sábado, agosto 16, 2008

584. ZAZ

De todas maneras lo que no quedaba claro era por qué Mandinga había de pronto adquirido convencimiento de ser el padre de Manuel. No lo decía. No lo decía y sin embargo estaba tratando al muchacho con un tono distinto, hasta gracioso por momentos, si alguien se pusiera a pensar que Mandinga suponía que fuese el modo correcto de tratar a un hijo, En la tierra. Más bien parecía tentado de convidarle a jugar a la pelota o a cualquier cosa que implicara correr y saltar, para sacar a flote el exceso de alegría que no sabía expresar de ningún modo. Mandinga estaba embobado. Por eso no terminaba de entender que ya hacía rato que Manuel y la flaca le estaban preguntando el por qué de tanta seguridad. Que pruebas o testimonios había conseguido?

Las conseguí- dijo a los gritos pegando un puño contra una mano así como en las historietas dibujan esas rayitas saliendo de la zona de colisión que se acompaña con un letretiro explosivo que dice "Zaz".

Entonces contó de cuando se había encontrado en el último mundo, en casa del Abelardo muerto de ahí, cuando ellos intentaban apagar el incendio y "ustedes habían sido ya chupados para acá". Habíase puesto a ayudar, desde ya, pero mientras echaban agua y arena sobre el cadáver quemado del invento,.. que resultaba bueno para hacer lo que Abelardo ni había supuesto: Abrir una ventana de fácil acceso desde cualquier dimensión cercana. Uno de los primeros que se asomaran en la ventana de enfrente parece haber sido el mismo que les había tirado por allí, el contrincante del viejo, que...¡Pero se había olvidado de contarles la última! SE MURIÓ EL VIEJO.

-Allá en el mundo nuestro, por el que dí varias vueltas, hay estado de pánico universal. Se ha muerto el viejo Dios y nadie sabe lo que puede pasar. El vacío de poder es imposible de realizar en el universo, con los caranchos que tienen las escuadras de bolas de guerra!
-Estás cambiando de tema, Mandinga. Las pruebas...
-Ah, sí. Las pruebas. Las pruebas son... la prueba, es que hablé con dos Margaritas distintas, la nuestra y la del último mundo y las dos me reconocieron por fin.

No quiso decir, por hombre, que la Margarita de Tierra Uno, al principio le había negado ningún recuerdo y toda posibilidad, hasta que apretada por las preguntas, incapaz de mentir,terminó confesando su temor de que esto llegara a oídos de Vittorio, su adorado compañero de ahora. Tampoco que Margarita, la del último, la sin hijos que tan contenta estaba de haber conocido a Manuel, por último se había derrumbado a sus piés cuando se dió cuenta de que aquel negro con el que conversaba, era el mismísimo tamborilero que una noche pudo haber tenido en su cama. Se agarró de sus hombros para no caer presa de temblores y espumarajos de verde placer saliendo por la boca. Bueno no tanto, pero que había mostrado el juego sin ningún pudor, eso fue. Conque se atrasó unos días en la busqueda, con una cosa y con otra de esa hermosa vida que tuvieron en común...

-¿Te reconocieron las dos como que... Pero muchacho, si la del Ultimo, nunca tuvo hijos...
-Pero tuvimos... Es decir que yo y mi paralelo de allí, los dos en la misma época trabamos conversación con las respectivas Margaritas. En mi mundo ella pasó la noche conmigo. En el último, ella rechazó el alojamiento ofrecido y volvió a cuidar a su padre en San José de Carrasco.

Toshiro sin titubear interrumpia pidiendo una aclaración sobre que se debería suponer que las cosas habrían de suceder en una misma fecha ,minuto y segundo, salvo que en dos mundos tan iguales cómo era posible la existencia de cosas tan diferentes como una misma persona que en uno de los mundos tiene un hijo y en el otro, no.

Mandinga, amigablemente le explicó que los mundos, por iguales que parezcan en unas cosas, pueden ser bastante diferentes en otras.

-Es una cuestión de probabilidades, terminó.
-¿Probabilidades...?
-No es facil de decirlo, mirá... Pero la existencia también depende de las probabilidades de que esa cosa exista entre medio de todas las cosas que le rodearían. Entonces, si las probabilidades de existencia caen por debajo de un guarismo determinado, entonces la cosa deja de existir en la mayoría de los universos paralelos...
-Claro.
-No entendiste nada... Bueno, mirá,, hasta por ahí llega mi conocimiento, nunca fui muy estudioso.

Jarumi se había venido acercando de a poquito y ahora a los pies de Mandinga, por cierto bastante alto, se iba sintiendo como una niñita diminuta a los pies de un menhir humano, con todas la características de un súper héroe El Hombre Araña Negra, que salta entre los edifícios y enreda a los aviones supersónicos en sus entramados de seda.
(Si no se sintiera tan diminuta, correría a buscar su bloc de dibujo y plasmar la imagen que se estaba formando en el espacio de su imaginación. )

-¿Como haces para viajar entre los mundos?

Mandinga solo dijo,"Ja" y desapareció metido dentro de su propio ombligo

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