Fue lo último que dijo antes de enderezar la lámina y treparse otra vez a la tira que enseguida se puso en movimiento como un tren cuyas ventanillas iban pobladas de personajes que, algunos miraban para afuera esperando respuestas de los lectores, otros se daban sonoras piñas y otros por fin arrancaban con los dientes la espoleta de la granada para tirarla en la maldita casamata de las ametralladoras…La última ventanilla iba tapada con el asqueroso letrerito de “continuara”.
Manuel se quedó pensando en su conversación con Kirk. Todo volvía a parecer una joda. Ahora –lo que faltaba!—al abuelo Abelardo se le había fruncido el culo y no quería que él se enterara de que los reyes son los padres. ¿Por qué sería? ¿Tendría el abuelo alguna razón para ocultarle información?
-Técnicamente esto ha sido una alucinación colectiva, –dictaminó Giorgionne mirando en abanico a todos, con el labio inferir adelantado, hasta que su cabeza hizo un repique sobre los hombros como acomodándose por fin en su lugar. –Ahora voy a tener que decir que las alucinaciones no son falsas ideas, sino otro punto de vista para ver la verdad.
Ernesto acompañaba asintiendo calladamente con la cabeza.
Pero Manuel continuaba en su propia línea.
-Tengo que hablar con Abelardo!
-Me queda la duda de que todos hayamos visto lo mismo…?—continuó Giorgionne.
Magda había visto el dibujo de Kirk bajándose de la tira y viniendo a hablar con Manuel. Ernesto lo mismo y también Vittorio. Manuel le miró sin comprender de qué hablaban.
-¡Claro que era el Sargento Kirk! Germán lo mandó para que me trajera un mensaje.
Magda dejó un momento de acariciarle la barriga y por lo bajo replicó.
-Era un dibujo.
-Claro que era un dibujo. El Sargento Kirk siempre fue un dibujo!...Ah, ya se. Ustedes están sorprendidos porque vino un dibujo… Ja ja ja, ustedes están re-locos. Ahora conversan con los dibujos! No. En serio, ustedes no están locos. Lo que vieron es así… Un dibujo no es sólo unas rayas sobre un papel… Un dibujo es… otro mundo con su propia alma.
-¿Estamos en la clase de arte?
-Así lo siento yo. Para mi siempre los dibujos estuvieron vivos…por eso no me sorprende.
Magda se enderezó para preguntar por lo que le inquietaba.
-Pero ahora…¿estamos en otro mundo?
-¡No flaca, no te asustes! Lo que pasa es que, con este asunto de la guerra, los mundos están medio entreverados. Se aprietan entre ellos, uno mete una pata dentro de la zona del otro y una mano en la de otro más, que aparece después a la vuelta, como una nariz llena de mocos ja ja!
Ernesto no se reía. El Sargento ese le había roto todos sus pobres esquemas. Había vivido con la inútil ilusión de ir comprendiendo poco a poco las leyes del universo. Por momentos hasta había creído poseer una mente audaz e innovadora que contendría en el entramado de sus conceptos cualquier fenómeno ocurrido o por ocurrir. ¡Para terminar así! Para que apareciera un día una tira de historieta a reírsele en la cara y demostrarle, sin tomarse ningún trabajo, que todo lo que había creído a lo largo de su empeño, valía menos que un tarro de mierda.
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146: Alucinación Colectiva
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