En la caverna estaban desesperados. Especialmente Trum y Porum que por ser de hecho líderes se sentían más responsables que nadie por las muy probables consecuencias del desatino juvenil. Sentados estaban ambos con las cortas piernas separadas sobre el piso, las espaldas contra la pared y unas caras abatidas que parecían llegarle a las rodillas. Tendrían que haber sido ellos y no los muchachos los que algún día salieran a probar en la práctica tantas teorías de convivencia interespecífica, a suerte y riesgo de perder el pellejo en manos de algún peletero. Al menos hubiesen muerto en defensa de unas ideas que ahora se habían transformado en ideales de toda una generación de tucus desparramada ya sobre el mapa de la costa rumbo a tomar contacto con Montevideo. Porque Montevideo era el polo de atracción máxima y eso no había sido culpa de ellos!
Eso era un fenómeno digno de que todas las otras generaciones mayores, las que parecían ahora hundirse más en la oscuridad de las ancestrales galerías por defenderse de las malas noticias, empezaran a estudiar como inevitable, la transformación de la matriz cultural que creían haber trasmitido adecuadamente a sus hijos. Toda voz que trasmite un mensaje ha de saber que el mensaje recibido nunca es igual a la intención que tuvo al pronunciar las palabras o modular los tonos y los ritmos. La evolución está en todas las cosas y por mucho que le temamos, hemos de aceptar que no vamos a ser iguales a nuestros padres ni mucho menos a los hijos ideales que ellos pretendieron dar al mundo…
Claro que el de nuestro es un fracaso en toda la línea! Líderes revolucionarios que se habían quemado la garganta en los Ríos Sonoros más famosos, arengando por el cambio de las costumbres y la salida a la superficie, se iban morir de angustia dentro de esta puta cueva, porque puta, puta es como son todas la cuevas, esperando las negras noticias que de un momento a otro iban a empezar a caer sobre sus cabezas y sus corazones. Una generación perdida! Porque ahora los que se salven de la masacre y corambre que ya se ha de estar produciendo, van a volver a las cuevas de los abuelos transformados en una manga de viejos reaccionarios… A nosotros nos cuelgan ¡ No cabe duda aunque para ellos tengan que barrer con todas las tradiciones anti pena de muerte que hemos tenido por suerte hasta ahora, en el año 34 de nuestra especie… Y nos van a colgar ellos mismo, los muchachos que logramos sacar del juego del balero abriéndoles las cabezas con ideas del espacio libertario y sensuales tentaciones referentes a la luz del sol, el aroma de las flores y el canto de los pájaros. Los que logren volver, vendrán envenenados de rencor por el engaño que creerán haber descubierto. ¡Los humanos son unos salvajes trogloditas!
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