Manuel, así nomás como estaba, siempre, con su remera roja, sus vaqueros medios gastados y sus champeones, se puso a caminar entre todos, sin darse cuenta de estar haciendo el papel del estadista.
-Ahora sí que va a ir en serio. Tenemos que jugar al juego que ellos siempre juegan. Entrar en el tire y afloje de la política. Una sonrisa y una cachetada. Una amenaza y una traición… Y sobretodo no creerles nada de lo que digan!
Giorgionne se empezó a deprimir, esperaba algo menos prosaico, algo con mayor vuelo poético.
-Eso va a durar hasta que estemos más o menos seguros y hallamos por lo menos empezado a practicar un verdadero socialismo en el que cada uno recupere la cantidad de poder que le corresponde. Esa cantidad igual que no le hace daño a nadie.
Margarita tampoco se entusiasmaba. No les gustaban esas palabras que parecían decir que cada cual mediría exactamente un metro sesenta. Para ella había que volver a los Hippie y hacer el reino del amor.
-Tenemos que lograr que todo el mundo se acostumbre a usar su poder…
A esta altura se detuvo y largó la risa.
-Pero qué estoy diciendo! Lo digo de una manera que parece horrible de aburrido!
El Cholo vino a abrazarlo comprendiendo recién la comprometida situación de su amigo que a los veinte años se tiene que cargar la bolsa de las indecisiones ajenas que le obliga a decidir. Manuel no era para los discursos, mucho menos sobre esos temas, pero le retuvo con una mano en la distancia y encaró otra vez a la rueda de los Maquis sin dejar a penas de reír.
-No de la política en serio mejor lo discuten con el Cholo que creo que es el más capo en esas cosas. Yo, si ustedes quieren puedo usar el imán que tengo para las desgracias como antena para olfatear las trampas. Y…
Ahora se adelantó con paso viril Vittorio y con gesto un poquito teatral al modo de Jorge Negrete le dijo:
-Queremos que seas el comandante.
-¡No, militar no!
-Llamale como quieras, pero tenés mejores condiciones que nadie. En eso estamos todos de acuerdo.
-Entonces seré el olfato.
-Bueno, en nombre de todos te nombro Olfato de los Maquis de Lagomar.
(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)
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285: EL OLFATO
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