jueves, agosto 09, 2007

362 LA SANGRE DE MANUEL

Contra todo posible pronóstico, el espontáneo movimiento de la creatividad individual en diálogo constante con la colectiva, comenzó a dibujar derroteros muy similares. En Bella Unión, los de la comuna preguntaron a Manuel –contestación del Cholo- por las resoluciones de Pando y Sarandí del Yi, que habían encontrado muy acertadas y querían implementar entre ellos, a parte de humildemente pedir si no les sacaban a los gurises a dar unas vueltas en bola. En Dolores festejaban que los compañeros de Juan Lacace hubiesen dado marcha atrás con la requisa general de casas que habían dejado en suspenso mientras se siguiera produciendo el reparto voluntario. Parte del festejo fue dar 25 vueltas en bola de más longitud que la Vuelta Ciclística. 100 pasajeros doloreños elegidos por sus vecinos bajo el compromiso de contar la experiencia a todos los que no iban. En durazno estaban muy ocupados organizando el festival de rock y candombe “Por si el rock te va” y “Paracandombear”, tanto que ni les pidieron para probar las bolas. Eso si, dijeron que estaban adoptando una guía de ruta cuyo lema central era “Todo es provisorio”. Que les estaba dando resultado para disminuir las discusiones acaloradas. En Colonia comentaron que la construcción del puente a Buenos Aires, después de todo, no parecía una necesidad tan urgente, ni comparación con lograr la misma asistencia médica para todos. En Rosario bajaron una rato a tirarse debajo de unos árboles donde el pasto verde estaba crecido. En Santa Lucía tomaron vino con los vecinos y fue dónde por primera vez escucharon la marcha de los muchachos peronistas modificada para hacerle decir “Manuel, Manuel. ¡Qué grande sos!” Se rieron un rato. Dengue empujó al Cholo y Manuel por hacer algo que ya se había olvidado sacudió aquel vaso que tenía en la mano con vino y…LOS BAÑÓ. Con lo que se detuvo la comedia en silencio porque varios fanáticos corrieron a los piés de los muchachos a mojarse los índices con vino derramado y hacerse cruces en la frente.

-La sangre de Manuel! –exclamaban con mirada errática pero ciertamente feliz.

Ellos los levantaron amistosamente del suelo tratándoles al mismo tiempo de llevar a pensamientos más realistas.

-Todos somos iguales. Manuel no es ningún dios.

Uno de los genuflexos se impacientó;

-Dejame en paz. Salí de adelante. Tengo que llegar hasta él de rodillas y tocar su vestido para ser sano!

-Tenemos a todos los médicos a nuestro servicio y gratis!

Pero el hombre no cejaba.

-Mi mal no es de este mundo.

-¿De cual?

-No se. Estaba escrito que yo dijera eso, pero… ¿Me dejás hacer el papel?

-Ah, eras actor.

-Lo soy, pero no se cual personaje sos vos.

-¿Y quién te contrató?

-El mismo que a vos seguro…Todo a de formar parte de la misma obra

Al oír esto Manuel se acercó.

-¿Qué decís?

-Que todo está escrito…menos esto. Ustedes me han hecho salir del libreto!

-Quién te dijo cual era tu libreto?

-Ah. Acaso a alguien se le dice cual es su libreto. ¿A ustedes alguien le explicó?

-No nadie…por eso mismo…¿Y cómo vos sabés que este es tu libreto?

-Ah, eso es fácil. No me digan que no les resulta fácil darse cuenta. Basta con ver cual es el hueco que va quedando en cada acción, en cada parlamento. Ese hueco es tu libreto. Lo que vos tenés que representar.

-¿Eso es lo que hacés?

A Manuel aquello le resonó de una manera muy especial. Si bien se libró de la alarma que le había asaltado cuando sintió que el vecino decía que todo formaba parte de la misma obra, enseguida comprendió que estaba esa manera especial de escribirle la vida a otra persona que consistía en rodearlo de situaciones que lo van llevando como el viento a la vela.

-¿Y como te das cuenta de la forma del hueco?

-Y… puede ser que en la escena que se está representando necesita un personaje más para estar completa. Yo me lo imagino imaginándome la misma escena pero completa.

-Pero recién dijiste que te habíamos hecho salir de tu libreto?

-Es una manera de decirlo! La escena que uno se imagina a veces arranca para otro lado y uno queda pagando. Fuera de foco.

-Eso ha de ser la libertad.

-¿Equivocarse?

-No, que se puedan borrar los libretos.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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