martes, abril 03, 2007

260: UNA CAUSA PERDIDA

Sin embargo Manuel ni siquiera amagó a darse vuelta para buscarla, estaba claro para él que el problema no existía, por alguna razón, o por ninguna. Lo razonable era por supuesto calentarse y salir puteando solo, para atrás todo el camino y después volverse en la moto, pero no. Eso lo tenía claro y tanto que nada le dijo a la flaca, ni al Dengue mientras terminaban de bajar el declive y empezaban a sentir el pistoneo de la Harley allá arriba, junto al aljibe donde retumbaba. Con la mirada recontó los presentes para darse cuenta de que no faltaba nadie, salvo Mandinga. El muy tramposo que los había seguido entonces, quién sabe escondiéndose como, con ese corpachón de caballo y esas rastas con aspecto de palmera.
-¡La moto! -reaccionó la flaca.
-Mandinga la trajo -le cuchicheó Manuel.

Los de la Galería abrieron paso para rodearles enseguida con miradas y silencios interrogativos. sólo Cholo se había mantenido en el lugar y ahora se disponía a hablarle.
-Yo propongo que nos hagamos fuertes.
No podía fallarle! Ese era Cholo, el negro más sabihondo que se había visto, pero valiente. Hacerse fuertes, le gustó. Como si uno no fuese fuerte y a fuerza de voluntad se hiciera. Es la voluntad, la cosa. Que a lo último nos pertenece como una punta de lanza que va abriendo el camino y acomodando las fichas en el tablero. Estaba a punto de pensar algo interesante con respecto a eso, cuando a la salida del declive tropezó Mandinga con sus propias sandalias y dio con sus huesos en el suelo levantando bastante polvo. El muy animal!
-Hagamos la del tero. Mucha bulla por ahí lejos para mantenerlos ocupados
-Y si mientras tanto nos copan la caverna?
-De la caverna no saben nada -dijo con orgullo Pepponne.
Manuel le miró con simpatía.
-Y los grises...?
-Tampoco. Estuve mirando algunos informes de ellos... Los hice decodificar por un amigo matemático.
-¿El Pepe lo sabe?
Pepponne se puso colorado. A ustedes les puedo parecer un traidor pero...mi corazón siempre va a estar con las causas perdidas!
-¿Cual causa perdida?
-¡Muchachos! Esta lucha nuestra, porque es nuestra, es mía, también... Hacerle la contra a los poderes de la tierra y los del cielo juntos! Un puñado de soñadores como somos...! Si no fuera porque me copa totalmente me tendría que dar mucha lástima.
-Pensás que vamos a fracasar?
- ¡No se! Si lo pienso no lo dudo pero... No puedo resistir a lo que me dice el corazón.
Varios sonrieron. Pepponne había dicho los que casi todos pensaban.
Manuel se aproximó al Cholo.
-Organicemos un montón de misiones partiendo de Montevideo para el norte y para el oeste, sin volver para acá, una tras de otra, volando en escuadrilla, sin chocarnos, claro, con la luz del día aunque... no podríamos llevar alguna luz adentro, que atraviese el papel y parezca...
-Que no sea un farol con fuego porque... No no creo que se pueda...
La carcajada de Mandinga les aturdió
-Perdón.
Manuel se dio vuelta.
-¿Qué...? Sabés la manera de hacerlo?
-Es que ustedes no terminan de entender que las bolas que han construido son aparatos que amplifican el pensamiento y lo vuelven poderoso... Miren, seguro que alguno de ustedes ha visto en la oscuridad lucesitas que dibujan figuras de colores y también una más fuerte adelante de la frente...Esas son luces de verdad, no son imaginación. Estando en el punto adecuado de la bola la pueden amplificar todo lo que quieran con sólo acordarse y concentrarse en ellas.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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