miércoles, octubre 26, 2011

845. Desobediencia Debida




Al principio Manuel casi le grita que eso ya lo habían logrado en otro mundo. Ellos dos, más unos cuantos amigos, al principio, porque con el tiempo fueron muchos y cada vez más. Toda Latinoamérica levantada en desobediencia  debida contra los sistemas establecidos por conveniencia de unos pocos.
Pero luego eso de verse en la tele como un personaje patrocinado por Co & Co. Correos, teléfonos y profilácticos... Qué asco!

-Tal vez algún día la gente reaccione...
-Es un círculo vicioso.
-Cuál?
-Si se les quisiera liberar sería esclavizarlos.
-Pero en la historia hubieron muchas revoluciones.
-Sí, todas traicionadas.
-Por los líderes, no por el pueblo.
-Pero en todos los casos el pueblo lo aceptó.

Estaba deprimido, casi lloraban aquellos ojos sanguinolentos que ahora se descubrían para mirarle a la cara. Era una mirada desesperada. La de una mente que se siente en caída libre y busca a toda costa aferrarse a algo sólido.

-No se qué decirte, pero me parece que a todo hay que buscarle la vuelta.
-¿Qué vuelta? Si la mayoría está conforme con esto...
-Pero la mayoría no va más al comité.
-Están ocupados en sus cosas. "Haciendo la suya".
-Sí, dejando funcionar a la democracia representativa.
-Eso. La puta representación que nunca representa nada.

Cholo sonrió con amargura al escuchar lo que estaba diciendo, y agregó;

-El sistema  escribe un guión para cada uno.

Manuel se sacudió nuevamente.

-¿Qué querés decir con eso? Creo haberlo escuchado antes...

Cholo le miró un tanto sorprendido.

-Nada. Es que de golpe me pareció que todos podríamos ser  personajes de una obra teatral gigantesca escrita por un gran humorista. Fijate la cantidad de gente que vive luchando por preservar los intereses de quienes le explotan. Que exige que se hable con respeto de ellos o de la autoridad que les oprime. Desobedecer, jamás.
-También estamos los otros...
-Los pobres pocos ridículos que luchan para sacudir la modorra de la gente... Y bueno, ese es el papel que nos toca en suerte. El que se puede haber escrito para nosotros.
-¿En serio, Cholo, vos pensás que eso puede ser así? ¿Que existe alguien que escribe...?
-No. Sólo en un sentido figurado.
-Ah...


















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