sábado, febrero 10, 2007

208: ESO A DIOS NO LE PREOCUPA

Margarita le miraba enternecida, no sabía si ponerse orgullosa por su hijo al que había criado de a ratos cuando su trabajos y sus amantes le dejaban tiempo y no como su padre, Abelardo hubiera querido. No sabía si avergonzarse por no haberle dado un hogar estable, un padre y un ejemplo. Tal vez lo había hecho todo mal y por eso el muchacho deambulaba por esos mundos, perseguido por los ángeles… O tal vez…lo había hecho bastante bien y Manuel estaba pasando las duras pruebas de la vida sin quebrarse ni avergonzarse de quién era, ni de ella, ni de su abuelo, ni del precioso color de su piel, triunfando sobre las carencias propias de la pobreza y encantando a todos con su vitalidad y su natural inteligencia…
-Y vos…¿cómo andás vieja?
Le había dejado esta casita que siendo niño hasta había ayudado a construir y que ahora con la Magda podrían disfrutar llenándola de hijos morenitos a los que ella visitaría cuando los ahorros le alcanzaran para los pasajes y algún regalito.
-Te tenés que cuidar, Manuel.
-Si, vieja… Yo me cuido.
Cholo, la flaca y el Dengue coincidieron casi en la misma frase.
-Todos lo vamos a cuidar!
Llegaron Ernesto Federico y Giorgionne disculpándose, habían creído que Manuel iba en la caravana con Mujica. Enseguida de los saludos se acomodaron en la rueda, tomaron un par de mates, hasta comieron algún bizcocho de los preparados por Margarita, pero traían una inquietud que se les notaba en el continuo poner y sacar las manos sobre las rodillas. Ernesto habló.
-Manuel, no queremos molestarte pero hay un asunto que entre nosotros ya hemos hablado y que ahora también Mujica nos ha referido como una conclusión a la que ha llegado en este tiempo de peripecias que compartió con vos…
Manuel no se molestó aunque supo desde la primera palabra a qué se refería “El Hombre Primitivo”
-Sí, está bien. ¿Cual es esa conclusión?
Ernesto miró primero a los presentes que sentados en la rueda de taburetes, con los labios poblados de migas de bizcocho habían dejado de masticar o de chupar la bombilla y se habían aquietado en un silencio que la dorada tarde de Lagomar festejaba respetuosa desde las desflecadas nubes y la luz dorada que ya se acercaba al poniente.
-Te buscaban a vos. Sólo a vos. Mujica fue raptado por estar ahí como otra vez otra bola se llevó a Giorgionne… Y…nos parece que te buscan por alguna razón muy poderosa…Tal vez en esa guerra que ellos festejan haber ganado, eras una pieza de valor estratégico que ahora han perdido…
-Me parece que están exagerando.
No obstante decir eso con natural desenfado la mirada de Manuel se había detenido en los ojos de la flaca y la flaca sintió de pronto un horrible frío que le corría hasta los huesos de las piernas. La mirada de Manuel contenía una abismal tristeza que ahora lo envolvía por entero, que lo callaba, que lo retenía en un mundo interior, desconocido para todos y que por cierto era un lugar lleno de sufrimiento.
-¿Exagerando…? Bueno, por lo menos me concedés que algo de eso hay.
-…
-Tal vez vos ya tenés alguna idea del porqué de esa persecución…
Manuel levantó la palma derecha de la manera que aparecen los indios saludando o los blancos pidiendo silencio y calma.
-Muchos de ustedes no creen en dios, no han creído en la existencia de un Dios, durante mucho tiempo. Eso a Dios no le preocupa. Tiene suficiente poder sobre la mayoría como para hacer lo que él quiere. Muchos otros, como yo, ignorantes o sabios, hemos nacido con el convencimiento de que ese dios existe pero que es una mierda. Buscábamos en nuestras pequeñas cabezas una explicación y no la encontrábamos, al mismo tiempo que no nos resignábamos a obedecer o adorar a un ser que teniendo más inteligencia y más poder que los humanos, era igualmente imperfecto y lleno de mezquindades…

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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