sábado, junio 30, 2007

339 PARA LA MAYOR INFLACION

De pronto el triple círculo de naves se dejó de ver por debajo y encima de las altas nubes. Como que nunca hubiesen estado allí, marcando con su presencia el dominio pretendido del mas allá sobre las praderas que se extendían mansas, como siempre y silenciosas. Se habían retirado tras la derrota. Deberían asimilar los hechos, lamentar la pérdida… recoger los restos, no.

Magda apenas contenía los gritos de su pensamiento. Manuel no sabía si alegrarse… Volverían. Lo supo por entero. Una y otra vez volverían los pajarracos luminosos contra él y su gente, para que se cumpliera por completo la condena que pesaba sobre su cabeza, fatal destino escrito con la sangre de algún dragón, sobre la piel de sapo que encuadernaría ese libro secreto. Algo así. Por lo menos. Como siempre ocurre en las películas cuando guerrean los semidioses contra aquellos grandes héroes que ya no da la tierra, por cuestiones de una espada o los amores de una princesa. ¿Y en este caso…por qué peleaban? Por la maldita locura que le había puesto enfrentado a las huestes innumerables de todos los cielos! Por la estúpida tozudez de los alados que no dejaban de quererlos pisotear, a ellos, los únicos entre billones, que tímidamente, apenas pretendían un poquito de libertad… No tenía sentido! ¿Qué importancia podrían tener ellos? ¿Qué minúscula importancia podrían tener ellos en comparación con todos los universos de las múltiples dimensiones, donde el viejo Dios dominaba sin resistencia, para la mayor inflación de su ego. ¿Quién era él, Manuel Aquelarre Goiticoechea, el hijo pardo de la blanca Margarita y de algún negro candombero que nunca más volvió, para enfrentarse con las huestes de los cielos? Para pretender corregirle el trazo a la mano del venerable anciano, el que si bien no lo hizo todo… al menos lo conservó y… lo administró. A su manera….¿O sólo era un juego? Un juego al cual no había sido él invitado sino tirado, como una pelota al medio de la cancha para que todos intenten patearlo…¡La puta!

-(Te juro Flaca que no entiendo nada…)

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

338 LA FUERZA DE LAS IDEAS

Apenas saludaron a Trum y Porum, con las debidas advertencias por el peligro que corrían. Magda montó en la bola que había dejado Rulo y salieron volando a la par entre algunas nubes algodonosas en la brillante atmósfera -lo que se usa para filmar las grandes escenas aéreas- por donde andaban algunas gaviotas desorientadas y también un cuervo ocupado en otra cosa. Parecía una estampa alegórica –o como se llame, pensó Manuel- donde se proyectaban dos ideas claras y contrarias, Las gaviotas, bichos algo tontos pero libres y luminosos, y los repelentes cuervos al asecho de algún animal débil o moribundo. Ellos y los peligros que en cualquier momento le podían caer de los altos cielos…Aunque, también podría ser visto el vuelo de las gaviotas, fuera de la franja de la costa, como el presagio de una tempestad y el planeo del cuervo sobre una columna de aire que se eleva, por el contrario, como pronóstico de buen tiempo….

-(Manuel)

-(¿Qué pasa Flaca?)

-(Nos tienen rodeados)

Montados uno encima de otro, como triple horizonte diamantino, les rodeaban tres anillos de naves celestiales. Trescientas, por lo menos, cristalizadas en la imagen definitiva del momento fatal. Manuel supo que no iba a huir y apenas si tuvo tiempo para saberlo, porque desde algún lado se desprendió una guirnalda tornasolada, que directamente voló hasta sobre ellos y se detuvo sin hacer otra cosa que brillar. No era una nave esférica como las otras. Tenía una extraña forma de X, era…¡Un súper ángel! Un aparato con cuatro alas como de pájaro, cabeza y miembros como de terrible humano y un triángulo rodeando al torcer ojo de la frente. Estaba esperando…

En una fracción menor al mínimo tiempo posible, supo Manuel que aquello era el desafío para un duelo y supo también el porqué. La simple razón que animaba tan extraña oferta de igual combate, teniendo los celestes todo la ventaja del número. Ellos desesperaban de poderles asestar sus tiros antes de que se metieran en el punto. Ellos no podían, o no sabían cómo hacerlo, ni cómo impedirlo. Derribarlo en singular combate les parecía una ganga, que de tener los humanos un par de dedos de frente, deberían rehuir, sin dejarse tentar –lo que era más probable- por el pintoresco alarde del gallito de riña desafiado.

Terminó ese instante y al comenzar el siguiente, ya la bola de Manuel había remontado la parábola que lo colocaba frente a aquel engendro. Después fueron tres seguidos de quietud, que terminaron en el cuarto, el instante de la disgregación, que fue total. Ni siquiera cenizas llovieron sobre la tierra. El enorme pajarraco de ojos saltones desapareció sin siquiera lanzar el postrer graznido. No pudo resistir aquel potente pensamiento que le sacudía hasta el esqueleto. No pudo con LA LIBERTAD, LA IGUALDAD Y LA FRATERNIDAD

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

viernes, junio 29, 2007

337 La obra de los Tucus.

Cuando estuvieron frente a la casa de Rulo prendieron las luces, esa luminiscencia que podían generar a voluntad y que le daba a la bola un gran parecido con la luna llena. Fue suficiente. Algunos vecinos salieron a curiosear y a los gritos llamaron a sus familias hasta que Rulo sintió el griterío y también salió. Entonces la cabeza de Manuel, asomada en la puerta corrediza, le preguntó dónde había escondido la bola, a lo que Rulo contestó, también a los gritos, que dónde más sino en donde siempre, por no decir el nombre de Los Dogones delante de todos, que en eso no se parecía a Manuel, ni en otras cosas. Y viendo el desconcierto de la cabeza de Manuel ante tales afirmaciones, agregó: Hay un sector que no se hundió. ¿Vos pensás que pueden volver?

-Sí. Todo el mundo ya sabe que esa era la base. Quedate tranquilo que la voy a llevar a otro lado.

En eso vieron que se habían venido todos los vecinos a verlos, a gritarles saludos y algunos a pedirles que no se desaparezcan, los más jóvenes. Claro, la cabeza de Manuel asomada medio hacia abajo y con ese relumbre verdoso que parecía emitir… Una voz potente se sintió por sobre todas.

-¡Empecemos la reconquista!

Manuel metió la cabeza y cerró la puertita. Enseguida apagaron la luz y silenciosamente sobrevolaron los árboles en dirección a las ruinas que no parecían estar en su lugar. Lo que había era un terreno completamente liso y limpio! Había desaparecido el hundimiento de la caverna pero también las pilas de escombros de lo que habían sido las paredes de la Villa.

-Vamos a entrar –advirtió Manuel.

Adentro supieron encontrar por pálpito un lugar vacío para estacionar y bajaron a contemplar un asombroso hormiguero de Tucus que venían saliendo de todos los agujeros con caras de trabajo terminado. Se retiraban. La caverna estaba idéntica a lo que siempre había sido… Lástima que se hubiese descubierto el secreto de su existencia! Tendrían que advertirle a los Tucus, del riesgo que estaban corriendo,..Claro, el festival y toda la gente que iba a venir… Pero… Tampoco arruinarles la fiesta y el rencuentro entre todas las tribus del país. O comunidades. Por una suposición que al fin de cuentas…¿El bombardeo habría sido con el propósito de hundir la caverna o…simplemente destruir la Villa junto con sus moradores? No, la caverna! Porque a la caverna no pueden entrar personalmente. Si fuera en la casa nos hubiesen raptado a todos…Y llevado al purgatorio aquel donde le habían tenido tres días colgado de un rayo de luz que le taladraba los sesos.

-Sí.

-Les decimos que estén atentos, por las dudas.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

jueves, junio 28, 2007

336 Un guacho rompehuevos

Primero fueron a la cueva de Abelardo a recoger las pocas cosas que habían dejado y a entretenerse un rato jugando en aquella depresión del suelo que habían elegido como cama. Después a Magda le entró el miedo a los escorpiones que podrían vivir en las grietas y salir con esos pasos articulados aprovechando la oscuridad. Los guijarros estaban donde los habían dejado, como bien lo mostró el círculo de luz que daba la linterna sobre las piedras que a esa altura, enseguida de la repisa, se comenzaban a curvar para terminar siendo techo. Ese techo de piedra que tenían a medio metro sobre las cabezas y que además de interesantes betas turquesas que brillaban con la luz les mostró una serie de…letras humanas que parecían formar la frase:

YO ESTUVE AQUÍ-AG

Claro-dijo Manuel- estuvo cuando era un gurí. Te imaginás? Un guacho rompehuevos debería ser. Me contó que vivía leyendo historietas que canjeaba con los amigos e imaginándose que era alguno de los héroes. No, no Artigas no. Se imaginaban ser…¡ah! Su primer héroe había sido el Capitán Marbel, cuando apenas empezaba a reconocer las letras. ¿Nunca lo oíste nombrar, claro, yo tampoco a no ser por él. El tipo, que era como cualquiera, decía ZaZam y se transformaba en un superhéroe que salía volando a través de un rayo que caía con los bordes dibujados como serruchos. Ja. El quería volar, me contaba que después de las historietas su gran pasión siempre había sido fabricar aparatos que volasen. Tenía en su caso uno de los primeros que había fabricado a los doce años. Un avión hecho con madera de ceibo y una cuerda de gomas trenzadas que movían la hélice. Cuando me lo mostró se moría de risa contando que como había visto que las ramas de ceibo flotaban muy bien, se le había puesto en la cabeza que si era capaz de vencer al agua y flotar, también debería vencer al aire y volar. En ese tiempo, cuando me contaba, ya era viejo y vivía allá en San José de Carrasco donde tenía un galpón para fabricar de toda clase de cosas raras, pegado al la piecita de los cajones de las revistas, que era donde yo me pasaba las horas.

-¿Y no ibas a ver qué era lo que estaba inventando?

-A veces entraba y lo veía entre medio de un montón de cosas raras que yo no entendía y cuadernos con apuntes y… hablaba solo. Sabés que me daba un poco de miedo por él. Margarita siempre dijo que estaba loco. Pero claro, que íbamos a entender nosotros… Margarita por lo menos terminó el liceo, yo ni eso.

-¿Estaría inventando las bolas?

-No sé. Las cosas que yo veía estaban llenas de cables eléctricos y él se quejaba de que si se jubilaba no iba a ganar para pagar la luz. Miraba por un caño grueso que atravesaba la mesa. Que estaba todo enrollado con unos zunchos que parecían estar hechos con hilitos también enrollados. Pero adentro del caño no había nada, yo lo había visto, y él miraba por una y otra punta…No se qué miraría, porque no había nada!

-¿No te explicaba?

-No, porque cuando me explicaba yo le decía que no entendía y me ponía a querer hacer lo mismo que él hacía hasta que me corría, porque aquellos aparatos eran muy peligrosos. Un día que yo estaba en las revistas de historietas sentí una explosión y fui corriendo, muerto de miedo de que le hubiera pasado algo, pero no, estaba loco de la vida. Se le había reventado todo el aparataje aquel pero él saltaba en una pata por todo el galpón, gritando no se qué cosa lleno de alegría. Después me dijo que no importaba que se hubiese estropeado todo. El podía reconstruirlo y reforzarlo para que la próxima vez no reviente. Lo que importaba era que por primera vez había registrado una torsión que significaba que se había liberado una fuerza. Siempre hablaba de torsiones.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

martes, junio 26, 2007

335 Una firma anónima

Bosco completó su justificación mostrando la poca gracia que le daba aparecer en la historia como un cagón que no se atrevía a enterarse de las cosas ni a aceptar el cambio de parecer de su amigo. Un especie de fanático de la formula de los juramentos por encima de la opinión de los conjurados. Un ayatolá del ritual que terminó perjudicando al nieto de su mejor amigo veinte años antes de que naciera.

-Hace cuarenta años que vivo con el remordimiento de haberlo hecho. Pero lo hice para cumplir con aquello que le prometí a mi amigo que nunca cambió de opinión a pesar de mis dudas y prevenciones.

En ese punto Manuel le detuvo.

-Pero vos me dijiste que mi abuelo te había pedido que no me entregues los guijarros!

-No Manuel, como te voy a decir eso. Hacé memoria, acordate de cuando estábamos en la casa de los Goiticoechea, que te dije que no sabía si con darte los guijarros te estaba trayendo un bien o un mal…que…

-No. Todo lo contrario. Me dijiste que mi abuelo te había mandado un mensaje con los guijarros, pidiendo que no me los dieras! Como dice la historia esa.

-No vos te has olvidado de eso…

-Para mí eso ocurrió el año pasado. Para vos hace cuarenta.

Tal vez alguien piense que las cuentas estén mal hechas para que Bosco haya pasado cuarenta años arrepentido y no veinte, pero así está consignado en los archivos de esta historia, siendo yo solamente un escriba que transcribe de un libro a otro, historias que muchas veces ni comprende pero cuyas cifras numéricas involuntariamente memoriza con una precisión espantosa. Perdón por no firmar esta nota, pero si lo hiciera no cambiaría nada. Me llamo Anónimo.

Quedaron unos momentos mirándose a los ojos hasta que ambos se convencieron de la sinceridad ajena y apuntaron en el registro de las cosas extrañas un capítulo nuevo donde se consignaba que en 1967 Bosco le había dicho a Manuel unas palabras que eran otras, con un significado contrario. Y que recién después de un año, es decir cuarenta, se volvían a encontrar recordando cada uno un juego distinto, sin poner ninguno en duda la memoria ni la buena fe del otro! En algo se parecían, Manuel por haber vivido todo el último año a los saltos de un mundo a otro y Bosco… bueno, Bosco tal vez leyó demasiadas historietas y ciencia ficción…

Manuel se apartó bruscamente y mirando a todos les arengó para que nos pusiéramos en movimiento. Construcción de nuevas bolas. Entrenamiento de nuevos pilotos. Elaboración de planes para llegar a la total paralización del país hasta que los políticos nos pudieran asegurar, por lo menos que nuestros territorios no iban a ser invadidos nunca más por milicos humanos de cualquier tipo.

Mandinga saltó a los aplausos desde el costado en que estaba pasando el aburrimiento. Volvía a vivir. Iban a entrar en acción! Todavía tenía algunas artimañas para enseñarle a estos pequeñitos y varios huevos de pascua de nuevos modelos para reventar contra los celestiales.

La escena cambió por completo ante los ojos de las visitas que quedaron abandonados encima de sus zapatos. Todo el mundo rodeando la mesa de bajoelfarol repetía cifras de los calculistas en materia de botellas de plástico vacías, metros de alambre galvanizado, bolsas llenas de diarios y revistas, harina de trigo de un solo cero y otras menudencias.

-Vamos Flaca? A…buscar la bola del Rulo antes de que la descubran..Vos podés volver en ella.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

lunes, junio 25, 2007

334 Internet Básico

Dicho que fue lo anterior, algo grande se movió para el lado del fondo. Un estampa rastafari de camisola floreada y hojotas de caucho que en tres pasos estuvo frente a la luz del farol que le daba de lleno en los ojos para que los entrecerrara y hablara al bulto del medio de la reunión.

-¿Habla de un tal Mandinga?

Bosco quedó un tanto sorprendido, por no decir amedrentado. Aquel sujeto traía una vibración muy potente que le rodeaba y se percibía desde lejos, además… Además creía haberle visto en otro lado…En algún lugar de no muy buen recuerdo, de esos que uno nunca quiere acordarse…

-No. De alguien llamado Mandinga, no.

Manuel aclaró la duda explicando que su caída en la galería había sido anterior a la de Mandinga entre los árboles y con eso volvió a encarar al visitante.

-¿Y si no lo escribís vos…? ¿Quién puede ser?

-No sé… Alguien que conozca esta historia en todos sus detalles porque…-paseó la mirada por los ojos que le rodeaban-…Han quedado escritas hasta cosas muy íntimas…

-¿Y cómo se hace para escribir en internet?

-Con una computadora.

-Eso ya lo sé, pero… Hay que tener algún permiso o…?

-No. Entras a internet y ahí enseguida aparece alguien que te quiere guiar aunque vos no quieras.

-Y escribís ahí mismo?

-En un lugar donde primero das tus datos y le ponés nombre a lo que vas a escribir.

-¿Y después…?

-Y después hacés lo que quieras hacer.

-Si, pero…Eso que escribiste queda ahí para siempre y todo el que llega lo encuentra ?

-No. Para encontrarlo hay que conocerle el nombre, o preguntar por ahí adentro, dando algunos datos y referencias, para ver si alguien te ayuda.

-¿Cómo buscar una persona en una ciudad…?

-Si, sin conocer a nadie y sabiendo que quien buscás tiene cejas anchas, calza 44 y no se llama Juan.

-¿Y si no tenés computadora?

-Bueno…

Lo cierto era que nada coincidía con nada porque quién estuvo cerca de la historia no tuvo a su alcance una computadora y quien sí la tuvo, como Ernesto, le había conocido justo en el punto en que según el tipo la historia terminaba. Y no sólo eso, estaba muy claro que a no ser él mismo nadie había estado todo el tiempo siguiendo los sucesos! A no ser que… la historia no estuviera completa…

-Nosotros la queremos ver.

Bosco se lo había supuesto y traído en su mochila una portátil que a sólo salir de la cueva podía conectar a internet justo que había salido la luna y una vaca balaba allá a lo lejos.

Magda se puso a leer en voz alta, bajo la luz de la luna, una historia de la que era parte y ahora se transformaba en testigo. En risueño testigo cada vez que el texto hacía referencia a sus reiterados regalos de calzoncillos amarillos a su querido Manuel. O apenado testigo, cuando las peripecias ponían en riesgo el cuerpo o la vida del mismo. Todos se arrimaron y comenzaron los comentarios cruzados entre Manuel y los otros, sobre la veracidad o no de cada detalle de la historia. Sobre quienes pudieron ser los testigos en cada caso….

Pero en cierto momento Manuel volvió a poner toda su atención en el texto que Magda leía. Atravesó la zona de la gracia que le daban ciertas cosas y se fue hundiendo poco a poco en la sucesión de palabras que hablaban desde un mundo donde las cosas iban en constante cambio apareciendo como fotografías en movimiento que se volvían a ocultar para dar entrada a otras tomas. Era muy similar a lo que le ocurría cada vez que intentaba entender el mundo en que le había tocado vivir. Una película que parecía no tener otro argumento que joder al personaje central con accidentes y percances que no lo dejaran en paz por un momento.

¡Quién había escrito aquello le conocía mucho!

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

domingo, junio 24, 2007

333 La libertad no es un poncho

Así que todos estábamos enredados en los hilos de las condiciones pactadas. Si vas a hacer eso, dame tiempo que yo prepare esto otro, porque si no, va a quedar eso como un acto colgado al borde de un abismo irracional. Hagamos las cosas prolijamente y nadie sufrirá los dolores de la angustia existencial, a no ser algún filósofo de esos que se pone, sin necesidad alguna, a escarbar en lo que sería si no fuera lo que es, por puro masoquismo. La justicia y la libertad. Quieras que no se autojustifican, porque qué mundo de mierda sería este si no dejara aunque más no fuera un resquicio para que ellas mantengan la esperanza de existir. Un equilibrio, tal vez entre las posibilidades de que exista la libertad y las de que no exista. Que tampoco tendría gracia si la libertad fuera un regalo inexcusable que nos cayera puesto todos los días antes de lavarnos la cara esa que tenemos sin haberla elegido ni mucho menos dibujado.

Eso era bastante comprensible pero el acuerdo no justificaba el silencio que hacía rato dominaba la rueda de los sentados sobre las piedras colocadas en el piso de la caverna. El silencio se producía naturalmente, mientras ellos imaginaban la continuación del pasado a través de este presente que por sí mismo no conducía a ninguna meta predeterminada, sin el pulso que la imaginación colectiva le va dando mientras vive y descubre las consecuencias de la acción en libertad. Estaban creando. Desechando proyectos arrugados en la papelera. Reteniendo otros a un costado para después volver a verlos, o compartirlos, cuando volvieran las ganas de conversar. Estaban fabricando un proyecto de futuro…

Fueron tres golpes seguidos que sonaron de alguna manera similar a como habrían de sonar tres golpes de manos dados en la boca de una caverna. Las miradas confluyeron entonces hacia la puerta donde todas pudieron apreciar una cosa redondeada y clara que obstruía la única parte por dónde se veía un cachito de cielo. Allí había una cabeza humana que se estaba asomando.

-Buenas noches.

Era Bosco, el amigo del abuelo Abelardo –Manuel le reconoció enseguida por haberlo visto no hacía mucho. Venía con el flaco Oscar dando desde atrás explicaciones de por qué lo había guiado hasta aquí. Algo urgente que quería decirles Bosco al que por otra parte Manuel ya conocía.

-Si, nos conocemos de hace mucho.

Manuel les hizo lugar en la rueda colocando a Bosco bien enfrente del suyo y mirándole con interrogación una vez que todos se volvieron a sentar.

-Yo no quería verme incluido en esta historia pero, ha ocurrido algo que me obliga a hablar personalmente con ustedes.

-¿Qué ha pasado?

-Esta historia está apareciendo en Internet firmada con mi nombre!

Manuel abrió los ojos.

-Pero yo no la escribí. Recién ahora caigo en que ustedes son los que pilotean esas bolas voladoras que tienen al país al borde de la anarquía.

Manuel le interrumpió.

-¿Qué cuenta esa historia?

-Cuenta una historia de enredos dónde el personaje central se llama Manuel Aquelarre Goiticoechea, que tiene una compañera que se llama Magdalena y se apoda Magda o la Flaca y que se han vinculado a otros personaj…personas que por lo que veo han de ser las que están en esta rueda, y que entre todos están armando un grupo de resistencia a la tiranía angelical.

-Por ahí va la historia?

-Sí, la acabo de leer. Termina en que Manuel se salva de los ángeles porque cae por una galería cavada por los Tucus, dentro de una gran caverna donde conoce al “Hombre Primitivo” que por la descripción ha de ser este hombre de la derecha. Don Ernesto Federico de Oliveira e Souza, aunque ahora ande de vaqueros y championes.

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viernes, junio 22, 2007

332 El Mango del Pensamiento

Las tres bolas habían quedado estacionadas al fondo de la caverna, sobrando espacio para muchas más. Se veían un poco ajadas como mejillas de dama demasiado afecta a los maquillajes el día que se los quita. Pero enteras y orgullosas ronroneando ese rumor que las caracteriza y que sigue resonando dentro del cráneo de su dueño aunque se encuentre a varios metros de distancia. Ni que decir que ellas estaban concientes de haber salvado la prueba de enfrentarse a toda la tecnología del otro mundo apenas equipadas con materiales de descarte manipulados por artesanos de ocasión que a gatas habían comprendido el manual telegrafiado por el viejo Abelardo. Un aborto. Hubiera sido más probable que en el primer intento de vuelo se hubiesen estrellado contra las paredes de la otra caverna o que ni siquiera se hubieran enterado de las intenciones de los humanos. Es que hay en el universo voluntades desconocidas que muchas veces guían los actos y las manos de aquel que ha sido elegido para materializar una existencia. Claro que es libre! Su voluntad está integrada con la totalidad, que acepta acompañando la acción del protagonista con las consecuencias adecuadas, según las leyes de la causa y el efecto que solo funcionan porque el universo todo es una voluntad que por ahora está procurando mantenerse dentro de esas reglas que tal vez mañana deseche. Lo que nunca quedó explicado es para que servía esa lógica que no se podía aplicar a sí misma ni a estos casos y que sin embargo está escrita en la piedra de los cerebros para que el sujeto vaya descubriendo como verdad. Junto a los jeroglíficos policromados que hacen alusión a la libertad y la rebeldía como los atributos más admirables, pero que se borran y se vuelven a escribir distintos antes de que les terminemos de traducir. Que joder. Seguro que para que nadie pueda terminar obedeciendo a la orden de ser rebelde y con ello se introduzca en el laberinto de las razones y las sinrazones. Se agradece. Pero como te digo el sujeto X de alguna manera ha hecho un pacto con la realidad mágica de su entorno para poder hacer la acción A que necesariamente debería producir el efecto B -que es el que desea el sujeto Y- si es que las leyes del universo fueran L1,L2 y L3 y se cumplieran efectivamente. El pacto tal vez ya no sea conciente –como las reglas para mantenerse encima de una bicicleta- pero es la única manera que se me ocurre de lograr que la realidad esté avisada de las intenciones de sujeto X para preparar las consecuencias. Ja ja. Un mundo sin consecuencias no funcionaría. Sería una lista interminable de cosas y ocurrencias que no tendrían relación una con otra. O bien, si eliminamos la libertad, las consecuencias en vez de serlo serían parte de lo predeterminado. La hoja del cuchillo no es la consecuencia del mango aunque a un mango nunca le siga un medio conejo vivo.. Es como dijo Hamlet cuando lo tradujeron. Si con hacerlo quedara hecho…

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

331 Un Sello de Sangre

En esa tonalidad de Re menor seguían entrecruzando melodías cuando se presentó el innombrable príncipe de las tinieblas. Perdón, el primo de Satanás, el príncipe de los mandingas. Nombrable por cierto bajo el apelativo genérico de Mandinga, aunque fuese el menos genérico de todos los diablos, por bohemio e indolente. Venía con un nuevo look restallante de colores que saltaban de su exagerada camisola hawaiana para salpicar los ojos y arrancar sonrisas.

-Hola chicos!

Logró en dos segundos cambiar el clima sintonizado de golpe en la estación festiva de la música de salsa. Aunque demasiado grande, se movía con sutileza por el centro del espacio insinuando bailes, pero haciendo tales ademanes con los brazos por lo alto que entendieron todos que algo quería decir.

-JAjajajajá.

La carcajada bien podía ser el primer verso de una estrofa de esas chiquitas que tienen esa gracia, pero no era. Era una carcajada. Que después se repitió cortita cuando el tipo se dio cuenta de que todos escuchaban y él reía. Pero Mandinga trató de ponerse serio y explicó su alegre risa por tener como aliados a este conjunto de humanos tan valientes que han quedado hermanados entre ellos y con todos los enemigos del viejo Dios. Una alianza sellada no con palabras dichas o escritas sino con sangre derramada. -dicho sea en un sentido metafórico para embellecer las transas con un lenguaje distinto al del marketing- Los abrazó uno por uno y pidió hacer una fiesta.

-Tenemos que irnos –explicó Cholo- dejamos las bolas en el monte.

-¿Y a dónde las llevan? Yo anduve por lugares demasiado lejanos.

Los ojos de Cholo relampaguearon ida y vuelta a los de Manuel antes de contestar con naturalidad: Vení con nosotros.

Los de Mandinga también siguieron el recorrido de las miradas que había visto hacer a Cholo y entonces no contestó más que con una bajada de cabeza de consentimiento.

Quedarían en la casa Giorgionne y Margarita. En la suya Rulo, Julieta y Lucila. En Montevideo Pepponne. Los otros seis debían irse montados en las tres bolas que los trajeron, después que Ernesto Federico De Oliveira e Sousa blandiera la tarjeta en el cajero automático. ¡Entrégueme todo el dinero! Esto es un asalto (Toda nuestra plata la tienen ellos y a nosotros nos cobran por usarla?)-Para hacer las compras en el supermercado.

Tuvieron que hacer dos viajes. En el primero se quedaron Ernesto y Dengue con Magdalena, arreglando las cosas dentro de la cueva, después de haber instalado los faroles de gas. En el segundo venía la comida y la ropa de abrigo mas un par de botellas de grappamiel y un poco más de cajas de vino.

Al caer la noche los primeros veinte metros de la cueva se veía como un salón imperial de baile al que le faltaran las esplendidas arañas de cristal y las alfombras de enmarañados diseños apagando el sonido de los tacos desparejos aunque tampoco las cortinas…Era otra cueva habitada por el hombre siguiendo la vieja tradición que se abandonó enseguida de inventarse la vivienda, o el trabajo, al cavo de que las cuevas que habían ya tenían dueño… Lo extraño es que después que los derrotados en la guerra (los que se quedaban sin cuevas) inventaron las casas y se resignaron a ellas procreándose allí dentro y no haciéndolo más al aire libre por siglos y siglos, de pronto los descendientes de los triunfadores abandonaban por su cuenta las cuevas para ya nunca más volver, atraídos como estaban por el brillo de las tejas sobre un montón de tablas carcomidas por los teredos. Era el progreso. El que se completó años después cuando se inventaron los enanitos de Pórtland de jardín y la lluvia giratoria. Estaba limpia y bastante iluminada. El olor del aire era agradable, ni muy seco ni muy húmedo y la temperatura normal. Hicieron un brindis.

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miércoles, junio 20, 2007

330 En Deuda Con la Libertad

Cuando Salieron del punto fueron a ver a Margarita para la sorpresa de encontrarla dándole lecciones de biyutería a Vittorio, pinza en mano y un rollito de alambre de alpaca cada uno. Estaban bien y Vittorio preguntó si le permitían quedarse a pasar la noche, se había separado de su mujer y ahora no tenía domicilio.

-Mejor –agregó para convencer a todos de que estaba convencido. –He decidido que de ahora en más voy a hacer sólo lo que siempre he querido, -y mirándoles a todos- Ustedes me han enseñado mucho.

Nosotros ni nos imaginábamos en qué sentido lo decía y por eso fueron varias las preguntas.

He sido un excelente estudiante y profesional toda la vida, cuando en realidad siempre quise ser artesano. –Los miró a todos y se ayudó con las dos manos para repetir: ARTESANO ¡! – al poner los ojos en blanco y agregar:

No importa que no llegue a ser nunca un buen artesano, mis manos son un poco torpes, pero… Vivir en libertad! Trabajar en la vereda de una plaza mientras te fumás un porro y conversas con tus amigos que están dándole a la guitarra. No se necesita dinero para eso. ¡No necesitás ganar más dinero!

Margarita trató de bajarlo al piso.

-Yo he sido siempre artesana… Mirá Vittorio que no es tan fácil…

-¿Cómo no va a ser fácil vivir así directamente, sin ninguna condición ni renunciamiento, con las alegrías y tristezas que todos tienen pero…LIBRES?!

-Los años pasan…-continuó Margarita con la persistencia de la gota que taladra. –Tus compañeros van cambiando y vos también…

-¡Que cambien! Yo estoy cambiando ahora. Recién ahora, después de aconsejar durante años a los demás que lo hicieran.

-…Muchos terminan de empresarios….

-…

-…Y además Vittorio, que tenés dos hijos para alimentar…

-Es cierto.

Fue muy triste ver la cara de Vittorio cuando todo el vagón de las responsabilidades se le volcaba encima aplastando la recién cara de contento, para dejar un cuero vacío que se derrite por el piso.

-De todas maneras tienen recursos para un mes.

-Por qué no te tomás quince días de vacaciones?

-Gracias, doctora. (los ojos de Vittorio lagrimeaban mitad con odio por haberle derribado el precioso castillo de naipes, mitad con verdadero agradecimiento por ayudarle a encontrar el camino del medio entre la responsabilidad y la libertad. El único posible equilibrando las tendencias extremas que tienden al desgarramiento. O un carajo de razonable puede ser renunciar al bien más preciado por una cuestión puramente reglamentaria. Aunque a veces haya sabiduría en algunas reglas. Y estupidez en la mayoría que cree que el simple cumplimiento de las normas puede hacer feliz a un pueblo. Menos infeliz que si no existieran las normas y se tuviese que defender de los agresores. Los agresores no son estúpidos. Sí, no tendrían por qué serlo. Pronto comprenden que la guerra continua extenúa a ambos bandos y comienzan a pausarlas y a veces a ponerle fecha y hora para que la Chusma venga a admirarlos contra las barandas mientras comen pochoclos y manzanas con caramelo. El caballero A contra el caballero B que vemos cabalgar al fondo dentro de su armadura totalmente negra y de lata! Si señores. El espectáculo de la guerra sería si los generales con sus presidentes y ministros entraran en combate directo contra los iguales del país al que le declaran la guerra. O que los empresarios y grandes accionistas fueran también al terreno del combate y ahí juntos con los otros se entraran a dar para ver cual de los bandos es el más guapo. Hermosas guerras que nunca existirán mientras los antesnombrados sigan enganchando a los pueblos tras la emoción de la patria, para hacerlos pelear por cuestiones de poder o de dinero, lo que se llama Las Leyes del Mercado, que son unas leyes muy buenas para los que administran el mercado.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

martes, junio 19, 2007

--- un año-----------------------------------------------


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HOY LAS BOLAS DE MANUEL CUMPLEN UN AÑO


PERMITANLES TOMARSE EL DEBIDO DESCANSO !!!

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En estos 365 días se han publicado 329 entregas de la historia y dos posts de ilustración.

Mañana les sigo contando.


329 Dios es Ateo?

Por cierto que la intromisión de Mandinga resultó un poco molesta. Aquello había estado siendo una reunión de pensamientos privados y por lo menos se debería haber pedido permiso para entrar, pero, como supusieron que vendría de las mismas inmediaciones que ellos, no se aguantaron sin cambiarle el tema para saber qué había sucedido con los ángeles después que ellos se metieron para adentro. Mandinga rió. Había tenido unos momentos divertidos gambeteando entre las dos naves y largándole pequeños confites por la espalda Hasta que ya cansado había partido una por el medio y puesto a correr detrás de la otra que no pudo alcanzar porque anda su bola con la cuerda seis un poquito desafinada lo que produce un vuelo medio en diagonal que hay que ir corrigiendo todo el tiempo…

No, no sentía remordimiento porque…estos tipo no son más que copias reducidas del Viejo Dios, al que sí tendría ganas de partir al medio.

Si, si, son clones, pero mentales de las partes más significativas de la mente del viejo que es un enfermo.

Pero y claro, muchacho! ¿cómo no nos va a ganar con ese ejército de millones de zombis que sólo piensan en más y en más y en más! Todo el poder! Al que le dedican cada instantes de sus existencias…Díganme ¿Si cualquiera de ustedes le pudieran dedicar todo el tiempo, sin cansarse ni aburrirse, a conseguir un fin determinado, no lo lograrían acaso? ¿Y si además poseyeran un ejercito infinito de humanoides obedientes…?

Ya se que es una broma, pero igual---Te lo voy a contar Manuel y sos el primer humano que haya escuchado estas palabra de boca del diablo. Yo creo en El Verdadero. Parece una ridiculez que yo lo diga, pero…

No! El viejo no cree más que en Dios! En sí mismo.

Todos somos parientes, o al menos eso dicen unos que entre nosotros son como una religión que predica la hermandad aún con el viejo al que consideran apenas una alma confundida.

Y… Satanás era un generalote del viejo.

También.

Sí.

A nosotros nos pusieron de Diablos porque éramos la única esperanza de los esclavos. Para matárselas.

Sí, lo del sexo es verdad. Es la única verdad que se ha dicho, pensando que con ello la gente se iba a apartar de nosotros pero…¡Qué favor que nos hicieron!

¿Acaso no necesitan ustedes también que alguien les crea?

Es lo mismo, si te creen, creen en vos.

Sí, somos vanidosos… seductores, sensuales…vengativos en un primer momento, pero compresivos porque…tenemos cola de paja y recordamos todas las cagadas que nos hemos mandado, no para no volverlo a hacer, que es imposible, sino para perdonarlas en los demás.

No! Lo del verdadero no es una religión! El que quiere creer en el verdadero se lo imagina como quiere, o no se imagina nada, como yo. A de haber tantos Verdaderos distintos como almas en el universo. Pero… ¿Quieren saber lo que yo pienso?

Yo no me lo imagino de ninguna manera porque se que nunca puede ser como yo me lo imagine.

No solo que pueda tener todas las infinitas dimensiones…Sino que seguramente se ha de manejar con conceptos que no caben en nuestras mentes. No ha de ser un ser. No a de ser pensamiento, ni materia ni energía. No ha de existir aunque tampoco no existir. O mejor dicho, capaz que de repente existe solo como forma de hacer otra cosa que para el es más importante y que fuera imposible para nosotros concebir.

No, no lo amo. ¿Cómo se puede amar algo así?

lunes, junio 18, 2007

328 ¿Tendrían Sangre?

No llegaron ilesos a sobrevolar el techo de su casa. Antes, un brusco sacudón a la derecha, les sacó del tema que conversaban. Habían sido alcanzados, bien que de refilón, por algo que olía a incienso y resonaba en amenes. Apenas el roce de un rosario lanzado en abanico como si fuera una boleadoras de muchas piedras..Manuel hizo girar la bola un arco que comenzaba bajando y después remontaba a toda velocidad para cambiar de posición y poder apreciar la del enemigo. Eran dos de las grandes. Con la insignia del ojo dentro del triángulo. Arcángeles probablemente que imaginarían haber dado con una cobarde perdiz entre los pastos. Manuel Miró a la flaca que lo miraba en el mismo pensamiento y que también sabía que Cholo venía volando a la izquierda saliendo de similar maniobra. No fue necesario hablar, sólo hubo un clic al momento que una llamarada salía de la bola y daba sin más en la panza de la celestial carroza, despanzurrándola alevosamente a doscientos metros por encima de la casa de las hermanas Bronté a donde no llegaron a caer los pedazos porque la segunda bola de fuego, la que mandaba el Cholo con Ernesto y el Dengue, se encargó de barrer disgregando la basura como las luces de un fuego de artificio. Las otras dos tomaron altura para abalanzarse furiosas sobre los atrevidos, pero…Se quedaron con las ganas. Abajo solo se veían casitas asomadas entre los pinos.

Otra vez dentro del punto. Acababan de matar. Probablemente. Aunque en realidad no sabían casi nada de esos seres que viven en las siete dimensiones por tiempos semejantes a cientos de años. ¿Tendrían sangre…? ¿Serían personas? En el sentido de alguien que siente algo y que puede estar contento o sufrir. Mandinga había afirmado que eran clones de …¿De quien serían clones? Tal vez de nadie, hijos de un programa de computadora que tuviese el manejo de una colección de genes. Mejor así, pensarlo. Para poder seguir la lucha y desarmar otros cuantos angelitos hasta que por lo menos nos tengan respeto…¿Y si son personas…? Y si son como nosotros y están pensando que esa lucha se justifica porque aquellas de enfrente son las fuerzas del mal?

En ese punto se reconoció el tono lloroso del pensamiento de Dengue.

(¿Y si son como nosotros…?)

Alguien contestó.

(¿Y si son distintos…?)

Era natural. Que importaba tanto el parecido siempre y cuando fuera un ser sensible y con conciencia. Siempre es la guerra al distinto para que todos se quieran sentir iguales y portarse bien, no sea cosa que les acusen de distintos! Hay que comprar los mismos perfumes y comerse las mismas papitas con gusto a Kywi y si viene la guerra contra los enemigos del amor, apretar el gatillo sin remordimientos, que todo se hace por la gloria del amor. Podría ser lo mismo.. Ahora, hay que dejar sentado que ellos atacaron primero, esta vez, como las anteriores y que evidentemente no están dispuestos a dejarnos vivir. Sería una larga guerra durante la cual nos acostumbraríamos a contar las bajas a las risas de la misma manera que suponemos que hacen ellos. Pero si no los enfrentamos viviremos escondidos como los pequeños mamíferos en época de los dinosaurios, gorditos de lo que a las noches ratereaban, pero siempre ocultos y dispuestos a la huída. ¿Hay derecho? Nosotros no hemos (por ahora) intentado determinar lo que tenga que ocurrir en los cielos…

Resonó un pensamiento potente que interrumpió el río sonoro, era la voz de Mandinga.

(Están comprendiendo la verdadera naturaleza del problema!)

(¿Cuál?

(Entre los mandingas siempre hemos creído que la lucha no nos debe apartar de las cosas lindas de la vida, porque la lucha se hace precisamente para poder seguir viviendo así. Pero la lucha con un enemigo que no descansa ni disfruta de nada que no sea tu derrota, te obliga poco a poco a hacer lo mismo que ellos quieren, que te olvides del placer y te unas a su estilo de vida. Por eso hemos perdido todas las guerras. ¡Somos demasiado sentimentales!

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

sábado, junio 16, 2007

327 GIOCONDA MADRE

La conversación estaba interesante pero ellos tenían muchas cosas para resolver en el día. En primer lugar conocer al hijo de Julieta y asegurarse de que no estuvieran corriendo riesgos inútiles. Hacer lo mismo con respecto a Margarita y su casa. Tratar de conectarse con Vittorio Giorgionne y su casi pariente Pepponne para saber la situación en la capital y… y después de todos eso organizar las provisiones para trasladar a la nueva base secreta. Necesitaban dinero, ahora más que nunca, constante y sonante, como para comprar los materiales de las nuevas bolas y comida para una semana. De eso, daban por descontado, se encargaría Ernesto cuya fortuna parecía no tener fin aunque había estado sufriendo derrames sucesivos. Hasta las botellas de plástico las iban a tener que comprar para no exponerse demasiado por las calles que ahora estaban en poder del enemigo. Elementos de cocina y recipientes de todo tipo sin olvidar frazadas y ropa de abrigo para esas noches otoñales.

Sobrevolaron El bosque al ras de los pinos, derivando al norte, para la casa del Rulo a la que iban. Cuando asomó la primera bola, en el claro anterior a la casita, pareció que era rosada, un rosado huevo gigante de ñandú, que se bamboleó sobre la calle y descendió el tiempo justo como para que los pies de Manuel llegaran al piso. Lo dejaron como un aparecido en el medio de la nada y se fueron a ocultar en claros del monte que se veían bien estando arriba -ese era el problema.

Manuel se acercó y entró a la casa como tantas veces lo había hecho sin ninguna preocupación sobre el alma. A visitar a los primos, venía, con especial interés hoy que iba a conocer su sobrina recién nacida, la hermosa muchachita que pronto correría y cantaría por sobre el viejo planeta. No traía nada para regalar, a no ser las buenas ondas que manaban de su pecho y que ni tanto iba a necesitar la criatura estando en brazos y en pechos de Julieta, la muy bella, la muy madre que mientras la beba mamaba, miraba a su alrededor sin saber cómo expresar tanta alegría. Aquella escena, sacudió a Manuel mucho más de lo que esperaba, la vio como un cuadro, como una Gioconda madre y su bebé, como…Le temblaron los labios al acercarse a dar los dos besos en las dos mejillas apenas tostadas, la una de delicadas líneas y la otra redonda para llenarse los cachetes con la leche de la madre. No era una pintura sino- lo comprendió al retirar sus labios de la tibia piel- aquello que el cuadro nos quiere decir a veces y que lo termina de hacer perfecto. Cuando nos damos cuenta … de que toda la realidad empieza donde terminan las apariencias y que sin embargo… las apariencias nos dan a entender bastante bien. Era importante estar allí en ese momento, parado contra la pared y sonriendo al decir las cosas que siempre se dicen en estos casos, porque no hay palabras más perfectas que las tontas que todo el mundo dice para expresar los sentimientos primitivos de admiración ante la obra del amor. Repitió varios preciosa y buscó los parecidos que pudiera tener aquel montoncito de carne redondeada con las fachas de sus progenitores y antepasados. Ninguno, por supuesto y lo sabían aunque fuera una manera más de suponer personalidades futuras que el nuevo ser se encargaría de desmentir luego de pasar por momentáneas coincidencias con lo que se le ofrecía como modelo.

Sintió que los otros volvían y que lo mismo iba a tener que hacer. Ah. Por unos momentos había logrado olvidar las peripecias por las que estaban pasando por culpa de este mundo que se le ha antojado cambiar justo encima de sus cabezas!

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

viernes, junio 15, 2007

326 EL DÍA QUE SE INVENTARON LAS PALABRAS

Recuperada la libertad, lo primero que quiso hacer Ernesto fue ver lo que había quedado de Los Dogones, su vieja casa, donde vivían hasta hacía poco los recuerdos de su madre. No por su valor económico, del que nunca se había preocupado, hasta el punto de dejarla caer sobre su fama de casa maldita en la que hasta los postigos de las ventanas hacen el ruido que las puertas hacen en las casas con fantasmas. Eran los lugares, aquel sillón de palos curvados en la que creía recordarla hamacando entre los brazos una muñeca, idea absurda que siempre había combatido por saber que su madre no era aniñada y que nunca había tenido en la casa una muñeca. La puerta de la cocina, cuando el venía corriendo hacia ella que lo esperaba con las manos justas para detenerlo,… y se levantaba como el enderezar de una vara de mimbre, delgada pero fuerte y siempre con su sonrisa. Quería comprobar con sus propios ojos que no iba a ver nunca más aquellos rincones y escenas, aplastadas como decía Magdalena por la aplanadora de la oración caída del cielo. De alguna manera se tenía que despedir así como un día se despide uno de la escuela a la que no quiere volver, pero al cavo del tiempo fuerza la marcha un día para pasar a verla, aunque sea una vez, para que después deje de haber sido nuestra escuela. Y también podía ser el tiempo ya de terminar de enterrar a mamá Djenne junto con sus guijarros de colores y sus melodías tan dulces como el amor inocente y tan presagiante de tragedia a la vez. Tragedia. Era esa la palabra de su vida aunque no lo pronunciase. Atento cumplidor de lo que se hubiese esperado de él si hubiese nacido en la tribu Peul. Generosidad, valentía y abnegación. Por lo menos era lo que siempre había sentido sin que nadie se lo dijese en las tarde solitarias cuando su hermanos iban a la escuela y él todavía no. Djenne ya estaba enferma. Pero papá aceleró su muerte con la locura, porque era loco ya desde esa época, aunque él lo haya descubierto muchos años después de su muerte.
Comenzaba a clarear por el oriente cuando descendieron con las bolas sobre la calle enfrente de las ruinas, más que ruinas polvo y basura, que la brisa mañanera soplaba para entretenerse. Se acercaron, pisando buena parte de lo que había sido el material de la casona, hasta el borde de la depresión central, lugar que marcaba el hundimiento de la caverna, de su enorme bóveda natural que… Pero se sintieron observados y miraron primero la distancia que les separaba de las blancas bolas por si tenían que volver a ellas y después algo que se movía allá en aquel agujero que había quedado abierto bajo las levantadas raíces de aquel pino. ¡Era Trum Urum que les estaba haciendo señales de que se acercaran! ¡El viejo Trum! Como si hiciera tanto que no lo veían. Sino más bien que parecían haber pensado que junto con Los Dogones y la caverna se habían terminado los Tucu Tucus y los planes de llegar al planeta multiespecífico, o poliespecial, del que ellos, los jóvenes Tucus había dado ya aquel adelanto medio carnavalesco por las calles de los balnearios
Volvieron Cholo y Dengue a cuidar las bolas mientras Manuel, Ernesto y Magdalena siguieron bordeando la depresión para acercarse a donde Trum estaba. Entraron por el hueco y enseguida fueron conducidos a ver sobre el suelo de una parte no hundida, los planes y métodos constructivos, que iban a ser usados por una tropa de mil Tucus para reconstruir la caverna desde abajo, hasta dejarla lo más parecida posible a lo que había sido. Ya se veía pasar por las galerías comunicantes, mucha gente animosa, algunos con extrañas herramientas acopladas al correaje de cuerdas vegetales que llevaban puestos como si fueran chalecos. Y se sentían esos ruidos sordos que se producen en el aire de las galerías más angostas cuando un tucu pasa rápido, bombeando pulsos de viento comprimido. Confiaban plenamente en el éxito de la tarea, porque el éxito estaba asegurado por la posibilidad de reconstruir la unidad de las rocas de arenisca de modo que no sea una agregado de pedazos. Habían descubierto que la saliva, la saliva de Tucu al menos, producía un ablandamiento de la arenisca que aprovechado a tiempo mediante una fuerte presión reconstruía la unidad de la piedra. Lo importante era llegar al día de Tucum con la caverna intacta para recibir a los peregrinos de todas las comunidades.
¿Tucum…? –preguntó Magda.
-Si, nuestro Adán. El primer Tucu Tucu que supo que estaba pensando.
-¿Y como saben que fue el primero que pensó?
-No. Los Tucus siempre pensaron…y los otros animales también. Tucum fue el primer Tucu que se dio cuenta de que estaba pensando. Hizo tantos bailes y morisquetas extrañas frente a sus conocidos que estos terminaron entendiendo lo que les estaba diciendo. Que era un ser muy especial porque sabía que estaba sabiendo y que estaba tratando de hacerles entender que adentro no sólo hay tripas y sangre circulando sino que por algún lado habita un ser que se llama CONCIENCIA que empieza a manifestarse cuando uno sabe que está pensando. Todo eso lograron entender y está dibujado en todas la galerías importantes de nuestras comunidades. Entenderlo fue como que un rayo de luz se metiera dentro de cada cabecita preguntando qué es lo que estás haciendo, cómo se llama sino pensamiento eso que estás pensando que pensás. De pronto todos se hicieron concientes de ser concientes y festejaron con grandes bailes alrededor de Tucum por el aporte que acababa de hacer a la comunidad. Fue ese el día en que se inventaron las primeras palabras, aunque no todavía la manera de decirlas que fue el aporte de la generación posterior.
(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

jueves, junio 14, 2007

325 La Renuncia de Casimiro

A Casimiro Pereira le habían pasado, por cierto que sí, innumerables percances durante su corta carrera policial. Hasta una vez se había cagado en el uniforme no teniendo otro qué ponerse media hora antes de tomar…¡Pero que se evaporaran los presos del calabozo, estando solo en la comisaría y sin otra cosa que hacer que leerse una y otra vez la misma revista de aquella pelea de Susana con el tipo al que le tiró con el… En la comisaría no podían ocurrir esas cosas a no ser que mediara algún “favor muy importante” que el prisionero hubiese hecho a la comunidad. Pero estos rayados que se cayeron del cielo en esa pandorga que quería imitar las bolas que aparecen…con ese Manuel que después de todo algo ha de tener para que la gente lo siga! ¿Y a estos pobres locos tendríamos que mandarlos al Vilardebó? Cuanto más se mandan más locos hay.¡ Y sí, yo los soltaba a todos! Hacer como cuando hacen sueltas de palomas y salen volando en ramillete aunque algunos apenas salen y se vuelven a los pies del que las soltó y tranquilamente picotean semillas que no existen. Ahí está, eso es lo que tendría que ser. Cada uno a su manera sin preocuparse si su manera se parece a la de algún otro! O es distinta a la de todos, como en mi caso, que no doy pie en bola con este oficio de mierda de milico que me merezco por no haber querido ir a la escuela industrial. Ya van para dos años…Bueno… y ahora qué mierda hago? No, hacerme el boludo, tan boludo no, ya ni lo creerían…¡Peroypordóndemierda salieron?! No sentí ningún ruido y si no fuera que me vinieron ganas de mear…Claro, el negrito chico ya hacía rato que no sollozaba… ¿Qué estarían haciendo? Ja, estarían haciendo macumba! Alguna brujería, porque---aquí no se ve nada roto ni hay ese olor que dicen que cuando el diablo, ja! ¿Y cuando vuelva el comisario, qué le digo? Me cago en Dios! Ahí está…esta puede ser mi oportunidad! Si me caga mucho a pedos o me manda al calabozo a mí…entonces… Seguro que además esta cagada me va a terminar de bajar el puntaje y el escalafón administrativo y la puta que los parió a todos! Me voy a la mierda y ya está! Ah, ahí viene el comisario.

-Señor Comisario, RENUNCIO.

-¿A dónde vas, Pereira?

-A disfrutar de la libertad. Hasta la vista.

-Eh eh, espere un poco mocito! Usted no ha dejado de ser policia! Venga para acá!

Rato más tarde, sentado en el piso del calabozo Casimiro Pereira daba vueltas sus pensamientos en círculos de causa y efecto. Porque había sabido antes de ser milico que no le podía gustar, de ninguna manera, como bien le había dicho su padre obligándole a pensar lo contrario… Un círculo, pensó que era, porque si hubiese obedecido no hubiera sido libre. Revelándose tampoco. Un círculo como el que veía ahora dibujado en el revoque de la pared con un diámetro suficiente para que si fuera un agujero, pasara un hombre corpulento por él. Vaya casualidad, en la pared que da al costado de la comisaría!

Se apoyó sobre el círculo para hacerlo deslizar como un… ¡Aquello quemaba! Retiró las manos y se quedó mirando. Era un círculo perfecto. Tan perfecto que no se puede hacer así un corte en la pared sin que se caigan pedazos de revoque! No se veían rajaduras ni la menor estría que separase la pared del tapón. Porque tenía que estar aquello cortado como un tapón cónico que encajase perfectamente y que una vez sacados los prisioneros se haya puesto otra vez en su lugar… milimétricamente, sin girarlo ni una milésima de grado y sin descascarar en el revoque ni una pizca de granito de arena! ¿Lastima que estuviera tan caliente! Porque si no…salía y lo colocaba por afuera otra vez! Y que el comisario le fuera a explicar al ministro del interior y a la concha de su madre!

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

lunes, junio 11, 2007

324 Algo Parecido a un Pensamiento

Desde esa especie de meseta, que formaba el cerrito bajo la boca de la cueva, se quedaron mirando la imponente noche estrellada que cubría los campos sin iluminarlos apenas. Y eran los sabidos relieves ocultos en la negrura los que les hacían comprender que las cosas más enormes se pueden ocultar a nuestros ojos hasta que logremos la luz (oque salga la luna). La luz del entendimiento que ilumina las verdaderas relaciones entre las cosas y no sus apariencias…

-Están prisioneros y en la tierra, pero tan asustados que no puedo entender ninguna cosa que parezca un pensamiento.

Era la mente de Manuel que se estiraba hasta encontrarse en algún lugar con la de ellos? O tal vez era que las distancias sean siempre engañosas y nada más que una manera de organizar nuestras sucesivas impresiones en imaginarios cuadriculados recorridos por nuestra memoria. Habría otra manera –como un caballo de ajedrez o el juego ese que se hacía con un tobillo sostenido por una mano y saltando los rectángulos- otra manera de imaginarse el orden de los cuadrados? En el espacio o en el tiempo que… Ah, tal vez no todos los órdenes que se hicieran terminaran conteniendo algún sentido pero… Mucho de ellos…De los infinitos ordenes distintos que se pudieran inventar…Contuvieran otra película tan o más interesante que la que siempre miramos.

-Me parece que no han de estar lejos de donde cayeron…Porque cayeron sobre unas copas de árboles después que algo atravesó la bola de lado a lado. Y es como que después no les hubiese pasado nada más que la captura y el encierro…

Cholo volvió a pensar en términos activos.

-Pasemos a buscar al Rulo. Con tres bolas y tu sensibilidad seguro que los podemos encontrar.

-Seguro.

Apenas si se acordaron de dejar a Oscar en su casa, tan entusiasmados volvían a sentirse volando directamente a donde el instinto antinatural de Manuel los guiaba. Se hubieran podido poner al viento las músicas más heroicas que fueran apartando las nubes para dejar pasar las imponentes naves sólo un poco abolladas y despegadas, pero enteras en su bizarra bravía! Filmar la escena! Para que no se dijera después de boca en boca el mito engañoso de la supremacía militar de los Maquis sobre su oponentes esos pobres niñitos con alas! Y además para no perder la imagen de esos zapallos blancuzcos que a gatas sobrevolaban los cerros y que sin embargo iban en esos momentos atravesando la patria para liberarla. Sorprendente giro que la historia algunas vez describe sin pedir permiso ni preguntarle a nadie. Burlona apuntadora del teatro del universo que goza cambiando los libretos para desesperación de los actores y del publico, que vino a presenciar una comedia que se llenó de crímenes, o al revés, en todos los sentidos.

Manuel había decidido que con dos bolas bastaba.

(Andate por el lado derecho y tratá de sentir todo lo que venga de abajo)

(¿Yo…?)

(No te olvides que estás dentro de la bola…)

(Claro.)

Entonces bastó con cerrar los ojos para sentir las lenguas agudas de dolor etéreo que atravesaban el espacio mental en todos los sentidos como aullidos desconsolados que Dengue desde alguna parte estaba emitiendo como forma de sacarse de encima tanta tristeza y desesperación. A su lado, a veces flameaba ese fuego oscuro del que se quema en su autotortura y sin embargo calla. No podía ser otro que Ernesto!


domingo, junio 10, 2007

323 EL HIJO DE JULIETA

Mientras los hombres avanzaban tras la movediza luz de la linterna, Magdalena se fue quedando atrás haciéndose conciente de un leve mareo que la condujo a apoyarse contra un pilar de roca mientras reconocía en su pecho una herida que se estaba abriendo en las llamas del dolor.

-Manuel, tenemos que rescatar a Julieta!

La luz dibujó extremos garabatos por techo y paredes y vino a enfocar el rostro hablante.

-¿Julieta, dijiste?

-Sí, no la vamos a dejar en manos de esos…

-Ella está bien…y el hijo…

-¿El hijo…?

-Sí, también. A los que agarraron, fue a Ernesto y al Dengue.

-¿Vivos?

-Esperá!

Se sentó y se ovilló sobre las rodillas apenas iluminado por la escasa luz que se difundía desde la banda diagonal iluminada del piso, entre la mano izquierda de Manuel y más allá las cuatro piernas que habían escuchado el extraño diálogo ahora interrumpido.

-Sí, los dos están vivos pero muertos de miedo. Dengue especialmente.

-¿Pero dónde están?

-No puedo ver nada. Solo sentir lo que están sintiendo.

-Y…¿el hijo de Julieta que siente?

-Está bastante confundido. No está seguro de haber salido hacia un lugar interesante…

-¿Y Rulo?

-Revienta de orgullo y también de preocupación por la responsabilidad.

Se quedaron callados. La linterna empezó a parpadear su luz que se volvía sepia hasta morir. En la oscuridad todos supieron que nada podían ocultar a la percepción de Manuel que al parecer como un éter que todo lo embebe traspasaba cualquier frontera.

Fue entonces, en la más espesa negrura subterránea que estalló aquel ruido atronador causado por las carcajadas de Manuel rebotando en todos los rincones. Alguien levantó la linterna y lo puso en foco. El desgraciado reía como un animal revolcándose por el suelo. Pataleaba y no lograba volver a sentarse para explicar lo que le pasaba, de qué se reía, o en su defecto…Decir la verdad.

Se levantó y fue otra vez a las risas a abrazar al flaco Oscar, al que sí trataba de explicarle entre risas que nunca se había encontrado con alguien que tuviese tanta gracia para pensar.

-Ah, pero te estás riendo de Mi? ¿Mirá el guacho!

-No me río de vos. Es que mientras pensás te hacés chistes!

-¿Y quién no?

Ahora fue Oscar quien tuvo que dar explicaciones de sus características psico- cotidianas ayudado por Manuel que le iba marcando los puntos en que se diferenciaba del estilo del pensamiento medio. Punto primero: Pensamiento en diálogo. Cosa que era pensar entre dos siendo sin duda uno. Segundo, y eso era lo que más le había llamado la atención a Manuel, la costumbre de que ante cualquier idea uno tenga la actitud de creer cualquier cosa y el otro lo raje a puteadas o le haga caer en trabalenguas o situaciones ridículas. En esa parte iban los chistosos sobrenombres que el maldito le enrostraba al inocente y que Manuel no podía oír sin volverse a reír, pero… Se puso de golpe serio e invitó a salir de la cueva porque tenían que ponerse en marcha para rescatar a los prisioneros.
(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

sábado, junio 09, 2007

322 SEGUNDA BASE

La cueva que decía el flaco era más grande que una cancha de fútbol, según decía, que la habían medido a pasos largos con el Teque, un amigo que sí, que claro, que era el otro que la conocía, aparte de que a muchos les habían contado… La entrada era el problema, entre dos piedras chatas que sobresalían de un cerrito cerca del río Queguay, había que echarse de panza y arrastrarse hasta que la piedra de abajo se terminaba antes de que acostumbraras la vista a la oscuridad y te caías más de un metro hasta lo que era el piso, de piedras también y con cagadas de murciélago.

-Podrían entrar cuatro o cinco bolas.

-Y cuanto mide una cancha de fútbol?

-No se, pero calculo que a lo ancho entran tres bolas de estas…y a lo largo fácil cinco.

-¿Y tus amigos…?

-Son buena gente.

-Pero… acostumbran a ir seguido a esa cueva?

-Yo me encargo de que no vayan por un tiempo.

Los pensamientos empezaron a entrecruzarse muy rápidamente

Entre todos. Estaban iniciando una nueva etapa de actividad. Desde otra base a la que debían acarrear los elementos usando las bolas como medio de transporte, con otro cielo y sin la costa, con menos testigos, con ninguna comida, sin dinero, demasiado aislados como para convencer a la gente, para juntarlos en cantidades apreciables…La palabra volvió por Cholo.

-No podemos hacer una revolución escondidos lejos de todos.

-Ah, quieren hacer una revolución? ¿Revolución de qué?

-Para liberarnos de los ángeles y hacer un país entre todos sin tener jefes.

-Pero no era que los ángeles esos tienen no se cuantas dimensiones y hasta un tiempo de más? Qué guerra les pueden hacer?

-Pero son estúpidos porque no conocen la libertad. Ellos cumplen órdenes del superior que las recibió de otro que a su vez…

-Y ¿ustedes no les tiran con nada?

-Una vez les tiramos tortas de merengues!

-Derrepente precisan amigos que les hagan el chamuye boca a boca entre la gente. Yo para eso me ofrezco porque para pelear no ando con ganas.

-Sabes qué? Traete una linterna de tu casa, pasamos a levantar mi bola y vamos a ver esa cueva.

Un rato después se iban deslizando entre las dos rocas chatas hasta caer advertidamente en el piso cagado de la cueva. El haz de la linterna recorría para uno y otro lado el techo abovedado que les cubría de roca a veces agrietada pero no mucho. Algunos mechones de líquenes sobresalían somnolientos, algunas goteras habían estado activas no hacía mucho. Era por cierto muy grande y factible de ser limpiada como para un habitáculo humano tras encender faroles de gas, conseguir dónde guardar agua y donde colocar las letrinas.
(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

viernes, junio 08, 2007

321 ¿Te das por vencido?

Enseguida del despegue Cholo consiguió estabilizar la bola a doscientos metros y comenzó a pasar su informe. Ellos eran los primeros del grupo que lograba juntar. Había sido derribada una bola de las propias sobre Pando y dos de los ángeles sobre el Río de la Plata. No había podido averiguar quiénes tripulaban la nuestra ni qué había sido de ellos. Lo que había comentado la tele más que lo de Gran Hermano, era la batalla que se había librado frente a la Playa Ramírez entre una bola a la que se le habían desprendido varios papeles en las maniobras y tres esferas perfectas de brillante luz tornasoladas de las que dos se estrellaron contra las aguas y la tercera huyó. Las angélicas dispararon todo lo que traían en materias de rezos de grueso calibre que se veían brillar en la pantallas de los televisores pantalla plana de más de cincuenta pulgadas del Alto Mando de Maniobras Permitidas por las Naciones Amigas. (AMMPNA). La bola criolla sólo maniobraba vertiginosamente entre las otras haciendo que se chocaran entre ellas como unas torpes tratando de quitarle la pelota a Maradona. -Ese es Mandinga! –afirmó Manuel Lo mismo que habían pensado los otros mientras sacaban la cuenta de quiénes entonces podrían ser los derribados. Ernesto con el Dengue o Rulo con Julieta embarazada. -Y mi madre, Cholo, dónde la dejaste. -En tu casa, que ahora han dejado tranquila todos los espías que la espiaban. Quedate tranquilo que tiene algo de plata y va a tratar de mostrarse lo menos posible. -Hasta que se olviden de nosotros. Cholo buscó con atropello la mirada de Manuel. -¿Te das por vencido?! -Por ahora. Ayer nos vencieron porque nos quedamos sin lugar para guardar las bolas. No podemos vivir todo el tiempo escondiéndonos dentro del punto, tenemos que salir a comer. -O dar batalla, como hace Mandinga. -Pero Mandinga perdió su guerra…él vence en las pequeñas camorras… -Claro, el ejército de los cobardes es más numeroso. -Y nadie lleva la cuenta de sus muertos. -Bueno esperamos, pero, qué esperamos? -A encontrar otra cueva grande. Reparar las bolas y fabricar nuevas y además todas esas cosas que vos sabes de cómo mantener en secreto la existencia de un grupo. Oscar que se había venido arribando a la charla de todos en el suelo de cartón, levantó una mano como si pidiera la palabra en una asamblea. -Si ustedes quieren yo les digo donde hay una bruta cueva que nadie conoce. Lo miraron acordándose de su presencia. -¿Pero es grande, grande? ¿Cuántos metros serán) -Y…
(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

jueves, junio 07, 2007

320 Los Esbirros del Viejo Dios

Por último encontraron un hueco en un monte de eucaliptos pasando el cementerio y volvieron de a pie para la casa del Oscar que les prometió unos chorizos hechos en un momento en la parrilla acompañado del rojo vino que restaba en la madrejuana…y conversar de todas esas cosas extrañas de las que recién se venía a enterar y que siempre había desdeñado por estúpidas. Que resultaban ser las verdaderas verdades aunque visto de otra manera, como en las novelas de ciencia ficción aquellas de Gilgamesh y la fuente de la eterna juventud. Los dioses también se mueren había dicho Magdalena y Manuel había asentido aclarando que vivían mucho más que nosotros pero al final se terminaban muriendo como el Dios de ahora que está por espichar.
-¿Y quién queda? ¿El flaco de la cruz?
-No. Parece que no porque anda en otra. Entre todos seguro que van a elegir al más hijodeputa.
-Jajaja.
-Al Cristo lo han usado para propaganda mucho más que al Che me dijo un amigo y creo que tiene razón.
-¿Así que todo es como en una comedia donde entran personajes a cada rato, a cual más extraño a decir sus cosas y se van.
-…
-Los que no existen son los que verdaderamente existen y los que vemos no existen!
-…
-Claro que ellos creían que eso era así y vos lo que venís a creer es que todo parece que fuera así. Lo cual es lo mismo, qué estoy diciendo? el otro solamente se ahorró el trabajo de parecerle.
-¿Estás hablando con nosotros?
-¡Loco! ¿Qué querés? Toda la vida puteando a los curas y ahora vos me venís con que los ángeles existen!
-Sí…pero no te digo que sean buenitos como los de las estampitas.
-¡No me lo puedo imaginar!
-Son unos tipos que hay allá del otro lado, no les llames ángeles, llamales extraterrestres…
-Claro, pero son los esbirros del famoso viejo Dios. El que creó el universo.
-Eso es mentira! Ellos tampoco saben un carajo. Cuando nacieron…como nosotros…el mundo ya estaba ahí.
A esa altura del diálogo iban llegando a la luz de la esquina de la casa del Flaco que no llegaron porque levantaron las cabezas para ver lo que presintieron a trío. Una mancha blancuzca que flotaba sobre sus cabezas. Una bola!, de papel pegado al engrudo y medio abollado en varios lugares. Una bola totalmente artesanal.
Era el Cholo quién asomó la cabeza por la portecita e invitó a subir.



(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

319 EN PLATO VOLADOR

Entró SÍ, la bola debajo del puente, sin que sobrara nada de espacio …ni de tiempo, porque Oscar agregó recién después que tenían media hora hasta que viniese el tren que acarrea la madera.
Manuel pidió silencio para sintonizarse con las cuerdas de la bola y ver si se había equivocado cuando presintió la presencia de los luminosos hacia el lado del sur.
Otra vez como buda los locos y Oscar sintiendo apenas un silbido que la brisa hacía al filtrarse por una rajadura del cartón. ¿Qué carajo! Los tipitos andaban en la suya, que por muy diferente que fuera a su propia vida, era la de ellos, aunque les pudiera parecer imposible a los boludos. ¡Loquitos con plato volador propio! Resultaban ser, y amigos del Bosco, o algo que ver y haciendo regresos al futuro. Como en las historietas que leíamos y que el Bosco se enojaba cuando su hermano nos las traía porque eran de su colección. ¡El Eternauta! ¡Qué historieta! Y bueno… Ahora estamos en una. Yo por lo menos, que nunca me imaginé aventuras voladoras y preferí quedarme en el pueblo donde todos me conocen y yo a todos, en vez de andar pasando necesidades por esas carreteras. ¡Ahora ando en plato volador y soy amigo de los marcianitos! ¡Pah!
-Allá van pasando de largo, son tres de los grandes.
-Sí, no nos llegaron a detectar.
Oscar preguntó enseguida por el motivo de la persecución y quienes eran en realidad esos que llamaban ángeles y que se parecían mucho a los platos voladores de las películas.
-Los ángeles, los ángeles del cielo! –contestaron a coro la Magda y el Manuel.
-Andá a cagar!
Otra vez tendrían que recontar la historia? Bueno…decirle que ellos al principio tampoco lo podían creer, hasta que Manuel había sido raptado por unos ángeles que lo llevaron y que eran unos tipos grandotes y rubios con cara de…y un par de alas de cartón atadas a la espalda.
-Jajaja.
-Pero en el otro mundo…
-¿Cuál?
-Le llaman El Segundo Tiempo porque…
-¿Cómo en el futbol?
-No, es que allá en vez de haber un tiempo, hay dos.
-¿Cómo va a haber dos!
-Me lo explicó mi abuelo pero…Hay dos! Yo que se? Estuve ahí varias veces y no vi el segundo tiempo nunca, pero dicen que es porque mi cerebro no tiene existencia en las otras dimensiones. Que a nosotros si vamos nos ven como veríamos nosotros una foto de los dos lados. Una foto tuya de frente en un lado y de espalda en el otro. Entendés? Ellos dicen que tienen partes de ellos mismos que vos no los podés ver porque están en esas otras dimensiones. Y el segundo tiempo igual.
-Me quedó clarito, flaco.
-Yo tampoco entiendo Oscar, ni la flaca…es decir, de a ratos parece que lo entendemos y está todo bien, pero enseguida no entendemos nada, porque fijate que me dijo mi abuelo que en realidad el mundo donde ellos están está aquí mismo donde estamos nosotros! Porque dicen que el espacio tiene en realidad infinitas dimensiones y los fenómenos, ayudame flaca, que yo te lo dije como tres veces.
La Magda a las risas sacudió la cabeza
-Tenemos que decirle a Oscar que necesitamos algunas cosas para mantenernos en la cueva.
-Che…¿Y por qué no se quedan en mi casa?
-No nos podemos dejar ver y además, tenemos que encontrar un lugar seguro para la bola…

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)