jueves, noviembre 23, 2006

133 - Para las trampas no hay regla.

Después que todos estuvieran de acuerdo en contestar el mensaje quedó en claro que tenían un problema. La dirección. El mensaje había aparecido “espontáneamente” en la compu, en la agenda de Ernesto. La computadora no estaba conectada a internet desde el día anterior, y entonces sólo por unos minutos, que por supuesto hubiera sido suficiente pero, Ernesto, durante la noche había estado ingresando anotaciones a la agenda y allí no había nada. La pirateada había ocurrido a la madrugada o muy temprano por la mañana y por medios que por supuesto no serían nada ortodoxos. Por canales electromagnéticos no hubiera sido posible entrar a una máquina supuestamente aislada!
-Vengan, les quiero mostrar el mensaje en el lugar dónde apareció.
En la pantalla se desplegó una hoja con una serie de anotaciones y símbolos que Ernesto hizo caer vertiginosamente hasta que la imagen se detuvo en un recuadro impreso. Las dos estrofas del mensaje.
Cuatro voces leyeron otra vez los versos, casi al mismo tiempo y casi se diría que era lo mismo que Ernesto les había presentado en el papel, pero… Había una pequeña diferencia que Giorgionne remarcó apoyando un dedo sobre la pantalla.
-¿Y estos qué son, puntos suspensivos…?
Efectivamente debajo de los versos había una serie de hormiguitas en las que ningún otro había puesto atención. Ernesto cazó el mouse y rápidamente encerró aquello en un recuadro que hizo agrandar al ancho de la pantalla. Era lo que buscaban.
http://maquischarruas.blogspot.com/
Acercó un aparato sobre una mesita con ruedas y estableció un puente entre eso y la compu mediante un grueso cable.
-Vamos a entrar a internet de forma clandestina.
-¿Qué significa eso?, -preguntó Giorgionne.
-En paralelo. No pueden detectarme.
Enseguida en la pantalla se abrió una página titulada MAQUIS y que debajo sólo tenia un 1 y los seis renglones del mensaje, más esa dirección que en este caso era bastante legible.
Después no pasaba nada a pesar de que los dedos de Ernesto golpeteaban por todos lados.
-Lo hicieron bien. No hay manera de sacarles ningún otro dato. ¡Esto es un blog pirata!
-¿Un qué?
-Un blog, be ele o ge. Una página de internet que hace alguien cuando quiere y que se supone libre de censura. Pero esto es clandestino. No figura en ningún registro pero sin embargo si lo buscás aparece…
-¿Y qué pasa si le escribís ahí enseguida del verso?
-Ya lo probé… y otras cosas. Está muerta.
En ese momento la pantalla del monitor empezó a falsear con un letrero que decía que la página había caducado… y enseguida la pantalla se puso negra.
-Hay que tener paciencia, -comentó Ernesto. –Estas cosas son así. Para cada regla hay una trampa y para las trampas no hay regla…
Manuel se echó a reír, contagiando a todos, incluso a Ernesto quién todo rojo creía que se reían de él, con lo que no se equivocaba por mucho. No se reían de él sino de lo que había dicho, esa inesperada vuelta del viejo dicho de “hecha la ley..."

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