lunes, agosto 11, 2008

581. En el supuesto

Cuando Akiíto y los otros cuatro salieron en los vehículos en procura de alimentos y enseres necesarios, ellos seis siguieron alternando argumentos a favor y en contra de la credibilidad de los mensionados mundos paralelos. Que era algo vistoso dentro de una especulación científica de esas que los grandes teóricos lanzan para pegotear unos cuantos hechos rebeldes a toda explicación, decía Toshiro, pero agregando que, otra cosa sería tomárselo tan en serio como algo que uno se pueda encontrar a la vuelta de la esquina.

-Según he entendido, las otras dimensiones, de existir realmente, estarían confinadas a una escala de tamaños verdaderamente insignificantes

Toshiro no comprendía que no se trataba de una discusión teórica. Hablaba como si una vez demostrada la imposibilidad de la existencia de mundos paralelos, así como así, aquel mundo maravilloso donde habían nacido Manuel y Magdalena, dejaría de haber existido para siempre jamás y ellos, huérfanos de espacio-tiempo, deberían comenzar a reconocer su excesivo entusiasmo por la ciencia ficción. Manuel en cambio desconocía que el realismo a ultranza de Toshiro hundiera sus raíces en la basta experiencia de un pueblo que, desparramado por el mundo, venía sobreviviendo a la única masacre atómica de la historia humana. Cinco bombas atómicas sobre cinco grandes ciudades habían sellado las puertas del celeste imperio para siempre.
Pero Magda tampoco lo sabía. No sabía que en este mundo la guerra contra japón se había sido más larga y terminado de peor modo. Que ahora y aquí, el pueblo trashumante era el japonés, cuyo país se había terminado hundiendo en el océano como una ballena con cinco arpones clavados y humeantes. Que los japoneses tenían memoria. Y que a pesar de reconocer algunos errores propios...
Las razones de Toshiro eran espadas que dibujaban en el aire los antiguos ideogramas de las etapas de la elevación espiritual, que Magda desconocía. Las palabras de Manuel invitando a que le creyeran eran como el campo verde florecido. Pacientes, amigables.
Jarumi, la primera, le creyó. Pero con una condición, que le dejaran a ella la tarea de explicarles a sus compañeros, porque ella podía hablarles desde la base del pensamiento compartido. Que era partir de los principios, es decir, de la objetividad, la racionalidad y la honestidad.

-No nos pueden probar que esos mundos existan. Eso es un hecho. Otro hecho es que nosotros tampoco podemos probar lo contrario. Yo propongo que hagamos de cuenta de que todo es verdad, cosa que cuenta por ahora con un cincuenta por ciento de posibilidades. Ellos dicen que vienen de fundar una nación anarquista, un continente casi. Han de tener mucha experiencia si es cierto. Si no es cierto y todo no ha sido más que una mala ocurrencia o locura, enseguida, cuando entremos a cambiar ideas sobre como organizar una nación anarquista, va a quedar en evidencia el engaño.

Hubo acuerdo unánime.

Claro que tras el acuerdo unánime las ideas volvieron a chocar. ¿Como que si formamos un aparato de poder dejamos de ser anarquistas? ¿Acaso se ha visto alguna vez que el pueblo espontáneamente se organice sin que haya una organización. Claro que si se ha visto, muchas veces, aunque cuesta, tienen esa inercia de agachar la cabeza y evitarse problemas. Pero el pueblo siempre está organizado, aunque sea en contra de sus propios intereses, por una trama de relaciones y... casi siempre en contra. Claro que sin embargo hay en todos el deseo de la libertad. Más bien! O acaso nosotros somos marcianos.
Bueno pero que fuéramos a lo concreto, a comparar las ideas que tenían los Kamikazes con las de los Maquis, en cuanto a eso. ¿Como organizar una nación anarquista?

Manuel estaba en la confluencia de todas las miradas.

-No hay nada que organizar. Sólo hay que decir lo que uno quiere.
-Pero la gente quiere cualquier cosa. Si todos piden cosas distintas?
-Ellos mismos van a encontrar la solución. No hay delegados.
-Ni tampoco un partido?
-Cada comuna es autónoma.
-Y si una comuna deja de funcionar de forma anarquista.
-Nunca se presentó el caso, pero supongo que estaríamos de acuerdo en respetarla. Les puedo contar un caso extremo que se presentó en una comuna del departamento de Rivera que no tenía sistemas de comunicación boca a boca, todo iba a la asamblea y las asambleas demoraban horas y horas, la gente empezó a dejar de ir y los pocos que sí iban se encontraron de pronto resolviendo en minoría asuntos comunes a todos. Exigieron que la gente concurriera, votaron una resolución que volvía obligatoria la asistencia a las asambleas, sin darse cuenta que esa resolución también salía debilitada por los pocos votos que la habían aprobado. Fueron insultados de dictadores y ellos mismos dejaron de reunirse en asamblea. Quedaron un tiempo sin tomar ninguna nueva decisión, hasta que viajeros que venían de otra comuna les alcanzó la noticia de que se estaban utilisando otras formas de conectarse y tomar posición sobre los temas. Entre nosotros toda vez que hablamos es como que estuvieramos votando. No se necesitan taquígrafos ni gravadores cuando la gente es honesta, ni escribanos ni abogados


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