viernes, agosto 31, 2007

376 DE UN DÍA PARA OTRO

-Me enteré de que ustedes derribaron varias, una sobre el Río de la
Plata...un pedazo cayo junto a un bote de pescadores... Un metal extraño que no
pudieron cortar para hacer amuletos y venderlos...Liviano y fino como si fuera
de seda...

-Nuestras bolas son de cartapesta nomás... Así y todo...

-Pero ustedes son muy pocos y tienen pocas naves...¿Qué pasa si vienen con
un ataque masivo?

-Nos escondemos.

-Sí...Guerra de guerrillas...

-Además no hemos mostrado todas nuestras armas...Ni las materiales y las
inmateriales.

-¿Armas inmateriales...?

-¿No te has puesto a pensar en cual será la causa de que la revolución
marche sobre ruedas?

Mujíca mosqueó sobre un costado de su cuello como si efectivamente un
insecto estuviese molestándole. Después miró con ojos achinados al Cholo y sin
poderlo evitar llevo de costado la mirada a la figura de Manuel que estaba muy
relajado escuchando como Cholo manejaba la esgrima de las palabras. No pudo
tampoco evitar que sus ojos brillaran de una manera especial al pensar que la
pregunta del muchachito este, daba en el clavo verdadero que explicaba su súbita
decisión de seguirlo a Pepponne. El misterio de un proceso a todas luces
espontáneo de asunción de las verdades últimas del pensamiento humano en cuanto
a la estructura de la sociedad. La representación y el poder. Un par de guachos
estaban provocando el milagro que ni quinientos sabios profesores franceses ni
quinientos líderes de las guerrillas sudamericana había logrado imaginar. ¡Que
la gente espontáneamente decida en pocos días que prefiere compartir antes que
sobresalir. Fraternizar antes que competir...

-Sí...-una turbonada de juventud envejecida le vino a la cara para
obligarlo a preguntar:

-¿Qué hicieron ustedes...para lograrlo?

-Los liberamos del temor a Dios.

-Qué pavada decís, muchacho.

Giorgionne se acomodó la garganta para que vieran que también estaba allí.
Y encaró a la cara del Pepe para seguir lo que Cholo le dejaba picando para que
pateara al arco.:

-El hombre siempre tiene temor a un ser que le mira desde las alturas.
Aunque no sea religioso tiene una memoria ancestral que le hace temer y de
última obedecer antes que enfrentar a un ser tan poderoso. Prefiere volverse
servil y agachar la cabeza...Pero ahora resulta que al poderoso le ha salido un
competidor. Unos muchachos que ganan las batallas aéreas y sin pedir nada a
cambio aseguran la paz para que podamos vivir en hermandad...

-Pero de un día para el otro?

-La evidencia de los hechos es muy poderosa...

-O sea...Que el hombre era egoísta por culpa de Dios...?

-Un Dios egoísta exige egoístamente que lo adoren

-Sí.

-Que los hombres se disputen el lugar del mejor alcahuete.

-Sí...

-Que nadie quiera ser igual sino mejor que el otro...

-Un cambio de Dios...

-Nos hemos interpuesto ante el señor de las alturas. Pero no vamos a ocupar
el lugar de Dios. Es más, él mismo no es más que un impostor.

Mujica aflojó el semblante. Lo miró sonriente a Pepponne.

-¿Qué te parece Toto? ¿No suena muy marxista-leninista eso, no?












(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

miércoles, agosto 29, 2007

375 Redescubriendo el Capitalismo

Justo cuando decidían ir a la galería a terminar la mateada con el Cholo y los otros, fue que se sintieron grandes voces provenientes de allá. Terminaron de ensillar el mate y salieron de la cocina con sorpresa porque allí se veía al Cholo muy enojado encarándolo a Giorgionne junto a otras personas que quedaban tapadas por las espaldas.Fueron.Los otros eran Peponne y ¡Mujica!Ese era el tema del enojo. Le reprochaba a Giorgionne haber traído el Pepe a este lugar a todas luces secreto hasta hoy.

-Pero es que yo no traje a nadie, sino que me siguieron, tal vez...

-Es verdad -confirmó Pepponne, -yo lo venía rastreando para probar un aparatito que conseguí para rastrear teléfonos. Miren...

Sacó una cajilla de cigarrillos, aparentemente normal que como las cosas del agente F 86 contenía todo un equipo electrónico de última tecnología.

-¿Y Mujica qué? ¿Te venía rastreando a vos?

Mujica en silencio extrajo de su bolsillo trasero un ejemplar idéntico de cajilla de cigarros.La puso de frente para que todos vieran el led verde que le parpadeaba en un ángulo.

-Cuanto más rápido parpadea más cerca estás de tu victima -explicó.

Manuel le dio la mano al Pepe, como se hace cuando llega una visita pero, tampoco le sonrió mucho. Le preguntó cual era el motivo de que se apareciera así como de contrabando en un lugar que no le pertenecía.
Mujica arrugó la frente e hizo un gesto como diciendo "ah, Manuel no rompas las bolas!".
se le acercó hasta poder apoyarle una mano sobre un hombro.

-Estamos corriendo el riesgo de que todo se nos vaya a la mierda, muchacho.
Manuel le miró un poco incrédulo de lo que oía.

-¿Quienes somos los que estamos?¿Y qué es lo que se va a ir a la mierda?

-La revolución, el país, todo.

-Bueno...también es tuya... ¿Pero por qué se iría a la mierda...?

El Pepe lanzó una mano en cuestabajo para marcar su contrariedad de tener que explicarlo.

-¡Por ese expontaneísmo que les ha entrado! Están dejando que cada comuna decida lo que quiera absolutamente. No se dan cuenta que los tipos a la larga van a terminar redescubriendo el capitalismo neoliberal. O a la corta...

Manuel buscó con la mirada la expresión de Cholo. Estaba como un olla a presión. Le hizo una seña para que se destapara.

-También las revoluciones que llegaron a tener más de una generación nacidas y educadas en el socialismo terminaron descubriéndolo. Este no es nuestro método. Es el método de la gente.

-Ustedes están locos y los muchachos de las comunas podrán ser buenos poetas pero no saben un carajo de organización. ¿Esto no se aguanta! En este mismo momento en el extranjero se está trabajando para borrar este mal ejemplo de comunismo natural! Tienen toda la información que les mandan los hombres grises...

-¿No los apresaron a todos?

-No, boludo. ¿Por qué te pensás que renuncié al gobierno? Con estos cajetillas no hay caso!

-¿Y decime, -inquirió Cholo- son humanos o qué?

-Parece que biológicamente son humanos pero que les han... Yo que se...¡Son los chicos de Jeorge!

-¿Y si nos van a atacar...qué es lo que están esperando?

-Que los pibes grises terminen de entender que mierda pasa y elaboren un informe recomendando líneas de acción que aprovechen los puntos débiles que hayan descubierto. Por lo pronto van ablandando a la población de todo el planeta con comentarios, que aparecen en los lugares más diversos, e imágenes que muestran una caricatura de la realidad. La desgracia de vivir en una democracia un poco más avanzada.

-Claro Pepe. Pero si intentáramos controlar la revolución estaríamos renegando de las propias ideas libertarias. Y si le gente redescubre el capitalismo ...bueno... Será cuestión de que después ustedes prueben los viejos métodos.

Pepe pareció cansado. Una caída de párpados lo indicó junto con su intención de cambiar de tema por el momento. Tenía una curiosidad también.

-¿Y qué pasó con las naves luminosas que los atacaban a ustedes...los de la Sacra Alianza?

-¿Los ángeles? No los menciones... Eso sí que es problema!






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(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

martes, agosto 28, 2007

374 CON ESPUMITA

Una hora más tarde Magdalena preparaba el mate en la cocina mientras todavía Manuel remoloneaba entre las sábanas. Sentía Magda cada célula de su cuerpo respirar holgadamente dentro de su membrana. Estiraba la mano para tomar el paquete de yerba del estante intermedio del armario que sin necesidad de mirar, sabía que estaba justo ahí donde la mano acababa de tomarlo. Porque de una en una la células se lo habían estado diciendo entre ellas y viendo todas, porque todas eran capaces de ver y de hasta simpatizar con el paquete que dentro y atrás del papel impreso, contenía esas miríadas de pequeños trocitos de yerba mate. ansiosos por dar sabor al agua que los muchachos iban a estar bebiendo en unos minutos. La madera del armario vio pasar la mano de la Magda derechamente al paquete y... Bueno, hasta las vetas de la madera ya los conocían, por sus ruidos y si se quiere hasta por el olor. No era cosa de extrañarse, considerando que las vetas de las maderas estaban constituidas por un montón de concreciones materiales que estaban a su vez en resonancia con el aire y con todas las cosas cercanas...con las lejanas también. ¿Quién puede enumerar todas las influencias recíprocas que se tejen en el espacio y en el tiempo?

Manuel por cierto no. Aunque lo viera a veces sin proponérselo, cuando distraído se sentía prolongado en una nota musical que rebota en todos los rincones más cercanos y más distantes a la vez, transportando de alguna manera su ser hasta los más remotos confines del universo. Lo sabía sin prestarle demasiada atención porque había sido un viejo juego de su infancia "prolongarse" como aquel personaje de historieta que era como de goma y se estiraba y se estiraba hasta tocar con el extremo delgadísimo de su dedo la más pequeña estrella del cielo que no siempre es la más alejada sino la más tímida. Tocarla con simpatía y al mismo tiempo nutrirse de esa energía que haciendo cosquillas retorna desde el prolongadísimo dedo hasta el corazón de este ser que le ha tocado en suerte personificar.

Y allí volvía la Magda. Flaca de fierro, mi amor, que viene a tomar mate conmigo porque quiere disfrutar de esta otra manera de estar junto a mí y darme gusto sin anunciarlo, sabiendo que mi gusto es el suyo multiplicado cada vez...

Está... Si ella simplemente está vibrando conmigo, sin palabras, como yo en la otra parte también lo estoy haciendo y es como si los dos moviéramos la boca y la lengua del alma para estar pronunciando la misma palabras sin sonido. Amor. Que es una manera de llamarle a esa sed saciada en el mismo momento de ser concebida y antes apenas de que se haga nueva sed a ser saciada. Siempre. Por una razón que a veces no importa, al menos por ahora y durante todo el tiempo que uno pueda dejarse llevar por esa música.

-Tiene espumita.

-Sí, tiene espumita.

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domingo, agosto 26, 2007

373 No Tenés Patrón

Al otro día se pusieron todos en movimiento y desde temprano se sentían ruidos que provenían de la Galería Máxima y de todos sus recovecos. Pero Manuel no quería presentarse tan temprano sin haber tomado unos mates con la flaca y ponerse al día con las conversaciones. Una especialmente que más que conversación era una consulta a su inteligencia, más directa por lo general que la suya, que solía perderse dando vueltas por ahí sin recordar para qué era que había venido. Parecía que la flaca todo esto de los mundos y trasmundos, después de los primeros sustos, se lo estaba tomando con una naturalidad asombrosa y estaba viviendo todo con una serenidad tal como para tener el pensamiento despejado al momento de que él le preguntara... lo que le tenía que preguntar...¿Cómo era? Sí, si era posible, que él, Manuel Aquelarre, estuviera escribiendo su propia historia mientras la vivía. Es decir...

-Decime flaca qué te parece si yo te digo que al mismo tiempo que estoy viviendo, estoy escribiendo la historia de esta vida...?

-¿Estás escribiendo? ¡Ah, qué bueno!

-No. Yo te pregunto en serio si eso será posible.

-Bueno.... Vos no tenés patrón....Podés reservarte el tiempo que precises...

-Quiero decir que si es posible que en este momento yo además de hablar con vos, esté escribiendo esto mismo que estoy hablando.

((Si estuviera de este lado la pregunta terminaría con "hablando esto mismo que estoy escribiendo.))

-¿Me estás jodiendo, flaco?

-No, qué te voy a estar jodiendo. Es una idea que me tiró Mandinga y que no me la puedo sacar de la cabeza. ¿Te parece posible?

-¡No! qué me va a parecer posible. ¿Por cual motivo lo harías sin decirte a vos mismo?

-Capaz que por ningún motivo. Que lo hago nomás.

-Todas las cosas tienen una causa.

-Causa sí. Pero tal vez no motivo.

-¿Qué decís?

-Que yo por ejemplo tengo causa. Porque mis padres cogieron. Pero no tengo motivo, porque si no existiera sería lo mismo.

-Ah, Manuel estás deprimido...Vení, vení flaquito. Es demasiado temprano. Tomamos mate más tarde...

En la galería habían puesto diez mesitas cada una con un juego de guijarros encima, los tableros estaban siendo conectados a un manojo de cables que por el interior de unos largos caños de plástico, cruzaban todo el espacio hasta el semicírculo donde ahora estaba la computadora de Ernesto, más provista de adminículos que nunca. Sobre un costado Trum y Porum vigilaban a los diez primeros cachorros que venían a iniciar los cursos de comunicación telepétrica, para que puestos en ese espacio tan grande no les viniera a ninguno un repentino impulso corredor, de esos que en la infancia resultan casi irrefrenables. Faltaba una prueba final.

Ernesto desde su silla giratoria frente a los monitores, dio una señal sonora que era lo convenido en el programa. Los guijarros de todos los tableros corrieron buscando sus respectivos lugares para ponerse a girar en cada momento y en el sentido que le indicaban las corrientes vibrátiles del derredor y así encontrar el mayor placer.

Trum hizo otro de esos grititos para indicarle a Ernesto que todo funcionaba bien y le indicó a su esposa de esos días, otra vez Porum, que dejara nomás a los niños llegar a los tableros, cada uno en uno mientras los dos iban a estar para dar ayuda solo en caso de que se les pidiera. No fue necesario. En una hora se retiraron correteando y haciendo bromas con los códigos de determinadas letras.

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sábado, agosto 25, 2007

372 Buenas Escamas Saladas

-Manuel…Trum te está diciendo algo.

Por cierto que lo había estado viendo enfrente suyo moviendo los carrillos de esa manera trabajosa que tienen los Tucus para hablar pero…

-Perdoná, estaba distraído.

Trum tenía los ojos brillantes, como los ponen cuando sienten una alegría dichosa pero que no se quiere todavía desbordar. Decía que probablemente la situación no resultar tan grave como había temido. Acababa de recibir un reporte mental de su hijo, Poro, avisándole que estaba bien y muy divertido, en ese momento disfrutando de una sala de minicine con unos amigos humanos que le habían pagado la entrada y comprado una bolsa de unas escamas saladas que estaban buenísimas y que seguro que se han de poder hacer también con macachines

-¿Le dijiste que no se aleje mucho?

-No. Me parece que logré no decirle.

-¿Te dijo algo más?

Era como decirle “entrevista terminada”, pero, Estaba viendo a la flaca pasar caminando hacia la puerta de la nueva cocina subterránea que los tucus acababan de terminar. Era ella, la Flaca. Y por eso ahora quería ir a ver la cocina nueva que los tucus… Y volver a ver la flaquita y tal vez…

Se asomó en la cocina y sobre el fondo estaba esperando la Magda con una sonrisa entre labios. Quería mostrarle algo que había metiéndose por aquella puertita del fondo por la que se estaba yendo. La siguió y vio que tras un pasillito corto se habría una habitación bien puesta con una cama como de tres plazas y almohadones por todos lados. La Flaca reía.

-Es un regalo de los Tucus. Me preguntaron a mí cómo te gustaría

Manuel hubiera podido decir que nunca había recibido un regalo semejante, y lo hubiese dicho si no fuera porque sus labios estaban muy ocupados degustando la boca de la Magda. Ambas bocas. Y las manos recorriendo suavemente todas las partes de aquel cuerpo. Las cuatro manos. Puestas y deslizadas ahora que ya estaban rodando por el suelo que resultaba ser de alfombras de pelo suave. Suave y largo. Y ese olor que es sólo tuyo. Cuando te penetro y tu lengua enloquece de serpiente rápida coleando por mi. Y me quedo quieto para desesperarte y que lo pidas en el arco de la tensión de tus músculos, con sudor. Y yo sedo a tu deseo y vuelvo a moverme lentamente entre las paredes más sensibles que sos vos misma y yo se, que estoy ahí mismo penetrando dentro de tu ser maravilloso que me rodea como un firmamento lleno de galaxias que apenas iluminan a lo lejos como puntitos luminosos de diamante mientras el tiempo se desliza a través del universo devolviéndole la vida por un instante

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viernes, agosto 24, 2007

371 BASTA DE FILOSOFIA

Pero no era momento de detenerse en cuestiones metafísicas, opinó Cholo con el apoyo de los otros, tenían que escribir un pequeño manual de instrucciones para el caso de nuevo ataque celestial. Distribuirlo entre las comunas, no con el afán de unificar criterios bajo la propia conducción, sino como advertencia de aquellos que ya han pasado por la experiencia. Lo principal, guardar las bolas bajo tierra en alguna cavidad natural o artificial que también pudiera servir de refugio a la gente. Segundo que en caso de enfrentamiento inevitable se maniobre constantemente para desconcertar a los ángeles que son obcecados y torpes e incapaces de un giro imaginativo. Tercero…Y todo por el estilo, no más de diez recomendaciones que pudieran ser estudiadas por todos a partir de la entrega de las bolas que se le adjudiquen a cada comunidad.

Manuel miró sonriente al Cholo cuando este terminaba de hablar. No era necesario decirle que se reía de la trampa en que uno cae siempre que se pone a pensar cómo lograr que cada quién actúe libremente. Ya le había pasado y a su modo solucionado mediante el tramposo método de separar los temas y resolver cada uno según su leyes para juntarse al final con un resultado que es lo que importa si es que después de todo empiezan todos a ser más libres. Que era la meta. (Ahora por ejemplo)(Me parece que están actuando más libres que cuando empezamos)(Me acaban de hacer callar la boca y con toda naturalidad han resuelto cómo vamos a pasar a ser consejeros de las comunas al menos en el tema de seguridad cósmica)

(¿no era lo que querías acaso?)(Que yo dijera libremente lo que me parecía…) (Ahora…¿si a mí lo que me parecía era que teníamos que guiarnos por tu criterio?)(¿Eh?)

(Estás aprendiendo)

(Je, je, te estamos obedeciendo)

(Ah, qué amigo¡! Esas armas no se usan entre amigos)

(Nooo, era una broma. Pero… te das cuenta de que estamos telepateando sin estar dentro de una bola?)

(Sí…)

(Seguimos evolucionando?)

(Yo qué se!)

(¡No! No te sigas haciendo el vivo!)(Al menos conmigo)(Vos sabés mucho más que lo que querés reconocer!)(Me parece que muchas cosas que te han pasado no te sorprendieron tanto como nos contás!)

(No, yo ya lo he pensado, pero te tendría que explicar esto de otra manera)

(No me lo has explicado de ninguna)

(Tenés razón, como si supusiera que vos de alguna manera sabés mucho más que lo que querés reconocer…)

(Ja ja ja. ¡Que hijo de puta!)

(Todo bien con vos Cholo)(Estamos metidos en un juego apasionante)(Lástima que me quedo sin tiempo para estar con la flaca…)

(Y no me vas a contestar sobre que vos sabés mucho más…)

(Bueno mirá)(Yo creo que en realidad no se un carajo de nada)(soy así como siempre me conociste)(Pero)(al mismo tiempo)(…)(soy una cosa extraña que resulta haber sabido lo que en cada momento estuvo seguro de no saber!)

(Mirá vos!)(Estaría bueno hablarlo con Vittorio)

(Para que vuelva a revisarme?)

(No por esa teoría que quiere redondear sobre los mecanismos que se pueden manejar para manejar la mente)(Porque, claro, cuando nos metíamos en el punto, cual era la orden que les dábamos a nuestros cerebros…o mentes…)(Y si podemos darle una orden al cerebro o mente, con que parte de nosotros le damos esa orden)(No es el cerebro o mente)(Somos nosotros, que estamos afuera del cerebromente)(El cerebromente no somos nosotros) (Y…nosotros no somos el cerebromente)

(Sí, pero…. No era que no había tiempo para filosofar?)

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miércoles, agosto 22, 2007

370 Cada Cual Que Atienda su Juego

Los cinco de las carquejas no sólo se venían a poner a disposición ellos mismos sino que traían otras novedades. Diez juegos de guijarros perfectamente clonados del Juego que se había dejado olvidado Manuel. Bosco había logrado ubicar el lugar original de donde Mandinga había sacado esa piedra pesada que parecía pertenecer a un extraño aerolito. Miguel conocía técnicas de lapidado muy precisas y Chumbo había resultado poseer una sensibilidad prodigiosa en las yemas de los dedos que le permitía reconocer las distintas piedras con sólo rozarlas. No sólo distinguir las piedras piezo eléctricas de las comunes de mineral medianamente magnetizable, sino cualquier piedra de cualquier otra, sin poder explicar por qué. Lo habían probado con una venda puesta en los ojos clasificando los cantos rodados en tres montones groseros donde iba tirando las que contenían mucho cuarzo, las que eran más ferrosas como el basalto y los pedruscos de areniscas arcillosas que eran abundantes en aquel lugar. El aporte de Ernesto Federico no era menos importante. Tenía terminados dentro de su mente los planos de una interfase para integrar los guijarros con una computadora corriente. Un internet privado imposible pinchar por ningún procedimiento conocido en la tierra y tal vez ni en el otro mundo, mientras tuviesen a Mandinga como voluntario aliado. Giorgionne en cambio no terminaba de redondear una explicación a los extraños procedimientos intra-mentales que estaba descubriendo a partir de tratar de hacer esas cosas que a Manuel le resultan tan fáciles, como meterse dentro de un punto. Había estudiado muchas de esas cosas en libros hinduistas que estuvieron de moda pero nunca los había sentido como algo perteneciente a una realidad que se pueda palpar con sólo un poco de predisposición y de coraje. Ahora había logrado sacar el centro de su mente de dentro del cráneo y pasearle por alrededor hasta casi un metro de radio. Malabarismo que si bien pudiera resultar perfectamente inútil no dejaba de ser escalofriante y seductora fuente, de nuevas ideas para experimentar. Maximiliano había aprendido a manejar las bolas con una habilidad cercana a la del Dengue y había heredado de aquél el puesto de piloto de pruebas y maestro de pilotos de pruebas.

-Bueno cada cual a los suyo, –ordenó sin darse cuenta Manuel- tengo la sensación de que no nos queda mucho tiempo. Tenemos que pòner una bola al servicio de cada comuna y enseñar las técnicas para que no dependan de nosotros. Tenemos que tantear contactos en los países vecinos para establecer bases subterráneas. Tenemos que meternos en los medios de comunicación y difundir nuestras ideas, especialmente la explicación de la guerra cósmica y de lo que son los llamados dioses y demonios…

Allí se interrumpió.

…si no es que se nos han adelantado…

El Cholo le preguntó qué decía.

-Que quién publica esta historia en Internet está haciendo lo que yo digo que tenemos que hacer…

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sábado, agosto 18, 2007

369 VENTAJA DEFINITIVA

Cuando los muchachos bajaron a la caverna encontraron a Margarita muy ocupada en prepararle un te estimulante para levantarles el ánimo a los Tucus y a la flaca dándoles conversación esperanzadora. Después de todo nunca se había demostrado científicamente que los Tucus no pueden convivir con los humanos o vise versa. Que los hombres son bastante cazadores…Claro que los hombres son un poco cazadores, pero es algo de hace tiempo, hoy por hoy las balas y los cartuchos salen tan caros, que esa costumbre si se quiere deportiva, se ha ido abandonando por otras un poco más baratas como la televisión que aunque sea tan mala al menos podemos dejarla hablando sola y ponernos a chatear con el celular que nos regalaron y que por lo que me contaba el otro día ese sobrino suyo, entre ustedes no van a necesitar por ese otro sentido que tienen y que se parece bastante a lo que nosotros llamamos telepatía voluntaria. Ahí tiene, Trum, un enemigo verdadero que pueden llegar a tener ustedes son esas compañías de teléfonos celulares que manejan todo desde el exterior. Para ellos no va a ser negocio que gran parte del planeta tierra desdeñe los celulares y hasta capaz terminen enseñándonos a nosotros también esa técnica. Se imaginan qué bancarrota? Que enseguida se solucionaría inventando algún otro aparatito que sea imprescindible comprar…

La conversación no les levantó mucho el ánimo pero al menos los mareó de forma que casi no recordaban el porqué cuando se sintió esa efervescencia en el aire y detrás de las espaldas de Manuel, Cholo y los otros se vieron aparecer cinco bolas flamantes que llegaban desde la base número 2. Enseguida bajaron Ernesto Federico, Giorgionne, Maximiliano, Chumbo y Miguel, cada uno con una rueda de hojas de carqueja puesta alrededor de la cabeza como si fueran esas estatuas romanas que no se bajan. Había sido, -luego contaron- una idea de Miguel que siempre había fantaseado con fundar una logia con ese símbolo por tener la carqueja tantas y tales propiedades medicinales que difícil sería encontrarle un parangón. Venían a ponerse a la orden ya que la factoría seguía funcionando a todo vapor con el sistema de que unos les enseñan a los otros para que nadie sea imprescindible. Claro estaba que pronto la tecnología secreta de la fabricación de bolas iba a pasar al dominio público.

-Sí, tendríamos que obtener ventajas definitivas antes de que pasen al dominio del enemigo.- opinó el Cholo.

Ernesto quiso saber qué podría ser una ventaja definitiva porque a él le parecía que de la tecnología implicada se podían sacar tantas y tan novedosas aplicaciones que fabricadas industrialmente más bien iban a dar renovados bríos económicos y militares a las compañías que invirtieran en eso.

-Pero en este caso –contestó Cholo- el producto en realidad es de baja tecnología y todo el mundo puede fabricarse lo que quiera en su propia casa. Seguro que las bolas de los ángeles son mucho más perfeccionadas -por algo no se la han pasado a sus aliados terrestres- y sin embargo no nos ha ido nada mal cada vez que los hemos tenido que enfrentar. Es el factor humano el que cuenta. Sólo tenemos que evitar que nos aplasten antes de que estemos preparados para una guerra general.

Manuel pareció despertarse sólo al final.

-No puede haber otra guerra general. No importa quien la gane. Vamos a encontrar la manera.

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viernes, agosto 17, 2007

368 Los Negros Presagios

En la caverna estaban desesperados. Especialmente Trum y Porum que por ser de hecho líderes se sentían más responsables que nadie por las muy probables consecuencias del desatino juvenil. Sentados estaban ambos con las cortas piernas separadas sobre el piso, las espaldas contra la pared y unas caras abatidas que parecían llegarle a las rodillas. Tendrían que haber sido ellos y no los muchachos los que algún día salieran a probar en la práctica tantas teorías de convivencia interespecífica, a suerte y riesgo de perder el pellejo en manos de algún peletero. Al menos hubiesen muerto en defensa de unas ideas que ahora se habían transformado en ideales de toda una generación de tucus desparramada ya sobre el mapa de la costa rumbo a tomar contacto con Montevideo. Porque Montevideo era el polo de atracción máxima y eso no había sido culpa de ellos!

Eso era un fenómeno digno de que todas las otras generaciones mayores, las que parecían ahora hundirse más en la oscuridad de las ancestrales galerías por defenderse de las malas noticias, empezaran a estudiar como inevitable, la transformación de la matriz cultural que creían haber trasmitido adecuadamente a sus hijos. Toda voz que trasmite un mensaje ha de saber que el mensaje recibido nunca es igual a la intención que tuvo al pronunciar las palabras o modular los tonos y los ritmos. La evolución está en todas las cosas y por mucho que le temamos, hemos de aceptar que no vamos a ser iguales a nuestros padres ni mucho menos a los hijos ideales que ellos pretendieron dar al mundo…

Claro que el de nuestro es un fracaso en toda la línea! Líderes revolucionarios que se habían quemado la garganta en los Ríos Sonoros más famosos, arengando por el cambio de las costumbres y la salida a la superficie, se iban morir de angustia dentro de esta puta cueva, porque puta, puta es como son todas la cuevas, esperando las negras noticias que de un momento a otro iban a empezar a caer sobre sus cabezas y sus corazones. Una generación perdida! Porque ahora los que se salven de la masacre y corambre que ya se ha de estar produciendo, van a volver a las cuevas de los abuelos transformados en una manga de viejos reaccionarios… A nosotros nos cuelgan ¡ No cabe duda aunque para ellos tengan que barrer con todas las tradiciones anti pena de muerte que hemos tenido por suerte hasta ahora, en el año 34 de nuestra especie… Y nos van a colgar ellos mismo, los muchachos que logramos sacar del juego del balero abriéndoles las cabezas con ideas del espacio libertario y sensuales tentaciones referentes a la luz del sol, el aroma de las flores y el canto de los pájaros. Los que logren volver, vendrán envenenados de rencor por el engaño que creerán haber descubierto. ¡Los humanos son unos salvajes trogloditas!

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miércoles, agosto 15, 2007

367 D'ont Warry Be Happy

Había muchas cosas que sólo hablaba consigo mismo en el lenguaje del silencio. Muchas imágenes que desde muy niño sabía que no correspondían a nada de lo que pudiera conocer en este mundo. Mucho misterio que sin embargo había terminado por aceptar como el escenario natural, aunque estrambótico, donde inevitablemente se seguía desarrollando la historia de su vida, esa que ahora Mandinga venía a afirmar que nadie más que él escribía, aparte de actuarla.

Decidió cambiar de tema.

-¿Y vos de dónde venís…? ¿O acaso estabas escuchando la conversación desde atrás de las paredes?

-No. Ja ja. Anduve un rato por el baile. Te hubieras divertido… Ahora vuelvo para allá. Tengo algunos compromisos pendientes…

Se dio vuelta y atravesó la misma pared de la que había salido, la que al cicatrizarse sobre su espalda recién se terminó de tragar la tonadilla de siempre:

“D’ont warry, be happy”

Bosco apagó la computadora y se levantó de la silla. Iban saliendo cuando asomó la cabeza de Mandinga desde el techo.

-Me olvidaba. En la cueva de El Bosque los estaban esperando. Está muy nerviosa esa gente, todos juntos. Magdalena, tu madre, la familia de tu primo y los Tucus mayores tratando de retener a los jóvenes que se quieren lanzar a las calles a compartir la vida con los humanos.

Dejaron que Bosco devolviera la llave y diera las gracias y los otros partieron de vuelta a la bola con la que remontaron desde entre los árboles como una segunda luna que ya a nadie llamara mucho la atención porque pasara iluminando desde abajo aquellas tristes nubes grises ocupadas en tiritar de frío y de ponerle espaldas al viento sur.

Dejaron a Giorgionne y subieron a Ernesto por más conocedor de la sicología tucu en una de las cuatro bolas que enseguida sobrevoló el país a media altura y velocidad crucero, para llegar al cielo de la costa un rato después de que se hubieran roto los últimos retenes y cuando ya desde el aire se podían ver todas esas manchas oscuras que de un montecito corrían hasta el otro pasando por encima de la ruta que por suerte estaba con muy poco tráncito. ¡Era una inundación de roedores desnudos que se iba extendiendo en superficie como una mancha de petróleo sobre un mar de agua caliente! Indetenibles.

Se sabía que desde un tiempo a esta parte la juventud tucu se venía excitando con la posibilidad de compartir un mundo al aire libre donde se pudiera escuchar y tocar de esa música maravillosa que sale cuando se mezcla el rock con el candombe. Claro, desde las más superficiales galerías escuchaban a veces –gracias a sus prodigiosos oídos- con mediana fidelidad lo que venía de afuera. Pero lo bueno sería estar afuera y escucharlo con toda la pega y hasta aprender a bailar, que no digamos cantar… Se sabía también que entre los tucus jóvenes aquella enseñanza de los mayores que les prevenía de los instintos cazadores de los humanos, no gozaban de buen predicamento. Decían los jóvenes: “Los viejos son tan cobardes que nunca se han atrevido a salir de la cueva.”

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

366 Vos sos el que escribe esta historia


Cuando Sintieron la risotada se dieron vuelta hacia la pared de atrás que era de donde venía saliendo el sonido y el cuerpo entero de Mandinga que ya daba un paso de los suyos y se ponía en el medio del foco.


-Por muy inteligente que seas, Manuel. Ja ja. Esta sí que es difícil de contestar!


-Que cómo puede ser?


-Eso digo. ¿Cómo puede ser que si nadie había de testigo…al menos en todos los casos uno distinto y además que allí aparecen hasta los pensamientos más recónditos…


-Vos ya lo sabías, no?


-Era de suponer. Considerando lo que viene a ser la conciencia, según los sabios de mi gente, un montón de reiterados pensamientos donde cada uno se refiere al otro pero repetidos en una cantidad suficiente como para confundir al mismo Verdadero, si es que existiera, de forma que no se pudiese saber de forma alguna cual de las series es la del primer pensamiento. Es decir cual de las series es la de lo que se pensó y cual es la de lo que se pensó que se pensó. Esa indefinición es lo que libera la conciencia, ocupada por lo general en esa clase de estúpidas cuentas y se manifiesta como lo que es. El fenómeno de una imagen reflejada en sí misma


-Qué carajo estás diciendo, negro? Te pregunté si ya sabías que nuestra historia está toda escrita.


-Es de lo que te hablo, diminuta criatura… Pero, si me permiten por un momento salir del tema, Manuel,creo que nunca te dije que mi constitución en siete dimensiones me permite organizar mi percepción de tal modo, que, estando en este mundo de cuatro, pueda ver el grosor de la conciencia de cualquiera. Ninguna de las que he visto secompara con la tuya.


-¿Me querés tomar del pelo?
Decime… ¿Qué tenés que ver vos con esta historia que sale en Internet?


-Te lo estoy diciendo, muchacho. ¿Me querés hacer dudar de que has entendido todo lo que te dije? Te lo voy a decir más claro. ESA HISTORIA LA ESTÁS ESCRIBIENDO VOS EN ESTE MISMO MOMENTO.


-Muy interesante. Pero hablame en serio.


-No querés reconocerlo, terca y débil criatura! Pero te voy a convencer. Me voy de aquí y te voy a aparecer por una ventana en las otras dimensiones, enfrente a la que estás sentado cómodamente escribiendo esos papeles que le hacés llegar a Eustaquio por manos del mudo Bartolo…Nos vemos.


Rápidamente la figura de Mandinga en todo su tamaño se deshilachó en una implosión de rizados hilos negros que confluían en un punto central donde desaparecieron. Los ojos de todos buscaron la reacción de Manuel ante las veladas y risueñas amenazas, sin poderla ver. Manuel había quedado impávido con el mismo gesto del instante anterior y ahora… ¡Se había transformado en una superficie! En la que sin embargo los ojos se seguían moviendo, como queriendo ver algo que… No, esos ojos miraban hacia algún otro lugar, donde seguramente estaban viendo algo…!


De pronto todo pasó. Allí estaba de vuelta Mandinga con la sonrisa más grande enfrentando al Manolito que ya había recuperado el grosor y acomodándose la ropa, medio avergonzado todavía, insistió en poner en duda todo. Nunca nadie le había dicho que uno pueda ser más de una persona al mismo tiempo, ni siquiera su abuelo, que de estas cosas sabía.


-Es que tu abuelo no te quería mostrar ninguna capacidad que te hiciera verlo como un ser de otra dimensión. ¡Si me habrá recomendado que no te revelara ninguna cosa extraña! Lo que tu abuelo no quiere reconocer es lo que él mismo supo reconocer en vos desde que eras muy chico. Siente que tiene la culpa de que vos seas un ser excepcional y no se da cuenta que eso te acerca a él en vez de separarte


-¿Me querés decir que yo estoy muerto?


-Claro que estás vivo, para este mundo tetradimensional, pero también un poco en las otras dimensiones, como todo el mundo, pero no tan poco sino bastante más que la mayoría de mis congéneres.


-¿Y por qué yo no lo siento así?


-Qué no lo vas a sentir? Chiquilín mentiroso. Acaso te olvidaste ya de cuando te golpeé la ventana hace dos minutos?


Manuel se quedó callado.




(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

martes, agosto 14, 2007

365 Ese tipo no soy yo.

Guichón estaba convulsionado como una señora gorda que a sus cincuenta años saca del arcón aquellas blusas floreadas que dejó de usar desde cuando iba a los bailes del carnaval con papelitos y serpentinas. Todo se movía al chispeante ritmo de saludos por derecha e izquierda y para nadie podía ocurrir otra cosa más importante que los dos días de fiesta y el reencuentro con tantos viajeros que volvían de los más remotos rincones del universo con caras nuevas por envejecidas e irreconocibles. Ni siquiera la revolución anarquista que les había también ocupado, conservaba ahora su importancia.

Los muchachos, después de esconder la bola en el monte, caminaron al encuentro de Bosco que les esperaba en la vereda del viejo hotel tal cual habían acordado. Se había puesto sobre la cabeza un gorro al estilo cosaco por debajo de cuyo término asomaban canas desparejas que se negaban a refugiarse dentro de la solapa de la campera. Guantes no llevaba y por eso resguardaba las manos dentro de los bolsillos y se encorvaba de frente al viento que amenazaba llevarlo por aquella bajada rumbo a las vías del ferrocarril.

Estaba todo solucionado. Del otro lado de la manzana de enfrente quedaba el comercio del amigo que les iba permitir el uso de su computadora. Edgardo se llama –dijo- y era amigo de tu abuelo, también.

Manuel preguntó, por joder, si ya no lo era más y vio por la actitud del otro que ya estaba enterado de toda la historia.

-¿Leíste desde el principio?
-Sí, leí todo. Es bastante largo.
-Vamos entonces.

Edgardo les abrió la puerta luego de asegurarse de que nadie andaba por esa cuadra, para evitar preguntas, ya que Bosco le había dicho que tenían que guardar mucha reserva. Entraron chocando muebles y apretándose hasta que Edgardo prendió dos mortecinos tubos fluorescentes que dieron un toque tétrico al largo salón lleno de cosas apiladas, en cuyo fondo se veía la compu rodeada de tres sillas hábilmente dispuestas en abanico.

-Ahí la tienen. Se las he dejado prendida y con la conexión a Internet. Yo los dejo porque tengo a mi esposa con gripe.

Bosco se sentó, escribió en el buscador “las bolas de manuel” y enseguida aparecieron las mismas palabras pero en formato título y rodeadas de un recuadro. Abajo y al costado se pintó una fotografía media borrosa acompañada de las palabras “Bosco” “Maldonado” y “Uruguay”

-Miren el tipo de la foto. ¿Se dan cuenta de que ni se parece a mí?

Nadie comentó nada, así que buscó el principio de la historia y agrandó la letra para que todos pudieran leer sin apiñarse sobre la máquina. Enseguida aparecieron las risas y las preguntas sobre la veracidad de la historia. Manuel leía y no comentaba nada. Cuando terminaba un capítulo miraba nerviosamente a Bosco como para que éste procediera a cambiar la pantalla. Cuando en la historia se tenía que tirar al vacío se agarró la cabeza con ambas manos. Cuando corría por corrientes todo dibujado de historietas, se rascaba la piel de los brazos. Cuando el auto lo choca al lado del obelisco, no pudo retener un grito.

-¡No puede ser que alguien cuente esto sin haber estado ahí!
-¿Entonces, la historia es toda verdadera?
-¡Exacta!



(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

domingo, agosto 12, 2007

364 La empatía y el robo

Por fin todos fueron enganchándose con la historia, hasta Chumbo, el menos propenso al trato con computadoras. Dengue tanteaba la idea de un espionaje mental, mediante lectura del pensamiento. Cholo permanecía callado, pero su rostro denotaba preocupación. Manuel quiso ver la historia en Internet.

-Bueno, pero tendría que ir a Guichón a pedir prestada, otra ves la notebook…

-Te llevamos y te esperamos en el montecito que hay pasando el cementerio.

-Miren que en el pueblo hay un relajo bárbaro… Se festejan los cien años….Además no podría volver, mañana temprano vienen dos amigos de Buenos Aires que tengo que esperar… ¿Porqué no vienen a la fiesta mientras yo consigo que me presten un lugar donde hay una computadora y podemos estar igual toda la noche?

Les pareció bien. Dejaron que Bosco partiera ya, en busca de tiraje, mientras ellos recorrían la fabricación y los detalles de las bolas terminadas. Ernesto terminaba siendo un gran organizador del trabajo comunitario Las bolas nuevas eran perfectas, y salían de la línea de montaje con sus cuerdas perfectamente afinadas. Probaron que eran muy celosas con los mandos y había con ellas que moderar los deseos no fuera cosa de estrellarse contra el cerro. El Dengue por supuesto se dejó llevar del entusiasmo y casi lo cumple, salvando las apariencias con un brusco rulo en elevación muy parecido a un voluntario floreo. Claro, era inevitable. Las bolas también iban a evolucionar, haciéndose cada vez más parecidas a los humanos, sus fabricantes. Las maniobras eran cada vez más perfectas, engañosas e inesperadas!

Chumbo aprendió a pilotear más rápido que nadie. -Es más fácil que hacer un robo –bromeó y todos rieron, pero después insistió con eso. Dijo que para robar había que engancharse mentalmente con la víctima, dominarla con la mente mucho más que con ningún arma. Creo que leí que se llama empatía.

Ernesto confirmo agregando que era un tipo de empatía negativa, basada en el temor que produce una imagen que uno le ha impuesto al otro.

Chumbo se rió.

-Si, ya sé que he sido un chico malo. Te lo estaba diciendo.

-No hablaba de vos sino del robo. Creo que es como vos decís.

Cholo también entró en el tema:

-Claro, en todos los robos es así. ¿O si no para que gastan tanta plata en publicidad? Para imponerte esa imagen que dice Chumbo.

-Después vienen a vos como corderitos! Se entregan. Hasta parece que te piden que te quedes con todo y sacan de los bolsillos también lo que a vos no te interesa.

-Una vez que el modelo humano ideal está gravado a fuego en tu cerebro con mensajes de refrescos cotidianos…Vos vas solito al Shopping Center y comprás lo que te dijeron que querés.

Apareció Giorgionne desde dentro de la cueva e intencionadamente dijo fuerte como para su hijo.

-Menos mal que los rebuscados y complicados éramos los psicólogos que a todas las cosas le encontramos significados ocultos!

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

viernes, agosto 10, 2007

363 ¡Un espía en el grupo!

Sobrevolaban otra vez
Durazno cuando se les apareció el bicho negro ese. El avión secreto que habían
visto descender sobre el incendio de El Bosque. Cuando se dieron cuenta ya venía
un misil derecho a ellos. Le enviaron ondas amplificadas que le invirtieron la
trayectoria. El avión quiso escapar pero fue inútil, no podía alcanzar tanta
velocidad. El cielo quedó limpio y abajo un campo lleno de escorias.


Fueron hasta la cueva
del Queguay. Allí reinaba gran actividad con varios voluntarios trabajando
integradamente. Tenían diez bolas terminadas en trabajo de entrenamiento de
pilotos y otras diez ya casi listas. Bosco quiso hablar con Manuel (se había
ofrecido para ayudar).


-Las cosas se complican
–dijo.- Llevo tres días trabajando aquí junto a todos y la historia sigue
saliendo en Internet. Pero ahora he descubierto que hay otro sitio donde sale
día a día. Hay un espía en el grupo que filtra la información!


-¿Hasta donde llega la
historia en este momento?


-El ultimo post, el 362
que leí hace un rato cuenta que se han encontrado con un fanático. Un actor que
hace el papel de fanático adorador de Manuel al que una especie de inspiración
extraña le dicta lo que tiene que hacer.


Manuel se quedó mirando
a Cholo, su cabeza trataba de sacar conclusiones imposibles. Nadie que le
hubiese acompañado andaba con una computadora ni una cámara o grabador.


-¿Y en Internet, no
dicen nada de cómo les llegan los capítulos?


-Sí, los envía un tal
Eustaquio Villalba, telegrafiados con un juego de guijarros como el que te dejó
Abelardo. Pero él dice que no es quién los escribe, que se los mandan escritos
en papel por un intermedio de Bartolo, un mudo que entrega su sobre y se va.


-¿Pero no dice quién se
los da al mudo?


-No. Pero ahora
apareció el famoso tocayo mío discutiendo con Eustaquio porque Eustaquio se
atrevió a mandar algo escrito por él cuando el otro pasó dos días sin mandarle
nada….Yo tengo una sospecha.


-¿Cuál?


-Mandinga. Eustaquio
contó que Mandinga le dejó el juego de guijarros después de hacerlos funcionar
frente a su vista. Después hicieron un pacto, comunicándose por ese medio.


-Y el mudo, para qué?


-No se…


 


 


(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla
desde el post n. 1)

jueves, agosto 09, 2007

362 LA SANGRE DE MANUEL

Contra todo posible pronóstico, el espontáneo movimiento de la creatividad individual en diálogo constante con la colectiva, comenzó a dibujar derroteros muy similares. En Bella Unión, los de la comuna preguntaron a Manuel –contestación del Cholo- por las resoluciones de Pando y Sarandí del Yi, que habían encontrado muy acertadas y querían implementar entre ellos, a parte de humildemente pedir si no les sacaban a los gurises a dar unas vueltas en bola. En Dolores festejaban que los compañeros de Juan Lacace hubiesen dado marcha atrás con la requisa general de casas que habían dejado en suspenso mientras se siguiera produciendo el reparto voluntario. Parte del festejo fue dar 25 vueltas en bola de más longitud que la Vuelta Ciclística. 100 pasajeros doloreños elegidos por sus vecinos bajo el compromiso de contar la experiencia a todos los que no iban. En durazno estaban muy ocupados organizando el festival de rock y candombe “Por si el rock te va” y “Paracandombear”, tanto que ni les pidieron para probar las bolas. Eso si, dijeron que estaban adoptando una guía de ruta cuyo lema central era “Todo es provisorio”. Que les estaba dando resultado para disminuir las discusiones acaloradas. En Colonia comentaron que la construcción del puente a Buenos Aires, después de todo, no parecía una necesidad tan urgente, ni comparación con lograr la misma asistencia médica para todos. En Rosario bajaron una rato a tirarse debajo de unos árboles donde el pasto verde estaba crecido. En Santa Lucía tomaron vino con los vecinos y fue dónde por primera vez escucharon la marcha de los muchachos peronistas modificada para hacerle decir “Manuel, Manuel. ¡Qué grande sos!” Se rieron un rato. Dengue empujó al Cholo y Manuel por hacer algo que ya se había olvidado sacudió aquel vaso que tenía en la mano con vino y…LOS BAÑÓ. Con lo que se detuvo la comedia en silencio porque varios fanáticos corrieron a los piés de los muchachos a mojarse los índices con vino derramado y hacerse cruces en la frente.

-La sangre de Manuel! –exclamaban con mirada errática pero ciertamente feliz.

Ellos los levantaron amistosamente del suelo tratándoles al mismo tiempo de llevar a pensamientos más realistas.

-Todos somos iguales. Manuel no es ningún dios.

Uno de los genuflexos se impacientó;

-Dejame en paz. Salí de adelante. Tengo que llegar hasta él de rodillas y tocar su vestido para ser sano!

-Tenemos a todos los médicos a nuestro servicio y gratis!

Pero el hombre no cejaba.

-Mi mal no es de este mundo.

-¿De cual?

-No se. Estaba escrito que yo dijera eso, pero… ¿Me dejás hacer el papel?

-Ah, eras actor.

-Lo soy, pero no se cual personaje sos vos.

-¿Y quién te contrató?

-El mismo que a vos seguro…Todo a de formar parte de la misma obra

Al oír esto Manuel se acercó.

-¿Qué decís?

-Que todo está escrito…menos esto. Ustedes me han hecho salir del libreto!

-Quién te dijo cual era tu libreto?

-Ah. Acaso a alguien se le dice cual es su libreto. ¿A ustedes alguien le explicó?

-No nadie…por eso mismo…¿Y cómo vos sabés que este es tu libreto?

-Ah, eso es fácil. No me digan que no les resulta fácil darse cuenta. Basta con ver cual es el hueco que va quedando en cada acción, en cada parlamento. Ese hueco es tu libreto. Lo que vos tenés que representar.

-¿Eso es lo que hacés?

A Manuel aquello le resonó de una manera muy especial. Si bien se libró de la alarma que le había asaltado cuando sintió que el vecino decía que todo formaba parte de la misma obra, enseguida comprendió que estaba esa manera especial de escribirle la vida a otra persona que consistía en rodearlo de situaciones que lo van llevando como el viento a la vela.

-¿Y como te das cuenta de la forma del hueco?

-Y… puede ser que en la escena que se está representando necesita un personaje más para estar completa. Yo me lo imagino imaginándome la misma escena pero completa.

-Pero recién dijiste que te habíamos hecho salir de tu libreto?

-Es una manera de decirlo! La escena que uno se imagina a veces arranca para otro lado y uno queda pagando. Fuera de foco.

-Eso ha de ser la libertad.

-¿Equivocarse?

-No, que se puedan borrar los libretos.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

miércoles, agosto 08, 2007

361 SOS POCHO CON LOS POROTOS

Queridos Internautas:

Vuelvo a ser yo, Eustaquio, aunque por poco tiempo. Quiero decir que dispongo de poco tiempo para esta advertencia previa.:

He recibido las papeles (con gran alegría por la continuación de la historia, qué digo, ¡ por la revolución!) Que vinieron en dos sobres separados. Uno para ser transcrito a Internet y el otro para que yo lo leyera, nomás. En el segundo he encontrado esta cartita dirigida a mi persona.:

“Estimado Eustaquio Solo si descifra el siguiente poema podrá tener la comprensión cabal de la seriedad de esta comunicación:”

“(poema)”

“yo conozco los Orozco”

“ocho son, ocho con vos”

“son morochos o son bochos”

“o porotos con honor”

“(y)”

“bo soloco, colorroto?”

“ojo torto, cotorrón”

“sos Pocho con los porotos”

“con los ortos poco sos”

"(o)”

Por lo que le solicito que deje de ocupar mi espacio como autor incuestionable de la famosa y fabulosa historia de Don Manuel de Lagomar.

A continuación lea y trascriba el capítulo que le he mandado en el otro sobre.

Con gusto. B.

(Fin del contenido del primer sobre)

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Ahora yo digo…¿No les pareció un poco pedante? ¿Como dice el poema trascrito, culorroto? Sos Pocho con los porotos, con los ortos poco sos! Porque el poema no estaba del todo mal aunque he leído algunos mucho mejores, con más gracia y picardía en la elección de las palabras… Y esa bobada de agregarle letras sueltas. ¡Qué mal gusto, para querer aparentar un toque surrealista o como le quieran llamar. Pero está bien. El poema no está mal. Lo que queda fulero es ese aire de superioridad conque el tipo me trata, como yo fuese un subalterno o tal vez empleado de El señor que nunca he visto ni interés que tengo. ¿Qué se habrá creído? Si yo hice tranza con Mandinga y no con él.

(inicio del contenido del segundo sobre)

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

lunes, agosto 06, 2007

360 ¿No pasa más nada?

Queridos Internautas:

Hace días días que no me llega Bartolo con su sobre. Estoy empezando a preocuparme. Tampoco he podido encontrar noticias uruguayas que me expliquen si algo malo pasa. Todo lo que encuentro es de fútbol, cosa que en plena revolución, parece ser lo único importante… Porque…estábamos en plena revolución anarquista, o no? Yo lo he creído todo este tiempo y he maldecido la condición que me obliga al ostracismo y a perderme de estar en la primera línea. pero por lo que sea, no he podido ver más que unas cuantas bolas paseadse de nube en nube, a las que tomé siempre como la prueba incuestionable de la veracidad de la historia que les transcribía. Aquí sigo estando, en mi cabaña y mi cerrito sin que nada haya cambiado. Aquí nunca pasa nada, por eso mismo elegí este lugar para sobrevivir. Pero allá, donde ustedes habitan esa abigarrada existencia de humanos con humanos…¿Qué ocurre?¿ No podríamos ahora hacer la comunicación a la inversa?

Que ustedes me contaran a mi toda noticia que tengan sobre la revolución anarquista uruguaya. ¿Continúa en marcha? ¿Qué ha sido de Manuel, la Magda, el Cholo, el Dengue y los demás?

Me voy a poner a la escucha. Espero vuestras noticias.

E.E.V.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

viernes, agosto 03, 2007

359 Eustaquio Villalba, el Escriba

Son las cinco de la tarde y no habiendo llegado aun Bartolo con las páginas ensobradas para que yo transcriba al lenguaje de las piedras (Internet) en una nueva posta de la historia de Manuel -como hago casi todos los días- me decido a presentarme

Mi nombre es Eustaquio y lo ha sido hasta donde puedo recordar. Lo de Villalba no es tan seguro, pero no viene al caso. Importa sí mi oficio de escriba, aunque lo haga de forma tan particular, manipulando piedras, por lo visto idénticas a las que le regalara Abelardo a su nieto, mediante tan complicado procedimiento como el que ya les he contado. A mi me las entregó ese personaje peludo, negro y gigante que en la historia se hace llamar Mandinga, hace poco más de un año, cuando yo ya me había resignado a vivir recluido en este rancho de paredes de piedra, que me había construido para sobrellevar la soledad forzosa a que me condena mi condición. Soy una persona que no soporta la presencia humana -creo que nos dicen autistas- y mucho menos la palabra hablada, cosa espeluznante que me hace erizar hasta el último de los vellos y me obliga a meter la conciencia allá en la profunda cueva de la que luego no logro salir por muchas horas.

Acepté tácitamente la tarea, apenas medianamente comprendida, porque no tenía en que entretenerme luego de cazar algún bicho para comer, o juntar algunos vegetales de los que crecen por su cuenta. Mandinga supo cómo llamar mi atención sin espantarme. Nunca me dirigió la palabra ni puso su mirada sobre la mía. Vino varios días y al alcance de mi vista hizo bailar esas piedras y apuntó las letras sobre la roca que yo llamo “la mesa” con un trozo de caliza de la que aflora allá en el bajo. Eso fue todo. Cuando se retiraba dejando los guijarros allí, por supuesto que yo iba y repetía lo que había visto. Mi memoria visual es extraordinaria comparada con la de los comunes. Eso dicen los textos que ahora bajo de Internet con las mismas piedras con las que subo las postas sin importarme por palabras raras como laptop, widget, webmaster, blogroll y tantas otras. Yo soy apenas un escriba. Y encima autista. He aprendido el oficio y a falta de testigos que me acrediten, han de tener ustedes que creerme si les digo que mi velocidad es muy grande casi tanto como mi precisión.

Un buen día Mandinga dejó de venir, pero en cambio, cuando me acercaba a la mesa para jugar con esas hermosas piedras, ellas se ponían de improviso en movimiento, gesticulando las palabras que yo ya leía a primera mirada y memorizaba sin necesidad de tener papeles dónde escribir.

Un día me animé a contestar un mensaje. Mandinga me ofrecía escribir una historia que iba a ser leída en todo el mundo por millones de personas que durante el tiempo que estuvieran leyendo iban a conocer un nuevo tipo de emoción. La solidaridad de los humildes. La alegría de lo sencillo y otras de la misma clase que poco a poco podían regenerar en sus corazones la vuelta a los valores esenciales tan alejados del ruido y la agresividad del mundo moderno. Mi curiosidad y mi tentación fueron tan enormes que, apenas me explicó que los textos a transcribir me llegarían a diario de manos de Bartolo, un muchacho mudo y uranio que los dejaría sobre esa piedra chata, antes de huír, contesté mi aceptación.

Lo sorprendente ha sido enterarme de que se trata de una historia que está sucediendo en la realidad, por lo menos en parte. Muchas veces he visto pasar una, dos y hasta tres bolas sobre el paisaje que domino desde mi rancho. El Río Queguay no está muy lejos de aquí, tampoco ese pueblo llamado Guichón ni la Cuchilla de Haedo.

Hasta aquí mi presentación. E.E.V

Perdón, una cosa más: No se quién me manda los papeles.

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358 Jeta de Negro

Con el amanecer del nuevo día, las noticias tranquilizadoras comenzaron a caer como las primeras gotas de una lluvia de verano golpeando contra las chapas de un techo agobiado de calor. El transporte funcionaba. Había agua y luz. Los hospitales recibían el exceso de pacientes que salían de las clínicas. Se horneaban panes y bizcochos. Se molía el trigo y se embolsaba para llevarlo a las fábricas de fideos. Volvían los gurises a la escuela, llenos de cosas aprendidas en sus casas para enseñarle a los maestros. Los maestros aprendían a respetar las palabras del pueblo y la fonética de los barrios. La medicina dejaba de ser un negocio.

Para el mediodía todas las radios se encendieron desde Bella Unión a Castillos, no daban abasto con la lista de resoluciones aprobadas en las comunas. Y a continuación no dieron abasto las voces de todos los vecinos para compararlas y criticarlas con un nuevo sentido de la igualdad y la diversidad. El milagro estaba en marcha.

A las dos de la tarde Manuel estalló en un zapucay golgorioso que se sintió a pesar de los pinos, desde El Bosque a Shangrilá, mientras corría y daba saltos por las calles polvorientas. Hasta Becú y Gioanastasio donde le recibió el dueño de la barraca, llorando de contento por haber regalado casi todos lo materiales a aquellos que ansiaban robarlos. El Farmacéutico de Lagomar, fundido en 24 horas. El presidente del Club, transformado en comedor provisorio. Y el Chumbo. El Chumbo había permanecido por ahí, desde la invasión y durante ella, viviendo de algunos ahorros y enseñando su oficio, por si acaso, a los jóvenes de la nueva generación. Se estaba quedando sin trabajo, pero en años su jeta de negro ladino, se había tenido que estirar tanto para contener aquella sonrisa.

-Quiero verlo al Cholo!

-Ahí atrás viene.

-Negro hijodeputa! ¡Que tenías razón, nomás!

Cholo llegó corriendo con los brazos abiertos y fueron seis los que se trenzaron sobre los hombros de los tres amigos que ahora sí bailaban dando saltos como los massais aunque sin lanzas, ni tan ágiles pero si contentos y decididos a profundizar el juego hasta el último nivel.

-Vení, Chumbo. Vamos a hacer una recorrida en las bolas.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)