martes, agosto 22, 2006

49 - Clap, flash,flash,flash

Igual que ayer hoy llegó la Magda, pero esta vez no eran noticias lo que traía. Traía…Había traído a la señora de las blancas tetas y a su marido, empeñados ellos en ver a Manuel por el asunto del presupuesto ya que mañana se iban a Montevideo por tres días
-Tuve que venir para guiarlos pero resulta que ya conocía la casa.
-Ayer la mujer vino a contratarme para la limpieza…
-¡Mirá! Y con el miedo que le tiene Manuel…
-Yo no le tengo miedo!
-Al marido.
-Es milico.
-Me dijo el Rulo.
-¿Y qué?
-Torturador.
-¡Te va a oír! ¡Bajá esa voz!
La señora de las blancas tetas esperaba en el pastito. Se paseaba simulando pensar en algo y estiraba los labios en trompita francesa cada tanto, especialmente cuando hacía el giro en redondo por no chocar el pino y reiniciaba el retroceso por el mismo pastito.
-Señoraaa…señoraaa…
La señora de las blancas tetas reconoció la voz de Manuel y en el acto dejó caer su chal abriendo las manos en giros exactos y simultáneos hacia fuera que juntados con la media vuelta de todo su cuerpo para quedar mirando hacia atrás venía siendo un complicado paso de baile. Demasiado complicado para ella que por hacerlo se anudó de piernas de forma tal que fue a caer con torpeza sobre la lomita del pasto y resbalar para el lado de la zanja. Manuel corrió, lentamente, como entreparando, pero llegó a ella que ya se había abandonado a la muerte y yacía cabeza abajo contra la zanja del agua, aunque no obstante, al momento en que Manuel llegaba, levantó la cabeza, frente a la cara asustada del otro y sonrió confirmando que la fuerza del destino hace siempre llegar al héroe a tiempo junto con las músicas acordes y destempladas.
Manuel quiso ayudarla a levantarse, pero torpemente, que fue torpeza intentar levantarla agarrándola tan poco que enseguida amenazara caer otra vez en la zanja y tener él que manotearla y manotear tan mal que sus manos fueron justamente a los lugares que más quería evitar que eran las dos tetas blancas de la señora…
-¡Manuel…!
El intentó largarla y algo aflojó los brazos pero enseguida… al ver que la mujer no se mantenía parada, tuvo que volver a manotear y otra vez mal. ¡Muy mal! Que esos lugares de una dama no son para visitar en público y a pleno día!
-CLAP…flash…flash…flash
El bigotudo se había bajado de la camioneta. Había cerrado la puerta, clap y venía caminando a grandes pasos desde allá! Flash, flash.
Manuel le vio, entreabrió los labios y… cayó desmayado sobre la señora…

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