sábado, septiembre 30, 2006

82 - Pinchando El Cable de Dios

-¿Así que vos tampoco estás con Dios?- Preguntó Manuel cuando Ernesto Federico le alcanzaba un vaso con algo alcohólico que no le había ofrecido.
-Ni con el Diablo.
-¿Y qué sabés de las bolas?
-Sólo lo que he podido piratear con la computadora, que no es mucho. Dios tiene unas barreras muy poderosas, pero en un sistema tan enormemente complejo siempre quedan resquicios por donde colarse.
-Pero cómo ¿Dios también usa computadoras?
-No boludo! Pero tiene sus formas de comunicación que son también como ondas que atraviesan el universo. Yo pirateo ahí…
-¿Le pinchás el cable?
-Ja, llamale así. Pero entender las ideas de Dios es muy difícil. Él está acostumbrado a un espacio de once dimensiones y tres tipos de tiempo distintos…
-Y yo que tenía miedo de estar loco!
-¿Cuándo viste la bola? Habrás creído que era un ovni.
-¡No qué ovni! Las bolas me llevan para todos lados. Al principio sí, creía estar loco.
-¿Te llevan…a dónde?
-A todos lados. A Buenos Aires… a Guichón…
-A Guichón ¡qué interesante! Dejame ver…
Se volvió a sentar en la compu y a disparar ráfagas de dedos, hasta que el primer globo terráqueo que había aparecido se le vino encima y un pequeño cuadriculado más blancuzco que el resto quedó dominando casi toda la pantalla.
-Guichón está a sólo dos quilómetros de un punto donde la onda de control hace frecuentemente un nodo!
-Ya no me asustan…
-Con frecuencia en estos lugares pasan cosas raras…
-Por eso esta vez me revelé.
-…que la gente confunde con ovnis. También nacen personas de pensamiento independiente.
-No quiero que me lleven más. Lo que quiero es quedarme acá con la flaca y…
-Sería bueno saber para qué te llevaron allá. ¿Te dijeron algo?
-Porque la quiero.
-Los de la bola…¿te dijeron algo?
-Con los únicos que hablé fue con los de las ventanillas de informes y de quejas…que era el mismo tipo.
-¿Y qué te dijo?
-Que como estaba en la ventanilla de quejas, no podía dar informaciones…y otras pelotudeces!
-¿Y de por qué te habían raptado?
-No, de eso nada. Me pidió el número de asiento y como yo no tenía llamó a los gurkas y…
-Y te dejaron allá…
-…después me trajeron de vuelta.
-¿Al mismo lugar?
-Al mismo momento. ¡Nadie se dio cuenta!
-¡Qué extraño!

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