miércoles, abril 28, 2010

811. Siempre habrá excepciones

Se dio vuelta ya con los ojos bañados en lágrimas mientras dentro de su cabeza resonaban las palabras pronunciadas recién. No, no eran una broma, no podrían nunca serlo, iguales, exactamente iguales a lo que habían una vez conversado, para el caso... Vio que Magda le sonreía con un candor nuevo que no agregaba sonidos a lo ya dicho. Dejando que lo mismo se siguiera diciendo en continuo dentro de la cabeza de Manuel y en el ámbito infinito que les rodeaba.

Estaba claro.
Magda llevaba dentro de su vientre un hijo...

... y como lo había bromeado una vez, ahora se lo decía, su hijo, el mosntruo de siete cabezas que iban a tener en esa misma casa para que por ella corriera, y en los montes, y en la playa y... y sí, también, por los espacios y las dimensiones, si es que al gurí alguna vez se le ocurriera repetir las locuras de su padre...

-Un hijo...

Que no se llamará Manuel... Ni tendrá por qué serle demasiado parecido. Por ejemplo... Hasta fubolero podría ser que fuera y que no le gustara dibujar, ni leer historias locas de esas que se nos meten en la cabeza y que nos hacen ver todo de nuevo como cosas que nunca habíamos visto, aun sin  tener un abuelo fuera de serie que sin que haga falta, nos empuje todavía más hacia las fronteras del infinito...

No el muchachito iba a ser un gurí normal... o muchachita... ¿para que se fuera a complicar la vida con cosas que nunca se terminan de entender?

De casa a la escuela y de la escue... Bueno...! Con algunas excepciones, ja ja!

Lo de siempre. Zafar de las prisiones que nuestro mismo pensamiento nos fabrica, presentándonos como ideal aquello que nunca conocimos, y que hasta a veces, no sabemos cuanto deseamos. Las flores del jardín de enfrente...

-Un hijo o hija...

Una historia personal que se iba a empezar a escribir y donde nosotros pasaríamos a ser personajes bastante secundarios, como los telones de fondo donde el horizonte y las mantañas sirven para dejar ver la escena principal  del primer plano... Hacia donde los reflectores apuntan con sus manojos de cables colgando y hasta hombres montados sobre articulados brazos de hierro.
Y encima una historia que no conoceremos más que en partes a medida que vaya transcurriendo a la luz del día. Sólo la parte visible, porque la otra...

-Bueno, aquí comienza la otra historia.:


FIN DE LA PRIMERA PARTE DE LAS BOLAS DE MANUEL





jueves, abril 22, 2010

810. Ojos Tapados

Y era que la voz en off de alguna manera venía teniendo razón. O mostrando al menos otra de las maneras en que las cosas podían ser entendidas, interpretadas, traducidas o... Vistas como una gran broma. Una gran obra bromista. Una impresionantemente grande obra, inmensa y grandiosa que día a día leemos no con los ojos sino con ese otro órgano que es la conciencia, y que se escribe no con letras sino con universos  de tiempo y espacio y materia y energía. Así fácilmente. Con la varita mágica del director de orquesta, el gran bromista que logra siempre ocultarnos su identidad.

Sintió llegar a sus ojos las dos alas de las manos de Magda desde su espalda. Encantadora nueva escena. El dulce contacto de aquella piel que amaba y ese perfume que soló huele así sobre esa piel... Y... sin intentar abrir sus ojos se sumergió en el basto mundo del perfume, como se puede sumergir cualquiera en las aguas del gran acéano, para saber que también allí los infinitos son infinitos y que nunca en lugar alguno, por profundo y solitario que fuere, la oscuridad puede nunca más que la luz...

Por eso... mientras todavía las manos le tapaban infantilmente los ojos, comenzó a decir su parte, aquella que en ese mismo momento estaba, se estaba escribiendo:

-Quién es que me tapa los ojos?
-El monstruo de siete cabezas.

domingo, abril 18, 2010

809. Pensamientos tempranos

Se levantó con cuidado de no despertar a Magda y se puso a recorrer lentamente aquella que se suponía su casa, aunque de uno de los tantos mundos, cosa que ya no importaba. Lentamente, apoyando las plantas de sus pies descalzos sobre el engañoso suelo... paralelo, mirando el gastado color de las paredes, paralelas y ortogonales, recordadas y reflejadas hasta el infinito en el imaginario tubo de la memoria. Manchadas de una manera unas, y de otra, otras. Pero similares. Bah, a veces casi idénticas, aunque algunas... Podría reconocer algunas por accidentes que las marcaron de manera reconocible, a veces, que no se repitieron en los otros mundos porque... bueno, porque al parecer nada se repite, ni es posible reconstruirlo de una manera perfecta... con la memoria... Ni siquiera con la imaginación! Ja ja. Condenados a vivir y devenir siempre hacia adelante, aunque veamos pasar los árboles al revés, y los almanaques mentirosos vuelvan a mostrar aquellas cifras antiguas que creemos haber vivido. Condenados a fabricar futuros pasados imposibles de superponer punto por punto con los otros...

Llegó a la piecita de la entrada y se enfrentó, como estaba, a los vidrios que miraban a los álamos y más allá de la calle, remozada por la luz temprana, el sempiterno montecito de pinos todavía oscuros... Vio pasar inadvertidamente a las hermosas hermanas Bronté, siempre un poco apuradas y tironeándose una a la otra, tal vez para recordarle que tal vez se olvidara de recordar que tal vez, con grises ropas teñidas apenas de verde oliva, y blanco en las blusas, que miraron o miraban justo en la dirección en que él se encontraba parado, aunque detrás de unos vidrios bastante sucios, desnudo completamente como a ellas seguro les gustaría seguir mirando, con las cabezas torcidas como para temer algún gracioso tropezón. ¿Para dónde irían? que nunca se lo había preguntado, ni en los otros muchos mundos, ni en este, con sus poderosos motivos tironeándoles las narices... Tal vez la iglesia? No. No todos los días ni siquiera nunca tal vez porque una de ellas de dice escritora y las escritores... sin dejar de tener en cuenta a la otra que... pero ya pasaron.
En la pequeña cocina, donde desde niño allá, sentado tomaba el café con leche temprano antes de ir a la escuela, con los talones trancados en el travesaño del taburete azul oscuro con trozos de pintura arrancados por los golpes. La sombra de su madre Margarita que pasaba transparente de paralelismo, haciendo movimientos de cocinar y nunca dejar de nombrar cosas misteriosas como el aura y las energías que afectaban nuestras vidas. Aunque en otras paralelas no estuviese en casa porque... esas historias de que debía ir a la feria de Punta del Este. Y en otras por ejemplo se hubiese decido a vivir con Shaka Zulu, pero nunca a decirle a su hijo quién era su padre, si un tamborilero belga o un marinero bengalí. Y la visita de la abuela, que una vez vino, bastante vieja y enferma por la manera de sentarse completamente encorvada y que no la viera nunca más, ni siquiera en los locos viajes que había hecho a los otros mundos donde se destina que queden permaneciendo los que en estos mundo ya han muerto???
Nunca le había quedado claro toda esa parte de la historia. Cosas que al abuelo Abelardo parecíale de lo más natural. Que se quedaran allí perviviendo sin fecha fija ni aparente mayor envejecimiento, pero no todos. Nunca había hablado de que fueran miríadas de miríadas de gentes, muertas ya en este y los otros planetas y en todas las épocas pasadas, los huéspedes de ese paraje espacio- temporal llamado el Segundo Tiempo. Apenas si había nombrado unos cuantos conocidos, entre ellos Zitarrosa, como habitantes del vecindario. Y nunca alguna referencia a alguien que se quisiera mudar de barrio o que hubiese llegado como nuevo vecino... Ja ja. ¡Viejo cuentamusas! El verdadero protagonista de esta su historia que hubiese sido muy distinta sin su intervención... ¿?

¿Eso te parece Manuel? Podrías entonces retroceder buscando una de las posibles vidas tuyas en la que tu abuelo no apareciera como personaje. Solamente así podrías estar seguro de que su influencia haya sido tan fundamental.

-Una sola no bastaría... sólo marcaría la posibilidad...

Por otra parte, aunque no apareciera después de muerto a sugerirte o empujarte a exóticas aventuras, ya bastante influencia perturbadora había ejercido desde antes sobre vos...

-Sí me prestaba las revistas del Eternauta...

Y te hablaba de cosas que te dejaban pensando. ¿O no te hablaba entonces?

-Sí, es cierto. Me encantaba cuando se ponía a conversar conmigo sobre lo que el tiempo no es, y a hacerme imaginar cómo vería al mundo sentado en un fotón de luz.

¡Viste! ¡Ese viejo te ha vuelto loco!

-Ja ja ja



martes, abril 13, 2010

808. El Guiño de las Cosas

Porque si no fuera tampoco así. Si el juego, el supuesto juego, fuese otro para cada cual. Y sin embargo pudiese el conjunto mantener la coherencia para que cada cosa ocurriese según las reglas acordadas para cada protagonista, sin molestar una historia la ocurrencia de las otras ni parecer que las leyes de un mundo contradijeran las de los otros simultáneos... Porque por cierto que cada cual viviría en un especie de mundo particular, en una burbuja sobre cuya superficie exterior se proyectarían los fenómenos que estuviesen ocurriendo en el interior de las otras...

Mierda...!

...En ese momento el sol metía en la pieza su luz, como brazos que apartaban la cortina para que Manuel viera que afuera, la bóveda de cielo estaba completamente inflada de luz y de espacio. Que entre las ramas de los álamos, eternos pajarillos jugaban a saltar de un lado a otro en un revoltijo de pío píos... que las gentes se levantaban y salían de sus casas, con las caras lavadas y las manos dispuestas a la acción... que la vida continuaba...

Se dio vuelta sobre el colchón para ver cómo Magda, profundamente dormida, mostraba la indolente belleza de sus senos, escapados de la sábana, mientras aquellos labios sonreían vueltos a la pared, queriendo prolongar el éxtasis de la noche, sin preguntarse cual fuera la misteriosa clave que pudiera codificar todo lo que existe...

Entonces todo, si todo, le resultó de pronto tremendamente cómico. Y sus preocupaciones interpretativas, y el incierto desenlace de las reiteradas guerras cósmicas junto al resuelto problema de la identidad de su padre más probable o la resistencia que mantuviesen las gentes de su mundo a aceptar la superioridad innegable de las ideas anarquistas sobre cualquier otra organización política...

No pudo aguantarse sin reír sonoramente. Y era una especie de felicidad interior la que le permitía ahora ver ese lado risueño, presente en todas las cosas, y que desde ellas le estaban guiñando un ojo e invitándole a más y más risa.

Nada le preocupaba ahora.

Nada. Se sentía liberado, tanto como para poder disfrutar por fin de su propia historia, como si fuese una historieta más, de aquellas que tanto había leído tirado de panza en el piso de la casa de su abuelo... ah! Y que había tanto deseado poder dibujar, porque dibujarlas hubiese sido darles vida. Ja ja, escribir las leyes de esa pequeña realidad en la que personajes tan amados como el Sargento Kirk se movieran y realizaran sus libres destinos, cuadro a cuadro, globito a globito, sin perder el detalle ni del más insignificante fósforo arrojado con dos dedos que chasquean sin sonido, con rayitas dibujadas y la supuesta parábola del recorrido.

¡También se podía dibujar la propia vida al vivirla...!

Probaría ahora.
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807. Sólida irrealidad

Así que se le estaba antojando, cada vez con mayor frecuencia, que las cosas no existían en realidad. Que la realidad misma  era un conjunto de irrealidades muy ingeniosamente organizadas, de un modo tal que cualquier acción sobre cualquiera de ellas produjera inmediatamente efecto sobre algunas otras que se pudieran suponer relacionadas, tal como si de cosas reales se tratara.

Aunque por supuesto olvidara a veces que si todas las cosas fueran irreales mal se pudieran confundir con cosas reales al no existir algo semejante. Que para que fueran fácilmente confundidas con aquellas hubiera sido necesario conocer antes alguna cosa real. O por otra parte también....Y eso justamente fue lo que pensó aquella madrugada mientras a lo lejos el único gallo de la comarca hacía sentir sus estribillo...

Que lo irreal sin embargo era algo real. Es decir... Que la realidad de lo real no es tal como la suponemos, sino que es de alguna manera más parecida lo que imaginamos como irreal. Es decir... Que lo duro no es duro ni lo blando blando, que lo lejano no está lejos ni cerca, ni lo cercano a nuestro lado, porque no tenemos lados ni forma ni tamaño ni peso ni color. Es decir... que si algo de eso existe es apenas en un sentido completamente alejado del concepto que de eso nos hacemos. Por ejemplo... Que dos cosas nos parezcan estar una junto a la otra no fuera más que el efecto del punto de vista desde el que las observamos, es decir el punto de vista que de alguna manera conecte con máxima facilidad los datos de cada objeto con nuestra mente... Como si de recordar dos objetos conocidos se tratara... Pero una manera de recordar mucho más potente, dentro de la cual lo objetos no permanecieran pasivos sino que fueran recordados en plena efervescencia y acción, potentes y hasta vivos. Peligrosos, atemorizantes o placenteros. Inteligentes, sorprendentes y tramposos... pero irreales.

Y al mismo tiempo reales.

Porque en ellos sería irreal todo lo que de ellos nos imaginamos, salvo su existencia o su conducta.

Podrían ser todos espíritus burlones empeñados en hacernos creer una estúpida historia para a último momento desarmarla y reirse de nuestro espanto. Apuñalarnos con imaginarios objetos sólidos que desgarren nuestro imaginario cuerpo sangrante para producirnos un sufrimiento completamente real....

O bien que nada más se trate de un juego...
...que hemos aceptado jugar voluntariamente y olvidar las reglas...
...que se seguirían aplicando en segundo plano...
...hasta que alguien por ejemplo, las pudiera deducir y demostrar de nuevo...

Siempre y cuando esas leyes fueran siempre iguales y para cada cual las mismas.
Porque si no...

jueves, abril 08, 2010

806. La Cosmociencia

Porque eso era lo que importaba, no las apariencias cambiantes, los tiempos ni los lugares. Aquella presencia que no es posible ubicar en ningún juego de coordenadas o conjunto de números, ni fórmulas, ni tendencias estadísticas. Una enorme paz compartida como se comparte el agua entre los sedientos que llegan al oásis. Presencia que sin ser corpórea se sentía llena de tibieza, tal vez porque en ningún momento había cesado el contacto de la piel del otro sobre la propia...

Después... naturalmente hubo sexo y del bueno.

Corazones bombeando sangre en recíprocos ritmos coordinados y transpirados a lo largo de tiempos indefinidos que por último más se sueñan que se viven... Y el letargo... y el exquisito sabor que renace en la saliva de la boca y esa manera de resbalar los miembros otra vez cuando la brisa de la madrugada se dejaba sentir.

Más tarde, ya con el clarear del nuevo día, Magda se había dormido y Manuel todavía no.

Pensaba.

Por supuesto en cuestiones relacionadas con la extraña vida que le había tocado vivir. Pero lo pensaba a su manera...

¿Cual manera?

La de un tipo que no pudo casi conocer lo que es una vida normal. Digamos. Porque la suya no lo fue... No lo estaba siendo al menos desde hacía varios años en términos de... Aunque no sea fácil medir así las experiencias, pero... ¿Qué carajo puede pensar de la vida un tipo que cuando no es raptado por una esfera hueca que se le abre debajo de los pies, se encuentra en medio de una batalla aérea contra los ángeles del cielo...? No por supuesto lo mismo que nosotros las personas normales que vamos de casa al trabajo y del trabajo a casa todos los días por el mismo camino y los mismos grises paisajes urbanos... que nos acostamos todas las noches en la misma cama, aunque con sábanas cambiadas, y con la misma mujer a la que raramente deseamos...
Manuel se había quedado pensando sin intención alguna de hacerlo ni haberse planteado un tema previo o sentir que tuviese algún problema a resolver... es que él era una especie de pensamiento contínuo, aunque no lo pareciera. Su mente por lo general estaba habitada por una serie de conceptos confusos que fluín transformándose de una cosa en otra... Pensamientos al fin, aunque confusos, muy confusos... Vean si no:

(...tiene que ser posible....de alguna manera...porque todo es pensamiento...¿o no?...navegar como un pescado en el agua... pensamientos a través de pensamientos...)

Sí, claro que eso iba acompañado con las respectivas imágenes, en este caso, por ejemplo una especie de pescado desprolijo, pintado de verde agua medio a la apurada y lanzado a ondularse entre reflejos de luces y algas. Pero lo importante era el concepto, aunque nos cueste seguir el hilo tanto como a él.
Al parecer de tanto golpearse con las frustrantes dimensiones que siempre le acosaron, había venido elaborando una especie de cosmo-ciencia, una explicación bah, para consumo propio, que le iba colocando los distintos sucesos dentro de un ordenamiento lógico que con el paso del tiempo, y sucesivas correcciones, ya se estaba pareciendo a un tratado inédito sobre las realidades que hay detrás de las apariencias. Algo no necesariamente y del todo inútil al menos para él. ¿Acaso nosotros no hacemos otro tanto cuando pensamos que esas sombras entre las ramas del parque no son otra cosa que sombras y nunca cuerpos ocultos de presuntos atacantes? Necesitamos tener las ideas ordenadas en una estructura de relaciones verdaderas -aunque sean falsas- para poder disfrutar de las pocas y escasas cosas que realmente nos causan placer. El tamaño de nuestro auto o la marca del nuevo teléfono.
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martes, abril 06, 2010

805. El cielo añil

Los otros presentes forzaron el término de las especulaciones. Era conveniente disponer el alojamiento de las visitas. Manuel y Magda, por supuesto contaban con casa propia, así como Urum, quien ya se aprestaba a bajar a las galerías de su comunidad. Pero Don Miguel, Dengue y Ernesto Federico eran auténticos recién llegados, además de ser dobles de otros lugareños, salvo Don Miguel, cuyo doble había en esta Tierra fallecido.
El Ernesto Federico de acá, invitó gustoso al de allá a quedarse en su casa.
Dijo Abelardo que dentro de la bola que le había traído tenía suficiente comodidad como para compartir con su viejo amigo Miguel a quien le quería transmitir el resultado de sus últimas investigaciones sobre naves interdimensionales.
Dengue preguntó si en ese mundo tenía él una réplica, y ante la contestación afirmativa por parte de Ernesto, quien le explicó que no otra persona era quien le había entrenado en el manejo de las bolas de la comunidad, el muchacho pidió para conocerle.
Por último Magda preguntó lo mismo que Dengue, con respecto a la existencia de dobles para ella y Manuel, cosa que nadie respondió.

Se hacía la noche de un día otoñal de un año indeterminado, posterior al 2008 tal vez, en un juego de dimensiones como tantos, mundo perdido entre miríadas de innominados proyectos de realidad, que ocasionalmente brotan a la luz empujados por algún puñado de conciencias curiosas, que preguntan lo que no saben que están precisamente inventando. El cielo se había vuelto ese añil que los muchachos creyeron recordar idéntico, de la misma manera que se creyeron recordar a sí mismos con la misma facha y los mismos gestos, entrañables cosas que no querían tardar demasiado en volver a degustar... en una casita idéntica, probablemente idéntica a la que habían dejado atrás sin pena ni nostalgia.

Hecho el programa para el día siguiente el grupo se separó como si cada cual tuviese que deshacer sus valijas y desdoblar las ropas que no habían traído.
Manuel y Magda enfilaron por la calle de la subida y la bajada, sin pensar siquiera en cosas atales como la comida y el estado de abandono que por fin encontraron dentro de la casa y sus pocos muebles cubiertos de polvo. Parecía que nadie hubiese andado por allí en años... Pero no importaba, en el dormitorio retiraron el colchón de sobre la cama y lo arrojaron al suelo justo antes de tirarse ellos abrazados y embelesados en mirarse a través de los ojos al otro ser que habita fuera de todas las dimensiones, los mundos, los idiomas y las sensaciones

lunes, abril 05, 2010

804. Todos los abelardos

Renunciar a las preguntas...¡Vaya tontería! Y era su abuelo quien lo decía, ahora después de enredarle la vida en tantas complicaciones sólo por la vieja idea de liberar a los pueblos de América y... Claro! Este tampoco era su abuelo de siempre... Apenas una réplica desmejorada y llena de dudas. Un cascajo vacío de optimismo... Un cobarde al fin, como su amigo Miguel.

-Para qué me buscabas entonces? Para qué, con urgencia, me mandabas mensajes con olores? Para encontrarte siempre con otro nieto que te recordaba siempre como otro abuelo distinto...?

Abelardo bajó el gesto de calma de su mano.

-Ya te dije que esa posibilidad recién la estamos analizando... Por otra parte... nunca te he mandado esos mensajes...

Sus ojos rodeados de arrugas como si fueran viejos soles despeinados, le miraban queriendo descubrir un resto de piedad. Una ligasón que permaneciera firme a través del hojaldre de los mundos múltiples. Que lo hubiesen soportado todo... Un poco de cariño...

-Habrá sido otro... -murmuró como para sí mismo Manuel.

-Pero Manuel, aunque fuese así... Todos los abelardos seríamos el mismo.

-Yo me siento sólo yo... No sé que hacen o sienten los otros.

-Aunque te hayas olvidado de lo que haz hecho ayer o mañana... eras el mismo. Pero no se puede leer exactamente dos veces el mismo libro. El lector cambia... la historia también. No podés volver exactamente a un momento del pasado, porque cuando vos eras parte de ese pasado no sabías nada de este presente. Si viajás a ese pasado en realidad es a otro muy parecido pero con la diferencia de que vos al menos, sos otro. Uno que conoce el futuro.

-Otro pasado que hasta ese momento nunca había existido...?

-Tal vez... Aunque nuestros conceptos parecen demasiado estrechos para englobarlo.

-¿Sí o no?

-Tal vez... Si yo supiese exactamente qué quiere decir existir o dejar de existir...

martes, marzo 30, 2010

803. Cuando la verdad es la mentira

Ni que decir que ya lo había sospechado. El universo todo no resultaba ser más que un conjunto desordenado de cosas parecidas, de versiones más o menos retocadas de una misma foto, pero no para mejorarla ni para cambiarla en algún sentido determinado. Simplemente al azar, por llamarle de algún modo al conjunto infinito de nuestras ignorancias. Pruebas y errores. Chapuceros proyectos inacabados, llenos de borrones de tinta derramada, excepciones que confirman las reglas, años bisiestos y omisiones inadvertidas.
Y encima esto ahora. Caminando siempre en el mismo sentido no se puede llegar al mismo lugar al otro lado de la bola. Ni bañarse en el mismo río ni compartir la desnudez con la misma persona... Un mundo de porquería!
Comenzaba a añorar aquel mundo viejo donde el sol a la misma hora salía día a día por el mismo lugar del horizonte. Detrás de los mismos árboles, aquellos bajo cuya sombra veraniega, a la hora de la siesta, los caminantes descansan en el placer de la conversación. Luna nueva o cuarto menguante, de lunes a Domingo, con más certezas que apremios por descubrir los últimos secretos que se esconden en los recodos de la vida... Porque en aquel mundo viejo cada paso era un avance que nos elevaba a la colina desde la cual divisaríamos la totalidad del sentido de la existencia. En cambio ahora...
Allá hasta los dioses y los diablos eran por cierto predecibles, buenos o malos, pero eternos e inmutables. No este conjunto de de histéricos personajes que no terminan de traicionarse cuando ya están planeando la próxima alianza contra el anterior aliado...

-Así que cada vez que bajabas a la Tierra ten encontrabas con otro Manuel diferente aunque parecido?

-Es posible, Manuel. Es posible, pero no seguro. No es posible hacer una afirmación categórica. Estamos llegando al fin de las posibilidades de la lógica. Nuestro pensamiento no es capaz de ir un poco más lejos. Llegamos al punto en que la verdad se confunde con el error... Sólo nos queda vivir, Tendremos que renunciar a las preguntas.

sábado, marzo 27, 2010

802. La Historia Oficial

El resto de ese mañana o tarde, ya que ninguno de los recién llegados se detuvo a considerar el ángulo que el sol pudiera estar formando con el naciente, de ese día, tampoco determinado por ningún dato consignado en cualquier conciencia o memoria... Digamos: el resto de esa jornada, transcurrió entre obvios saludos, muchas preguntas y pocas contestaciones. Porque los visitantes no siempre recibían respuestas comprensibles. Incluso los que como Magda creían haber estado antes en ese mismo mundo -aunque más no fuera por algunos cuantos días- no llegaban a comprender cómo la infausta guerra entre Satanás y los Espíritus Oscuros, pudiera ser mencionada apenas como hechos de un lejano pasado.
Manuel encontraba evidentes diferencias entre lo por él vivido en otros tiempos y lo que ahora se contaba como La Historia Oficial. Tantas fueron esas diferencias que por último, cansado de corregirse frente a sus amigos para no contradecir lo que decían. apeló a sus recuerdos más firmes de los tiempos de la gran revolución anarquista, la lucha contra los ángeles y todos los demás sucesos que permitieron el nacimiento de un mundo nuevo en la vieja América Latina.
Apeló al testimonio de Ernesto Federico, invocando su antigua condición de "Hombre Primitivo", amo de la antigua caverna, que compartiera con los primeros tucu tucus mutantes, ancestros del presente Úrum. Le recordó cuando aquella primera vez le había salvado del acoso de los ángeles, abriendo bajo sus pies el hueco que le precipitó en las galerías subterráneas y por ellas en la gran caverna bajo la imponente bóveda de arenisca rosada y... Sus computadoras, conectadas a innumerables sensores dispuestos para alertar y descubrir los movimientos cercanos de las doradas bolas celestiales. Y...
Ernesto Federico reconoció entonces, por supuesto, recordar todas y cada una de las cosas que Manuel ponía a consideración, pero... En todas y en cada una, también apùntó sutiles y hasta groseras diferencias. Negaba haberle recibido vestido de pieles crudas, al modo de un supuesto troglodita, aunque reconocía tener sobre su escritorio, en un estante bien visible, una fotografía suya, vistiendo parecidas vestimentas, por ser estas las que se usaban en ciertas ceremonias reservadas a los miembros de una logia, a la que perteneciera en los tiempos anteriores a la guerra. Haberle conocido por casualidad en alguna emergencia. (Tambien lo negaba). Afirmaba, en cambio haberle buscado voluntariamente por saberle descendiente de su maestro Abelardo, allí presente, el primer uruguayo en advertir los peligros que desde el espacio, se cernían sobre la Tierra. Y afirmaba otras varias cosas que a Manuel no les constaban como verdaderas y que, aunque no cambiaran lo esencial de la historia, pretendían cambiar al menos aquellos detalles tan vívidamente recordados por él, sin los cuales parecía quedar reducida a una secuencia de grises anotaciones en una anónima bitácora, un impersonal libro de historia que ha venido perdiendo las hojas... Una estúpida colección de verdades a medias.

Desesperado, recurrió con la mirada a lo que la expresión de su abuelo dijera.

Parecía neutra. No del todo indiferente, ni ausente... más bien un tanto preocupada.
Hizo Abelardo con su enorme palma ese gesto que se usa para pedir calma o tiempo. Después habló.

-Yo creo que dos historias distintas... Dos recuerdos distintos de una supuesta misma historia... pueden ser ambos verdaderos.

-No es este el caso, -objetó Manuel- No es que recordemos las mismas cosas con pequeñas diferencias, es que Ernesto me estaba siguiendo con sus detectores y por verme rodeado por los ángles me hizo caer por el hueco y las galerías de los tucus hasta la galería mayor donde me recibió vestido como un hombre primitivo. El era adorador de Gaia, el espíritu de la Tierra, y yo... no le conocía.

Abelardo contínuo serenamente, como si del sapientísimo Néstor se tratara:

-A esas diferencias me refiero. Hace mucho que con Germán tenemos una sospecha que parece irse confirmando. Tanto por tener en cuenta pequeñas incoherencias entre los hechos, como por las conclusiones que se pueden sacar de las últimas ecuaciones que nos permiten sintonizar y viajar entre mundos paraleleos...

-¿Querés decir que me equivoqué de mundo? Que este no es aquel en que luchamos contra los ángeles y contra todos los poderes hasta lograr la gran patria anarquista?

Otra vez Abelardo logró una pausa con el gesto de su mano.

-No exactamente... Tal vez no sea posible nunca volver al exacto punto de partida...

martes, marzo 23, 2010

801. Te lo dije

Era mejor dejarse llevar por el cálido torrente. Los inefables labios de la flaca que siempre resultaran el único antídoto a sus recurrentes obsesiones. Esos labios que tan solo con apoyarse en los suyos lograban  embeberle de encantadora tibieza....
Y no importarse de que ella siguiera con la picardía pintada en el pliegue de los ojos, como insistiendo conque algo hubiese más urgente que la calidez de los labios en contacto. Ahora, por ejemplo, que retirábase de su boca para sonreír de nuevo, desfachatada y burlona.

-¿Y tus sábanas...?

Entonces Manuel comprendió de pronto que tampoco las sábanas estaban sobre su cuerpo. Aquellas lejanas sábanas robadas de un patio nocturno de Lagomar. Ni sobre los hombros, ni los senos de Magda... Como se supone que deberían estar...
¡Qué lejanas que parecían ya...! O tal vez irreales...?

Entonces cayó otra vez en la espiral descendente. Comenzó a caer, la realidad amenazaba otra vez con ablandársele bajo los pies y él... Era necesario aclarar de una vez ese embrollo preguntando... a los inventores del aparato...

-Don Miguel, abuelo... el hipercubo ese me raptó, me cambió el cuerpo y nos robó la ropa... ¿Cómo es que funciona...?

Los viejos se miraron con reproches mutuos.

-Miguel, no debiste dejarles... sabías que... -fue diciendo Abelardo.
-Ellos se empeñaron en hacerlo... Pero ¿de qué te extrañás? ... es tu nieto.-Contestó Don Miguel.

Enseguida Abelardo cambió de semblante. Dijo que se trataba de un aparato demasiado difícil de controlar. Demasiado sensible a cualquier clase de pensamiento que se cruzara con sus campos dimensionales.

-Más que una nave es un realizador de deseos, una lámpara de Aladino... por eso con Germán nos decidimos por las cuerdas resonantes de las bolas. Es un sistema mucho más confiable que se maneja con  pensamientos concientes y mantenidos a propósito.

Hasta llegó a insinuar que lo que se lograba con el hipercubo, tal vez no fuera un viaje a una realidad paralela en el sentido de las dimensiones. Que tal vez fuera un viaje a la fantasía, a un mundo irreal que tal vez también exista aunque no en un sentido material.

-Los aborígenes parecían bien reales...-objetó Manuel y Magda apoyó.
-Las alucinaciones también parecen reales.
-¿Qué...? ¿También creés que estoy loco?
-No, el hipercubo... Amplifica hasta las más obsesivas ideas. Es un objeto que no debería existir... Yo... Nosotros con Miguel no llegamos a experimentar lo suficiente.
-Te lo dije. -Cobró Miguel.

De modo que habían estado perdiendo el tiempo en salvatajes de seres inexistentes. Sombras de pensamientos temerosos que nunca antes habían visto la luz de un sol verdadero. Imposibles solo posibles como posibilidad matemáticamente calculada por una mente cobarde. ¡Y sin embargo tan idénticos a las personas! Tanto que...


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viernes, marzo 19, 2010

800. Mirate en el espejo

Porque siempre los que nos declaran locos son los otros, los que hacen de su manera de ver, la verdad de todas las cosas, y toman las medidas adecuadas para reformar los cerebros ajenos, o recluirlos, o eliminarlos...

Cuando tienen poder, por supuesto.

En eso pensaba Manuel mientras observaba el encuentro de los dos federicos, sus distintas reacciones y las de su abuelo, aparentemente muy sorprendido... y la de Magda... quien por alguna extraña razón parecía estar muy divertida, al borde del estallido de risa.
Fue hacia ella, por fin su compañera para vivir la vida. Sonrisa de cómplice que invitaba a una mayor complicidad. La eterna flaca, nuestra mitad más interesante. Conocedora de todas nuestras terminaciones nerviosas, capaz de ejecutar en ellas las más exquisitas melodías.

¿Pero por qué reía ahora, con tan enorme desfachatez, a boca de jarro del beso que le estaba poniendo sobre el terciopelo de sus labios?

Habló.

Dijo, loquito, estás tan loco, loco que ya ni te das cuenta de lo que te pasa. ¿Pasarle algo? ¿Acaso a él le estaba pasando algo más que no fuera el enorme contento que sentía por por fin haber terminado la Odisea de volver a su mundo adoptivo, acompañado de personas queridas? En cambio a ella, le seguía ocurriendo eso, que le hacía plegar el labio de aquella manera que siempre le había parecido un repentino y gracioso gesto de desdén que ocultaba el próximo estallido de una simpatiquísima carcajada. Que vino, enseguida...

-Tendrías que mirarte en un espejo!

¿Espejo?

-¿Por qué...?

-Ja ja, No sé... Fijate en el espejo de la moto.

Efectivamente la moto de Federico tenía un par de espejos más desparramados que el propio manillar. Y uno de ellos ya reflejaba su figura desde la pera en más, sin mostrar cosa alguna que pudiese ser tan cómica o sorprendente. Una cara como cualquier otra, que por pùra casualidad le había tocado en suerte para toda la vida y...

-¡El bosquimán!

Ahora la carcajada de Magda estalló con toda la fuerza de una catarata que salpicaba desconcierto en todas direcciones. Entre estertores afirmaba que el fenómeno llevaba varias horas de haber comenzado y que... y que... Para terminar abrazando al flaco y dándole de sus labios un beso perfecto de esos que comienzan a derretirnos mucho antes de llegar los labios o las lenguas a tener contacto.

Por un momento Manuel dejó de pensar.



lunes, marzo 15, 2010

799. Soy yo... soy vos

Ya en camino se rió de la desazón que dejara en su abuelo y también en los otros, por la separación tan brusca y cortante. Era que bailando abrazados con su abuelo había concebido una pequeña triquiñuela que ahora iba a poner en práctica.
Ni bien entró en el hipercubo su pensamiento no sólo se refirió a aquel lugar de la casa de Ernesto Federico donde un par de días antes habían decidido viajar a esta Tierra divididos en dos grupos, sino que imaginó un momento apenas posterior  a ese. El momento siguiente, cuando todavía los que quedaron afuera de la máquina no hubieran tenido tiempo más que para un par de parpadeos... Y así fue hecho.
Allí estaban enfrente, sin ninguna impaciencia Mandinga con su amplia sonrisa, flanqueado por don Miguel y Ernesto Federico, todos ellos detrás del Tucu tucu Urum, quién casi obstruía la salida de Manuel.

Preguntaron por pura formalidad si en aquel mundo continuaba reinando la paz, si Magda y Dengue se encontraban bien y otros detalles, mientras las punzadas del temor estrangulaban y retemblaban los esfínteres.

Había llegado el momento de salir del mundo conocido.

Enseguida se cerró la puerta, por decirlo así, y todos dejaron de ver el interior de aquel pequeño sótano, lleno de trastos y de cables colgantes. De ver la expresión compungida  que a último momento se pintó en el rostro del Dr. Bermúdez, y en cambio verse de pronto, reflejados en la traslucidez infinita que les rodeaba.

Manuel pidió a Mandinga que le dejara la operación. Imagino el momento aquel en que se había despedido de su abuelo dándose vuelta para caminar hacia el monte. Imaginó el tiempo que habría demorado en desaparecer de la escena, e imaginó también la sorpresa de todos cuando ahora le estaban viendo de regreso. Saliendo del monte acompañado de un Tucu tucu, un Mandinga y dos humanos.

Ernesto Federico, el de la Harley, todavía con sus manos enguantadas en los manillares de su motocicleta... las retiró lentamente para elevarlas hasta las antíguas antiparras que le cubrían gran parte del rostro. También retiró de su cráneo aquella funda de cuero negro y, liberando la mano derecha del guante, la extendió hacia el otro Ernesto Federico, quien se le había venido acercando, como atraído por una maldita sospecha.

-Sí, soy yo... Soy vos.... Somos...

El recién llegado, en cambio, todavía no hablaba. A veces las ideas tardan en acomodarse en la cabeza. La locura debería ser entendida como la percepción  parcial de una realidad escondida. De un mundo oculto pero tan real como el que mas.




miércoles, marzo 10, 2010

798. ÁCRATA PARADIGMÁTICO

Pero desde la próxima esquina dobló y se vino una motocicleta atronando el aire y agrandándose como para salirse de la pantalla. ¡Era Ernesto Federico tras sus gafas de tanquinta alemán y su motocicleta Harley como siempre!". Pero además traía en ancas  un pasajero. En ancas y agarrado de sus costillas traía un viejo de pelos blancos al viento y una sonrisa entera. Muy parecido.. No. ¡El mismísimo Abelardo Goiticoechea, su abuelo!

-Por fin !!!, -gritaron ambos, puesto que tanto había sido el lapso de la separación.

Bueno, Es fácil imaginar que el viejo se tiró del aparato ya con sus largos brazos abiertos para encontrarse con el salto de Manuel y continuar con una vuelta y media de festejos entre risas y lágrimas. Magda y Ernesto a una lado, ellos bailaron sobre el balastro con jocundas carcajadas, especialmente el viejo, quien regritaba los juramentos hechos de encontrar a Manuel fuera cual fuera el precio y los infinitos mundos que tuviese que recorrer... como los oscuros y tristes que les contaría después, de aquella tierra que había perdido para siempre su luna y se alejaba irremisiblemente del sol. o aquella otra que...
Pero se interrumpía para gritar una vez más la pregunta:

-¿Pero cómo estás Manolito?

Y bailar otra vuelta sin dejar que Manuel contestara.
Y Manuel recogiendo las lágrimas con el envés de la mano.
Y el viejo mostrando sus dientes y volando sus pelos.
Y Manuel comprendiendo cuanto le quería pesar de todo.
Y el viejo por fin dejando de gritar y poniéndose serio para escuchar lo que su nieto quisiera decir.

-¿Te encontraste aquí con mi padre?
-¿Tu padre...? -Abelardo quedó boquiabierto.
-Mandinga... Él debería estar acá...

No se había encontrado con Mandinga desde hacía mucho tiempo y tampoco sabía que fuese su padre, en vez del negro Yaka Zulu, como afirmaba medio Lagomar y hasta él había creído posible.

-Mandinga y Yaka son la misma persona en dos mundos diferentes... Allá soy hijo de Yaka.

-¿Allá dónde?
-En la Tierra dónde nací... Entonces vos también estás confundido?

No fue difícil sacarlo del engaño. Recientemente con Germán habían estado revisando las ecuaciones que usaban para calcular la sintonía espacial de las bolas teledirigidas y habían encontrado un grueso error capaz de desviar un vector importante hasta 90 grados en algunas circunstancias.
Quedó en claro que alguno de los retornos no había sido tal, sino un viaje hasta esta tierra hermosa donde Manuel había llegado a ser el símbolo del hombre nuevo.

El ácrata paradigmático.

-Tengo que volver a mi Tierra para devolverles el hipercubo... -dijo en dándose vuelta y ya caminado hacia el bosque como si nada.

-...dentro de un rato vuelvo.





martes, marzo 09, 2010

797. Un pequeño detalle

Acababan de abandonar el hipercubo en la arboleda, aquella misma, dentro de la cual a Manuel le habían ocurrido en otros tiempos  percances mayores, y caminaban ahora por el callejón bajo una tarde luminosa y perfumada.
Todo bien, pero Manuel aun no confesaba su duda de haber hecho lo correcto. Era posible que el grupo de su padre aun esperara en casa de Federico de Oliveira, porque aparentemente la boca del hipercubo nunca se había apartado de ellos mientras estuvieron en la Tierra de rockeros y  aborígenes. Pero había sido tan potente su deseo de retornar por fin a su amada patria de los anarquistas...!
Respiraba el aire, y el aire le parecía más fresco y puro. El leve silvido que la brisa modulaba en las pinochas. Las voces perdidas y libres que los vecinos hablaban cruzándose en distintas direcciones... Todo. Exactamente todo le decía que con total certeza que este era el lugar perfecto para quedarse a vivir con la... fla...ca...

(Vivir acá con la flaca...? ¿con cuál de ellas? O con las dos al mismo tiempo?)

¿por qué no lo habría pensado antes? Apenas porque pensarlo hubiese sido tener que tomar una determinación tal vez desagradable? ¿Por puro irresponsable? ¿Por pelotudo acaso?

(Si, por pelotudo! Simplemente por pelotudo, porque bien sabía que en cada mundo... y que la verdadera Magda de éste, muy probablemente estuviese ya de vuelta de la misma manera que él...)

-Flaca...
-¿Qué, Manu...?
-Tené en cuenta que este no es exactamente tu mundo...
-Claro... Mirá que buen jardín de infantes han hecho frente a lo de Luque!
-Acá están las mismas personas repetidas...
-Sí, ya lo entendí hace tiempo. Me gustaría verme  frente a el Manuel y la Magda de aquí... Ja ja.

Las mujeres tienen esa condición de meter el dedo en el ventilador en el primer intento. Encima hasta tendría que comenzar por explicarse a sí mismo la razón por la que nunca se había cruzado con el Manuel lugareño. Revisar todas las hipótesis. Las conclusiones laboriosamente asumidas de que aquel del accidente en el baño siempre sería su mundo natal, y que éste, el de la revolución anarquista lograda a puro corazón, un hogar que el azar (o su abuelo?) le había regalado.

(Ahora bien querido Harold, si éste no fue nunca mi mundo, debería poseer un ejemplar completo  y propio, del mismísimo Manuel Aquelarre que yo soy. ¿Donde está, o dónde estuvo mientras todas mis aventuras en esta Tierra...? Muerto acaso... Se habrían espantado de verme aparecer... Ausente...?...Ufa!)

-Yo viví en este mundo varios años... y nunca me encontré con mi doble...
-¿Y con el mío...? A mí me encontraste...?
-¿A vos...? Sí, a vos sí... e decir, a tu doble...





domingo, marzo 07, 2010

796. Lambada y Macachines

Quién puede fabricar un pasadizo secreto e invisible de diez metros  puede hacer otro bastante más largo, aunque no de cualquier longitud. Con llegar a la parada de ómnibus de la carretera pareció suficiente ingenuamente pensando que los cuatrocientos liberados pudieran esperar el ómnibus  allí sin llamar demasiado la atención. Pero Manuel, agotado por el esfuerzo mental, no quiso o no pudo detenerse en tales consideraciones. Por último introdujo en el cubo, dónde ya estaba Jack, a los aborígenes que había venido a rescatar y desapareció con ellos  en menos tiempo del que se demora en advertirlo.
En la caverna fueron recibidos como héroes bajo una lluvia de pequeños hongos de colores, de esos que mordiéndolos se siente una dulzura en la boca imposible de describir. Se realizaron competencias de salto vertical al mejor estilo Masai. Y concursos de baile de Lambada. Degustación de las muchas comidas que los aborígenes habían logrado inventar a base de cascarudos  machacados, musgos y gorgojos. Y se brindó con una excelente bebida alcohólica hecha con macachines !

Pero era tiempo de despedirse. Ya habían recuperado el híper y por cierto sentían mucha inquietud por lo que estaban demorando en devolver el vehículo al otro grupo. Así que los sinceros abrazos fueron precipitados aunque llenos de promesas de volver y tal vez dar alguna otra mano en pro de la unidad de los libertarios.
Después de las recomendaciones a Dengue, acerca de que debía refrenar su inoportuna imaginación, partieron. Es decir...

Magda no podía creer que aquello que veía y reconocía como su cotidiano Lagomar, pudiera en serio ser tan maravillosamente distinto, aunque no atinara a encontrar el por qué. La calle que tenía hacia adelante, era no más el callejón por el que solía llegar hasta la casa de sus padres. Más gente en movimiento, tal vez... Aunque ni tanta. O que todo estuviese más verde y quizá más limpio. Pero no. Se daba cuenta ahora, que lo distinto estaba en realidad en la actitud de la gente que caminaba de un lado para otro, entre saludos y conversaciones entrecruzadas. Parecía haber desaparecido el mal humor de aparentar que nadie reconoce a nadie, ni tiene ganas de saber cómo se encuentra. ¡Los perros! Por fin estaban todos sueltos y los portones de las casas abiertos...



jueves, marzo 04, 2010

795. La arenga de Manuel

 Ya en vuelo a Jack se le destrabó la lengua en una serie de preguntas sobre el aparato que utilizaban. No había sentido otra vez ninguna sensación de estar despegando o acelerando y por otra parte, ahora que eran sólo dos, estaba viendo que los reflejos sobre las supuestas paredes dejaban ver un fondo indefinido de luminiscencia gris verdosa.

-¿Qué es?, -preguntó.

-Será el tiempo... - contestó en broma Manuel desde su apariencia de bosquimán.

-¿El tiempo tiene color... ?

-...el tiempo que estoy pensando en qué contestar a tus preguntas...

Jack calló y entonces pudo completar la idea de estar pisando tierra firme sobre la cúspide del cerro Pan de Azucar, como lo había hecho en serio una vez cuando niño. Algo le decía que aquel lugar formaría parte de la historia y se mantuvo en esa seguridad hasta que ya de patas sobre los guijarros rosados de un sendero de cabras le indicaba a Jack que lo que veían allá abajo en la zona sin vegetación y con barracones había sido en un tiempo una reserva de fauna autóctona.

-Sí sentí hablar de eso...

-Ahora seguramente se ha transformado en lo que andamos buscando.

Efectivamente la intuición de Manuel, cómo la de todos los grandes héroes, había dado en el blanco. No necesitaron bajar demasiado para poder apreciar a simple vista que todo el entorno estaba alambrado y vigilado por hombres de guerra.

-¿Cómo podríamos entrar ?, -murmuró Jack.

-Nuestra astucia será aparecerles desde otra dimensión, Ja.

La siguiente fue una secuencia que por desgracia nadie pudo filmar, porque siempre queda bonito hacer aparecer un cuadrado flotando en el aire sin que tape a los prisiioneros que miran desde el otro lado con actitudes que varían desde el asombro rayano en el pavor hasta la más completa indiferencia.
Un cuadrado que comienza a dibujarse primero desde un punto. (versión corregida), para transformarse en recta que se desdobla dos veces y se cierra con la precisión de un movimiento de ballet, sin interrumpir la imagen de fondo. Las figuras lamentables de los presos y más allá por un lado la mejilla sólida del cerro y por el otro un cielo tormentoso que amenaza con rayos y centellas.

-No tengan miedo. No somos marcianos... -Dijo Manuel asomando desde la nada.
-Buscamos al grupo de aborígenes que trajeron ayer desde Lagomar. -Completó Jack.

Después de la sorpresa inicial una voz se animó a sonar:

-Es el barracón de al lado... pero ¿y nosotros?

Tenía razón. Ellos no lo habían pensado. Como si todo consistiera en elegir a cinco entre cincuenta mil y salvarlos, por la sencilla razón de que fueran amigos de uno de la brigada.

Cambio de planes.

Los Pequeños ojos bosquimanos de Manuel dijeron a Jack que tenía una solución que iba a poner en práctica inmediatamente.
Manuel confirmó que el barracón de los aborígenes era el de la derecha. Después dijo que iba a generar con su aparato un pasaje invisible por el que los prisioneros de allá pasaran todos a concentrarse aquí...
Después lo hizo.
Por la puerta abierta, aunque muy poco visible del cubo, al cabo de un rato habían salido varios cientos de aborígenes nudistas que se unieron a los demás para escuchar lo que iba a ser una de las pocas arengas pronunciadas por nuestro héroe en mucho tiempo.

Escúchenme bien. Los vamos a sacar de este lugar al que los trajeron por haberse dejado separar. Los vamos a dejar libres, pero si siguen separados pronto estarán de vuelta aquí, o estarán los amigos de ustedes o los parientes. No deben fijarse en el aspecto que tenga el otro. Todos somos personas que necesitamos ser libres. No importa que andemos unos desnudos y otros vestidos. Que unos vivan bajo tierra y otros en la superficie. Que algunos gusten del rock y otros del folclore. Somos todos iguales y si nos mantenemos unidos nadie nos podrá esclavizar.










miércoles, marzo 03, 2010

794. No es necesario desnudarse

Manuel tuvo que advertirle las reglas elementales para navegar en semejante adminísculo. No pensar en nada, especialmente no pensar en lugares determinados deseables o aborrecibles. No desear llegar a ningún lado, ni tampoco imaginárselo. Aparte de eso estaban en un lugar seguro aunque un tanto apretados. Hacia los lados estaban viendo sus propias imágenes proyectadas en todos los ángulos posible y hasta el infinito. Las paredes no eran de espejo y la aparente solidez que les recluía no era real. Ellos tomados en conjunto seguramente no hubiesen podido entrar en tan sólo un metro cúbico...

-El espacio es relativo. Lo que nos contiene no es un cubo, es...

No encontró las palabras que expresaran lo que él se imaginaba. Un especie de universo isla acotado no por las dimensiones sino por la limitada energía que lo hacía independiente.

-No se preocupen y confíen en mí...

Qué otra cosa les hubiera podido decir cuando todavía no terminaba de decidir hacia dónde trasladas el exceso de pasajeros?
Magda le sopló al oído la palabra cueva.
Pensó negativamente primero y en seguida cambió de opinión. Después de todo ningún secreto les revelaría a nos ser la existencia misma de las cuevas pobladas de aborígenes. No su hubicación geográfica ni mucho menos las muy secretas entradas desde el exterior.

-Vamos a tener que descargar algunas personas en un lugar subterráneo que no deben preguntar dónde se encuentra. Allí estarán bien mientras dos de nosotros continuamos con la misión de rescate que habíamos planeado.

No terminaba de pronunciar las palabras cuando ya una de las inexistentes paredes se volvía transparente hacia el salón principal de la caverna de los aborígenes, donde un buen conjunto de estos, totalmente desnudos, parecía esperar el ómnibus en una parada penumbrosa.
Se asombraron los rockeros de lo que veían, pero mucho más los aborígenes viendo aparecer de la nada un fardo de miembros humanos que ya se estaban desenredando para mostrar el conjunto de estrafalarios representantes del género humano en su versión vestida. Apenas algunos reconocieron a Magda sonrieron aliviados y dándose vuelta hicieron señas a otro grupo que se encontraba distante aunque también atentos a los sucesos. Desde ellos se desprendió una figura flaca, que a zancadas se aproximó, resultando ser Dengue.

Por supuesto mediaron muchas y apuradas explicaciones para ambos bandos. Una vez hecho eso, mientras los aborígenes amablemente explicaban a los rockeros que no era absolutamente necesario que se desnudaran, Manuel determinaba que iba a continuar viaje con Jack.
Le había convencido su presencia de ánimo frente a los bichos bolita pero especialmente, quería involucrar a uno de los muchachos en una acción conjunta entre los humanos de arriba y abajo de esta Tierra.

Así que sin bandas de instrumentos de viento ni redobles de tambores batientes, el insípido hipercubo nuevamente desapareció de la vista humana, sin elevarse ni despegar de ningún modo. Sin hacer ruido ni dejar de hacer sombra porque nunca la había hecho.
Claro que algunos corazones se sintieron apretados o se salieron momentáneamente de ritmo. No es que lo pensaran, pero todas las hazañas humanas se han hecho siempre sin contar con los mínimos criterios de seguridad ni de lógica y ello está presente en nuestras premoniciones, como el sedimento de las innumerables catástrofes ocurridas en otros tiempos.


lunes, marzo 01, 2010

793. CONSPIRACIÓN

Hacer el plan llevó un tiempo indefinido. Muy largo a juzgar por lo que después no pudieron recordar haber hecho y discutido entre la primera y última botella de cerveza que Alberto, el más veterano de los rockeros y al mismo tiempo el que parecía actuar como dueño de casa, sacaba a cada rato de una heladera semi escondida detrás de la pila de toneles que debía desarmar con cuidado y volver a armar después con una mano extendida alcanzándola. (la botella de cerveza) Aunque también pareció poco. (el tiempo) dentro de la humareda de fumo que un par de nuevos y sucesivos porros que Jack encendiera bajo sus ojos bizcos y enrojecidos.
Lo cierto es que al comenzar el rosado de la aurora a asomarse tras los sucios vidrios de la ventana trasera ya habían pergeniado uno y cien planes distintos, que sucesivamente habían ido olvidando, confundiendo y entremezclando. Y cierto también que tuvieron todos la intención de levantarse de sus asientos para salir hacia donde el hipercubo les esperaba ronroneando los motores. Intención que no llegó a cuajar en actos más que porque las maderas de la puerta se convirtió de pronto en astillas que volaron por sobre las cabezas al sonar de unos gritos que cesaron sólo cuando por el agujero descubierto se vió una enorme imagen humana. Humana pero muy poco amistosa.

-Quedan arrestados por conspiración. A partir de este momento cesan todos sus derechos!

Afuera formaba todo un pelotón de bichos bolita robóticos y allá en la calle un patrullero bajo su antena parabólica. A Jack le dio mucha risa verlos (a los bichos bolita) tal vez por recordar la forma en que se había escabullido de ellos la tarde anterior. Mientras pasaban escupió el lomo redondo y anodino del primero de ellos, y mientras guardaba la punta en el bolsillo de la camisa, estaba mirando hacia el lugar del fondo donde el hipercubo transparentaba, casi sin reflejar, la claridad que del cielo venía.

-Puedo pasar primero por el baño? -preguntó haciendo un movimiento de cabeza acompañado de visajes elocuentes que todos comprendieron.

Ya los bichos bolitas estaban abriendo sus caparazones -porque sabido es que tienen en su interior un hueco exactamente concebido para portar un ser humano en estado de completa indefección,- cuando el alud de los muchachos rompió filas rumbo a lo que se suponía un escuzado de campaña, extrañamente cúbico y petizo.

-Alto, -gritó el oficial a cargo, pero al pedo. Ya el último de los muchachos se metía dentro de aquel cuadrado gris que en ningún momento pareció abrirse ni después cerrarse. Simplemente desapareció.

sábado, febrero 27, 2010

792. El Cubo de Aladino

Más que sensible, sensiblero, o más correcto hipersensible, porque ahora caía en la cuenta de que en ningún momento se había desconectado del aparto a pesar de haber perdido contacto visual con él. En la playa que los había arrojado por culpa del inexperto pensamiento de Dengue, tal vez habría quedado debajo del agua. Pero ahora se había venido arrimando como el perrito a su amo. De modo que cada cosa que había pensado había sido escuchada y dentro de lo posible obedecida. Como si fuera la lámpara de Aladino y el la estuviese frotando. Había querido sentirse en la piel del bosquimán y ahora lo estaba sintiendo. Había pensado en ver de cerca aquella figura de Duende de la biblioteca y se había divertido un instante pensando en las travesuras que se le atribuyen a esos seres de la fantasía. Irreales... Inexistentes...

De modo que el hipercubo estaba de vuelta.

-Esperen. No se acerquen a esas cuatros telarañas! Es una puerta abierta.
-Pero si ahí no hay nada... Apenas un cuadrado...
-Es una entrada que todavía no conduce a ningún lugar. Está esperando órdenes. Hace un rato en la oscuridad entré sin darme cuenta y terminé en Namibia.

Magdalena le tomó de un brazo.:

-Entonces podemos  reanudar nuestro viaje... Tendríamos que ir a buscar a Dengue.
-Pero antes rescatar a los prisioneros y... dejar establecido un contacto entre esta gente de arriba y los de abajo... Vengan, vamos adentro y hagamos un plan que abarque todo.




miércoles, febrero 24, 2010

791. Mejor no hablar de ciertas cosas...

En vez de ocuparse en contestar, la mente de Manuel se disparó en otro sentido, recorriendo el camino que una hora antes había recorrido hasta el fondo del terreno y encontrarse tras el meo con aquella grisverdosa barba  parlante. Qué había ido pensando sino en dos imágenes recientemente observadas, una estatuilla de un viejo duende, aquella que todavía restaba sobre el único estante despejado de la biblioteca del fondo, y la mencionada fotografía vista en las páginas de National Geographic. El duende era el mismo. Aunque llevado al tamaño de un niño grande y dotado de movimiento y palabra. El bosquimano también, este que ahora habitaba con total naturalidad una vez que hasta las cuerdas bocales le habían comenzado a responder. Dos imágenes sucesivas en su mente y dos viajes que se le habían impuesto con tanta fuerza perturbadora. La duda que el duende le trasmitiera era la vieja duda que siempre había empujado al último rincón del subconsciente. Podía haber resurgido vistiendo la figura que le llamara la atención, pero el muchacho? La trasmutación de los cuerpos no era un simple producto de su fantasía; los rockeros y Magdalena acababan de mostrarse incrédulos cuando les dijera ser quien era...Preguntó por las revistas que un rato antes estuvieran sobre el banco pintado de verde. Estaban caídas en el suelo y aquella... abiertas sus páginas aun en la foto. La levantó y sin alteración la arrojo sobre la mesa.

-Si ese fuera yo, estaría todavía en Namibia. En cambio...

Tantas  manos arrebataron la revista como ojos devoraron la foto del bosquimán con el arco enhebrado en el hombro izquierdo. Sin disimular el asombro le pidieron que se parara y mirase al otro lado de la misma manera que el personaje. Era el mismo. No quedaba la menor duda. La misma piel, el mismo pelo de motas apretadas... incluso el mismo arco!

-Está bién... Pero en qué consiste tu juego..? ¿Sos un mago?

-Si lo soy todavía no me he dado cuenta, pero...

No. Mejor no hablar de ciertas cosas.

-¿Como ha sido posible..?

- Tal vez no pase de ser una alucinación colectiva, ja. El hecho es que miré esa foto y... bueno, pensé algo sobre cómo sería vivir sobre un desierto rojo así y sentirse dentro de ese cuerpo bajo los rayos del sol y con las patas sobre las piedras calientes... Después salí a echar una meada al fondo y... (mejor no...) parece que viví en un instante toda una aventura en África, conocí al dueño de este cuerpo y... me vine en él dejando al mío allá... ¿Quieren una explicación...?  Bueno... podría inventar alguna. En realidad no la tengo, pero... ¡Esperen!

(sonó un tanto teatral)

Salió hacia la puerta haciendo señas de que le siguieran. En el patio oscuro les condujo apiñados como fanáticos tras el monje milagroso y llegados al fondo les detuvo abriendo los brazos como un Cristo negro pigmeo. Había en su voz aquella vibración trémula de los farsantes testigos de lo increíble.

-¡Miren ahí!

Ahí no había nada más que algunas telarañas huérfanas todavía tirantes en el aire. Rectilíneas y apenas visibles bajo el relumbre que desbordaba la pared del fondo. Una arriba y otra abajo... casi al nivel que pudiera tener un escalón pequeño. Perfectamente paralelas y ortogonales a otras que ahora se empezaban a descubrir, verticales e iguales... Cuatro en total formando un perfecto cuadrado de  tal vez un metro...

-¡El hipercubo! -gritó Magda.

Todos intentaron verificar si aquel pedazo cúbico de oscuridad era perceptible por el tacto. Manuel les detuvo interponiéndose.

-¡Cuidado...! Puede producirse otro accidente. Es muy sensible a los pensamientos ajenos...




domingo, febrero 21, 2010

790. Yo soy Manuel

Ya estaba. Después de decir si y no, todo lo demás se iba a poder decir de alguna forma.
Decir por ejemplo que ahora más que antes quería terminar con este compromiso de rescatar a los muchachos prisioneros, para enseguida ponerse en marcha con la flaca hacia su verdadero mundo, aquel que sin haberlo visto nacer, le llamaba desde su misteriosa lejanía como a un hijo perdido. Y a estos muchachos rockeros decirles, que era muy poca y tímida su rebeldía, encerrados en un galpón, en vez de salir a buscar  los aliados naturales, sus compañeros de generación, e incendiar el mundo con ideas nuevas, las antiguas ansias de libertad vueltas un programa político.
Aunque capaz que fuera inútil...

-¿¿QQuee noo, queeé???

Como todo consejo inutil. Como todo consejo. Que sólo sirve al que ya se encuentra a punto de llegar a la misma conclusión. Más valía seguir con el plan elaborado...

-Dijiste no...

-Sí, q... no. Q... no. Que no!

-¿¡Que no a qué?!

-Que no so...y queen creeeeen....

Manuel Bosquimano se levantó sobre sus piernas y comenzó a dar zancadas para uno y otro lado, entre-parándose a cada ida o vuelta a mirar al grupo de muchachos, como a punto de explicarles sus anteriores balbuceos.
Logró recuperar un vocabulario práctico.

-Tenemos que dar pasos para lograr el rescate.

Por supuesto los escuchas quedaron perplejos considerando extrañas convinaciones por las que Manuel en aquellos minutos que había permanecido afuera, no sólo se hubiera conseguido este nuevo aliado sino que también le hubiese trasmitido lo que un rato antes habían conversado.

-Y Manuel...? Conversaste esto con Manuel, no es así...?

-No. Yo soy Manuel. Escuchen...

Lo de siempre. Demostrar que las cosas no son como parecen. Que lo imposible a veces ocurre y que a él, lo imposible era lo que más lo ocurría. Que se encontraba adentro del cuerpo de un muchacho bosquimano que se cruzó por su camino allá en Namibia poco antes de que la hechicera le introdujera en el mundo de las semillas y los huesitos y que de alguna forma, que por supuesto no comprendía, le enviara de regreso sin avisarle de qué manera. Terrible contratiempo  tener que demorarse en peroratas que de última no fueran a ser creídas más que por la vía de los hechos. O sea cuando se pusieran a fabricar la bola, ese sistema de transporte que antes le refiriera, y una vez terminada, si es que todo salía bien, le vieran elevarse con la sola voluntad de alguna mente que se comunicase con ella.

-¿Entonces puede ser que de última no vuele? -Preguntó Jack el Destripador.
-Todos los mundos tienen algunas cosas diferentes... En algunos no funciona la telepatía...
 Ahora fuel el veterano el que interrumpió:

-Además estás diciendo que sos un E. T.? ¿No será demasiado...?

miércoles, febrero 17, 2010

789. Afirmativo y Negativo

¿Qué, acaso le estaban reconociendo como Manuel?

-DDDee ddddoonnnddee soOOOs????.

No, simplemente estaban tuteando al otro a pesar de ser desconocido.

-Tteee PpaassOOO aalllggoo eeeenn eeeelll ffffooonndddooo????

Ja, que si le había pasado algo...!

-¿¿TTtee ssseentiiiiss mmaaarreaaadddoo????

¿Mareado...? Si se podría decir que se sentía mareado y tal vez por eso a la vez sentía que los sonidos le llegaban como a través de un tubo. Pero más que mareado, se le había aumentado el tiempo de reacción por el concentrado esfuerzo en  poner la boca en posición de articular alguna mísera palabra. Como aquellas que redcordaba haber dicho muchas veces, pero que ahora no recordara cómo. Había una -se decía- que requería poco esfuerzo y ni siquiera pensarla mucho... Se decía de un golpe y nunca sonaba de la misma manera aunque igual era entendida. Casi un gesto que brotaba cada vez que su mente pensaba en esa idea que era la afirmación. Pensamiento y acción casi juntos en el mismo instante. La afirmación en la mente, el gesto de los músculos, y... el sonido ese que salía de la boca hacia los oídos y la mente de los otros, para que entendieran reconstruyendo el camino inverso de las traducciones. Es decir: Sonido de la palabra que afirma. Reconocimiento  del significado e integración con el resto de los significados que se venían conversando. Ahora... Pensamiento de la afirmación, así. La afirmación de cuando uno quiere aceptar algo, o afirmar o decir sí.
 
-sí...

¡Eso era! Pero lo había dicho muy bajito.

Intentarlo de nuevo más fuerte.

Quiero decir sí, fuerte.

-SÍ.

-Tttee eencoonttrraáammoss tiiiraadooo eeenn eell ffffooonndo.....

-Sí.

-QQuueée ttee passsóooo???

-Sí.

-Noo eenteendéees loo que tee deeciiimoos??

-Sí.

-(Puf!)

Bueno qué tanto! Necesitaría tiempo para poder reconstruir algunas cuantas palabras como para conversar. Por lo pronto debería poder decir lo contrario de la afirmación. La negación que puesta así en posición de ser expresada con una palabra cortita que niega, que rechaza, que se cierra a toda aceptación como la del sí...

-No.

lunes, febrero 15, 2010

788. ¿Qué te pasó?

De modo que otra vez estaba metido en un embrollo. Metido más bien en un cuerpo ajeno, sin saber cómo manejarlo. No, metido a comandante de un cerebro ajeno al que no había enseñado. O tal vez tampoco eso...
Del bosquimano ni rastros. Es decir de su mente, alma, personalidad,  recuerdos , o cosa alguna...
Estaría alla en Namibia tratando de hacerle hacer algo a su porfiado cerebro y lengua, acostumbrados a hablar palabras articuladas. ¡Qué garrón! Ojalá que no lo lastimara.

Bueno... De alguna manera tenía que recuperar el dominio de una conversación como la que se estaba desarrollando alrededor. Reconocía al menos el significado de las expresiones faciales, pero aun ni idea de lo que aquellos ruidos pudieran estarle diciendo.
Veamos -se decía- Han de estar todos ellos sorprendidos con el hecho de su desaparición... y la aparición de este muchacho mucho más oscuro y con aspecto de salvaje.

¿Quién y de que modo le habría traído al interior del galpón?

Por otra parte estaban preocupadamente tratando de comunicarse con el africano sin imaginar que esos chasquidos que estaba haciendo su lengua eran similares preguntas que él les hacía a ellos.

El tono. Debía primeramente tratar de reconocer el tono general de las frases que en este caso sería interrogativo... algo urgente y también preocupado.

Bueno, ¡pero es que le llegaban los sonidos pegados como si todos estuviesen haciendo gárgaras a destiempo! ¿Qué cosa de todo ese ruidaje podría estar denotando una pregunta?

En primer lugar separar los ruidos que hace uno de los que hacen los demás... por el timbre de la voz...

Parecen todas iguales.

No. Nunca son iguales los timbres.

Claro, si yo supiera cual es el timbre de todo eso! No te olvides de que nunca en mi vida he escuchado voces hablando. Me resultan como trompadas en la oreja.

Tendríamos que poder recordar... ah. ya veo! La memoria quedó en el otro!

No. ¿Qué estás diciendo? Yo me acuerdo de todo. Lo único que no recuerdo es el significado de esos ruidos. Y por otra parte...  haber hablado conmigo mismo de este modo...

No te preocupes es uno de los mecanismos para los casos de emergencia que tenemos... ¿O preferís que nos llamemos YO?

No, sería muy confuso. Mejor así, me siento más acompañado.

Bueno, intenta nuevamente reconocer los timbres de las voces.

De pronto, como al principio de aquellas películas se empezaron a abrir imágenes gigantes en algún lugar del panorama mental:

A...AAAAAÇÇÇÇÇ?????&??ssssszzzzz...ZZZ......ooOojjjJJJJJ

¡Las letras! ¡Esas son la letras! ¡Mirá vos... se van separando como globitos!

¿¿¿¿¿qquuuuEEEEEE.....TTTEEeee....pppppaaasssóóóóóóÓ..??????



sábado, febrero 13, 2010

787. El arco del bosquimano

Tanto daba si por de pronto no se le aparecía el otro yo a perturbar la calma como otras veces en escenarios por el estilo... Ahora se estaba alejando de aquel cultivo viviente de tejidos neuronales. Navegaba un espacio vacío, gris, indefinido. Una región silente y escasamente iluminada desde sí misma. Sin antorchas ni estrellas, ni luminarias de ningún tipo. Apenas iluminada desde sí misma. Tan tenuemente iluminada que allá en los confines parecía negra sin serlo, porque el vacío no tiene color, ni forma. Era otra vez la nada. Como al principio, pero esta vez en serio. La nada tenuemente iluminada por su autoconciencia. Que también la tiene como todo lo que existe, porque además, la nada existe, claro. Que de no hacerlo... Eso sería otra cosa. Ya no un espacio vacío o un tiempo vacío, o ambos. La no existencia ha de pertenecer a otra historia. En ésta, todas las cosas existen, y tienen conciencia de sí mismas al menos, sin necesidad por ello de pensar autorefiriéndose más que en lo estrictamente necesario.
Existo.
Le pareció bien la manera lacónica de expresarlo. Un escenario tan espantosamente gris no iría bien con un cartel escrito en francés. A la uruguaya. Existo. Aquella era una nada uruguaya. Un poquito monótona y tal vez aburrida, pero por cierto llena de otras virtudes inexistentes. Uruguayos campeones de américa y del mundo. Esforzados atletas que acaban de triunfar. ¿O acaso la música que ahora se entreveraba era otra vez la Marcha de Tres Árboles? No se le podía negar la belleza...

Abrió los ojos con la nuca apoyada sobre la falda de Magda... No se le podía negar la belleza. Ni la ternura que despertaba esa exacta colección de proporciones en otros lugares equivalentes. Sin manera de decirlo... Por qué no llamarlo amor?

Claro que tuvo que enderezarse en el asiento, todos le rodeaban con miradas como al náufrago tirado en la playa. Evidentemente su regreso había sido con bemoles. Se miró a lo largo de su casi total desnudez. Descubrió que llevaba enhorquetado en el hombro el arco de aquel joven bosquimano... Sus mismos pies y piernas, y ahora hasta sus manos de palmas rosadas y espaldas oscuras. Quiso hablar, pero sólo salían de su boca chasquidos que su lengua hacía cada vez que pensaba en una palabra. Se había transformado, es decir... se había traído el cuerpo del otro!

Bien que no fuera posible.

¿Pero y su verdadero cuerpo...?

Le interrumpió una horrenda catarata de sonidos que estaban brotando de la boca del mayor de los rockeros. Uy uy! La cosa se complicaba. No entendía lo que le estaban diciendo! Se había traído algo más que el cuerpo del bosquimano. Todo el sistema nervioso encargado de entender los textos y los sonidos.
A ver, a ver...
Él estaba pensando en español, por supuesto. ¿O no..? Acaso uno no piensa en el mismo idioma que habla? Cuando uno dice... Claro pero hay otro pensamiento por debajo del pensamiento que... no está diciendo nada! Uno piensa con las palabras lo que el de abajo le está diciendo de otro modo... algo sin sonido ni letras... que vendría a ser el verdadero pensamiento, o el que manda al pensamiento. El ser del tipo. El que sabe lo que quiere...
Bueno por ahí debía estar el corte que se le había producido. Justo entre medio del pensamiento hablado y el silencioso.
Él seguía siendo el mismo, por supuesto.
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sábado, febrero 06, 2010

786. Tras la colina

Le había hablado en bosquimano seguro. Porque otra cosa no podrían ser que palabras aquellos chasquidos variados que había emitido con la lengua en distintas posiciones. De tener la menor idea de como utilizarlos también él hubiese chasqueado la lengua en respuesta, si no se corriera el riesgo de decir algo inconveniente.
Por eso prefirió seguirle los pasos sobre la tierra roja rumbo a aquella colina que adelante mostraba su lomo pelado y todavía caliente. Es que no se podían dirigir a ningún otro lugar. No los había, aquello era un desierto duro que raspaba las plantas de los pies y se extendía vacío en cualquier otra dirección. Detrás de la colina seguramente había algo. Tal vez vegetación. Un río lleno de animales peleando por parcelas de agua barrosa. ¿Mosquitos?
Pero el muchacho caminaba sin mostrar urgencia. Las gruesas plantas de sus pìes se hermanaban a la tierra en cada paso. Su oscura piel vendría de pasar toda la jornada al sol como aguanta satisfecha la del tiburón la constante corriente de las aguas. No le quemaba la tierra, ni le secaba el aire seco. No corría en busca de heladas bebidas efervescentes, ni masticaba chicle. Era una parte del paisaje. Un ser humano puesto en su justo exacto lugar.
Manuel se sintió un intruso. No sólo por haberse venido envuelto en las sábanas que ahora le protegían de los rojos y ya tibios rayos del sol. Sino porque nadie le había invitado...
Pero estaban llegando a la parte alta de la colina... y ya se confirmaba la teoría de Manuel. Aquella mancha oscura que allá en lo bajo se veía cerca de achaparrados arbustos y tal vez una pequeña cañada... Parecía un conjunto de chozas, aunque no de barro. Aquí y allá sobresalían varejones que de mala gana sostenían trozos de géneros alguna vez coloridos. Tampoco eran carpas. Y todo alrededor muestras de actividad humana.
El bosquimano chasqueó varias veces la lengua volviendo agudo el tono. ¿Sería un llamado de atención? Comenzó a descender frenando con los talones un posible desliz. Porque la bajada estaba resultando mucho más brusca que la subida. La colina tenía la forma de una enorme cucharada de helado de chocolate mal puesta sobre un plato lleno de arena roja. Helado caliente, claro. Y sólido.. En fin...
Les salieron a recibir unas viejas flacas con apenas ropas que chicheaban de continuo las bocas mientras Manuel se les iba acercando para la múltiple inspección. Que fue detallada y llena de expresiones graciosas. Algunos dedos palparon con disimulo la tela de la sábana y otros intentaron desenvolver alguna parte del paquete... Pero de la choza más cercana salían tres pequeños hombres, no más altos que el muchacho guía y se quedaban esperando de brazos cruzados sobre el pecho...
Ahora el muchacho se hacía a un lado y dejaba a Manuel asumir protagonismo.

Chasquearon los tres sus lenguas al unísono.
A Manuel sólo se le ocurrió mostrar la palma de la mano derecha a la altura del hombro, aquel saludo de los Maquis de Lagomar; y sonreír, por supuesto.
Uno de ellos procedió a correr algo parecido a una cortina y descubrir la puerta de la penumbrosa vivienda.
Allegada al fondo pronto se pudo ver una mujer no tan flaca pero sí tan vieja como las otras, que miraba hacia la luz con su hermosos ojos almendrados. Tenía delante suyo y sobre una bonita esterilla, varios huesos y semillas vegetales. Una gema azul, una verde y otra roja.
Manuel entendió que la otra esterilla de adelante era su futuro asiento y lo utilizó justo para verse enfocado por aquella mirada que le forzó a bajar la vista hacia los elementos mágicos... que ya habían cambiado de posición...
Él no creía en magia pero si en que las semillas se estaban moviendo frente a sus ojos... y transformando... Tal vez ese perfume seductor que embebía el ambiente fuera apenas algún alucinógeno, pero aquellos pequeños objetos se estaban transformando en un complejo diagrama tridimensional que parecía estar reproduciendo su propio estado mental y anímico. Se sintió de pronto inmerso en el conjunto de equivalencias visuales que le rodeaban. Tocando el ritmo del corazón que palpitaba a su costado. Oyendo la catarata de aire que entraba en sus bronquios, Observando de cerca algunas neuronas de su mismo tamaño, cómo ronroneaban mientras bebían ese plasma luminiscente que les llegaba desde otros mundos.
¿Estaba dentro de si mismo o el sí mismo de había volcado afuera?


domingo, enero 31, 2010

785. Rojos bosquimanos

Ni que decir que toda esta verborragia del duende le cayó a Manuel más pesada que una comida indigesta. Estaba completamente harto de tantas objeciones. Las ajenas y las propias. Las dudas eternas sobre la realidad de sus experiencias y hasta de su existencia. El duende negaba la suya con el donaire de un petulante, sin importarle que la negación se pudiera extender como reguero de pólvora que consumiese toda la realidad desde el inicio de los tiempos hasta el punto omega de la última perspectiva.
Por eso decidió dejar al barbudo con la palabra en la boca y volver a la reunión, donde le esperaban la flaca y estos nuevos amigos con los que estaban a punto de iniciar la nueva aventura: "El rescate de los aborígenes".

Dio vuelta sus pasos queriendo volver hacia la puerta del galpón, pero no vio ningún galpón, ni casa ni lugar conocido alguno. Lo que vio le petrificó las entrañas. Hacia adelante, en una planicie demasiado plana para cualquier gusto, se extendía un desierto pintado de rojo por un sol que tal vez estuviese ocultándose en el horizonte, o tal vez saliendo... Un desierto infame, hecho con mal gusto por una computadora mal programada. Liso, excesivamente liso y compuesto -lo supo- por teratrillonadas de granos exactamente idénticos y exactamente nivelados al gusto de una maestra histérica. Ni un yuyito moribundo siquiera, ni una mosca perdida, ni un arbusto seco, una espina de abrojo o tal vez una antigua huella. Nada. Ni una brisa, un sonido o una sombra... Agónicamente decidió no aceptarlo. Lo declaró truco y tanta fuerza hizo por encontrarle la falla, que pronto la planicie comenzó a ondularse en el silbido del viento que rasaban las dunas rojas hasta allá, donde aquel pequeño grupito de hombres diminutos -bosquimanos se dijo- parecían saludar con manos en alto al más joven que, bastante más cerca, les atendía sin dejar de descansar su mano en la madera del arco que llevaba enhebrado en su hombro. Claro que no entendería nada de lo que pudiera decirle porque se trataba de una persona real que recordaba haber visto en una fotografía del National Geographic que había ojeado un rato antes dentro del galpón.
Caminó hacia él y justo cuando levantaba la mano para tocarle como saludo, él giró el torso y le miró con aquello que en realidad no era una sonrisa pero se parecía. Tan serena era la expresión de aquel rostro, que se podría decir que sonreía con toda su superficie y con todos los rasgos a la vez. Pero además... estuvo lo áspero y cálido que había por un momento rosado su conciencia en ese lugar apto para organizar las palabras. El muchacho, porque era un muchacho menor que él, pensaba en algo que quería decirle y que no tardó en manifestarse en movimientos de los labios y de la lengua que por varias veces se vio brillar detrás del borde de los dientes. Y el sonido...
Claro, hablaba en bosquimano.
Pero los ojos, por una chispa de tiempo se habían desviado de la línea, como siguiendo la trayectoria de una pelotita de ping pong y vuelto a mirarle, dejándole tiempo para que comprendiera que el desvío indicaba la dirección aproximada en la que deberían caminar juntos si es que decidía aceptar la invitación.
No le quedaba alternativa.

viernes, enero 29, 2010

784. Yo no existo

Pero hete aquí que en ese preciso instante a Manuel le acometieron fuertes deseos de orinar, cosa que  le ocurre con bastante frecuencia a mucha gente, pero pocas veces mientras discurre una conversación tan profunda. Ni siquiera habían estado tomando cerveza o haciéndose cosquillas en las plantas de los pies. De todos modos averiguó en pocas palabras que dentro del galpón no había baño y era completamente deseable que quién quisiera orinar saliese el tiempo necesario al exterior y se las ingeniase para hacerlo en alguno de los rincones oscuros del terreno.
Así lo hizo... y casi terminaba de guardar el instrumento dentro del vaquero cuando sintió que desde de unos setos que a la derecha continuaban la vieja pared de ladrillos asomados tras un deteriorado revoque... ¿Qué? Que una voz aterciopelada le estaba diciendo cosas. Bien que la voz aterciopelada saliera sin dudas de la boca de aquel gnomo verde musgo que mecía sus barbas sentado sobre unas cuantas piedras número cinco que hacia ese lado descansaban gracias a la gravedad, Manuel no se sobresaltó. Siempre había considerado posible que de alguna manera y fuese la que fuese su ruta,  algo o alguien le venía siguiendo. Sería harto inútil intentar un senso de cuantas personas ven cosas en la sombra de la luna o pronuncian fórmulas mágicas de su propia invensión ("cábala"), nadie confirmaría la verdad, o muy pocos. Lo cierto es que Manuel tenía esa precognición al menos desde las primeras escaramuzas de esta demasiado larga historia. O preconcepto al menos.

Bien. Lo que la voz decía, con una entonación sólo apta para un coloquio entre personas de cercano conocimiento y confianza, era que se dejara de joder Manuel con todos esos cuentos de las bolas voladoras y de las dimensiones de aquí y de allá.

-¿Acaso te creíste la historia de que tu abuelo muerto podría venir a rescatarte?
-Ya lo hizo algunas veces.
-Pamplinas, muchacho! Los muertos, muertos están. Te vengo siguiendo desde hace mucho y puedo decirte que nunca has salido del entorno de tus propias fantasías. Yo, por ejemplo. Dónde has visto que un duende sea parte de la realidad? Yo no existo.
-Bueno! Menos mal!
-No te hagas el pelotudo... Sabés bien a qué me refiero. En este momento me estás imaginando a mi como poco antes alucinaste, tal vez a un conjunto de rockeros anarquistas...
-Veo que los has visto, No han de ser tan irreales entonces...
-No te olvides que te he dicho que yo solo existo dentro de tu imaginación, Los rockeros son mis vecinos de la izquierda.
-Ah, están clasificados en un casillero?
-Más o menos. El asunto es que vos  tenés una pequeña lesión cerebral que se ha manifestado como un sorpresivo derrame de fantasías... Aquel día aparesiste sin conocimiento, tirado en el suelo de tu casa. Algo te habría golpeado tal vez... en la cabeza, por ejemplo... Nadie pudo nunca ver alguna huella de esos agujeros que vos declaraste haber visto abrirse en el piso...
-Por supuesto, los agujeros se formaron en el piso del mundo paralelo, no en este.
-No, no. Vos estuviste de vuelta en tu casa en tu mundo natal, y tampoco viste nada!

Manuel quedó sin habla. Las lejanas órbitas de sus galaxias neuronales seguían a años luz con sus complejos entramados, casi indiferentes. La sospecha debía  ser insostenible. Ahora... ¿por qué no encontraba modo de contrarrestarla. Era cierto, absolutamente cierto que no había encontrado en el suelo de su casa el más mínimo rastro de haber habido allí mismo, en algún momento, una serie de huecos semi o totalmente esféricos... A no ser que,  por alguna razón, Oesterheld y su abuelo hubiesen dotado a sus bolas experimentales de una capacidad  infalible de dejar las cosas como estaban antes de la incursión? ¡Eso! Seguramente eso era lo que había ocurrido!

El duende se le adelantó.:

-No. Esa capacidad la imaginaste mucho después para que las bolas pudieran entras a las cavernas sin romper sus paredes. Aquel día estabas bajo el primer shock epileptoide. Todo lo que imaginaste al principio eran cosas burdas, de esas que ni los niños creerían. No digamos la escena del prostíbulo filipino que tenía lo suyo sino por ejemplo tu caída sobre la banda de papel continuo que iba a dar a la imprenta. ¡Por favor...!
-Sí... Eso fue medio guaso.
-¿Y el camionero que se transformó en un pulpo verde?!


miércoles, enero 27, 2010

783. El sonsonete y el contrapunto

Contestar esa pregunta de la forma que a él se le ocurría como correcta era meterse en camisas de once varas. Decir que una cosa puede fundamentarse en el futuro. Que el futuro puede ser causa del presente, porque... (y no se sentía seguro de que sus interlocutores estuviesen maduros para tales ideas).
Sin embargo ninguna otra explicación parecía probable ante el hecho de que una cuerda pudiera quedar tensada entre sus dos extremos sin que ellos se tomaran de ninguna otra cosa, considerando que el círculo quedaría cerrado recién cuando pudiera ser colocada la décima y entonces el espacio  de la bola fuera cerrado y autocontenido, cosa sólo posible al final. Un final perfecto que habría sido la causa de la conducta de los elementos desde el principio...
Tampoco tenía voluntad de contar las veces que intentándolo, desde el comienzo la cuerdas caían flácidas sobre el piso negándose a dar ninguna clase de sonido.

Prefirió lanzarse a un ejercicio de oratoria, explicando que la cuerda no es más que el pretexto que tiene la frecuencia para expresarse en una realidad material. Puestas las cosas de ese modo no puede la cuerda más que permitir que la frecuencia le ponga en vibración aunque para ello sea necesario mantenerse en un estado a todas luces inexplicable. Una bola de la clase y el tipo de las que él sabía fabricar, constituía otro caso de estructura perfecta, como un cubo o un octaedro regular. Cosas que fueron concebidads mucho antes que cualquier otra y que perdurarían hasta después que el último fotón se apagara cansado de su eterno viaje hacia la nada.

Una bola es una cosa imposible.

Y sin embargo no es por ello muy distinta de otras. Una persona, por ejemplo, o el tiempo mismo. Las explicaciones, por supuesto, habrían de abundar. Nunca falta un cagatinta que se plante a darlas frente a quienes nunca las pidieron por saberlas inefables. Un profesor que dice la la poesía estriba en el sonsonete y el contrapunto que un verso mantiene con el otro. Otro para quien la música es aquello del arte de combinar los sonidos. Por no mencionar la persona (en este caso una conocida mía) que te conmina a ser agradecido con aquellas personas cuya conducta les han hecho merecedoras del tal reconocimiento, aunque a nosotros nos conste que todo se ha hecho en busca del propio beneficio.

Lástima no ser geómetra para poderlo demostrar.

Por otra parte... A quién le podría caber alguna duda de que estos cinco rockeros formaban parte ya de un grupo con ellos? A nadie. Bastaba con verles fijar la mirada en lejanísimos mundos escondidos en algún lugar del aire, allí mismo, sobre y a través de todas las personas que le rodeaban. Niños. Niños asomándose por vez primera a la lectura de una historia increíble como El Eternauta.



lunes, enero 25, 2010

782. De frecuencias y anclajes

Pura lógica puesto que volar se vuela con un aparato, que si vuela es volador. Porque debían allegarse hasta los cerros de Pan de Azúcar sin ser vistos, y de ellos rescatar unas cuantas personas, o todas las que hubieren. Cosa por demás complicada considerando la total carencia de otros medios más idóneos, o simplemente  de un conjunto de ideas que ejecutadas en el orden adecuada dieran por resultado la liberación de esas personas. Un aparato volador vendría a ser lo necesario, especialmente si se tratara de uno de altas prestaciones en cuanto a velocidad, maniobravilidad y silencio. ¿Sería ese el caso?

Le tocaba a Manuel dar razones convincentes y para ello le pareció adecuado hacer un racconto de las experiencias anteriores. Tanto las exitosas como las desastrosas, comenzando por las primeras, involuntarias, cuando eran las propias bolas las que se abrían bajo sus pies como forma de raptarle. Y siguiendo por las explicaciones recibidas de los inventores de aquellos artefactos, que le había ilustrado sobre las dificultades que se presentaran en el proceso de perfeccionamiento. Sin embargo no quiso cargar las tintas sobre las equivocaciones cometidas, atribuibles enteramente a fallas humanas y nunca mecánicas.

-Es lo que les decía: El pensamiento puede lograr cualquier cosa. El Universo es pensamiento. Pero nuestro pensamiento es demasiado débil, dice mi abuelo que para lograr efectos visibles es necesario amplificarlo por lo menos un millón de veces.

Después quiso mechar una idea que le había quitado el sueño más de una noche, diciendo que en realidad una bola no es una nave en el sentido que lo es un barco o un avión. Una bola venía siendo un sintonizador de universos y de coordenadas. No lograban ellas el traslado de los pasajeros sino que los adscribían a un nuevo juego de coordenadas vibratorias. Con eso bastaba, sin gasto de energía, ni casi de tiempo. Como si lograra en un piso de baldosas distintas, intercambiar dos de ellas cualquiera... Aunque no.  No creía que hubiese en ningún caso un verdadero intercambio. Recordaba perfectamente cuando se había encontrado con su otro yo en un mundo en particular! ¡Hasta habían estado conversando sin que se produjera ninguna explosión aniquiladora!

-El universo es mucho más complicado que todo lo que podamos pensar... Pero volar de esa manera es posible.

Volvió su mente a las primeras pruebas realizadas. Las dificultades para comprender, o al menos concebir que una persona se pudiera poner en resonancia con un aparato tan simple como un conjunto de cuerdas afinadas. Que una cosa así pudiera funcionar a favor de una idea o una imagen que apenas existe durante unos instantes en nuestra conciencia.

-¿Pero las cuerdas de qué están hechas?

Esta vez calló las palabras alambre y tiras de plástico. En cambio resaltó la extraordinaria importancia de la relación matemática que debía existir entre las frecuencias vibratorias de las distintas cuerdas y el ángulo de anclaje a los puntos extremos.-

-Que aunque parezca un cálculo difícil, puestos en resonancia somos capaces de resolver aun estando dormidos.
-¿Y cómo hacés para ponerte en resonancia?
-Mientras afino la cuerda me voy afinando yo... llega un momento que la cuerda empieza a expresar algo que vos sentís como adecuado... Estás en resonancia.
-¿Y en qué se apoyan los puntos extremos...?
-Ehhh...

sábado, enero 23, 2010

781. Consecuencias Prácticas

Otra vez estuvieron conectados. El que más o el que menos alguna vez ha leído algún libro sobre meditación oriental aunque más no fuera por no tener que quedarse con cara de boludo cada vez que alguien mencionaba el tema. Se entendiera o no, que no hace a lo fundamental. Como cuando se fuma y conversa las horas perdidas sumando ideas imaginadas como cuadros en continuo movimiento, lo importante no es el tema, ni la probable realización de ninguna de las ideas; es el mismo hecho de dejar fluir las palabras durante ese mágico tiempo sin contradicciones, ni oposiciones, ni pedorras cuestiones como la ciencia o la realidad. Tal vez una vuelta al primitivo paraíso aquel donde unos y otros éramos nosotros, y juntos jugábamos a fabricar el universo con la magia de las palabras... (¿idealismo?) O algo así.

Pronto varios disertaban mejor que Manuel sobre las probables consecuencias prácticas de los saltos dimensionales, olvidando que cada dimensión, o juego de ellas constituye un mundo completo y complejo, con su propia dinámica y leyes propias, no un lugar vacío al que se puede acceder desde donde nos parezca, a dejar las pruebas del crimen cometido al otro lado del muro. Sin embargo ni media hora tardaron en estar hablando todos de lo mismo, sin por supuesto haberlo premeditado ni ser acaso un tema recurrente entre ellos. (los rockeros) Hablaban todos sobre las notables facilidades que la existencia de mundos paralelos venía a arrimar a una hipotética posibilidad de que algunos planearan con ese conocimiento el inicio de una revolución política y social probablemente inspirada en las ideas anarquistas. Vaya, vaya..!
Sobre que en caso de una encerrona militar las huestes ácratas pudieran escapar de la vista huyendo hacia el otro mundo... pero de alguna manera que no avivara al enemigo sobre la posibilidad de hacer lo mismo y masacrarlos del otro lado...

Partamos de la base de que el enemigo nunca es estúpido... (no sería digno de nosotros).

Pero bueno... No quiso Manuel contarles sobre algunos enemigos que ya se tenía conocido por no perturbar la tan notable maduración de las ideas. Por momentos parecían prestos a vaticinar que se pudieran ver enfrentados a los ángeles del cielo así como tantas otras entidades dedicadas a la destrucción de las buenas ideas.. Eran inteligentes y aspiraban a vivir en un mundo donde reinara la paz y la hermandad entre los hombres. Espíritus delicados y sensibles puestos dentro de cuerpos comunes y silvestres. Quién lo fuera a imaginar? Pregonaban la igualdad a raja tablas y creían que el hombre nace libre y la sociedad le vuelve esclavo. Que cada uno está capacitado para descubrir por sí mismo las propias verdades. Que no hay más verdad que el amor. Y que en definitiva nadie sabe para qué mierda vive.

Así y todo ya estaban olfateando el perfume de la aventura =parecían niños=, siguiéndole el rastro y comenzando a dar los primeros pasos que les podrían acercar a la acción.

=Hablemos sobre ese aparato volador
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