Cuando Salieron del punto fueron a ver a Margarita para la sorpresa de encontrarla dándole lecciones de biyutería a Vittorio, pinza en mano y un rollito de alambre de alpaca cada uno. Estaban bien y Vittorio preguntó si le permitían quedarse a pasar la noche, se había separado de su mujer y ahora no tenía domicilio.
-Mejor –agregó para convencer a todos de que estaba convencido. –He decidido que de ahora en más voy a hacer sólo lo que siempre he querido, -y mirándoles a todos- Ustedes me han enseñado mucho.
Nosotros ni nos imaginábamos en qué sentido lo decía y por eso fueron varias las preguntas.
He sido un excelente estudiante y profesional toda la vida, cuando en realidad siempre quise ser artesano. –Los miró a todos y se ayudó con las dos manos para repetir: ARTESANO ¡! – al poner los ojos en blanco y agregar:
No importa que no llegue a ser nunca un buen artesano, mis manos son un poco torpes, pero… Vivir en libertad! Trabajar en la vereda de una plaza mientras te fumás un porro y conversas con tus amigos que están dándole a la guitarra. No se necesita dinero para eso. ¡No necesitás ganar más dinero!
Margarita trató de bajarlo al piso.
-Yo he sido siempre artesana… Mirá Vittorio que no es tan fácil…
-¿Cómo no va a ser fácil vivir así directamente, sin ninguna condición ni renunciamiento, con las alegrías y tristezas que todos tienen pero…LIBRES?!
-Los años pasan…-continuó Margarita con la persistencia de la gota que taladra. –Tus compañeros van cambiando y vos también…
-¡Que cambien! Yo estoy cambiando ahora. Recién ahora, después de aconsejar durante años a los demás que lo hicieran.
-…Muchos terminan de empresarios….
-…
-…Y además Vittorio, que tenés dos hijos para alimentar…
-Es cierto.
Fue muy triste ver la cara de Vittorio cuando todo el vagón de las responsabilidades se le volcaba encima aplastando la recién cara de contento, para dejar un cuero vacío que se derrite por el piso.
-De todas maneras tienen recursos para un mes.
-Por qué no te tomás quince días de vacaciones?
-Gracias, doctora. (los ojos de Vittorio lagrimeaban mitad con odio por haberle derribado el precioso castillo de naipes, mitad con verdadero agradecimiento por ayudarle a encontrar el camino del medio entre la responsabilidad y la libertad. El único posible equilibrando las tendencias extremas que tienden al desgarramiento. O un carajo de razonable puede ser renunciar al bien más preciado por una cuestión puramente reglamentaria. Aunque a veces haya sabiduría en algunas reglas. Y estupidez en la mayoría que cree que el simple cumplimiento de las normas puede hacer feliz a un pueblo. Menos infeliz que si no existieran las normas y se tuviese que defender de los agresores. Los agresores no son estúpidos. Sí, no tendrían por qué serlo. Pronto comprenden que la guerra continua extenúa a ambos bandos y comienzan a pausarlas y a veces a ponerle fecha y hora para que la Chusma venga a admirarlos contra las barandas mientras comen pochoclos y manzanas con caramelo. El caballero A contra el caballero B que vemos cabalgar al fondo dentro de su armadura totalmente negra y de lata! Si señores. El espectáculo de la guerra sería si los generales con sus presidentes y ministros entraran en combate directo contra los iguales del país al que le declaran la guerra. O que los empresarios y grandes accionistas fueran también al terreno del combate y ahí juntos con los otros se entraran a dar para ver cual de los bandos es el más guapo. Hermosas guerras que nunca existirán mientras los antesnombrados sigan enganchando a los pueblos tras la emoción de la patria, para hacerlos pelear por cuestiones de poder o de dinero, lo que se llama Las Leyes del Mercado, que son unas leyes muy buenas para los que administran el mercado.
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