domingo, marzo 11, 2007

238: LA AFRICANA

-...como de pronto se le desviaba ese ojo justo antes de tomar alguna de esas decisiones precipitadas que rompía con todo lo que se había estado haciendo, con mis hermanos entendimos que ese ojo desviado era producido por el mismo revire que le torcía los pensamientos. Un Día…

(Qué lo parió esa historia! Los hermanos asustados, pero todos juntos para defenderse del loco como mi tío. Porque son locos que no se ponen en el lugar del otro)

-…entre todos decidimos hablar con la tía María Eugenia, que vivía en Montevideo y que venía de paseo. Le preguntamos si mi padre estaba loco contándole las cosas que hacía y fue ese día, yo creo, que al enterarse de esa conversación, él decidió que nos íbamos a Brasil, aunque no dijo…

(¡Pobres, ellos querían entender qué le pasaba, porque era el padre. Ese sentimiento que… Entre la gente es muy fuerte…)

-…era toda una cagada para nosotros que teníamos nuestro amigos aquí y que íbamos a la escuela de a pié. No sabíamos hablar en brasilero…nuestra madre era africana

-¡Africana?

-Sí, de Malí. Ella era del pueblo Dogón y por un malentendido huyó de su casa a los doce años… a pié primero y después a dedo por carreteras que nunca supo donde estaban. Terminó en Nigeria…No importa que no sepas dónde queda, pero ahí se encontró con el barco que la trajo al Brasil después de que en el puerto alguien pronunció ese nombre que le resultó tan dulce al oído que no pudo creer que allí pudiera haber gente mala.

-Y cómo hizo para que la trajeran?

-Se coló entre unos cajones que un carro venía atracando al barco que salía para brasil. Los cajones eran jaulas con unos ciervos vivos, unos animales que no habían en el país de ella y que jedían a más no poder. Vos me dirás que te estoy contando la historia de mi madre, pero vas a ver que esto valía la pena, porque con esos ciervos ella fue hasta que se entregaron en la casa de un comendador, un señor muy rico que tenía una facenda no lejos de San Pablo y que estaba armando un zoológico privado. Salió de la jaula y se encontró con quien iba a ser mi padre y que al parecer en esa época no era loco…

-No te servís otro vasito…?

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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