miércoles, octubre 18, 2006

99 - LOS MAQUIS DE LAGOMAR

Por un rato sin embargo se serenaron alrededor de la idea de estar metidos un una misma guerra. Es cosa linda estar de acuerdo con alguien aunque más no sea por un rato de charla y alcohol, sin llegar a enterarnos de estar hablando de cosas distintas todo el tiempo. Pero la cuestión se suele poner difícil cuando queremos avanzar más allá de ese supuesto acuerdo básico.
Estaban raptando gente. Seguro que ese hecho se estaría repitiendo en otros lados, no iban a ser ellos los únicos. Manuel ya había visto bolas de gran calado cargadas de pasajeros. El mismo Giorgionne había sido pasajero de primera clase en una de ellas. Pero puestos a debatir el por qué de ese fenómeno el acuerdo no era tan firme.
Manuel explicó que desde que su abuelo le había confiado no tener nada que ver con esos raptos, menos había entendido nada. Aunque recientemente le habían dado una explicación que después les contaría, pero que en todo caso, podría explicar sólo una parte de los sucesos y nunca todos.
Ernesto Federico opinaba que en el tema se mezclaban muchas cosas y desde siempre. Desde Jonás tragado por una ballena o ese profeta llevado por un carro de fuego hasta las famosas abducciones atribuidas a los ovnis.
Manuel dejó sentada su queja de haber sido expuesto a la vergüenza largado en pelotas por el centro de Buenos Aires. Y Giorgionne pidió más detalles de algo tan gracioso a pesar de las protestas de Ernesto Federico quien alegaba con esas anécdotas se estarían saliendo del tema.
-¿Cuál tema?- Tendrías que saberlo vos que fue quien propuso la reunión.-Bueno, el primer punto ya lo hablamos, era lo de la guerra universal.-¿Y el segundo?- No nunca hubo un segundo punto.- Y entonces por qué decís que nos salimos de tema?- Porque sí hay un tema del que ya estuvimos hablando, pero no como tema de la reunión!
-¿Cuál tema?
- El tema de qué podríamos hacer nosotros.
- ¿Para detener la guerra universal?-No para protegernos entre nosotros.
- ¿Y qué podríamos hacer?
- Eso es lo que tendríamos que hablar!
- Ah, claro.
Primero que se constituían en el primer comando Maquis de Lagomar, Segundo que buscarían un lugar seguro para las reuniones. (Al respecto el compañero de Oliveira ofrece la entrada secreta a la caverna de los Tucu tucus, tema que después sería discutido.) Tercero elaborar un diagnóstico de situación para…Cuarto, desarrollar un plan estratégico. Y quinto buscar recursos para financiar las actividades.
Se pasa a discutir la primer moción presentada, a saber la del compañero de Oliveira quién ofrece sin cargo el acceso, dentro de su propiedad, a la caverna natural, llamada de los Tucu tucus, que según su opinión reuniría todas las condiciones de seguridad para desarrollar una actividad que es menester mantener en el más estricto secreto. Se aprueba por unanimidad, con el agregado de efectuar la mudanza de sede de inmediato con lo que quedaría establecido el Comando Central en lindes del balneario El Bosque, ( kilómetro 22), calle de los Alelíes, chalet “Los Dogones”, al fondo entrando por la escalera del aljibe. Se levanta la sección.
A Giorgionne la vista de la caverna iluminada a pleno lo llevó a un estado de entusiasmo estético y lúdico-infantil sin precedentes.
-Yo podría vivir en un lugar así. ¡Esto es magnífico!
Un repetido eco respondió desde donde los ecos responden: ífico, ifico, ífico, perdiéndose en las oquedades de la cueva y hacia arriba en la alta bóveda de donde volvían transformados en los sonidos de los pasos que ellos mismos patas para arriba daban al caminar por el techo y desprender minúsculas arenillas que les caían encima. Porque les caían por cierto en las cabezas esas arenillas que… ¡Caían del techo!
-¡Esto se cae! –Gritaron y corrieron Manuel y Giorgionne seguidos de Ernesto Federico quien sólo quería hacerse escuchar para decirles que esto no se cae. Que lleva allí millones de años sin ningún movimiento ni deterioro desde que se formó naturalmente por la degradación de detritus bituminosos halogenados al producirse un arco voltaico entre las capas del terreno debido a causas desconocidas y que si alguna vez caen desde el techo algunos granillos de arena no es por otro motivo que las carreras que los Tucu tucus gigantes a veces hacen por sus galerías cercanas a la superficie de la bóveda.

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