Una bola es un objeto que vuela por su sola forma. No tiene alas ni hélices ni turbinas ni por supuesto motor. Porque la gravedad es una forma basta con enfrentarla a la forma que la anula…para que podamos volar! Solo se requiere algún tipo de generador de energía cinética para realizar maniobras bruscas o aceleraciones importantes. Por ahora basta. Pasemos a lo práctico. Como el mando lo va a tener la mente del piloto es importante que éste se ubique en el centro sinérgico de la bola que no es un lugar fijo sino que depende de la energía general que fluya y de algunas otras variable, pero…Por lo general anda oscilando entre phi y 1-phi del eje mayor. El piloto es esencial, debe conocer a su bola, tenerle confianza y tenerse confianza a sí mismo. Juntos y en armonía pueden realizar cualquier maniobra, separados, no.
Los materiales no son esenciales, puede ser cualquier cosa reciclada que se pueda unir de una forma más o menos rígida como para mantener la forma al menos por el tiempo que dura un viaje. Atención que cuando la forma es solamente aproximada a la contraforma de la gravedad en ese punto del espacio se van a producir vibraciones que pueden ser tanto más intensas cuanto mayor sea la discrepancias con los nodos de la onda. Cuando se esté dando los últimos ajustes a la forma de la bola, esta característica vibrátil del tensor de onda gravitatoria se puede usar como referencia para llegar al punto de vibración nula. Ahora bien: A lo largo del vuelo el tensor va cambiando, aunque leve y lentamente, por eso la estructura no debe ser totalmente rígida, sino más o menos, permitiendo pequeñas deformaciones que cuando empiezan a aparecer las primeras vibraciones, la mente del piloto inflinge a la bola para que se adapte a las necesidades locales.
Por último si se desea, todo el aparato puede estar cubierto por algún material liviano y resistente para proteger al piloto de la intemperie. Germán Oesterheld, quién ha sido el primero en volar una bola hecha artesanalmente, hizo los recubrimientos con cartapesta de apenas un milímetro de espesor a la que protegió con laca nitrocelulósica por si lo agarraba un chaparrón.
A continuación se pueden ver los planos con todas las medidas a escala 1/50.
Hasta ahí las instrucciones. Los mencionados planos no figuraban –naturalmente no se hubieran podido trasmitir dibujos con el sistema de los guijarros- ni constaba alguna aclaración sobre esa sensible falta.
En la caverna, luego del silencio vinieron los suspiros y por último el silencio nuevamente. Solo al cabo de un rato empezaron a aparecer de nuevo las voces. ¿Alguien habría entendido las instrucciones? ¿A partir de ese montón de palabras raras, sería posible construir algo?
-Si por lo menos tuviéramos los planos! –se lamentó el Cholo.
-O a Abelardo en persona para que nos explique, -siguió la Magda.
Ernesto en cambio se mostró optimista.
-Hace un rato estábamos peor. Tal vez podamos encontrar alguien que entienda sobre estas cosas… En Internet, por ejemplo…
Ernesto se levantó y caminó hacia la computadora. Todos fueron detrás.
(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)
Las Bolas de Manuel puede ser votada en el premio 20Blogs de 20 Minutos
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1 comentario:
Buen blog, un saludo
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