La conversación se interrumpió cuando desde la alfombra y la rueda de sillones provinieron aquellos quejidos lastimeros de Mandinga que se despertaba con mucho dolor de cabeza por el alcohol, que tampoco su ser biológico de siete dimensiones, era capaz de eliminar de la sangre y de las neuronas, que a su vez reproducían el pedo que tenía el sujeto a escala macro. Las escorias digamos o las resacas. Apareció dando tumbos por taparse los ojos con ambas manos y caminar agachado para sostenerse la cara.
-Tras que me duele la cabeza, no puedo evitar que las estupideces que ustedes dicen lleguen a mis oídos, por Mandinga! ¿Cómo se pueden pasar una hora dos personas que se suponen inteligentes hablando o escuchando esas explicaciones basadas en teorías tan primitivas. –Los imitaba con los brazos colgando y haciendo revoleos de los ojos supuestamente imitando a un estúpido orangután- ¡Que venga a habitar una mente a mi programa!
A Manuel le resultó divertido.
-Pero ustedes se suponen que una Mente, vean que lo digo con mayúscula, que una Mente puede tener ganas de venir a meterse en tu estúpido programa. Porque mentes tenemos todos, yo, tu, él, pero nuestras mentes están atrapadas en nuestro ser y de el no se pueden separar sino apenas lanzar prolongaciones. En cambio…Claro ustedes no saben lo que es una Mente. O lo que yo creo que es una Mente y por eso muchos se ríen de mí…una Mente es una mente sin ser…libre. El Verdadero, si existe es una Mente.
Ernesto reaccionó con humildad.
-Bueno yo creía que hubiesen muchas mentes sueltas de no tan alta importancia…
-No hay noticias.
-Entre nosotros y El Verdadero, no hay entonces espíritus intermedios. Como si fuera un escalafón? ¿No?
-Espíritus es otra cosa, que los hay. También espacios y tiempos intermedios con distinta cantidad de dimensiones pero, mentes hay de dos clases, creo. Libres y atrapadas. Todas las que he conocido están atrapadas igual que las nuestras, pero yo creo que existen las mentes libres. Tienen que existir!
Había terminado con un entusiasmo fanático que un poco le avergonzó cuando se vió en los repetidos flashes de los retrovisores internos. Por suerte lo volvió al discurso racional la pregunta que de pronto le hizo Manuel.
-¿Cómo es eso de que los espíritus por un lado y las mentes por otro.
-Es que no son la misma cosa.
Se quedó mandinga hamacando la cabeza en continua negativa sin saber cómo demostrarle tan evidente verdad. ¿No era acaso obvio?
Manuel continuó como hablando consigo mismo.
-Así que hay un solo modelo de mente…La de ellos, la de Dios y la de Dengue. Somos todos iguales pero… cual es la diferencia?
-Las dimensiones que nos conforman y el espíritu que tenemos…
-¿El espíritu está también atrapado?
-Naturalmente. Nada que podamos conocer es libre. ..En un sentido absoluto…
-No te hagas el loco. Decíme claramente. Ustedes no han visto nunca un espíritu ni una mente, no?
-No.
-Entonces estamos todos en la misma!
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Probando 1,2,3 (prueba de sonido)
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