Un ruido de motocicleta que se acercaba por el pasto del frente anunció visita. Era el Toba con su motito que pronto gritó el saludo:
-Vecino…Manuel!
Venía a contarle que a la madrugada, cuando él venía llegando vio desde la esquina un relumbre sobre la casa. Y que escondido entre los árboles había podido ver aquello parecido a un ovni, que se bamboleaba como a un metro sobre las chapas del techo.
-¿Era de las grandes?-preguntó Manuel sin preocuparse por el género.
-¿La qué, si era grande, el ovni?
-Sí, la bola que vio. Era muy grande?
-Claro era redondo como una bola y brillaba mucho…Y, del tamaño de… del tamaño de la casa, más o menos.
-Patrullera.-dijo Manuel como para la flaca pero no tan bajo como para que el Toba no lo oyera.
-No que patrullero va a andar a esa hora. Eran como las cuatro.
-No, quería decir que estaría patrullando, vigilando…
-¿Y para qué…?
Sonó el teléfono.
Era Ernesto Federico que con su voz más alarmada le decía a Magda que tendrían que estar mañana a las cuatro de la tarde en…
-La Galería Máxima?
-No. Ahí en la casa de ustedes, porque vienen funcionarios del gobierno y no hay manera de postergar el encuentro.
Manuel vio la cara preocupada de la flaca e hizo un gesto inquisitivo adelantando la mandíbula y subiendo las cejas. La flaca se lo vio pero no se atrevía a repetir lo que había oído.
-Ernesto tiene un trabajo urgente para vos. Viene mañana a eso de las cuatro….-se rió nerviosamente y agregó- Pero viene con la policía.
-¿Pasó algo, -preguntó el Toba.
Manuel iba a dejar que la pregunta se perdiera en el vacío pero después cambió de propósito. ¿Qué tal si probaba de decir por una vez la verdad? Le dijo que ya sabía que la casa estaba siendo vigilada por las bolas de luz, que eran como unas burbujas o huevos huecos que vienen llenos de ángeles a los que Dios manda para cazar a los rebeldes que no se quieren plegar a su mandato de alcahuetearle todo a él.
-A mí ya me agarraron algunas veces pero pude escaparme gracias a mi abuelo. ¿Se acuerda de mi abuelo?
-Hace mucho que no lo veo…
-Hace años que se murió. Pero igual me ayuda, hasta hizo con un amigo, una bola de esas, claro que más chica con la que me han llevado a varios lugares y el otro día me rescató de una pirámide de esas dónde le sacaban el corazón vivo a la gente para dárselo a comer a Dios. Allí los ángeles me querían obligar a denunciar a mis amigos, a transformarme en un espía!
-Ah. Ya veo…Bueno, yo venía a decirte eso, nomás… Nos vemos Manuel.
-Nos vemos.
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155: Nos vemos, Manuel.
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