domingo, febrero 21, 2010

790. Yo soy Manuel

Ya estaba. Después de decir si y no, todo lo demás se iba a poder decir de alguna forma.
Decir por ejemplo que ahora más que antes quería terminar con este compromiso de rescatar a los muchachos prisioneros, para enseguida ponerse en marcha con la flaca hacia su verdadero mundo, aquel que sin haberlo visto nacer, le llamaba desde su misteriosa lejanía como a un hijo perdido. Y a estos muchachos rockeros decirles, que era muy poca y tímida su rebeldía, encerrados en un galpón, en vez de salir a buscar  los aliados naturales, sus compañeros de generación, e incendiar el mundo con ideas nuevas, las antiguas ansias de libertad vueltas un programa político.
Aunque capaz que fuera inútil...

-¿¿QQuee noo, queeé???

Como todo consejo inutil. Como todo consejo. Que sólo sirve al que ya se encuentra a punto de llegar a la misma conclusión. Más valía seguir con el plan elaborado...

-Dijiste no...

-Sí, q... no. Q... no. Que no!

-¿¡Que no a qué?!

-Que no so...y queen creeeeen....

Manuel Bosquimano se levantó sobre sus piernas y comenzó a dar zancadas para uno y otro lado, entre-parándose a cada ida o vuelta a mirar al grupo de muchachos, como a punto de explicarles sus anteriores balbuceos.
Logró recuperar un vocabulario práctico.

-Tenemos que dar pasos para lograr el rescate.

Por supuesto los escuchas quedaron perplejos considerando extrañas convinaciones por las que Manuel en aquellos minutos que había permanecido afuera, no sólo se hubiera conseguido este nuevo aliado sino que también le hubiese trasmitido lo que un rato antes habían conversado.

-Y Manuel...? Conversaste esto con Manuel, no es así...?

-No. Yo soy Manuel. Escuchen...

Lo de siempre. Demostrar que las cosas no son como parecen. Que lo imposible a veces ocurre y que a él, lo imposible era lo que más lo ocurría. Que se encontraba adentro del cuerpo de un muchacho bosquimano que se cruzó por su camino allá en Namibia poco antes de que la hechicera le introdujera en el mundo de las semillas y los huesitos y que de alguna forma, que por supuesto no comprendía, le enviara de regreso sin avisarle de qué manera. Terrible contratiempo  tener que demorarse en peroratas que de última no fueran a ser creídas más que por la vía de los hechos. O sea cuando se pusieran a fabricar la bola, ese sistema de transporte que antes le refiriera, y una vez terminada, si es que todo salía bien, le vieran elevarse con la sola voluntad de alguna mente que se comunicase con ella.

-¿Entonces puede ser que de última no vuele? -Preguntó Jack el Destripador.
-Todos los mundos tienen algunas cosas diferentes... En algunos no funciona la telepatía...
 Ahora fuel el veterano el que interrumpió:

-Además estás diciendo que sos un E. T.? ¿No será demasiado...?

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