lunes, enero 08, 2007

176: Cuando robaban duraznos.

-Tenemos que avisar a los otros.
-¿Qué otros?
-Los de la sociedad.
-Secreta.
-De defensa de nosotros por la guerra.
-¿Qué guerra?
-La cósmica.
-¿La qué?
Creyeran o no creyeran esa era la verdad de lo que pasa, es decir, lo que estaba pasando, porque parece que ahora ya no pasa más…Hasta Mandinga se daba por vencido!
El Manuel se vino con la flaca el Roque anda solo, el Cholo desde hace tiempo. ¿Y yo?
Ahora que somos otra vez amigos con el Dengue podría volver a calentar con la Mulata. ¡Qué guacha!!
Si ya era difícil llegar a la acracia entre nosotros nomás, cómo se va a poner ahora!
Está bien que antes de empezar la fiesta nos revolcamos un rato, pero…
No hay caso. No me quieren dejar tranquilo
-Le voy a hacer un toque al celular de Giorgionne, para que me llame.
-Che, yo me tengo que ir. A pleno día no creo que…
El Dengue se quedó.
Cuando Roque abrió la puerta para salir se sintió el ruido de una moto que se arrimaba a la casa. Era Ernesto. El Roque se hizo flaco para permitirle pasar por la misma puerta que el salía, y a los de adentro mostrar una cara significativa, mordiéndose los labios risueños y mirándolo de soslayo. Ernesto tenía sus maneras de encontrar a la gente. Saludó muy contento a Dengue y a todos en general.
-¿Qué pasó…?
-Que nos allanaron la casa!
-¿La policía…?
-No, los hombres de gris, que resultaron ser ángeles!
-Ángeles…?
-Será que como la guerra terminó, tienen que andar disfrazados.
-Yo tengo una buena idea.-dijo el Cholo. -¿Se acuerdan de cuando robábamos duraznos en aquella quinta de la ruta 102?
-Loco, sería con los de tu barra, el Chumbo, el Cachila y el Alcaucil!
-Bueno, sí tal vez. Lo que hacíamos es dejar a dos de campana y otros dos o tres iban a arrancar la fruta. Ellos nos avisaban si se acercaba alguien para salir rajando.
-¿Y qué?
-Vamos frente a tu casa y les robamos los autos…o les desinflamos las ruedas, o…
-¿Y si nos cagan a balazos?
-¡Qué nos van a cagar!
-Bueno, vamos.
Magda iniciaba la conversación con Giorgionne cuando todos salían del rancho dispuestos a hacerles alguna diablura a los ángeles.
El punto era definir claramente lo que había pasado. Números de chapas de los vehículos, número de efectivos participantes y…
En la esquina se encontraron con el Rulo y su bolsito que venían para el mismo lado con el propósito de despertar si era posible al Manuel para ir a terminar el trabajo en lo de Ferrari. Qué suerte.
Claro que según Pepponne los tipos se estaban poniendo cada vez más duros. La guerra prácticamente había terminado. Solo se estaban produciendo alguna resistencia a la altura de la nube de Oor, en los límites del sistema solar. Ahora iban a tener todo el poder en sus manos.
-Primero tenemos que ver un asunto,- aclaró Manuel.
-Dale Manuel, si le metemos fuerte todo el día terminamos y cobramos!
(En el teléfono)-La ministra de Defensa está presionando, pero hay un tratado secreto que viene desde los gobiernos anteriores. Es posible que renuncie.



(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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