-Bien, en ese caso... volvamos entonces- ,dijo Jesús tomando el extremo de la cremallera de guiones entre sus dedos antes de que se terminara de borrar, y comenzando a deslizar la mano hacia arriba, con lo que la anterior abertura se iba rellenando de espacio.
Con un gesto invitó a las damas a pasar primero, y con otro se despidió de los esenios.
No parecía disgustado ni contrariado, más bien perdido en lejanos pensamientos que no debían ser desagradables porque, a pesar de todo, en ningún momento había dejado de sonreír.
Quedaron en aquel espacio neutro, no mayor a un ascensor, incoloro e insípido, al que sin embargo por momentos llegaban los silbidos del viento del desierto y algunos granitos de arena que se estaban colando entre algunos de los guiones que habían quedado mal cerrados.
Chasqueó la lengua y se dispuso a entreabrir la cremallera para volver a cerrarla adecuadamente.
-Si no está bien cerrado este cachivache no funciona,-explicó.
No fue tan fácil. Al querer cerrar de nuevo los guiones se empezaron a transformar en signos de más y a zafarse unos de otros dejando huecos crecientes por donde soplaba una tormenta de arena mezclada con bosta de camello. -Que olor de mierda- rezongó asomando la cabeza fuera de la carpa. Pidió enseguida ayuda a Manuel. Que le tuviese una de las hojas virtuales bien agarrada mientras él estiraba la otra parte que se había encogido, vaya a saber, por la presión del viento y que no quería volver a engancharse con los guiones anteriores.
-¡No hay caso! ¿Voy a tener que hacer un milagro!
Todos se alegraron interiormente. Querían ya volver a sus pagos y además que cuando se habrían las hojas de la puerta, allá afuera, a pesar del vendaval vislumbraban las oscuras figuras de los cuatro esenios que, como estatuas silenciosas seguían con las cuatro manos apoyadas cruzadamente sobre los cuatro pechos, y eso... no parecía natural!
-¡No miren! ¡Miren para otro lado! -ordenó Jesús.
Todos dieron vuelta la cara y enseguida vieron relumbrar un relámpago y olieron un extraño gas que había llenado el escaso volumen de la cabina.
-Ya está.
Que había logrado cerrar se supo enseguida porque enseguida dejó de zumbar el viento y la arena negra de atormentar las caras, pero había un detalle nuevo. Un intruso orejudo. Un pequeño zorro del desierto que, temeroso de no ser querido trataba de esconderse entre las piernas de todos. Ernesto lo tomó en su regazo y enseguida le encontró nombre: Rommel
viernes, octubre 31, 2008
jueves, octubre 30, 2008
618. Arenas calientes
De modo que tuvieron que tomarse ellos la tarea de explicarles a dónde habían sido enviados.
-Constituimos una comunidad espiritual que vive apartada del mundo y de sus apetencias mezquinas. Aquí todos somos iguales, tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones. Nuestras vidas están orientadas hacia el conocimiento del Dios Verdadero...
Ninguno de los maquis venía con animo polemista, preferían callar las dudas que les producía esa manera de vivir y, especialmente, aquella manera de mirar a las mujeres, a cada momento, interrumpiendo el discurso, como no pudiendo apartar la vista o el pensamiento de los apretados pantalones que llevaban tanto Margarita como Magdalena. Tal vez no por los pantalones mismos, que evidentemente no conocían, sino...
Margarita se decidió a preguntar:
-¿Admiten mujeres en la comunidad?
Los cuatro quedaron fríos como losa de alabastro. El quinto, Jesús, sonrió.
-No, hasta ahora... Ustedes dos son las primeras mujeres que pisan el espacio sagrado de nuestra comunidad.
Los cuatro hicieron signos con las manos floreando en el aire mientras emitían lastimeros cánticos agudos. Jesús apoyó sus manos en dos distintos hombros y les habló en hebreo, o tal vez en arameo, griego, polaco o cualquier lengua muerta. (preferimos no transcribir) Ellos contestaron en lo mismo y con expresiones de disgusto escandaloso. La negociación parecía totalmente estancada cuando a un costado comenzaron a aparecer sucesivos guiones cortos en el aire, formando un rectángulo vertical que se llenó de pronto en tres dimensiones y color. ¡Allí estaba el otro Cristo! El entrecano. El Cristo joven gritó como acometido por una puñalada en el corazón. No quería mirarlo, no, No quería mirarse en el futuro porque gran pecado era pretender violar las leyes del Verdadero, Aquellas sagradas leyes que nos mandan a vivir la vida tal cual que si fuera una verdad, aunque la sospechemos falsa, y tengamos múltiples indicios de ello y de la relatividad del tiempo y de las oscuras energías que nos hacen separar cuando nos parecería lógico más bien juntarnos.
Todo eso y mucho más fue gritando el pobre Jesús al tiempo que trepaba la entrada oculta entre las zarzas y se ensartaba de espinas y perdía las ojotas justo cuando debía enfrentar las calientes arenas bajo los rayos del sol, hasta perderse en la distancia de los espejismos remotos sin dejar de perorar.
-Me olvidaba de decirles...-comenzó a decir el Jesús maduro- que... este podría ser un buen refugio temporario para ustedes...
Los cuatro esenios protestaron en su lengua.
Los Maquis en español también. No le había pedido asilo. Lo que querían era salvar la Federación Anarquista Latinoamericana.
-¿Anarquista...?
-Si, -Cholo se estaba impacientando- acaso esto de los esenios no es también una organización anarquista?
Cristo se comenzó a reír de un modo gracioso. Los cuatro esenios a ponerse rojos primero y bruscamente pálidos después, cuando las pupilas se les achicaron y los iris se les volvieron amarillos.
-Obedecemos al Verdadero!
-Constituimos una comunidad espiritual que vive apartada del mundo y de sus apetencias mezquinas. Aquí todos somos iguales, tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones. Nuestras vidas están orientadas hacia el conocimiento del Dios Verdadero...
Ninguno de los maquis venía con animo polemista, preferían callar las dudas que les producía esa manera de vivir y, especialmente, aquella manera de mirar a las mujeres, a cada momento, interrumpiendo el discurso, como no pudiendo apartar la vista o el pensamiento de los apretados pantalones que llevaban tanto Margarita como Magdalena. Tal vez no por los pantalones mismos, que evidentemente no conocían, sino...
Margarita se decidió a preguntar:
-¿Admiten mujeres en la comunidad?
Los cuatro quedaron fríos como losa de alabastro. El quinto, Jesús, sonrió.
-No, hasta ahora... Ustedes dos son las primeras mujeres que pisan el espacio sagrado de nuestra comunidad.
Los cuatro hicieron signos con las manos floreando en el aire mientras emitían lastimeros cánticos agudos. Jesús apoyó sus manos en dos distintos hombros y les habló en hebreo, o tal vez en arameo, griego, polaco o cualquier lengua muerta. (preferimos no transcribir) Ellos contestaron en lo mismo y con expresiones de disgusto escandaloso. La negociación parecía totalmente estancada cuando a un costado comenzaron a aparecer sucesivos guiones cortos en el aire, formando un rectángulo vertical que se llenó de pronto en tres dimensiones y color. ¡Allí estaba el otro Cristo! El entrecano. El Cristo joven gritó como acometido por una puñalada en el corazón. No quería mirarlo, no, No quería mirarse en el futuro porque gran pecado era pretender violar las leyes del Verdadero, Aquellas sagradas leyes que nos mandan a vivir la vida tal cual que si fuera una verdad, aunque la sospechemos falsa, y tengamos múltiples indicios de ello y de la relatividad del tiempo y de las oscuras energías que nos hacen separar cuando nos parecería lógico más bien juntarnos.
Todo eso y mucho más fue gritando el pobre Jesús al tiempo que trepaba la entrada oculta entre las zarzas y se ensartaba de espinas y perdía las ojotas justo cuando debía enfrentar las calientes arenas bajo los rayos del sol, hasta perderse en la distancia de los espejismos remotos sin dejar de perorar.
-Me olvidaba de decirles...-comenzó a decir el Jesús maduro- que... este podría ser un buen refugio temporario para ustedes...
Los cuatro esenios protestaron en su lengua.
Los Maquis en español también. No le había pedido asilo. Lo que querían era salvar la Federación Anarquista Latinoamericana.
-¿Anarquista...?
-Si, -Cholo se estaba impacientando- acaso esto de los esenios no es también una organización anarquista?
Cristo se comenzó a reír de un modo gracioso. Los cuatro esenios a ponerse rojos primero y bruscamente pálidos después, cuando las pupilas se les achicaron y los iris se les volvieron amarillos.
-Obedecemos al Verdadero!
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miércoles, octubre 29, 2008
617. ESENIOS DE A BUR NA BAR
Pasaron dos largas dunas sostenidas sobre un terreno donde de tanto en tanto asomaban escarpadas aunque chatas rocas calizas que protegían en su sombra neta otros escuálidos vegetales, resecos y duros en apariencia.
Jesús bajó chancleteando una de aquellas barrancas y por último se agachó entre las zarzas desapareciendo sin dar explicaciones. Parecía chiste y no daba para seguir el ejemplo suponiendo, como se suponía, que las plantas fueran espinosas para protegerse del hambre y la sed de los chivos o los jumentos que pudieran deambular perdidos. Espinas eran, más que plantas, aunque tuviesen aquellas costras en los tallos, lo único que abultaba con apariencia de carnosidad que algunos insectos patilargos parecían estar libando, justo en ese lugar, por dónde apareció de vuelta la cabeza del nazareno y esa voz, entre gutural y nasal que les instaba a seguirle bajo las matas.
Llovido sobre mojado, debajo de las plantas se habría una bajada hacia una enorme cueva. Natural, tan natural como la galería máxima del Bosque aunque más ancha y mucho mejor iluminada. Desde la parte alta de las paredes se adentraban sobre el espacioso vacío central unas beligerantes puntas sobresalientes, restos de antiguos extractos de rocas más duras, del tipo de las que más por encima hacían de techo.
(Una descripción somera por no decir homérica)
La profundidad, no menor de doscientos metros y otros tantos en el ancho. Una plaza central por donde una buena cantidad de gente estaba en esos momentos entrando a un especie de templo rodeado de puertas, allí donde la claridad que venía de lo alto llegaba a su máximo esplendor... Aunque esa luz no debería estar atravesando varios metros de roca! ¿O sí?
Porque por ningún lado se veían lámparas ni juegos de espejos que tras cuarenta reflexiones hicieran entrar los rayos del sol. La parte central, la más alta, del techo mismo, era , toda ella la que emitía luz... o la estaba dejando pasar con ese color característico de la luz solar. Todos pensaron en cristal de roca. Y en Indiana Jones, pero callaron a la espera de poder preguntarlo. Algunos vecinos se estaban acercando a Cristo para decirle cosas que no parecían referirse a ellos, por extraño que pareciera, porque en ningún momento les miraban ni les señalaban disimuladamente con la pera.
Estaban vestidos como cristo, todos iguales, con un jubón entre corto y largo atado de forma suelta con una cuerda en la cintura. Todo en un color arena que viraba del castaño claro hasta el casi celeste, por decir algo, muy parecido a un conjunto de colores descoloridos. Todas cosas que no venían a importar tanto como saber en donde carajo estaban y para qué habían sido traídos.
Se acercaron al grupo que charlaba. Eran gente bastante joven con miradas de bueno. Todos parecían buenos y más lo parecían cuando se les observaba detenidamente. Parecían ser más buenos que los buenos de la películas. Mucho más. Con la bondad que se les veía en cada detalle del rostro y de la postura del cuerpo y el movimiento de las manos. Ernesto se decidió.
-¿Nos podrían informar de dónde es que estamos?
Cinco voces contestaron:
-A Bur Na Bar.
-Y eso... ¿dónde queda?
-En Galilea.
-¿Año...?
-Según el punto de origen...
-¿Antes de Cristo...?
-...
Cristo al sentirse aludido quiso darles una mejor explicación.
-Yo soy el mismo que les ha visitado allá en el otro continente, salvo que soy otro, es decir... Ustedes han hecho un viaje hacia sus propios pasados... Es decir... Al pasado de ustedes y de mi mismo, que allá en vuestro tiempo les visitaré por un motivo que ahora no puedo saber porque todavía no ha ocurrido. ¡Sean bienvenidos!
-Te queríamos preguntar sobre dónde estábamos y ya nos han contestado pero seguimos sin saber para qué nos han traído...
Parecieron sentirse molestos a pesar de ser tan buenos. Con cierta indignación negaron terminantemente haber traído a nadie. Si acaso lo que habían hecho era recibirlos como enviados de uno de sus hermanos desde el futuro. Eran bienvenidos a la comunidad Esenia de A Bur Na Bar. Ya podían pasar al templo de la luz a cumplir con la ceremonia de recibimiento formal y de asignación de responsabilidades. A partir de ese momento pasarían a ser miembros plenos bajo un nuevo nombre que deberían adoptar.
Estaban bajo un malentendido y este Cristo parecía no hacerse cargo de las motivaciones del otro para haberles mandado... Porque.... ellos apenas se habían asomado el borde de lo que momentos antes había sido la línea exterior de la figura de Cristo, el de allá... y.. sin ninguna intención habían aparecido aquí..
-Suponemos que el Cristo Jesús de allá nos ha mandado...
-Claro... Pero... ¿Ustedes no fueron informados sobre las características de nuestra comunidad?
-En absoluto.
Los cuatro esenios miraron a Jesús con cierto aire reprensivo a pesar de saber que no era el joven Jesús responsable por lo que en el futuro el maduro Jesús pudiera llegar a hacer. Una ley de antigua determina que el flujo de responsabilidad viaja hacia el futuro, nunca hacia el pasado. Hoy se es responsable por lo que se hizo ayer. De lo que se haga hoy se será responsable mañana. Pero nunca al revés. Del mismo modo que las cosas calientes se enfrían hasta cierto punto y no más allá. Nunca se va a formar un cubito de hielo en el vaso de agua que se está tomando.
Jesús bajó chancleteando una de aquellas barrancas y por último se agachó entre las zarzas desapareciendo sin dar explicaciones. Parecía chiste y no daba para seguir el ejemplo suponiendo, como se suponía, que las plantas fueran espinosas para protegerse del hambre y la sed de los chivos o los jumentos que pudieran deambular perdidos. Espinas eran, más que plantas, aunque tuviesen aquellas costras en los tallos, lo único que abultaba con apariencia de carnosidad que algunos insectos patilargos parecían estar libando, justo en ese lugar, por dónde apareció de vuelta la cabeza del nazareno y esa voz, entre gutural y nasal que les instaba a seguirle bajo las matas.
Llovido sobre mojado, debajo de las plantas se habría una bajada hacia una enorme cueva. Natural, tan natural como la galería máxima del Bosque aunque más ancha y mucho mejor iluminada. Desde la parte alta de las paredes se adentraban sobre el espacioso vacío central unas beligerantes puntas sobresalientes, restos de antiguos extractos de rocas más duras, del tipo de las que más por encima hacían de techo.
(Una descripción somera por no decir homérica)
La profundidad, no menor de doscientos metros y otros tantos en el ancho. Una plaza central por donde una buena cantidad de gente estaba en esos momentos entrando a un especie de templo rodeado de puertas, allí donde la claridad que venía de lo alto llegaba a su máximo esplendor... Aunque esa luz no debería estar atravesando varios metros de roca! ¿O sí?
Porque por ningún lado se veían lámparas ni juegos de espejos que tras cuarenta reflexiones hicieran entrar los rayos del sol. La parte central, la más alta, del techo mismo, era , toda ella la que emitía luz... o la estaba dejando pasar con ese color característico de la luz solar. Todos pensaron en cristal de roca. Y en Indiana Jones, pero callaron a la espera de poder preguntarlo. Algunos vecinos se estaban acercando a Cristo para decirle cosas que no parecían referirse a ellos, por extraño que pareciera, porque en ningún momento les miraban ni les señalaban disimuladamente con la pera.
Estaban vestidos como cristo, todos iguales, con un jubón entre corto y largo atado de forma suelta con una cuerda en la cintura. Todo en un color arena que viraba del castaño claro hasta el casi celeste, por decir algo, muy parecido a un conjunto de colores descoloridos. Todas cosas que no venían a importar tanto como saber en donde carajo estaban y para qué habían sido traídos.
Se acercaron al grupo que charlaba. Eran gente bastante joven con miradas de bueno. Todos parecían buenos y más lo parecían cuando se les observaba detenidamente. Parecían ser más buenos que los buenos de la películas. Mucho más. Con la bondad que se les veía en cada detalle del rostro y de la postura del cuerpo y el movimiento de las manos. Ernesto se decidió.
-¿Nos podrían informar de dónde es que estamos?
Cinco voces contestaron:
-A Bur Na Bar.
-Y eso... ¿dónde queda?
-En Galilea.
-¿Año...?
-Según el punto de origen...
-¿Antes de Cristo...?
-...
Cristo al sentirse aludido quiso darles una mejor explicación.
-Yo soy el mismo que les ha visitado allá en el otro continente, salvo que soy otro, es decir... Ustedes han hecho un viaje hacia sus propios pasados... Es decir... Al pasado de ustedes y de mi mismo, que allá en vuestro tiempo les visitaré por un motivo que ahora no puedo saber porque todavía no ha ocurrido. ¡Sean bienvenidos!
-Te queríamos preguntar sobre dónde estábamos y ya nos han contestado pero seguimos sin saber para qué nos han traído...
Parecieron sentirse molestos a pesar de ser tan buenos. Con cierta indignación negaron terminantemente haber traído a nadie. Si acaso lo que habían hecho era recibirlos como enviados de uno de sus hermanos desde el futuro. Eran bienvenidos a la comunidad Esenia de A Bur Na Bar. Ya podían pasar al templo de la luz a cumplir con la ceremonia de recibimiento formal y de asignación de responsabilidades. A partir de ese momento pasarían a ser miembros plenos bajo un nuevo nombre que deberían adoptar.
Estaban bajo un malentendido y este Cristo parecía no hacerse cargo de las motivaciones del otro para haberles mandado... Porque.... ellos apenas se habían asomado el borde de lo que momentos antes había sido la línea exterior de la figura de Cristo, el de allá... y.. sin ninguna intención habían aparecido aquí..
-Suponemos que el Cristo Jesús de allá nos ha mandado...
-Claro... Pero... ¿Ustedes no fueron informados sobre las características de nuestra comunidad?
-En absoluto.
Los cuatro esenios miraron a Jesús con cierto aire reprensivo a pesar de saber que no era el joven Jesús responsable por lo que en el futuro el maduro Jesús pudiera llegar a hacer. Una ley de antigua determina que el flujo de responsabilidad viaja hacia el futuro, nunca hacia el pasado. Hoy se es responsable por lo que se hizo ayer. De lo que se haga hoy se será responsable mañana. Pero nunca al revés. Del mismo modo que las cosas calientes se enfrían hasta cierto punto y no más allá. Nunca se va a formar un cubito de hielo en el vaso de agua que se está tomando.
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martes, octubre 28, 2008
616. La Sonrisa de Jesús
La sonrisa final de Jesucristo pareció extenderse por todo el ámbito de la cueva sin salirse empero de los límites de aquel rostro tan parecido y tan distinto a tantas pinturas relamidas y estampitas de las con bordes dorados y olor a goma arábiga. Era el mismo rostro, aunque ahora tan distinto con ese toque sarcástico. El mismo cuerpo, hostia sacramentada, aunque menos recatado o contenido entre los trapos, que el joven azul del cuadro Ingles que Ernesto había heredado y en ninguna de sus vidas había querido colgar. Pero sonriente. Sonriente de ese modo que hacía eco en los recodos de la arenisca rosada, aquí y allá, extendiendo la sensación de sonrisa por todo el entero ámbito que de ese modo también sonreía... sonreía misteriosamente ya. Hasta que de pronto todo Jesús se extinguió en un recortado perfil negro que nada contenía...
Mandinga fue el primero en asomarse al borde y mirar para adentro, que al parecer era posible, como mirar en el hueco de una sombra para ver todo lo que del mundo no se puede ver por el relumbre de la luz, Volvió la cara Mandinga hacia los otros y mostró en sus facciones la expresión del asombro, o al menos del desconcierto. Dijo algo confuso sobre que las imágenes se sucedían por un caño formado de perspectiva, al modo de la linterna mágica o esos aparatos a cuerda que mueven los muñecos fijos para producir la ilusión del movimiento. Un tubo, repitió, que se pierde hacia el pasado, como las sucesivas sombras de los sucesivos movimientos que hasta el infinito se supone que Jesús habría arrojado sobre el mundo, al mismo tiempo que por el otro extremo iría iluminando con miras al futuro.
Vinieron todos a asomarse, sin pudor ahora de invadir vida privada por entender que aquello ya no era una persona sino apenas el brocal de un hondo pozo sin fondo que tendría tal vez algún significado para entre todos dilucidar... Pero Manuel primero y enseguida varios otros, Magda y Ernesto, Cholo , Margarita y el Dengue, fueron chupados por el hueco y cayeron sobre la arena caliente de un desierto apenas matizado de escuálidos arbustos y algunos balidos de cabras. Más allá se veían una chozas y en la puerta de la primera estaba esperándoles el mismo Jesús, el de la sonrisa, ahora vestido de blanco y con la barba bien negra.
-Por aquí también hay gente que vive en cuevas-, dijo a modo de bienvenida, echándose a andar hacia las dunas, sin mirar atrás ni al parecer costarle avanzar con las ojotas sobre la arena.
Mandinga fue el primero en asomarse al borde y mirar para adentro, que al parecer era posible, como mirar en el hueco de una sombra para ver todo lo que del mundo no se puede ver por el relumbre de la luz, Volvió la cara Mandinga hacia los otros y mostró en sus facciones la expresión del asombro, o al menos del desconcierto. Dijo algo confuso sobre que las imágenes se sucedían por un caño formado de perspectiva, al modo de la linterna mágica o esos aparatos a cuerda que mueven los muñecos fijos para producir la ilusión del movimiento. Un tubo, repitió, que se pierde hacia el pasado, como las sucesivas sombras de los sucesivos movimientos que hasta el infinito se supone que Jesús habría arrojado sobre el mundo, al mismo tiempo que por el otro extremo iría iluminando con miras al futuro.
Vinieron todos a asomarse, sin pudor ahora de invadir vida privada por entender que aquello ya no era una persona sino apenas el brocal de un hondo pozo sin fondo que tendría tal vez algún significado para entre todos dilucidar... Pero Manuel primero y enseguida varios otros, Magda y Ernesto, Cholo , Margarita y el Dengue, fueron chupados por el hueco y cayeron sobre la arena caliente de un desierto apenas matizado de escuálidos arbustos y algunos balidos de cabras. Más allá se veían una chozas y en la puerta de la primera estaba esperándoles el mismo Jesús, el de la sonrisa, ahora vestido de blanco y con la barba bien negra.
-Por aquí también hay gente que vive en cuevas-, dijo a modo de bienvenida, echándose a andar hacia las dunas, sin mirar atrás ni al parecer costarle avanzar con las ojotas sobre la arena.
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sábado, octubre 25, 2008
615. El Harén
Tampoco querían sacar el tema de la ayuda que pudiera ofrecerles para resistir las andanadas de Satán. No ahora, hasta que no terminaran de digerir la extrañas cosas que acababa de decir y que les dejaba provisoriamente la impresión de estar tratando con un sujeto bastante cínico, un sofista o quizá un prestidigitador de palabras que pudieran ser entendidas de cualquier manera, como los quiromantes o los adivinadores, que logran por fin enterarse de nuestros secretos cuando nosotros mismos se los terminamos confesando, convencidos de que ya los conoce.
Él parecía estarse muy cómodo ahora que Margarita empezaba a preguntarle cosas de la historia sagrada para que él pudiera ir apartando las mentiras de las verdades que eran pocas. Reconocía haber hecho algunos milagros casi sin proponérselo, hablar a los paralíticos y caminar a los mudos, según viejas técnicas que le había enseñado el mago Simón por encargo del pícaro de Satanás que por aquella época ya había escapado del pozo y andaba buscando aliados. Tan ingenuo era en esa época que le costó bastante darse cuenta de la triquiñuela y decidirse a aplicar las técnicas sobre el propio maestro. Quiso transformarlo en un camello pero apenas logro una joroba.
Todos rieron sin saber si se trataba de un chiste mientras Jesús se ruborizaba completamente.
-Creo que nunca aprenderé a hacer un buen milagro...
Margarita preguntó si existían, los buenos milagros y en ese caso quién conocía él que los supiera hacer.
Se meció las barbas con sus largos dedos y con cejijunta mirada de loco afirmó que Satanás, por cierto.
-En una ocasión creó frente a mí toda una corte con sus lujosos palacios y plazas y mercados y un harén con mujeres perfumadas que se podían tocar. Dijo que todo sería mío y mucho más si así meramente lo deseaba, con solo asentir con un movimiento de cabeza de los que entre nosotros significa irrevocable voluntad de renuncia a ella.
-¿Quedabas para siempre sin ninguna voluntad?
-En realidad podría en el futuro hacer uso del pequeño resto que me quedaría. La voluntad de querer más placeres al precio que fuera. Era muy duro negarse. Yo era muy joven y andaba solo, atravesando el desierto, sin más compañía que un burro testarudo que me habían prestado.
-¿Qué hizo cuando te negaste...?
-¿Quién te dijo que me negué?
-Ah... Aceptaste!
-En realidad... tampoco... Le contesté que de qué me servirían placeres ilusorios que nunca podría disfrutar a pleno, acuciado como estaría por continuos nuevos deseos que debería pagar cada vez con recargados intereses. Argumentó que los placeres serían siempre reales y no condicionados más que a un sólo y único precio, que le diera el asentimiento. Todavía no cedí. Pedí comprobar por vía de los hechos la calidad del servicio. Sólo después de experimentar podría tomar una determinación tan importante. Soy virgen -le dije- no se si estas cosas me pueden satisfacer...
-¿Se la creyó...?
-Sí, tres meses de tiempo ilusorio estuve nadando entre los rosados pétalos del harén, servido sin complejos por cientos de esclavas imaginarias que vertían agua fresca desde las ánforas, bajo las palmeras del gigantesco oasis que sólo existía para mi placer y el de aquellas muchachas que, ¡la puta!, parecían más reales que yo...
-¿Y después...?
-Le pedí una prorroga. No me sentía muy seguro...
-¿Cuantas veces?
-No sé. A la larga se pierde el sentido del tiempo
Él parecía estarse muy cómodo ahora que Margarita empezaba a preguntarle cosas de la historia sagrada para que él pudiera ir apartando las mentiras de las verdades que eran pocas. Reconocía haber hecho algunos milagros casi sin proponérselo, hablar a los paralíticos y caminar a los mudos, según viejas técnicas que le había enseñado el mago Simón por encargo del pícaro de Satanás que por aquella época ya había escapado del pozo y andaba buscando aliados. Tan ingenuo era en esa época que le costó bastante darse cuenta de la triquiñuela y decidirse a aplicar las técnicas sobre el propio maestro. Quiso transformarlo en un camello pero apenas logro una joroba.
Todos rieron sin saber si se trataba de un chiste mientras Jesús se ruborizaba completamente.
-Creo que nunca aprenderé a hacer un buen milagro...
Margarita preguntó si existían, los buenos milagros y en ese caso quién conocía él que los supiera hacer.
Se meció las barbas con sus largos dedos y con cejijunta mirada de loco afirmó que Satanás, por cierto.
-En una ocasión creó frente a mí toda una corte con sus lujosos palacios y plazas y mercados y un harén con mujeres perfumadas que se podían tocar. Dijo que todo sería mío y mucho más si así meramente lo deseaba, con solo asentir con un movimiento de cabeza de los que entre nosotros significa irrevocable voluntad de renuncia a ella.
-¿Quedabas para siempre sin ninguna voluntad?
-En realidad podría en el futuro hacer uso del pequeño resto que me quedaría. La voluntad de querer más placeres al precio que fuera. Era muy duro negarse. Yo era muy joven y andaba solo, atravesando el desierto, sin más compañía que un burro testarudo que me habían prestado.
-¿Qué hizo cuando te negaste...?
-¿Quién te dijo que me negué?
-Ah... Aceptaste!
-En realidad... tampoco... Le contesté que de qué me servirían placeres ilusorios que nunca podría disfrutar a pleno, acuciado como estaría por continuos nuevos deseos que debería pagar cada vez con recargados intereses. Argumentó que los placeres serían siempre reales y no condicionados más que a un sólo y único precio, que le diera el asentimiento. Todavía no cedí. Pedí comprobar por vía de los hechos la calidad del servicio. Sólo después de experimentar podría tomar una determinación tan importante. Soy virgen -le dije- no se si estas cosas me pueden satisfacer...
-¿Se la creyó...?
-Sí, tres meses de tiempo ilusorio estuve nadando entre los rosados pétalos del harén, servido sin complejos por cientos de esclavas imaginarias que vertían agua fresca desde las ánforas, bajo las palmeras del gigantesco oasis que sólo existía para mi placer y el de aquellas muchachas que, ¡la puta!, parecían más reales que yo...
-¿Y después...?
-Le pedí una prorroga. No me sentía muy seguro...
-¿Cuantas veces?
-No sé. A la larga se pierde el sentido del tiempo
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miércoles, octubre 22, 2008
614. El Mensaje Oculto
Mandinga intercedió para explicar que había encontrado a Jesús todavía ignorante de la guerra cósmica, en medio del festival de las flores, la poesía y el rock.
-¿El rock..!
-Sí, qué tiene de raro? El rock, la birra y el porro...
Ernesto le interrumpió.
-¿Pero el señor..., es el mismo Jesús? ¿El que todos conocemos...?
Jesús largó la risa.
-No me digan que creyeron lo que de mi cuenta ese libro corregido y editado por los curas, ja ja!
Ernesto, todo colorado, sin embargo argumentó:
-Bueno, tan mal no le han pintado solo que..., allí toma vino y nada dice sobre que fume, ni que fuese poeta... o músico...
-Olvídense. -el gesto de aquella mano espantando moscas fue muy expresivo.
Magda, todavía argumentó:
-Pero si es todo mentira. ¿Por qué no volvió usted a decirlo?
-Ja ja, porque entre el viejo y las arpías de la iglesia me habrían arrancado las tripas otra vez.
-¿Entonces es cierto que lo mataron en la cruz?
-Junto a mis amigos ladrones...
-¿Era usted uno de ellos...?
Cristo chasqueó la lengua. Mandinga explicó que estaba molesto con los constantes "usted" y dirigiéndose otra vez al nazareno le instó:
-Dale, seguí.
-Nunca pude ser un verdadero ladrón, esas personas que desde chicos comprenden que es la manera mas digna de no morirse de hambre. Ladrón o bufón en la corte de los poderosos. A mi me invitaban a comer para escuchar mis palabras y sentir un nudo en las entrañas al escuchar la verdad esa que yo no les decía, que yo nunca les estaba diciendo, pero que ellos creían escuchar porque en realidad ya la conocían de antes. Era como otra clase de bufón. El contra. El que no hace reír sino avergonzarse y prometer un cambio de vida que por lo general era rápidamente olvidado. Yo les hablaba en parábolas, eso es cierto, pero no como se dice que para que nadie entendiese sino aquellos ya iniciados en mi doctrina. Les hablaba en parábolas porque ya desde esa época soñaba con ser poeta, y a veces me dejaba llevar por la cadencia de las palabras sin preocuparme mucho por lo que estuvieran entendiendo. Era muy joven y la heroica supervivencia de los humanos me llenaba el corazón de congoja. Me identificaba con ellos. Quería ser uno de ellos.
-Bueno, es mitad humano, no?
-Yo qué se...
-¿Cómo que no..., sabés...?
-Es que no lo sé... Dentro de lo que yo conozco hay muchos seres parecidos pero..., justamente al que menos me parezco es al que se supone que sería mi padre. Tengo muchas dudas... Podría ser hijo del carpintero no más, aunque él nunca haya dicho esta boca es mía.
-Pero viene quedando en pie la verdad de que predicabas para que la gente mejorara espiritualmente...
-Ni siquiera eso. Parece que no han entendido lo que antes he dicho. Mi mensaje nacía y crecía en la mente de cada cual, yo apenas pronunciaba palabras que me parecían agradables sin preocuparme por su significado.
Mandinga dejó escapar su aguda risita. Todos se acomodaron en los asientos. Manuel le preguntó si tomaba mate. Magda se ofreció para hacer tortas fritas
-¿El rock..!
-Sí, qué tiene de raro? El rock, la birra y el porro...
Ernesto le interrumpió.
-¿Pero el señor..., es el mismo Jesús? ¿El que todos conocemos...?
Jesús largó la risa.
-No me digan que creyeron lo que de mi cuenta ese libro corregido y editado por los curas, ja ja!
Ernesto, todo colorado, sin embargo argumentó:
-Bueno, tan mal no le han pintado solo que..., allí toma vino y nada dice sobre que fume, ni que fuese poeta... o músico...
-Olvídense. -el gesto de aquella mano espantando moscas fue muy expresivo.
Magda, todavía argumentó:
-Pero si es todo mentira. ¿Por qué no volvió usted a decirlo?
-Ja ja, porque entre el viejo y las arpías de la iglesia me habrían arrancado las tripas otra vez.
-¿Entonces es cierto que lo mataron en la cruz?
-Junto a mis amigos ladrones...
-¿Era usted uno de ellos...?
Cristo chasqueó la lengua. Mandinga explicó que estaba molesto con los constantes "usted" y dirigiéndose otra vez al nazareno le instó:
-Dale, seguí.
-Nunca pude ser un verdadero ladrón, esas personas que desde chicos comprenden que es la manera mas digna de no morirse de hambre. Ladrón o bufón en la corte de los poderosos. A mi me invitaban a comer para escuchar mis palabras y sentir un nudo en las entrañas al escuchar la verdad esa que yo no les decía, que yo nunca les estaba diciendo, pero que ellos creían escuchar porque en realidad ya la conocían de antes. Era como otra clase de bufón. El contra. El que no hace reír sino avergonzarse y prometer un cambio de vida que por lo general era rápidamente olvidado. Yo les hablaba en parábolas, eso es cierto, pero no como se dice que para que nadie entendiese sino aquellos ya iniciados en mi doctrina. Les hablaba en parábolas porque ya desde esa época soñaba con ser poeta, y a veces me dejaba llevar por la cadencia de las palabras sin preocuparme mucho por lo que estuvieran entendiendo. Era muy joven y la heroica supervivencia de los humanos me llenaba el corazón de congoja. Me identificaba con ellos. Quería ser uno de ellos.
-Bueno, es mitad humano, no?
-Yo qué se...
-¿Cómo que no..., sabés...?
-Es que no lo sé... Dentro de lo que yo conozco hay muchos seres parecidos pero..., justamente al que menos me parezco es al que se supone que sería mi padre. Tengo muchas dudas... Podría ser hijo del carpintero no más, aunque él nunca haya dicho esta boca es mía.
-Pero viene quedando en pie la verdad de que predicabas para que la gente mejorara espiritualmente...
-Ni siquiera eso. Parece que no han entendido lo que antes he dicho. Mi mensaje nacía y crecía en la mente de cada cual, yo apenas pronunciaba palabras que me parecían agradables sin preocuparme por su significado.
Mandinga dejó escapar su aguda risita. Todos se acomodaron en los asientos. Manuel le preguntó si tomaba mate. Magda se ofreció para hacer tortas fritas
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martes, octubre 21, 2008
613. Bienaventurados
Mandinga entendió que le estaban dando permiso para retirarse. De golpe le vino la emoción de la despedida y sin decir agua va cubrió de besos a Magda y Manuel antes de alargar los pasos hacia la rampa en procura de su bola que había dejado sobre el césped de Los Dogones.
Manuel observó que su madre se había ruborizado. Le guiñó un ojo y estaba tomando de la mano a la flaca para con ella retirarse y volver a la vida que les gustaba cuando el aire de la caverna se puso a vibrar de aquella manera archiconocida de cuando entraban las bolas a cada rato. Era una de las propias, de papel y engrudo, que llevaba en un costado la bandera rastafari. Claro, era Mandinga que volvía a entrar, seguramente en procura de alguna cosa que habría olvidado...
Se abrió la puerta corrediza y desde dentro de la bola surgió un relumbre tembloroso que de pronto avanzaba a lo largo de la galería máxima. Alarmados todos se pusieron de pié y vieron que Mandinga salía acompañado de otra persona, tan grande como él pero que en vez de ser negro era todo de luz. Un hombre de tes olivácea, como a veces se dice por no decir mulata, con larga cabellera y barba canosa, vestido de paños envueltos y ojotas livianas, que entre ese halo luminoso caminaba sin sacarse la sonrisa.
-Bienaventurados los que no me siguen, porque ellos encontrarán el camino.
Margarita, creyendo que era una bufonada de Mandinga, largó la risa. Vittorio la trató de contener tomándola por los hombros y mirando la aparición desde el perfil. Rulo se puso pálido. Ernesto sintió que algo muy profundo comenzaba a ceder dentro de su mente.
Mandinga, sin dejar de acompañar los pasos del otro, miraba al grupo de sus amigos y, con sonrisa algo ruborizada, a cada momento encogía los hombros y con la mano mostraba a su compañero con ese gesto que se usa para presentar a alguien.
-Bienaventurados los que necesitan ayuda, porque ya están perdidos.
-Los que no preguntan, porque no esperan respuesta.
-Los que no tienen amor, porque nunca lo perderán...
-Quién es esta persona, -preguntó Cholo.
-Bienaventurados los sabios, porque nunca aprenderán nada. Los entusiastas, porque pronto se cansarán. Los jóvenes, porque pueden envejecer. Los ricos, porque conocerán la pobreza. Y en general, bienaventurado todo aquel que escuchando no entienda y que hablando nada diga. Porque ha llegado el tiempo de la siega y en él, todo lo que haya estará de más. Y todo lo que se eche de menos será el único tesoro.
-¿Será el anticristo...? -musitó Ernesto.
-Yo soy aquel que nunca existió, en eso consiste mi eternidad.Que nunca tuvo nombre, ese es mi nombre, y aunque muchos de ustedes se han empeñado en atribuirme milagros, de verdad os digo que nada se hacer aparte de hablaros de esta forma que ustedes no entienden.
Manuel se adelantó.
-Si venís con Mandinga sos amigo, vení, sentate con nosotros y contanos... si querés podés apagar la luz...
Efectivamente el tipo apagó la luz y ahora en tres pasos entró en la rueda de sillones y taburetes, se arremangó con un brazo los géneros y se sentó alargando las patas hacia adelante como quien viene cansado de caminar.
-Bueno, habrán sentido hablar de mi. Me llaman Jesús y conozco a Mandinga desde hace tiempo. Dice que están siendo acosados por el loco de Satán...
Nadie continuó la conversación. Estaban todavía atorados con la aparición y además con la duda. ¿Estaría este pretendido Cristo, caminando por el jardín cuando Mandinga subió por su bola?
Las miradas se concentraron de tal modo que Mandinga tuvo que hablar.
-Acaso no me mandaron a buscar ayuda...?
-Pero dónde lo encontraste?
(Cristo pestañeó algo avergonzado.)
-En la nebulosa de Andrómeda. Ya iba por la nube de Oor cuando recordé de una comunidad Hippie en la que los astrónomos de aquí llaman Ax15-MRO21202, la estrella, claro, a la que orbita un viejo planeta terroso y selvático que de lejos hiede a menta. Me equivoqué y fui a dar a la gran siete. Pasé demasiado cerca de una de neutrones que me hizo doler de cabeza. Bajé en un pequeño planeta de rica atmósfera analgésica olvidándome precisamente de que ese gas era el famoso gas del olvido. Un mes, más o menos, estuve sintiéndome bien panza arriba entre los yuyos, hasta que se me ocurrió visitar una hermosa estrella que se apreciaba como muy cercana. Se veía hasta de día como un diamante azul colgado de la alta cúpula...
-No hace ni diez minutos que saliste de aquí...
-¿Diez minutos...?
La mirada desconcertada de mandinga se dirigió a Cristo, como preguntando. Cristo se encogió de hombros. Vittorio le preguntó:
-Estaba usted en esa colonia hippie de la nebulosa de Andrómeda?
-Allí sobrevivo en un planeta pacífico...
Manuel observó que su madre se había ruborizado. Le guiñó un ojo y estaba tomando de la mano a la flaca para con ella retirarse y volver a la vida que les gustaba cuando el aire de la caverna se puso a vibrar de aquella manera archiconocida de cuando entraban las bolas a cada rato. Era una de las propias, de papel y engrudo, que llevaba en un costado la bandera rastafari. Claro, era Mandinga que volvía a entrar, seguramente en procura de alguna cosa que habría olvidado...
Se abrió la puerta corrediza y desde dentro de la bola surgió un relumbre tembloroso que de pronto avanzaba a lo largo de la galería máxima. Alarmados todos se pusieron de pié y vieron que Mandinga salía acompañado de otra persona, tan grande como él pero que en vez de ser negro era todo de luz. Un hombre de tes olivácea, como a veces se dice por no decir mulata, con larga cabellera y barba canosa, vestido de paños envueltos y ojotas livianas, que entre ese halo luminoso caminaba sin sacarse la sonrisa.
-Bienaventurados los que no me siguen, porque ellos encontrarán el camino.
Margarita, creyendo que era una bufonada de Mandinga, largó la risa. Vittorio la trató de contener tomándola por los hombros y mirando la aparición desde el perfil. Rulo se puso pálido. Ernesto sintió que algo muy profundo comenzaba a ceder dentro de su mente.
Mandinga, sin dejar de acompañar los pasos del otro, miraba al grupo de sus amigos y, con sonrisa algo ruborizada, a cada momento encogía los hombros y con la mano mostraba a su compañero con ese gesto que se usa para presentar a alguien.
-Bienaventurados los que necesitan ayuda, porque ya están perdidos.
-Los que no preguntan, porque no esperan respuesta.
-Los que no tienen amor, porque nunca lo perderán...
-Quién es esta persona, -preguntó Cholo.
-Bienaventurados los sabios, porque nunca aprenderán nada. Los entusiastas, porque pronto se cansarán. Los jóvenes, porque pueden envejecer. Los ricos, porque conocerán la pobreza. Y en general, bienaventurado todo aquel que escuchando no entienda y que hablando nada diga. Porque ha llegado el tiempo de la siega y en él, todo lo que haya estará de más. Y todo lo que se eche de menos será el único tesoro.
-¿Será el anticristo...? -musitó Ernesto.
-Yo soy aquel que nunca existió, en eso consiste mi eternidad.Que nunca tuvo nombre, ese es mi nombre, y aunque muchos de ustedes se han empeñado en atribuirme milagros, de verdad os digo que nada se hacer aparte de hablaros de esta forma que ustedes no entienden.
Manuel se adelantó.
-Si venís con Mandinga sos amigo, vení, sentate con nosotros y contanos... si querés podés apagar la luz...
Efectivamente el tipo apagó la luz y ahora en tres pasos entró en la rueda de sillones y taburetes, se arremangó con un brazo los géneros y se sentó alargando las patas hacia adelante como quien viene cansado de caminar.
-Bueno, habrán sentido hablar de mi. Me llaman Jesús y conozco a Mandinga desde hace tiempo. Dice que están siendo acosados por el loco de Satán...
Nadie continuó la conversación. Estaban todavía atorados con la aparición y además con la duda. ¿Estaría este pretendido Cristo, caminando por el jardín cuando Mandinga subió por su bola?
Las miradas se concentraron de tal modo que Mandinga tuvo que hablar.
-Acaso no me mandaron a buscar ayuda...?
-Pero dónde lo encontraste?
(Cristo pestañeó algo avergonzado.)
-En la nebulosa de Andrómeda. Ya iba por la nube de Oor cuando recordé de una comunidad Hippie en la que los astrónomos de aquí llaman Ax15-MRO21202, la estrella, claro, a la que orbita un viejo planeta terroso y selvático que de lejos hiede a menta. Me equivoqué y fui a dar a la gran siete. Pasé demasiado cerca de una de neutrones que me hizo doler de cabeza. Bajé en un pequeño planeta de rica atmósfera analgésica olvidándome precisamente de que ese gas era el famoso gas del olvido. Un mes, más o menos, estuve sintiéndome bien panza arriba entre los yuyos, hasta que se me ocurrió visitar una hermosa estrella que se apreciaba como muy cercana. Se veía hasta de día como un diamante azul colgado de la alta cúpula...
-No hace ni diez minutos que saliste de aquí...
-¿Diez minutos...?
La mirada desconcertada de mandinga se dirigió a Cristo, como preguntando. Cristo se encogió de hombros. Vittorio le preguntó:
-Estaba usted en esa colonia hippie de la nebulosa de Andrómeda?
-Allí sobrevivo en un planeta pacífico...
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domingo, octubre 19, 2008
612. La Nube de Magallanes
Pasado el rato de bromas y el recuerdo del bochorno anterior, Bosco arremetió con preguntas sobre Mandinga. Quería que explicara ahora, ya que era el único ser tan poderoso de la reunión, cómo iban a hacer para escapar a las garras de Satánás triunfante. Cómo podían ellos, y los compañeros anarquistas de toda América Latina, aguantar el envate de armas que ni siquiera lograban comprender, cuando tenían enfrente a un supuesto semi-dios temblando y llorisqueando por su propia desventura.
-Tendrías que tener alguna idea... Vos nos indujiste...
Como pudo Mandinga se defendió haciendo uso de sus muchas voces lastimeras y expresivas. Paseándose en medio de la rueda y girando el cuerpo con aparatosos ademanes de manos y dedos y golpes en el pecho. Mirando a la cara a cada uno, exigiendo comprensión.
-Nosotros no somos mucho más poderosos que ustedes. Comemos y dormimos y nos duele la barriga de la misma forma. Nos asustamos... y a veces nos llenamos de estúpido triunfalismo... Estamos constituidos con un par de dimensiones más... poca cosa estando sobre la tierra, región mezquina para eso...
-¿No funcionan aquí...?
-Casi. No hay espesor suficiente.
-¿Y el segundo tiempo tampoco te funciona?
-Creo que no más que lo que ustedes llaman intuición... o pálpito.
-¿Adivinación? Entonces no es un segundo tiempo.
-No. Es una segunda dimensión del tiempo. En vez de ser lineal es toda una superficie. El momento presente es mucho más ancho y abarca cosas que para ustedes serían del pasado..., o del futuro, o meras posibilidades hipotéticas. Pero aquí apenas si funciona.
Cholo resopló. (nunca le había tenido mucha paciencia)
-Esta conversación no nos lleva a nada. Necesitamos ideas nuevas... Decime...Conocés de guerras similares en alguno de los mundos paralelos...?
Mandinga pestañeó como despabilándose.
-Guerras han habido... Pero no conozco los detalles...
Puso cara de memorioso y los ojos apuntando a la bóveda.
-Mmmm.... Dejame ver... Hubo un Centaurino parecido a Obelix que mantuvo a los diablos a raya durante cincuenta años con... unas cosas parecidas a ondas que en vez de arrojar piedras, arrojaban desmemoria...
Agrandó desmesuradamente los ojos y, casi como un niño asustado agregó:
-Tendríamos que hablar con los de la nebulosa de Andrómeda o la Nube de Magallanes...
-¿Hay gente allí?
-Gente y entes vivos muy extraños. Pero no me acuerdo dónde...
-¿Qué pasaba en esos lugares?
-Es fama que nadie ha podido con ellos. Han resistido a todas las formas de globalización.
-¿En este mismo Universo o en otro?
-Da lo mismo. Lo difícil es encontrar el lugar exacto. Manuel ya tiene experiencia de eso. No hay manera de marcar con una pincelada de color distinto cada universo que visitamos... Lleva tiempo reconocerlos por algún rasgo propio que ya se ha visto en otra ocasión y aun así no podés nunca estar seguro.
-¿Puede ser otro y parecer el mismo?
-Eso.
Cholo miró todas las caras para comprobar que pensaban en lo mismo.
-Si te quedás con nosotros tarde o temprano va a aparecer Satanás a buscarte... Sería conveniente que salieras de este Universo, o al menos de esta zona y...
-¿...que averiguara alguna manera de presentarle batalla...?
-Eso.
-Tendrías que tener alguna idea... Vos nos indujiste...
Como pudo Mandinga se defendió haciendo uso de sus muchas voces lastimeras y expresivas. Paseándose en medio de la rueda y girando el cuerpo con aparatosos ademanes de manos y dedos y golpes en el pecho. Mirando a la cara a cada uno, exigiendo comprensión.
-Nosotros no somos mucho más poderosos que ustedes. Comemos y dormimos y nos duele la barriga de la misma forma. Nos asustamos... y a veces nos llenamos de estúpido triunfalismo... Estamos constituidos con un par de dimensiones más... poca cosa estando sobre la tierra, región mezquina para eso...
-¿No funcionan aquí...?
-Casi. No hay espesor suficiente.
-¿Y el segundo tiempo tampoco te funciona?
-Creo que no más que lo que ustedes llaman intuición... o pálpito.
-¿Adivinación? Entonces no es un segundo tiempo.
-No. Es una segunda dimensión del tiempo. En vez de ser lineal es toda una superficie. El momento presente es mucho más ancho y abarca cosas que para ustedes serían del pasado..., o del futuro, o meras posibilidades hipotéticas. Pero aquí apenas si funciona.
Cholo resopló. (nunca le había tenido mucha paciencia)
-Esta conversación no nos lleva a nada. Necesitamos ideas nuevas... Decime...Conocés de guerras similares en alguno de los mundos paralelos...?
Mandinga pestañeó como despabilándose.
-Guerras han habido... Pero no conozco los detalles...
Puso cara de memorioso y los ojos apuntando a la bóveda.
-Mmmm.... Dejame ver... Hubo un Centaurino parecido a Obelix que mantuvo a los diablos a raya durante cincuenta años con... unas cosas parecidas a ondas que en vez de arrojar piedras, arrojaban desmemoria...
Agrandó desmesuradamente los ojos y, casi como un niño asustado agregó:
-Tendríamos que hablar con los de la nebulosa de Andrómeda o la Nube de Magallanes...
-¿Hay gente allí?
-Gente y entes vivos muy extraños. Pero no me acuerdo dónde...
-¿Qué pasaba en esos lugares?
-Es fama que nadie ha podido con ellos. Han resistido a todas las formas de globalización.
-¿En este mismo Universo o en otro?
-Da lo mismo. Lo difícil es encontrar el lugar exacto. Manuel ya tiene experiencia de eso. No hay manera de marcar con una pincelada de color distinto cada universo que visitamos... Lleva tiempo reconocerlos por algún rasgo propio que ya se ha visto en otra ocasión y aun así no podés nunca estar seguro.
-¿Puede ser otro y parecer el mismo?
-Eso.
Cholo miró todas las caras para comprobar que pensaban en lo mismo.
-Si te quedás con nosotros tarde o temprano va a aparecer Satanás a buscarte... Sería conveniente que salieras de este Universo, o al menos de esta zona y...
-¿...que averiguara alguna manera de presentarle batalla...?
-Eso.
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sábado, octubre 18, 2008
611. WERNICA
Pero el espectáculo no duró mucho. Al cabo de un rato las tomas en primer plano comenzaron a ceder espacio a las vistas de los pisos altos sobre las calles, donde las voces de los cronistas veían daños producidos por supuestas balas disparadas desde la gente. Elementos terroristas infiltrados, tal vez desde un principio, estarían desviando lo que había comenzado siendo pacífica manifestación por los derechos civiles, hacia una verdadera revuelta subversiva contra la propiedad privada y el estilo de vida americano.
Ya dejaron de verse los frentes humanos marchando por las calles. El tema se volaba desde los ideales de Jeorge Washington hacia las acciones de Teodoro Roosevelt y del general Patton, para llegar a las últimas declaraciones del presidente Shwarzenegger:
"Nadie podrá impedir que seamos cada día una nación más poderosa"
Las imágenes eran ahora de las escuadrillas de F-16 volando supuestamente los cielos de Irán, nación a la que se disponían a salvar de la tiranía de Alá y sus seguidores. Hermosas imágenes de aquellas aves estilizadas, que de pronto patinaban de costado la atmósfera, como si bailaran una danza elegante, antes de lanzarse precipitadamente en picada, sobre un caminito rural en las montañas, por donde circulaba no sólo aquella caravana de mulas y pastores, sino especialmente un convoy de transporte de peligrosos armamentos para los terroristas, muy bien camuflados entre las pajas que llevaban algunos de los carritos.
Por supuesto que no sólo las imágenes habían escapado de la realidad de las calles; el sonido también. Pero cualquier imaginación sudamericana podía reconstruir la verdadera película que no se estaba filmando. Detrás de los caballos, emblemática presencia y símbolo de la fuerza bestial, vendrían los carros de asalto, los gases desde los helicópteros y algunas cuantas ráfagas de ametralladora, de esas que los terroristas acostumbran dispararse sobre ellos mismos para posar de víctimas.
Cholo supuso que si quedaban activistas inteligentes con vida, organizarían un repliegue que diera lugar al inicio de una segunda etapa de resistencia activa. Seguramente que los que las grandes cadenas no habían filmado, ya se estaría transmitiendo a través de millones de contactos en la Red. Pidió a Ernesto que buscara.
Lo que vieron lo estaban viendo los ciudadanos norteamericanos. Eran miles de imágenes elocuentes. Un interminable colage de Guernicas.
Ya dejaron de verse los frentes humanos marchando por las calles. El tema se volaba desde los ideales de Jeorge Washington hacia las acciones de Teodoro Roosevelt y del general Patton, para llegar a las últimas declaraciones del presidente Shwarzenegger:
"Nadie podrá impedir que seamos cada día una nación más poderosa"
Las imágenes eran ahora de las escuadrillas de F-16 volando supuestamente los cielos de Irán, nación a la que se disponían a salvar de la tiranía de Alá y sus seguidores. Hermosas imágenes de aquellas aves estilizadas, que de pronto patinaban de costado la atmósfera, como si bailaran una danza elegante, antes de lanzarse precipitadamente en picada, sobre un caminito rural en las montañas, por donde circulaba no sólo aquella caravana de mulas y pastores, sino especialmente un convoy de transporte de peligrosos armamentos para los terroristas, muy bien camuflados entre las pajas que llevaban algunos de los carritos.
Por supuesto que no sólo las imágenes habían escapado de la realidad de las calles; el sonido también. Pero cualquier imaginación sudamericana podía reconstruir la verdadera película que no se estaba filmando. Detrás de los caballos, emblemática presencia y símbolo de la fuerza bestial, vendrían los carros de asalto, los gases desde los helicópteros y algunas cuantas ráfagas de ametralladora, de esas que los terroristas acostumbran dispararse sobre ellos mismos para posar de víctimas.
Cholo supuso que si quedaban activistas inteligentes con vida, organizarían un repliegue que diera lugar al inicio de una segunda etapa de resistencia activa. Seguramente que los que las grandes cadenas no habían filmado, ya se estaría transmitiendo a través de millones de contactos en la Red. Pidió a Ernesto que buscara.
Lo que vieron lo estaban viendo los ciudadanos norteamericanos. Eran miles de imágenes elocuentes. Un interminable colage de Guernicas.
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miércoles, octubre 15, 2008
610. IN GOD WE TRUST
Gracioso resultaba pensar que una nación compuesta de tantos millones de seres pudiera ignorar supinamente el verdadero trasfondo de su propio drama histórico. Que vivieran eternamente sumidos en el vaivén de un villancico, sin ver más allá, donde la estatua trata de iluminar con la antorcha de su brazo en alto, que no hacia donde engañosamente mira; los altísimos cielos, de donde descienden los verdaderos socios que tanto poder les han permitido compartir.
¡Qué ciencia la que adormece la conciencia! Aunque ni tanto. Porque aunque nunca se hubiera utilizado a tan grande escala, después de todo, no es muy distinta que la que en todos los tiempos han utilizado ilusionistas y estafadores de todas las layas. Hacerles creer que hasta los más bajos propósitos pueden ser ejecutados sin violentar las normas de la convivencia humana, ya que, aquellos sobre los que se actuaría, simplemente dejarían oportunamente de pertenecer al mencionado género. Arte mayor.
Es antiguo que los negros, los indios y cualquier clase de prisionero, carecen todos de alma. Adorarían si no fuera así al verdadero Dios. Los obreros, aquellos de mameluco y grasa, de cerebro y altos ideales, no aceptarían de otro modo tan miserable condición. Los débiles del derecho a la vida.
De modo que se pudiera decir hasta hoy, que cada cosa está debidamente en su lugar, y cada lugar en su cosa. Hasta hoy. Porque hoy resulta que alguien nos ha querido desclasificar de la primera posición privándonos del derecho a manifestar nuestras discrepancias. ¿¡A nosotros!? Como que no estuviese bien escrito en millones de pancartas verdes: "IN GOD WE TRUST"
hoy resulta ques lo mismo/ser derecho que traidor
MY GOD IS THE TRUST
el queno yora no mama/y el que nomamaesungil
IN GOLD WE TRUST
queayá nel hoyo nos vamoancontrar
WHERE IS MY GOLD?
la biblia y el calefón
END
Ja.
¡Qué ciencia la que adormece la conciencia! Aunque ni tanto. Porque aunque nunca se hubiera utilizado a tan grande escala, después de todo, no es muy distinta que la que en todos los tiempos han utilizado ilusionistas y estafadores de todas las layas. Hacerles creer que hasta los más bajos propósitos pueden ser ejecutados sin violentar las normas de la convivencia humana, ya que, aquellos sobre los que se actuaría, simplemente dejarían oportunamente de pertenecer al mencionado género. Arte mayor.
Es antiguo que los negros, los indios y cualquier clase de prisionero, carecen todos de alma. Adorarían si no fuera así al verdadero Dios. Los obreros, aquellos de mameluco y grasa, de cerebro y altos ideales, no aceptarían de otro modo tan miserable condición. Los débiles del derecho a la vida.
De modo que se pudiera decir hasta hoy, que cada cosa está debidamente en su lugar, y cada lugar en su cosa. Hasta hoy. Porque hoy resulta que alguien nos ha querido desclasificar de la primera posición privándonos del derecho a manifestar nuestras discrepancias. ¿¡A nosotros!? Como que no estuviese bien escrito en millones de pancartas verdes: "IN GOD WE TRUST"
hoy resulta ques lo mismo/ser derecho que traidor
MY GOD IS THE TRUST
el queno yora no mama/y el que nomamaesungil
IN GOLD WE TRUST
queayá nel hoyo nos vamoancontrar
WHERE IS MY GOLD?
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Ja.
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martes, octubre 14, 2008
609. ¿FREÍDOS?
Se habían sentado todos en abanico frente a la pantalla. Ernesto, siempre servicial, en un periquete volvió con un tazón de maníes tostados por él mismo, una bandeja de los ñum ñum que siempre le traía de regalo Trum y varias cosas más para ir mascando mientras en la pantalla desfilaran los piqueteros del norte, caras encogidas y mejillas redondas, bajo pancartas sin traducir. Había mucha indignación que se reflejaba también en la violentas caligrafías y en el tono apenas quebrado de los locutores que a pesar del profesionalismo sentían, tal vez, afectada su sensibilidad ante el desacostumbrado espectáculo de ver en su propio suelo lo que siempre les habían mandado criticar en el ajeno.
FREEDOM
Por los costados asomaban fuera de programa, rústicas caballerías encorsetadas en arreos extraordinarios y cascos keblar de los que no se quiebran ni a garrotazos. Escondían parcialmente su ominosa presencia en las bocacalles, esperando la orden de ordenar el orden a fuerza de mandobles, o como fuera, según la rigurosa geometría que aprisiona sus atrofiados cerebros.
Afeaban el espectáculo. Eran parte de una antigua escenografía, demasiado usada en tantas de aquellas tragedias en las que un ególatra reyezuelo manda ensangrentar las calles para mayor gloria de su nombre y contento de sus amos.
FREEDOM
Pero era mucha gente. Cada vez más. No sólo en San Francisco con su pintoresca población de todos los estilos y colores, sino en Dallas, New York, New Orleans, Menfis y una larga lista de palabras difíciles de repetir. Hasta en Miami y Orlando, los latinos especialmente, habían copado las calles con sus carteles en español. Se los veía sudorosos bajo un mismo lema.
LIBERTAD
¿Era esto el comienzo de una rebelión? Una especie de revolución. Un hartarse de todas las pretendidas y falsas libertades que sin embargo lo son apenas de consumir lo que se le ofrezca?
A Cholo no le parecía tal. Sin embargo, reconocía no comprender cómo se habría producido este estallido a partir de las primeras arengas de Michael Moore y de su inmediato apresamiento. Tantas veces -decía- han llevado gente presa bajo semejantes cargos por el sólo delito de decir la verdad en público o, a veces, por sólo haberla conocido. Tanta barbarie ha sido silenciada antes...
Vittorio creía que sin embargo por primera vez se había manoseado la imagen que el pueblo tiene de sí mismo como nación. Por mucho que todo no pasara de ser una colección de mentiras, ese pueblo se había identificado con ser el país de la libertad. Ponerlo en duda de una manera clara, era tan grave como enterarse de pronto de no ser un país poderoso. De ser una republiqueta bananera como tantas de esas que sus compañías habían siempre administrado, y ellos, los habitantes, una especie de inmigrantes ilegales.
Una rebelión. Desde ese estallido de amor propio mansillado, hasta lo que se podría pensar como una verdadera revolución distaba todavía una distancia considerable, pero...
FREEDOM
Por los costados asomaban fuera de programa, rústicas caballerías encorsetadas en arreos extraordinarios y cascos keblar de los que no se quiebran ni a garrotazos. Escondían parcialmente su ominosa presencia en las bocacalles, esperando la orden de ordenar el orden a fuerza de mandobles, o como fuera, según la rigurosa geometría que aprisiona sus atrofiados cerebros.
Afeaban el espectáculo. Eran parte de una antigua escenografía, demasiado usada en tantas de aquellas tragedias en las que un ególatra reyezuelo manda ensangrentar las calles para mayor gloria de su nombre y contento de sus amos.
FREEDOM
Pero era mucha gente. Cada vez más. No sólo en San Francisco con su pintoresca población de todos los estilos y colores, sino en Dallas, New York, New Orleans, Menfis y una larga lista de palabras difíciles de repetir. Hasta en Miami y Orlando, los latinos especialmente, habían copado las calles con sus carteles en español. Se los veía sudorosos bajo un mismo lema.
LIBERTAD
¿Era esto el comienzo de una rebelión? Una especie de revolución. Un hartarse de todas las pretendidas y falsas libertades que sin embargo lo son apenas de consumir lo que se le ofrezca?
A Cholo no le parecía tal. Sin embargo, reconocía no comprender cómo se habría producido este estallido a partir de las primeras arengas de Michael Moore y de su inmediato apresamiento. Tantas veces -decía- han llevado gente presa bajo semejantes cargos por el sólo delito de decir la verdad en público o, a veces, por sólo haberla conocido. Tanta barbarie ha sido silenciada antes...
Vittorio creía que sin embargo por primera vez se había manoseado la imagen que el pueblo tiene de sí mismo como nación. Por mucho que todo no pasara de ser una colección de mentiras, ese pueblo se había identificado con ser el país de la libertad. Ponerlo en duda de una manera clara, era tan grave como enterarse de pronto de no ser un país poderoso. De ser una republiqueta bananera como tantas de esas que sus compañías habían siempre administrado, y ellos, los habitantes, una especie de inmigrantes ilegales.
Una rebelión. Desde ese estallido de amor propio mansillado, hasta lo que se podría pensar como una verdadera revolución distaba todavía una distancia considerable, pero...
domingo, octubre 12, 2008
608.Mente Sólida
-¿Mística?¿Qué quiere decir mística...?
-Bueno, de última son explicaciones que en algo se parecen, pero la explicación científica se basa en fuerzas y propiedades inherentes a la materia, el espacio y el tiempo, en cambio se puede explicar lo mismo cambiando todo eso por la voluntad de una especie de persona, un ente incomprensible que de alguna manera se parecería a cada uno de nosotros al menos en eso; poseería voluntad.
-Me interesan los guijarros...
-Bueno... Conocés algo sobre la codificación de la herencia biológica por parte de la doble hélice de los ácidos nucleares...?
-...algo...
-Esto es parecido. La estructura de los guijarros es un código complejísimo capaz de manipular su propio magnetismo, de emitir ondas y de muchas otras cosas, como autoreplicarse e influir sobre la estructura de la materia circundante. O, tal vez sean verdaderas mentes en estado sólido, es decir... Sustancia sólida capaz de expresar y canalizar el pensamiento.
-Computadoras...?
-Salvo que las computadoras carecen de voluntad y de discernimiento propio...
-Personas...?
-No hay manera de saberlo. Si lo son, no quieren hablar en primera persona con nosotros.
-Pero si fueran canales para expresar el pensamiento de una mente externas a ellos, esa mente no sería la nuestra... Nosotros apenas enviamos mensajes, pero no las gobernamos.
-Eso mismo. Eso es lo que te quería explicar. Hay algo misterioso y a ese aspecto algunos sabios le llaman la explicación mística. Dicen que son instrumentos de El Verdadero y que si pudiéramos comprobar que esas capacidades constituyen un conjunto coherente, tendríamos la primera, y hasta ahora única prueba de la existencia del ser superior... Claro que... Esto implica suponer que un ser superior debería poseer esa característica que nosotros llamamos coherencia. Nuestra coherencia...
-Ufa.
De pronto Bosco, que se había venido acercando al lugar del diálogo, irrumpió en la conversación para reprochar a Mandinga que hubiese introducido un niño, Abelardo, su amigo de la infancia, a ese tenebroso mundo que hasta él, un ser de siete dimensiones, confesaba temer. Reprocharle que con eso había cambiado también su vida y la había llenado de temores y presentimientos que nunca más le habían abandonado.
Mandinga suspiró.
-Parece que si no hubiese intervenido yo, nadie lo hubiera hecho. No existe esa posibilidad de una vida serena e idílica del hombre con la naturaleza y los animales parlantes. Nunca existió. A lo largo de todas las historias posibles. Los mundos se entrecruzan, se mezclan, son influidos y ejercen influencias sobre otros. El hombre de la tierra siempre peregrinó guiado por dioses o llevándoles a cuestas aun en contra de sus voluntades o consejos. Fue engañado y esclavizado por algunos, se sirvió abusivamente de otros... fue abandonado, abandonó a los dioses y se hizo ateo, volvió a ellos para culparle de muchas atrocidades, les cambió los nombres...Fue una larga y complicada historia donde nadie pudo vivir demasiado tiempo en paz... Aquella vez, no vine a hacerme adorar ni a pedir sacrificios para alagar mi sentido del olfato ni mi orgullo. Sabiendo que se avecinaban tiempos de conflicto cósmico quise despabilar algunas mentes jóvenes para prepararles... Abelardo sigue siendo mi amigo, vos te acobardaste.
Bosco bajó avergonzado la cabeza. Preguntó con un dejo de voz a Mandinga si era cierto que todavía se seguían viendo. Mandinga lo confirmó.
-¿Es todo como se cuenta en el blog de Manuel?
Apenas Mandinga asintió con su cabezota cuando sintieron el llamado de Ernesto y Vittorio, quienes desde frente al monitor les llamaba por un nuevo informe de la BBC.
Estados Unidos estaba al borde de la guerra civil. Michael Moore había sido detenido al frente de una columna de piqueteros que avanzaba sobre la Casa Blanca. Acusado formalmente de terrorismo le habían remitido a la prisión de Guantánamo, bajo la égida de la nueva legislación anti-terrorista. A raíz del estado de conmoción, las elecciones serían postergadas doce meses. El presidente pedía nuevos poderes especiales y nuevas partidas de fondos. La gente se sentía muy confundida. La democracia americana sosobraba
-Bueno, de última son explicaciones que en algo se parecen, pero la explicación científica se basa en fuerzas y propiedades inherentes a la materia, el espacio y el tiempo, en cambio se puede explicar lo mismo cambiando todo eso por la voluntad de una especie de persona, un ente incomprensible que de alguna manera se parecería a cada uno de nosotros al menos en eso; poseería voluntad.
-Me interesan los guijarros...
-Bueno... Conocés algo sobre la codificación de la herencia biológica por parte de la doble hélice de los ácidos nucleares...?
-...algo...
-Esto es parecido. La estructura de los guijarros es un código complejísimo capaz de manipular su propio magnetismo, de emitir ondas y de muchas otras cosas, como autoreplicarse e influir sobre la estructura de la materia circundante. O, tal vez sean verdaderas mentes en estado sólido, es decir... Sustancia sólida capaz de expresar y canalizar el pensamiento.
-Computadoras...?
-Salvo que las computadoras carecen de voluntad y de discernimiento propio...
-Personas...?
-No hay manera de saberlo. Si lo son, no quieren hablar en primera persona con nosotros.
-Pero si fueran canales para expresar el pensamiento de una mente externas a ellos, esa mente no sería la nuestra... Nosotros apenas enviamos mensajes, pero no las gobernamos.
-Eso mismo. Eso es lo que te quería explicar. Hay algo misterioso y a ese aspecto algunos sabios le llaman la explicación mística. Dicen que son instrumentos de El Verdadero y que si pudiéramos comprobar que esas capacidades constituyen un conjunto coherente, tendríamos la primera, y hasta ahora única prueba de la existencia del ser superior... Claro que... Esto implica suponer que un ser superior debería poseer esa característica que nosotros llamamos coherencia. Nuestra coherencia...
-Ufa.
De pronto Bosco, que se había venido acercando al lugar del diálogo, irrumpió en la conversación para reprochar a Mandinga que hubiese introducido un niño, Abelardo, su amigo de la infancia, a ese tenebroso mundo que hasta él, un ser de siete dimensiones, confesaba temer. Reprocharle que con eso había cambiado también su vida y la había llenado de temores y presentimientos que nunca más le habían abandonado.
Mandinga suspiró.
-Parece que si no hubiese intervenido yo, nadie lo hubiera hecho. No existe esa posibilidad de una vida serena e idílica del hombre con la naturaleza y los animales parlantes. Nunca existió. A lo largo de todas las historias posibles. Los mundos se entrecruzan, se mezclan, son influidos y ejercen influencias sobre otros. El hombre de la tierra siempre peregrinó guiado por dioses o llevándoles a cuestas aun en contra de sus voluntades o consejos. Fue engañado y esclavizado por algunos, se sirvió abusivamente de otros... fue abandonado, abandonó a los dioses y se hizo ateo, volvió a ellos para culparle de muchas atrocidades, les cambió los nombres...Fue una larga y complicada historia donde nadie pudo vivir demasiado tiempo en paz... Aquella vez, no vine a hacerme adorar ni a pedir sacrificios para alagar mi sentido del olfato ni mi orgullo. Sabiendo que se avecinaban tiempos de conflicto cósmico quise despabilar algunas mentes jóvenes para prepararles... Abelardo sigue siendo mi amigo, vos te acobardaste.
Bosco bajó avergonzado la cabeza. Preguntó con un dejo de voz a Mandinga si era cierto que todavía se seguían viendo. Mandinga lo confirmó.
-¿Es todo como se cuenta en el blog de Manuel?
Apenas Mandinga asintió con su cabezota cuando sintieron el llamado de Ernesto y Vittorio, quienes desde frente al monitor les llamaba por un nuevo informe de la BBC.
Estados Unidos estaba al borde de la guerra civil. Michael Moore había sido detenido al frente de una columna de piqueteros que avanzaba sobre la Casa Blanca. Acusado formalmente de terrorismo le habían remitido a la prisión de Guantánamo, bajo la égida de la nueva legislación anti-terrorista. A raíz del estado de conmoción, las elecciones serían postergadas doce meses. El presidente pedía nuevos poderes especiales y nuevas partidas de fondos. La gente se sentía muy confundida. La democracia americana sosobraba
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miércoles, octubre 08, 2008
607. ¿Piensan las piedras?
Se hubiera podido esperar que Manuel, al entender las pretensiones de Bosco, montara en cólera, como se dice con frecuencia. Pero no, en vez de indignarse con este sujeto, siempre sospechoso de ser él, o al menos uno de los autores de ese novelón, que por lo visto aún se seguía publicando; se apartó de la rueda y en silencio fue a dejar caer su cuerpo sobre uno de aquellos butacones de la antigua rueda del té. Lo hizo sin dramatismo pero su silencio repentino fue notado por todos y todos siguieron con la mirada su inmediato derrotero, desde el centro del grupo frente a los monitores, hasta la arcada grande que la arenisca de las paredes formaban dejando el lugar justo para el juego de living.
Es que nunca se le había ocurrido pensar que no necesariamente tenía que ser una persona la que le había estado espiando, a él y a todos los otros, y escribiendo esas notas casi diarias que aparecían publicadas en Internet. Podía ser que fuera... que haya sido... y siga siendo un aparato, una cosa distinta a una cámara, un objeto con la suficiente sensibilidad como para registrar todas las palabras y todas las acciones que se hicieran en su presencia. Los guijarros. Pero sin embargo, le parecía poco posible que todo lo que se había publicado fuesen cosas que ocurrieran en las cercanías de las famosas piedritas. De la bolsa de gamuza que solía llevar en el bolsillo trasero de su jean...
Llamó con una seña a Magda. Magda vino pero poco le pudo ayudar. Al igual que él, no había leído más que algunas decenas de capítulos de la historia y, especialmente, se declaraba incapaz de recordar si en cada caso los guijarros se habían encontrado en las proximidades de la escena.
Llamaron a Mandinga. Mandinga vino un poco nervioso, con sonrisa culpable y movimientos torpes, como si supiese que iba a ser nuevamente interrogado sobre las complicadas tranzas que en otro tiempo le habían comprometido a guardar silencio. No ahora, (¿o sí...?).
-Decime claramente... ¿Qué son los guijarros?
-Piedritas...
-No te hagas el boludo.
-Bueno... Están constituidos por algo así como cuasi cristales que...
-¿Pueden escuchar...? ¿Tienen memoria...?
-Todo tiene memoria. No hay nada, ninguna información en el Universo, que verdaderamente se pierda...
-Te pregunto por los guijarros... ¿Pueden transmitir información sin que nadie se lo... ¡Me cago! Eso es lo que ha sucedido todo el tiempo. !Los guijarros son aparatitos programados para espiar lo que sucede alrededor! Vos se los enchufaste a mi abuelo y con ellos le enloqueciste, lo embalaste para que a su vez se pusiera a espiarme y manejar mi vida y...
-Para Manuel, no es como parece...
-¿Ah no? ¿Y entonces cómo es...? Hablá claro.
-...
-Te escucho.
-...son algo muy especial...
-Sí. Seguí hablando...
-...algo que yo mismo no termino de entender... A veces hasta me dan miedo.
-¿Por qué...? ¿Te han hecho algo?
-No, pero... Parece que tuvieran pensamiento propio.
-Están programados...?
-No se trata de eso. Son sustancia sólida como te decía... Pero... He visto que alteran levemente los mensajes.
-¿Los que uno les hace transmitir?
-Sí, a veces el que los recibe no recibe exactamente lo mismo... Como que te corrigen los errores o...
-O que están siendo manejados desde otro lugar...?
-Eso es imposible. Lo he consultado con los sabios de mi tribu. Ellos le dan dos explicaciones. Una científica, que no te va a interesar... Y otra...
-¿Otra qué?
-Mística.
Es que nunca se le había ocurrido pensar que no necesariamente tenía que ser una persona la que le había estado espiando, a él y a todos los otros, y escribiendo esas notas casi diarias que aparecían publicadas en Internet. Podía ser que fuera... que haya sido... y siga siendo un aparato, una cosa distinta a una cámara, un objeto con la suficiente sensibilidad como para registrar todas las palabras y todas las acciones que se hicieran en su presencia. Los guijarros. Pero sin embargo, le parecía poco posible que todo lo que se había publicado fuesen cosas que ocurrieran en las cercanías de las famosas piedritas. De la bolsa de gamuza que solía llevar en el bolsillo trasero de su jean...
Llamó con una seña a Magda. Magda vino pero poco le pudo ayudar. Al igual que él, no había leído más que algunas decenas de capítulos de la historia y, especialmente, se declaraba incapaz de recordar si en cada caso los guijarros se habían encontrado en las proximidades de la escena.
Llamaron a Mandinga. Mandinga vino un poco nervioso, con sonrisa culpable y movimientos torpes, como si supiese que iba a ser nuevamente interrogado sobre las complicadas tranzas que en otro tiempo le habían comprometido a guardar silencio. No ahora, (¿o sí...?).
-Decime claramente... ¿Qué son los guijarros?
-Piedritas...
-No te hagas el boludo.
-Bueno... Están constituidos por algo así como cuasi cristales que...
-¿Pueden escuchar...? ¿Tienen memoria...?
-Todo tiene memoria. No hay nada, ninguna información en el Universo, que verdaderamente se pierda...
-Te pregunto por los guijarros... ¿Pueden transmitir información sin que nadie se lo... ¡Me cago! Eso es lo que ha sucedido todo el tiempo. !Los guijarros son aparatitos programados para espiar lo que sucede alrededor! Vos se los enchufaste a mi abuelo y con ellos le enloqueciste, lo embalaste para que a su vez se pusiera a espiarme y manejar mi vida y...
-Para Manuel, no es como parece...
-¿Ah no? ¿Y entonces cómo es...? Hablá claro.
-...
-Te escucho.
-...son algo muy especial...
-Sí. Seguí hablando...
-...algo que yo mismo no termino de entender... A veces hasta me dan miedo.
-¿Por qué...? ¿Te han hecho algo?
-No, pero... Parece que tuvieran pensamiento propio.
-Están programados...?
-No se trata de eso. Son sustancia sólida como te decía... Pero... He visto que alteran levemente los mensajes.
-¿Los que uno les hace transmitir?
-Sí, a veces el que los recibe no recibe exactamente lo mismo... Como que te corrigen los errores o...
-O que están siendo manejados desde otro lugar...?
-Eso es imposible. Lo he consultado con los sabios de mi tribu. Ellos le dan dos explicaciones. Una científica, que no te va a interesar... Y otra...
-¿Otra qué?
-Mística.
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lunes, octubre 06, 2008
606. CAUSA Y EFECTO
Pero el tema de Mandinga se interrumpió al ponerse a sonar la vieja alarma de la caverna. Nunca había sido desactivada y aunque cualquiera hubiese supuesto que tras tanto tiempo estaría por lo menos descompuesta, ahora se puso a sonar conectando las pantallas de los monitores en una imagen airosa del exterior. La figura de un vejete de cabelleras blancas enredadas por el viento, que, parado frente al portal de Los Dogones, estiraba el índice en dirección al timbre y lo presionaba con indisimulada impaciencia. Era Bosco. Varios de los presentes lo reconocieron aunque pocos le habían visto antes en persona. No le habían visto en persona pero sí en el completo informe que tenía redactado y archivado Ernesto dentro del Dossier "Las Bolas de Manuel-Posibles autores".
-¿Qué querrá este ahora? -rezongó Manuel levantándose para ir a hacerle pasar.
Bosco venía tan excitado que al principio nadie le entendía la urgencia en volver a plantear aquel viejo tema que ya todos traían olvidado, porque en vez de explicar cuales eran las razones que le volvían a dar actualidad, repetía como un descabellado el sonsonete de no ser el verdadero autor, aunque los desconocidos verdaderos autores siguiesen utilizando su nombre.
-¿Por qué no empezás por decir a qué has venido...?
Con la palidez completa pintada en el rostro Bosco miró en todo el rededor, incrédulo, al proferir su pregunta:
-¿Pero acaso ustedes no están enterados de lo que están haciendo?
Varias voces respondieron con la pregunta obvia de qué sería lo que estaban ellos haciendo.
-Trastocando todo el sentido del tiempo y de la existencia- respondió como si hablara consigo mismo sin creerse palabra de lo que decía. Y continuó con una serie de galimatías acerca del debido orden entre las acciones históricas, las referencias historiográficas, o crónicas, que deberían ser trasladadas a los medios comunicativos por un, o unos sujetos que a la sazón merecerían el apelativo de autores, pero nunca el de actores.
-Hoy por hoy todo esto parece haberse enredado hasta el extremo de que ya nada se logra entender, -concluyó.
Por cierto fue difícil hacerle entender que por cierto nada se entendía, hasta que entre tantos argumentos llegó a mencionar la injusta prisión que venía a padecer el pobre de Michael Moore. Entonces sí, Manuel le enrostró la realidad de que nadie había entendido una jota de todo lo dicho por él, ni aun siquiera cual era la puta razón que le había traído hasta allí.
Pareció de pronto calmarse.
-Así que no han leído los últimos capítulos...
-¿Qué capítulos?
-De Las Bolas...
-No, pero qué tiene que ver...?
-Que están causando un desastre en el mundo.
-¿Los capítulos... qué dicen...?
Bosco pareció comenzar a desesperarse otra vez. Se refregaba las manos.
-Anuncian el futuro...
-¿Cómo?
-Lo que aparece allí enseguida sucede ...y... -le temblaba la voz- ahora han predicho que yo les reclamaría por la libertad de Michael Moore... ¿No entienden? Por favor, tienen que parar esto!
Manuel buscó con la mirada a Giorgionne.
-Me parece que es un caso para vos...
Bosco entendió y replicó que no le importaba con quién tuviese que hablar, pero que todos deberían entender que el extraño experimento en que se habían embarcado, tal vez por culpa de su viejo amigo Abelardo y también un poco por la propia...
-Yo nunca había sido supersticioso ni creía en nada, más allá del misterio, pero ahora... reconozco que aquellos malditos guijarros fueron la llave que abrió una puerta que jamás debió abrirse. Nuestra mente no está capacitada para enfrentarse a tantas cosas incomprensibles... Por lo menos al tiempo. No podemos vivir sin tiempo... Marcha atrás... Marcha adelante... Los efectos sucediendo antes que sucedan las causas...! Sí, claro, ¿no lo ven? ¡Vean el último capítulo! Desde anoche está publicado que yo les iba a decir todas estas cosas, que Michael Moore iba a ser detenido por el gobierno títere que obedece a la CFR, bajo cargos de terrorismo, que con ello se iba a iniciar una revolución popular, una guerra de resistencia civil en los Estados Unidos que retrasaría aun el inminente ataque a la América Anarquista, pero al alto precio que debería comenzar a pagar el pueblo norteamericano... Esto todavía no estaba sucediendo cuando salí de mi casa pero... temo que ya comience...
Vittorio se acomodó el pecho y con la más serena de las voces:
-Con todo no veo que se haya alterado la flecha del tiempo. Hay muchas cosas que se anuncian, sólo algunas se llegan a cumplir, y nunca de una manera exacta.
Bosco ya desfallecía.
-Siguen sin comprender. Yo supe anoche que a esta hora ustedes se iban a reunir en este lugar...
-¿Qué querrá este ahora? -rezongó Manuel levantándose para ir a hacerle pasar.
Bosco venía tan excitado que al principio nadie le entendía la urgencia en volver a plantear aquel viejo tema que ya todos traían olvidado, porque en vez de explicar cuales eran las razones que le volvían a dar actualidad, repetía como un descabellado el sonsonete de no ser el verdadero autor, aunque los desconocidos verdaderos autores siguiesen utilizando su nombre.
-¿Por qué no empezás por decir a qué has venido...?
Con la palidez completa pintada en el rostro Bosco miró en todo el rededor, incrédulo, al proferir su pregunta:
-¿Pero acaso ustedes no están enterados de lo que están haciendo?
Varias voces respondieron con la pregunta obvia de qué sería lo que estaban ellos haciendo.
-Trastocando todo el sentido del tiempo y de la existencia- respondió como si hablara consigo mismo sin creerse palabra de lo que decía. Y continuó con una serie de galimatías acerca del debido orden entre las acciones históricas, las referencias historiográficas, o crónicas, que deberían ser trasladadas a los medios comunicativos por un, o unos sujetos que a la sazón merecerían el apelativo de autores, pero nunca el de actores.
-Hoy por hoy todo esto parece haberse enredado hasta el extremo de que ya nada se logra entender, -concluyó.
Por cierto fue difícil hacerle entender que por cierto nada se entendía, hasta que entre tantos argumentos llegó a mencionar la injusta prisión que venía a padecer el pobre de Michael Moore. Entonces sí, Manuel le enrostró la realidad de que nadie había entendido una jota de todo lo dicho por él, ni aun siquiera cual era la puta razón que le había traído hasta allí.
Pareció de pronto calmarse.
-Así que no han leído los últimos capítulos...
-¿Qué capítulos?
-De Las Bolas...
-No, pero qué tiene que ver...?
-Que están causando un desastre en el mundo.
-¿Los capítulos... qué dicen...?
Bosco pareció comenzar a desesperarse otra vez. Se refregaba las manos.
-Anuncian el futuro...
-¿Cómo?
-Lo que aparece allí enseguida sucede ...y... -le temblaba la voz- ahora han predicho que yo les reclamaría por la libertad de Michael Moore... ¿No entienden? Por favor, tienen que parar esto!
Manuel buscó con la mirada a Giorgionne.
-Me parece que es un caso para vos...
Bosco entendió y replicó que no le importaba con quién tuviese que hablar, pero que todos deberían entender que el extraño experimento en que se habían embarcado, tal vez por culpa de su viejo amigo Abelardo y también un poco por la propia...
-Yo nunca había sido supersticioso ni creía en nada, más allá del misterio, pero ahora... reconozco que aquellos malditos guijarros fueron la llave que abrió una puerta que jamás debió abrirse. Nuestra mente no está capacitada para enfrentarse a tantas cosas incomprensibles... Por lo menos al tiempo. No podemos vivir sin tiempo... Marcha atrás... Marcha adelante... Los efectos sucediendo antes que sucedan las causas...! Sí, claro, ¿no lo ven? ¡Vean el último capítulo! Desde anoche está publicado que yo les iba a decir todas estas cosas, que Michael Moore iba a ser detenido por el gobierno títere que obedece a la CFR, bajo cargos de terrorismo, que con ello se iba a iniciar una revolución popular, una guerra de resistencia civil en los Estados Unidos que retrasaría aun el inminente ataque a la América Anarquista, pero al alto precio que debería comenzar a pagar el pueblo norteamericano... Esto todavía no estaba sucediendo cuando salí de mi casa pero... temo que ya comience...
Vittorio se acomodó el pecho y con la más serena de las voces:
-Con todo no veo que se haya alterado la flecha del tiempo. Hay muchas cosas que se anuncian, sólo algunas se llegan a cumplir, y nunca de una manera exacta.
Bosco ya desfallecía.
-Siguen sin comprender. Yo supe anoche que a esta hora ustedes se iban a reunir en este lugar...
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jueves, octubre 02, 2008
605. SONRISA SOCARRONA
La prédica paternal había levantado notablemente el espíritu a Mandinga, pero a la postre volvió a sus consideraciones personales. Sabía que nada de lo anteriormente dicho se aplicaba a su caso. No importaba que él tuviese toda la convicción del mundo sobre su punto de vista. Ni que Satanás supiera esto y mucho más, por conocerlo de toda la vida. Por haber intentado ya hacerle caer en varias trampas. No importaba. El suyo era un caso especial. Por ser mandinga compartía con todos los mandingas un rasgo que a los satanases les sacaba de quicio. La actitud desdeñosa frente a la vanidad. Mil veces, en aquella compartida infancia, le había querido impresionar con habilidades y poderes propios de su estirpe, que estaba aprendiendo a dominar; sin obtener otro resultado que una sonrisa socarrona. La suya de siempre, que nunca significó verdadero desdén por los logros ajenos, sino por la teatral pretensión conque eran presentados. A veces había entrevisto que aquellas artes malabares podrían llegar a ser peligrosas en manos de alguien tan egocéntrico. Apenas adolescente manipulaba las imágenes del contorno con habilidad prodigiosa, haciéndole ver a cualquiera engañosas apariencias, trastocación de lugares e intercalación de objetos, de modo que todo tomaba de pronto el aspecto de un colage hiper-realista y a la vez abstracto. Manejaba también la gravedad, o al menos el peso de los objetos cercanos. Lograba encender fogatas con solo dirigir su mirada y su intención sobre algo. Dominaba animales con el pensamiento... Pero él, tonto mandinga, nunca le festejaba suficientemente las gracias, despertando, sin saberlo, aquel viejo estigma de los arrojados al fondo del pozo. Para peor, después aquella famosa cena de la Alianza Satánica, de la que ya habían hablado... En fin, había terminado siendo el objeto de su odio, algo así como su sombra.
Cuando se pudiera desocupar de los problemas de la guerra volvería por él.
Cuando se pudiera desocupar de los problemas de la guerra volvería por él.
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miércoles, octubre 01, 2008
604. Cuestión de estilos
Eran hechos consumados que al caer sobre las conciencias resonaban sordamente. Como si una pirámide egipcia se precipitara sobre cada plaza de cada pueblo de cada país, al unísono, e irremediablemente. Como la bomba de Hiroshima. Para estar después allí instalada, cada día del futuro. Impasible. Sin explicaciones ni pretextos. Como si siempre lo hubiese estado. Y siempre lo fuera a estar.
Inmediatamente se reabrían las bolsas de las capitales. Los cines de los shoppings. Los puestos de venta de hamburguesas, los casinos, los sex-shop, las peluquerías para perros, los consultorios astrológicos, los programas de chismes de la TV...
Por la rampa principal bajó Mandinga a paso lento y desganado. Traía el rostro descompuesto y sus largos brazos simiescos pendulaban a los lados, sin propósito ni gracia, cada vez que uno de sus enormes pies daba con el empedrado.
-Ahora sí que el hijodeputa me va a buscar...
Preguntaron los otros por qué le guardaba Satanás tanto rencor y Mandinga suspiró.
-Será tal vez porque mi familia conoce a la suya desde los tiempos en que fueron humillados por el viejo Jehová y arrojados en un agujero negro que los tragó como una boca hambrienta... Siempre fueron orgullosos.
-Y los otros... Los Espíritus Oscuros, por ejemplo, ¿Los conocen de hace poco tiempo?
-Sí, relativamente. Los Espíritus no eran importantes. Cobraron poder cuando aprendieron a dominar la Energía Oscura, ya en esa época los Satanes habían logrado salir, se estaban recuperando, construían una serie de alianzas... hasta con mi familia... teníamos un enemigo en común.
-¿No sabían acaso, que eran mala gente?
-Sí, pero en la desgracia. Uno siempre simpatiza con los vencidos... A mi padre no le gustaba que fuera a jugar con Satanito, cuando los dos éramos niños...
Intervino Cholo para conducir la conversación hacia lo que importaba. Mandinga era el único que les podría advertir sobre los puntos débiles del nuevo enemigo. Sobre cómo defenderse y, en todo caso, cómo atacarle si eso llegaba a ser necesario.
-¿Con tu ayuda podríamos mantener nuestra independencia?
-Es probable. Ustedes tienen una mente muy fuerte, son muy porfiados, pero no sé los otros...
-¿Porfiados...?
-Sí, el peligro mayor es que les convenza. Tiene mucha habilidad... aunque últimamente... claro, cada vez es más poderoso...
-Pero no puede ser tan sencillo como no dejarse convencer... -objetó Manuel. -Con su poder podría matarnos a todos.
Mandinga sonrió casi con tristeza. Miró a su hijo y lentamente le fue dando una lección que creía importante.
-Empecemos por entender que hasta para un malvado es importante tener un público adicto, o al menos, un público... Y no es sólo una cuestión de vanidad. En el universo que conocemos no existe poder mayor que el poder de la conciencia. La suma de todas las conciencias es la suma de todo el poder. La materia, la energía, las fuerzas que organizan el Universo, no son otra cosa que subproductos de la conciencia. Las conciencias no se pueden matar. Nadie sabe cómo podría ser hecha tal cosa. Sólo se puede confundir o trasladar a los seres molestos, mantenerlos a distancia. Matar es una forma de alejarlos, pero, tiene el inconveniente de que al pasar las conciencias a otro plano dimensional, escapan al control de quién los mandó. Vean el caso de Germán Oesterheld, que es como el de tantos otros. Él, después de asesinado, vuelve a luchar por sus mismos viejos ideales sobre la Tierra... Por eso entre los dioses todo termina en reparto de territorios y reparto de clientes. El poder de un dios se alimenta del poder que roba a cada uno de sus seguidores. El negocio es convencer. Jehová lo hacía con su mejor invento La Culpa. Y el temor, claro. Los Satanases se especializaron en la seducción y el engaño, pero... a la larga todos se parecen.
Cholo se quedó murmurando.
-Así que entonces...nosotros...
-Tienen que seguir haciendo lo que han hecho con la política. Cada uno con su conciencia. Nadie debe ser más que nadie. Nadie debe ser atemorizado, ridiculizado por ser como es, amenazado o pereguido. Nadie es dueño de la verdad... y esto, que parece ser una verdad revelada, bien mirado, no es más que el punto de equilibrio entre todas las verdades individuales.
Inmediatamente se reabrían las bolsas de las capitales. Los cines de los shoppings. Los puestos de venta de hamburguesas, los casinos, los sex-shop, las peluquerías para perros, los consultorios astrológicos, los programas de chismes de la TV...
Por la rampa principal bajó Mandinga a paso lento y desganado. Traía el rostro descompuesto y sus largos brazos simiescos pendulaban a los lados, sin propósito ni gracia, cada vez que uno de sus enormes pies daba con el empedrado.
-Ahora sí que el hijodeputa me va a buscar...
Preguntaron los otros por qué le guardaba Satanás tanto rencor y Mandinga suspiró.
-Será tal vez porque mi familia conoce a la suya desde los tiempos en que fueron humillados por el viejo Jehová y arrojados en un agujero negro que los tragó como una boca hambrienta... Siempre fueron orgullosos.
-Y los otros... Los Espíritus Oscuros, por ejemplo, ¿Los conocen de hace poco tiempo?
-Sí, relativamente. Los Espíritus no eran importantes. Cobraron poder cuando aprendieron a dominar la Energía Oscura, ya en esa época los Satanes habían logrado salir, se estaban recuperando, construían una serie de alianzas... hasta con mi familia... teníamos un enemigo en común.
-¿No sabían acaso, que eran mala gente?
-Sí, pero en la desgracia. Uno siempre simpatiza con los vencidos... A mi padre no le gustaba que fuera a jugar con Satanito, cuando los dos éramos niños...
Intervino Cholo para conducir la conversación hacia lo que importaba. Mandinga era el único que les podría advertir sobre los puntos débiles del nuevo enemigo. Sobre cómo defenderse y, en todo caso, cómo atacarle si eso llegaba a ser necesario.
-¿Con tu ayuda podríamos mantener nuestra independencia?
-Es probable. Ustedes tienen una mente muy fuerte, son muy porfiados, pero no sé los otros...
-¿Porfiados...?
-Sí, el peligro mayor es que les convenza. Tiene mucha habilidad... aunque últimamente... claro, cada vez es más poderoso...
-Pero no puede ser tan sencillo como no dejarse convencer... -objetó Manuel. -Con su poder podría matarnos a todos.
Mandinga sonrió casi con tristeza. Miró a su hijo y lentamente le fue dando una lección que creía importante.
-Empecemos por entender que hasta para un malvado es importante tener un público adicto, o al menos, un público... Y no es sólo una cuestión de vanidad. En el universo que conocemos no existe poder mayor que el poder de la conciencia. La suma de todas las conciencias es la suma de todo el poder. La materia, la energía, las fuerzas que organizan el Universo, no son otra cosa que subproductos de la conciencia. Las conciencias no se pueden matar. Nadie sabe cómo podría ser hecha tal cosa. Sólo se puede confundir o trasladar a los seres molestos, mantenerlos a distancia. Matar es una forma de alejarlos, pero, tiene el inconveniente de que al pasar las conciencias a otro plano dimensional, escapan al control de quién los mandó. Vean el caso de Germán Oesterheld, que es como el de tantos otros. Él, después de asesinado, vuelve a luchar por sus mismos viejos ideales sobre la Tierra... Por eso entre los dioses todo termina en reparto de territorios y reparto de clientes. El poder de un dios se alimenta del poder que roba a cada uno de sus seguidores. El negocio es convencer. Jehová lo hacía con su mejor invento La Culpa. Y el temor, claro. Los Satanases se especializaron en la seducción y el engaño, pero... a la larga todos se parecen.
Cholo se quedó murmurando.
-Así que entonces...nosotros...
-Tienen que seguir haciendo lo que han hecho con la política. Cada uno con su conciencia. Nadie debe ser más que nadie. Nadie debe ser atemorizado, ridiculizado por ser como es, amenazado o pereguido. Nadie es dueño de la verdad... y esto, que parece ser una verdad revelada, bien mirado, no es más que el punto de equilibrio entre todas las verdades individuales.
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