jueves, noviembre 08, 2007

427 Tengo Algo Que Decirles

Fue entonces que Abelardo apareció caminando lentamente, cabizbajo y meditabundo, hasta reencontrarse con el grupo que le había olvidado en el lugar de la reunión anterior. Algo en él hizo que todos se callaran. Parecía venir soportando una pesada carga que seguramente ansiaba alivianar.

-Algo tengo que decirles al respecto…

Fue a sentarse a un costado sobre una saliente de la arenisca de la pared. Desde allí levantó apenas una mirada opaca que abarcaba a todo el grupo.

-Yo he sido culpable de muchas cosas… Reconozco que me he metido, por insano interés, en cuestiones en las que nunca debí meterme. Alteré el libre y natural curso de los acontecimientos… por amor… por vanidad intelectual… por estupidez. Después…Lo induje a mi amigo Germán a que probara a su vez de proyectar sus técnicas literarias a las cuerdas dimensionales del universo que habíamos descubierto. Reaccioné cuando ya era tarde y se había abierto una brecha por donde era fácil pasar de nuestro mundo al de los vivos cosa que podrían aprovechar otras gentes tal vez con no tan buenas intenciones… Pero para reaccionar debía contrarrestar los cambios ya en curso de acción o al menos compensar los males que esos cambios provocaran en personas inocentes… Para eso… era necesario determinar exactamente cómo hubiesen sido las cosas si no hubiera ocurrido la pequeña corrección de coordenadas en el sistema multidimensional…¡Pero eso nos resultó siempre un problema imposible de resolver!

Abelardo lloraba. El segundo en poco tiempo que la emoción le ha desbordado dentro de la caverna.

Manuel fue hasta él y dejándole unos instantes de desahogo, después le preguntó:

-¿Querés decir que no saben cuanto cambiaron la historia?

Abelardo apenas levantó la cabeza.

-El futuro…

-¿Qué tal vez no cambiaron un carajo?

Ahora se enderezó.

-No. Yo creo que algo sí cambiamos. Pero no sabemos cuanto.

-Y decime, abuelo… Esas técnicas literarias aplicadas a las cuerdas ¿cómo eran?

Abelardo giró la cabeza y habló con energía.

-No. Ni por un instante pienses lo que estás pensando! Nosotros alterábamos algunos detalles en las probabilidades de que ocurra algún acontecimiento fortuito en un determinado momento y lugar. Con eso pretendíamos aumentar la tendencia históricas a concretarse en realidades más a nuestro gusto y convencimiento… Pero lo del blog ese que sale en internet, nosotros no hemos tenido nada que ver. Hasta creíamos que era otra de las actividades del grupo de ustedes, Los Maquis.

Manuel se cuadró serio frente al viejo.

-Y ahora quieren que esto sea siempre una historia heroica?...Para eso aparecieron los ángeles, no?

-No, Manuelito… No es así… Nuestra culpa fue facilitar la pasada por esa brecha que te decía, pero… Nosotros no queremos que vivan de guerra…queríamos otra cosa…

-¿Qué querían?

Abelardo dejó brillar sus iris almendrados en el aire de la cueva al sonreír culposamente.

-Una revolución libertaria en la tierra y… yo, además quería tu felicidad Manuel.

-La revolución está en marcha…

-¿Y tu felicidad?

Manuel no pudo disimular un gesto de impaciencia.

-Mirá…soy bastante feliz pero… si no se hubiesen metido a jodernos la vida tal vez sería mucho más.

El abuelo, aunque avergonzado le sostuvo la mirada.

-Creeme, Manuel, hace tiempo que nos prometimos no cambiar más nada. …Ni siquiera para tratar de retroceder los acontecimientos a los derroteros originales.

-¿Y la brecha?

-Está cerrada.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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