domingo, mayo 04, 2008

526. Qué está pasando?

A esa altura aminoraron todos la marcha y contra el tejido del colegio inglés, los cinco terroristas del micro, acordaron dejar sus cajones de dinamitas simuladas y dispersarse por distintas calles. En principio dos caminos. O seguir por Máximo Tajes hasta el fondo y encontrar la salida hacia el Parque Rivera, o como decidieron los cinco, doblar en la esquina de Belanger, para después acercarse a Camino Carrasco por distintas rutas.
En Diez minutos, Manuel y Abelardo llegaban a la parada de ómnibus de Avenida Italia y Bolivia y se sentaban a esperar, pero... No. El tránsito seguía cortado.

-Esto huele feo -olfateó Abelardo- esto... me hace acordar a ciertas cosas ...

Manuel sugirió que caminaran hasta Rivera, para ver si por allá estaban pasando los de Copsa.

-Cosas así pasaban cuando...

Venía enfrente por esa misma vereda, mitad pasto, mitad tierra, un hombre alto que lucía una barbita. Abelardo lo interceptó:

-Decime, muchacho, está pasando algo...?

El muchacho sonrió apenas de un lado, y suponiendo lo que Abelardo insinuaba dijo que no. Que todavía no, al menos hasta hacía 10 minutos, cuando el había salido de su casa.

-Aunque no me extrañaría que antes de que termine esta semana se produzca un golpe de estado. Los milicos ya no obedecen a nadie. Con esa historia de que todos somos terroristas...

Recién entonces Abelardo y Manuel estallaron en risas, porque, por cierto ahora descubrían cuan estúpido había sido todo el episodio de la detención, prisión y evasión de la última célula. La que planeaba volar el Pereira Rosell y había escapado milagrosamente de la trampa tendida por las fuerzas del orden. Abelardo se puso a contar en voz alta las cosas por las que habían pasado, con voz de informativista neutral y bien portado, para diversión de Manuel y curiosidad del de la barbita. Se detuvo, porque debía hacer mención a la base subterránea y tal vez el muchacho fuera a pensar que estaba escuchando a un par de locos delirantes. En cambio dijo La Base, como si estuviese hablando del Aeropuerto. Cuando contó lo del choque contra la hilera de tanques, en cambio, el muchacho confirmó haberse enterado por un vecino y al mismo tiempo, estarse dando cuenta de con quién estaba hablando.

-Vengan. Vengan, quédense en casa hasta que pase el peligro.
















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