Con el repetido fracaso del boomerang pasó la tarde. Se comieron las guayabas mientras hablaban de conseguir algún anzuelo para mañana pescar, algún pedazo de goma para fabricar una honda y dos o tres cosas más, como un encendedor, una olla vieja y… dos tres cosas más. Manuel tenía cincuenta pesos en el bolsillo y Magda veinticinco… así que…compraban el encendedor y el resto lo requechaban de alguna manera.
-Esos conocidos tuyos…?
-Desde el 67 que no los veo…habrán cambiado!
-¿Cómo sesenta y siete?
-Yo estuve aquí en 1967.
-Qué estás diciendo Manuel…? Querrás decir 1997…
-Pero si te conté que me trajeron, Magda.
En el tiempo y en el espacio que lo habían traído como ya todo el mundo sabe, claro, no es fácil pensar que el Manuel estuvo aquí veinte años antes de nacer. Había creído Magdalena que el viaje en el tiempo habría sido por poco tiempo, es decir, no muy largo para atrás o adelante, porque por muy viaje en el tiempo que fuera ¿como es que uno pueda estar en un lugar aun antes de nacer? Sería otro, igual a uno…o tal vez…Porque si no, uno ya de chico recordaría que antes de nacer estuvo en un lugar así…o la memoria tendrá que seguir la misma ruta con que se hizo el viaje y entonces…?
-Sí, ahora me acuerdo.
-Tenían un hotel en la avenida de las palmeras.
-Podemos averiguar…
-Es al lado de donde vivía el Bosco ese que me dio los guijarros del abuelo…
-Aunque se hayan mudado, los vecinos van a saber dónde encontrarlos.
…no quería saber nada con esta historia!
-¿Por qué?
-No se…parecía que le daba miedo…es un viejo…era el compañero de la infancia de mi abuelo, pero cuando yo estuve con él era de mi misma edad!
-¿Y tu abuelo no estaba en el pueblo?
-No te acordás que te conté, que pasó la juventud en Minas?
-¡Qué entrevero!
-Ahora, decime Flaca, ¿por qué no me hizo llevar a Minas?
-¡Eso!
-Después decía que no quería meterse más en mi vida y que la culpa era de Germán…No, no decía que la culpa fuera de Germán, decía cosas que a mi no me convencían y llegué a pensar que el maldito era el otro.
-Pero tu abuelo si hizo algo que alteró tu vida sería, me supongo, porque sabía que vos estabas…
-No digas predestinado, eh?
-¡No lo iba a decir! Te decía que… todos sabemos que no sos como los demás. A tu alrededor…
-…ocurren cosas extrañas.
-Eso.
-¿Pero por qué?
-Parece que vos atrajiste a los ángeles. Vienen para atraparte.
-Es que el viejo Dios ese ha de estar loco ¿qué se la agarra conmigo?
-Porque sos distinto.
-¿Y a él que le importa.
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