viernes, mayo 30, 2008

544. Convidados con sopa

En cambio los pobres maquis otra vez andaban desparramados por esos andurriales del universo pluridimensional. Por las páginas incontables de los incontables tomos de aquella biblioteca del viejo Borjes donde todo está escrito, desde la guía telefónica del año 43, hasta el libro de doña Petrona C. de Gandulfo, pasando por todos los gregrés y los Gregorios que quieras. Insondable misterio. Que viene a querer significar, si significar quiere algo, que incontables también serían las distintas historia de una misma historia. La de Manuel por ejemplo, si aceptáramos bajo ese apelativo a todos aquellos que nacidos donde sea, tuvieren como madre a una tal Margarita, hija del viejo Abelardo Goiticoechea, y como padre a un negro mandinga del que poco más que eso se sabe.
Tarea imposible sería contar todas esas historia, al menos intentarlo de forma simultánea, en cambio, si no es abusar de tu paciencia, pido permiso para continuar con la que ya traíamos avanzada.

Se dijo antes, no por capricho irresponsable, sino por ser fiel a las versiones más recibidas, que los muchachos, luego de ser elevados con todo el cubo de realidad que les rodeaba -y contenía- probablemente habrían sido esparcidos al boleo hacia todos los puntos cardinales y ordinales posibles. Mas tal vez haya sido apenas una figura poética, o manera de decir, si acaso, que nadie supo hacía donde eran dirigidos, remitidos o tal vez sorteados. Como quien dice aun cosas más groseras, usando el lenguaje coloquial, en vez de expresar esa indefinición producida por la mera ignorancia. Cierto fue que en algo la imagen acertaba. A no ser Manuel, que apareció junto con Magdalena, en un mundo donde ellos no habían nacido, los otros, todos, cada uno por separado, cayeron de diferente modo en mundos distintos, presumiblemente distantes.

Manuel , de la mano con la flaca, aparecieron dentro del monte de pinos que en todos los mundos, hasta ahora ha habido frente a su casa. Parecía todo normal, el perro del Toba ladraba a una luna espectacular que navegaba entre deshilachadas nubes blancas. Los grillos cricriaban entre los pastos de la vereda. Una música lejana de cumbia sobrevolaba los pinos y a lo lejos, filtrado por millares de troncos, llegaba apenas el rumor sordo del tránsito de Gianastasio. Porque eso que zumbaba no era por cierto ningún oleaje rompiendo sobre quilómetros de costa, sino motores de explosión empeñados en arrastrar carromatos metálicos de todos los tamaños. Lo de siempre. Un mundo como cualquier otro, hasta quizá... No. No había que adelantarse a los hechos.

En la casita había luz... Cruzaron sin soltarse las manos y caminaron por el costado hasta ver por la iluminada ventana de la cocina hacia adentro... Sentada frente a la mesa y un plato de sopa con humo, había una mujer que... Era Margarita, sí. Mucho más avejentada, ojerosa, con sus bucles ajados y... pegados en las mejillas por... ¡lágrimas! Aquella mujer estaba llorando frente a su plato de sopa...
Quisieron llegar de todos modos, golpearon para ello las manos al frente, esperaron. Salió Margarita caminando como una anciana que arrastra las chancletas. Preguntó sin casi levantar la mirada, qué querían. Aguantó pacientemente los titubeos de Manuel y Magdalena, que uno a otro trataba de ayudar a salir de tan extraña situación de no ser reconocidos por un pariente tan cercano. Porque, de última, la mujer, ni siquiera encontró parecido en Manuel con nadie, cuando le preguntaron directamente sobre el punto. ¿Vecinos?, preguntó. Y después, ¿Parientes dicen...? ¿Parientes de quién? No tengo parientes, no tengo... Las lágrimas volvieron a aparecer desde los párpados hacia abajo sin que ella pareciera preocuparse.

-Pasen -dijo por fin dejando libre el camino- vengan, acompáñenme mientras tomo mi sopa. Explíquenme adentro a quien andan buscando...
-A nadie -apresuró Magda, empezando a sospechar la situación- es que solo... no tenemos donde pasar la noche.

Margarita detuvo su paso abruptamente, se dio vuelta hacia ellos y rápidamente bajó desde el gesto soberbio que había aparecido en sus facciones a una blanda y contemplativa mirada. Nada dijo por algunos segundos. Retomó la marcha y fue a sentarse en su silla.

-Pasen. Puedo convidarles con sopa..

En la olla quedaba justo para dos porciones. En la panera de plástico verde cotorra, tres glisines y una tostada. Arrimaron dos sillas. Margarita hablaba.

-Si hubiera tenido hijos serían más o menos de la edad de ustedes... Lo hubiera hecho. Ese fue mi gran error.

Magda se atrevió a consolar.

-Todavía es joven...

Margarita sonrio con apenas un dejo de tristeza, les miró otra vez.

-¿Ustedes son pareja?

Poco a poco la conversación se fue encausando y la necesidad de compañía y comprensión de la mujer saciando su sed. Nunca se había casado ni tenido alguna pareja estable. Había dedicado su juventud al cuidado de su padre viudo, un gran científico que acababa de fallecer en el más completo anonimato. Sueños, sí, Esos sueños locos que todo adolescente tiene, pero que, llevar a la practica muchas veces supone abandonar a los seres queridos para poder vivir la libertad sin cortapisas. Para ella todo había sido un par de aventuras furtivas, en tres o cuatro escapadas que hizo a Montevideo para los carnavales, y otras tantas en noches de luna sobre la playa. Sí, conocía el placer. Pero un placer salvaje, de fiera enjaulada, que un día escapa y salta fuera de la jaula. Pagado con semanas de culpa frente a su padre al que cebaba mate mientras construía sus grandes inventos.

-¡Qué idiota! ¡Toda mi vida he sido una idiota!

-Todavía está a tiempo...

-A tiempo sí mija, pero para algunas cosas... Para tener hijos ya no.

jueves, mayo 29, 2008

543. El viejo

Porque siempre ha sido así. Las revueltas suelen iniciare en los meaderos públicos donde los más soeces letreros intentan subvertir los valores establecidos, al menos durante el tiempo que duran las micciones y las flatulencias.

El reino del Señor estaba en crisis. Hacía tiempo ya que nadie creía en serio lo de la omnipotencia, la omnisciencia, o la... Bueno lo de la eternidad ya hacía rato que era motivo de chanzas. No obstante... Es sabido que las revoluciones no comienzan hasta que no se atreven a salir del meadero, y, en esos cielos de las mil y una intrigas, de la mal intencionada sonrisa beatífica que acompaña a la persignación... Del temor a tirar la primera piedra y después quedar pegado al ridículo de no verse seguido por nadie más, de comprender tardíamente, que todo no había sido más que otra intriga engañosa, para esta vez sacarse de encima al muy estúpido competidor que pretendía ser el líder, y por lo tanto el nuevo Dios, una vez que la revolución terminara exitosa... En ese cielo, nadie quería tirar la primera piedra.

El viejo lo sabía. Tanto que todas las revoluciones habidas en los últimos cuatro mil años terráqueos, habían sido iniciadas desde su mente, con mensajes directos a los chips de un millón de agentes especiales infiltrados en todos los baños públicos de la galaxia. Sí, porque por vieja experiencia sabía que muchas revueltas se inician en las zonas fronterizas, al amparo de algún Dios vecino que mirase con buenos ojos tu debilitamiento. El viejo lo sabía y se hacía el sota. Para que nadie sospechase cuantos hilos en ese momento tiraba, cuantas partidas de ajedrez simultáneas pensaba, cuantas intrigas palaciegas olfateaba y algunas otras cartas en la manga, mientras, sonreía su vieja cara agrietada como monte de antiguas piedras en movimiento, a las alabanzas del coro de los arcángeles que pasaban sin cesar, venidos de todos los confines, a decir al momento de arrodillarse "a tus pies estoy" y seguir pasando. Siempre así de serviles y mentirosos.

Lo sabía por experiencia propia como revolucionario triunfante donde habían fracazado 80 000 anteriores revoluciones vencidas por las intrigas de aquel viejo déspota de Saturno, viejo de mierda!
Ël había traído la modernidad a esta parte del universo. La tecnología para lograr los mismos resultados con menos necesidad de sembrar el terror, porque los subditos, era necesario reconocer, de algún modo también son necesarios para lograr el tono adecuado de nuestra autoestima. Demasiado asustados no sirven ni para cantar loas. ¿Quién le puede creer el amor a alguien que está temblando de miedo?

Lo sabía cuando casi hizo movimiento aprobatorio con su inmenso cráneo antes de entender que quién se estaba arrodillando ahora era uno de sus posibles contrincantes. El archiserafín Guisolfus. Señor de los nimbus estelares y la constelación del conejo. Arrodillate maldito!



martes, mayo 27, 2008

542. Siempre Fue

Esos también fueron los días de la gran transferencia de tecnología bélica desde los mundos etéreos a sus aliados en la tierra. Las plantas de la firma Boeing fueron desmanteladas y manteladas otra vez para adaptarle al nueva técnica de estampado por efecto Casimir en una pieza, que obtenía toda su súper delgada materia de una bolita de metal no mayor que un acero de rúleman. De la zopapa Casimir, dicen que estaban saliendo diez cáscaras de nave por minuto, que eran equipada con la propulsión, es decir con aquellas mismas turbinas generadoras de oraciones que se venían utilizando desde hacía dos mil añós cuando los ángeles dejaron de rezar con sus propios labios, porque las turbinas eran más eficientes, si es que alguna vez fueron tan ángeles como para repetir cincuento mil millones de veces el mismo estúpido sonsonete. Como propulsorers las oraciones automáticas mantenían un flujo más parejo de energía enervante y era posible por ende hacer maniobras más afinadas. Pero hasta allí habían llegado sin soñar siquiera que un par de terráqueos hospedados en un suburvio del segundo tiempo hubiesen perfeccionado una tecnología mucho más avanzada, que ya iba para dos años que la estaban transfiriendo a las avanzadas comunidades productoras de bolas de toda américa latina. Tan automatizados estaban. Ni siquiera habían atado cabo de por qué en todos los singulares lances salían siempre ellos perdiendo. Con poderosas naves artilladas y potenciadas por los más secretos rezos de anatemas malditos, que enfrentaban a cascaritas de cartón piedra conducidas por aborígenes no tecnológicos. Parecían no haber pensado nada, toda vez que las bolas se les escurrían de frente a los ojos y les hacían estrellarse entre ellos. Algunos serafines simplemente habían sospechado que la longevidad les estaba jugando en contra y que ya no estaban teniendo los mismos reflejos que se tienen a los doscientos años. No iba a ser la primera vez que se mencionaran en los corrillos angélicos, los antíguos preceptos de la renovación, que estaba siendo necesaria para compensar a los que por fin se mueren. Simples rumores innecesarios ya que no iba a dejar el señor Dios de dar la orden en el momento adecuado para que parta el Espíritu Santo a llevar el esperma que deberá inseminar en alguna sierva elegida a tal efecto. El viejo rito que se adelantaba a la por fin libertd sexual del año savatico a celebrarse en todos los confines de la diosecis o reino del señor. Porque esos rumores pecaminos de que el señor estuviese en dificultades para generar suficientes espermatozoides, esta vez, debían ser rápidamente acallados con la espada de la fe, antes de que contagien con su peligrosa enfermedad a más número de servidores de los que ya se anidan en los repliegues de las dimensione para intrigar a gusto en los pasillos del reino, a donde aparecen y desaparecen antes de que conciencia alguna sea capaz de registrarlos, tal es su agilidad por debajo de los umbrales del viejo Plank. En los pasillos, solo allí y nunca en presencia de su divinidad, donde el poder de aquel ser supremo siempre absorve a los obsecuentes y rechaza a los rebeldes, tejiendo así una alianza externa que a la larga terminará por verncerlo, muy probablemente antes del deceso natural. Eso señalaba la tradición oral que se repetía en las letrinas públicas generación tras generación sin que nadie hubiese osado ponerla por escrito. La historia que comienza con un "Siempre fue..." seguida de alguna fábula o historia fantasiosa, donde se alesionaba al escucha sobre las tendencias más recurrentes del sentido común. Y el "Siempre Fue" muchas veces relataba la tendencia de los espíritus a competir por la poseción del poder y el despliegue de todas aquellas potencialidades que la triste vida de un burócrata no permite. Sabiduría más antígua que la misma religión oficial, si no es que diciendo eso se peca, porque el Señor es el creador y por lo tanto anterior a toda tradición y pecado. Dios está por encima del bien. El bien es lo que él ordena. Después...esa identificación del mal con el Diablo...claro que se inició con la reveldía de Satanás, el hasta entonces ahijado predilecto del viejo,...dice el mingitorio, como siempre fue... mientras los contínuos meos van cayendo sobre algún planeta.

sábado, mayo 24, 2008

541. Momento Crítico

A partir de ese momento, es decir desde los sucesos ocurridos esa oscura noche del 8 de abril de 2008 sobre las arenas de la costa de Lagomar, toda la información sobre nuestra historia se vuelve confusa. No es que falten las referencia, que han sido muchas, sino que han sobrado, mientras siguen apareciendo los supuestos testigos que en principio estuvieron todos parados sobre las húmedas arenas, solitarios y mal entretenidos hasta que apareció sobre ellos, mejor dicho él, la destartalada bola de Mandinga con todos sus pasajeros. Dicen que al descender explicaron que no se arriesgaban a entrar a la base principal porque temían que continuara bajo el poder del príncipe de las tinieblas, más conocido por Satanás, que iban a hacer una exploración cautelosa y que en caso de encontrar todo en orden, iban a tomar medidas especiales de seguridad para el futuro.
También dicen, y aquí comienzan las discrepancias, que las líneas parecieron en el aire inmediatamente de haberse reunido y volado Mandinga de vuelta en la bola, según algunos. O que pasaron largo rato de conversaciones, intercambiando anécdotas sobre los extraños mundos que habían visitado involuntariamente, según otros. Coinciden todos en cuanto a que las líneas se dibujaron en el más completo silencio. Las cuatro verticales primero, desde abajo hacia arriba, delimitando de una manera abstracta el cubo que después se terminó de cerrar con las ocho líneas horizontales, una de la cuales pasaba exactamente entre Manuel que era el más cercano de todos, y los pies del supuesto único aunque multitudinario testigo. Coinciden en que todo el trozo de realidad se elevó por los aires, pero discrepan en cuanto a la progresiva aceleración que aquello habría adquirido en su giro vertiginoso que por último habría vencido la cohesión. Porque otros afirman que simplemente el cubo perfecto se elevó en la atmósfera hasta perderse de vista. Lo cierto...
Bueno, lo único cierto es que Manuel y sus amigos volvieron a perderse de vista justo cuando sobre la tierra se vivian tiempos dramáticos. El nuevo papa, que aquí no se llamaba Maledictus sino Nicolau, acababa de dar a conocer una nueva encíclica, llamada Per Sécula Seculorum, que proclamaba la inmovilidad, por divino deseo, de todas las estructuras sociales derivadas del antiguo orden establecido desde arriba. Los hombres podrían, sin pecar, en lo sucesivo reclamar por sus derechos, pero sólo en forma individual y con los respetos debidos al superior. Las reformas sociales que se hubieren arrancado por medios ilegítimos, verbi gratia, la huelga o la ocupación, a los patrones, dueños, administradores o diputados, devendrían a su anterior condición, anulándose por completo los actos administrativos ordenados sobre la base de dichas reformas. A César lo que es del César y al Papa, lo que es del Papa.

Las tropas de la Otán habían sido puestas en alerta roja, conjuntamente con la cuarta flota y algunos otros, para el caso de que los gobiernos anarquistas de Suramérica se negaran a reconocer la suficiente razón de las palabras infalibles del Papa. Por ahora en alerta sin movimientos, para dar tiempo a que los ángeles, en cónclave permanente sobre la ciudad de Nueva York. se pusieran de acuerdo sobre la mejor estrategia a seguir ahora que sobre los extensos horizontes sudamericanos volaban innúmeras escuadrillas de espantables naves negras. Las naves del verdadero Diablo.

Momento de mucha tensión que a los viejos les hizo recordar el día de la crisis de los cohetes de Cuba y a los jóvenes aprender la sensación de que de pronto la tierra podría desaparecer de debajo de sus pies.
Satanás presionaba a las comunas anarquistas para que lo reconocieran como el aliado predilecto y le aceptaran un observador caprino en cada una. Un coordinador, vamos, que no otra cosa iba a hacer dentro de la comuna aparte de transmitir alguna orden que viniera directamente del consejo militar que ejecutaba las del temible Satán. Toda una nueva concepción de la organización social que iba a lograr la síntesis perfecta de la libertad propia de la anarquía, con el orden y la organización propias del satanismo.

Negarse al pedido del diablo era hacerse de un nuevo enemigo. Aceptarlo era perder la guerra

540. Maestro

Hay muchas y diferentes versiones de lo que se habló aquella noche dentro de aquel huevo de papel y engrudo salido del mundo originario de Manuel. Aquí, como podrán haber apreciado los lectores, no existía la Cadena de las Bolas de Manuel ni nadie que pudiera sustituir sus modernos métodos de espionaje. Un mundo poco tecnológico, si se quiere, Apegado en todo a esquemas tradicionales y a métodos probados por los siglos.
En cambio los comentaristas coinciden en que la ruta que siguieron fue recorrer metódicamente los otros mundos paralelos, comenzando por los más cercanos, según estimaba Mandinga las distancias, haciendo vibrar sus negros mofletes en unas frecuencias extrañas, que enseguida eran resonadas por las cuerdas de la bola. Un maestro.
No llegaron a cruzar cinco nuevas fronteras dimensionales. Los encontraron a todos y a todos recogieron sacándoles a veces de situaciones bastante comprometidas. Salvo Dengue. Dengue les pidió para quedarse un tiempo donde estaba. Donde había caído parado, en casa de su doble, que en ese mundo vivía divertidamente y sin ningún apremio económico. Se habían hecho amigos desde el primer momento.
A todos les había pasado el mismo percance con su viaje en punto. Primero habían quedado trabados y después habían aparecido en los lugares más inconvenientes e inoportunos. Salvo Dengue, todos habían sufrido algún tipo de discriminación o persecución. Magdalena contaba que le había tocado en suerte Lagomar 4, un mundo súper nervioso donde la gente se peleaba por cualquier motivo y sospechaba de todas las intensiones. Allí estaba gobernando la izquierda por segunda vez después de haber sido sacado del poder por una contrarrevolución de derecha. Pero la gente estaba desconforme de nuevo, por el asunto de la seguridad que no mejoraba según decían los medios. Ya andaban algunos locos pidiendo mano dura y represión. Había pasado muy mal. Se había arrimado al Manuel de allá, antes de ni siquiera sospechar que que este era otro. Le había saltado su doble, que era una bruja celosa, y le había querido arrancar los ojos. Manuel mismo... era muy distinto. Un botija de la calle que había crecido sin poder salir de la calle... Tenía una manera de encarar las cosas totalmente distinta. Cosas que se aprenden, en las cortadas bravas cuando hay que salvarse en ancas del instinto.

Cholo decía haber aprendido mucho de organización de cooperativas en Pando 3, donde gobernaba una coalición Anarco-Trostkysta-Cristiana, que había transformado el país en una enorme colección de granjas donde se producía de todo.
Las hermanas Bronté separadas y arrojadas en mundos distintos,. una a uno bastante tranquilo donde sus otras dos hermanas la habían acogido con buena voluntad. Pero la otra, pobre, de mala gana volvía después de haberse encamado allá con el doble del Toba, el vecino de la moto. Qué mundo apacionado!
Otra cosa no sabía decir.

Y es que poco más que eso fueran las cosas que se supieron como dichas por el conjunto, hasta que aparecieron en el cielo del lugar, las mencionadas líneas de luz que determinaron un cupo hipotético alrededor de ellos. Cuatro verticales láseres parecieron, en tonalidades turquesa, más ocho horizontales que en realidad eran nueve, eran once, que comenzaron a elevarse llevándose el pedaso de espacio total en su interior, con un cacho de tierra , con los árboles y todo por el espacio de arriba y empezar a girar sobre un posible eje central, con acelerada precipitación, hasta que todo reventó en un big bang de pedacitos que volaban para todos lados.

jueves, mayo 22, 2008

539. Conciencia Múltiple

Después del grito sorprendido, Manuel se quedó sin palabras. No sabía si presentar a Mandinga, tal era la exotiquez del sujeto, su extraña manera de llegar entre rayos y relámpagos, chorreando más agua que la tormenta, con aquellas cubiertas de auto en los pies... Que... Ah, no! Ya se las estaba quitando...!... para que el agua que contenían se sumara al charco que poco a poco inundaba la alfombra de fibra. Todo eso, que todos los ojos observaban, acompañado por las reiteradas pequeñas risas remarcaba de una manera contundente la extraterritorieded del sujeto.

-¿La flaca y mi madre están allá? ¿Están bien...?
-No. De allá desaparecieron todos los que estaban en la cueva. Por eso salí a buscarlos.... -Sus ojos preguntaron por si el Ernesto que veía pudiera ser el de allá, pero en seguida cambiaron de tema, cuando Manuel le preguntó por qué medios había llegado hasta este lugar. -En mi bola -contestó- ¡Y vos?
-Me tiraron acá...No sé como, porque veníamos en el punto con la flaca y derrepente aparezco solo, en la réplica que hay aquí de mi casita de allá... ¿Cómo me encontraste?
-Bueno... eso fue fácil...Este mundo es uno de los vecinos de al lado del tuyo. Son como hermanos gemelos.
-Así que vos ya lo conocías...
-Sabía que estaba porque aquí había una réplica mía que andaba haciendo travesuras... nosotros nos enteramos, un poco...
-¿Cómo que se enteran "un poco"? ¿Qué querés decir...?

Quería decir que entre la gente del segundo tiempo y las dos otras dimensiones, era posible enterarse online de buena parte de lo que andan haciendo sus réplicas de los mundos más cercanos. Que era posible gracias a una conciencia multiple que tenían en simultáneo, sin perder para nada la preminencia de la conciencia local acompañada de toda la maquinaria del yo.

-¿Así que vos estabas enterado de lo que hacía tu doble en este mundo?
-A grandes rasgos...
-Me supongo que como los dos mundos son muy parecidos, ustedes también han hecho cosas parecidas en los dos.
-Ummm, no del todo, él andaba desesperado porque no lograba conmover a la gente de aquí... Ahora mismo anda por la aldea de mi padre pidiendo consejo sobre ese tema.
-¿Su misión era también fomentar la revolución contra los ángeles?
-Sí, más o menos, pero él se lo tomaba muy a pecho...

Ernesto y Abelardo se dieron cuenta de que ya no sentían miedo y se acercaron al visitante antes de estallar de curiosidad.
Ernesto empezó.

-¿Entonces no sos humano, aunque lo parecés...?
-No... No lo soy, pero no crean que eso tenga mucha importancia. Tengo una gama de sensaciones más amplia pero en lo escencial somos iguales. Entre ustedes también hay quienes ven más o menos y quienes tienen diferentes sensibilidades.

Se quedaron desconcertados. Puestos a imaginar un ser de más amplias potestades, nunca se lo hubieran imaginado modesto, que fue lo que engañosamente Mandinga logró hacerles creer hasta que una postrer y aguda risilla determinó el ambiguo sentido de aquel humor diabólico, que terminó en un chazco cuando les acercó su enorme cabeza para hacerles de golpe ¡Buuu!

-Ja ja ja! No me hagan caso. Soy un dios bueno y aunque nadie me quiera creer, tengo mucha simpatía por ustedes mis débiles criaturas, que digo...-se puso serio- No me hagan caso. Nadie sabe si existió un ser que nos haya creado a todos.

Lo terminaron de hacer pasar. De ponerse cómodo en los sillones aunque todavía perdiese agua. Le ofreció Ernesto un posible baño, comida y hasta vino.

-No, gracias, no podemos -dijo sin consultar a Manuel- Tenemos que continuar la búsqueda de los otros.

Con lo que volvieron a salir bajo la suave garúa que brillaba gota a gota sobre la bola de Mandinga que estoicamente resistía el embate de la humedad, allá, pasando el aljive, sobre los pastos desparejos.
Fue una despedida breve, llena de promesas de volver y de sentimientos que de golpe habían aparecido en todos los corazones y también en las gargantas

Apenas fue una luminocidad blancusca que se adentró en la gruesa capa de nubes que cubrían El Bosque. Abajo quedaron Ernesto y Abelardo, seducidos y abandonados. Un poco tristes.

miércoles, mayo 21, 2008

538. ¿Qué pensás hacer?

Ernesto explicó con calma sus dudas, sobre la filosofía que expresaba Manuel. Le parecía un relativismo muy extremo dentro del cual no quedaban criterios para distinguir lo mejor de lo peor. Cuál podría ser el rumbo cierto para que los dirigentes lo indiquen a las masas y así. ayudarlas a elevarse.
Abelardo quizo explicar el sentido de la palabra relativismo, pero Manuel ya había entendido a través del resto y sin muchas vueltas estaba respondiendo que por lo general la gente no necesita de un guía. Que la gente por lo general sabe lo que quiere y lo que le conviene, especialmente después que se atreve a confiar en su propia inteligencia. Que los buenos guías, en todo caso, son aquellos que saben entender el deseo de su pueblo y concretar los medios para llevarlo a cabo.

-Estábamos acostumbrados a obedecer.
-Pero la gente no tiene conocimientos técnicos, en cada materia...
-El que tiene más conocimientos se los transmite a sus vecinos y, en todo caso, que sea él el que dirija esa obra. Pero no todas... Ni eso le tiene que dar más derecho ni poder...
-Pero la naturaleza humana...?
-La naturaleza humana siempre se ha amoldado a las circunstancias. Se amoldó a veces a la esclavitud. A los campos de concentración... También se amolda a la igualdad y a la libertad.

Abelardo fue ahora el que volvió con la misma objeción de Ernesto. Le chirriaba un poco eso de tratar al mismo nivel la libertad y la esclavitud, como si fuesen realidades equivalentes, intercambiables.
Tampoco con esto estuvo de acuerdo Manuel diciendo que es la gente la que puede hacer las elecciones de lo que es mejor o peor. Que los dirigentes por lo general se marean mucho con esas cosas y terminan queriedo cerrar los oídos y hacerle hacer a los otros lo que a él se le ha antojado. Explicó, medianamente, como pudo, que a su modo había sido un dirigente en la otra tierra, que hasta cierto punto todavía lo seguía siendo, si es que encontraba la manera de retornar.

Esa mención al retorno trajo de vuelta a la rueda el fantasma de la nave que habían estado tratando de construir. Se instaló sobre la alfombra tejida de fibras de coco y quedo bamboleándose con sus alambres torcidos a modo de sarcásticas sonrisas. Un verdadero bajón.

-¿Qué pensás hacer? -le preguntó directamente Abelardo.
-Lo único que se me ocurre es hacer otra del mismo tamaño que las de allá... Pero se necesitaría un galpón bastante más grande...

Nadie le contestó porque en ese momento fue que sonaron los famosos tres golpes sobre la puerta. Pausados, firmes, casi lapidarios. Sensación del perseguido que sospecha haber sido descubierto. Planes de escapatorias por el lado opuesto de la casa. Escucha atenta del silencio que desde el otro lado de la gruesa puerta, llegaba como una masa de estopa que nunca hubiese tenido esa contundencia para golpear. Se calmaron un poco. No era un pelotón de fusilamiento, ni un conjunto de milicos apurados para dejar de mojarse. Más probablemente, se tratara de una sóla persona. A esa hora... Ernesto se levantó con el aval de ellos y fue a abrir la puerta. La abrió de forma decidida, como no teniendo temor de lo que pudiera verse una vez abierta. Eso que por fin se vio, ese grotesco perfil de una figura gigante recortada en negro por la luz de rayo que caía horizontalmente por toda la calle. Figura que dió un paso y ya bajo de el umbral mostró no ser tan alto como la puerta y...

-¡Mandinga! -gritó Manuel.
Mandinga pidió permiso y avanzó un poco más, hasta donde la luz artificial logró pintar de detalles aquel hippie de Parque Jurásico calzado con ruedas de auto y peinado, más que con rastas, con resortes de yute.

Una vez adentro largó su risa.

-Te andaba buscando Manolito

martes, mayo 20, 2008

537. MASTICANDO UNA VENA

Por largo rato continuaron , aunque disminuyendo, los relampagos y los truenos por sobre los pinares y ls calles, como si alguien hubiese estado sediento. Por largo rato la calma se fue expresando en una lluvia pareja y persistente que desde las cornizas de la casa chorreaba sobre los ventanales cada vez que soplaba otra ráfaga de viento. Algunas luces a lo lejos lagrimeaban sus esporádicas apariciones entre el ramaje. Algún objeto metálico, abandonado por descuido bajo la intemperie, resonaba, también por momentos, al ser golpeado en los lugares más vibrantes de su incognita estructura. Un gato de Angora dormía sobre el diván tapisado de hojas de cretona. Llovía.
Por largo rato, también, la conversación se había ido haciendo mansa. El vino, la calidad del queso y cuestiones relativas al tamaño de la biblioteca que cubría gran parte de la pared, por encima de la estufa. Dos reproducciones de Corot, pequeñas, al término del ventanal. Una talla africana, sobre pedestal tallado también en una pieza, al otro lado, y en el centro, aquella reproducción de un cuadro cubista que, con exagerado tamaño, parecía contagiar a todo el ambiente sus planos diagonales y el rico sabor de sus colores.

-Siempre preferí a Braque -explicó Ernesto mientras volvía a llenar los vasos. -Soy una persona culta, no hay duda, pero de eso no me siento culpable. Sino de no hacer lo suficiente por defender a los míos. Los negros, los pobres... los ignorantes.... Y ahora, vos, Manuel,muchachito de los mundos desconocidos, me venís a hacer entender que la lucha es mucho más que eso.
-...
-Que vuelve a ser algo así como la lucha del bien contra el mal.

Timidamente Manuel musitó:
-No.

-Pero no se trata acaso de la lucha de los débiles contra los fuertes?
-Eso puede ser, pero no hay que meter al bien en esto. Todos dicen defender el bien...
-Pero nuestro bien en este caso....
-Tenemos que recuperar el poder que nos robaron! Cuando lo logremos se van a terminar las guerras.
-¿Por qué?
-Poque si cada cual tiene su parte justa de poder, entonces nadie tiene más poder que nadie. Nadie puede hacer guerra porque nadie va a querer aliarse con un loco que quiere mandar a los demás.
-Me parece muy idílico.
-Nosotros lo hemos vivido, allá en la tierra mía.
-Pero igual estaban en guerra...
-Sí, contra los ángeles que nos querían volver a esclavizar, pero entre nosotros, en todo el territorio dominado por el anarquismo, se acabaron las guerras. Parece algo mágico, pero es así. Cada vez que alguien se atreve a pensar que quiere una parte de poder, igual a la de todos, acaba en ese momento de conseguirla y ni se le ocurre querer más poder que los demás. Eso ya no es posible. Eso pasa a ser lo que antes se llamaba "una utopía".
-¿Pero por qué...? ¿Como puede cambiar tan rapidamente un ser humano.
-No es muy rápido. Hace millones de años que venimos tratando de resolver el problema del poder.
-Parece que estuviéramos empantanados en eso.
-Estábamos masticando esa vena.
-¿Vos decis entonces, que ya estamos maduros...? Sin embargo ¿viste el resultado de las últimas elecciones...?
-Es distinto. La gente se marea con eso de que tiene que votar a un mandón para que administre su poder, en su nombre, pero sin consultarlo. Es distinto, cuando cada cual sabe que se terminaron los mandones y que su opinión vale tanto como la del doctor que se sienta al lado.
-¿No sería nivelar para abajo?
-Para cada uno hay un arriba distinto.
-Y un abajo...
-Sí.

lunes, mayo 19, 2008

536. Pescador de aguas

Comenzó Ernesto Federico a correr las cortinas para después encender las luces. Un tramo, dos, y en el tercero se detuvo unos momentos. Sentía que aquella misma tempestad de afuera recorría sus entrañas disparando contínuos flashes en la conciencia. El era, sí que lo era, el señor Ernesto Federico de Oliveira e Souza. Un negro descendiente por línea materna de aquel antiguo pueblo Dogón arquitecto del barro y el misterio. Un negro rico, en un continente de negros pobres. Un negro culto en un continente de negros ignorantes. Un empresario, un político. Un político... Porque había llegado a eso, arrastrado por las contradicciones y los sentimientos culposos. Porque la política... -se había dicho el día que definitivamente dejara los negocios en manos de los gerentes-..

"La política es la única herramienta capaz de contrarrestar el dominio de toda la humanidad por parte de unos pocos."

Ahora no eran sólo los relámpagos quienes alumbraban su negro perfil, mucho más intensos eran esos otros destellos mentales, esas fotografías en blanco y negro, que le iban jalonando una historia de vida centrada en los momentos en que su conciencia daba un salto en procura de la comprensión del significado de la vida.
Al terminar de correr la última cortina extendió el brazo y dió luz al ambiente. Allí estaba ese par de personas que desde su prosaico y pequeño aspecto, le estaban sacudiendo todo el tablero de los planes y las estrategias. Salidos de pronto como los mensajeros del cambio de los tiempos, desde el mismo corazón de una tormenta. Simultáneos con los cambios reales que evidentemente se avecinaban. Uno, el más joven, pretendiendo sin embozos ser un profeta de las dimensiones y el otro... su viejo amigo de las discuciones filosóficas y las reuniones del comité de base. No importaba que no toda la historia fuera cierta. Bastaba con una semilla pequeña de verdad. Una pizca. Aquella gota que termina derramando el vaso, para que el vaso de su mente dijera de pronto basta, basta con el modelo de pensamiento occidental y cristiano, donde las causas preceden siempre a las consecuencias y dos más dos son siempre cuatro. Su instinto se lo había dicho.

Hay más cosas en el mundo que que las que sueña cualquier filosofía.

La lógica por ejemplo, que viene siendo otra filosófía. Una que a veces hasta nos esclaviza con sus reglas que en realidad se cumplen sólo en un sentido estadístico. Sin por ello negarle grandes servicios en las cuestiones practicas, como hacer pensar a una máquina.
Claro, eso era. La lógica venía siendo una filosofía práctica, una aproximación, como tantas, a un buen aprovechamiento de las energías. Pero, la verdad... La verdad, siempre estaría más allá de la razón, como el agua que se escapa de todas las redes donde quedan los pescados, como el espacio mismo que ni siquiera sopla, como un hilo de seda...

Dijo que traería de la cocina una picada. Salame en trozos iguales a los de queso y otras minusias para acompañar un vino. La noche iba a ser larga. La conversación también.

domingo, mayo 18, 2008

535. Maledictus

Interrumpieron la charla para poder ver el informativo central de la tele. La pantalla se iluminó y a Manuel se le helaron las entrañas. Allí en primer plano aparecía el cráneo gris y reseco de Douglas Domenech con una mitra papal encima. El concilio -así explicaba una voz respetuosamente almibarada- acaba de elegir como nuevo papa a monseñor Filiisdei, cardenal hasta hoy de la ciudad de París, quién llevará su reinado bajo la admonición de su criptico nombre: Maledictus LXVI, sobre el que ya se tejían los más variados comentarios e interpretaciones, basados por lo general en los manidos textos de Nostradamus.

Abelardo también reconoció en aquel rostro al funcionario especial que les había allanado esa misma madrugada. Se rió. Era tal el patético parecido entre esos dos rostros agenos por completo al distingo entre el bien y el mal que... Pero Manuel no se pudo contener de llamarles la atención sobre el verdadero significado de ese fenómeno que cualquiera podría suponer como algo casual.

-Todos esos son clones de un mismo ángel.

No bastaba con decir eso. Era necesario encontrar las benditas palabras que les hiciera comprender en unos minutos lo que a él le estaba llevando dos años de experiencias.

-El mundo, todos los mundos paralelos están bajo la misma amenaza. Tienen que creerme que el viejo Dios, tras que nunca a sido bueno, ahora ha llegado a la completa demencia senil. Se supone que no le queda mucho de vida, pero... como los dioses viven mucho, también ha de ser muy larga la agonía.... Ustedes han sido invadidos, es decir... Ahora los dominadores no se contentan con dar órdenes desde lejos. Quieren manejar todos los mangos de las sartenes al mismo tiempo. Sentir el placer de revolearlas sobre cuantas cabezas estén a su alcance y... sentirse directamente adorados.

-¿De quién estás hablando...?
-Del viejo Dios y de sus ángeles.-
-¿Del Dios occidental, Yavé, Elohim, el que es, el padre de Cristo y amante de María?
-Sí. El que en realidad se llamó siempre El PODER. El gran mentiroso.
-¿Vos crees que en realidad exista?
-El poder existe, claro.
-Me refiero a Dios -aclaró Ernesto.
-Bueno, yo no lo he visto, pero he sido llevado prisionero dos veces a su reino.

Esa última afirmaciópn de Manuel quedó en suspenso, para ser creída o rechazada después que su autor diera detalles convincentes sobre tan revolucionaria idea, que vendría a barrer con siglos de pacientes y prudentes razonamientos, de millones de personas que siempre habían encontrado ridículo al catecismo.

-Contanos, entonces, ¿cómo son los reinos de los cielos? ¿Dónde se encuentran?

Manuel argumentó no ser el más capacitado para explicar una cosa tan difícil de creer. Pero sin pausa pasó a describir aquellas ciudades de reluciente oro, los altos edificios y las anchas avenidas, el fragór de un millón de alas artificiales transportando una mitad de sujetos pálidos y estúpidos, entre unas terrazas y otras. La angelicalidad de los ángeles, eternos envidiosos del poder al que sirven, pero jamás capaces de ninguna rebelión. Las marcas en la frente, en las muñecas, en la conciencia. La longevidad natural, la ausencia de compasión ni moral...

-Pero si eso fuera así, estaríamos perdidos... ¿Qué esperanza nos podría quedar?
-Esa es una mitad de la verdad...
-¿Y la otra...? Nos vas a decir que el diablo también existe y que...?
-Diablos son para Dios todos los que no le obedecen...
-¿Y esos son buenos?
-Depende...
-De qué depende...?
-De si se oponen a la concentración del poder o si se oponen a quién no se los quiere entregar. Una cosa es matar al jefe y otra es lograr que nadie mande más que nadie.

Ernesto se adelantó a apagar el televisor. Afuera llovía. Se le antojo que mirando a través de los visillos de los ventanas vería extendio hacía un incierto horizonte, toda una larga historia humana, desde los árboles y las cavernas, siempre tratando de levantar la cervíz y ver el extenso cielo, que por algo siempre les había infundido tanto temor y respeto. Llovía ahora cada vez más intensamente, mientras los primeros relámpagos iluminaban en aquel interior penunbroso, tres bultos humanos que en silencio contemplaban la antigua furia de las fuerzas eléctricas.

sábado, mayo 17, 2008

534. ¿Quién es el dueño del mundo?

La charla se interumpíó todas las veces que a Ernesto le sonaba el Bip Bip y tenía que salir corriendo hasta el negro aparato de teléfono fijo, que era lo que seguían usando mientras la compañía alemana que ganó la licitación demoraba en colocar los nuevos aparatos en paleta pastel, con rediscado y varias memorias, antesala de toda la línea de aparatos aerodinámicos que vendrían a inaugurar la era de los teléfonos celulares.
No habían celulares, ni mp3 o 4, ni cámaras digitales de fotos. Todo eso era como un tremendo paquete de felicidad y progreso, detenido sobre los cielos de Uruguy, sin caer hasta que se terminan de firmar las condiciones aconcejadas por la empresa contratada para dar concejo, es decir, esa filial de la misma empresa interesada y... las leyes y decretos pertinenentes para que no se notara tanto que el contrato era claramente inconstitucional. Aparte de ser una verdadera estafa, donde la empresa capitalista en realidad invertía nada más que lo que los bancos del Estado le prestaban, con única garantía en el exito económico del negocio a desarrollar. Todas las variantes daban exelentes ganancias a los inversores. Ruina total a cuenta del Estado. Balance equilibrado con suspención de todos los impuestos que se estuviesen pagando y... Eso sí, si las ganancias fuesen grandes, tan grandes que ya no se pudiesen esconder, pues señores, en este país hay libertad de empresa para que las empresas exitosas reinviertan sus ganancias para generar cada día mayor rendimiento del capital en sucesivas oleadas de monedas de oro y billetes verdes voladores, que así como entran se van multiplicados por mil.

Ya venían llegando los celulares y todos esos otros aparatitos con los que se coimearía a no menos de dos generaciones de aquí en más. Para que reconcideren ser tan radicales contra un sistema que a cada rato te está dando un bienestar nuevo. Un juguete nuevo con posibilidades que no terminarías de conocer antes de que te tentaran con el modelo siguiente, o un aparato completamente nuevo, nuevos sistemas como el OK (pi) RX1....2 y tantos otros no enumerados por no aburrir.

El progreso se sentía llegar con estruendo de huesos rotos y cascos rodando por el hormigón. Era por fin el advenimiento de la nueva era, la nueva era, que los carteles en todos los muros habían anunciado un par de años antes. La nueva era, que ya llevaba dos años sobre territorio nacional. territorio nacional que ya estaba vendido, como vendidos estaban todas las ondas de transmisión electromagnéticas y sonoras y luminosas....No sólo eso, sino también miles y miles de conciencias que se saben dependientes de su amo, ese gran señor anónimo al que con premeditada voluntad han vendido sus almas. Sus ideas y hasta su corazón.

Los informes que llegaban eran deprimentes. A cada momento se sabía de algún nuevo dirigente o destacado personaje que acababa de hacer declaraciones públicas en apoyo de la nueva legislación preventiva y penal, que delegaba en la acción policial varias potestades antes a cargo de un juez. Parecía -y lo era- una campaña orquestada por los mismos promotores de la nueva ley. Esos anónimos gordos señores que vuelan en las pesadillas por el cielo. ¿Porque en definitiva ¿Quién es el dueño del mundo? ¿Esos señores que en cada casa de casi la mitad de la humanidad ahorran pesitos durante años para comprar las acciones de Gran Señor Gordo and. Co, la compañia de mejor desempeño en crecimiento. Esos son los capitalistas? ¡No! de ahí sale el capital que juntado con otros millones iguales pasa a formar parte de la mesa de negociaciones del Señor Flaco, una empresa colateral de Señor Gordo. El Capitalismo es un sistema que se ha alienado de si mismo. Que ya no advierte que el capital se ha evaporado como causa de la explotación económica. El capital no existe, o es un mero pretexto para mantener comprensibles las universales leyes del egoísmo y el sentido de superioridad. La sociedad a llegado a ser un sistema de semiconductores que generan corrientes elécticas con tendencias estadísticas en un sentido concreto. Una tendencia que solo podría ser alterada por una reprogramación completa, tal vez...

-¡Y ahora los milicos otra vez con su reivindicaciones corporativas!

viernes, mayo 16, 2008

533. Acomodar el cuerpo

Juan Carlos tenía que atender asuntos pendientes. Abelardo, que resolver cual sería su nuevo domicilio mientras siguiese requerido. Manuel volvía a darse cuenta que de que su necesidad primera seguía siendo procurar un medio para volver a su mundo. Tres cosas completamente distintas aunque en realidad no tanto, porque Juan Carlos, aunque no se lo confesase, en el fondo sólo quería ganar tiempo. Tiempo para pensar y poner un poco en claro este enorme rompecabezas y adivinanza en la que se había visto involucrado un mediodía cualquiera mientras hacía su caminata barrial. ¡Qué matete!

Abelardo también necesitaba pensar en su nueva realidad. Nunca se había imaginado llegar a ser una especie de guerrillero clandestino... Ahora lo era. No guerrillero porque planease a hacer alguna acción armada, en contra o a favor de algún antiquísimo ideal. Como tantas veces lo había pensado. Pero pensado por entretenimiento a la hora de la siesta,como medio de sacarse las tensiones y las agresividades contenidas. Sin correr peligro ni hacérselo correr a nadie. Ahora a los 63... Sí, justo, pensó viendo en su imaginación aquel viejo número 63 que cuando niño veía pintado en aquellas paredes de una casa vieja en Guichón. Era ese mismo 63 que tenía de años de edad, el número pintado en aquel cartel político que había sido del partido Comunista según explicara su padre. Ya había aprendido lo que se siente cuando uno es perseguido, durante la dictadura, pero, esto iba a ser distinto, porque se le andaba buscando individualmente, aunque fuese para armar una payasada. Debería, tal vez, aprender todas aquellas técnicas que otros inventaron cuando tuvieron que vivir a salto de mata., bajo la dictadura...

Manuel...en realidad no había dejado de pensar un momento durante todas las últimas charlas y las anteriores peripecias, en que la prioridad número uno era conseguir los medios para volver a su patria, la verdadera. Aquella en la que a pesar de todo todavía se podía seguir viviendo a la manera anarquista.

Salieron antes de las cinco, arriesgando encontrar alguna patrulla, pero decididos a presentarse en lo de Ernesto de Oliveira, allá en El Bosque, a solicitar alojamiento, o más bien protección. Después... después se vería... cuando la información que circula entre la militancia del Frente, confirme o no que se se estuviese gestando un nuevo golpe de estado. Ernesto por lo general se mantenía muy bien informado y...

El ómnibus no venía y ellos en la parada no podían hablar porque estaban rodeados de gente que comentaba alegremente, o con angustia, la noticia de esa banda de locos terroristas que planeaban volar el Pereira Rosell. Hasta menciones a la pena de muerte se oían.

Por último apareció el bicho y viajaron sin ningún inconveniente, salvo los acostumbrados. Llegaron a la hermosa villa de los Oliveira y allí frente a su portal tiraron de la cadenita que accionaba sobre el arco, una hermosa campanilla de puro bronce. Había comenzado a garuar, el cielo se había alisado todo en un gris claro que de a poco comenzaba a oscurecer. La tarde se iba poniendo íntima y anidaba sentimientos de querencia, de fuego en la estufa del hogar.

El portón de los Oliveira se habría con el control remoto que traía Ernesto desde la casa hasta ellos para recibirles. Ernesto parecía contento. Les hizo pasar con cierta prisa y ya adentro acomodó los sillones como para una rueda estrecha, la que iban a formar para el intercambio de informaciones. Ernesto a través del Bip Bip y mediante las claves que tiene acordada con sus contactos, había recibido noticias de nuevos programas especiales que se estarían grabando para la tele. El Operativo de San José de Carrasco ya se lo había informado el mismo Miguel que fue alertado por un vecino.
Los dados parecían estar echado...

jueves, mayo 15, 2008

532. El Pool Joyero

Por los ruidos que se empezaron a sentir por el tubo, Manuel se imaginó que el tipo estaría revolviendo papeles y hablando monosílabos consigo mismo. puteadas más bien mordidas que expresadas mientras seguí el crujido inconfundible de papeles que iban siendo arrugados. De pronto se rehízo el silencio y el aliento de Bosco volvió a soplar el enrejado plástico del micrófono.

-Espera un poco... Sí el nombre está correcto pero ¿Cómo lo supiste, si yo lo he puesto por escrito, recién mucho más adelante de ese comienzo...?
-Porque siempre ha sido mi nombre, boludo.
-¿Tu nombre... ¿Sos acaso el nieto de Abelardo Goiticoechea...?
-El mismo.
-Mucho gusto, pero... hay una cosa que no coincide.. Ese apellido Aquelarre es un invento mío. El nieto de Abelardo lleva el apellido de su abuelo, me consta.
-Bueno, mirá, esos son detalles. El asunto es que vos andás escribiendo mi vida sin haberme pedido permiso.
-Ja ja! ¿No será que a vos te ha dado por ser un personaje?
-Vos sabés de qué te hablo. No me niegues que me seguiste y estuviste presente cuando aquel auto me atropelló en la avenida Corrientes?
-¿Frente a qué cosa?
-Al trujo yero o algo así, un edificio...
-Sí, El Trust Joyero, boludo. Pero vos no podías entender por qué ese lugar se llamaría así y me repetís lo mismo que leíste en esas primeras páginas. Lo que yo escribí y ahora vos pretendés que viviste. No seas tonto muchacho, es mejor ser un ser vivo que un personaje.
-Y vos no me tomes del pelo ¿Querés que te cuente cómo sigue la historia después de ese cuento que me prestó tu hermano?
-Ja, podría ser divertido, porque ahora no deberías estar allí sino en una enorme caverna, con las líneas generales de una catedral, donde discutirías con el mismísimo Satanás.
-¡Vas atrasado! Eso estaba ocurriendo ayer cuando se nos apareció el viejo chivo ese pretendiendo ayudarnos en la lucha contra el viejo Dios, a cambio de casi nada. Que le entregáramos a nuestro amigo Mandinga.
-...
-Espero tus explicaciones. No pensás pedirme disculpas, por lo menos?
-¿...disculpas...? Ah, ya se. Esto es una broma de Juan Carlos. El debe haber estado leyéndome los papeles...Pero...?
-Sigo esperando.
-¡Está bien, me doy por vencido, no me entiendo cómo puede estar armada esta artimaña... Explicámelo vos.


A partir de ese punto dejaron de escucharse, pero no de gritarse, hasta que Juan Carlos con delicadeza tomó el tubo por su cuenta y lo colocó sobre la horquilla. Se había hecho muy tarde.

531. Contacto con la realidad

Juan Carlos se puso serio.

-Mirá muchacho, acabás de putear mi hermano y no dudo que tengas tus motivos pero...no basta conque te disculpes. Ahora nos vas a tener que explicar las razones.

Con una sóla mirada Manuel comprendió que el hombre no estaba tan enojado como curioso, casi tanto como el abuelo que había recibido un chaparrón de recuerdos emocionantes. Pero él debía reflexionar... Porque si bien la verdad hubiese resultado completamente increíble para ambos. Para el abuelo no tanto, por estar puesto en conocimiento ya de unas cuantas cosas raras... Ahora bien. Se venían juntando nuevas evidencias para involucrar al Bosco ese, con esta historia nuestra. Aquí lo acabábamos de encontrar infraganti escribiendo los primeros capítulos de lo que después había salido en Internet. Las pequeñas diferencias, claro, debían haberse producido en el cambio de dimensiones y también... porque aquí no hay Internet y el tipo capaz que lo quería publicar como una historieta...

-Como dijo el abuelo hace un rato "es difícil de contar"...

Aunque nunca averiguamos nada de aquel otro que vivía arriba del cerro y desde ahí transmitía las noticias... como tantas otra partes de esta misma historia que ni yo se si serán todas verdaderas, porque uno viene a ser una suma de realidad y fantasía, al revez del Sargento Kirk que fue primero fantasía y después llegó a la realidad. Ummm, no se.

-Empezá por el principio... Es siempre lo más fácil...

Sonaba a interrogatorio, porque en realidad lo era. Esos dos tipos, más que cincuentones viniéndose encima de Manuel para salvar el honor de un tercero, un sujeto que por lo visto, en este mundo ha sido el único que ya venía entreverado con la historia... En cambio Abelardo en este es inocente y Germán... bueno no se sabe.

-Ja, el principio de la historia de cómo conocí a Bosco la acabamos de leer en esos papeles.
-¿...el te prestó y vos leíste ya ese cuento....?
-¡No! Yo soy ese Manuel. A mi me pasó todo eso y él lo escribió... sin pedirme permiso, me vigilaba, no sé como,... y escribía.

Juan Carlos bajó la cara para mirar al piso mientras sacaba los primeros tonos muy graves de su voz que iba diciendo a Manuel que no se pasara. Que aquello del cuento era una fantasía desaforada sin ningún contacto con la realidad.

Manuel carraspeó sin ninguna necesidad la garganta, como hacen los actores en el teatro para marcar el inicio de su parlamento, a veces. Y se dispuso a desacreditar tamaña y despectiva afirmación. ¡Como que las cosas que le habían pasado y le seguían pasando, iban a ser meras imaginaciones! Y dijo.

-¿Lo podés llamar por teléfono? ¿Dónde vive, en Montevideo?
-No, en Maldonado, pero eso sería lo de menos...
-Decile que acá está Manuel, que venga....
-Lo llamo y te paso el tubo, mejor, eh?

Bueno y entonces vino todo el operativo de buscar en la agenda y en la libretita chica y después recordar que el número estaba completamente legible en la memoria visual , desde que mientras conversaba aquel día había estado repasando los guarismos con la birome roja sobre la tapa de la guía de teléfonos.

-...si, te paso con él.
-Hola..
-Ah, sí. Estás hablando con Manuel, el personaje de tu cuento.
-Ja, qué cuento es ese. Qué joda es...?
-No te hagas el loco, que no entendés?
-¿Manuel Cuanto...?
-Manuel Espartaco Aquelarre Goiticoechea
-Pahh.

martes, mayo 13, 2008

530. El Mago

Juan Carlos protestó preguntando por qué decía tal cosa de su hermano. Que si acaso le conocían y que podía tener que ver el cuento con ellos.

-Bosco fue mi gran amigo de la infancia -explicó Abelardo- Hace añares que no se nada de él... No sé por qué Manuel dice eso...-Y dirigiéndose a Manuel- ¿De dónde lo conocés?

Manuel pidió disculpas por el exabrupto y dejaba a un lado las hojas del cuento cuando ya Abelardo volvía con entusiasmo a lo anterior. Las mil y una travesuras que habían hecho juntos, los inventos que explotaban por exceso de pólvora, los que no funcionaban por carencia de todo fundamento. Las excursiones en busca de cavernas, porque las cavernas siempre habían ocupado un lugar de privilegio dentro de la complicada trama de sus creencias fantasiosas... y por último la aparición de El Mago.

-¿Qué mago? -preguntó Manuel casi con insolencia.
-El mago, muchacho que vino al pueblo a hacer demostraciones de hipnotismo y
telepatía! Hizo tres funciones en el cine a las que fue todo el mundo menos nosotros, que nos enteramos tarde por andar en nuestras aventuras.

-¿Y entonces...?

-Lo visitamos en el hotel donde paraba y le pedimos que nos explicara algo.

Juan Carlos se reía mucho porque recordaba haber oído más o menos las mismas historias de boca de su hermano. Más o menos, porque siempre hay detalles que...

-Por ejemplo, a ver... ¿A cual de ustedes se le ocurrió la idea de construir revólveres que se cargaban con unas cápsulas viejas a las que les metían pólvora , plomo y una mecha que..

-¡A los dos al mismo tiempo! -contestó Abelardo en la cúspide de la diversión- Porque nuestros cerebros funcionaban en paralelo, en muchos temas y a tal velocidad que después no lográbamos saber de quien había sido la idea. Lo mismo ocurrió con la máquina de cine.

Eso llamó la atención de Manuel.

-¿Llegaron a hacer una máquina de cine, siendo chicos...?
-Bah, era una porquería, pero proyectaba nuestras historietas. Eso fue muy anterior a lo del mago. El mago era un tipo medio extraño, muy serio y con una mirada absolutamente fija y penetrante que si no te dejabas hipnotizar, yo creo que te podría agujerear de lado a lado. Bueno,... de eso vivía, era su oficio... A nosotros nos hizo una demostración privada de lo que él llamaba la "sugestión profunda" y que comenzaba concentrándose en un punto entre los ojos, un poquito más arriba, donde después me enteré que dicen que está el tercer ojo. ¡Lo notable fue, que el asunto funcionó tal cual él lo iba diciendo! Allí adelante de nuestros ojos cerrados, palpitaba una hermosa luz iridiscente que llevaba el mismo ritmos que las palpitaciones de nuestros corazones que sentíamos circular por las sienes. El cagazo que teníamos era enorme pero el entusiasmo de haber comprobado una realidad nueva fue in crescendo y lo venció, antes de que llegáramos de vuelta a nuestras casas. ¡Teníamos por delante un montón de planes nuevos que aun no empezábamos a pensar siquiera!

Juan Carlos interrumpió.

-¿Y vos, Manuel, Cómo lo conociste?

Manuel empezó con una sonrisa llena de picardía.

-Yo hablaba de otro Bosco...

sábado, mayo 10, 2008

529. Hay un cuento que cuenta...

Porque él también había, en un tiempo, divagado sobre la posible realidad de los espacios imaginarios, aquellos... donde se podrían alojar los números imposibles, esos... que de ninguna manera podrían existir como lo cuadrados con signo negativo, y que sin embargo, existían y no sólo eso, sino que con ellos se podían hacer interesantes cálculos que de otro modo... Habíase una vez pasado la noche en vela pensando y pensando en la posible o imposible coherencia del pensamiento humano. Del pensamiento matemático en especial. Sin encontrar una explicación al hecho de que siempre se terminara encontrando un fenómeno que se desarrollara en coincidencia con una fórmula matemática por absurda que esta pareciera. Como si en realidad las leyes que rigen el universo no fueran más que leyes matemáticas, conceptuales, es decir, puros pensamientos. Como que fuera lo mismo inventar sistemas de ecuaciones que universos. Como si el pensamiento fuera algo más que lo que cotidianamente imaginamos. Un poder creador u ordenador de una realidad que sin leyes carecería de sentido y nos fuera imposible de percibir.

-¿Por qué decís eso...?
-Porque... Cuando decimos que algo es real es porque así lo vemos. Los delirios son reales. No lo son para el que no los ve.
-Bueno... si me querés meter en un trabalenguas lógico....
-No, te digo que cualquier delirio... Lo que sea que para vos signifique la palabra. En algún rincón del infinito universo, existe...

Juan Carlos hizo un mutis involuntario, a esa altura de la conversación porque locas ideas empezaron a bullir por su cabeza, ya con pocos pelos. Era que de pronto se había instalado frente a los ojos de su imaginación un sector de espacios multidimensionales que comenzaban a llenarse, punto a punto con todas las posibilidades habidas y por haber. Los infinitos puntos transinfinitos que inexorablemente iban suturando todos los huecos posibles que pudieran quedar en cualquiera de las rectas.

-¿Estudiaste matemáticas...?
-...

Se acordó entonces de aquel cuento que había leído sobre un muchacho raptado por una nave alienígena que lo llevaba y traía, involucrándolo en constantes peripecias sin que quedara en claro cual podría ser el propósito de todo aquello.

-Tengo un cuento por ahí que hablaba de esas cosas. El personaje era... Manuel, como vos.
-Un cuento...
-Sí, Se llamaba: Las Bolas de Manuel, y lo que por ellas le acaeció. Creo que lo escribió mi hermano, Bosco.

Abelardo y Manuel al unisono repitieron aquel nombre con tanta sorpresa y curiosidad que Juan Carlos salió despedido rumbo a su estudio y en busca de los papeles, aquellos, arrugados, que a cada rato se caían del estante de arriba.
Cuando volvía, Manuel prácticamente le quitó el cuento de las manos y se puso a leer nerviosamente pasando un dedo por cada renglón del escrito y cambiando de página sin dejar que su abuelo terminara. Eran veinte páginas donde se narraban las aventuras de un tal Manuel que los ovnis dejaban colgado en el centro de Buenos Aires y en bolas, bastante graciosas e impresionantemente parecidas a lo que habían sido sus propias peripecias.

-¿Bosco, el de Guichón?
-Sí, mi hermano.

Manuel estalló.

¡Que hijo de puta!

viernes, mayo 09, 2008

528. POR ESO

Juan Carlos quedó estupefacto cuando le dijeron que allí debajo del parque Fernando García, donde alguna vez había ido a pasear con sus hijas, allí sobre Camino Carrasco y a metros del puente, había sido construida una base subterránea enorme, con capacidad para carreteo de varias aeronaves e instalaciones supermodernas para el alojamiento de tropas y pertrechos, bajo iluminación a giorno y ambiente climatizado.
Quién hubiera podido suponer que esas cosas pudieran suceder en este pequeño país, alguna vez apodado "La Suiza de América", por su democracia -imperfecta y todo- y no por cierto por relojes ni caldos de gallina. Aquel paicito en el que, según contaban los viejos, el presidente solía concurrir a la casa de gobierno haciendo uso del transporte público, y otro, en otra época, salía de esa misma casa, por la puerta de atrás para ir a tomarse unas grapas con los parroquianos de un barcito que por allí no más había.

-Por eso yo me quiero ir a la mierda.

Porque las cosas se habían podrido de tal forma que ya no se podía vivir tranquilo. Pobres habían sido siempre, pero antes por lo menos se podía disfrutar de la vida, charlar con los amigos, comerse un asadito o ir con la familia a disfrutar de la playa. Que ahora ni eso se iba a poder, desde que se volviera a hacer obligatorio el porte del documento de identidad para que los milicos te lo pudieran pedir a la vuelta de cada esquina bajo apercibimiento de cargos de terrorismo. Allanamientos nocturnos de domicilio sin orden del juez y tipificación de todo como delito, a no ser aquellas pocas cosas permitidas como chuparle el culo a los poderosos.

-Por eso estoy pensando en irme a la mierda. ¡Si por lo menos hubiese ganado el Frente!

Porque ahora las clases privilegiadas habían vuelto a cerrar filas con las multinacionales que le habían comprado las estancias para llenar el país de árboles de mierda y soja transgénica. Las compañias, grandes y pequeñas, las farmacias y cualquier actividad que pudiera generar algún dinero.
Porque aquí los que estamos sobrando somos los pobladores, por muy pocos que seamos. Nos hemos dejado robar el país....

-Me voy para Brasil.

Manuel escuchó en silencio toda la verborragia del hombre, consciente de estar presenciando una descarga de emoción largamente contenida. Pero no pudo dejar de deprimirse. No lograba imaginar con qué palabras podría convencerlo de que todavía se estaba a tiempo de hacer algo.

-Nosotros allá lo logramos.

Juan Carlos se calló. La reiteración de el muchacho con las incoherencias le decían que estaba hablando al pedo ante un auditorio inapropiado. Abelardo intervino.

-Él tiene experiencias de una comuna anarquista.
-?La Comunidad del Sur?
-...

Por un momento desconfió Juan Carlos de estar siendo victima de un par de charlatanes, pero recordando las fotos en la pantalla del televisor, pensó que nadie iba perder el tiempo persiguiendo un par de papanatas. Serían tal vez un poco bolados, sí, tenían los dos un dejo poético, o mejor dicho pinta de poetas de esos medio bohemios que forman por lo general las mejores ruedas de conversación. Buena gente.

-¿O acaso hay alguna otra comunidad anarquista?

Manuel se rió.

-¡Muchas...!
-¿Dónde...? ¿Aquí en Uruguay...?
-Pero en el otro Uruguay...
-¿El de la imaginación...?

Manuel no quiso contestar lo que se le ocurría para que el tipo no lo tomara por loco con más seguridad. Sólo a él se le podía imaginar en medio de la conversación que cada juego de dimensiones era como las distints posiciones que iban tomando los labios de una enorme sonrisa de Dios el Verdadero. No iba a decir esa guazada, aunque le hubiese parecido una película en cámara lenta que le explicaba una manera posible de ver las cosas. Se había quedado embelezado con la imagen. Era como... las cosas parecidas que solía de niño ver de pronto proyectas sobre las copas de los pinos o las formas de las nubes y que... le enseñaban en un abrir y cerrar de ojos lo que él hubiera demorado dos días en explicar.

-Hay otros mundos que para nosotros son reales porque están en nuestra misma imaginación...

Juan Carlos torció rápidamente la cabeza hacia Abelardo como queriendo protestar pòr el engaño de haberle enseñado al muchacho a hablar como un budista, como única alternativa a reconocer que lo que le había parecido un loquito medio rayado, resultaba ser alguién que estuviera hablando con un sentido filosófico o metafísico. Como cuando él...

lunes, mayo 05, 2008

527. Escrachados en la pantalla

El hombre, que se llamaba Juan Carlos, y que tenía un par hijas preciosas, vivía cerca del lugar y con toda confianza les condujo hasta la casa. Parecía entusiasmado por encontrar otros que olieran como él la proximidad de un golpe de estado. Dijo haber hecho un seguimiento de una serie de cosas extrañas que venían sucediendo y que en su opinión iban a terminar por quebrar nuevamente el orden constitucional.

-Parece una paradoja, pero los que ganaron atemorizando a la gente con la posibilidad de un golpe militar si llegaba la izquierda al poder, ahora no logran contener la prepotencia militar. Les han hecho todas las concesiones posibles pero...
-Justamente. Ese fue el error... Bah, a Lacalle no le costó mucho.

Juan Carlos terminaba de aprontar el mate y en ese momento se quedó mirando, unos segundos, la yerba...

-...¿Y a ustedes, por qué los traían con custodia militar en ese micro de excursiones?

Abelardo miró sonriendo a Manuel y antes de contestar se rascó la cabeza con gesto un poco de payaso.

-Bueno, es una historia un poco larga...
-¿Hace mucho que estaban presos...?
-No, apenas unas horas, pero... la cosa es complicada de contar...
-¿.. Pertenecen a alguna organización...?

Cuando Juan Carlos terminaba de pronunciar eso,ya adelantaba la mano derecha hacia el control remoto de televisor que estaba contra la pared. -hasta ese momento mudo pero con imágenes, entre las cuales, Juan Carlos acababa de reconocer a sus dos invitados. Se le trabó el botón de volver el sonido, y tuvo que dar los tres pasos y subir desproporcionadamente el volumen como inevitable consecuencia a haber usado ese "Mute" que hacía tiempo que andaba mal. Cuando logró llegar al control manual, debajo de la tapita que nunca se usaba... Ya todos estaban medio aturdidos por las trompetas desafinadas que sonaban en terrible cacareo.

-¡Ahí estamos, miren!! ..Pero escuchemos lo que dicen....

Decían que el Comando Conjunto Sudamericano para el Control de las Actividades Subversivas y/o Terroristas, COCOSUPAACSUBYOT, por su cigla en español, cumplían con su deber de informar debídamente a las poblaciones afectadas cada vez que entre ella se detectaban el tipo de hechos que venían a informar.

-las cara s de los su puest os terro sis tas pasab an a los saltitos a lo an cho de la pan talla, de una mane ra bas tante de sa pr ol i ja-

Manuel largó la risa.

Que se había producido un enfrentamiento bélico entre efectivos de dicho comando y tropas irregurales de una nueva organización terrorista, que se trasladaban por Avenida Italia en un vehículo tipo ómnibus, cargados de poderosos explosivos y de muy negras intenciones! Nada más ni dada menos que volar en pleno día , el entero Hospital de Niños Pereira Rosell, con todo su contenido.
Que en el enfrentamiento se habían producido numerosas bajas para los dos bandos y que, lamentablemente, algunos criminales habían logrado escapar tomando por calles colaterales.

Otra vez trompetas.

Ahora sí Abelardo se largó a hacer comparaciones con cosas similares de los años 71 al 73, y dijo que lo que antes era el cuco del comunismo, ahora era el cuco del terrorismo.Manuel preguntó si no habían sospechas de intervenciones misteriosas. Si no había ocurrido algo verdaderamente extraño en el mundo en los ultimos tiempos. Juan Carlos le miró extrañado, sin entender del todo, pero continuó confirmando el acuerdo con lo dicho por Abelardo, eso que a Manuel le había parecido demasiado obvio como para repetirlo.
No. No había ocurrido nada extraordinario. El mundo estaba pasando por una época de Pax Romana desde que se habían establecido en casi todos los países las tropas del Control Central de Naciones. Pero era que acaso no escuchaba la radio. ¿Qué era lo que preguntaba por no haberse enterado, qué quería saber,... con ese pasado algo?

-Influencias extrañas...
-Sí por supuesto las del Norte.

Abelardo advirtió entonces que Manuel se había empantanado con el otro y quiso sacarle del embrollo.

-Todavía estás un poco confuso con todo lo que te pasó, no?

Manuel protestó cariñosamente e insistió sin disimulo en decirle toda la verdad a Juan Carlos, ya que se había mostrado tan amistoso.

-¿La verdad? ¿Qué verdad? ?Lo anterior que me contaron...
-Sí pero no te contamos lo de la base subterránea.-Remarcó Manuel.

domingo, mayo 04, 2008

526. Qué está pasando?

A esa altura aminoraron todos la marcha y contra el tejido del colegio inglés, los cinco terroristas del micro, acordaron dejar sus cajones de dinamitas simuladas y dispersarse por distintas calles. En principio dos caminos. O seguir por Máximo Tajes hasta el fondo y encontrar la salida hacia el Parque Rivera, o como decidieron los cinco, doblar en la esquina de Belanger, para después acercarse a Camino Carrasco por distintas rutas.
En Diez minutos, Manuel y Abelardo llegaban a la parada de ómnibus de Avenida Italia y Bolivia y se sentaban a esperar, pero... No. El tránsito seguía cortado.

-Esto huele feo -olfateó Abelardo- esto... me hace acordar a ciertas cosas ...

Manuel sugirió que caminaran hasta Rivera, para ver si por allá estaban pasando los de Copsa.

-Cosas así pasaban cuando...

Venía enfrente por esa misma vereda, mitad pasto, mitad tierra, un hombre alto que lucía una barbita. Abelardo lo interceptó:

-Decime, muchacho, está pasando algo...?

El muchacho sonrió apenas de un lado, y suponiendo lo que Abelardo insinuaba dijo que no. Que todavía no, al menos hasta hacía 10 minutos, cuando el había salido de su casa.

-Aunque no me extrañaría que antes de que termine esta semana se produzca un golpe de estado. Los milicos ya no obedecen a nadie. Con esa historia de que todos somos terroristas...

Recién entonces Abelardo y Manuel estallaron en risas, porque, por cierto ahora descubrían cuan estúpido había sido todo el episodio de la detención, prisión y evasión de la última célula. La que planeaba volar el Pereira Rosell y había escapado milagrosamente de la trampa tendida por las fuerzas del orden. Abelardo se puso a contar en voz alta las cosas por las que habían pasado, con voz de informativista neutral y bien portado, para diversión de Manuel y curiosidad del de la barbita. Se detuvo, porque debía hacer mención a la base subterránea y tal vez el muchacho fuera a pensar que estaba escuchando a un par de locos delirantes. En cambio dijo La Base, como si estuviese hablando del Aeropuerto. Cuando contó lo del choque contra la hilera de tanques, en cambio, el muchacho confirmó haberse enterado por un vecino y al mismo tiempo, estarse dando cuenta de con quién estaba hablando.

-Vengan. Vengan, quédense en casa hasta que pase el peligro.
















sábado, mayo 03, 2008

525. Gran Explosión Gran

Así fue que marcharon codo con codo dentro de un vehículo disfrazado de croqueta ,mientras Dow manejaba su Mustang All Star y sonreía con 33 grados de deriva, similar a la de Boogie el Aceitoso. Iban tirados sobre el suelo, casi entre la colección de borceguíes y culatas de fusiles. No eran policías comunes, por cierto y Manuel comprendió que con la mirada Abelardo le estaba diciendo que nada dijera ni aunque se pudiera sacar la cinta de esparadrapo super adesivo sin hacer uso de las manos porque estas...estaban también pegadas.
Atravesaban ya el puente de carrasco por el lado del Paso cuando enseguida sintieron que abandonaban el asfalto y se adentraban a un lugar bastante amplio, tal vez rodeado de hileras de arboles altos. ¡El parque! Y en el parque a poco de seguir avanzando entraban en una especie de rampa que descendía a una zona de silencio, que se hizo total cuando se apagó el motor del vehículo.

-¡Bajen!

No llegaron a pisar el suelo porque abajo había una especie de rampa movil que se desplazó manejada por un miliquito flaco parecido a Kafka, por todo la cuadrada extención de ese establecimiento subterráneo. Base militar o lo que fuera, iluminada con tristes luces que distribuían su producto de una manera ecxesivamente homogénea. Nada daba sombra, ni nada estaba más claro que nada, en ese submundo pintado de blanco... salvo lo que veían detenido al fondo de la espanción allá adelante... Aquella mancha horizontal y negra tan parecida a una cucaracha gigante.

Los ojos de Abelardo mostraron miedo por primera vez. Parecieron ignorar la existencia de la X666 La Bestia y en cambio percibir todo el expresionismo maléfico que emanaba de ella. Manuel nada le podía explicar, ni siquiera advertirle sobre la identidad del sujeto de cara gris que les había detenido o preguntarle si había alguna vez tenido noticia de la existencia de este lugar subterráneo.

-Entrá vos.

Incomunicados quedaron, en dos celdas de acero inoxidable desde el piso hasta el techo. dos hora, tres, y un tiempo indefinido, que solo se percibía por el aumento progresivo del apetito Al cabo comenzó el interrogatorio que consistía en el aumento progresivo de una onda pulsante de sonido puro. Una frecuencia que resonaba en algunos escondidos puntos del cuerpo produciendo una extraña cosquilla que poco a poco se transformaba en dolor. No eso fue sólo el ablande. Lo peor vino cuando la vibración dejó de pulsar sobre la misma frecuencia y empezó a dar saltos de frecuencia, pero unos saltos increíbles que no había manera de soportar! Y después aun peor cuando fueron dos las notas al mismo tiempo haciendo cada uno de los extremos de la inarmonía. Parecía que el esqueleto se desarmaba en pedazos y la mente, bueno, la mente se sentía al borde de la desintegración más angustiante.


Después de una aminoración brusca del volumen apareció la voz de Douglas Dow sugiriendo estar dispuestos a firmar la declaración de culpabilidad y colaborar con la filmación del documental que se iba a hacer sobre la captura de la célula terrorista que tenía planeado volar el hospital Pereira Rosell con todos sus niños adentro.
Vinieron los guardias a sacarles las vendas de la boca, de un tirón, les hicieron decir que si, frente a un micrófono inalámbrico y los fletaron para un micro de turismo que salía lleno de carteles alusivos a la Gran Explosión Rosell. Adentro del micro estaban otros desgraciados, tan asustados como ellos, que portaban cada uno un cajoncito de tubos de cartón oscuro muy parecidos a cartuchos de dinamita. Tampoco sabían de qué se trataba todo ese carnaval pero igual temían que algo iba a salir mal sobre sus cabezas.
Especialmente cuando advertían que a ambos lados del micro les acompañaban tres camiones del ejército con tropas armadas hasta los dientes.
Por suerte cuando llegaba la caravana a la altura de Avenida Italia y Cooper chocaron. Fue un choque tremendo y en principio impremeditado, porque fuera muy difícil premeditar una cosa tan estúpida. Chocaron todos con una barricada de tanques de nafta vacíos que el propio ejército había colocado para desviar el tránsito hacia Camino Carrasco, sin esperar a que pasara el convoy de prioridad estratégica. Convoy que se vió llenado de frustración en un coro de ridículos lamentos, que a la postre comenzaron a transformarse de disculpas en acusaciones y por encima insultos. Cosa que aprovecharon los pasajeros involuntarios para correr por Cooper y doblando por Havre seguir hasta perderse de vista por la bajada de Máximo Tajes.

viernes, mayo 02, 2008

524. Mientras tanto...

Mientras tanto en la casa de Abelardo habían quedado sólo el abuelo con su nuevo nieto, luego de que Margarita corriera tomar el primer ómnibus para. Maldonado.
Sobre la mesa de luz de la misma habitación de siempre, estaba el mismo reloj chino de plástico, que se quedaba siempre sin pila media hora antes de que sonara el despertador. Los mismos cuadros sobre las mismas paredes, con las mismas manchas...¿Como podían las cosas de este mundo ser tan iguales y al mismo tiempo tan distintas que las del otro? Al mismo tiempo, como si fueran a la par influenciándose en cada detalle y siendo al mismo tiempo tan libres e independientes... Preguntas estas fueron, las que de pronto oscurecieron las esperanzas de Manuel, de poder corregir de algún modo las características de la bola para que pudiera llegar a levantar vuelo. Porque, poniéndose a considerar esas mismas cosas, llegaba inevitablemente a que era posible que lo que un un mundo puede volar, en otro... tal vez no pueda. Y que, también tal vez, en un tercer mundo -porque quién podría negar que existiendo dos mundos paralelos, pueda haber tres?- las cosas sean tan iguales y distintas como en estos dos, por ejemplo, en cuanto a que esa bola que aquí no vuela, porque aquí eso es imposible y que tampoco volaría en el primer mundo porque allá con ese largo de cuerda nada se consigue,... bueno que en algún otro mundo.... ¡Pero era al pedo! ¡Estaba empantanado en un mundo conservador de esos que no quieren que te escapes ni por un minuto al control de su equilibrio superestable.

-Esto es una isla.

El problema estaba en que no era su isla. Y él quería volver a aquel su loco mundo donde una revolución anarquista podía triunfar en seis meses. Extenderse por un continente y tener a todo el planeta en vilo contemplando el histórico espectáculo de la caída de un imperio... Aunque eso conllevara tener que hacerle frente a las huestes celestiales, los clones y algunos millones de alcahuetes desparramados por el mundo. ¡Pero era posible!
Y además que quería volver con su flaca. La de allá, que no era ni pizca de histérica y que además... La quería...

Con el canto de los últimos gallos se iba durmiendo con los brazos extendidos para el lado de la flaca cuando un ruido de voces antipáticas que sonaban al frente de la casa, le trajo a la realidad
. Mientras se vestía entendió que eran antipáticas por autoritarias y que estaban discutiendo con el abuelo, ahora en calzoncillos en la terraza del frente. Se puso a escuchar...

-¡Me cago en el decreto, en mi país no se puede venir a sacar una persona de una casa sin tener la orden de un juez competente¿ ¡Y eso lo dice la ley! No un decretito cualquiera.

La otra voz era bien fuerte pero de un acento tan latoso que no había manera de distinguir la palabras de los ladridos del perro de enfrente que se había alborotado con tanta discusión.

-¡Más terrorista será su abuela, pedazo de una bestia!

Los ruidos vinieron en aumento. Manuel se decidió a salir a ver, cuando la puerta de calle se abrió para dejar entrar la cabeza del Abuelo que venía doblegado por la llave que le estaban aplicando sobre su brazo doblado. Atrás la milicada de ojos vidriosos y... La impactante figura de aquel hijodeputa de Douglas Domenech. El ángel de la muerte.

Una duda. ¿Sería el mismo que por algún superpoder se hubiera salvado de la metralla del Chumbo...? No. Seguro que este era el ejemplar de Dow que le tocaba a estas dimensiones.

La sonrisa de Douglas estiró más sus boca que el dibujo de Jóker. Se le acercó a Manuel con un paso casi sensual y le comunicó que estaba arrestado como terrorista en el grado de alta posibilidad según la autoridad competente, que en este caso venía a ser él, como jefe del departamento especial de lucha contra el terrorismo en todos sus grados y manifestaciones.

-Pero...terrorista de que...? -Manuel trataba de ganar tiempo mientras demorara en aparecer alguna idea salvadora.
-Estás arrestado, no tengo por qué decirte nada más.
-Pero... ¿Qué se supone que hice...?
-Terrorismo, muchacho sordo. No sabés acaso lo que es terrorismo?
-La verdad que no... ¿Por qué no me lo explica?
-Dormir en otra casa, por ejemplo, sin haber pedido permiso.
-¿Hay que pedir permiso para dormir en otra casa?
-Claro. Por esos pequeños desórdenes se empieza y después se cae en el terrorismo. Pero ¡Basta! -y dirigiéndose a la tropa- A ver dos que lleven al detenido número uno! El número dos es el viejo que marcha con cargos de resistencia a la autoridad y sospecha de terrorismo en el grado de hospedaje muy probable. Otros tres que se lo lleven.