martes, noviembre 21, 2006

131 - El servicio de té.

Entre el decrépito pórtico del caserón y el interior del vacío aljibe donde empezaba el túnel de 45, Magdalena gastó todos sus adjetivos y exclamaciones de modo que cuando entró por fin a la Galería Máxima y levantó al giro la mirada hacia la bóveda, sólo logró abrir la boca sin emitir ningún sonido.
Los otros dos socios estaban de pié mostrando sonrisas de muchos dientes. Sobre la mesa baja, platos con masas, una tetera de las panzonas todavía sobre la bandeja de plata y cinco tacitas vacías.
-¿O prefieren café?
Magda, en vez de contestar miró a Manuel, pero Manuel miraba a Giorgionne que en ese momento no hacía otra cosa que observar a Ernesto Federico con expresión divertida.
-No, así está bien, pelao.
Se sentaron entonces alrededor de la mesita y Manuel entendió que debía presentar a Magdalena…
-Ella es Magdalena, mi compañera.
Pasada la presentación el tema fue preguntarle a Magda cuales habían sido las cosas no naturales que ella había presenciado. No eran muchas. Pudo narrarlas en pocas palabras entre sorbo y sorbo del té, con migas de macitas en los labios y el brillo de sus grandes ojos negros, porque no eran más que tres aparte del hecho mismo de los guijarros, o piedritas o…¿Cómo era que les decía tu abuelo?
-Objetos. Y Giorgionne las bautizó hachas celtas!
-Ja! A mí me parecieron trompitos.
Los guijarros comenzaron a ser sacados de la bolsita y puestos en la parte libre de la mesa, de donde cada cual los tomaba y hacía rodar entre los dedos, frente a los ojos.
Ernesto preguntó, sin obtener respuesta por el material de que estaban hechas. Porque estaban hechas, no eran simples piedras recogidas. Y Giorgionne expuso el porque de su denominación. Las hachas celtas eran una especie de hachas encontradas en los museos de utensilios celtas y que de pronto habían demostrado poseer aquella condición casi mágica de bailar en un sentido y en el contrario alternadamente. Hizo bailar una sobre la mesa imprimiéndole impulso con los dedos explicando a Ernesto que eso no era todo. Que Manuel las hacía bailar de otra forma, mucho más misteriosa y reñida con nuestros pobres conocimientos sobre la naturaleza física de los materiales y aun de las leyes mismas del universo. Manuel tuvo que explicar lo poco que se acordaba sobre el origen de las primeras cinco, eléctricas y pesadas, hechas a partir de trozos de mineral buscados entre las piedras de la Cuchilla de Haedo, de a pares. Porque aunque no supiera explicar más, recordaba que a su abuelo Abelardo a la edad de diez años, un extraño personaje, mezcla de linyera y Samurai, le había enseñado a recoger ese material y hacer de cada piedra, dos. Una para cada juego. Que no más de dos juegos existían, que el supiera, en el mundo. O mejor dicho uno, ya que el otro se lo había llevado Abelardo con él el día de su muerte.
Ernesto comprobó las pequeñas descargas eléctricas sobre la piel de sus manos y comenzó a especular sobre posibles corrientes eléctricas en el interior de la piedras que generaran magnetismo, porque eran magnéticas sin duda, y que de vez en cuando perdieran algunas de sus cargas, con lo que a la larga se tendría que agotar la energía y transformar aquellos objetos en simples y vulgares piedras.
-Claro que esos procesos suelen llevar millones de años.
-Yo creo que son inteligentes, -afirmó Manuel.
Se sorprendió de lo dicho por él mismo y quedó pensando en cómo una piedra pudiera ser inteligente.
Ernesto le miraba, ensimismado en las fronteras de lo comprensible
Giorgionne pensó en que si Manuel lo decía, sería por algo, que aparte de ser bastante ignorante no por eso se podía decir que fuera estúpido.
Magdalena sólo sonrió.
La mesita fue despejada dejando por el momento el servicio de té sobre la bandeja y el suelo para que Manuel iniciara la función del gran pentágono. Procuraron papel y lápiz. Magda se ubicó a la derecha del gran sacerdote y… luego de un momento de respetuoso silencio y ya separadas las cinco piedras eléctricas, Manuel se dispuso a hacerlas bailar.
Venía mensaje. Se prepararon y magda comenzó a escribir lo que le iba cantando Manuel.
-HOLA MANUEL TENGO UN RATO PARA HABLAR CON VOS AVISAME CUANDO ESTES PRONTO
Manuel operó con las piedras para ir armando la contestación que también iba cantando letra por letra para que Magda la anotara.
-ABUELO ME HA QUEDADO LA DUDA DE CÓMO TE ENTERASTE QUE YO IBA A SER LLEVADO A GUICHON AQUEL DIA
La respuesta llegó al toque.
-TIRANDO EL I CHING
-Y OESTERHELD QUE TIENE QUE VER EN ESTO YO CREO QUE FUE EL QUIEN ME LLEVO
-ESO YA TE LO EXPLIQUE PERO DECIME HAY OTRAS PERSONAS CON VOS
-MAGDA COMO SIEMPRE




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