Desde esa especie de meseta, que formaba el cerrito bajo la boca de la cueva, se quedaron mirando la imponente noche estrellada que cubría los campos sin iluminarlos apenas. Y eran los sabidos relieves ocultos en la negrura los que les hacían comprender que las cosas más enormes se pueden ocultar a nuestros ojos hasta que logremos la luz (oque salga la luna). La luz del entendimiento que ilumina las verdaderas relaciones entre las cosas y no sus apariencias…
-Están prisioneros y en la tierra, pero tan asustados que no puedo entender ninguna cosa que parezca un pensamiento.
Era la mente de Manuel que se estiraba hasta encontrarse en algún lugar con la de ellos? O tal vez era que las distancias sean siempre engañosas y nada más que una manera de organizar nuestras sucesivas impresiones en imaginarios cuadriculados recorridos por nuestra memoria. Habría otra manera –como un caballo de ajedrez o el juego ese que se hacía con un tobillo sostenido por una mano y saltando los rectángulos- otra manera de imaginarse el orden de los cuadrados? En el espacio o en el tiempo que… Ah, tal vez no todos los órdenes que se hicieran terminaran conteniendo algún sentido pero… Mucho de ellos…De los infinitos ordenes distintos que se pudieran inventar…Contuvieran otra película tan o más interesante que la que siempre miramos.
-Me parece que no han de estar lejos de donde cayeron…Porque cayeron sobre unas copas de árboles después que algo atravesó la bola de lado a lado. Y es como que después no les hubiese pasado nada más que la captura y el encierro…
Cholo volvió a pensar en términos activos.
-Pasemos a buscar al Rulo. Con tres bolas y tu sensibilidad seguro que los podemos encontrar.
-Seguro.
Apenas si se acordaron de dejar a Oscar en su casa, tan entusiasmados volvían a sentirse volando directamente a donde el instinto antinatural de Manuel los guiaba. Se hubieran podido poner al viento las músicas más heroicas que fueran apartando las nubes para dejar pasar las imponentes naves sólo un poco abolladas y despegadas, pero enteras en su bizarra bravía! Filmar la escena! Para que no se dijera después de boca en boca el mito engañoso de la supremacía militar de los Maquis sobre su oponentes esos pobres niñitos con alas! Y además para no perder la imagen de esos zapallos blancuzcos que a gatas sobrevolaban los cerros y que sin embargo iban en esos momentos atravesando la patria para liberarla. Sorprendente giro que la historia algunas vez describe sin pedir permiso ni preguntarle a nadie. Burlona apuntadora del teatro del universo que goza cambiando los libretos para desesperación de los actores y del publico, que vino a presenciar una comedia que se llenó de crímenes, o al revés, en todos los sentidos.
Manuel había decidido que con dos bolas bastaba.
(Andate por el lado derecho y tratá de sentir todo lo que venga de abajo)
(¿Yo…?)
(No te olvides que estás dentro de la bola…)
(Claro.)
Entonces bastó con cerrar los ojos para sentir las lenguas agudas de dolor etéreo que atravesaban el espacio mental en todos los sentidos como aullidos desconsolados que Dengue desde alguna parte estaba emitiendo como forma de sacarse de encima tanta tristeza y desesperación. A su lado, a veces flameaba ese fuego oscuro del que se quema en su autotortura y sin embargo calla. No podía ser otro que Ernesto!
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