Abelardo había tomado la palabra para decir lo que sabía de Perícles bajo la mirada burlona de Mandinga quién evidentemente no simpatizaba con el personaje de la democracia ateniense. Empezó a repetir una frase de un discurso famoso y se fue ralentando sílaba por sílaba hasta gritar: ¡Nos rodean!
Eran ellos, los ángeles, que hacían sentir a la distancia la imagen vanidosa de su flota cósmica simbolizada por siete conglomerados de galaxias rodeando al triángulo central donde se movía el ojo. Tal vez todavía no estuviesen seguros de haberlos identificado…o por ejemplo les querían atrapar con vida… Mandinga hizo brillar sus ojos fosforescentes y extendió cinco dedos en el aire para cada lado como si fueran antenas.
-Están pensando a toda máquina –dijo- todavía están confusos. No esperaban encontrarnos.
Manuel confirmó y enseguida dijo de ponerse en dirección al punto concentrando todas las imágenes mentales en el deseo de permanecer en contacto, pero Abelardo protestó, diciendo que con la tecnología de su nave no le tenía miedo a los siete conglomerados.
-La hemos probado ametrallándola con un rosario mal intencionado que hicimos rezar por un millar de brujos de los mejores.
Mandinga le tapó simbólicamente la cara al tiempo que reboleaba sus negros ojos sobre campo de porcelana blanco azulosa, para decir:
-¡Esperá un poquito. Ellos también hacen inventos! Les he visto disparando con partículas de masa negativa!
Abelardo apenas pestaño.
-Tengo conectado un desviador de esos proyectiles y muchos otros chiches que ellos ni se imaginan. Hasta les puedo invertir el tiempo por el espacio de unos minutos suficientes para que se autodestruyan con sus propias paradojas.
Mandinga festejó diciendo que eso sí que no se lo quería perder y hasta de alguna manera probar ya que tendría que ser muy excitante ver pasar el tiempo para el otro lado y pronunciar las palabras marcha atrás. Ahora fue Abelardo quién le tapó su cara.
-No seas burro, ni por milagro podrías salir de eso vivo!
Manuel objetó:
-A mi me mandaron al pasado y no me hizo ningún daño.
Se sacudió la nave y Abelardo explicó que acababan de desviar un centenar de proyectiles que ahora volvían exactamente hacia sus puntos de origen, pero dejó ese tema para explicar la diferencia de un viaje en el tiempo hecho por desvíos y sin contradecir las vibraciones del entramado cósmico, con unos minutos de tiempo retrógrado que hace coincidir des cuerpos exactamente iguales en un mismo momento y lugar…
-¿Cómo dos cuerpos… es el mismo…
Abelardo sacudió la cabeza negativamente. Hay uno que viene desde el pasado y otro desde el futuro…no pueden ser el mismo, como las mismas personas no lo son. Uno no conoce el futuro y el otro sí. Son dos personas distintas, al menos en eso… Ya te lo he dicho, Mandi, no se puede viajar en el tiempo sin desdoblarse, o mejor… Bueno, sería meterse en temas muy aburridos.