viernes, septiembre 29, 2006

81 -El Viejo Tunga

Llegar al aposento fue lo mismo que sentarse Ernesto Federico frente a la computadora ya prendida y empezar a decir cosas incomprensibles para Manuel, al mismo tiempo que tecleaba disparates y dejaba que su cara se iluminara con todos los colores cambiantes que producía aquella pantalla enloquecida.
-Quedate tranquilo, te perdieron de vista.
-¿Quiénes…?
-Los de las bolas de Dios, que casi te atrapan.
-Ah, claro. Vos los viste y me…
-No, los que te salvaron fueron los Tucu tucus. Yo me enteré del operativo, la encerrona y les pasé la información a ellos…
-¿Me estás jodiendo?
-Te estoy diciendo la verdad! Ya te dije que eran mutantes. Son del tamaño de un carpincho y tienen en todo sentido la inteligencia de un profesor de matemáticas; acumulan conocimientos que no saben transmitir.
-Pero yo pasé por esas cuevas y no vi ninguno…
-Cuando vos pasabas se escondían. Son muy tímidos… Mirá, vení para acá.
Sobre uno de los estantes había un portarretratos con marco de marfil, en cuya foto se veía a Ernesto Federico abrazado a un Tucu tucu gigante.
-Este es el viejo Tunga, un verdadero sabio! Sabe de todo. Lastima que hay que saber preguntarle. Ellos, lo que no saben es enseñarte a preguntar.
-¿Cómo?
-Porque ellos te contestan lo que sea, pero si la pregunta está mal hecha, la respuesta resulta completamente inadecuada… Y nuestras preguntas están…casi siempre mal hechas!
-¿Por qué… casi siempre mal hechas?
-Porque somos así. Nosotros no sabemos nada y hacemos preguntas a como nos salgan, confiando, con razón, en que el otro las va a entender a pesar de todo. Entre nosotros funciona porque el que escucha la pregunta, sin darse cuenta adivina la verdadera curiosidad del preguntante y es eso a lo que responde y no a lo que la pregunta, en un sentido lógico, apunta. Una mente de Tucu tucu funciona completamente distinto. La respuesta de ellos está tan condicionada por el sentido literal de la pregunta que, basta con el cambio de orden de alguna palabra o con el largo de alguna pausa, para que cambie. Pero lo que contestan es siempre correcto hasta cuando pensamos que se han equivocado…En esos caso siempre los equivocados hemos sido nosotros, que sin querer hemos preguntado otra cosa.
-¡Te fuiste al carajo!
-Quiero decir que los Bichos saben mucho, pero para que te den información, tenés que ser un sabio en la ciencia de hacer preguntas. Y aun asi…
-¡Ah, bueno!


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