Olvidaron los cadáveres y fueron todos a rodear a Cholo para lograr que poco a poco se incorporara perdonándose, aunque fuera en parte, el acto aborrecible de matar para vivir. Lo fue logrando y poco a poco pudo levantar la mirada para ver a sus amigos.
-Tendríamos que encontrar la manera de evitar eso.
-No se puede –le dijo sorpresivamente Manuel, poniéndole una mano sobre el hombro- La vida y la muerte se mezclan en la que nos tocó vivir. Esto estaba escrito.
Cholo se despabiló.
-¿Qué estás diciendo?
-Que estábamos tratando de evitar el derramamiento de sangre y ocurre justo esto. No es casualidad.
-La posibilidad existía…
-Pero vos no notás que hay como una tendencia a que entremos en una historieta heroica donde pelean dos bandos, uno bueno y otro malo.
-Nosotros somos los buenos, supongo.
-Sí, pero no importa--- ¿Sabés qué? Nos necesitan…
-¿Quién nos necesita? ¿Y para qué?
-Somos los personajes…
-Ah, eso otra vez…! …¿Quiénes?
-Yo qué se quien puta escribe esta historia… quién sea, nos necesita porque sin personajes no hay historia
El Cholo recuperó el humor. Se reía.
-Nos podríamos declarar en huelga. No hacer nada, no hablar.
-Ja, yo creo que si lo hacemos, los tipos adaptarían la historia a eso y nos meterían en nuevos problemas para obligarnos a actuar.
-Pero te los supones omnipotentes?
-Yo qué se! Un escritor puede inventar las situaciones que van a rodear a sus personajes.
-Pero esas situaciones son imaginarias. Solo ocurren dentro de la fantasía…
-¿Y esto que vemos…no será una fantasía?
Cholo se impacientó.
-No esta pared es de piedra y si le pego me lastimo. Los muertos que están allí, están allí y están muertos.
Manuel sonrió compasivo.
-No me hagas caso…
El silencio no duró dos segundos hasta que la carcajada de Mandinga empezó a crecer y rebotar en todos los recovecos de la caverna. Se golpeaba la cabeza y la cara con las manoplas como un perfecto simio sacudido de risa tartamuda.
-¡Es un genio! No me digan que no es un genio. ¡Fíjense en la forma que lo dijo! Pensar que algunos escriben libros que nadie entiende…
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