jueves, noviembre 03, 2011

849. Milanesa con Papas Fritas.

Pero Mandinga insistía en haber salido a buscarlos sólo por cariño. Ni siquiera le importaba demasiado que se pudiera reciclar la Federación Ácrata  Latinoamericana. Que avanzaran los espíritus oscuros o que fueran los chivos de Satanás los que dominaran por esta zona del Multiverso.

-Allá ellos con la eterna lucha por el poder.

Dijo Manuel que la frase había sonado demasiado grandilocuente. Que no se pusiera payaso y volviera a hablar en serio. Para empezar, aclarando siempre a qué Tierra se refería, porque de un tiempo a esta parte a ellos, Magda y Manuel, los distintos planos paralelos se les estaban confundiendo en la memoria.

-Ja ja, a mi también, Siempre, ja. Desde chico, nunca pude entender en serio eso de los infinitos mundos. Lo acepto, pero me gustaría que fuera más fácil saber donde uno se encuentra.

-Y cómo supiste encontrarnos...?

-Ah, eso. Ja, bueno, Fue todo cuestión de olfato, como dirían ustedes. Aunque también me ayudó esta bola nueva que me armó tu abuelo, es muy fácil de navegar. Sintoniza mucho mejor lo que vos querés que entienda.

Magda quiso saber si Mandinga sabía algo sobre esa especie de veda o censura espacial bajo la que se encontraba esta Tierra. Si le había resultado fácil entrar a este juego de dimensiones, o si, tal vez algo, o alguien, había intentado impedirle el arribo.

Mandinga encontró divertida la pregunta.

-Dicen los viejos sabios de mi tribu que eso se debe al Kalham. Algo así como el azar. Las propiedades de cada mundo en particular van variando casi nada de uno en otro, pero a veces se produce un salto imprevisible y una o más propiedades varían una cantidad significativa. De ahí que hayan mundos dimensionales que parecen obedecer a otro plan o a otra concepción en algún aspecto, aunque en todo lo demás sigan siendo muy parecido a sus vecinos. Este planeta no está rodeado por barreras artificiales que le aíslen de Universo. Simplemente ocupa muy poco grosor en algunas dimensiones extra. Es demasiado superficial. Demasiado angosto, Y un navegante por lo general se lo pasa sin darse cuenta. Ja.

Entonces esa gente gris no trabajaba para fuerzas externas. No hay fuerzas externas ? Apenas una secta cavernaria de gente dominada por el pánico. Mejor así. Seguro que no son muy peligrosos.

Pero Mandinga tenía apetito activo, así que les invitaba a hacer un alto para ir hasta la bola, que había dejado invisible sobre la azotea de una casa vecina, y allí con la ayuda de un aparato transformar el deseo de comer en la comida exacta, caliente y perfumada. Puro pensamiento.

-Todos quisieron lo mismo. Milanesa con papas fritas.





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