sábado, marzo 24, 2007

250:: PRIMERAS BAJAS

A las ocho ya estaban las bolas adjudicadas del uno al diez sin contar la primera que iba a ser usada por Mandinga para hacer de campana. En la base iban a quedar Julieta por el embarazo y Margarita para acompañarla. El plan era simple. Tenían elegidos cinco lugares del país, para que a cada uno se dirigiera una pareja de bolas a hacer cosas que llamaran la atención, piruetas y vuelos rasantes, pero nada que pusiera a alguien en riesgo. Quince minutos y a la cueva de vuelta. Manuel y Magda eligieron sobrevolar Guichón con corridas hasta Algorta y Piñera. Idea de Manuel que le quería mostrar el lugar en que había estado cuando lo llevaron la primera vez. Dos parejas iban sobre Montevido, la de Giorgionne y Miguel, y la de Trum y Ángel. Atlántida fue para el Cholo y el Dengue y Melo para Ernesto y Porum. Otros días se iban a cambiar los lugares y las parejas, de modo de que todos se acostumbraran a todos

Bueno, tal vez no sea interesante contar las peripecias de cada pareja y sus malabarismos frente a las miradas atónitas como si fueran los jovencitos inglese saliendo a detener a los nazis en aquellos poderosos Spitfire que hacían resonar los cielos de la guerra que esa vez estaban perdiendo. Tantas películas lo han mostrado convenciéndonos de que no todo sale bien cuando todo tiene que salir bien. Claro que al final triunfa el bando del muchachito al que le ponen una condecoración y le permiten ir a caminar por el parque un rato con su novia. A los Maquis tampoco le salieron las cosas como las habían pensado porque mucho no lo habían pensado, pero se podría anotar como inconveniente que a la vuelta faltaron dos bolas y dos Maquis. Giorgionne y Miguel que se habían entrechocado brevemente, camino a Montevideo –les tocaba El Cerro- y tuvieron que hacer un aterrizaje de emergencia en un claro del Parque Roosevelt y quemar las naves para que no fueran descubiertas. No, no podían ya volar con los espinazos así torcidos entre las ramas!

Ellos llegaron en ómnibus, bastante tarde y cuando nadie sabía aun del accidente, cansados y muy frustrados, derecho a un consuelo merecido por ser la primera vez que volaban a solas. Bajaron el declive de 45 y se encontraron con todo el resto del grupo mirando el pedazo de muro de la caverna que se veía entre una y otra nave. Se pusieron detrás de todos, muertos de vergüenza a esperar que los descubrieran, cosa que tardó quince minutos.

A la postre fue una jornada matizada. Algunos se divirtieron mucho, el Dengue más que nadie y los Tucos menos. Los Tucus odian estar solos y más si no tienen otra cosa que hacer que manejar una bola con el pensamiento. Si aunque fuera con la palabra, sería para ellos más tonificante.

Por ahora no iban a reponer las bolas perdidas

Giorgionne tiene la atención dispersa.

Se pueden hacer varias misiones por día.

Ya cuando remonta va subiendo y bajando.

Me distraje, la verdad es que me distraje.

Felicitaciones.

¿Y si prendemos la tele?


(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)


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1 comentario:

Cachucho dijo...

Bien,tarao!!!