domingo, mayo 13, 2007

296 OLA DE ROBOS

No creían que fueran a necesitar armas. No porque no fuese razonable en una situación semejante sino porque simplemente nunca se habían puesto a pensar en manejar un arma y menos contra los compatriotas.
Tampoco creyeron o se imaginaron que tan rápidamente estuvieran precipitándose las consecuencias de lo que habían iniciado. El gobierno había estado otra vez al borde de la ruptura, por la puja entre los secesionistas y los unitarios, que se había transado en que se sacase a la policía por una semana y se rodeara la zona con tropas del ejército bien pertrechadas.
La policía en ese preciso instante se estaba retirando hacia Pando y llegaban los primeros camiones de guerra a instalarse entre los árboles del parque Roosevelt.
Algunos curiosos entraban a la comisaría que había quedado desierta y con las luces prendidas.
La noticia corría de boca en boca porque las pantallas todavía estaban en la novela.
Sonó el teléfono de Ernesto.
El dueño de la barraca que había estado hablando a la tarde con él para preguntarle como iban a hacer ahora para evitar que se produzca un ola de robos.
-Sí, la policía ya se ha retirado ahora me acordé que me dijo que la unidad entre los vecinos era mayor garantía para todos que la mejor policía del mundo. Bueno… A mi todo esto me parece muy bien pero, esta noche voy a tener que pasarla con una escopeta en la mano.
Al enterarse de esto Manuel tomó una decisión que no había pensado, dijo que ya volvía y se dirigió apurado para su bola. Todos quedaron sorprendidos de que se retirara justo en el momento en que había que tomar la sartén por el mango. Después Cholo pidió que salieran otra vez a hablar con la gente y tratar de lograr acuerdos con la mayor cantidad de vecinos posible. No debía ocurrir nada desagradable para que la gente no reavivara en su mente el miedo ancestral a la libertad.
Salieron y se fueron conectando con aquellos que tenían a su vez buenos contactos de confianza con otros vecinos. La red comenzó a tomar vida y a palpitar de opiniones libremente expuestas, en algunos lugares se hicieron reuniones en las que se podía entrar y salir sin pedir permiso, en otros era alguien que pasaba avisando por las casas las últimas novedades. También por arriba de los cercos. Solamente algunas parejas metidas entre los pinos quedaron sin notificar.
Manuel demoró dos horas y cuando apareció por la policlínica, venía con el Chumbo al que Dengue corrió a abrazar, Magda le dio un beso y el Rulo torció la boca.
-Chumbo va a hablar con la gente para que no haya ni un solo robo.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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