Fueron tres días de frenética actividad. Primero puliendo la respuesta a darle al gobierno legal. Que terminó siendo un rechazo a entrar en una contienda electoral por ocupar cargos de gobierno. La idea era clarísima. Los uruguayos habían claramente optado por no tener gobierno y por solo aceptar delegaciones de poder para casos especiales y por muy corto tiempo. El poder había revierto en el pueblo, como nos habían enseñado las maestras en la escuela para cuando Napoleón había entrado en España. Ahora el caso era distinto, pero igual la consecuencia. Los hechos terminaban por demostrar que ningún gobierno había logrado detener ni aminorar la ingerencia extranjera en nuestro territorio y por lo tanto declarábase disuelto el compromiso de mantener el sistema representativo que nunca había representado a nadie más que a las estructuras de poder nacional, internacional y galáctico. El pueblo no quiere más representantes. El pueblo se representará a sí mismo y en este momento exige por nuestro intermedio (se trata de un caso excepcional de corta duración), que el gobierno remanente de las antiguas estructuras, dé los pasos establecidos por la constitución para que sea plebiscitado el proyecto de reforma constitucional que a su momento le entregarán los delegados (también nombrados a ese sólo efecto y por pocos días) del poder popular.
Giorgionne carcajeo un ratito después de decir ceremoniosamente: “Decreto número uno, acátese, publíquese y archívese!”
Eso fue sólo el comienzo, porque… Cuando terminaba de redactar la contestación llegó una bola de las de norte trayendo una delegación de comuneros argentinos que durante 24 horas estaban representando a 16000 comunas desde Ushuaia a la Quiaca y que traían la propuesta de dejar establecido en los proyectos de respectivas reformas que, las dos naciones expresaban su deseo de conformar un nucleamiento mayor, llámese federación o cómo se quiera y que a los efectos invitaban a las comunas de Río Grande del Sur –prácticamente una república independiente a plegarse a este movimiento libertario.
Les explicaron que por supuesto ellos estaban de acuerdo pero que todavía no habían tenido tiempo de recorrer las comunas uruguayas para dejar presentada la propuesta y que por otra parte no comprendían cómo era que se habían enterado tan rápido de lo que ellos estaban conversando.
-Lo leímos en el blog –contestaron muy sueltos de cuerpos cuando les hacían subir a otra bola para comenzar la recorrida donde ellos mismo iban a poder transmitir la idea a sus colegas de este lado. Esta era una bola de última generación con butacones pullman, ventana panorámica y una computadora portátil equipada con el sistema 5/25 de comunicación multidimensional –las piedritas- que fue a través del cual llegaron las noticias desde Porto Alegre donde ya era vox populi la sigla RFA (República Federal Anarquista) que la gente vivaba por las calles mientras revoleaba banderas con franjas verdes, celestes, amarillas, negras, rojas y blancas, que no eran por Bob Marley ni los rastas sino por los colores mezclados de las de los tres países. (El rojo tal vez por la bandera de Artigas)
Por supuesto que no les alcanzó el día ni buena parte de la noche para recorrer todo lo que pretendían. Encima tuvieron que acompañar a los comuneros argentinos hasta sus respectivos domicilios y volver casi a la madrugada, muertos de hambre y con la garganta raspada de tanto hablar
No hay comentarios:
Publicar un comentario