A Manuel le gustó hasta el tango, que nunca había escuchado así, con tanta energía. Y el ambiente, viejos con jóvenes y esas muchachas que bailaban en malla…¡Las guitarras que tejían sonidos y dibujos por las venas…¡Qué ritmo! Estaba vivo y alegre en ese lugar que nunca había estado. Un teatro lleno de cortinas. Le latía el corazón, rebelión…¡No podía ser que todo eso no existiera! ¡REBELION! Corazón que late lleno de sangre. Bramaputra! Corazón de melón.¡Rebelión!
“Busca el hombre sus raíces,”
“Busca el hombre su destino”
“y en esa búsqueda el hombre”
“va…construyendo un camino.”
Más o menos en este punto fue que después Aníbal contó entre los otros amigos de Solymar, que el Manuel se perdió de vista. No sabía él si lo había hecho en algún momento en que él miraba para otro lado, pero desapareció de golpe y tal vez lo haya hecho en forma instantánea porque después, cuando apareció de nuevo fue e-xac-ta-men-te igual porque Manuel apareció de golpe sobre su asiento y siguió pataleando el suelo, como si nada.
(Hemos asentado la salvedad. En lo sucesivo continuamos con la Verdadera Historia de Manuel Aquellarre)
Manuel seguía contento cuando llegaron con Aníbal al frío nocturno de afuera y la lluvia…él con su remera símil hering venía de compartir una sala con unos cuantos cajetillas y otros tantos que no lo eran y que juntos atendían a lo mismo y tal vez algún día se entendieran.
Mientras tanto, con su remera símil iba compartiendo la fría garúa con Aníbal, que agachado bajo su lomo pero con campera... Loco, no es lo mismo…
Y el Aníbal dijo: corré hasta la parada porque la lluvia puta se viene fuerte. Corrieron entonces hasta la parada y allá el Aníbal se sacó un pulóver que llevaba y se lo alcanzó al Manuel y le dijo de aguantarse allí hasta que parara.-Tengo faso.
“Echá la leña, avivá el fuego;”
“ya no queremos ver prisioneros.”
Las nubes se revolvían sobre Maldonado, vistas desde el techito de la parada de Bulevar, mirando a lo lejos por dónde decía Aníbal que antes iba el tren para Puntas del Este. Se revolvían y traían nuevos golpes de agua y frío hasta que decidieron seguir caminando, porque estaba parando, como varias veces, pero ya no tenían ganas de sufrir el frío, mientras que mojados ya estaban, que importa. Salieron agachados para mojarse menos y proteger el porro que seguían fumando, rumbo a Camino de los Gauchos, que era lo que conocía Aníbal.
“Viene quemando, quemando más!”
Después preguntar…por la madre de Manuel, ¿cómo se llama tu madre?
-Margarita se llama, porque es cómo una flor!
-Mejor venite a la casa de mis tíos a dormir. Mañana te ayudo a buscar tu madre, pobre niño!
-Si tus tíos no me echan…
No lo podían echar aporque no estaban y ellos tomaron entonces el dormitorio con las dos camas y se echaron a conversar porque resulta que tenían mucho más en común de lo que antes habían supuesto y de pronto, hasta podrían hacer cosas juntos de esas que uno dice “algún día lo voy a hacer” y lo dice cierto, porque son cosas macanudas que uno debería hacer, o alguien, porque son buenas ideas…Entre dos todo es más fácil. El porro por ejemplo, que es una gran cosa porque nos vuelve más buenos a nosotros… y también a los otros. Y la cantidad de bondad que hay en el mundo va a ir en aumento y se van a generar cantidades enormes de cargamentos de bondad hasta que llegue a ser un gran problema de contaminación, con el tiempo…
(Los entrecomillados son trozos de la letra de "Rebelión" cuyo autor es Daniel Fajardo)
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