viernes, agosto 22, 2008

586. No Estamos Para Shows

La conferencia se interrumpió con la vuelta de los dos autos que venían cargados de provisiones, frazadas y algunas otras cosas como libros y un televisor. Akiíto quedó de una pieza cuando se encontró con Mandinga y su extravagante look jamaiquino-lumpen-proletario. Quiso tener alguna explicación distinta a la pavada de que le dijeran que había caído del cielo como el color, que en este caso era negro. (ja ja) No creyó para nada la historia de la pandorga, aunque sabía que en oriente se habían llegado a remontar personas con esos cachivaches, cometas como le dicen en algunos lados, o barriletes en otros. Remontar personas hubiera sido una cosa pero, hacerlo con tamaña bestia, parecía exceder cualquier credibilidad, por más que se alegase que esta funcionaba mediante otros principios. Ja. Que mucho no parecía haber funcionado, por lo visto. Era un testigo peligroso. Eso a no dudarlo, aunque por lo pronto no fuera a ser dicho en voz alta. Callando también las noticias del próximo traslado a Uruguay y los contactos frenéticos que se había estado realizando con las organizaciones anarquistas del país hermano, especialmente con una llamada "Los Maquis", de un balneario cercano a Montevideo.

-Hay comida para tres días... Calculada sobre la base de seis personas... -Comentó pensativamente Akiíto luego de concluir que sería mejor que el nuevo personaje se mantuviera dentro del grupo aunque no se le creyese nada.
-Si falta después les traeremos más.
Tomó por el hombro a Toshiro y con un gesto le hizo entender que quería hablar privadamente con él. Se fueron a la habitación del al lado.

De modo que se reinició la charla sobre los novedosos sistemas propulsores y las últimas concepciones del espacio y la distancia, ahora con cuatro participantes nuevos. Los muchachos que acompañaban a Akiíto.
Ellos al principio creyeron estar en uno de los acostumbrados intercambios de opiniones y experiencias entre aficionados a los juegos de red. Hasta llegaron a preguntar cual era el juego del que hablaban los otros, extrañamente lleno de teorías y vacío de armamento.

-No es un juego, -les quiso explicar Jarumi.
-¿Una película?
-Tampoco.

Para nadie hubiese sido fácil inventar una nueva explicación ante oídos vírgenes, por eso Manuel recordó aquella película en que Cristo volvía de la muerte y para ser reconocido mostraba las llagas producida por los clavos. Pero ellos no tenían llagas y él, por lo menos, parecía haber perdido los pocos "superpoderes" que antes, y a veces, le asistían. No era capaz de leer un mísero pensamiento, por mucho que ya se lo había propuesto. No había sido capaz de fabricar una simple bola en Tierra 2 y ahora... El pelotudo de Mandinga, su padre, (para qué negarlo si cada vez se le hacía más evidente), acababa de destrozar una bola en perfecto funcionamiento.... Aunque... Ahora se le ocurría pensar que tal vez aquello no hubiese sido una simple distracción... Tal vez las bolas no pudieran volar bien en este mundo...

Mandinga decidió volver a presentar su número estrella y recién después explicar el resto de las teorías. Se separó de todos en el centro de la pieza justo cuando volvían Toshiro y Akiíto, serios, muy serios, con expresiones que no daban para shows.

-Vean esto y después no van a pensar que se trata de jueguitos, -dijo, y se volvió a hacer flit para adentro transformado en un puntito negro, que aun por unos instantes bailoteó en el aire de la pieza.

Cuando volvió le tuvieron por mago, de esos que levantan un piano de cola frente a las cámaras y lo introducen en una caja de fósforos.
Distinto es viajar entre los mundos paralelos gastando el sólo combustible del pensamiento.
O haber encontrado la verdadera y definitiva explicación de todas las complicadas cosas del universo.

Fácil es decir que Dios ha muerto. Difícil es que te crean aquellos que nunca han creído en El.




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