lunes, agosto 07, 2006

34 - El Chumbo No Se Pincha !

-No, en serio. Un tal Ferrari de allá al fondo de Becú, me quiere matar porque hice unas cagadas.
-¿Qué cagadas?
-Le rayé la camioneta y otras cosas en la casa…
-¿Otra vez te metiste a sacar caños?
-No, qué caños…! Ah, sí! Hay caños para arreglar, si querés vamos a medias, pero…No, si el tipo me viene corriendo…¡Olvidate!
Se olvidaron de Ferrari derivando la conversación a temas de laburo. Que había laburo, que no había…De plata, que no había. De embarazo que sí había y que iba todo bien. Y del Cholo que hacía tiempo que no lo veían a pesar de que Manuel acabara de verlo…pero, en el comité de base, los viernes…ah, no has ido…yo tampoco, me cuenta la flaca…sí, a veces hablamos, también…claro que nos cuidamos…ella se cuida…
Manuel se remangó un brazo para rascarse y el Rulo, por casualidad mirando eso, preguntó qué era ese punto de sangre seca que veía muy junto al pliegue, sobre la ruta de una vena. Ese pinchazo.-No, qué pinchazo, será un mosquito.-No que mosquito, tendría que ser por lo menos una chinche grande, opina el Rulo y con eso se pone muy serio y le mira.
-Primo, no me digas que…!
-¿Estás loco? Qué me voy a…-Y el Manuel también se pone serio.-¿Estás mal, vo?
-No. Está todo bien…Pasa que, viste? con el asunto del Chumbo uno se pone…
-¡El Chumbo no se pincha!
-¿Y vos cómo sabés? ¿Lo haz visto últimamente?
-No.
Pero tenía la sensación de que el Chumbo no se pinchaba y además no quería que se fuera a pinchar porque…Y el Rulo…El Rulo aquí adelante que me mira y que yo sé que es un buen tipo, pero que nunca pudo pasar al Chumbo y eso no importa, que es mi amigo y no tiene por qué ser el suyo y no tendría tampoco él que enojarse conmigo por…Pero me mira mal mi primo, y eso no me gusta, que me mire así, porque yo también podría mirarle mal, así y que se vaya a la puta madre que…NO SEAS BOLUDO! Pará la mano que es tu primo que siempre quisiste desde que eran chicos y…Flash, Flash, las fotos mentales de los dos niños pardos jugando en un viejo patio de tierra y otra de una pelea a la salida de la escuela que el Rulo sacó la cara por él y los cagaron a patadas a los dos pero igual se fueron contentos…Y el Chumbo, ¿dónde andaría? Se lo imaginaba en una casilla de latas por fuera como la del verso y por dentro de maderas. El Chumbo nunca quiso trabajar y con él es cierto eso que dicen de que roban porque no quieren trabajar…porque hay que ser boludo para…como el siempre decía…para trabajar-se acordaba Manuel- Y el Cholo cuando le quería convencer de que al sistema no se le vence, porque el Cholo siempre habla así, con soluciones personales sino…Y el Chumbo ríe, con aquella risa ancha, para decir que si el Cholo arma otro sistema para contrarrestar el de los ricos, después el problema va a ser cómo zafarnos de los dos. Pero el Rulo le seguía mirando feo cuando a él ya se le había ido las ganas de mirar feo porque…allí estaba su primo Rulo de siempre, tajante en sus cosas que a veces le hacía reír de verlo, a pesar de ser mayor, como un niño enojado.
-¿Qué me mirás de malo, pelotudo? –le dijo a las risas.
Manuel sabía que el Rulo no era malo, ni rudo, como dicen-qué iba a ser-Sino que recelaba de todo lo que se acercara a quienes quería. Y se ponía violento contra la violencia que sentía cayendo sobre su mundo, su pequeño mundo de personas, que no de cosas, que quería con la sangre que estaba dispuesto a dar si era necesario. Y que ese recelo, que era acogedor al principio, a veces terminaba produciendo algo de lo que más temía el Rulo. El alejamiento de alguna de sus personas queridas, cansadas de la asfixia. Ahora por ejemplo, que se pasaba todo el día rodeando a la Julieta y su embarazo, temiendo daños imaginarios que pudieran suceder, que pudieran quitarle a su compañera y, especialmente al hijo que esperaban…
El Rulo abrazó de pronto a Manuel y juntos rieron con muchas ganas. Eran otra vez los primos inseparables.

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