesar de que los iguales corrían bien alcanzó a morder un tendón de Aquiles del último de ellos, tal vez el mismo de antes, si es que el perro era capaz de distinguirlos. ¡Parecían clones!
Ellos cerraron las puertas, arrancaron los motores y aceleraron, levantando la polvareda y enfilando hacia dónde iban a chocar con la barrera energética que parecían haber olvidado, pero no. Salió antes, por la ventanilla del primero, una mano con un control remoto que al accionarse volvió la barrera por un instante de color fucsia (lindo color), justo en el momento que cruzaba el supuesto límite ladrado por el perro, que ahora saltó hacia la mano y limpiamente le robó el aparatito al ángel gris.
La cosa no terminó allí. No se había disipado el polvo cuando por el otro lado aparecieron dos patrulleros -alarma prendida- que bloquearon la calle, atravesándose uno antes y otro después, seguidos de cerca por un camión verde oscuro del que veinte metros antes de la casa saltaron milicos con fusiles que se tiraron al suelo y apuntaron para todos lados. Por suerte alguien gritó que no dispararan. Era el Pepe Mujica que se estaba bajando de un volkswagen maltrecho, acompañado de una señora mayor que al igual que él quería caminar más rápido de lo que podía.
Los muchachos corrieron al encuentro a pesar de los gritos de ¡Alto! Que algún milico profirió y que no trajo consecuencias apenas porque dos ministros se encontraban en la línea de fuego y que uno de ellos -al que tampoco conocían- era precisamente el de Defensa.
El encuentro fue emotivo. El Pepe había temido un desenlace trágico y al verlos a Manuel y Magdalena vivos y sanos estuvo a punto de lagrimear.
-Muchachos, menos mal que no les ha pasado nada!. Vengan, déjennos pasar…Venga compañera, le presento al famoso Manuel que tanto nos ha dado que pensar…
Los muchachos estrecharon aquella mano pero, sin poder contenerse, preguntaron si no iban a tratar de darle la captura a los grises.
-Sí, no se preocupen. Hay gente tras ellos- dijo la Ministro.
Pasaron todos a la casa para encontrarse con un panorama desolador. No quedaba un solo objeto, mueble o aparato que no hubiera sido destrozado y cuyos pedazos no anduvieran entreverados por todo el suelo. La cama no tenía más patas. El lluvero brasilero colgaba del cable un trecho y otro chorreaba su resistencia que aún bamboleaba en el aire. La radio era una carcasa hueca, la cocina no tenía puerta en el horno ni hornallas ni quemadores…la ropa estaba desparramada por el piso junto con todo el resto del basural…El televisor-que ya de antes no andaba- tirado en el patio.
La conversación se terminó haciendo dentro de un patrullero.

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martes, enero 09, 2007

177: Tratado Militar Secreto

El Cholo iba adelante con Manuel y la flaca. Unos pasos más atrás El Dengue con Ernesto Federico que parecía diez años menor y con más entusiasmo que cualquiera. Por ultimo les seguía un perro callejero que solía andar por ahí. Por el lado derecho, alejándose en perspectiva, la hilera de grandes eucaliptos de siempre que se perdían después de la cuesta arriba del lado norte. Ellos entraron por los terrenos baldíos y cruzaron entre los pinos para no llamar la atención.
La flaca seguía hablando con Giorgionne, de vez en cuando emitía alguna exclamación tipo no te puedo creer y después callaba mientras del auricular seguía parpadeado la chicharra sonora mientras todos hundían sus pies en la arena, subiendo y bajando dunas.
Una versión muy incompleta de los hechos había salido en La República, recogiendo el rumor de la renuncia de de la Ministro de Defensa y titulando
CRISIS EN EL GOBIERNO
Sale a luz un tratado militar secreto
Vittorio se aprestaba a enviar el artículo en un correo electrónico pero eso no era todo. La oficina de Mujica había estado más visitada que nunca por gente que venía a expresarle el apoyo. Pepponne decía que era la pulseada más fuerte que él hubiera visto dentro del Frente. Y Giorgionne lamentaba que nadie hablara de las Bolas ni de la guerra cósmica.
Salieron a la luz del otro callejón y desde esa altura por la larga bajadita, allá adelante se veían aun los dos coches grises frente a lo de Manuel. En cambio, ni rastros de los sujetos. Se fueron acercando con cautela, es decir mirando bien el frente de la casa por si aparecían los grises y al mismo tiempo controlando los flancos y la espalda, no fuera cosa de quedar encerrados en un sanguche.
A treinta metros de los autos todavía no pasaba nada más que algún temblor de piernas por causa del crispamiento de la atención puesta en un solo punto. A los veinticinco a la Magda, que había cortado la llamada, le pareció ver algo gris por el costado de la casa, pero cuando volvió a mirar no había nada. A los veinte se separaron en dos alas y un centro. El ala derecha, contra la zanja eran Manuel y Magda. La izquierda del lado izquierdo estaba formada por el Dengue y Ernesto Federico. En el centro de la calle seguía el Cholo, avanzando a grandes pasos, con la cabeza erguida y tirada levemente para atrás, acompañando el ángulo de su lanza en ristre, enfundado en una remera negra de Los Piojos y reclamando a los dioses del universo, so pena de cruentas represalias, la puesta a punto de la anarquía universal. A diez metros se tuvieron que detener porque…no podían avanzar. Habían llegado hasta el lugar donde terminan los lugares, por lo menos hacia delante, aunque se siguiera viendo allí a los autos parados y el pastito de delante de la casa de Manuel con el sendero entre los dos árboles grandes y se supiera que por entre los dos árboles se puede caminar, eso no existía. Más que como una película proyectada sobre algo más cálido que un vidrio pero tan intáctil como suele ser el aire. Fueron entonces caminando contra esa pantalla sin dejar de mirar lo que pudiera ocurrir en la escena y al cabo de unos minutos comprobaron que aquellos estaba describiendo un círculo con centro entre la casa y los autos. ¡El círculo pasaba por la mitad de la casa del Toba! En la casa no había nadie, pero el perro había quedado dentro del círculo. Al verlos empezó a ladrar amistosamente y respondió a las palabras de Manuel –el sonido atravesaba bastante bien el muro de aire, así que…- Entonces Manuel tubo la brillante idea de chumbar al perro señalándole su propia casa. Hizo ese gesto con la cara y con el índice pinchando en el aire una sola vez, porque el perro salió como loco saltando obstáculos y revoleando las orejas hasta que entró por el costado del terreno derecho a la puerta de la cocina que seguro estaba abierta. Se sintieron ladridos de otro tipo y por momentos, algo parecido a un grito humano cuyo posible emisor apareció saltando en una pata, la que el perro estaba mordiendo, por el frente de la casa seguido por los otros grises que pistola en mano no atinaban a apuntar bien las armas sobre el bruto por lo movedizo de la escena.
Manuel se quedó pálido –lo van a matar- pensó y sin pensar más le hizo al perro el mismo silbido que le hace el Toba para llamarlo, con lo que el animal soltó enseguida su presa y corrió el regreso casi junto con las balas que en seguida los sujetos empezaron a disparar hacia ellos. Suerte que las balas rebotaban contra la burbuja energética apenas haciéndola vibrar como una campana.





lunes, enero 08, 2007

176: Cuando robaban duraznos.

-Tenemos que avisar a los otros.
-¿Qué otros?
-Los de la sociedad.
-Secreta.
-De defensa de nosotros por la guerra.
-¿Qué guerra?
-La cósmica.
-¿La qué?
Creyeran o no creyeran esa era la verdad de lo que pasa, es decir, lo que estaba pasando, porque parece que ahora ya no pasa más…Hasta Mandinga se daba por vencido!
El Manuel se vino con la flaca el Roque anda solo, el Cholo desde hace tiempo. ¿Y yo?
Ahora que somos otra vez amigos con el Dengue podría volver a calentar con la Mulata. ¡Qué guacha!!
Si ya era difícil llegar a la acracia entre nosotros nomás, cómo se va a poner ahora!
Está bien que antes de empezar la fiesta nos revolcamos un rato, pero…
No hay caso. No me quieren dejar tranquilo
-Le voy a hacer un toque al celular de Giorgionne, para que me llame.
-Che, yo me tengo que ir. A pleno día no creo que…
El Dengue se quedó.
Cuando Roque abrió la puerta para salir se sintió el ruido de una moto que se arrimaba a la casa. Era Ernesto. El Roque se hizo flaco para permitirle pasar por la misma puerta que el salía, y a los de adentro mostrar una cara significativa, mordiéndose los labios risueños y mirándolo de soslayo. Ernesto tenía sus maneras de encontrar a la gente. Saludó muy contento a Dengue y a todos en general.
-¿Qué pasó…?
-Que nos allanaron la casa!
-¿La policía…?
-No, los hombres de gris, que resultaron ser ángeles!
-Ángeles…?
-Será que como la guerra terminó, tienen que andar disfrazados.
-Yo tengo una buena idea.-dijo el Cholo. -¿Se acuerdan de cuando robábamos duraznos en aquella quinta de la ruta 102?
-Loco, sería con los de tu barra, el Chumbo, el Cachila y el Alcaucil!
-Bueno, sí tal vez. Lo que hacíamos es dejar a dos de campana y otros dos o tres iban a arrancar la fruta. Ellos nos avisaban si se acercaba alguien para salir rajando.
-¿Y qué?
-Vamos frente a tu casa y les robamos los autos…o les desinflamos las ruedas, o…
-¿Y si nos cagan a balazos?
-¡Qué nos van a cagar!
-Bueno, vamos.
Magda iniciaba la conversación con Giorgionne cuando todos salían del rancho dispuestos a hacerles alguna diablura a los ángeles.
El punto era definir claramente lo que había pasado. Números de chapas de los vehículos, número de efectivos participantes y…
En la esquina se encontraron con el Rulo y su bolsito que venían para el mismo lado con el propósito de despertar si era posible al Manuel para ir a terminar el trabajo en lo de Ferrari. Qué suerte.
Claro que según Pepponne los tipos se estaban poniendo cada vez más duros. La guerra prácticamente había terminado. Solo se estaban produciendo alguna resistencia a la altura de la nube de Oor, en los límites del sistema solar. Ahora iban a tener todo el poder en sus manos.
-Primero tenemos que ver un asunto,- aclaró Manuel.
-Dale Manuel, si le metemos fuerte todo el día terminamos y cobramos!
(En el teléfono)-La ministra de Defensa está presionando, pero hay un tratado secreto que viene desde los gobiernos anteriores. Es posible que renuncie.



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domingo, enero 07, 2007

175: ¿Funcionario del Ministerio?

Resultó ser que el Roque y el Dengue estaban allí en calidad de refugiados. Habían quedado en la casa de Manuel después que todos salieron a las corriditas para el monte. Y se habían seguido quedando, por hablar entre ellos algunas cosas, incrédulos de todo aquel juego de peligros y luces apagadas, hasta que un relumbre encima de la casa les hizo entender que les habían hablado en serio. Claro que entonces no sabían que hacer, si salir rajando o quedarse quietos atragantados de susto bajo la mesa, mientras pequeñas pelotas de luz recorrían la casa y desde la radio, que había quedado prendida en la estación de las cumbias, sonaban ahora canciones de navidad y música sacra. Cuando el relumbre, cesó corrieron a los tumbos por dentro del monte hasta el rancho del Cholo –era lo más cercano- que encontraron abierto pero sin el Cholo, al que esperaron casi sin hablar, al oscuro, tirados sobre el colchón en el suelo hasta que se quedaron dormidos.
El Cholo fue el que más se rió. Descargaba tal vez las tensiones que había soportado su cabeza que aunque abierta no era muy proclive a las fantasías ni a replantearse a cada rato su lugar en el mundo.
-Estamos prisioneros, carcelero. –Digo canturreando.
-Y a nosotros nos vinieron a buscar a casa unos tipos armados!
-¿Policías?
-De traje gris y pistola de esas grandes. Rompieron la puerta a patadas.
-¡A la mierda! Otra vez el tipo ese…!
-Sí era el mismo.-Afirmó la Magda.
-Esperá!-gritó Manuel cerrando los ojos y levantando una mano en diagonal como un juez de algún deporte que quisiera detener el juego. Su cabeza le tiraba flashes con una reiteración tan violenta y rápida que no llegaba él a recordar más que alguna foto de entre todas. Eran algunas desagradables como… Los cadáveres entre los hilos incandescentes en el incendio. Atemorizantes como…El arcángel Filiisdei tomándole el juramento sobre la pirámide. O recientes como el propio sorete del Ministerio muy metido en su traje gris, ancho de hombros y delgado…¡Como un ángel! ¡Sí! ¡Es un ángel vestido de hombre!
-Sí. Es un ángel vestido de hombre!
-¿Qué…?
Atropelladamente Manuel trató de hacerles entender que el tipo del Ministerio era un ángel disfrazado de hombre. Que él lo decía con conocimiento por haber estado frente a varios ángeles y que tenían ellos una cosa que era difícil de explicar pero que se sentía cuando la distancia achicaba. Una sensación de aplastamiento del pecho, como un desánimo, como unas ganas de no acercarse a ese sujeto o más bien alejarse todo lo posible.
-Es un rechazo natural que te sale de adentro…
El Cholo estaba atento.
-¿Un ángel trabajando para el Ministerio de Defensa?
-Según Mujica, -acotó la flaca- el tipo desapareció del Ministerio y nadie lo encuentra.
-Y se había registrado con tres nombres distintos.
El Roque logró preguntar por fin qué querían decir cuando decían ángel. El Dengue, con la naturalidad que da el no haber entendido nada le preguntó que cómo que querían decir y de corrido contestó que un ángel, un angelito de esos que vuelan y tiran flechitas a los enamorados. Cuando le dijeron que no era así y le explicaron qué era en realidad un ángel, el Dengue se asustó mucho. Porque una cosa es creer en esos niños gorditos que no le hacen daño a nadie y otra cosa…


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sábado, enero 06, 2007

174: CAL ARENA Y PORTLAND

Se hizo de día. El cielo luminoso adoptó el tono 344 –de baja reflectancia anodizada- que no encandilaría a las bellas palomas blancas que levantaban vuelo para anunciar la buena nueva de la paz universal. Tampoco molestaría con su relumbre atemperado a los pastores de humanos que salían por los caminos del señor, haciendo sonar sus cencerros de dorado bronce, despertando a los dormidos, llamando a los perdidos, recordando a los olvidados, apareciendo a los desapa…Y todas aquellas personas que todavía no se hubieran enterado del inicio de los mil años del reino del señor, que comenzaba exactamente en este día y que a su término se consumaría el anunciado juicio final. Punto y coma; el que no está se embroma.- Punto y raya, el que no está se calla.


Manuel sintió que era el inicio de otra etapa de su vida, más tranquila y previsible, aunque tal vez menos interesante. Ahora sí iba a disfrutar de la luz del día y de la oscuridad de la noche, en su casa, con su compañera y pronto con los hijos. Trabajaría y juntaría dinero para agrandar la casa. Poca cosa. Porque poca cosa era lo que precisaban… Una habitación más que se hacía con unos cuantos bloques y algunas chapas… Cal, arena y Pórtland…Una ventana, si de madera mejor. Vidrios y pinturas después. Niños corriendo por la casa cantando canciones y la voz de la madre que llama a la mesa en medio de una nube de aromas comestibles… Volver a ser niños y vivir otra vez las cosas simples de todos los días. El plato de sopa, el guiso de lentejas. ¡El arroz con leche! La cartera de la escuela…Los lápices de colores.
Ya iban llegando. La mano de Magdalena acariciaba su cintura. A cada momento él la miraba y sentía que todo su cuerpo rebosaba de alegría. Pero…allá adelante…frente a su casa…estaba pasando algo. Dos autos iguales se habían detenido y de simultáneas puertas abiertas bajaban varios tipos de gris. El que sostenía la pistola con dos manos juntas hacia arriba, pateó la puerta hundiéndola deshecha justo cuando bajaba las manos juntas en la pistola que apunto hacia adentro a la espera de que asomara el primer terrorista de los que habían sorprendido en esa guarida.
Se tiraron los dos a la zanja de junto al monte, espiaron unos instantes más por entre los yuyos y después empezaron a recular sin despegar la panza del suelo. Tenían que buscar una salida.

En el rancho del Cholo un profundo silencio respondía a los tímidos golpes en los vidrios. Tampoco golpear la vieja puerta de dos tramos producía movimiento, así que la empujaron para comprobar que no estaba trancada. Entraron despacio, casi en puntas de pié y ,al asomarse al dormitorio vieron al Roque y al Dengue durmiendo en el suelo. El cholo estaba sobre la cama, sin colchón y también dormido. ¿Qué hacer –se consultaron con la mirada-, despertarían a los recién dormidos? Pero al dar un paso más, Manuel rozó con una pierna la guitarra que había estado parada en el piso, justo allí, sobre su curvo culo de madera, haciéndola caer de lado y rebotar sobre la cabeza del Dengue e ir a parar acostada sobre el piso en medio de un estruendoso acorde desafinado. Todos los ojos se abrieron y Manuel, como el perro que ha volteado la olla, antes de salir dijo que él se encargaba de preparar el mate.

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viernes, enero 05, 2007

173: Ellos te admiran

A las 4 A.M. terminó la reunión. Salieron juntos la flaca con Manuel y el Cholo que estaba medio atolondrado. Incapaz de digerir tantas cosas en tan poco tiempo, pateaba piedritas de la calle, de pronto silbaba alguna tonado o, si quería decir algo, comenzaba siempre con un “que lo parió”, como un niño asombrado por lo que le contaran. Que se contara él mismo, en este caso, repasando en la memoria todo lo ocurrido y oído.
Cuando los caminos más cortos se separaban ellos también. Los dos siguieron por dónde siempre, calles arenosas atravesadas por algún que otro hilo de agua, aunque ya ni tanto, con el verano que había llegado de pronto, sin que lo esperaran. Tan entretenidos habían estado… Arriba, venía con ellos la franja estrellada de cielo y quiso la casualidad que justo al mirarla cayera por ella una estrella fugaz que se apagó silenciosa apenas habiéndose encendido…Era lo normal. Ya los montes no esconderían seres peligrosos en su oscuridad ni vendrían bolas de fuego a…volvíamos a lo de antes, cuando los buenos eran los buenos y los malos también, como en una película americana en la que ya se sabe quién va a ganar…¡y gana! Nunca un desgraciadito. Un Manuel Aquelarre o un Johnathan Pérez, porque esos negritos son todos una mierda que nunca van a salir de jardineros de la gente bien como el señor Ferrari que ha hecho fortuna con su inteligencia de servir al que mejor pague.
-¡Y pensar que nosotros sabemos cosas que nadie sabe!
-Nosotros solos no, flaca.
-Si no pasa nada más no vamos a poder hablar de lo que sabemos. Dirían que estamos locos…
-Total, ya todos dicen que somos locos… tarados, haraganes, chorros y todo lo que se te ocurra. ¡Por mí que digan lo que quieran!... Mirá, yo se que soy un pelotudo pero he estado pensando y se me ocurrió que… como la gente ha visto muchas cosas en el cielo, no van a poder ocultarlo, no lo van a negar… lo van a meter en el tema de los Ovnis. Como que todos son avistamientos de ovnis y… si los ovnis existen o no existen de verdad… bueno, ¡ese es otro tema! Para que los que no creen en ovnis piensen que no ha pasado nada. Y los que crean…esos loquitos que sigan contando las historias que solo creen entre ellos y que por extrañas sólo sirven para… ¡Hay flaca! ¡Eso sí que es meter la mano por la espalda, guachita hijadeputa!
-Estás aprendiendo a hablar como un licenciado!
-No, es que a veces también pienso.
-Ellos te admiran.
-¿Quiénes…?
El quienes de Manuel sonó bastante hueco y la flaca sonriente le hizo un revoleo de ojos queriendo decirle dejate de joder al tiempo que le pellizcaba el cuero del lomo.
-Está bien, me entrego… A veces he pensado eso que decís, pero…¿Por qué?
-No se, pero te necesitan…
-Me admiran o me necesitan?
-Las dos cosas…
-En realidad no me importa…Sí. Me pone nervioso, incómodo…
-¿Y un poquito orgulloso?
-¡Qué bruja que sos, guacha! Ja. Bueno, sí un poquito. Pero no voy a permitir que me admiren. Ellos son mayores y saben mucho. Yo apenas un loquito suelto!
-Y sin embargo…

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jueves, enero 04, 2007

172: ME VOY PARA CUSCATLÁN

Mandinga se estaba sintiendo cada vez mejor y recordó sus múltiples compromisos pendientes. Como despedida dijo varios buenos chistes y se aprestó a marchar para Piura, en el Perú, a una reunión de la Alianza Revolucionaria de los Antiguos Dioses, al Antiguo Cuscatlán en El Salvador y volver por fin a Bolivia para reunirse con otros amigos en Iruruqui. No fuera cuestión de olvidarse de ellos en los malos momentos.
Le preguntaron cómo pensaba trasladarse a esas lejanías en la noche y sin contar con una mísera bola de papel. Fue entonces que sus risotadas llegaron al mayor volumen.
-Ah…esto sí que es un secreto! –Dijo mientras aquello que él era se iba reduciendo al interior de un punto del espacio. ¡Matemático! –el punto- sin que se achicara empero el sonido junto con su actor, sino que quedó –el sonido- resonando en la inmensa bóveda de la Galería Máxima.
Cualquier otro, que no yo, atribuiría a aquellas risotadas que quedaban resonando en la bóveda bombeé, una intención enigmática y burlona. Pero no habría que olvidar que la frase fue bastante autoalusiva y…se…En cambio diría que la resonancia fue eso, nada más que una resonancia que quedó resonando sin ninguna pretendida ulterioridad responsable. Tubí or notubí. Resonando.
Los cuatro quedaron solos. Solos por no estar con ellos Mandinga a quién recién empezaban a valorar al alejarse y dejarles el hueco de una relación que era de esas que por lo general no se conversan… Esa cópula entre muchos que se conectan con uno que es el que aguanta todas las cabezas. Si vos no sos de nuestra iglesia no entenderás jamás nuestra conversación. Pero entre nosotros somos hermanos…
¡Estaban solos! No podrían usar más los guijarros ni las otras vías de comunicación! Los humanos habían sido abandonados por Mandinga y ahora temblaban atemorizados en su pobre condición expósita. ¡No había derecho! Tendrían que pagar su culpa los seductores que una vez logrado su propósito, abandonen a sus presas con el pretexto de la libertad individual…¡Los seducidos necesitan ser conducidos! Era allí, en la lucha por imponer las ideas del conductor que el conducido llega a su adoración y el conductor queda preso de su papel al que también venera. Eso al menos dicen. (Con lo que se viene a decir que lo único vivo y actuante es el sistema mismo que se va autogenerando y adaptando continuamente).
Habían quedado solos como cuatro individuos, juntos por casualidad a la espera de un tren, parados y desarrapados personajes de un dibujo de Brescia, sobre un triste andén nocturno, vistos desde las vías, sin texto y con mucha tinta, en ese instante de eterna contemplación de la revista de historietas…
Manuel comprendió que los amigos del otro lado habían o estaban cerrando la ventana. Sintió un amargo dulzor al recordar a su abuelo Abelardo, al que tal vez no volviera a ver y dándose vuelta hacia sus compañeros dijo:
-Tenemos que reunirnos ahora!
En la reunión reformaron los propósitos de la sociedad secreta Maquis de Lagomar y El Bosque. Ya no sería la “autodefensa de los terráqueos colateralmente agredidos por el conflicto cósmico” sino la “creación de una conciencia terráquea, independiente de los grandes dioses y, de hermandad entre todos los seres vivos, empezando por la propia madre tierra”. Ellos habían aprendido unas cuantas cosas. No necesitaban ser ateos para ser libres!



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