En la cueva se encontraron con las bolas verdes. Habían entrado por una boca de Tucu que detectaron a tiempo. Eran tres y de unos sesenta centímetros de diámetro pero los pilotos seguían sin bajarse por que no podían respirar nuestra atmósfera y se querían retirar antes de agotar las reservas. Preguntaban por cual maldita razón andaban las naves celestiales patrullando esta zona, para ellos de las más pacíficas que habían visto a vuelo de pájaro por la tierra. Tal vez demasiado. Y afirmaban que los humanos y los tucus de aquí deberían ser buena gente si los de arriba los vigilaban de esa forma no dejando llegar a ningún forastero que pudiera venir a ofrecer algún apoyo o ayuda y que por lo tanto les ofrecían un tratado de amistad y recíproca defensa desde ahora que les habían descubierto. Sellaron el tratado Xooxum- Tierra Tierra-Xooxum. Lo dejaron caer sobre la mesita de vidrio y siguieron sus verdes caminos a través de las paredes, sin que nadie pronunciara palabra o pensamiento.
-Ni siquiera les pedimos la dirección –bromeo Dengue.
Después de las bromas formaron la ronda y se miraron a Manuel. Ernesto tomó la palabra para opinar que e país no daba más. Era el momento para iniciar la segunda etapa. Vittorio seriamente hacía sí con la cabeza mientras le devolvía el mate dulce a Margarita. Rulo se había puesto muy nervioso.
-Nunca se dijo cómo iba a ser.
Julieta le reprendió por lo bajo.
-Eso es lo que tenemos que decidir.
Colorado y todo Rulo dio su opinión.
-Un tratado con el gobierno para que saque la policía de esta zona.
-Ya lo intentamos…
-Además, los ángeles no obedecen al gobierno.
-¿Y entonces…?
-Manuel se acomodó el pecho.
-Les proponemos un pacto mafioso.
-¿Cómo mafioso?
-Cada vez que nos molesten les paramos el país. Ellos o los ángeles. Cualquiera que se meta en muestro territorio liberado que va desde el Parque Roosevelt hasta El Pinar y hasta La altura del aeropuerto.
-Y cómo convencerían a los de arriba?
-Ellos saben negociar.
El Cholo no estuvo de acuerdo, le parecía muy poco.
-Estamos en posición de fuerza –dijo.
-Pero, te parece que busquemos una guerra directa con los ángeles? No sabemos cuantos miles de bolas doradas pueden traer ni si somos capaces de derribar una…o si queremos arriesgarnos a ser derribados…
-Estaríamos siempre en peligro.
-Siempre. Porque no creo que cumplan ningún pacto. Pero debemos ganar tiempo para que nuestra estrategia de su resultados.
-¿La gente?
-Claro, aflojamos la mano pero todos los días hacemos algunas piruetas. Y además todo se sabe. Van a preguntar que pasa en esta zona. Nos vamos a encargar de que pasen cosas…
Cholo exploto en un grito de su propia sorpresa.
-¡Podemos armar un foco de anarquía!
(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)
narrativa
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284: SEGUNDA ETAPA
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