Entró SÍ, la bola debajo del puente, sin que sobrara nada de espacio …ni de tiempo, porque Oscar agregó recién después que tenían media hora hasta que viniese el tren que acarrea la madera.
Manuel pidió silencio para sintonizarse con las cuerdas de la bola y ver si se había equivocado cuando presintió la presencia de los luminosos hacia el lado del sur.
Otra vez como buda los locos y Oscar sintiendo apenas un silbido que la brisa hacía al filtrarse por una rajadura del cartón. ¿Qué carajo! Los tipitos andaban en la suya, que por muy diferente que fuera a su propia vida, era la de ellos, aunque les pudiera parecer imposible a los boludos. ¡Loquitos con plato volador propio! Resultaban ser, y amigos del Bosco, o algo que ver y haciendo regresos al futuro. Como en las historietas que leíamos y que el Bosco se enojaba cuando su hermano nos las traía porque eran de su colección. ¡El Eternauta! ¡Qué historieta! Y bueno… Ahora estamos en una. Yo por lo menos, que nunca me imaginé aventuras voladoras y preferí quedarme en el pueblo donde todos me conocen y yo a todos, en vez de andar pasando necesidades por esas carreteras. ¡Ahora ando en plato volador y soy amigo de los marcianitos! ¡Pah!
-Allá van pasando de largo, son tres de los grandes.
-Sí, no nos llegaron a detectar.
Oscar preguntó enseguida por el motivo de la persecución y quienes eran en realidad esos que llamaban ángeles y que se parecían mucho a los platos voladores de las películas.
-Los ángeles, los ángeles del cielo! –contestaron a coro la Magda y el Manuel.
-Andá a cagar!
Otra vez tendrían que recontar la historia? Bueno…decirle que ellos al principio tampoco lo podían creer, hasta que Manuel había sido raptado por unos ángeles que lo llevaron y que eran unos tipos grandotes y rubios con cara de…y un par de alas de cartón atadas a la espalda.
-Jajaja.
-Pero en el otro mundo…
-¿Cuál?
-Le llaman El Segundo Tiempo porque…
-¿Cómo en el futbol?
-No, es que allá en vez de haber un tiempo, hay dos.
-¿Cómo va a haber dos!
-Me lo explicó mi abuelo pero…Hay dos! Yo que se? Estuve ahí varias veces y no vi el segundo tiempo nunca, pero dicen que es porque mi cerebro no tiene existencia en las otras dimensiones. Que a nosotros si vamos nos ven como veríamos nosotros una foto de los dos lados. Una foto tuya de frente en un lado y de espalda en el otro. Entendés? Ellos dicen que tienen partes de ellos mismos que vos no los podés ver porque están en esas otras dimensiones. Y el segundo tiempo igual.
-Me quedó clarito, flaco.
-Yo tampoco entiendo Oscar, ni la flaca…es decir, de a ratos parece que lo entendemos y está todo bien, pero enseguida no entendemos nada, porque fijate que me dijo mi abuelo que en realidad el mundo donde ellos están está aquí mismo donde estamos nosotros! Porque dicen que el espacio tiene en realidad infinitas dimensiones y los fenómenos, ayudame flaca, que yo te lo dije como tres veces.
La Magda a las risas sacudió la cabeza
-Tenemos que decirle a Oscar que necesitamos algunas cosas para mantenernos en la cueva.
-Che…¿Y por qué no se quedan en mi casa?
-No nos podemos dejar ver y además, tenemos que encontrar un lugar seguro para la bola…
(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)
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